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tercera carta: entre el bien y el mal.: El desarrollo de los pueblos ha sido contradictorio
(como ya se podrá haber deducido del comportamiento humano) de lo cual surgen las "máscaras"
del ser humano que cambian según el contexto en el que el individuo se encuentre, es por eso que
solo cuando se está solo uno queda a merced de su conciencia la cual es partidaria de evitar el
mal.
El autor plantea el ejemplo de las religiones que obligan a hacer el bien lo que prueba la constante
presencia del mal por medio de un sometimiento aun cuando tenga de fondo una supuesta
intención de hacer el bien.
Los errores que cometemos a diario son solo producto de la inconformidad humana, siempre
buscamos algo más allá de lo que ya tenemos porque creemos que ese algo será mucho mejor que
nuestro presente.
Es esto a lo que se refiere el autor cuando habla de su ahora difunta madre y el cómo vino a darse
cuenta en su vejez de lo preciada que era para él y lo abandonada que estaba, este planteamiento
se puede clarificar con el siguiente ejemplo:
Cuando éramos niños anhelábamos ser mayores para poder hacer muchas cosas que no podíamos
a esa edad, imaginamos que al crecer tendremos dinero, respeto, todos los conocimientos sobre el
mundo. Pero la realidad es que ahora que crecimos atesoramos más que nunca nuestra niñez,
puede que hayamos logrado algunas cosas que soñábamos hacer cuando pequeños pero hemos
tenido que pagar un alto precio por ello. Ahora, dándonos cuenta de que no podemos devolver el
tiempo y detenerlo deseamos algo más para nuestro futuro: aspiramos a ir a la universidad,
estudiar algo que nos guste, conseguir empleo y ganar dinero para vivir.
Es así como los seres humanos cometemos el más grande error que se resume en la siguiente
frase del autor: "El hombre, enceguecido por el presente, casi nunca prevé lo que va a suceder"
Debemos empezar por preguntarnos ¿de dónde nace la tendencia al bien o al mal? pues bien,
ambas tendencias son intrínsecas al ser humano y moran en lo más profundo de su ser; el bien
que se halla en el inconsciente como la bondad ávida por salir y prevalecer en el mundo físico, y el
mal que se acrecienta con la influencia del mundo corrompido que rodea al ser, lo seduce y lo
tienta.
Sin embargo esta pregunta puede ser resuelta en cierto modo mediante la respuesta que da el
autor: básicamente hacer el bien o el mal nacen de la parte empírica del ser pensante casi que a
manera de impulso, aunque como antes se ha dicho, poseer una conciencia genera un
discernimiento en el individuo que le permite distinguir verdaderamente la ejecución del bien o
del mal y con qué fundamentos se realizan. Un "ambiente habilitante" sería lo ideal en este caso
para el conocimiento de estos dos conceptos y tal vez poder llegar a una respuesta certera de esta
pregunta algo complicada para quienes se han preguntado por la esencia de estas acciones.