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2) Duración y objetivos
Lo normal es encontrar contratos de entre uno y cinco años. De todas
formas, la duración del contrato de management se suele vincular al
cumplimiento de ciertos hitos u objetivos. Por ejemplo, que el mánager
sea capaz de negociar con éxito un contrato discográfico, siendo
recomendable acordar previamente los mínimos que deben tener tal
contrato para considerar conseguido el objetivo. Si no se alcanzan estos
hitos, el contrato quedaría resuelto antes de que se cumpla el plazo.
Es fundamental que en la cláusula de duración se estipulen las
condiciones para el devengo de honorarios a favor del mánager una vez
finalizado el contrato (como en el caso de determinados ingresos que
se consiguieron gracias al trabajo del mánager y que el artista puede
estar percibiendo durante varios años más).
3) Honorarios
Lo habitual es que el mánager cobre un porcentaje de los ingresos
generados en las áreas del artista en las que interviene. Por ejemplo,
un booker podría cobrar el 10% de los ingresos generados por los
conciertos que él consigue, aunque dicho porcentaje puede variar si
también interviene un tour mánager con el que repartir las
responsabilidades (y las ganancias). En cambio, un mánager integral o
mánager 360, responsable de todos los aspectos de la carrera musical,
podría obtener entre un 10% y un 30% de todos los ingresos que perciba
el músico o banda.
4) Gastos
Esta es una de las cláusulas más delicadas a negociar puesto que se
trata de una cuestión que puede desvirtuar los ingresos efectivos del
artista o del mánager. Si el porcentaje de honorarios del mánager se
acuerda “sobre los ingresos íntegros del artista” significa que no se
deducen los gastos soportados por el músico, lo cual favorece
claramente al mánager y perjudica a su cliente. Puede ocurrir que el
promotor de un concierto corra con todos los gastos y pague una
cantidad directamente al artista, o bien que el caché sea más alto
porque corren a cuenta del artista gastos de viaje y hoteles.
Lo más equilibrado es pactar que la comisión se calcule sobre los
ingresos netos, una vez deducidos determinados gastos como:
– Impuestos;
– Promoción y publicidad.
Por otro lado puede haber gastos pagados por el mánager pero que
deben ser soportados por el artista según el contrato. En tales casos las
cantidades adelantadas por el representante serán reintegrados por el
artista. Por ejemplo, la oficina de management puede ir realizando los
pagos a hoteles, agencias de viaje o a personal contratado por el artista,
para posteriormente realizar la oportuna liquidación al cobrar la factura
por el concierto.
5) Exclusividad
Lo normal es que se pacte exclusividad con el mánager. Hay que
negociar si la exclusividad sólo alcanza a la representación en España
o tiene ámbito internacional. También se especificarán aquellas áreas o
funciones en las que el mánager dispone de exclusividad. En cambio,
será raro encontrar un mánager que trabaja en exclusiva con un sólo
artista.
6) Poder de representación
En el contrato de management se puede incluir una cláusula que obligue
al artista a otorgar un poder notarial de representación, de manera que
el mánager pueda actuar frente a terceros en nombre del músico con la
misma fuerza que si firmara personalmente el representado. Esta
práctica aporta mucha agilidad y autonomía al mánager para
desempeñar su trabajo, aunque debe existir total confianza personal
para evitar situaciones indeseables.
8) Liquidaciones
Los ingresos generados por el artista pueden ser percibidos
directamente por éste, o bien puede autorizarse al mánager para cobrar
cantidades en su nombre. En tales casos el promotor de un concierto o
el sello discográfico abonaría el dinero al mánager, quien
posteriormente lo ingresa al artista descontando sus honorarios y gastos
que haya adelantado.
Es el trabajo que requiere una posición más cercana y 24/7 que ninguna
otra profesión dentro de la industria musical. Requieren de una relación
muy personal con el artista, a veces incluso deben hacer de psicólogo
y sobretodo es el nexo entre el artista y la banda frente a todo el
ecosistema de la industria musical. No obstante hay que ser consciente
que en modelos de bandas emergentes y autogestionados el manager
es la propia banda dónde se suelen repartir las funciones o contar con
alguien de apoyo, freelance, allegado…