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PERSONALIZACION DE LA ARQUITECTURA

DE GRAFFITIS Y ENGALLES

Muros blancos, mentes vacías

Graffitti urbano

En 1908 Adolf Loos, el reconocido arquitecto vienés ataca el uso del ornamento en la arquitectura con el texto
Ornamento y delito. Allí propone una serie de ejemplos en donde expone el uso del ornamento como un elemento
perjudicial para la cultura:

“Los rezagados retrasan el desarrollo cultural de los pueblos y de la humanidad, pues el ornamento no sólo es
producto de delincuentes, sino que constituye un delito por cuanto perjudica gravemente la salud de los hombres,
el patrimonio nacional y su desarrollo cultural”

Para Loos, es sintomático el hecho de que en las prisiones, el ochenta por ciento de los reclusos presenten
tatuajes; el arquitecto se refiere a los tatuados no encarcelados como delincuentes en potencia o aristócratas
degenerados. También encuentra síntomas de erotismo y degeneración, presentes tanto en las pinturas
rupestres como en los primeros rayones de los niños en las paredes.

La necesidad de respaldar su propio lenguaje expresivo ante sus clientes (ausencia de ornamento es signo de
fortaleza intelectual y civilización) y un espíritu de fe en la maquina (procesos industrializados, rechazo por lo
artesanal) característica de la arquitectura del movimiento moderno , presenta en Loos como sueño la imagen de la
ciudad ideal donde los ciudadanos encuentran placer en cajas de cigarrillos sencillos, son felices en la austeridad y
gozan de no ser considerados monos de feria por llevar atuendos extravagantes:

“ Si quiero comer un trozo de pastel escojo uno bien liso, y no uno decorado con un corazón o un niño en pañales o
un jinete, completamente cubierto de ornamentos”

Estos ciudadanos habitan en ciudades genéricas y normativizadas, donde los muros blancos relucen sin campo
para lo espontáneo. Similares versiones de este sueño han sido representadas en pesadillas cinematográficas como
Farenheit 451 y Alphaville.

Todavía hoy, los esfuerzos por mecanizar la vida urbana han resultado inútiles. La Ciudad Radiante promovida por
Le Corbusier que limitó las funciones de los ciudadanos a habitar, circular, trabajar y recrearse tuvo fuertes criticas
a partir de los años 60s con el Team X, y Tendenza, aún no estamos seguros del éxito de Brazilia como experimento
del movimiento moderno en Latinoamérica. Sin embargo, en los suburbios americanos como el Celebration de
Florida, los habitantes viven en conjuntos cerrados, en los cuales el nivel de normatividad llega a definir tamaños,
formas e incluso el color de las pinturas internas de las casas encontrando resguardo en la abstracción, seguridad
regularidad y el ansiado aislamiento del las dinámicas presentes en la ciudad .

Grafismo en arquitectura contemporánea

En la arquitectura contemporánea, arquitectos como Herzog y De Meuron han trabajado el tema de la piel
arquitectónica como medio expresivo, recurriendo a técnicas como la serigrafía sobre concreto o sobre vidrio,
aplicando recursos visuales como los empleados por Andy Warhol. Estos arquitectos han desarrollado nuevas
relaciones entre lo interior y exterior para la arquitectura con ejercicios generadores de nuevos sentidos en ella,
por ejemplo, logrando dar cualidades de la piedra al vidrio o llevando fotografías históricas a la fachada de una
biblioteca. ILUSTRAR

En un sentido clásico, el grafismo ha tenido un lugar en relación con la composición total del edificio, una relación
de las partes con la unidad teniendo en cuenta la proporción y la armonía presente en sus elementos constitutivos.
En la arquitectura de Herzog y De Meuron los espacios para el grafismo han sido concebidos buscando resultados
específicos, y desarrollados en talleres de manera prefabricada. En edificios como el de la Ciudad de Flamenco
utilizan el sincretismo del graffitti aplicado a la arquitectura, apropiándose de este lenguaje urbano para simular el
trazo característico del graffitti, ésta operación lo despoja de su carácter efímero original volviéndolo inmutable y
permanente, abstrayendo la imagen más no su significado. ILUSTRAR

Graffiti versus Ornamento

El grafiti como medio de expresión se caracteriza por su desarrollo en el espacio público, generalmente sin previa
autorización, puede llegar a generar impacto entre los ciudadanos, promoviendo visiones distintas las de los
grandes medios de comunicación. Tiene éxito dependiendo del nivel de impacto que logre transgrediendo
significados, según el nivel de elaboración técnica, destreza y experimentación, o por su pertinencia en un
momento coyuntural particular.

Aunque existen graffittis contextuales en un sentido sintáctico, no es regular la preocupación de una


contextualización formal del graffitti con el edificio. Con el graffitti se rompe la unidad, las imágenes pueden
significar más para el transeúnte que el propio edificio: como forma de arte callejero, le atribuye una nueva mirada
a la ciudad, una mirada sobre sus propios ciudadanos.

Un caso particular de apropiación del espacio público y de uso del grafiti como herramienta de comunicación a
nivel urbano, son los llamados Tags, utilizados para definir o señalizar territorios. Un caso de tags es referido por
Henry Dreyfuss, Symbol Sourcebook, an authoritative Guide to international graphic Symbols, New York. 1972, en él
aparecen señales de vagabundos con códigos como: no vaya en esta dirección, vecino peligroso, usted puede
acampar acá, un caballero vive aquí, el dueño está afuera, el dueño está adentro. Ana Longoni, en su libro El
siluetazo, hace referencia a los scratches, simuladas señales de tránsito colocadas cerca de torturadores e
implicados en la dictadura argentina con advertencias como genocida a 50 m.

Grafiti es la ley

Desde los ochentas varios grafiteros han alcanzado prestigio, artistas como Jean Michel Basquiat, SAMO (Same old
Shead), o Keith Haring han ocupado un lugar destacado en la historia del arte. Aunque abandonaron el grafiti, los
rasgos de contracultura persistieron en su obra y legitimaron una forma de hacer arte que solía ser marginal.

La reciente exposición del museo Bristol de Bansky ha recibido a más de 250,000 visitantes, Kate Brindley
reconoció “la ironía” de que el Ayuntamiento esté pagando los gastos de la exposición de la persona a la que
“persiguió” durante años por sus grafitis en lugares públicos.

Ante la presión de los habitantes de la ciudad de Bristol, se aprobó un referendo por el Concejo Ciudadano en el
que se decidió declarar el grafiti de Bansky como patrimonio cultural de la ciudad, un verdadero triunfo frente a la
persecución legal en contra del arte callejero.
.

La personalización de la arquitectura en el país

Un texto producido por la arquitecta Adriana Cobo, estudia el fenómeno de la estética del narcotráfico, y lo
relaciona directamente con la vivienda popular:

Dentro de este fenómeno la arquitectura, realizada por auto-construcción en barrios de invasión, o por encargo;
juega un papel fundamental como medio difusor de la estética ornamentada, ostentosa y desproporcionada que el
narcotráfico ha utilizado en una gran cantidad de edificaciones.

Desafortunadamente en este texto se ve estigmatizado el fenómeno del engalle, de una manera superficial se
establece una raíz directa en el narcotráfico como origen de esta estética logrando su descalificación. Esta visión
cerrada del problema no ofrece una mirada sobre las lógicas sociales detrás de esto.

La necesidad de personalización de la arquitectura, ha sido un tema de estudio para el Arquitecto Hernando


Carvajalino con su equipo de Barrio Taller, en el artículo: El engalle de la vivienda popular. Carvajalino escribe sobre
la diversidad cultural y identidad de los habitantes expresada a través de la vivienda popular. Este fenómeno nace a
partir de la autoconstrucción de vivienda y surge de la necesidad de identificar y apropiar su espacio. El engalle
popular se da como proceso de creación colectiva del espacio público, en la fachada se crea un telón urbano, y las
casas se oponen al anonimato de las propuestas de vivienda masiva.

Carvajalino da cuenta de esta realidad de vida y de cómo se asimilan los valores que comparte la colectividad ya
que en la construcción actúan propietarios, albañiles, carpinteros, ornamentadores, artesanos, pintores y
graffiteros. El engalle no sólo está presente en la fachada, lo encontramos en el interior de la vivienda y en los
buses de uso público. A estos últimos escribe Carvajalino se le colocan “gallos” que ambientan y adornan, según los
gustos y preferencias personales: se cuelgan llaveros, se pegan calcomanías, refranes populares, o imágenes
religiosas. Mientras tanto, la casa se engalla con rombos, estrellas, colores y texturas en fachada, y en su interior,
con matas de sábila, fotos familiares o nichos religiosos.

Diseño participativo

La certidumbre de que todo está hecho anula la participación del sujeto.

La ciudad priva a los ciudadanos de generar una colectividad mediante la apropiación del entorno y la
construcción una memoria colectiva. La gran mayoría de las propuestas urbanas y arquitectónicas se dirigen
actualmente sin tener en cuenta ningún tipo de diseño participativo. La planeación urbana aplica soluciones
estándar a problemas concretos, esto crea una desconexión entre ciudad y ciudadano.

Desde los propietarios hasta los aeropiratas sin autorización, prima el deseo de personalización del espacio
urbano. Este deseo nace más temprano que la capacidad adquisitiva. Frente a esto han surgido dinámicas de
personalización de la ciudad, el engalle, el grafismo, las intervenciones colectivas para celebraciones tradicionales,
son iniciativas presentes en los barrios populares, el grafiti particularmente se esparce en lugares simbólicos de la
ciudad : plazas, monumentos, edificios de oficinas y colegios . Estos procesos sociales son una fuente constante de
memoria colectiva.

Actualmente existen varios archivos que se dedican a preservar por medio de fotografías de arte callejero, ejemplo
de esto es el archivo Memoria Canalla patrocinado por el Ministerio de Cultura, también en varios países se han
desarrollado tesis y estudios sobre este fenómeno cultural. Sin embargo la legitimidad del grafiti se amenaza con la
posibilidad de su normalización transgrediendo el sentido contracultural original. Con la zonificación del grafiti se
solucionan las culatas y la apariencia desgarrada provocada por las propuestas urbanas de acondicionamiento vial,
pero a su vez también se despoja su sentido de subversión presente en la capacidad de impacto mediante la
apropiación de espacios simbólicos dentro de la ciudad.

Aceptar la ciudad heterogénea, fragmentada y progresiva implica despojarse de una visión tecnocrática, basada
en la regularización y la zonificación unidimensional .Entender esto abre la posibilidad de generar acciones
participativas, concertando y construyendo con las comunidades, esto contrasta con la imagen de los proyectos de
vivienda de interés social donde prima el ideal de una ciudad tranquila, higiénica y homogénea.

La construcción de una ciudad acorde con los rasgos culturales de sus habitantes y su látete necesidad de
personalización implica una replanteo de los actuales aspectos normativos y proyectuales, factores como la
dotación de zonas de sesión para graffittis en zonas de alto contenido simbólico, previsión del engalle en vivienda
popular, deben ser tenidos en cuenta en los procesos de urbanización.

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