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CIENCIA Y PSEUDOCIENCIA
IMRE LAKATOS
LECTURA
DAF
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Serie: Vida Filosófica
Esta lectura, con el título de Ciencia y pseudociencia, ha sido tomada de:
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CIENCIA Y PSEUDOCIENCIA
Imre Lakatos
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El valor cognoscitivo de una teoría nada tiene que ver con su in-
fluencia psicológica sobre las mentes humanas. Creencias, conviccio-
nes, comprensiones… son estados de la mente humana. Pero el valor
científico y objetivo de una teoría es independiente de la mente huma-
na que la crea o la comprende. Su valor científico depende solamente
del apoyo objetivo que prestan los hechos a esa conjetura. Como dijo
Hume:
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vo que crear una teoría de las perturbaciones, de la que se sigue que
ningún planeta se mueve en una elipse.
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llegaron a realizarse y que ni siquiera se habían construido los instru-
mentos necesarios.
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tecimiento concebible le impulsaría a abandonar su marxismo. Si está
vinculado al marxismo encontrará inmoral la especificación de un es-
tado de cosas que pueda refutarlo. Por tanto, una proposición puede
fosilizarse hasta convertirse en un dogma pseudocientífico, o llegar a
ser conocimiento genuino dependiendo de que estemos dispuestos a
especificar las condiciones observables que la refutarían.
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En los últimos años he defendido la metodología de los progra-
mas de investigación científica que soluciona algunos de los proble-
mas que ni Popper ni Kuhn consiguieron solucionar.
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En contra de Popper, la diferencia no puede radicar en que algu-
nos aún no han sido refutados, mientras que otros ya están refutados.
Cuando Newton publicó sus Principia se sabía perfectamente que ni
siquiera podía explicar adecuadamente el movimiento de la luna; de
hecho, el movimiento de la luna refutaba a Newton. Kaufmann, un fí-
sico notable, refutó la teoría de la relatividad de Einstein en el mismo
año en que fue publicada. Pero todos los programas de investigación,
que admiro, tienen una característica común. Todos ellos predicen he-
chos nuevos, hechos que previamente ni siquiera habían sido soñados
o que incluso habían sido contradichos por programas previos o
rivales. En 1686, cuando Newton publicó su teoría de la gravitación,
había, por ejemplo, dos teorías en circulación relativas a los cometas.
La más popular consideraba a los cometas como señal de un Dios
irritado que advertía que iba a golpear y a ocasionar un desastre. Una
teoría poco conocida de Kepler defendía que los cometas eran cuerpos
celestiales que se movían en líneas rectas. Ahora bien, según la teoría
de Newton, algunos de ellos se movían en hipérbolas o parábolas y
que nunca regresaban; otros se movían en elipses ordinarias. Halley,
que trabajaba en el programa de Newton, calculó a base de observar
un tramo reducido de la trayectoria de un cometa, que regresaría
setenta y dos años después; calculó con una precisión de minutos
cuándo se le volvería a ver en un punto definido del cielo. Esto era in-
creíble. Pero setenta y dos años más tarde, cuando ya Newton y Halley
habían muerto tiempo atrás, el cometa Halley volvió exactamente co-
mo Halley lo había predicho. De modo análogo los científicos newto-
nianos predijeron la existencia y movimiento exacto de pequeños pla-
netas que nunca habían sido observados con anterioridad. O bien, to-
memos el programa de Einstein. Este programa hizo la magnífica pre-
dicción de que si se mide la distancia entre dos estrellas por la noche y
se mide la distancia de día (cuando son visibles durante un eclipse del
sol) las dos mediciones serán distintas. Nadie había pensado hacer tal
observación antes del programa de Einstein. De este modo en un
programa de investigación progresivo, la teoría conduce a descubrir
hechos nuevos hasta entonces desconocidos. Sin embargo, en los pro-
gramas regresivos las teorías son fabricadas sólo para acomodar los
hechos ya conocidos. Por ejemplo, ¿alguna vez ha predicho el marxis-
mo con éxito algún hecho nuevo? Nunca. Tiene algunas famosas pre-
dicciones que no se cumplieron. Predijo el empobrecimiento absoluto
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de la clase trabajadora. Predijo que la primera revolución socialista
sucedería en la sociedad industrial más desarrollada. Predijo que las
sociedades socialistas estarían libres de revoluciones. Predijo que no
existirían conflictos de intereses entre países socialistas. Por tanto, las
primeras predicciones eran audaces y sorprendentes, pero fracasaron.
Los marxistas explicaron todos los fracasos: explicaron la elevación
de los niveles de vida de la clase trabajadora creando una teoría del
imperialismo; incluso explicaron las razones por las que la primera re-
volución socialista se había producido en un país industrialmente
atrasado como Rusia. «Explicaron» los acontecimientos de Berlín en
1953, Budapest en 1956 y Praga en 1968. «Explicaron» el conflicto
ruso-chino. Pero todas sus hipótesis auxiliares fueron manufacturadas
tras los acontecimientos para proteger a la teoría de los hechos. El
programa newtoniano originó hechos nuevos; el programa marxista se
retrasó con relación a los hechos y desde entonces ha estado corriendo
para alcanzarlos1.
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En contra de Popper, la metodología de los programas de inves-
tigación científica no ofrece una racionalidad instantánea. Hay que
tratar con benevolencia a los programas en desarrollo; pueden trans-
currir décadas antes de que los programas despeguen del suelo y se
hagan empíricamente progresivos. La crítica no es una arma popperia-
na que mate con rapidez mediante refutación. Las críticas importantes
son siempre constructivas; no hay refutaciones sin una teoría mejor.
Kuhn se equivoca al pensar que las revoluciones científicas son un
cambio repentino e irracional de punto de vista. La historia de la cien-
cia refuta tanto a Popper como a Kuhn; cuando son examinados de
cerca, resulta que tanto los experimentos cruciales popperianos como
las revoluciones de Kuhn son mitos; lo que sucede normalmente es
que los programas de investigación progresivos sustituyen a los regre-
sivos.
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Notas
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Las teorías deben ser comparadas en el ámbito de representación respectiva
considerando la naturaleza de su objeto representado so riesgo, de no hacerlo
así, de caer en una incoherencia analítica. Además se debe separar lo valorativo
moral de lo gnoseológico. En lo último no se pueden tomar los resultados más
deleznables para validar o desvalidar una teoría o un programa de investigación
científicos (Nota del editor de esta lectura).
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