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Jerarquización compleja
Centralización Contación
Reducción cadena de mando Descentralización, networking
ACELERACIÓN
DE LOS CAMBIOS
Fusión de los eddigos catedrales de las sociedades agraria e industrial
Fusión de los códigos culturales de las sociedades agraria, industrial y postindustrial
FIGURA 1
FIGURA 2
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Fabricación de un zapato
A medida artesanado
Estándar mecanizado
A medida mecanizado
FIGURA 3
Aparecen nuevas profesiones o las ya existentes amplían sus aplicaciones en
nuevas ocupaciones, provocando la desaparición de otras. Las técnicas para
desarrollar los trabajos se perfeccionan y cambian de un año para otro. Las
instituciones están modificando sus estructuras organizativas buscando modelos
de funcionamiento que lejos de las clásicas estructuras funcionales y
divisionales sean más flexibles, descentralizados, unidos telemáticamente y
adaptables a los cambios del entorno. La racionalización del trabajo,
contrariamente a lo que ocurría antaño, está aportando una simplificación del
mismo, que a su vez facilita la cooperación entre los trabajadores, organizados
en cadenas de mando más reducidas. Se están diseñando estructuras más
horizontales en contra de las habituales verticales." La especialización está
dejando paso a formas más globales de ejecución del trabajo basadas en la
polivalencia. La incorporación del control lógico programable (PLC). que ha
ayudado a optimizar y reducir los costes de los procesos de producción, a la vez
que ha permitido flexibilizar la fabricación, por ejemplo, en el sector del
automóvil. Se está regresando al diseño a rcdida, en contra del estandarizado,
pero con un alto nivel tecnológico.
bajo, el panorama que presenta la etapa industrial no tiene nada que ver con el
existente en períodos anteriores. La evolución consistió en pasar del trabajo artesanal a
la construcción de maquinaria para el trabajo en serie y, en consecuencia, pasar de los
trabajos que se realizaban en un ciclo completo al trabajo más especializado y
parcelado, hasta llegar al trabajo en cadena. Es la especialización traducida en una
repetición Rutinaria de tareas, una de las características más claramente definitorias
del trabajo en la etapa industrial.
Sin embargo la etapa postindustrial está asistiendo a la aparición de otro tipo de trabajos
basados en la explotación, el control y el mantenimiento, sobre todo preventivo, de las nuevas
tecnologías. Como bien dice el autor antes citado, esta orientación está conduciendo a que
muchos trabajos
sean cada vez más generalistas, con exigencias de mayores y mejores
conocimientos, con superior capacidad de razonamiento a la que era legible en otro
tipo de trabajos, con capacidad de análisis y síntesis, en suma, con capacidad para
solucionar problemas» (Sánchez, 1995, pág. 186).
Este es un nuevo enfoque que reorganiza a las personas que ejecutan el trabajo en
tres grandes grupos: el especialista con un alto nivel de cualificación que se ocupará de
aspectos muy concretos; el polivalente que realizará las tareas que al no ser propias de
un especialista serán comunes, por lo que requerirá una formación generalista; y un
reducido número de trabajadores que requerirán una mínima cualificación para realizar
sus trabajos.
Éste no es un tema de última hora, sino que hace ya más de dos décadas que está
preocupando, también desde el pun
Si tomamos como ejemplo algo de uso tan cotidiano como es un zapato (véase la
fig. 3), comprobamos diferentes maneras de protagonizar esta evolución
Originariamente el zapato se confecciona artesanalmente a medida del pie del que
lo iba a calzar. Era la época del zapatero remendón. Posteriormente el calzado empezó
a confeccionarse de una manera estandarizada mediante el uso de máquinas
gobernadas por un operario. Hoy en día, de la mano de la técnica ortopédica
empezamos a disfrutar de zapatos diseñados con la ayuda de la informática a la
medida de nuestro pie y que pueden ser confeccionados por un autómata.
En el mismo sentido, Sánchez (1995, pág. 181) al hablarnos de la etapa industrial afirma
que: «En el mundo del tra
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to de vista educativo, a los autores. Una muestra de ello la podemos encontrar, por
ejemplo, en H. Janne que, ya a principios de los años setenta en la obra dirigida por
Dave (1979. pág. 157) y cuya lectura es básica, al hablarnos de las agencias
educativas del sistema nos describe la situación que estamos tratando, como propia de
una super industrialización a la que corresponden cambios de enorme rapidez y largo
alcance en cuanto a ciencia y tecnología Entre estos cabe mencionar la progresiva
mecanización de los procesos industriales Hasta alcanzar la automatización), la
extensa aplicación de la electrónica, los nuevos procesos químicos (conducentes a la
sustitución de materias primas), la producción de energía, la expansión de la industria
automovilística, de la radio y la televisión o la mecanización de la agricultura, del
trabajo administrativo y del doméstico. En todos los campos, la investigación científica,
el control técnico y las nuevas formas organizativas, han conseguido transformar el
trabajos.
La realidad es que ahora a punto de entrar en el 2000, nos encontramos no sólo
con una auténtica necesidad de información, que está provocando una auténtica
revolución en las tecnologías que aumentan las posibilidades de comunicación, sino
también con un reto enorme para todos los sistemas de educación.
Podemos pensar que estamos asistiendo a una auténtica revolución. Pero las
revoluciones generan víctimas como históricamente se demostró y se está
demostrando. De hecho, existen ya personas que si bien todavía no han perdido la
esperanza de llegar a trabajar algún día, viven su profesión y las ocupaciones que se
derivan de ella, bajo la alarma de la inestabilidad. Una inestabilidad que continuamente
está generando demandas y preguntas que el sistema de educación no puede
permitirse dejar de atender o responder
bre este asunto en términos de posibilidad, ya que para el logro de esta situación, se
dan cita, como es normal, fuerzas que juegan a favor y otras en contra.
En cualquier caso, debemos establecer antes de iniciar este tema qué entendemos
por tiempo libre,
Según nuestra concepción, es aquella parcela de tiempo que no dedicamos al
compromiso social y de supervivencia representado por el trabajo.
En nuestras sociedades industriales existe una tendencia a reducir el tiempo de
trabajo. Schwartz (1976, pág. 37), nos recuerda que en consecuencia con lo descrito
antes «el progreso de la producción, la racionalización del trabajo y la presión social de
los trabajadores originan conjuntamente una disminución regularizada del tiempo de
trabajo. Y de berta añadirse que a un uso inteligente de los avances y ventajas
producidos por el desarrollo de la tecnología tendrá que corresponder una extensión
del tiempo libre.
Pero la realidad hoy por hoy es bastante diferente. Ni todo el mundo dispone de la
misma cantidad de tiempo libre, ni todo el mundo disfruta cualitativamente igual del
mismo. Tanto es así que ello nos obliga, provisoriamente, a replantearnos el concepto
que tenemos de tiempo libre y el uso que de éste hacemos (véase la fig. 4).
La verdad es que, hoy por hoy, al tiempo natural que ocupamos en
recuperamos del trabajo, se le está sumando un tiempo cada vez mayor que
ocupamos en prepararnos para el trabajo. En consecuencia, no conseguimos
mantener el tiempo de ocio, sino que, al contrario, lo estamos disminuyendo.
Es bastante común la afirmación de que la vida en la sociedad futura sólo va a ser
posible en el marco de unas concepciones bien diferentes de las actuales.
Concepciones que tomaron cuerpo específico con el arranque de la revolución
industrial y la filosofía que vino a sustentar la misma. En un principio parecía que con la
industrialización vamos a necesitar menos tiempo en la realización de tareas
necesarias para la supervivencia Tareas que antes originan una dedicación constante,
larga y cansada. Sin embargo, no hace falta ir más allá de la alocada carrera en la que
nos ha inmerso, por ejemplo el afán de consumo, para darnos cuenta de que sucede lo
contrario a esta indeseable situación. El tiempo ocupa
Aumento del tiempo libre
El aumento del tiempo libre y del ocio, deseable caracteRÍstico de las sociedades
postindustriales, es también una de las cuestiones que más preocupan. Por supuesto
se habla so
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NOSOTROS
TIEMPO DE TRABAJO
TIEMPO LIBRE
TIEMPO PREPARACIÓN PARA |
EL TRABAJO
TEMPO RECUPERACIÓN DEL TRABAJO
TIEMPO
DE OCIO
FIGURA 4
do, sea en la ejecución o en la preparación de actividades destinadas a
garantizar la supervivencia, se ha ido extendiendo hasta desbordar la
parcela razonable que le correspondía, inundando ilícitamente el terreno de
todas las restantes actividades y disposiciones humanas. El tiempo libre,
entre éstas, se ha visto arrinconado, convirtiéndose en un período de
recuperación para las personas cansadas por el trabajo. Le ha sido
asignada la categoría de paréntesis en una vida enteramente dedicada a la
producción. +
Las actividades productivas y de consumo son necesarias no sólo para
mejorar y alargar la vida sino también para conservarla. Pero nuestra
sociedad produce, entre muchas insensateces, la inversión de esta
relación. La vida, que se entiende como un periodo de tiempo corto, es en
nuestro sistema de libre mercado indispensable - hay que apurarse para
conservar y mejorar la producción. La existencia de los hombres y mujeres
gira en torno a las tareas productivas y consumistas. El hombre
ilógicamente vive para producir y consumir en vez de producir y consumir
para vivir. Así, la consideración que del factor tiempo se tiene en la actual
organización social está casi exclusivamente relacionada con la
rentabilidad. El tiempo se nos desglosa en dos aspectos prin
cipales: el tiempo productivo, primordial, y el tiempo improductivo. Este
último es sinónimo de tiempo mal utilizado, en tanto no comporta ningún
tipo de beneficio en el sentido material Hay que aprovechar el tiempo al
máximo pues es una preciosa inversión para mañana.
No faltan razones para entender por qué se concibe el tiempo como aquel personaje
diabólico, obstinado en desbaratar la vida de los hombres y sus obras. Él se ha
convertido en algo adverso puesto que les advierte de su condición de mortales, les
convierte y pervierte en seres finitos. Así pues, esta nueva forma de la temporalidad de
la que hablábamos antes, la transitoriedad, en tanto que sucesión vertiginosa de
momentos, adquiere un nuevo matiz mortificador y perturbador de la vida del ser
humano. Somos víctimas, en definitiva, de la cronofobia.
Con respecto al ocio, si lo entendemos como la posibilidad de liberar,
disfrutar o recrear capacidades vitalmente significativas (lúdicas,
reflexivas, artísticas, intelectuales, como tiempo de recreación y
autocreación, donde tenemos la posibilidad de manifestar todo nuestro
potencial creador, de hacer y hacernos según nuestros gustos y
aspiraciones), entonces el tiempo libre debe ser entendido como tiempo de
ocio.
Pero no debemos engañarnos al hacer una supervaloración del tiempo de ocio. Si
bien hay un tiempo de trabajo y otro libro, éstos deben coodstir armoniosamente.
El ser humano, en tanto que ente indisociable, actúa globalmente. Si la
vivencia en una de sus partes es negativa repercutirá en el contenido de las
demás. Así, si una persona no se realiza en su faceta profesional puede afirmarse
que el ocio, aunque se llevaran a cabo los mayores esfuerzos educativos, no
llegará a ser más que poco gratificador
Todo ello nos lleva a afirmar que no podemos empezar a hablar de ocio si
antes no hemos hablado de las condiciones materiales, de la calidad de vida de
cada individuo. En caso contrario, posiblemente ofreceremos un odio
demagógico y falso.
Para una correcta puesta en marcha hacia este objetivo, deben crearse ocasiones
y posibilidades de cultura para las personas mucho más amplias. Pero, como señala
Legrand
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la contradicción entre una tecnología avanzada y los valores anticuados con que ésta
se aplica».
Una revolución Cultural que se suele denominar posinodema, y sobre la cual se
apuntan comentarios tales como que:
(1987, pág. 20), esto no será posible si antes no ha sido creada la conciencia de que el
mundo de las personas y las cosas están repletos de mensajes que, en cada momento
de la vida podrán enriquecer la existencia de cada unos. Deberán poDerse además
todos los medios necesarios para que las personas no se conviertan en víctimas del
tedio.
Esta es la realidad de muchas personas que, embrutecidas y fatigadas por largas y
nada realizados jornadas de trabajo, llegan a no saber qué hacer con su tiempo Libre.
Se abandonan a un modo pasivo, consumidor y generalmente no gratuito, el cual es
vivido como olvido y evasión. En este sentido, Avanzini (1979, pág. 298) nos advierte
que todavía no sabemos hasta dónde pueden Llegar las consecuencias de un
aburrimiento colectivo vivido simultáneamente por millones de seres humanos
aglutinados en megápolis..
En cualquier caso, está claro que deberíamos hacer un esfuerzo para no olvidar tan
a menudo la sana costumbre
un tiempo para cada cosas y dejar de mezclarlo todo.
Aparece con:
— La diversidad de los modos de vida.
La tendencia a la personalización. El retroceso del orden disciplinario, revolucionario y
convencional. Esto es, el rechazo a la socialización disciplinaria.
Rompe con:
PARTICIPAR RELACIONAR
COMPENSATORIA
COMPENSAR RECUPERAR
RECURRENTE
ACTUALIZAR
Funciones
OCIOSA
RECREAR CULTIVAR CREAR
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hecheado la aparición y, por otro, ccante el aur
7. Complemento y apoyo de la educación formal escolar. 8. Recuperación y
reintegración de sujetos marginados, de
sectores y fracasados del sistema escolar. 9. Pedagogía de la tercera edad.
10. Pedagogía del ocio infantil y juvenil 11. Formación y animación cultural en
general. 12. Formación política. 13. Formación religiosa y espiritual. 14.
Formación estética y artística. 15. Formación física y deportiva. 16. Formación
intelectual. 17. Educación ambiental y ecológica. 18. Educación higiénica y
sanitaria. 19. Educación sexual y familiar. 20. Educación cívica y ciudadana. 21.
Formación e instrucción de otros aspectos relativos a la
vida cotidiana. 22. Desarrollo personal y entrenamiento para las relaciones
humanas. 23. Educación especial para disminuidos físicos y psíquicos. 24.
Reinserción y rehabilitación social.
gualdad actual en la formación, podría llegar a desembocar en un nada deseable
cisma en la población, alejándose de su necesaria participación en el progreso
económico y social,
Estamos viendo, por un lado, cómo la oferta tradicional está mostrando
signos de fatiga ante el aumento de la demanda de educación y, por otro, cómo la
existencia de ésta ha generado la aparición de nuevas ofertas. En la actualidad,
de hecho, hemos visto que existen nuevos conductos educativos no formales y
nuevos entornos que están asumiendo las tareas formativas, sin que éstas hayan
sido nunca su razón principal de ser
El cambio hacia un nuevo orden social nos compromete a todos si queremos que el
futuro sea esperanzador. Son muchos las incógnitas y los problemas que han de ser
resueltos ahora y prever para el mañana. No en vano en los últimos años del siglo xx
ya es habitual advertir acerca de los retos que habremos de afrontar en los años
venideros.
El problema formativo ya no pertenece a un solo sector sino que compete a todos.
Por esta razón, todas las instituciones de todos los sectores habrán de esforzarse en
encontrar más espacios comunes de los actuales, donde intercambiar planteamientos,
trabajar juntos y beneficiarse mutuamente.
Por otra parte, es necesario extender la conciencia de que cualquier persona
podrá ser reclamada en el transcurso de su vida profesional para actuar como
educador de otros.
Sin embargo, no debemos olvidar que la formación es una cuestión compleja
y que cualquier aspecto de esta provoca que se acuda en busca de ayuda y
respuestas que casi nunca son fáciles de encontrar.
Como veremos en el apartado 3, la función docente implica muchas tareas, algunas
de las cuales para su correcta realización requieren de una sólida formación
pedagógica. Hoy en día, ya intervienen habitualmente en formación permanente
profesionales (ingenieros, informáticos, médicos, abogados, etc.), cuyos currículos
académicos no contemplan capacitaciones ni teóricas ni prácticas relacionadas
específicamente con cuestiones pedagógicas. Todo ello no sólo es causa de
desorientación en estos formadores, sino que pone de manifiesto la necesidad de
apoyarles y formales en este sentido.
Probablemente, el lector habrá encontrado enseguida ejemplos educativos en cada
uno de los apartados, si es que no ha sido capaz de establecer algún apartado nuevo.
En cualquier caso, sería una discusión provocada por la misma riqueza del sector y por
consiguiente positiva.
Basándonos en todo lo comentado hasta aquí, podemos afirmar sin temor a
equivocarnos que la sociedad está viviendo una situación sin precedentes, propiciada
por el aumento generalizado de la demanda de educación. Una situación que, además,
nos revela su carácter de complicada y difícil urgencia cuando nos darnos cuenta de
que la sociedad, por una parte, depende para mantener el ritmo de su desarrollo del
auxilio de un sisterna, el educativo, que debe renovarse profundamente: y, por otra,
como se analiza por ejemplo en los estudios de Flecha (1990), ve que el nivel mínimo
de formación requerido para todos es cada vez más elevado, al mismo tiempo que el
número de personas que, por alguna razón, no pueden alcanzarlo crece. Una situación
que, dada la desi
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