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la guerra y la paz
CHARLES-PHILIPPE DAVID
FRIDE (Fundación para las Relaciones Internacionale§ y el Diálogo
Exterior) es un think tank europeo, con sede en Madrid, que busca
influir en las políticas y prácticas de actores estatales y no estatales
en Europa y otros ámbitos internacionales sobre paz y seguridad,
democratización y derechos humanos, desarrollo y acción huma-
nitaria, mediante la investigación aplicada y la promoción de un LA GUERRA Y LA PAZ
debate informado y basado en valores de justicia e igualdad.

FRIDE aspira a proporcionar, como actor políticamente indepen-


ENFOQUES CONTEMPORÁNEOS
diente, ideas innovadoras que contribuyan a reforzar y mejorar el SOBRE SEGURIDAD Y ESTRATEGIA
papel de Europa en la escena internacional. Cuenta con un equipo
internacional multidisciplinar.

C/ Goya 5-7, Pasaje 2, 28001 Madrid


http:/ /www.fride.org/

Icaria~ Antrazyt
PAZ Y CONFLICTOS
Las páginas de este libro se han imprimido en papel 100% Amigo de los Bosques.

¡:;s Fuentes MiKtas


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FSC =~~=~:~~~<(1 ' _sa«l
El logotipo del FSC identifica productos que se fabrican a partir de madera de bosques
bien gestionados y madera controlada de acuerdo con las reglas del Fore.~t Stewardship Council.
El FSC promueve una gestión de los bosques del mundo respetuosa
con el medio ambiente, socialmente beneficiosa y económicamente sostenible.

Obra publicada con ayuda del Centro nacional del libro, Ministerio francés de cultura.
Ouvrage publié avec le soutien du Centre national du livre- Ministere franrais chargé de la
culture.

Un comandante en jefe jamás se encontrará en las


condiciones iniciales en las que estamos los teóricos para
Diseño de la cubierta: Josep Baga examinar un acontecimiento cualquiera.
Fotografía de la cubierta: AFP1Getty Images
LÉON TOLSTOI, Guerra y Paz

Título original: La guerre et la Paix. Approches contemporaines de la sécurité et de la stratégie.


2• édition revue et augmentée

© Presses de la Fondation Nationale des Sciences Politiques, 2006

© Traducción del francés: Griselda Piñero y Raúl Quiroz

Edición a cargo de Covadonga Morales Bertrand

© Charles-Philippe David

© De esta edición
Icaria editorial, s. a.
Are de Sant Cristofol, 11-23
08003 Barcelona
www. icariaeditorial. com

Primera edición: enero de 2008

ISBN: 978-84-7 426-964


Depósito legal: B-3.076-2008

Fotocomposición: Text Grafic

Impreso a RomanyaNalls, s. a.
Verdaguer, 1, Capellades (Barcelona)

Todos los libros de esta colección están impresos sobre papel reciclado.
Printed in Spain. Impreso en España. Prohibida la reproducción total oparcial.
ÍNDICE

Abreviaturas 11
Un mundo en cambio, una explicación de la complejidad,
Mariano Aguirre13
Prólogo, Pere Vilanova 15
Prefacio. Del pasado milenio al nuevo 21
Introducción. Permanencia del estado de inseguridad 25
La seguridad no se consigue jamás 26
Repensar el terrorismo 30
Estados Unidos: ¿imperio o hegemonía? 39
Estados en quiebra a (re)construir 45
La marginación del Derecho Internacional 49

PRIMERA SECUENCIA
EL ORDEN SECURITARIO

Introducción 55
I. Estrategia y seguridad en los comienzos del siglo XXI 57
Nota de los traductores
Los fundamentos conceptuales: seguridad, estrategia y uso
de la fuerza 58
El autor de esta obra utiliza una serie de neologismos con el fin de explicar nuevas El campo de los estudios estratégicos 60
situaciones en el escenario internacional. De este modo, introduce conceptos como El concepto de seguridad 63
securitario, societal o identitario. Tanto en inglés como en francés y castellano, estos Las teorías y las escuelas de pensamiento sobre el concepto
conceptos son crecientemente usados por otros autores, aunque no sean formalmente de seguridad 69
reconocidos por las Academias de las lenguas. Con el fin de respetar al autor de la
obra, estos neologismos se han traducido al castellano de la forma más aproximada II. La seguridad del Estado o «el dominio reservado» 93
posible. Las «bolas de billar» y el juego de Westfalia 94
Por otro lado, el autor cita en muchos casos las ediciones en francés de obras ¿El Estado y Westfalia cuestionados? 98
publicadas originalmente en inglés. Se han respetado las citas y números de páginas El estado de las amenazas, de la seguridad y del poder 102
de las ediciones que el autor ha elegido. ¿Cuál es el nuevo orden estratégico internacional? 111
III. ¿Fin de la seguridad militar y comienzo de la seguridad IX. Seguridad cooperativa, seguridad común 307
humana? 121 De la paz negativa a la paz positiva: ¿qué forma de seguridad es
La deconstrucción estratégica de Westfalia 122 necesaria? 308
Las amenazas no militares a la seguridad 135 Desarme y c€lntrol de armamentos: conceptos y enfoques 311
De la paz realista a la paz liberal 147 Desarme y control de armamentos: balance y perspectivas
de futuro 318
SEGUNDA SECUENCIA
CUARTA SECUENCIA
EL ORDEN MILITAR
LAS ESTRATEGIAS DE PAZ
Introducción 157
Introducción 331
IV. De los conflictos posmodernos a las guerras
premodernas 159
Guerras, conflictos y crisis: ¿cómo podemos orientarnos? 163 X. ¿Es posible prevenir y resolver los conflictos? 333
Los conflictos posmodernos: del pasado milenio al nuevo Prevención y resolución de conflictos: ¿De qué se trata? 335
milenio 172 Las estrategias de prevención y resolución de conflictos 342
Las guerras premodernas: del nuevo milenio al pasado XI. Los soldados de la paz 359
milenio 182 Las misiones de paz: visión de conjunto 362
V. ¿Cómo se pueden superar los dilemas de la defensa ¿Qué estrategia para qué misión de paz? 368
y la seguridad? 195 XII. Una gobernanza securitaria para el nuevo milenio 391
Cuanto más corremos, menos avanzamos 196 Gobernanza global y regímenes de seguridad 392
Las alianzas, ¿fuentes de juventud o es peor el remedio ¿Cuál es el futuro de los regímenes de seguridad? 406
que la enfermedad? 207
VI. De las estrategias modernas a las estrategias Conclusión. Doce claves para comprender la seguridad 421
posmodernas 221
Las estrategias del pasado milenio 222 Glosario 427
Las nuevas estrategias 232 Bibliografía 437

TERCERA SECUENCIA
Bibliografía seleccionada en español 521
Centros y recursos online en España 522
LAS ESTRATEGIAS DE SOMETIMIENTO
Índice analítico 523
Introducción 249
VII. La inmaculada coerción 251
La diplomacia coercitiva: ¿Por qué, cómo y con qué fin? 252
Los medios militares y no militares de la coerción 261
Las estrategias estadounidenses de intervención 270
VIII. ¿El (in) genio nuclear vuelvea su lámpara? 279
La deslegitimación de las armas nucleares 280
La proliferación de las armas de destrucción masiva 292
ABREVIATURAS
ÍNDICE DE RECUADROS

ABM Treaty on the Limitation of Anti-Ballistic Missile Systems, Tratado


Diversas definiciones de la seguridad 64 sobre la limitación de los sistemas de misiles antibalísticos
ABQR armas bacteriológicas, químicas y radioactivas
Los postulados fundamentales de la escuela idealista 74 AJEA Agencia Internacional de la Energía Atómica
Los postulados fundamentales de la escuela realista 76 ANSEA Asociación de Naciones del Sudeste Asiático
ANZUS Australia, New Zeland and United States Security Treaty, Tratado de
Los postulados de base de la escuela liberal 80 seguridad en el Pacífico entre Australia, Nueva Zelanda y Estados
Los postulados de base del constructivismo 83 Unidos
CABT Convención sobre las Armas Bacteriológicas y de Toxinas
Los postulados de base de las escuelas críticas 87 CAQ Convención sobre Armas Químicas
¿Puede el mundo unipolar ser duradero? 112 CEDEAO Comunidad Económica de Estados del África Occidental
CEI Comunidad de Estados Independientes
La responsabilidad de proteger 128 CIISE Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía de los Estados
El creciente interés por la seguridad humana: ¿Por qué? 129 PACE Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa
IFOR Peace Implementation Force, Fuerza de implementación de la OTAN
¿Cómo definir el terrorismo? 139 en Bosnia-Herzegovina
La transformación de los conflictos 162 liS Instituciones Internacionales de Seguridad
IISS lnternational Institute of Strategic Srudies
Algunas definiciones de la guerra 166 INF Intermediare Nuclear Forces Treaty, Tratado sobre fuerzas nucleares
¿Tienen futuro las guerras étnicas? 185 de alcance intermedio
ISAF lnternational Security Assistance Force, Fuerza internacional de asis-
Algunas definiciones de estrategia 225 tencia para la seguridad en Mganistán
¿Cuál es la legitimidad de la coerción y de la intervención? 272 KFOR Kosovo Force, Fuerza de la OTAN para Kosovo
MAD Mutual Assured Destruction, doctrina de la destrucción mutua ase-
Las armas atómicas, bacteriológicas, químicas y radioactivas 304
gurada
¿Por qué la democratización es fuente de conflictos? 355 MBFR Mutual and Balanced Force Reductions, reducción mutua y equilibrada
de fuerzas
Raoul Dandurand: un idealista desconocido 396 N ORAD North American Air Defense Command, Sistema de defensa aérea de
América del Norte

11
OEA Organización de Estados Americanos
OIG Organizaciones Intergubernamentales UN MUNDO EN CAMBIO, UNA
ONG Organización No Gubernamental
ONU Organización de las Naciones Unidas
EXPLICACIÓN DE LA COMPLEJIDAD
OSCE Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea
Organización del Tratado del Atlántico Norte Mariano Aguirre*
OTAN
OUA Organización para la Unidad Africana
PECO Países de Europa Central y Oriental
PIB Producto Interior Bruto
PNB Producto Nacional Bruto
RAM Revolución en Asuntos Militares
RCTM Régimen de Control de Tecnología de Misiles
RDC República Democrática del Congo
SALT Strategic Arms Limitation Treaty, Tratado de Limitación de Armas
Estratégicas
SDN Sociedad de Naciones El sistema internacional se encuentra en una larga fase de cambios profundos.
SFOR Stabilisation Force in Bosnia Herzegovina, Fuerza de estabilización de La bipolaridad anterior al fin de la guerra fría está dando lugar a la multi-
la OTAN en Bosnia-Herzegovina polaridad. Las potencias tradicionales que emergieron después de 1945 se
SIPRI Stockholm International Peace Research Institute ven confrontadas de diversas formas por Estados que utilizan la demanda y
SORT Strategic Offensive Reduction Treaty, Tratado de reducción de armas buenos precios de sus recursos naturales añadiéndoles ideologías nacionalis-
estratégicas ofensivas tas. Por otro lado, la guerra en su sentido más convencional adopta nuevas
START Strategic Arms Reduction Talks, Conversaciones sobre reducción de formas, particularmente entre actores estatales y no estatales. El terrorismo,
armas estratégicas especialmente desde el 11 de septiembre de 2001, es usado masivamente
TCMF Tratado de Cesación de la Producción de los Materiales Fisionables contra civiles desde una visión milenarista de la realidad.
TNP Tratado de No-Proliferación Los cambios producen nuevos problemas y dilemas que dificultan la
TPCEN Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares toma de decisiones de los gobiernos, los organismos multilaterales, las orga-
UE Unión Europea nizaciones no gubernamentales y los medios periodísticos. En este marco, el
URSS Unión de Repúblicas Soviéticas mundo académico puede aportar reflexión, conocimientos y perspectiva con
ZLAN Zona libre de armamento nuclear una mayor distancia y menos condicionada a las decisiones inmediatas.
La guerra y la paz es un instrumento para entender el sistema internacional
actual y tomar decisiones en los campos de la política exterior, seguridad,
acción humanitaria y cooperación. El libro tiene tres interesantes virtudes.
Por un lado, presenta los problemas del sistema internacional y las interpre-
taciones y formas de entenderlos desde las diferentes perspectivas académicas
y políticas. Por otra, recoge las tradiciones anglosajonas y francófonas de j
los estudios de Relaciones Internacionales, algo poco usual, especialmente
por el abismo que existe entre ambas. En tercer lugar, elabora una serie de
propuestas sobre la gestión del sistema internacional que combinan un papel
renovado para el Estado, un reforzamiento de los diversos cuerpos del sistema
multilateral, y una participación activa de la sociedad civil.

* Mariano Aguirre es director del Área de Paz, Seguridad y Derechos Humanos, FRIDE.

12
13
IV. DE LOS CONFLICTOS POSMODERNOS A
LAS GUERRAS PREMODERNAS

El siglo XXI comenzó como acabó el siglo XX, con guerras y conflictos ar-
mados, especialmente, en Mganistán, Iraq, Líbano, República Democrática
del Congo, Sri Lanka, Colombia, Chechenia y Sudán, que adoptan toda
clase de formas (antiguas y nuevas). La guerra constituye siempre una
amenaza, pero evoluciona en función de los cambios geopolíticos, tecno-
lógicos, económicos y étnicos significativos y a veces inesperados. Según la
Human Security Society (2005), la espiral de la violencia sería totalmente
descendente. De acuerdo con este estudio, el número de guerras, genocidios
y violaciones de los derechos humanos muestra una reducción importante
en los últimos quince años. Este informe indica que, desde el fin de la
guerra fría, los conflictos armados pasaron de una cincuentena en 1991 a
una treintena en 2004, lo que significa que han descendido un 40%; los
conflictos muy mortíferos (que provocan más de 1.000 muertos anuales
entre los combatientes), bajaron un 80o/o; las guerras civiles, un 80o/o; los
genocidios, también un 80o/o; los ataques terroristas mayores y menores,
un 50o/o; el flujo de refugiados, un 45o/o; el número de golpes de Estado y
tentativas, un 60o/o; el número de crisis internacionales, un 70o/o; por otra
parte, acabaron más de un centenar de conflicto; el 70o/o de los conflictos
secesionistas fueron resueltos; y el promedio de muertos en combate que
provoca una guerra ha pasado de 38.000 en 1950 a 600 en 2002, o sea, una
disminución del98o/o (Iraq, desde 2003, es una excepción a la regla). Si se
suman todas las guerras, en 2003 murieron en combate 20.000 personas,
mientras que en 1950 el número era de 700.000. La ratio del número de
muertos en combate, respecto a la población, representó, en la década de
los noventa, tan sólo un tercio de la de los años setenta.
El optimismo de esta constatación es en gran medida mitigado por los
conflictos que continúan asolando, sobre todo a África, y que provocan
tantas o más víctimas que todas las otras guerras que hay en el planeta. A

159
pesar de esta realidad, actualmente incluso los conflictos armados africanos antaño los Estados combatían entre sí, ahora son los grupos, clanes, etnias
son menos (una decena por año frente a una quincena hace cinco años) y y facciones los que se disputan y cuestionan el propio Estado. Por lo tanto,
con cada vez menos muertos causados directamente por la violencia -es las guerras interestatales han dejado lugar a las guerras etnopolíticas. Los
decir, una reducción del 24o/o, y un tercio menos de países que la sufren. actores estatales pierden el monopolio de la violencia y lo comparten con
El riesgo medio para un habitante del planeta de ser víctima de una guerra los actores infraestatai'es. Los actores supranacionales ejercen su injerencia
a comienzos de la década del año 2000 es de cerca del 0,4o/o, mientras que en asuntos que hasta ahora eran competencia exclusiva de los Estados para
entre 1945 y 1990 era de cerca del 1o/o. Las enfermedades y las pandemias gestionar y frenar las crisis. Guerras y conflictos no tendrían, actualmente,
(91 o/o), así como los accidentes automovilísticos (2o/o) ocasionan muchos más el mismo significado que en el marco westfaliano de los choques entre
muertos que las guerras (Hough, 2004, p. 16). De todas maneras, no hay «bolas de billar».
nada de qué alegrarse, ya que las guerras provocan siempre, en un año como Este capítulo explica por qué los conflictos, en el plano militar, están
en otro, directa o indirectamente, centenares de miles de víctimas, que se experimentando una importante evolución. Por una parte, la guerra entre
podrían haber evitado o limitado. Después de todo, 5,5 millones de los 22 las grandes potencias parece pertenecer al pasado, una evolución posibilitada
millones de personas que perecieron a causa de conflictos armados después por los efectos combinados de la paz democrática, económica e institucio-
de la segunda guerra mundial, lo hicieron entre 1990 y 1995 (Chopra, 1998, nal. La guerra moderna, entre Estados-nación de tipo europeo, sería por lo
p. 1). Mientras las causas de los conflictos no se hayan resuelto, los riesgos tanto una idea obsoleta. Este cambio revolucionario, que supera en parte
de guerra no estarán eliminados. a Westfalia, augura, para las relaciones entre los Estados desarrollados, la
En resumen, es demasiado pronto para declarar que la guerra es un mal llegada de una era caracterizada por los conflictos posmodernos: las amenazas
en vías de reducción, o acaso de extinción. La inseguridad humana continúa militares subsisten, pero el riesgo de que estallen conflictos armados es pe-
representando un reto y un grave peligro. En efecto, persisten muchos con- queño. Por otra parte, ciertos conflictos reflejan un retorno a los orígenes de
flictos armados y continúan siendo mortíferos, y muchas guerras que parece la constitución de los Estados, que, en algunas regiones del mundo, sufren
que se acaban, se reinician con violencia. Nada impidió que tuviéramos la por duplicado las presiones de la fragmentación y de la reconstitución de
desagradable sorpresa que nos deparó África al ver repetirse genocidios en los espacios políticos. En este caso, la fragmentación y la reconstitución se
Ruanda y Sudán, la guerra civil en la República Democrática del Congo e asemejan a las guerras premodernas, anteriores a Westfalia y a la creación
incluso el reinicio de las hostilidades en Costa de Marfil, Somalia y Angola. de los Estados, para terminar con las luchas anárquicas entre señores de la
Los enfrentamientos interestatales tampoco han desaparecido: en la península guerra. Del milenio precedente podría subsistir, o reaparecer, una violencia
coreana, donde a pesar del armisticio, el régimen de Corea del Norte puede caótica y destructora. En el milenio actual se concretaría una paz entre las
todavía tomar la decisión de atacar a Corea del Sur; entre China y Taiwán, grandes potencias, en la que los conflictos no llegarían a convertirse en
donde la primera combate la tendencia «secesionista» de la segunda; entre enfrentamientos militares.
India y Pakistán en torno del viejo conflicto de Cachemira; entre Etiopía y ¿Qué se puede concluir de estas tesis? ¿A qué argumentos se refieren los
Eritrea (70.000 muertos desde 1997 hasta 2000), donde continúan los pro- teóricos que afirman que la época de las «grandes guerras» entre los Estados-
blemas fronterizos; en África Central y Occidental, donde se entremezclan nación modernos ha finalizado? Si tienen razón, ¿por qué algunos (sobre todo
la anarquía interna y las querellas con los países vecinos; en el golfo Pérsico, muy realistas) cuestionan esta profecía? Por el contrario, ¿cómo se explica la
donde nada se ha solucionado en Iraq o entre los países de la región sobre la supervivencia de las guerras civiles y de las rivalidades etnopolíticas? ¿Por qué
cuestión kurda; y en Líbano, como demostró la invasión israelí del verano estallan de forma simultánea conflictos posmodernos y guerras premodernas?
de 2006. Este capítulo aportará algunos elementos de respuesta con el fin de analizar
, Estos conflictos son algunos ejemplos de la vigencia y la gran importan- mejor los conflictos y las guerras que continúan estando presentes (ver tam-
cia que tienen las rivalidades entre Estados y las condiciones de inseguridad bién las síntesis de Salamé, 1998; Bigo, 1998; Fortmann, 2000; Hobsbawm,
en los mismos. Sin ninguna duda, el fin de la guerra fría permitió la paz 2002; Singer, 2003; Lacina, 2004; Diehl, 2004; Newman, 2004). Después de
interestatal más extensa de la historia (la popular tesis del «fin de la historia» haber definido y expuesto una visión de conjunto de los conceptos, analizare-
de Francis Fukuyama, 1992). Por el contrario, el verdadero desafío es, desde mos en especial el marco interestatal, y luego el intraestatal. En ambos casos,
ahora, la prevención y resolución de las guerras de naturaleza intraestatal. proponemos una radiografía de las guerras y conflictos así como explicaciones
En otras palabras, los conflictos actuales son de un nuevo tipo: mientras que basadas en diferentes teorías (antiguas y nuevas).

160 161
La transformación de los conflictos la reducción de su número desde finales de los noventa, así como también
* La guerra entre grandes potencias, en el seno de las regiones desa- disminuye el número total de guerras civiles por año. En la mayor parte de los
rrolladas posmodernas, ha perdido su razón de ser a causa de la influencia casos, los conflictos étnicos son causados por el colapso de los Estados, y no a
de factores tecnológicos (las armas nucleares), demográficos (la baja tasa la inversa. Estas guerras reflejan de este modo crisis de gobernanza extremas
de natalidad), económicos (el comercio) y democráticos (la paz liberal). Sin que aceleran el derrumbe del Estado (desde hace una veintena de años se
embargo, la· guerra continúa siendo sanguinaria en las regiones periféricas, han desmoronado una docena de Estados, como por ejemplo, Afganistán,
premodernas, del sistema internacional. En ese sentido, la unipolaridad y la la Unión Soviética, Yugoslavia, Somalia, etcétera.)
superioridad militar de Estados Unidos no previenen en absoluto la irrupción * Los conflictos armados se nutren también de guerras «de beneficio», o
de conflictos armados. El planeta ha dejado de estar bajo «tutela estratégica», sea, las guerras emprendidas por el control de los recursos mineros, principal-
como fue el caso durante la guerra fría, y la multipolaridad naciente agrava mente diamantes, petróleo y acuíferos. Elites, guerrillas, mafias o mercenarios ,
las rivalidades geopolíticas en algunas regiones. utilizan la guerra para apropiarse el tributo económico o la riqueza de una
* El fenómeno de la guerra sufre una «regresión» y se «desintituciona- nación. La geografía de los conflictos, y de sus líneas de fractura, depende más
liza», como era antes de 1648 -de donde procede el concepto de retorno de la distribución de los recursos que de las querellas ideológicas o políticas
a formas de guerra premodernas-. La guerra clásica se difumina, puesto (por ejemplo, en África Central y Occidental).
que se «privatiza», es decir, que implica cada vez menos a los ejércitos, de * La democratización de los Estados es una fuente constante de violen-
conscripción o profesionales, y se recurre de forma creciente a los grupos ar- cia. Cerca de un tercio se encuentran en una situación de transición. Nunca
mados privados. Así es como encontramos, desde el comienzo de la década, en la historia, hubo tantas democracias, sin embargo, la reciente ola de de-
un gran número de conflictos armados no estatales, o sea, entre facciones mocratización dejó huellas, no sólo por su ineficacia para hacer respetar los
en el seno de los Estados, más bien que entre un Estado y una o varias de derechos humanos y establecer un estado de Derecho, sino también por la
esas facciones. Por ejemplo, en 2003, se produjeron 29 conflictos armados falta de estabilidad y la catastrófica violencia política que provocó (es suficiente
estatales y 30 no estatales. De todos modos, estos dos tipos de conflicto con referirnos al caso de la ex-Yugoslavia, Colombia, Afganistán, República
tienen tendencia a disminuir en la misma proporción. Democrática del Congo, Burundi, Ruanda, Liberia, Sudán, los territorios pa-
* Las víctimas de guerra son, sobre todo, los civiles indirectamente lestinos, el Líbano e lraq).
afectados por la violencia, en una proporción de 1O: 1, respecto a las víc-
timas directas. Mientras que éstas (el 40%) mueren en combate, las civiles
(el 60%) mueren a causa de las principales consecuencias de los conflictos
armados: desplazamiento de poblaciones, enfermedades, pandemias, mal-
nutrición, hambrunas. Se admite, generalmente, que cerca de un tercio de Guerras, conflictos y crisis: ¿cómo podemos orientarnos?
los civiles que perecen durante los conflictos armados son muertos por las
«Puede ser que la guerra no le interese, pero ella sí se interesa por usted»,
fuerzas gubernamentales, mientras que los dos tercios restantes lo son por
decía Trotsky. Las guerras y los conflictos armados son omnipresentes en la
los grupos infraestatales.
actualidad y afectan a la seguridad estatal y a la seguridad humana en todos
* Entre las víctimas indirectas de los conflictos armados encontramos mu-
chas mujeres y niños, que además sufren, en forma notable, la violencia sexual;
los continentes. No pasa un solo día sin que se mencione el estallido, la
por otro lado, los hombres son todavía las principales víctimas directas en los evolución o, felizmente, la suspensión o detención de una guerra o de un
combates (el90%), pero también indirectas, ya que están más expuestos que conflicto. Los términos utilizados para caracterizar la realidad mórbida y
las mujeres a las matanzas masivas, las pandemias y la malnutrición. repetitiva de la violencia en el seno del sistema internacional son muchos
* Acaban más guerras que las que se inician: entre 1991 y 2004, por (Boniface, 2001): guerra regional, guerra civil, guerra interna, guerra de
ejemplo, comenzaron o se reanudaron 28 conflictos armados para obtener secesión, guerra urbana, guerra asimétrica, guerra de guerrillas, guerra total,
la autodeterminación, mientras que 43 terminaron o se suspendieron. Por guerra limitada, guerra económica, guerra de civilizaciones, infoguerra (guerra
otra parte, en 2004 se produjeron 25 conflictos armados secesionistas, que de información), ciberguerra (guerra cibernética), conflicto armado, conflicto
es la menor cantidad desde 1976. mayor, conflicto latente, conflicto de intereses, conflicto territorial, conflicto
*Las llamadas guerras «étnicas» representan la mayoría de los conflictos por identidad, conflicto regional, lucha armada, rebelión, insurrección, crisis
armados (12 sobre 19 en 2005). Sin embargo, hay una fuerte tendencia a aguda, enfrentamiento militar... Comprendemos que tanto al lector como
al especialista esta abundancia de referencias a los actos de violencia los coja

162
163
29). Estas estadísticas no incluyen a las víctimas ni de las guerras ni de las
desprevenidos. No podemos definir aquí todas estas expresiones ni hacer masacres perpetradas por algunos gobiernos contra su propia población (ge-
entre ellas una distinción exhaustiva, lo que no impide que tres nociones nocidios, crímenes políticos y crímenes de género). Si se contasen, las cifras
fu~da~entales deban comprenderse. Van de la más general (del umbral calculadas son del or.den de más de 175 millones de víctimas entre 1900 y
mas vwlento, que es la guerra) a la más limitada (al umbral menos violento, ~000, de las cuales, ~erca de 125 millones perecieron en los genocidios y
aunque crítico, que es la crisis). las hambrunas (sólo en China 70 millones), 24 millones sucumbieron a las
armas livianas, 17 a los disparos de artillería, y 2 a los bombardeos aéreos
La guerra
y navales (Meilinger, 2001, p. 78; Holt, 2006).
Las guerras interestatales son un fenómeno recurrente, y al parecer inhe- Volveremos sobre algunas estadísticas y tendencias del fenómeno de la
rente al sistema westfaliano, ya que entre 1648 y 1940 se produjeron 248 guerra, pero ante todo es importante que la definamos. A pesar de la existencia
guerras, una cada dos años, según los datos de Quincy Wright (1942, p. de una abundante literatura, no hay consenso sobre su definición. Uno de los
651). Entre los años 1816 -en el que existían 23 Estados- y 1997 -en clásicos, QuincyWright, de la universidad de Chicago, definió la guerra como
el que se co~naban 181- David Singer (2003, pp. 60-66) cifra la cantidad «Un contacto violento entre entidades distintas pero similares» (1942, p. 5).
de guerras mterestatales en 412, de las cuales, 135 sucedieron después de Los Estados, como los animales rivales, pueden entonces entrar en «contacto
1950. En total tenemos 179 guerras durante el siglo XIX y 233 en el siglo violento». Esta definición es insuficiente ya que ignora la importancia del
XX. En las 2.340 semanas transcurridas entre 1945 y 1990, ¡sólo durante aspecto político de la guerra. Un estratega clásico como Clausewitz (1955,
tres,de ~Has no hubo g~erra! (B~niface, 1996, p. 46), Nada de qué alegrarse; ·pp. 51, 57) describió la guerra como «Un acto de violencia cuyo objetivo
segun Smger, las dos decadas mas mortíferas desde 1816 fueron precisamen- es forzar al adversario a ejecutar nuestra voluntad», o para retomar su céle-
t~ las d.e los·años setenta (36 guerras) y noventa (31 guerras). Así es como, bre expresión: «la guerra es simplemente la continuación de la política por
SI c~nsideramos los últimos años, entre ellO y el15o/o de los Estados han otros medios». En ese sentido, la guerra representa una lucha armada entre
s~frido o sufren las consecuencias de la guerra. La buena noticia es que, enemigos con fines políticos irreconciliables o incompatibles, y que siempre
silo. c~mparamos con el constante aumento del número de Estados (y el comporta la posibilidad de llegar al extremo, es decir, a un enfrentamiento
crecimi~?to de la población), la proporción de guerras disminuye. En efecto; sin límites para alcanzar la victoria y la destrucción del adversario (Moreau
la relacwn entre el número de guerras y el número de Estados decrece de Defarges, 1990, pp. 233-235). Por lo tanto, representa el último instrumento
década en década. La ratio era de O, 7 4 durante la década de 1890 (la m'
hist~ria),
alta de la t;
de O,26 en los años cuarenta del pasado siglo, y de O,
durant~ los anos noventa (una de las más bajas de la historia). Sin embargo,
de la política: las diferencias políticas no pueden resolverse de otra manera
que no sea por el uso de la fuerza. Además, la guerra toma una forma orga-
nizada -un aspecto sobre el que insistía el polemólogo Gaston Bouthoul
la cantidad de muertos e.n combate que producen las guerras permanece (1991, p. 32): «La guerra es la lucha armada y sangrienta entre dos grupos
estable ,desde 1950.' a~r~ximadamente 2,6 millones de personas de media en organizados.» Las pequeñas guerras individuales o económicas son, de este
cada decada, o un mdividuo cada mil habitantes, en un total de 13 millones modo, eliminadas de la definición. La guerra, entre los clásicos, implica en
de muertos (estas cifras no incluyen las víctimas indirectas). Entre el año 1 consecuencia actos violentos, dirigidos y organizados por actores políticos
de ?u~s~ra era y 1899, las guerras habrían matado a cerca de 38 millones y militares, ya sea gubernamentales, infranacionales o supranacionales, y
de mdividuos en, combate \de los cuales, 11 millones eran soldados); entre que se alimentan de motivaciones antagónicas. De otra manera, y de forma
1900 y 2000, mas de 46 millones (22 millones de soldados). Entre 1816 y negativa, podemos afirmar, como dicen los realistas, que la paz es la ausencia
1~39, las guerras interestatales provocaron la muerte en combate de 28,4 de violencia organizada entre grupos o Estados. Se verá, en el marco de las
millones d~ person~s y. la~ guerras civiles, 6,8 millones; entre 1940 y 2000 guerras intraestatales y etnopolíticas, cómo este fenómeno está sujeto a que-
la~ proporciOnes se Invune:on, y son, respectivamente, 3,3 y 11 ,5 millones rellas conceptuales entre los que creen que la guerra es inherente al dilema de
(Smger, 2003, p. 65). La pnmera y la segunda guerra mundial causaron por la seguridad (los realistas) y aquellos que sostienen que, más bien, la guerra
su parte, entre militares y civiles, un total de 20 y 40 millones de mue~tos es construida en función de una manipulación de identidades por las élites
respectivam~nte. Cinco guerras, entre 1946 y 2002, son responsables d~ o por los que toman las decisiones políticas (los constructivistas).
mas de la mitad de todos los individuos muertos en combate durante este La guerra puede adoptar formas diversas, que varían según las épocas.
pe,ríodo: la guerra civil en China, las guerras de Corea y Vietnam, la guerra Jean-Baptiste Duroselle (1992, pp. 230-251) propone una taxonomía útil
Iran-Iraq y las guerras de Afganistán (Human Security Center, 2005, p.

165
164
Algunas definiciones de la guerra 1975. Las guerras civiles, como la de Irlanda del Norte, Sri Lanka y Kur-
distán pueden llegar a parecer infinitas, en tanto que parecen (o siempre
*«La condición legal que permite a dos o más grupos mantener un conflicto lo son) endémicas.
empleando las fuerzas armadas» (Quincy Wright, 1942). La guerra puede ser total o limitada. En el primer caso, no tiene ninguna
* «Un conflicto armado que se desarrolla entre las fuerzas armadas de restricción: la aniquilación del enemigo, el exterminio de su población,
dos unidades políticas independientes» (Jack Levy, 1983).
el fin de un régimen, son los objetivos a alcanzar. En el segundo caso, se
* «Una forma de violencia cuya característica esencial es la de ser metó-
opera en un marco coercitivo y tiene por objeto, ante todo, la prevención
dica y organizada en cuanto a los grupos que la hacen y cómo la conducen.
de una escalada bélica y la aparición de la violencia extrema. En este caso
Además, está limitada en el tiempo y en el espacio y sometida a reglas par-
ticulares extremadamente variables. Su principal característica es la de ser las dimensiones geográficas se limitan, así como el número de adversarios,
sangrienta, ya que si no provoca destrucción de vidas humanas, no es una el uso de determinados medios o de ciertas armas, y la intensidad de los
guerra sino un conflicto, o un intercambio de amenazas» (Gastan Bouthoul, combates (Delmas, 1995, pp. 203-215; Spanier y Wendzel, 1996, pp.
1991 ). 326-330; Snyder, 1999, pp. 195-199). La primera y la segunda guerras
* «La utilización de la fuerza de las armas para solucionar una situación mundiales fueron guerras totales, mientras que el compromiso militar
conflictiva entre dos o más colectividades políticamente organizadas» (Frac;ois estadounidense en Corea y Vietnam y el soviético en Mganistán son
Géré, 2000). ejemplos de «guerras limitadas».
Las guerras «extrañas» y nuevas implican, en la primera categoría~ la gue~ra
psicológica, la guerra por procuración o indirecta, la.s «oper.acwn~s dis:
tintas de la guerra», o incluso la guerra fría (el potencial de vwlencia esta
de varios tipos de guerra que adaptamos aquí (ver también Keegan, 1993; omnipresente en todos estos tipos de guerra) y, en la segunda categoría,
La Maisonneuve, 1997; pp. 67-86; Snyder, 1999, pp. 194-209; Freedman, la infoguerra, la «guerra de las galaxias», así como las guerras contra el
2003).
terrorismo, la droga o por el control de algunas riquezas -en todo caso,
el recurso a la fuerza y los enfrentamientos armados continúan siendo
La guerra internacional concierne a la guerra entre Estados, como la potencialmente elevados.
del Golfo en 1991, la OTAN contra Serbia en 1999, la intervención en
Mganistán en 2001 y la invasión de Iraq en 2003. Puede adoptar la El conflicto
_forma de una guerra regional, como en el caso de las guerras de Oriente
Algunos centros especializados, como el Instituto internacional de investigación
Medio, Etiopía y Eritrea, Pakistán y la India, o incluso mundial cuando
sobre la paz de Estocolmo (SIPRI), hablan más bien de «conflicto armado» que
está generalizada (primera y segunda guerra mundial).
de guerra. El «conflicto armado» reaparece episódicamente, sin que constituya
La guerra intraestatal es dominante desde del fin de la guerra fría. Los
en realidad una guerra, según el sentido dado más arriba, a pesar de que no se
ejemplos de la ex Unión Soviética, la ex Yugoslavia, Ruanda, la Repúbli-
limita al solo enfrentamiento político que caracteriza a un simple conflicto. La
ca Democrática del Congo, Somalia, Sierra Leona, Sudán, Colombia,
situación mundial actual está definida en gran medida por la presencia, cada
Mganistán y Sri Lanka indican una violencia expandida a gobiernos,
año, de menos de una veintena de estos conflictos armados «mayores», que
facciones, grupos o etnias que buscan mantener u obtener el control
SIPRI califica de «combates prolongados entre fuerzas militares de dos o más
del territorio y el poder político. La guerra intraestatal puede también
gobiernos, o entre un gobierno y al menos un grupo arm~do organizado, en
estar asociada tanto a las guerras civiles como a las guerras ideológicas
el curso del cual el número de muertos (durante todo el uempo de enfrenta-
tradicionales (revolucionarias, de liberación nacional, de guerrillas).
mientos) sobrepasa el millar» (Battistella, 1998, p. 23). La mayor parte de estos
La guerra puede hacerse mediante métodos tradicionales (invasión,
conflictos armados son intraestatales, la mayoría de ellos los encontramos en
bombardeos, coerción) o no convencionales (terrorismo, insurrección,
Asia y África, una proporción significativa (menos de la mitad). come~zaron
ataque químico, bacteriológico, nuclear). Los medios militares utilizados
antes de 1989 y, sobre todo, causan víctimas civiles -lo que exphca el siempre
determinan por lo tanto la naturaleza de la guerra.
importante número de refugiados y personas desplazadas.
La guerra puede ser corta, larga o interminable. De la guerra de los Seis
En general, un conflicto designa una oposición de intereses que no conduce
Días en 1967 a las varías décadas que duró la de )!ietnam, entre 1945 y
necesariamente a un enfrentamiento armado (por ejemplo, los cuarenta años de

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167
conflicto Esté-Oeste). Cuando hay una evolución hacia un conflicto armado, Gran Bretaña, por ejemplo). Finalmente, una minoría es de tipo local o re-
con frecuencia se confunde con una guerra. El conflicto suele implicar una gional, y permanecen circunscritos a uno o varios países limítrofes, pero una
situación en la cual, un Estado, una etnia, un clan o un grupo se compromete proporción en aumento tiene ramificaciones internacionales a causa de sus
en una oposición absoluta a uno de ellos, porque los fines buscados son (como efectos (éxodo de rewgiados, temor a una escalada, colapso estatal, personas
en el caso de la guerra) incompatibles. Estos objetivos pueden ser territoriales, desplazadas, urgencia humanitaria ... ).
políticos, diplomáticos, económicos, militares, de identidad, internos o exter-
nos. Badie y Smouts (1999, p. 70) recuerdan que «la novedad de los conflictos La crisis
contemporáneos reside en la creciente autonomía de los actores colectivos en La crisis representa a menudo la mecha que transforma un conflicto en un
relación al sistema estatal, su heterogeneidad, la mayor importancia otorgada enfrentamiento armado y, si es grave, puede conducir al estallido de una
al estatus y los valores, en vez de a las posesiones materiales y, sobre todo, a la guerra. La literatura sobre el fenómeno de las crisis es abundante en los estu-
creciente influencia del transnacionalismo». Esta advertencia se aplica espe- dios estratégicos, ya que éstos tratan de delimitar las causas y los elementos
cialmente bien al contexto de los conflictos intraestatales y a los problemas no desencadenantes con el fin de concebir mecanismos de prevención (ver Papp,
militares de la seguridad. En todos los casos de conflictos, sean armados o no, 1991, pp. 565-566). Como señala La Maisonneuve (1998, p 22): «La crisis
se puede hacer diferenciaciones que demuestran, por otro lado, una variedad es un período y una situación de inestabilidad. Es un estado transitorio [... ].
considerable (Holsti, 1992, pp. 348-380; Klare, 1994, pp. 97-1 06; Bloomfield, La crisis es también un estado de desequilibrio entre un viejo orden caduco
1997, pp. 33-56; Amstutz, 1999, pp. 85-93): y un desorden siempre posible.» La crisis está generalmente asociada a una
situación que amenaza los objetivos de un grupo, un Estado o una etnia, en
Lo que está en juego en un conflicto puede ser el control del gobierno y la que el tiempo apremia, donde existe un peligro de escalada, y por último,
del Estado y, por esta razón, se producirán profundas divisiones naciona- donde se encuentra un fuerte elemento de sorpresa política, diplomática y
listas, ideológicas o étnicas (Mganistán y la República Democrática del militar. En resumen, el desafío es importante, la tensión es alta y la rapidez
Congo son buenos ejemplos). El conflicto puede ir hasta la confrontación con que se desarrollan los enfrentamientos es grande. Las percepciones y las
violenta entre grupos o facciones que se quieren apropiar, al menos en lecturas que hacen los adversarios de las intenciones y motivaciones del otro
parte, del control efectivo del Estado (el caso de las guerrillas rivales en son cruciales para comprender (y descubrir) los elementos de la crisis. Las
Colombia). opciones estratégicas devienen fundamentales tanto en su intensificación
La lucha por el territorio continúa siendo central en muchos conflictos, como en su resolución. En ese sentido, el enfrentamiento nos revela con
por ejemplo, por razones étnicas (la ex Yugoslavia; Sri Lanka, Nagorno- frecuencia la importancia del problema que está en juego y constituye «un
Karabaj; Georgia), económicas (Iraq y Kuwait, archipiélago de las Spratly) episodio dramático», para utilizar la expresión de Moreau Defarges (1990,
o estratégicas (Israel y Siria sobre los altos del Golán, India y Pakistán p. 227). Este autor nos recuerda dos principios: primero, la salida de una
por la región de Cachemira, Marruecos y el Sahara Occidental). crisis no es previsible (puede desvanecerse o agravarse); segundo, una crisis
La cuestión ideológica mantiene su importancia cuando reside sobre un es compleja puesto que consagra la ruptura de un equilibrio en las relaciones
antiguo litigio y una hostilidad que se ha ido envenenando a lo largo de entre enemigos potenciales. Las crisis pueden crear oportunidades de nego-
los años (el conflicto China-Taiwán o entre Israel y Palestina). ciación y de resolución de un conflicto (como veremos en el capítulo 10), o,
en el peor de los casos, incrementar la perspectiva de un recurso a la fuerza
Hay que señalar que en muchos conflictos se solapan estas categorías y y a la violencia (nueva o renovada) entre los protagonistas.
pueden alimentarlos todas a la vez (lo que aumenta la gravedad del conflicto).
El desmoronamiento de los Estados, en ese sentido, representa con frecuen- Evoluciones y tendencias
cia un desafío político, territorial e ideológico muy difícil de gestionar y de La violencia es una característica dominante del sistema internacional y evo-
contener, como lo han demostrado los ejemplos de África (Ruanda, RDC, luciona con el tiempo. ¿Cuáles son los rasgos principales de esta violencia y
Somalia), el Cáucaso (Georgia, Armenia y Azerbaiyán) o América Central en qué están marcados por el cambio? ¿Cuáles son las grandes tendencias del
(Guatemala, El Salvador). Algunos conflictos son mayores, y reaparecen con estado de guerra, del conflicto y de la violencia en nuestro planeta?
regularidad en la actualidad, otros pueden ser menores y muy limitados en En primer lugar, las guerras «mayores» (entre las grandes potencias) dis-
el tiempo (el conflicto pesquero entre Canadá y España, o entre Islandia y minuyen de forma sustancial: veintisiete en el siglo XVI, después diecisiete

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en el siglo XVII, diez en el siglo XVIII, cinco en el siglo X1X y también cinco en los conflictos armados se repartían de forma bastante igual entre problemas
el siglo XX (Amstutz, 1999, pp. 254-255). Ninguna guerra entre las grandes territoriales, ideológicos y etnopolíticos, en los conflictos armados después
potencias se ha producido a partir de 1945. Si la tendencia se mantiene, el de 1989 tiene primacía la última categoría de problemas -especialmente las
siglo XXI no debería ser testigo de ninguna de estas guerras, o en todo caso dimensiones identitarias y étnicas en Estados cercanos al colapso. Por otra
de un número ínfimo. En cambio, la destrucción y las pérdidas producidas parte, los graves conflictos territoriales tienen mds riesgo de terminar en guerras
por las guerras mayores aumentaron radicalmente a causa del perfecciona- que los otros tipos de conflictos. Aunque haya cada vez menos litigios entre
miento de las armas y el dilema de la defensa (que es el objetivo de nuestro Estados a propósito de su soberanía territorial, un 17o/o de las 309 fronteras
próximo capítulo). Así es como, mientras las guerras europeas del siglo XVI terrestres que hay en el mundo continúan siendo cuestionadas y 39 países es-
ocasionaron un poco menos de un millón de muertos, las dos grandes gue- tán siempre implicados en querellas de jurisdicción sobre archipiélagos o islas,
rras mundiales del siglo XX sobrepasaron todos los siglos precedentes, ya que principalmente por motivos económicos (Enríquez, 1999, pp. 44-45). Algunos
provocaron 60 millones de víctimas, entre militares y civiles. Así mismo, pretenden además que el territorio sigue siendo un problema importante, sobre
hay que recordar que desde 1945, todas las guerras, en especial las civiles y todo en la era de la globalización, donde algunos Estados luchan con valentía
las de independencia del Tercer Mundo, causaron al menos 40 millones de para mantener su integridad, mientras son cada vez menos independientes en
víctimas (militares y civiles). el ámbito económico (Diehl, 1999, pp. VIII- XX).
En segundo lugar, desde hace diez años, los conflictos armados y las gue- En cuarto lugar, la mayoría de las guerras y los conflictos armados se
rras son intraestatales en un 95o/o de los casos. Ahora, uno de los objetivos de desarrollan en el Sur, en particular, en el África Subsahariana, y en Asia
la guerra es el combate por Estados más pequeños y no por los más grandes Central y del Sur, pero también en Oriente Medio y el Cáucaso. El número
como en el pasado. Así lo expone en su informe Kalevi Holsti ( 1996, p. 21). de conflictos armados disminuyó sensiblemente en América Latina. Desde
La gran mayoría de las guerras, después de 1945, se desarrollan en el interior 1945, tres zonas han estado exentas de guerras interestatales: América del
de los Estados: «Cerca del 77o/o (126) de las 164 guerras estudiadas fueron Norte, América del Sur y Europa Occidental (si se hace la excepción de la
de orden interno, produciendo combates armados, no de un Estado contra intervención contra Serbia en 1999).
otro, sino contra las autoridades estatales de un país o entre comunidades.» En quinto lugar, los soldados están progresivamente menos involucrados
Contrariamente a la conocida tesis de que ese fenómeno es propio de la en las guerras, y en cambio los civiles lo están cada vez más. Estos son desde
posguerra fría, de hecho está bien implantado desde hace una cincuentena ahora las grandes víctimas de los conflictos, y en una proporción aplastante: el
de años. En otras palabras, el Estado está amenazado de colapso desde hace 90o/o de las víctimas (directas e indirectas) de las guerras de los años noventa
largo tiempo. Por una parte, la guerra interestatal es menos frecuente, pero fueron civiles, mientras que durante la segunda guerra mundial lo fueron el
por otra, la guerra intraestatallo es más: por lo tanto, mientras que en la pri- 65o/o y el40o/o durante la primera. Unos 50 millones de civiles murieron a
mera mitad del siglo XX se produjeron cerca de una docena de nuevas guerras consecuencias de las guerras durante el siglo pasado, es decir, un 60o/o del nú-
civiles por decenio, los últimos cincuenta años vieron aumentar esta media mero total de víctimas. Entre 1900 y 1949, cerca de 5 millones de militares y
a una veintena. La mayoría de las guerras civiles que encontramos durante civiles perecieron en combate en las guerras intraestatales (coloniales o civiles);
los años noventa duraron más de cinco años, dos quintas partes más de diez entre 1950 y 2000, contamos más de 1Omillones. Para estos mismos períodos,
años y un cuarto más de veinte años (Snyder, 1999, p. 197). Entre 1989 y alrededor de 27 millones de militares y 3 millones de civiles perecieron en
1992, más de un tercio de los países miembros de las Naciones Unidas estaban conflictos interestatales (Singer, 2003, p. 65). Estas estadísticas excluyen los
afectados por una guerra, lo que implicaba potencialmente hasta 20 millones genocidios estatales perpetrados contra poblaciones nacionales, como en la
de soldados para una población civil de 3.300 millones de personas (Kegley antigua URSS, China o Camboya (más de un centenar de millones de víc-
y Wittkopf, 2001, pp. 435-438). timas sólo en estos casos). La violencia civil hace estragos: por ejemplo en la
En tercer lugar, la cuestión territorial disminuye considerablemente como República Democrática de Congo provocó la muerte, desde 1998, de cerca
causa de guerra. En promedio, la mitad de las guerras entre 1648 y 1945 eran de 4 millones de víctimas por combates y las consecuencias de la guerra -o
territoriales, mientras que después de 1945, representan sólo un 30°/o. Entre sea, 1.250 congoleños mueren cada día, lo que hace del conflicto en el Congo
1945 y 1989, como ya se ha dicho, el 77o/o de las guerras han sido internas, la el más sangriento desde la segunda guerra mundial. Hay que agregar también
mitad tenían fines ideológicos, y en la otra mitad los objetivos eran secesionistas la violación como arma de guerra, así como la presencia de pandemias como
o étnicos (Holsti, 1991, pp. 306-334). Mientras q~ durante la guerra fría, el sida, que diezman a las sociedades y especialmente a las fuerzas armadas

170 171
(el60o/o de los militares de Zambia están infectados, el55o/o en Zimbabue, mayores potencias que dominan el sistema internacional. Se han terminado,
el 40o/o en Angola y en la República Democrática del Congo, entre el parece, las guerras mundiales y totales, o incluso limitadas, entre grand~s
1O y el 30o/o en Tanzania, Costa de Marfil y Nigeria). Además, una propor- potencias. Si este fuera el caso, desaparecerían capítulos enteros de la tes!s
ción creciente de víctimas civiles son niños y en una mayoría de conflictos realista sobre las inf~ciones guerreras incurables causadas por la anarqma
armados se alistan niños-soldados de menos de 15 años (Lederach, 1997, p. internacional. ¿Por qué la guerra interestatal sería un fenómeno en fase de
4). Más aún, las guerras se trasladan a las ciudades, sobre todo en el sur del abandono? Ya hemos dicho unas palabras en el capítulo 2, pero este tema
planeta: «Todas las batallas modernas tienen ahora nombres de ciudades: merece explicaciones complementarias.
Beirut, Mogadiscio, Sarajevo, Grozny», subraya La Maisonneuve (1997, p.
166). La industrialización, el progreso de la economía de servicios ofrece 1. Una tendencia pronunciada hacia el «contrabelicismo» (debellicisation)
empleos que atraen a las jóvenes poblaciones crecientes del Tercer Mundo a está en marcha según Mandelbaum (1999a, 2002). Esta evolución se
las ciudades, cuyo tamaño aumenta sin cesar, determinando de esta manera acentúa debido al desarrollo y democratización acrecentada de los
la «urbanización de los conflictos». Para Jean-Louis Dufour (1997, p. 41), Estados, así como a la emergencia de una economía cada vez más
«Las ciudades serán los campos de batalla del próximo siglo». mundial e interdependiente -en especial debido a un aumento del
Existen todos los motivos para justificar una perspectiva de violencia. Sin libre comercio. Estos factores hacen de la guerra mayor entre grandes
embargo, actualmente también se constata, que a pesar de que hay muchos potencias una opción costosa y cada vez menos atrayente. La guerra e~
más Estados, el número de conflictos armados es menor que hace dos siglos. los países desarrollados, sugiereJohn Mueller (1989, pp. 220-242), .esta
En efecto, conservando la proporción, y teniendo en cuenta la proliferación desde ahora excluida, ya que se ha convertido en absurda, en una Idea
considerable de Estados, la media de desencadenamiento de conflictos arma- incongruente, una solución inverosímil -tanto más cuando 1~ paz ha
dos es menor hoy que a comienzos del siglo XX (Pearson y Rochester, 1998, p. engendrado un acostumbramiento y ha creado una dependencia entre
299; Kegleyy Wittkopf, 2001, p. 411). Pero, por otra parte, es evidente que las poblaciones de estos países. Los valores cambian, puesto que la gue-
la propensión humana a la violencia no se ha disipado de ninguna manera; rra ha dejado de percibirse como antaño, una aventura «fresca y alegre,
por el contrario, es cada vez más intensa y menos estatal. Esta comprobación noble y honorable» (Duroselle, 1992, p. 231); ahora es una «empresa
es por lo menos inquietante. criminal» y anormal (Mandelbaum, 1999a, p. 24). Los liberales señalan
otro punto: el Estado ya no sirve para hacer la guerra sino para hacer la
Los conflictos posmodernos: del pasado milenio al nuevo paz, al menos en los países del Norte. «From waifare to welfare», pr~clama
milenio Mandelbaum. La prosperidad se adquiere y no se puede conqmstar ya
que la guerra sería perjudicial. La seguridad común reemplaza, según
Los conflictos posmodernos, ya lo hemos dicho, confirman una evolución este autor, la vieja idea de seguridad nacional, remitiendo a los traste-
de las guerras interestatales hacia la no guerra entre Estados -aunque sea en ros de la historia el modelo de las grandes guerras. La guerra, según la
presencia de conflictos. Para ciertos estrategas, esta situación es revolucio- opinión del historiador militar John Keegan (1997, p. 116), «no tiene
naria y suscita la esperanza de eliminar la perspectiva de nuevas y grandes futuro -en el sentido con que el mundo la vivió desde Napole~n [::·] ·
guerras sangrientas. Para otros, en particular para los teóricos clásicos de los No será el tema de muchos titulares en los diarios que leerán mts hiJOS
conflictos armados y los estructural-realistas, la guerra entre grandes potencias y mis nietos». De este modo, el fin de la guerra confirmaría la tesis d~l
se mantiene como una eventualidad que no puede ser descartada. De estas «fin de la historia» anunciado (sin duda prematuramente) por Francis
tesis deriva· una divergencia que tiene el mérito de forzarnos a la prudencia Fukuyama (1992). Esta tesis afirma que el triunfo de la d~mocracia so-
ep. nuestros análisis, a veces simplistas, sobre «el fin de la historia» (como ya bre sus competidores ideológicos consiguió que la humamdad llegas~ al
lo había prevenido Edward H. Carr, en 1939). Se trata más bien del fin de final de su evolución, y que ni el nacionalismo ni el irredentismo. ét~Ico
«una historia» y del comienzo de otra. podrán poner en peligro las virtudes pacificadoras de la «unammtdad
ideológica» (Boniface, 1996, p. 47).
¿Tiene futuro la guerra interestatal?
Numerosos análisis explican el fenómeno de la desaparición progresiva de la 2. «La guerra ha muerto» igualmente por razones tecnológicas, como pr~vedía
guerra tradicional, patriótica y nacionalista, entre los grandes ejércitos de las el polaco Ivan Bloch a finales del siglo XIX. La invención y presencia e

172 173
las armas nucleares en el transcurso de la guerra fría permitieron a las el caso de Iraq después de Sadam, Mganistán después de los talibanes,
grandes potencias mantener una «larga paz» con relaciones, a veces, muy se mantienen en suspenso). Si los regímenes agresores no obtienen su
tensas (Gaddis, 1987). Los desequilibrios militares actuarían mucho me- trofeo de caza, no abandonan fácilmente la partida. Por lo demás, para
nos, estimulando las percepciones de las amenazas y las transformaciones los Estados predadores «cualquier victoria es, sino ilusoria, al menos
del poder, o excluyendo de golpe la necesidad de guerras por motivos temporal y a veces amarga, y siempre decepcionante», según la elegante
estratégicos. La supremacía militar y tecnológica de la superpotencia fórmula de Moreau Defarges (1990, p. 264). La tentación de la agresión
estadounidense elimina, con cualquier fin práctico, a los competidores debería, en principio, haber disminuido.
estatales que desearan disminuir mediante la fuerza la influencia de esta
hegemonía (a pesar de que todavía subsiste el problema de los Estados La guerra ha muerto. ¡Viva la guerra!
parias, que se podrían dotar de misiles balísticos y nucleares y que son la La tesis del «fin de la historia» y del fin de la guerra interestatal, especial-
pesadilla de Estados Unidos). El fin (o la ausencia) de la bipolaridad, o mente entre países desarrollados, está sobreestimada según varios estrategas
incluso de la multipolaridad, en el plano militar, excluye el peligroso juego y teóricos estructural-realistas. Las reacciones a la tesis de Mandelbaum y
de las rivalidades estratégicas entre países aliados, que puede terminar en Mueller sobre lo obsoleto de la guerra entre potencias mayores ha suscitado
enfrentamientos armados entre los líderes de los bandos, o sea, entre las algunas controversias.
grandes potencias. La guerra clásica podría, por lo tanto, no sobrevivir Para el historiador Donald Keegan (1995) no es la primera vez que la
al siglo XXI (Dufour, 1997, pp. 35-37). gente cree que hemos llegado a este punto. Ya en el año 29 antes de nuestra
era, el emperador Augusto creía haber instaurado una paz eterna al poner
3. Las normas internacionales, en particular los progresos efectuados en las fin a las guerras romanas; en 1792, el primer ministro británico, William
sanciones de las Naciones Unidas e incluso en la OTAN, transforman la Pitt, anunciaba que por lo menos habría 15 años de paz, al igual que Neville
agresión estatal en una ofensa cada vez más reprimida -como atestiguan Chamberlain en 1938; en 1917, el presidente Woodrow Wilson anunciaba
las guerras contra Iraq y Serbia. Las resoluciones, sanciones y condenas «una guerra para poner fin a todas las guerras». Una gran guerra es improbable
que conllevan las respuestas de la comunidad de Estados contra el Estado pero no imposible según Kagan, que concluye: «La guerra estalla allí donde
predador o culpable son más severas y eficaces de lo que eran en la época nadie la hubiera imaginado y con frecuencia por motivos que no fueron
de la Sociedad de Naciones en los años veinte, o en la época de la guerra anticipados» (1999, p. 142). El politólogo y teórico de los «ciclos de poder»,
fría. Podemos, por supuesto, preguntarnos que pasaría si se produjera una Charles Doran (1999, pp. 147-148), sostiene que «la probabilidad de una
ofensiva china contra Taiwán, y sin mucho equivocarse, imaginar que la gran guerra disminuye para algunos Estados pero aumenta para otros», puesto
reacción internacional estaría desgarrada en torno al mantenimiento y la que el problema provocado por algunos dilemas de seguridad se mantiene
aplicación de la norma de defensa contra la agresión. ¿La evolución del incólume y, en el futuro, las democracias no harán menos la guerra a las no-
Derecho Internacional conseguirá que la guerra entre Estados sea total- democracias. La incertidumbre y la prudencia permanecen de actualidad:
mente ilegal e ilegítima? Volveremos sobre las respuestas a este problema «En el siglo XXI, observa Doran, los cambios estructurales en Asia, abruptos
en el último capítulo. e importantes, convertirán esta región en la más propicia para sufrir una gran
guerra». Para John Mearsheimer (2001), los anuncios de los funerales de la
4. Finalmente, la guerra interestatal representa una apuesta temible para el guerra entre las grandes potencias son prematuros e infundados: siempre
agresor. En efecto, en el sistema westfaliano, son raros los casos en los hubo conflictos, los hay actualmente y los habrá siempre, y no hay mucho
que la victoria le fue benéfica: la estrategia de la ofensiva debe ser eficaz que hacer contra esto.
y el Estado agresor debe tener los medios (Lyinn-Jones, 1998, p. 170). El estratega estadounidense Eliot Cohen (1999) pondera, en su respuesta,
Atacar a otro Estado es una empresa de alto riesgo, en la medida en que el significado semántico de «guerra» «mayor» «obsoleta». En primer lugar,
«ninguna nación que haya emprendido una guerra mayor (en el siglo XX) según Cohen, la guerra interestatal no fue jamás una «moda fresca y alegre» y
salió victoriosa» (Stoessinger, 1993a, p. 211). Sin embargo, a menos que por lo tanto no está «anticuada». Es el resultado de accidentes en el recorrido
el Estado agresor derrotado sea totalmente dominado, la paz impuesta y a menudo de fracasos, de percepciones erróneas. ¿Quién puede predecir que
en última instancia por el ganador se revela poco duradera (Alemania tales accidentes -decididos por los seres humanos- serán definitivamente
después de 1918, o Corea del Norte después de ~955 son dos ejemplos; descartados? Además, «mayor» no quiere decir «total». Cohen aprueba la

174 175
tesis de que una guerra mayor, semejante a las de 1914-1918 y 1939-1945, ficarán cuando la falta de tierras agrícolas junto al subdesarrollo pueden
sea en el futuro muy inverosímil, no obstante piensa que pueden todavía ser producir nuevos litigios fronterizos (lo que nos remite a las cuestiones
concebidas (una guerra en la península coreana, o entre Pakistán e India, no militares de la seguridad). La ruptura de los aprovisionamientos y de
China y Taiwán, o como la del Golfo, en Iraq o en contra de Serbia, son la libre circulación marítima, sobre todo en el Sudeste Asiático, continúa
argumentos de guerras mayores con alcance internacional). Por fin, Cohen no representando fulenazas potenciales y causas de guerra. «La unificación
es tan confiado como Mandelbaum (Mueller o Keegan) sobre la irreversibili- de Asia mediante la prosperidad es una peligrosa ilusión», previene de
dad de esta presumida «obsolescencia» de la guerra mayor, como pasó con el esta manera Delmas (1995, p. 195).
esclavismo y el duelo. Señala que debido al perfeccionamiento de las armas,
la guerra para los Estados desarrollados (especialmente contra Estados menos 3. Si creemos en ello, más grave todavía sería el «choque» o «conflicto de
desarrollados) podría convertirse en un hecho menos doloroso y mds eficaz. La civilizaciones» anunciado por Samuel Huntington (1994). En el artículo
tendencia del «contrabelicismo» estaría anulada por la de la guerra con aspecto del año 1993, el más citado en la historia de Foreign Affairs en cuarenta
de «deporte-espectáculo», como en 1991, 1999, 2001 o 2003. Esta nueva años, luego en su obra de 1997, el polemista politólogo pretende y predice
tendencia sería aplicable por las innovaciones tecnológicas y doctrinales del que «en el mundo nuevo, los conflictos no tendrán, en lo esencial, por
pensamiento estratégico, que analizaremos en el capítulo 6. origen la ideología o la economía. Las grandes causas de división de la
Entonces, ¿la guerra tendría siempre un buen futuro? (Delmas, 1995). humanidad y las principales fuentes de conflictos serán culturales [... ].
Varios autores juzgan prematura e imprudente la idea de hablar del rechazo Los principales conflictos mundiales confrontarán a naciones y grupos
a la guerra. pertenecientes a civilizaciones diferentes. El choque de civilizaciones
dominará la política mundial. Las líneas de fractura entre civilizaciones
l. No es evidente que la prosperidad y el desarrollo económico puedan en serán las líneas de frente del futuro[ ... ]. La próxima guerra mundial, si la
solitario yugular la propensión a la guerra entre los Estados. «Mientras el hubiere, será una guerra entre civilizaciones» (1994, pp. 238-247). Estas
dominio del hombre sobre la naturaleza no pueda seguir extendiéndose civilizaciones competidoras son la occidental, la confuciana, la japonesa,
con facilidad, la única manera que le queda a un pueblo de aumentar su la islámica, la hinduista, la eslava-ortodoxa, la latinoamericana y, puede
nivel de vida es la apropiación de los beneficios de la industrialización ser, la africana. Las oposiciones entre grupos o etnias que, según Hun-
de los otros[ ... ]. La búsqueda de recursos colocó a algunos Estados en la tington, implicarán a civilizaciones diferentes, representarán un peligro
vía de este tipo de expansión, al menos 12 veces en el siglo [XX].» (Orme, para la paz mundial. No oculta, además, su profunda inquietud de un
1998, pp. 165-166). El caso de Japón, durante los años treinta, representa enfrentamiento eventual entre Occidente y el Islam, como también con
el mejor ejemplo de esta búsqueda. Las guerras de escasez y de necesidad los Estados confucianos -especie de bipolaridades culturales antagonis-
no se han eliminado, en un contexto de crecimiento y de afluencia de tas nacientes que se irán degradando. En forma más general, teme que
poblaciones en ciertos países y ciertas regiones. ¿Cuáles podrían ser las el futuro esté caracterizado por «el Oeste frente al Resto [del mundo]»
consecuencias de un descenso importante de la prosperidad en los países (1996).
desarrollados, incluso otra gran depresión económica, como en 1929,
para el conjunto de la economía mundial? (Fawcety, 2002). Esta preocupación de descubrir las causas identitarias de los conflictos
es loable, en particular, en un contexto intraestatal (volveremos a esto más
2. Puede ser que no haya guerras mayores, pero las consecuencias de las adelante). Por el contrario, es la dimensión intercivilización lo que ha pro-
«guerras menores», en las cuales las grandes potencias están frecuente- vocado las reacciones más virulentas contra el análisis de Huntington. Le
mente implicadas, son en verdad «mayores» para un buen número de reprochan: su negligencia sobre los intereses estatales que con frecuencia son
países. Desde 1945, recuerda Delmas (1995, p. 181), estas guerras «han contrarios a las referencias de la civilización (Ajami, 1993; Hassner, 1994); su
exterminado con discreción cerca de 30 millones de individuos, civiles simplificación falsa y exagerada de las pertenencias a civilizaciones, incluso su
en sus tres cuartas partes, y esencialmente por cuenta de las grandes po- desconocimiento de éstas y de las verdaderas necesidades -securitarias y no
tencias». La guerra mayor ha muerto, ¡viva la guerra por procuración! Y identitarias- de los seres humanos (Binyan, 1993; Rubenstein y Crocker,
también están las guerras de «supervivencia», que según el geopolitólogo 1994; Pfaff, 1994). Otros aspectos que se le discuten a la teoría de Huntington
de conflictos Gérard Chaliand (Géré, Chaliand y Blin, 1999), se intensi- son: el hecho de que minimice el impacto de la globalización, de la interde-

176 177
pendencia y de la libertad humana respecto a la autoridad estatal (Bardey, 2006). Otros, por el contrario, piensan que la multipolaridad será una
1993; Buzan, 1997b; Barber, 1998); la falta de explicaciones convincentes fuente de gran inestabilidad y que provocará nuevas rivalidades: en Asia,
sobre la transferencia de la lealtad estatal a la lealtad a la civilización, y de qué donde el clima de desconfianza, con numerosos antagonismos y nuevas
modo esta evolución se volvería necesariamente más belicosa o diferente de carreras armamentísticas, recordará al difunto enfrentamiento Este-Oeste
una basada en los conflictos tradicionales entre Estados (Walt, 1997a); y sobre (Betts, 1994a; Friedberg, 1994, 2005); en Europa, donde las rivalidades
todo, la construcción de una amenaza con el fin de preservar la identidad de y la inestabilidad renacerán, si Estados Unidos se retira del continente,
Estados Unidos y justificar su primacía (Aysha, 2003). Para Pascal Boniface, con un retorno a conflictos del pasado que incluso la integración y la
esta tesis demuestra la vieja aprehensión de la amenaza del Sur, enunciado democratización no podrán frenar (Mearsheimer, 1990, 2001).
de «falsas amenazas y verdaderos fantasmas» (1996, p. 50). Huntington, sin
embargo, se mantiene en su posición y replica a algunos de sus atacantes: «Las Un jurado podrá deliberar, durante las próximas décadas, sobre la v~i­
críticas al paradigma de las civilizaciones no ofrecieron ninguna explicación dez de la tesis de la obsolescencia o la de un buen porvenir para las guerras
mejor sobre lo que pasa actualmente en el mundo» (1993b, p. 194). Por lo interestatales. Con el riesgo de repetir los errores de la historia, es prudente,
demás, Huntington contribuyó a provocar las reflexiones de los investigadores entretanto, guardar en la memoria los factores que se consideran propicios
sobre la naturaleza y el significado de los conflictos identitarios, el objeto para el estallido de una guerra.
central de las verdaderas guerras de la actualidad.
¿Por qué se producen las guerras y los conflictos armados interestatales?
4. Finalmente, si se sigue la lógica de los estructural-realistas, el naci- Existe una vasta literatura que da cuenta de las múltiples causas de las guerras
miento y el declive de las grandes potencias (en consecuencia el de entre Estados. Aquí sólo podemos ofrecer una visión de conjunto sumaria
Estados Unidos) son un proceso histórico inexorable y que comportará (hay excelentes introducciones propuestas por Barrea, 1986; S. Brown, 1987;
desequilibrios y reconfiguraciones en las relaciones entre las potencias. Le Bras-Chopard, 1994;Amstutz, 1999, pp. 261-272; Cashman, 2000; Levy,
Estos cambios serán fuente de peligros estratégicos, según la teoría del 2001; Kegleyy Wittkopf, 2001, pp. 414-435; Garnett, 2002; Barash y :Ve~el,
equilibrio de las potencias, principalmente durante el período en el cual 2002, pp. 113-261; Battistella, 2003, pp. 463-494). El modelo exphcatl~o
la redistribución del poder en el seno de los Estados permita la ascensión más utilizado continúa siendo el clásico de Kenneth Waltz (1959), que analiza
de nuevos Estados fuertes que modifiquen la polaridad, y por lo tanto, la el fenómeno de la guerra según tres dimensiones o «imágenes»: individual,
estabilidad del sistema internacional (Ray, 1992, pp. 499-583; Spanier, nacional e internacional.
1993, pp. 134-158). Los realistas son unánimes en predecir el inevitable
deslizamiento de la unipolaridad estadounidense, en los ámbitos militar l. Las causas individuales se refieren al comportamiento humano. La guerra
y estratégico, hacia la multipolaridad -o incluso hacia nuevas bipolari- sería el producto de la condición humana, de los deseos y las imperfec-
dades- que permitan el surgimiento de una o más potencias revisionistas ciones de los individuos, en especial, de los que tienen poder de decisión,
(Kennedy, 1989, pp. 438-535; Kissinger, 1996, pp. 17-28 y 804-835; interés en promover la guerra, o que no pueden reprimirse de recurrir a
Binnendijk, 1999; Paul, 2005). A pesar de estas divergencias de opinión ella. En esta categoría de causas se encuentran dos explicaciones princi-
sobre su propensión histórica a la estabilidad, una mayoría de autores
pal~: .
juzga la configuración multipolar como más peligrosa e inclinada hacia - El enfoque biológico y antropológico sostiene que la guerra se a~ra1ga
una guerra mayor que las configuraciones unipolares y bipolares. Ese en la naturaleza belicosa del hombre, que expresa sus frustraciOnes
deslizamiento es por lo tanto temido, ya que complicaría las relaciones mediante la agresión y el uso de la violencia (teoría de Konrad Lorenz
estratégicas y produciría múltiples dilemas de seguridad (Waltz, 1993, y Margaret Mead). Antes de ser cazador, el hombre prehistóric~ era
2000a). «Hay muchas razones para creer que las tendencias de finales cazado y dominado por los animales salvajes. Es este recuerdo lepno
del siglo XVII y del siglo XIX resurgirán» opina Layne (1993, p. 37). Este lo que explicaría la necesidad de violencia, por lo que los humanos
estado de alerta no suscita demasiada inquietud entre algunos realistas se comportarían a veces como animales (interpretación de Sigmund
que opinan que Estados Unidos será capaz de gestionar la transición Freud). Más aún, según Van Creveld (1999, p. 337), «la verdadera
estratégica tanto en Europa como en Asia -en particular con China y razón por la cual la guerra existe es que los hombres siempre la han
Rusia- (Van Evera, 1991; Kupchan, 1998, 2002; ~andelbaum, 1997, querido y las mujeres siempre admiraron a los guerreros»(¡!). La gue-

178 179
India, y el estancamiento de las reservas debido a los límites alcanzados
rra estarí~ aqu! entendida como un modo instintivo de organización en la explotación y, además, la renovación de los pozos petroleros. La
y supervivencia de la especie humana (Ehrenreich, 1997), una tesis escuela marxista ha llegado a pretender que el capitalismo es la fuente
que hoy se pone seriamente en duda (Cashman, 2000, pp. 14-35; de un imperialismo guerrero, a causa de su sed insaciable de conquista
Sapolsky, 2006). de nuevos ~ercados -de ahí el origen de las guerras coloniales. De
Los enfoques basados en la toma de decisiones se centran en los indi- forma más general, la dependencia puede convertirse también en causa
viduos que tienen la capacidad de utilizar el poder que les confiere el de guerra cuando es percibida, por una de las partes, como el camino
Estado. Esta manera de encarar el problema sugiere que la voluntad de que conduce a una situación de desequilibrio intolerable para ella Ya
entr~r en guerra ~e~ponde más bien a intenciones y sigue un proceso la pérdida de sus bienes adquiridos. Un cierto determinismo econó-
de c~culos cogmuv?s basado en las percepciones de los dirigentes mico explica la guerra en relación a sus conexiones con la presencia e
Oervts, 1989; Stoessmger, 1993a, pp. 209-218; Stein, 1996; Cash- influencia de los complejos militar-industriales (hablaremos de éstos
man, 2000, pp. 36-123; Rosen, 2004). A veces, estas percepciones en el próximo capítulo); y también a las condiciones de privación (y
son erróneas, los que deciden pierden el control sobre el desarrollo a la esperanza de mejorar ese problema) que justifican una guerra de
de. la gu~rra, y los resultados no concuerdan con sus expectativas. La tipo revolucionaria o de liberación.
pstc?log~a de los hombres de Estado ocupa un lugar privilegiado en la Las necesidades sociales de afirmación de los grupos, clanes o etnias
explicaCIÓn de la toma de decisión, así como el fenómeno de ilusión en el poder, que definen y justifican su dominación por el enfrenta-
grupal (por ejemplo, el consenso y el efecto de agrupamiento en torno miento constante entre ellos y los grupos, clanes o etnias rivales (al
d~ ~a voluntad d~ entrar en guerra y que excluyen las informaciones interior o al exterior de un Estado), provocando guerras fraticidas,
dtstdentes) (David, 1993, pp. 7-47; David, 2004, pp. 13-57). nacionalistas e irredentistas. La guerra cumple entonces la función
de imponer, por la fuerza, una cohesión nacional y social que satis-
2. Las causas nacionales surgen de las determinaciones políticas, económi- face a un grupo en particular (el fenómeno del in-out, identificado
cas Y sociales que emanan de las estructuras estatales. Las causas de las por Lewis Coser (1956), propio de la defensa de la identidad de
guerras resultarían de la naturaleza y de la evolución de los Estados. Se un grupo). La guerra es analizada por los constructivistas como el
pueden clasificar en tres categorías (Levy, 1989; Cashman 2000 pp resultado de fuerzas culturales y normas belicosas que fueron im-
124-159): ' ' .
plantadas y reproducidas por los Estados (Farrell, 2005). La guerra
Las ~ecesidad~s políticas de los Estados predadores y expansionistas es, finalmente, el producto de fuerzas ideológicas antagonistas que
que, JUzgando !~adecuados o injustos los acuerdos territoriales que les resultan ser motivaciones aún más determinantes que las fuerzas
afectan, optan sm dudar por la ofensiva armada. Estas son las guerras materiales y los intereses para provocar el enfrentamiento entre
d~ .conq~Ista, d~ reconstrucción y de dominación que obedecen a las
grandes potencias.
visiOnes Ideológicas y geopolíticas totalitarias e imperiales (Alemania
Y Jap~n a fines ~e los años treinta). Las operaciones de diversión, 3. Por fin, las causas internacionales están asociadas a la condición rela-
que ~h?en un chr;o expiatorio «enemigo» con el fin de salvaguardar tivamente anárquica (no civilizada) del sistema internacional y a los
un regtmen, expl.Icando así el objetivo político de una agresión (es cambios a los cuales hacíamos referencia en la evolución del equilibrio
el ca~o de Argentma y las Islas Malvinas en 1982). Estas guerras son de las potencias. Los cambios que pueden provocar las guerras son de
asoCiad~s .a me?u~o con las motivaciones belicistas de regímenes no dos órdenes (Waltz, 1989, 2000a, James, 1995a; Nye, 1997; Van Evera,
democraticos (Justificando aún más las virtudes de la paz democrática 1998 y 1999; Copeland, 2000; Cashman, 2000, pp. 224-278):
-ver Doyle, 2002-). - El crecimiento desigual del poder conlleva una asimetría que puede
Las n~cesi~~des económicas reflejan la voluntad de un país de salir de producir, en el Estado más fuerte, una percepción de superioridad
una sttuacwn de dependencia y de escasez de recursos, hasta el punto de tal envergadura que le hace creerse invencible (el caso de la Ale-
en ,ue la guerra aparece como la única solución posible (Fawcet, 2002). mania nazi y del Japón imperial; algunos agregarán el sentimiento
Astes c,omo se ~unci~ regularmente las «guerras del petróleo» que de omnipotencia estadounidense que lo llevó a Vietnam y a Iraq, o
marcaran las proXImas decadas, a medida que el consumo aumente por soviética, en Afganistán). Otra versión teórica postula la posibilidad
la demanda creciente, principalmente de Estados Unidos, China y la

181
180
de que se enfrenten dos o más aspirantes a la hegemonía, como fue Las guerras del caos
el caso de Estados Unidos y la URSS entre 1945 y 1989. La teoría Es muy común comparar el contexto de los conflictos de la posguerra fría con
de la estabilidad hegemónica pretende que la paz está finalmente una situación de caos que prevalece en varios continentes (Crocker, Hampson y
asegurada cuando una hegemonía triunfa, con frecuencia después Aall, 2001). En ciertos lugares el Estado parece una entidad caótica e ingoberna-
de una guerra, y se estabiliza (Gilpin, 1989). ble. Robert Kaplan (1994, 1996, 200 1, 2006) fue el primero en sugerir que una
La transición entre las potencias, es decir, la modificación en la dis- . parte del mundo puede, ciertamente, complacerse con la visión reconfortante
tribución de las capacidades que constituyen el poder de los Estados, de Fukuyama, mientras que otra parte, «más extendida, vive como el primer
puede ser también origen de una guerra. Una transición amenazante hombre de Hobbes, condenado a una vida solitaria, miserable, penosa, casi
para una de las partes, que, espantada por la eventualidad de ser animal y breve» (1999, p. 60). Para Kaplan, este ser humano corre ahora muchos
superada, ataca a su rival antes de que sea demasiado fuerte, es el más riesgos que antes de encontrarse en Estados donde reinan el bandida.ie y
ejemplo clásico de la guerra tipo «huída hacia adelante». Por temor el autoritarismo de grupos y facciones que manipulan hord~ de jóvenes ninjas
a ser atacado, un Estado toma la iniciativa al decidir una guerra deseosos de entrar en acción. En algunas regiones de Asia y Mrica, la violencia
preventiva (el escenario tan estudiado de la primera guerra mundial se expresa de manera «capilarizada» (o descentralizada), según Bigo (1996). Los
o de la guerra de los Seis Días). En estos contextos de transición, la conflictos son cada vez de más «baja intensidad», pero más sangrientos que los
carrera armamentística y el dispositivo militar ofensivo adquieren una otros tipos de guerras, ya que sólo raramente intervienen ejércitos como en la
importancia capital y pueden alentar las causas de la guerra, como variante clásica. La falta de convenciones bélicas y de códigos de honor produce
lo veremos en el próximo capítulo (Holsti, 1991, pp. 1-24; Glaser y guerras «salvajes» (según la expresión de Glucksmann), «descompuestas o de-
Kaufmann, 1998; Bennett y Stam, 2004). generadas» (según Dufour), «criminalizadas» (según Chaliand) y «moleculares»
(según Enzensberger), donde reina la guerra de todos contra todos. E~ este
Sólo queda por saber si estos factores tendrán todavía, en el futuro, un caso, ya no se encuentra un objetivo coherente, sino mucho «rapto, asesmato
papel en las relaciones entre grandes potencias y si podrán alimentar nuevas y saqueo» (Battistella, 1998, p. 57).
guerras interestatales. Nadie duda de que la complejidad de estas guerras será En resumen, el mundo ha caído en la degeneración de la guerra como en
el producto, si se producen, de una combinación de estos factores. Y esto es la Edad Media (Van Creveld, 1991, 1999; Rapley, 2006). La guerra «premo-
incluso más cierto para las guerras intraestatales. derna» no establece diferencias entre combatientes y no-combatientes, aumen-
tando así las guerras civiles, los muertos y la destrucción sin sentido. Además,
Las guerras premodernas: del nuevo milenio al pasado milenio esta guerra se desprofesionaliza, pues transfiere la guerra de los militares a los
civiles (La Maisonneuve, 1997, p. 167). Borra también el papel institucional
Los nuevos conflictos armados son intraestatales, y han dejado de estar (y normalmente legítimo) del Estado en su monopolio del uso de la fuer~a .Y'
sometidos a la única voluntad de los gobernantes. Dentro de un Estado en cambio, valoriza el papel de los ejércitos irregulares y feudales al serv1c10
provocan la guerra y causan numerosas víctimas entre los civiles, al mismo de bandas, clanes o etnias. Según Kalevi Holsti (1996, 2004), ha llegado la
tiempo que debilitan o ponen en peligro algunos Estados. ¿Habrá vuelto era de la guerra del «tercer tipo». Después de haber sido institucionalizada
la era de las guerras premodernas? Muchos creen que sí, en la medida o profesionalizada (1648-1792), la guerra devino en total con los recluta-
en que la guerra se desinstitucionaliza y se aleja casi completamente del mientos masivos de los ejércitos napoleónicos para alcanzar, en 1939-1945,
control de los Estados. Por lo tanto, sería menos política, más caótica y el paroxismo de las guerras interestatales. Ya durante la guerra fría, y en un
dejaría de responder a cualquier otra lógica que no sea la de la violencia proceso acelerado a partir de 1989, la guerra se «desinstitucionaliza», como
ciega. En general, las grandes potencias no se interesan por estas guerras, lo había sido antes de 1648. La guerra «premoderna» deja de ser una empresa
salvo que haya catástrofes humanas que movilicen a la opinión pública y nacional para volver a ser local, comunitaria y popular. Algunas guerras tienen
fuercen intervenciones de corazón y no de razón. Las causas de las guerras por objetivo la destrucción del Estado, otras la creación de uno nuevo; todas
interestatales parecen no ser pertinentes en este nuevo tipo de conflictos tienen en común, según Van Creveld (1999), la desaparición de la jerarquía
armados. ¿Es este realrnente el caso? ¿Por qué? Expongamos el problema piramidal entre Estado, ejército y sociedad. Esta jerarquía trini.taria estaría,
antes de ofrecer las interpretaciones realistas, liberales y constructivistas desde ahora, destruida, convirtiéndose los dos primeros en el mstrumento
sobre las causas de las guerras intraestatales. ~ de la tercera. ¿Cómo se ha llegado a las guerras del «tercer tipo»?

182 183
l. En algunos lugares, la legitimidad vertical y horizontal del Estado se fren discriminaciones y están en una situación peligrosa. El nacionalismo
desvanece, arrastrándolo a la quiebra, incluso a su derrumbe (Zartman, etnopolítico expresa, en muchos de estos casos, la esperanza de conseguir
1995; Langford, 1999). Por una parte, la lealtad y la obediencia hacia las superar la condición de minoría por la vía secesionista y la formación de un
instituciones estatales se desmoronan, poniendo en peligro la legitimidad nuevo Estado (~hehadi, 1993). Se evalúa en más de sesenta las minorías en
vertical, y esto sucede por varias razones: El Estado ha dejado de ofrecer peligro que incuban o declaran esta voluntad (GangulyyTaras, 1998, pp.
protección personal, extorsiona a sus ciudadanos y no pude asegurarles 62-63). Cada año, una gran parte de los conflictos armados intraestatales
mejores condiciones de vida; no respeta las reglas del juego democrático conciernen al estatus y el espacio ocupado por alguna minoría (en pro-
y es prisionero de una élite dirigente corrupta. En otras palabras, no medio, una veintena de conflictos etnopolíticos se producen o se repiten
garantiza la seguridad humana. Por otra parte, el consenso social sobre cada año). ¿Nos podemos sorprender, en estas condiciones, de que algunas
el cual reposan los fundamentos de la cultura política también está roto. minorías étnicas estén en conflicto con otras etnias, para conservar su es-
El contrato social no logra ya la unanimidad y provoca divisiones entre tatus o incluso para obtener un mayor reconocimiento? (Horowitz, 1985;
comunidades y, de este modo, hace estallar la legitimidad horizontal. Wolff, 2005). Tampoco es necesario alarmarse demasiado por el número
Los grupos, clanes y etnias se amenazan, se explotan y se destruyen los
unos a los otros, lo que lleva a «Un proceso rápido de desintegración de
sociedades que hasta ese momento estaban gestionadas de manera uni-
taria (lo que llamamos «libanización»)» (Badie y Smouts, 1999, p. 172). ¿Tienen futuro las guerras étnicas?
Cualquier represión estatal, o tentativa de reforzar el Estado, se muestra La principal forma de guerra intraestatal de los años noventa ha sido cierta-
fútil y provoca una resistencia que debilita aún más la legitimidad ver- mente el conflicto interétnico. Tres países, Ruanda, Burundi y Bosnia sufrieron
tical-conduciendo, según Holsti, al dilema de los «Estados precarios» durante esa década genocidios que produjeron la muerte de más de un millón
actuales, de Angola a Ruanda, de la ex Yugoslavia a Afganistán. Otros de sus habitantes. A menudo se escucha la predicción de que el mundo se
factores también alimentan este dilema: la adquisición de armas ligeras, hunde en la degeneración de la guerra, como en la Edad Media. Las guerras
el efecto de contagio de conflictos en las zonas limítrofes, las redes étnicas del caos reflejan la importancia aparentemente mayor de los enfrentamientos
internacionales y la rivalidad (que, a veces, sigue siendo grande) entre las étnicos. ¿Qué está pasando exactamente? El especialista Ted Robert Gurr
grandes potencias. Ante esta situación, «ciertos Estados podrían desapa- (2000a, 2000b, 2001) calcula que las guerras interétnícas han alcanzado, con
toda probabilidad, su cenit durante la última década. Efectivamente, de los 59
recer>>, concluye Holsti (1996, p. 121).
conflictos armados étnicos (menores y mayores) censados en 1999, sólo en 7
se observaron síntomo?S de agravamiento, 23 disminuían de intensidad y 29 se
2. Aparentemente, los conflictos armados intraestatales reflejan la creciente
podían considerar estables. Dos tercios de los nuevos conflictos comenzaron
importancia de los enfrentamientos étnicos. Una comunidad étnica es un antes de 1993, un tercio después. Más aún, las guerras por la autodeter-
grupo «unido por una herencia cultural común, una semejanza racial, una minación y la soberanía de los pueblos minoritarios disminuyeron casi a la
religión común y la creencia de una historia compartida, que estimulan un mitad, ya que de 2001 a 2004 hubo 25 mientras que en los últimos años de la
fuerte sentimiento psicológico de pertenencia grupal» (Ganguly y Taras, década de los ochenta había unas cuarenta en curso. Según Gurr, las guerras
1998, p. 9). Según el experto Ted Roben Gurr, los conflictos etnopolíticos étnicas disminuyen inexorablemente por tres razones: la democratización y el
representan «la mayor causa de guerra, inseguridad y pérdida de vidas desde reconocimiento de los derechos de las minorías -hasta el extremo de crear
hace varias décadas» (200 1, p. 164). Por lo tanto, no es un fenómeno nuevo de facto mini Estados-; y la voluntad bastante extendida de negociar en
de los años noventa. En su investigación conjunta con Barbara Harff, Gurr vez de combatir con el fin de obtener este reconocimiento y esta autonomía.
calcula en más de 260 el número de minorías etnopolíticas significativas, Hay acuerdos sobre poder compartido que previenen también, en los casos
'que en un Estado de un millón de habitantes pueden ser unas 100.000 extremos, el estallido o el reinicio de hostilidades. Eso no impide que, en au-
personas. En total, las minorías etnopolíticas representan más de mil mi- sencia de la voluntad de negociar y de intervención (según la necesidad) de la
llones de seres humanos, o sea, un sexto de la población del planeta. Dos comunidad internacional, algunos líderes nepotistas, criminales, oportunistas
tercios de ellos se encuentran en el Sur y Sudeste Asiático, tanto como en o demagogos siempre puedan reavivar algunos conflictos interétnicos, como
el África Subsahariana (Gurr, 1994; Gurr y Harff, 2004). Los autores del lo demostraron los ejemplos de África Central y la ex Yugoslavia.
proyecto «minorías en riesgo» calculan que la mitad de estas personas su-

184 185
(no más importante que antes) de los conflictos etnopolíticos (Sadowski, ejércitos disciplinados y campañas militares cuidadosamente preparadas, no
1998; Gurr, 2000a, 2000b, 2001), pero, de todas maneras, hay que admitir parece muy adecuado. Ya no son los Estados los que conquistan y se defienden
que producen una violencia que roza la barbarie premoderna (Callahan, sino que, en muchos lugares, son para sus etnias y sus señores de la guerra
1997; Ignatieff, 1999). para los que ésta demuestra ser más provechosa que la resolución pacífica
del conflicto (Horowitz, 1985; Derriennic, 2001). Tres tesis, la realista, la
3. Las guerras del «tercer tipo» son fundamentalmente «conflictos identita- liberal y la constructivista, explican de forma muy diferente la dinámica de
rios» para el geopolitólogo Frans;ois Thual (1995). Éste se pregunta «¿si las guerras etnopolíticas. Sin embargo, en los tres casos, hay una inquietud
el siglo XXI no será el siglo de la balcanización del planeta y la retribali- por su persistencia. Las tres tesis ven también claro que no hay que exagerar
zación del mundo? (p. 4). El principal motor de esta evolución sería la la irracionalidad de estas guerras, ya que tienen su lógica. «Need, Greed and
violencia ejercida contra los Estados por micro nacionalismos identitarios Creed», según la fórmula de Arnson y Zartman (2005), es decir, la necesidad
que viven en el miedo y una búsqueda existencial que desemboca inevi- de supervivencia, el beneficio y la identidad. Analicemos cada uno de los
tablemente en conflictos. ¿Por qué? Porque se siente «Un miedo a que la componentes de esta fórmula.
propia sustancia, la misma identidad del grupo, amenazado más o menos
fantasmagóricamente, termine desapareciendo». Hay, por lo tanto, un l. El etnorealismo transpone los postulados de la escuela de pensamiento
«conflicto identitario», «cuando la supervivencia, real o imaginaria, del realista a las relaciones intraestatales y explica los conflictos armados
grupo está en juego, cuando se siente desposeído de un territorio o de su y las guerras por sus condiciones inherentes y objetivas. El etnorealis-
territorio, pero, lo que es más grave, cuando se siente desposeído de su mo hunde sus raíces en una visión basada en los grupos en conflicto.
derecho a vivir, de su identidad y de su especificidad» (p. 6). Según Thual, Ya Robert Gilpin (1986, p. 305) indicaba que «los seres humanos
muchos conflictos son conflictos de «anterioridad», es decir, de ocupación últimamente se confrontan como miembros de un grupo y no como
ancestral de territorios por los cuales los grupos o las etnias están decididos individuos aislados». Hans Morgenthau (1948, p. 17) pensaba también
a luchar para afirmar su reivindicación histórica. Estos conflictos son los que todos los seres humanos aspiraban a tres cosas: «vivir, multiplicarse
más crueles y violentos (Kosovo, Alto Karabaj, por ejemplo). «La lógica y dominar». Los «etnorealistas» aplican estos postulados a su análisis
de lo identitario es la lógica de Caín: la muerte del otro es necesaria para particular de las relaciones de poder y de seguridad entre etnias, como
que yo sobreviva» (p. 180). La tesis de Thual corresponde mejor que la los realistas y los neorrealistas lo hacen en el marco de las relaciones
de Huntington a la realidad de los conflictos intraestatales actuales. Se entre Estados. Podemos resumir sus conclusiones en cuatro puntos
acerca a la del estadounidense en la medida en que los conflictos identi- (M. Brown, 1993, y Roe, 1999, ofrecen excelentes síntesis del etno-
tarios se enmarcan en la reacción a la globalización, a la modernización realismo).
y a la interdependencia de las economías -una opinión compartida por La identidad étnica y su afirmación son un fenómeno natural y por
Bihr (1999), pero contradicha por Sadowski (1998) . Estos conflictos, lo tanto inherente a la estructuración de las relaciones humanas. El
sin ninguna duda, alimentan una fragmentación sociopolítica. Será de etnorealismo adopta una visión «primordialista» de esta estructura-
utilidad explorar más a fondo sus posibles causas. Disponemos, por el ción: las diferencias naturales entre etnias son normales y compor-
momento, de tres interpretaciones. tan tensiones -como las que se producen entre los Estados. Los
conflictos étnicos son rivalidades en las cuales «los grupos se definen
Las causas de las guerras intraestatales: etnorealismo, beneficio a partir de criterios nacionales o étnicos [... ] y se autoproclaman
e «identitarismo» defensores de los intereses colectivos contra el Estado y otros actores
El análisis tradicional de las causas de las guerras tiene difícil aplicación, según políticos» (Gurr, 2001, p. 163). Estos conflictos son una consecuencia
Holsti (1996, p. 14), a los conflictos intraestatales: «dado que la mayoría de inevitable de la competencia entre etnias, de la misma forma que la
las guerras desde 1945 se desarrollaron en el interior de los Estados, ¿cuál es la guerra deriva inexorablemente de la rivalidad entre Estados (Smith,
pertinencia política e intelectual de los conceptos y prácticas que derivan de 1993; Kaufmann, 1996). Los antagonismos se amplifican cuando
las experiencias europeas y de la guerra fría que han diagnosticado y prescrito están acompañadas de proyectos «hipernacionalistas» basados en
soluciones para el problema de las guerra.S entre los Estados?» ¡Buena pregunta! la «exclusividad estatal» para una etnia en detrimento de las otras
El análisis clausewitziano, basado en el enfrentamiento entre Estados, con (Welsh, 1993; Van Evera, 1994).

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Los conflictos resultantes de las relaciones entre etnias con frecuencia gos de desintegración y de guerra intraestatal, en la medida. e~ que
ya no están sometidos a la autoridad efectiva del Estado. Cuando la propagación del conflicto étnico sigue la teoría del «dommo». El
éste se debilita o se desmorona, se instala una anarquía interior se- conflicto es entonces contagioso y se transporta de un lugar a otro
mejante a la que prevalece en el sistema internacional. «El conflicto (Gagnon, 19~4). Según la fórmula de choque de Mi:hael Brown
está motivado por el miedo al futuro vivido a través del pasado», (2001), es el fruto de «malos líderes» y de «malos vecmos» que se
explican Lake y Rothchild (1998, p. 7). Los fenómenos de «cada encuentran en un «mal barrio».
uno a lo suyo», de desconfianza, de falsas percepciones, de malas
informaciones, de que lo peor puede pasar aparecen y provocan los 2. Los conflictos armados intraestatales obedecen, en el anfiálisis liberal, a
conflictos. «Cada grupo busca controlar el Estado o separase de él una lógica económica, es decir, a la guerra «por el bene cio», e~ otras
para poder dirigir su propio Estado, disminuyendo así la seguridad palabras, a la explotación de los recursos de un país para financ~ar los
de todos los grupos y la capacidad del Estado existente de proveer esfuerzos de la lucha armada, comprar armas, reclutar combanentes,
esta seguridad.» (Saideman, 1998, p. 135). tanto de parte de un gobierno como de parte de una facción o g.rup?
El dilema de la seguridad actúa sobre las etnias tanto como sobre armado. Algunos conflictos se desarrollan en el contexto de una.dilapi-
los Estados. Por miedo de ser atacada por otra etnia, y al no poder dación de recursos -petroleros, mineros, financieros, forestales, mcluso
confiar en ella, una etnia toma medidas para protegerse, que a su vez acuíferos- cuyo fin es mantener y aumentar los medios que disponen l~s
son percibidas por la otra como amenazantes. Las dos etnias se arman combatientes (Klare, 2001 a, 2001 b). Se ha visto que esta nueva ge~o~rafia
y manifiestan veleidades ofensivas. Como resultado, la seguridad de «guerras por recursos» ha sido significativa en el curso de los· ~lnmos
obtenida por cada una contribuye a la inseguridad de ambas. Esta años especialmente en África Occidental y Central, donde las nquezas
espiral desemboca en una guerra cuando una de las etnias emplea la de diamantes alimentaron los conflictos en Liberia, Sierra Leona, Angola
fuerza contra la otra de manera preventiva (Posen, 1993; Saideman, y la República Democrática del Congo. Al mismo tiempo. ~ue hac~n la
1998). El dilema de la seguridad es a menudo la principal causa de felicidad de traficantes, mercenarios y ejércitos privados, ongman la mse-
los enfrentamientos étnicos: «Cuando los grupos constatan que no guridad y los abusos espectaculares contra los de:echos h.umanos, c~m~
pueden acrecentar su bienestar sino es en detrimento de -los otros, es el trabajo forzado de los niños. La comunidad mternacwnal rea:~wno
se encierran en una competición donde cada uno busca acaparar exigiendo atestacios de certificación que g~ra?lticen que la extrac~wn ~~
los recursos y el poder del Estado» (Lake y Rothchild, 1999, p. 45). esos diamantes no participa en la financiacwn de la guerra, dicho
Además, el dilema vuelve difícil la resolución pacífica del conflicto otro modo, que los diamantes son «éticos». Las «guerras por recursos»
debido a las actitudes de algunos dirigentes étnicos que pueden desear tiene muchas repercusiones (De Soysa, 2002; Tshitereke, 2003; Kemp,
continuarlo, recurriendo a la trampa y a más violencia, con el fin de 2004; Ross, 2004; Le Billon, 2005a, 2005b; Arnson y Zartman, 2005;
mantener su credibilidad y autoridad. Estos dirigentes se comparan Ballentine y Nitzchke, 2005):
entonces a los provocadores (Spoilers, según la expresión de Stedman, _ La rivalidad entre las facciones, incluyendo los gobiernos, puede ser
1997). intensa y determinante para monopolizar y utilizar l~s re.c~~sos. Una
La difusión y escalada de los conflictos étnicos siguen también la verdadera economía de guerra se instaura y vuelve mas dificil la reso-
lógica de los conflictos entre los Estados. Operan ambos según los lución de los conflictos, precisamente porque las partes apr~v~ch.an
cálculos de preservación y expansión de la influencia de una etnia esta economía y el comercio ilícito de esos recursos. Esta dma~I~
contra otra etnia: así, las rivalidades se expresan por alianzas, conquis- no es sólo nacional, sino que está enmarcada en un contexto regwn.
tas territoriales, adquisición de armas, operaciones preventivas -de donde las fronteras porosas de estos países contribuy~n al so~tem­
la misma forma como pueden reaccionar los Estados. La difusión miento de una economía ilícita floreciente, que permite contmuar
se concreta en la exportación de un conflicto étnico a una región la guerra (Ballentine y Sherm~n, 2?03; ~~gh Y Cooper, 2004) · . n 1

limítrofe o a otro Estado; la escalada aparece cuando el conflicto El conflicto se alimenta de la msansfaccwn general de la pobl~cw
conlleva el compromiso de actores y poderes externos que deben frente a las perspectivas de desarrollo econó~ico Y d~ la a.usen~I~ de
defender o promover sus intereses geopolíticos. Tanto la difusión mecanismos de resolución pacífica para paliar esta msansfaccwn Y
como la escalada, sobre todo si son simultáneas, aumentan los ries- . .1es se repiten
cambiar la situación. Las guerras CIVI · asi, en más de una
1

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tercera parte de ellas, debido a los estimulantes económicos y políticos provechosa guerra civil (el caso de Mganistán o de Colombia). No
que· no desaparecen jamás (Walter, 2004). Más aún, si el conflicto es en absoluto sorprendente que el 95o/o del mercado de la cocaína
comporta una dimensión territorial, es entonces irreductible: más y heroína provenga de países sumidos en conflictos intraestatales se-
de dos tercios de las guerras civiles que tienen esa dimensión no veros y persistentes. Resumiendo, el beneficio y no la supervivencia,
encuentran soluciones negociadas, según sostiene Barbara Walter la identidad o la injuria, sería, según el análisis económico liberal, la
(2003). Sólo una guerra civil de cada cinco de estos casos llega a un razón principal del estallido, la severidad y la duración de los con-
acuerdo territorial (por ejemplo, una autonomía concedida a una de flictos intraestatales. En estas condiciones, no es sorprendente que
las facciones en guerra). En resumen, cuando se juntan, los recursos sea bastante difícil contenerlos y resolverlos.
y los territorios demuestran ser unos motivos muy poderosos que
perpetúan los conflictos armados (Toft, 2003). 3. Según la tesis constructivista, el «identitarismo» o la crisis identitaria
Si un país depende en gran medida de un solo recurso (sobre todo si reside en una dinámica psicológica. Los conflictos étnicos parecen ser el
es abundante), esta dependencia constituye, según opina Paul Collier resultado de heridas narcisistas a la identidad de los grupos; en realidad,
(2001, 2003a, 2003, 2005) en su estudio para el Banco Mundial, estas heridas y la voluntad de curarlas por el recurso a la violencia son
u.n acelerador de conflictos armados -tanto más si esa dependen- «construidas» sobre todo por el discurso de los líderes étnicos y políticos.
cia se encuentra en el contexto de un Estado en quiebra o en vías Estas crisis no son necesariamente ancestrales o inevitables; correspon-
de colapsar. «El conflicto es más probable en los países que tienen den a desequilibrios cognitivos provocados y alimentados por el miedo
una fuer~e dependencia de recursos naturales para sus ingresos de del grupo a desaparecer o a reducirse (Thual, 1995, p. 45). Además,
exportaciOnes, en parte porque los grupos rebeldes pueden obtener este temor está a menudo justificado y manipulado por «empresarios»
ganancias importantes de este comercio con el fin de financiar sus etnopolíticos (Kaufman, 2001, 2006b). De este enfoque retenemos tres
operaciones», explica Collier (2003a, p. 41). Es así como en el análisis elementos importantes de análisis (Galy, 2001).
realizado por Ross (2004, p. 304) está calculado que un aumento Según los constructivistas, la violencia no es inherente a la etnicidad
del 0% al 32% de la dependencia de un país en relación con un (escuela realista) sino condicionada por las actitudes y el aprendizaje
s~l? recurso natural, produce un aumento en los riesgos de guerra individual y colectivo de su naturaleza, socialmente construida (Eller,
civil del1 o/o al22o/o. Esta correlación tiende a demostrar, según este 1999). Este aprendizaje está motivado y alimentado por estructuras
autor, el.vínculo evidente entre recursos limitados y regularidad de sociales y actores que propagan cierta visión de lo que significa la
los conflictos armados. Más aún, la guerra por el beneficio alimenta identidad y la supervivencia de la etnia. No es la identidad la que
el bandidaje, las manifestaciones de rebelión, las veleidades de golpes moviliza a los individuos, sino los individuos los que movilizan la
de Estado, así como el deseo de secesión o de autonomía territorial identidad. Las dicotomías identitarias, ente el Yo y el Otro, se ejercen
de grupos en los Estados débiles (Mueller, 2003, 2004). mediante el lenguaje, un proceso de diferenciación y de exclusión
La «guerra por recursos» aumenta generalmente la duración de los del Otro percibido como una amenaza para el Yo. La etnicidad no
conflictos armados (Hegre, 2004; Collier et al. 2004). Por ejemplo, es, por lo tanto, portadora de conflictos naturales. No es homogénea
actualmente una guerra civil dura, en promedio, unos ocho años, ni inmutable, como pretenden los realistas. Así como la violencia es
o sea, el doble que hace 25 años. Se nota generalmente el refuerzo «aprendida», igualmente puede ser «domesticada». Todo depende de
d.el comp:omiso, de la financiación, de la recurrencia y de la capa- las actitudes, los discursos y las percepciones vehiculadas (Bowen,
cidad militar de los grupos armados para mantener o incrementar 1996; Bush, 1997). El identitarismo, particularmente el étnico, es
la extensión de una guerra civil. Una muy buena explicación de esta con mucha frecuencia «una creación de las élites, que se apropian,
tendencia está dada por la presencia de una economía floreciente deforman y a veces inventan aspectos de la cultura del grupo que
e il~cita. (por ejemplo, la producción y el tráfico de drogas) en los representan con el fin de preservar su existencia y su bienestar o para
terntonos que escapan, con mucha frecuencia, a la autoridad de los ganar ventajas políticas y económicas, tanto para el grupo como para
gobiernos, que enriquece a los barones y señores de la guerra, así sí mismas» (Ganguly y Taras, 1998, p. 8).
como a los mercenarios o milicias, que pondrán todo su interés en Por consiguiente, los conflictos étnicos resultan de las crisis de iden-
mantener el país en una situación de insegur-idad, incluso de una tidad y de la discriminación. Cuando se manifiestan, se produce un

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profundo cuestionamiento de las normas de comportamiento y tam- Estado lo que le pertenece: el control de su soberanía y de su au~oridad:
bién ataques destinados a modificarlas radicalmente. La construcción Esta conclusión está corroborada, sin dejar de sorprender, por Kalev1 Holsn
de amenazas y un proceso de victimización sirven, en especial, para después de su largo análisis de las guerras del «tercer tipo». Este autor se
redefinir las identidades para una eventual modificación por la fuerza pregunta quién querrÍa cambiar Islandia por Sudá~ y Japó~ por Myanmar.
del equilibrio étnico (Peterson, 2002). Estos conflictos tienen por «La alternativa al Estaao puede que no sea una sociedad umversal en armo-
objetivo satisfacer a individuos, líderes o colectividades que aspiran nía sino una fragmentación en feudos, un gobierno de bandas, masacres
a canalizar el cambio identitario con el fin de legitimar a un grupo, comunitarias y limpieza étnica [... ].Los Estados fuertes son un ingrediente
hacer una afirmación de autoridad o el chovinismo nacionalista (Gag- esencial para la paz en el seno y entre las sociedades hu~anas.» ~199_~, PP·
non, 1995; Crawford y Lipschutz, 1997). Como escribe Thual: «En XII-XIII). Mohammed Ayoob (1997, p. 132) abunda: «Sm la atnbucwn de
una crisis identitaria, el actor principal tiene automáticamente la un orden político por el Estado, cualquier otra forma de seguridad [haciendo
necesidad de sentirse amenazado por uno, dos, tres o muchos países referencia a la emancipación humana o étnica propuesta por los críticos] será
vecinos o próximos.» (1995, p. 42). con toda probabilidad inalcanzable o, mejor, huidiza.» La construcción del
Los activistas étnicos y los «empresarios etnopolíticos» explotan los Estado en el Tercer Mundo es, para Ayoob, la principal causa de las guerras
momentos de conmoción política para atizar la amenaza (Mann, del futuro (1999, p. 25). Sin embargo, esta construcción se mantiene de una
2004; Valentino, 2004). Utilizan los símbolos étnicos y hacen refe- importancia capital para procurar a este Estado frágil su saciedad territori~,
rencia al imaginario colectivo así como a los mitos históricos para cohesión social y estabilidad política. ¿Recordamos que la paz de Westfal1a
movilizar el apoyo popular, especialmente en un contexto donde la «creó un sistema de Estados soberanos para disminuir las viciosas guerras
debilidad o el desmoronamiento de las instituciones provocan que civiles de religión»?, reitera Nye (1999, p. 31). ¿Estaremos volviendo a la
la identidad constituya la última y única posibilidad de cohesión. casilla de salida, dado que el Estado fue inventado para poner fin a las guerras
Ofrecen una comprensión única y muy subjetiva de las diferencias premodernas? ·Podremos además evitar cualquier reaparición de las guerras
identitarias, que expresan en el discurso de la guerra a fin de movilizar modernas? El ~eto consiste en hacer evolucionar las sociedades y países del
y reorientar las poblaciones hacia nuevas identidades. «En resumen, Sur hacia la fase posmoderna, lo que puede parecer alcanzable ya que la in-
los dirigentes políticos reflejan y alimentan al mismo tiempo los mie- tervención (injerencia) internacional justamente se fija por misión exportar el
dos étnicos para incrementar su propia influencia» (Lake y Rothchild, triple modelo liberal de la paz democrática, económica e institucional. Queda
1998, p. 20). Alientan el desarrollo de una identidad chovinista, xenó- por ver si esta estrategia podrá disminuir, o eliminar, en el Sur las guerras Y
foba y exclusiva frente a las otras identidades (por ejemplo Milosevic conflictos armados, lo que en apariencia logró el Norte.
en Serbia después de 1987, y Karadzic en Bosnia después de 1991).
Tienen el recurso de las milicias y de los mercenarios, del bandidaje
y de los ejércitos privados para avivar los conflictos y aprovechar las
guerras para aumentar su influencia (Mueller, 2000).

***
Ninguna de las teorías que hemos presentado aporta una respuesta exhaustiva
al fenómeno de la violencia armada. Por lo tanto, no podemos valorarlas sino
,es en relación con los objetivos de cada una de ellas. Así es como las teorías
racionalistas (realista, liberal) buscan una explicación del resultado de los
conflictos mientras que las teorías reflexivas (constructivista, crítica) quieren
comprender el proceso de creación de los conflictos. Para los etnorealistas,
como para los realistas en general, la mejor forma de prevenir y de contener
la anarquía intraestatal que conduce a las rivalidades étnicas y a los dilemas
de seguridad que provocan conflictos armados, es simplemente devolver al

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