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Los expertos abordarán los nuevos contextos que se viven en la ruralidad mexicana a partir de las
bases marxistas que sentaron los conceptos como acumulación originaria; desde la cuestión agraria
en México y la llamada “vía mexicana”, pasando por la ideología de clase, para dar paso a las nuevas
formas de integración de la clase campesina en el mercado internacional como es la mercantilización
de su cultura, así como las nuevas técnicas de innovación. Esta mesa pretende reivindicar el marxismo
como un marco teórico vigente en el contexto actual de crisis en el campo mexicano.
LA ACUMULACIÓN ORIGINARIA:
NUEVAS FORMAS DE INTEGRAR EL MARXISMO EN LA RURALIDAD MEXICANA.
Y lo anterior tiene base en el contexto que se vivió a partir de los acontecimientos ocurridos
en la última década del siglo XX: la caída del Muro de Berlín, la resignación de la humanidad
a la idea de un capitalismo innato, los resultados del ‘socialismo real’, así como la idea de
democracia como la vía única para el desarrollo de las sociedades (Hobsbawm, 1995).
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Ingeniero Agrónomo Especialista en Sociología Rural; Licenciado en Ciencias de la Comunicación
(Periodismo). Técnico de Impacto Social en Natura Medio Ambiente. Correo:
raolmedo@naturamedioambiente.com.mx
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana
sólo por la explicación del sistema capitalista, sino porque la sociedad actual sólo ha
cambiado en apariencia y no en esencia, por lo que no se han resuelto los problemas que
desde hacía más de un siglo Marx identificó. El sistema actual se sigue manteniendo bajo la
premisa de explotación, enajenación y acumulación de capital, lo que cambia es que se han
afinado los mecanismos, endulzado los discursos y revestido las relaciones sociales de
producción.
Un caso concreto que puede ser abordado desde la perspectiva marxista se encuentra en las
zonas rurales en México; la deuda histórica que se tiene con este sector de la población ha
cambiado drásticamente en los últimos años. Si en un principio el campesino era un actor
revolucionario, actualmente se encuentra en una fase de desarticulación que ha hecho
cambios de percepción sobre la ruralidad mexicana y sus habitantes.
Esta nueva clase social se consolidó a lo largo del siglo XX con ayuda de las políticas
públicas que el Estado desarrolló de manera directa ante las demandas del orden mundial y
de la lógica del mercado. Empero, esta nueva clase se encuentra en una fase de mayor
conflicto con el capital ya que no lucha por cuestiones materiales, sino por elementos
simbólicos e inmateriales que las grandes empresas quieren apropiarse de manera no
legítima. Estamos ante una nueva forma de la acumulación originaria, ya no dentro de la
infraestructura, sino en la superestructura, es decir en al ámbito simbólico, cultural e
ideológico, donde se pretende despojar de dichos elementos significativos a los habitantes
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
Así, el presente trabajo analiza la problemática actual en las zonas rurales desde la
perspectiva marxista en términos de clase, acumulación originaria y enajenación, para
proponer nuevos conceptos que permitan explicar una realidad que actualmente se maneja
bajo un discurso progresista y de modernidad (forzada), pero que encarna una lucha por la
autonomía de la cultura, el derecho a la diversidad ideológica y en suma, a la mercantilización
de la vida social.
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Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
Como afirma Campos (2004: 57) “las relaciones existentes entre la estructura económica y
la superestructura jurídica, política e ideológica, son difíciles y complejas, incluso han
surgido polémicas en cuanto a considerar quién juega el papel determinante en el desarrollo
de la sociedad”, empero, más que pensar en lo dependiente de lo independiente, se debe en
un sentido dialéctico, por lo que la modificación de cualquiera de los campos tiene
repercusiones directas e indirectas tanto en su fase complementaria, como en los individuos
que desarrollan de manera paralela en sociedad.
Bajo este sentido, podemos observar que la definición de sociedad que ideó Marx no ha
perdido vigencia, ya que “la concepción marxiana de la sociedad parte de un entendimiento
de la condición humana como situación de servidumbre ante ciertas fuerzas y estructuras
sociales que nos subyugan” (Giner 2001: 105), por lo que en la globalización no se han
modificado los mecanismos, sino que se han revestido las relaciones sociales que soportan
este sistema, volviendo cómplices a los individuos de su propia enajenación.
Pero ¿cómo es que la cultura se vuelve mercancía y cómo adquiere un carácter de fetiche?
Bien, para poder entender el proceso de mercantilización es necesario identificar el campo
de acción de la cultura como un espacio dentro de la esfera social donde se generan lazos de
identidad, reivindicación e historia colectiva, así como se generan símbolos y prácticas que
se vuelven parte del Lebenswelt (mundo de la vida) de los grupos sociales. Bajo esta premisa,
Olmedo (2016: 14) infiere que
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La cultura así se constituye como un conjunto de símbolos y prácticas que conforman parte
de la vida material e inmaterial de los grupos sociales; no obstante, el proceso de
mercantilización de la cultura se ha dado en un sentido de expropiación de esas prácticas y
símbolos como elementos dentro del proceso de la esfera social y se ha trasladado a la esfera
económica y de manera específica en el sistema de producción. De acuerdo con Kautsky
(1978: 63):
Esta definición explica de manera concreta el desarrollo del turismo en las zonas rurales de
México, ya que en los últimos años se ha encargado de “ofrecer” a los turistas internacionales
y nacionales un conjunto de mercancías y bienes culturales que en apariencia coadyuvan a
conservar las diversas culturas que existen en el país, pero que en realidad están
estableciendo los estándares para la selección cultural de elementos que sean
económicamente redituables, socialmente aceptados e intencionalmente reconocidos.
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Si antes, el valor de uso determinaba la satisfacción de una necesidad, bajo esta nueva
relación la necesidad práctica y hasta cierto punto necesaria se cambia por una necesidad
social de aceptación /rechazo ante la mainstream global. Este nuevo cambio lo define
Baudrillard (2011:2) bajo una crítica en el cambio necesario de la forma de entender la
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mercancía y sus respectivos valores: “una verdadera teoría de los objetos y del consumo se
fundará no sobre una teoría de las necesidades y de su satisfacción, sino sobre una teoría de
la presentación social y de la significación”.
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Bajo esta tendencia gradual, los habitantes de las zonas rurales se vieron en la necesidad de
diversificar las actividades de remuneración económica. Entre sus actividades alternas se
puede mencionar la parcelación de las tierras y con ello la pérdida de la propiedad comunal
y ejidal; la penetración del turismo rural/natural/cultura/etc que es una práctica enajenante de
la vida rural; la mercantilización de su cultura en artesanías, eventos espectaculares, venta de
una ‘experiencia rural’ y sobre todo el cambio de percepción de su vida, sus problemas y los
cambios sustanciales que en ella están ocurriendo.
Si, como afirma Bottomore y Nisbet (1988: 165) “la sociedad contemporánea no es sólo un
resultado, sino también un producto, y es este particular resultado, este particular producto,
el que funciona como sociedad, de una manera distinta de la de otros resultados y productos”,
podemos afirmar que la sociedad rural es producto de un olvido justificado de manera
política, pero no social; su desarrollo está interconectado a la urbanidad, sin embargo, no se
han resulto aún los grandes problemas que en la primera se presentan. La apatía y
depredación que existe hacía las zonas rurales hace que cada vez más, las formas de
interacción se conviertan en subordinación en términos económicos, políticos y sociales entre
las dos zonas, por lo que se requiere de un cambio en la forma de actuar en la ruralidad para
encontrar la vía que permita incrementar la calidad de vida de sus habitantes para fortalecer
el campo y generar un desarrollo compatible.
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Si antes la creación de artesanías y eventos culturales eran una forma secundaria para tener
un ingreso económico extra al que generaba la actividad agropecuaria y la cual era la
característica más importante de la ruralidad, actualmente, aquellas actividades han adquirido
una autonomía ante lo agropecuario y con ello el requerimiento de mayor tiempo de
dedicación para la industria mercantil de la cultura.
Por lo que la ruralidad ya no presenta una base trabajo-tierra, sino cultura-ocio; este cambio
implica por tanto un desplazamiento en la forma en que se genera valor: ya no por la fuerza
de trabajo y en última instancia la transformación de las materias primas, sino en las
prácticas/bienes culturales redituables y los espectadores/consumidores que estén dispuestos
a consumirlas.
El artesanado como clase presenta características peculiares que lo sitúan como nuevo actor
potencial en el desarrollo de las zonas rurales; de él se pueden desprender diferentes análisis
de sus relaciones sociales de organización, socialización y producción. Por ejemplo, de
acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo Cultural de México (ENCCUM) (2012) se
estima que hay poco más de 7.5 millones de artesanos, sin embargo, no se conoce más allá
del rubro artesanal en el que se desarrolla (madera, vidrio, cestería, textil, metalúrgico, etc.),
por lo que es necesario indagar cuál es su estructura socioeconómica, su relación artesanal
de producción y los programas que apoyan o condicionan su reproducción.
Por otro lado, el artesanado ha sufrido también de los intentos gubernamentales para ser
controlado y muestra de ello fue el corporativismo que se extendió a través de Fondo
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Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart), el caciquismo que se conformó a través
de relaciones clientelares para concentrar las ganancias de la venta de artesanías al Estado,
el intento del Estado por ‘certificar’ a los artesanos con la finalidad de agregar valor en dichas
mercancías, lo que desembocó en una exclusión en la obtención de financiamiento y difusión
de productos de un gran número de artesanos que se resistieron a ‘modernizar las prácticas
heredadas’ de sus familias.
Así, el artesanado como ‘nueva’ clase presenta también una reciente historia de lucha por su
autonomía y desarrollo compatible, que aunque lo diferencia del campesinado, requieren de
una alianza con el segundo para adquirir los elementos necesarios que los lleven a su
autosuficiencia.
Existen varios casos en la historia reciente, que demuestran que las empresas están
comenzado a mirar los bienes culturales de las zonas rurales mexicanas con recelo y signos
de pesos; el caso de la empresa Mango que “plagió” con reproducción de diseños de
Tenangos hidalguenes (Castillo y Cruz, 2017), el caso de Nestlé en 2015 sobre diseños
provenientes de Tenango y que llegó a una demanda por parte de los artesanos Adalberto y
Angélica (Plumas Atómicas, 2017), y el caso de la diseñadora francesa que tuvo que
reconocer que parte de sus diseños tienen origen de diseños provenientes de artesanos
oaxaqueños (Aristegui Noticias, 2015).
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Lo que se hace para evitar estos casos es registrar la autoría de los diseños ante el Instituto
Nacional del Derecho Autor, y esto a su vez que se realce una valoración de jurídica del
Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI), sin embargo, esta regulación no
prohíbe su reproducción en serie por parte de terceros, ya que como afirman Castillo y Cruz
(2017) “el uso de los patrones y diseños artesanales mexicanos es permitido siempre y cuando
quien lo utilice no los acredite como propios”.
Es decir, que la cultura al ser mercancía se enajena de los individuos que la reproducen y les
arrebata su derecho como productores de la misma, para dar paso a la producción en serie y
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Este despojo simbólico y cultural es en suma la misma acción llevada en la base económica
(infraestructura) que Marx identificó y denominó como “acumulación originaria”, pero que
se está realizando en el seno de la superestructura. Por lo que se deben generar alternativas
de propuestas cooperativas entre los sectores para determinar las acciones que permitan
reivindicar y reapropiar dichos elementos a quienes los han creado.
Conclusiones
El trabajo expone una problemática cultural vigente y que está en un punto de coyuntura que
requiere un análisis holístico que permita caracterizar la problemática rural, delimitar la
concepción de clases que se están generando en la ruralidad mexicana y conceptualizar la
nueva dinámica de acumulación de capital en el seno de la cultura como consecuencia del
desplazamiento de la actividad agrícola como fuente de empleo redituable y socialmente
aceptada como ‘moderna’ o importante.
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Por ello, se retoman el marxismo como una teoría que puede contribuir al análisis y
explicación de estos nuevos paradigmas en términos sociales; como afirman Bottomore y
Nisbet (1988: 171):
El desarrollo del marxismo como teoría tiene hoy más independencia del
interés político directo, y se lo sitúa más claramente dentro del desarrollo
general de las teorías sociológicas, según lo prueban las relaciones (…)
entre el marxismo de los últimos tiempos y otros movimientos de ideas de
las ciencias sociales y la filosofía de la ciencia.
Así, la necesidad de reivindicar al marxismo como una forma no sólo de entender el mundo,
sino estar y actuar en él, hacen que la crítica sea una forma de pensar y repensar la situación
actual de la sociedad global, sus futuros, aciertos e incertidumbres.
Bibliografía
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publicaciones de los alumnos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
Atómicas, P. (23 de Octubre de 2017). Artesanos de Tenango demandan a Nestlé ante PGR
por presunto plagio. Plumas Atómicas, págs.
https://plumasatomicas.com/noticias/artesanos-tenango-demandan-a-nestle-por-
plagio/.
Baudrillard, J. (2011). Crítica de ña economía política del signo. México: Siglo XXI.
Bottomore, T., & Nisbet, R. (1988). Historia del análisis sociológico. Buenos Aires:
Amorrortu.
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Castillo, L., & Cruz, T. (13 de Octubre de 2017). Mango se plagia diseños mexicanos.
UnoTV, págs. https://www.unotv.com/noticias/portal/negocios/detalle/mango-se-
plagia-disenos-mexicanos-082581/.
Olmedo Neri, R. A. (2016). La apropiación social de los mass media. Estudio de caso de la
radio comunitaria Teocelo, en Veracruz. México: UACh: Tesis de Licenciatura.
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Introducción
Para los fines de esta contribución, se da por asentado que más allá de las cifras que desglosan
la composición del Producto Interno Bruto que generan las actividades económicas en el
estado de Zacatecas, estamos frente a una realidad en la que la mayor proporción de la
población de la entidad consigue su reproducción social a partir y desde la constelación que
se configura en torno a las actividades del sector agropecuario; el hecho de que se reconozca
la existencia de más de 100 mil unidades de producción rural distribuidas en las más diversas
condiciones climáticas y fisiográficas dentro del territorio zacatecano denota la
fragmentación y la escala de producción que se desarrolla de manera cotidiana, sin hablar
más de cuestiones como la productividad y el grado de procesamiento y de valor agregado a
los diferentes productos que se envían a los distintos mercados existentes.
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Profesor e Investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.
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Estudiante de Ciencias Políticas y Administrativas en la Universidad Nacional Autónoma de México.
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Son muy escasas, desde mi punto de vista, las contribuciones cabalmente elaboradas para
explicar la existencia del campesinado zacatecano y las agresivas formas de expropiación y
despojo que está enfrentando en los tiempos actuales por el capitalismo transnacional
representado lo mismo por la industria minera que por el capital comercial e industrial al
cobijo de lo que se ha denominado como neoliberalismo.
Para poder remontar esta situación hace falta que en los programas universitarios de todo el
país, en todas las universidades, y particularmente en la Universidad Autónoma de Zacatecas,
se forme al estudiantado con robustos programas de economía política en los que se expongan
y discuten los elementos fundamentales del materialismo histórico desarrollado por el
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marxismo, entendiendo que la teoría marxista está compuesta por una teoría científica, el
materialismo histórico, y de una filosofía, el materialismo dialéctico; se necesita formar a las
presentes y futuras generaciones con la suficiente teoría de cómo se generó, se consolidó y
se desarrolla el sistema capitalista en nuestros territorios, tomando como ejemplo a la realidad
que se vive y no a la realidad virtual que propagan las actuales agencias del capitalismo
mundial.
Se necesita una enseñanza y una teoría que pongan atención en el ahora y en el aquí, sin
desvincularse de los acontecimientos y de la dinámica económica y de los procesos socio
históricos que se continúan desenvolviendo a nivel macro.
En esta tesitura hace falta que se conozcan los procesos históricos que han llevado a que la
humanidad se encuentre en el estado actual, y uno de esos procesos es el denominado
“acumulación originaria”, entendida como
“... la acumulación que no es resultado, sino punto de partida del régimen capitalista
de producción” (Marx, 1982:609),
debiéndose comprender que este proceso no se dio de una vez y para siempre, sino que
constituye un continuum que se va desenvolviendo y acomodando al ritmo que lo permiten
sus causas primigenias, sin límites de fronteras y a lo largo de la historia de la humanidad,
como lo señala Marx:
A la luz de esta cita queda perfectamente claro que lo que ha venido y viene aconteciendo en
muchas partes del mundo, en México, y particularmente en Zacatecas, no tiene nada de
extraordinario y más bien constituye la norma; de esta manera, volviendo a Marx,
“la llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso histórico de
disociación entre el productor y los medios de producción. Se llama ‘originaria’,
porque forma la prehistoria del capital y del régimen capitalista de producción” (Ibíd.
608).
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Siendo por eso, por ejemplo para el caso de Zacatecas, que a las empresas mineras les importe
tanto “limpiar” de ejidatarios o posesionado a las tierras en donde se encuentran “sus
concesiones”, concesiones que sólo han podido adquirir con el apoyo del Estado a través del
marco jurídico del que se han ido dotando de manera paulatina, de modo tal que el despojo
de los medios de producción, en este caso la tierra ha sido posible a lo largo de un proceso
transcurrido de manera lenta pero permanente; dice Marx que
Resulta entonces que los actuales procesos de expropiación de las tierras para los
emprendimientos mineros, pueden entenderse sin mayores dificultades constatando así la
vigencia del pensamiento marxista desarrollado hace tantos años.
Para concluir por ahora está breve introducción les dejo otra valiosa cita de Marx:
¿Les dice algo este pasaje teniendo en mente lo que ha venido aconteciendo durante los
últimos años en Salaverna y Cedros, Mazapil o en Chalchihuites en el estado de Zacatecas?
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Fue así que entre los años de 1915 y 1934 se crearon las condiciones para el surgimiento del
campesinado zacatecano, y si bien el ritmo en el reparto de tierras no se realizó con la
celeridad que lo solicitaban los demandantes, paulatinamente se fueron fraccionando las
haciendas dando paso al surgimiento de los ejidatarios y de los fraccionistas, que es un tipo
de propiedad de la tierra que puede ubicarse entre el usufructo privado y el social.
No obstante la permanente demanda de tierras por parte del naciente campesinado, tendrían
que pasar más de 40 años para que fueran desmanteladas las grandes haciendas y
redistribuidas sus extensiones por sucesivas fases de la reforma agraria para que quedara
perfilada la actual estructura en la tenencia de la tierra en donde aproximadamente el 50%
del territorio zacatecano pertenece al sector ejidal, mientras que la otra mitad está en manos
de propietarios privados.
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Fue por ello que cuando el campesinado regional iba encontrando limitantes para su
reproducción social, se movilizaban algunos de los integrantes de la unidad doméstica y
acudían a emplearse en dónde se encontraban las fuentes de trabajo, ya fuera en la región o
en otras regiones del país, que para el caso eran los enclaves agrícolas de la Laguna, en
Coahuila o de los valles del Yaqui y Mayo en Sonora, o el de los Mochis en Sinaloa; también
se iría utilizando la emigración internacional a Estados Unidos, a distintos puntos de destino,
aprovechando la experiencia colectiva que se iba construyendo a partir de que con el
Programa Bracero de los años cuarenta se dio la incorporación de miles de campesinos que
fueron a laborar a los campos norteamericanos.
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De igual manera cuando la tierra a la que tenían acceso les fue insuficiente para garantizar
su reproducción social, o cuando el valor de sus cosechas les era insuficiente para esperar
hasta el siguiente ciclo de siembra, de las unidades campesinas salían uno o más miembros a
buscar empleo, preferentemente a los Estados Unidos, y así estar en condiciones de sostener
a la familia en su lugar de origen.
Destaca en nuestros hallazgos que el proceso para crear al campesinado fue retardado, no
obstante que ya desde 1915 había solicitudes para formar ejidos y los reclamos de las
comunidades para la restitución de sus tierras comunales nunca dejaron de existir. La
creación y consolidación del campesinado se fortaleció a partir de que la crisis de 1929 forzó
la repatriación de miles de trabajadores zacatecanos que laboraban en los Estados Unidos.
Con los repartos masivos de tierra realizados entre los años de 1934 y 1940 quedó
prácticamente liquidada la gran propiedad y sentadas las bases para el desarrollo de la
agricultura campesina que después sería sometida al proceso modernizador y desarrollista a
partir de la década de los setentas.
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Para 1940, ya se habían generado las condiciones materiales para la existencia del
campesinado zacatecano conformado en lo general por dos grandes tipos: por una parte
estaban las unidades campesinas de tipo ejidal y por la otra las integradas por los
fraccionistas, que es un tipo de tenencia intermedia entre la típica propiedad privada y la
ejidal.
Los ejidos fueron formados con solicitantes de tierra, que en la mayoría de las veces carecían
de todo, razón por la que se iniciaban como campesinos, dejando de ser peones de las
haciendas o aparceros; por su parte los fraccionistas procedían de sectores más acomodados
que ya contaban con cierto patrimonio. Con el correr de los años los fraccionistas tendrían
muchas más oportunidades para convertirse en empresarios agrícolas.
Durante los años de 1940 a 1970 la reproducción social de las unidades campesinas estuvo
soportada en lo fundamental por la agricultura de temporal para el autoconsumo y para la
comercialización en baja escala; también se utilizó la emigración regional, nacional e
internacional por algunos de los integrantes de las unidades campesinas para complementar
los ingresos que se obtenían de las actividades agropecuarias; la emigración era de carácter
temporal y en ella participaban solo los hombres.
Entre 1940 y 1975 se consolidó el desarrollo del campesinado zacatecano; desde entonces
ha venido contribuyendo con la economía nacional e internacional a partir de la
especialización productiva que muy pronto se definió por la concurrencia de distintos
factores: productor de granos básicos y reproductor de fuerza de trabajo migrante para la
economía norteamericana. En el proceso que llevó a la conformación del campesinado, éste
ganó en experiencias de trabajo dentro del país y en el extranjero, lo mismo que en la
apropiación de los procesos de trabajo regionales.
Es así como durante el último siglo, el campesinado regional se conforma como tal y como
un emigrante en potencia que ejercerá esta gran estrategia de reproducción social en cuanto
se lo exijan las condiciones.
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Durante los años comprendidos entre mediados de los sesenta y la primera parte de los
noventa la intervención directa del Estado, vía inversiones federales, logró consolidar las
relaciones capitalistas en la agricultura de la región: se transformó el patrón de cultivos, se
superaron los niveles tecnológicos, se exacerbó la diferenciación socioeconómica de los
productores y se profundizaron para el campo zacatecano dos líneas de producción
funcionales para los sistemas de mercado vigentes hasta la actualidad: la producción de
granos básicos y la reproducción de fuerza de trabajo para el capitalismo norteamericano.
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Conclusiones
En el territorio zacatecano prevalecen las actividades agropecuarias y constituyen el soporte
fundamental para la reproducción social del campesinado; al resultar insuficientes los
resultados de la producción agrícola, es común que algunos de los integrantes de las familias
se vean forzados a emigrar hacia el extranjero para poder obtener los ingresos suficientes
para garantizar la existencia de la unidad familiar campesina.
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Salles, Vania (1989). Sobre los grupos domésticos y las familias campesinas: algo de la teoria
y métodos. En: Tarrío, María y L. Concheiro (Coordinadores). La Sociedad frente al
mercado. La Jornada Ediciones Universidad Autónoma Metropolitana/Xochimilco.
México, D.F. pp. 273-301.
Ruíz Garduño, Raúl René (2010). Estrategias de Reproducción Social de las Unidades
Campesinas en la Región Frijolera del Estado de Zacatecas. Tesis de Doctorado en
Desarrollo Rural. Universidad Autónoma Metropolitana- Xochimilco. México, D.F.
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El 5 de mayo de este año se cumplieron 200 años del nacimiento de Carlos Marx. El año
pasado en muchos lugares se conmemoró el 150 aniversario de la publicación del primer
tomo de El Capital la obra cumbre de este gran “filósofo, historiador, economista, crítico
literario, revolucionario”, como bien se dice en la convocatoria a este Sexto Congreso de
Ciencias Sociales, cuya temática es precisamente la obra perdurable de Marx.
A pesar de que, en el curso de los últimos 150 años, la intelectualidad burguesa y las élites
dominantes de la sociedad capitalista, han dado por muerto el aparato teórico que nos
heredaron Marx y Engels, éste ha recuperado los espacios que muchos se creyeron perdidos
para siempre.
Hace aproximadamente cinco décadas, cuando se conmemoraban los primeros 100 años de
la publicación del primer tomo de El Capital, E. Mandel (1985: 9) afirmaba que la vigencia
de esta obra es ahora mayor que en los tiempos en que se escribió. Decía Mandel: “cuando
se publicó por primera vez el libro primero de El Capital, la industria capitalista, aunque
predominante en algunos países de Europa occidental, todavía daba la impresión de una isla
perdida en medio de un mar de campesinos y artesanos independientes que cubría el mundo
entero, incluyendo la mayor parte de la propia Europa”. En los años que siguieron el
capitalismo se fue convirtiendo en un régimen cada vez más desarrollado en el cual las leyes
descubiertas por Marx en el siglo XIX cobraron mayor vigencia por el predominio de este
sistema que Marx había analizado. En ese sentido, agrega Mandel “contrariamente a una
creencia generalmente aceptada, Marx es mucho más un economista del siglo XX que uno
del XIX. El mundo occidental de hoy se aproxima mucho más al modelo ‘puro’ de El Capital
que aquel en que fue inscrito.” (Op. Cit. 10).
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Profesor- investigador de la Universidad Autónoma Chapingo. Correo carfemar@yahoo.com.mx
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Naturalmente para los intelectuales y políticos al servicio de las clases dominantes del
capitalismo la teoría de Marx nunca fue vigente. La influencia del pensamiento de Marx ha
alcanzado niveles muy elevados en algunas épocas, como fue la que siguió al grandioso
ensayo de la Comuna de París y después de la revolución bolchevique de octubre de 1917.
Esta aceptación muy generalizada de los planteamientos de Marx entre los jóvenes
revolucionarios del siglo XX sufrió un descalabro primero con el entronizamiento de una
casta burocrática en la Unión Soviética que desvirtuó los propósitos iniciales de la revolución
de octubre tal y como los plantearon los bolcheviques en la época romántica de la revolución.
Sin embargo el pensamiento de Marx volvió a cobrar fuerza porque, a pesar del estalinismo,
la revolución siguió avanzando y continuaron las crisis periódicas del sistema capitalista.
Durante los primeros tres cuartos del siglo XX el mundo fue sacudido por revoluciones y
convulsiones sociales en todos los continentes. Triunfaron revoluciones en Asia y en América
Latina y tuvieron lugar importantes luchas de clases en África. A mediados de los años 1960
la juventud de varios países del mundo (principalmente de Francia y México) se lanzaron a
cuestionar a la sociedad burguesa en todas sus manifestaciones, económicas, políticas,
morales etcétera y en sus movilizaciones levantaron consignas inspiradas en la tradición
marxista internacional. Con ser los más conocidos por el nivel que alcanzaron las
movilizaciones, los movimientos juveniles y populares de Francia y México en 1968 no
fueron los únicos. En España, Italia, Alemania, Argentina, Chile, Estados Unidos, Japón,
China, etc., los jóvenes, muchos de ellos estudiantes universitarios, se apoderaron de las
calles enarbolando sus propias demandas y solidarizándose con los pueblos que resistían los
embates del imperialismo, como Cuba y Vietnam.
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Los efectos nocivos del capitalismo se manifiestan tanto en el ámbito que podríamos
denominar predominantemente social, y también sobre la naturaleza.
La acumulación originaria
La acumulación originaria es el proceso mediante el cual el productor es separado de las
condiciones de trabajo, despojado de cualquier medio de producción, lo cual lo obliga a
ofrecer su fuerza de trabajo en el mercado a cambio de un salario. Dice Marx: “el proceso
que engendra el capitalismo sólo puede ser uno: el proceso de disociación entre el obrero y
la propiedad sobre las condiciones de su trabajo, proceso que de una parte convierte en
capital los medios sociales de vida y de producción, mientras que de otra parte convierte a
los productores directos en obreros asalariados. La llamada acumulación originaria no es,
pues, más que el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de
producción. Se llama ‘originaria’ porque forma la prehistoria del capital y del régimen
capitalista de producción.” (Marx: 1979. Pág. 608).
A pesar del carácter idílico que los ideólogos del sistema pretenden dar a este proceso, en
realidad se trató de un período de violencia, e incluso crueldad, de la burguesía emergente,
apoyada por sus gobiernos, en contra de la población rural. Marx señala ejemplos de la
legislación de varios países favoreciendo el despojo y la transformación de los campesinos
en asalariados o en vagabundos, a medida que fueron arrojados con violencia de las tierras
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana
que ocupaban. Igualmente se despojó de las tierras a la iglesia, de las que dependían
innumerables comunidades rurales.
A lo largo de estos años transcurridos desde los tiempos de Marx hasta nuestros días se ha
discutido mucho acerca de si en la actualidad el proceso de acumulación originaria se sigue
repitiendo. En realidad muchos de los métodos utilizados durante la acumulación originaria
para arrebatar a los productores la propiedad sobre las condiciones de su trabajo, siguen
usándose hoy, pero no son métodos que tengan como propósito principal engendrar
capitalismo. Más bien se trata de apoderarse de recursos que por circunstancias históricas
siguen siendo propiedad de comunidades, principalmente rurales.
Durante las últimas décadas las agresiones más violentas del capital contra comunidades
rurales se han asociado a la explotación minera y a los llamados megaproyectos.
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
Con relación a la minería el periodista J. Jesús Lemus (2018), hace una descripción detallada
sobre el papel de las grandes compañías mineras nacionales y extranjeras, apoyadas por el
gobierno federal y gobiernos locales, en el despojo y desplazamiento de comunidades
principalmente del sector rural. Dichas compañías dejan sin agua a los pueblos aledaños,
porque cancelan o contaminan los pozos de agua potable, contaminan las tierras y no ofrecen
ningún beneficio a las poblaciones afectadas. En agosto de 2014 una mina del Grupo México
derramó sustancias tóxicas sobre los cauces de los ríos Bacanuchi y Sonora en el estado de
Sonora, afectando a miles de habitantes de los alrededores. Además de que no han sido
cubiertos los daños, las sanciones impuestas por las autoridades a la compañía minera son
irrisorias.
“Solapadas por el gobierno desde hace al menos veinticinco años, cuando se firmó el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte, cerca de 267 compañías -
principalmente canadienses y estadounidenses- operan en México sin escrúpulos ni
restricciones. Lo peor de todo es que a su alrededor convergen los peores males que aquejan
a nuestro país: corrupción, desgobierno, narcotráfico, violencia, pobreza y desplazamiento.”
Otro caso de despojo de recursos de las comunidades rurales es el caso de la tribu Yaqui en
el estado de Sonora. A la tribu Yaqui le fue arrebatada una parte de las aguas del río Yaqui a
las que tenía derecho según los tratados firmados con el gobierno de Lázaro Cárdenas del
Río en los años 1930s. El proyecto, que fue inaugurado en 2013, consiste en un acueducto
que conduce aguas desde el valle del yaqui hasta la ciudad de Hermosillo. Se ha justificado
la obra como necesaria para satisfacer el consumo humano, pero en realidad gran parte de
esas aguas irán a surtir a grandes empresas industriales.
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana
Durante muchos años pueblos del estado de Guerrero han protagonizado una tenaz lucha de
resistencia en contra de la construcción de la presa de La Parota. Han obtenido resoluciones
judiciales a su favor y se han visto obligados a organizar grupos de autodefensa para enfrentar
las amenazas del gobierno y empresarios interesados en la realización del proyecto. Hace
unos meses los comuneros fueron agredidos por grupos armados supuestamente de un sector
de policías comunitarias, apoyadas por policías federales y estatales, con saldo de varios
muertos y decenas de pobladores reducidos a prisión, donde aún enfrentan procesos
judiciales, sin que los verdaderos responsables de estos hechos hayan sido llamados a cuenta.
En efecto, afirma que en la agricultura “la gran industria tiene una eficacia más
revolucionaria, puesto que destruye el reducto de la sociedad antigua, el ´campesino’,
sustituyéndolo por el obrero asalariado. De este modo, las necesidades de transformación y
los antagonismos del campo se nivelan con los de la ciudad. (Op. Cit. 422).
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
tanto más rápido cuanto más se apoya un país, como ocurre por ejemplo en los
Estados Unidos de América, sobre la gran industria, como base de su desarrollo.
Al respecto, sin lugar a dudas los debates van a continuar. Pero el comportamiento del
capitalismo al respecto muestra que esta tendencia anotada por Marx es real. Sin embargo, la
tendencia ha sido contenida en muchos países por un factor extraeconómico que tiene que
ver con la correlación de fuerzas entre las clases sociales. Incapaz de incorporar a los
pobladores rurales desplazados por este proceso de proletarización a los mecanismos propios
de la explotación capitalista, el proceso da como resultado fuertes contradicciones sociales
que podrían poner en riesgo la existencia misma del capitalismo. De ahí que la tendencia se
mueva con avances y retrocesos, despendiendo de esa correlación entre las fuerzas sociales.
La desigualdad
Uno de los efectos más negativos del capitalismo los constituye la enorme desigualdad social
asociada a ese sistema. El análisis de este fenómeno ha sido estudiado por investigadores de
diversas ciencias sociales (sociólogos, economistas, políticos, etcétera). Hace unos cuantos
años el problema fue abordado por Thomas Piketty en su obra El capital en el siglo XXI
(2013 en francés, 2014 en español). El libro de Piketty no reivindica la obra de Marx. Al
contrario, plantea la posibilidad de una corrección de las imperfecciones del sistema
capitalista mediante una serie de reformas y de un Estado más activo como regulador de la
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana
Mucho antes que Piketty otros investigadores señalaron como uno de los puntos débiles más
importantes del capitalismo el crecimiento de la desigualdad y el mantenimiento de tasas
altas de la población en condiciones de pobreza.5
5
Véase al respecto como un ejemplo la obra de Edward Luttwak Turbo capitalism: winners and lossers in the
Global Economy, cuya primera edición salió a la luz en Gran Bretaña en el año de 1998.
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
“Una formación social no desaparece nunca antes de que se desarrollen todas las
fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen relaciones de
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana
Sin embargo, en el conjunto de la obra de Marx está presente la idea de que el capitalismo
no se autodestruirá, sino que debe ser destruido. Esta idea fue precisada posteriormente
por los marxistas revolucionarios de fines del siglo XIX y principios del XX, principalmente
por los dirigentes de la revolución rusa de octubre de 1917, cuyo centenario se conmemora
este mismo año.
En el desarrollo de las formaciones sociales las sociedades se encuentran, en determinados
momentos, ante la disyuntiva de destruir el régimen antiguo o retroceder, incluso a niveles
de barbarie. Ahora nos enfrenamos a una disyuntiva de ese tipo: el modelo de producción y
de consumo asociado a esta formación social en que vivimos amenaza con romper el
equilibrio entre la naturaleza y la sociedad y conducirnos a una catástrofe capaz de anular
incluso la capacidad del planeta para sostener la vida. Como dice Mandel (1998)
“[…] La barbarie, como un resultado posible del derrumbe del sistema, es una perspectiva
más concreta y precisa hoy que en los años veinte y treinta. Hasta los horrores de Auschwits
e Hiroshima parecerán tibios en comparación con los horrores que impondrá a la humanidad
una descomposición continua del sistema. En tales circunstancias, la lucha por un desenlace
socialista adquiere la significación de una lucha por la supervivencia misma de la civilización
y de la raza humana. El proletariado, como lo mostró Marx, reúne todos los requisitos
objetivos para conducir con éxito esa lucha; hoy, eso es más cierto que nunca. Y tiene por lo
menos el potencial igualmente para adquirir los requisitos subjetivos de una victoria del
socialismo mundial. Si ese potencial se realizará, depende, en último análisis, de los esfuerzos
conscientes de los marxistas revolucionarios, organizados, integrándose con las periódicas
luchas espontáneas del proletariado para reorganizar la sociedad según lineamientos
socialistas, y llevarla hacia objetivos precisos: la conquista del poder estatal y la revolución
social radical. No veo más razón para ser pesimista en cuanto al desenlace de tal empresa,
hoy, que lo fue Marx cuando escribía El capital.”
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
Referencias
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transformar el mundo” El Capital de Marx y su crítica de la economía política.
septiembre de 2017, de Revista La Herramienta Sitio web:
http://www.herramienta.com.ar/content/150-anos-de-el-capital-su-vigencia-para-
conocer-y-transformar-el-mundo-el-capital-de-marx-y-
Harvey, David (2004). El nuevo imperialismo.Madrid. Ediciones Akal.
Katz, Claudio. (2016). La relevancia contemporánea de Marx. septiembre de 2017, de
Revista La Herramienta Número 60 Sitio web:
http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-60/la-relevancia-
contemporanea-de-marx
Lemus, J. Jesús. (2018) México a cielo abierto. De cómo el boom minero resquebrajó al
país. México. Grijalbo.
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marxismo). septiembre de 2017, de Marxists Internet Archive Sitio web:
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Mandel, Ernest. (1998). "El Capital": Cien años de controversias en torno a la obra de
Karl Marx. Madrid: Siglo Veintiuno Editores.
Marx, Carlos. (1979). El Capital. México: Fondo de Cultura Económica.
Marx, Carlos. (1989). Contribución a la crítica de le economía política. Moscú: Editorial
Progreso.
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La Izquierda Diario Sitio web: https://www.laizquierdadiario.com/El-Capital-de-
Marx-150-anos-despues?id_rubrique=2653
Robles, Mario y Roberto Escorcia Romo. (2017). A 150 AÑOS DE UN PROYECTO
QUE SIGUE DEFINIÉNDOSE. septiembre de 2917, de Revista Memoria Sitio web:
https://revistamemoria.mx/?p=1400
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana
Introducción
No es tan simple elaborar una teoría, pues ésta lleva implícita la historicidad de las categorías.
De modo que implica atender las similitudes y diferencias, dónde venimos, en qué estamos
y dónde vamos. Ese es el papel de la historicidad del sujeto social.
Es por ello que este trabajo encuentra que, a grandes rasgos, la historicidad ofreció la
división, digamos, positivista, que dividía a la historia en tres periodos fundamentales: el
estado teocrático, el metafísico y el positivo. Así como el paradigma dominante de
periodización, que discrepa con el marxismo (pero que hoy en día es desafiada por la teoría
de sistemas), basado en una teoría que resultaba intersustentante al propio positivismo que
criticaba, me refiero al historicismo de Wilhelm Dilthey, que basado en la hermenéutica
buscaba la maduración mental -ya no del organismo- sino de las nociones mentales. Lo cual
ha dado como propuesta a la división entre prehistoria e historia, que en esta última se
establecen al menos cuatro periodos: la historia antigua, medieval, moderna y
contemporánea. Si bien se le quiere añadir con criterios, en esencia diferentes, el
posmodernismo.
En medio de estas disquisiciones surgió la propuesta del marxismo: la teoría de los modos
de producción. La cual considera seis etapas del desarrollo humano: comunal primitivo,
6
Profesor Investigador de Tiempo Completo y Coordinador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias
y de Servicio en Ciencias, Naturaleza, Sociedad y Cultura (CIISCINASYC).Universidad Autónoma
Chapingo. México. Correo: josealfredocs@hotmail.com
40
“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
Cristóbal Celarius
El gran giro lo impone Gian Baptista Vico en 1725, quien atribuye al derecho ser el punto
nodal de la marcha de la historia, pues ello permite contar con un fondo racional y lógico en
el desarrollo de los pueblos, con ello influye el pensamiento posterior. Propone que los
pueblos se desarrollan en forma cíclica (de eterno retorno), por ello es que todos los pueblos
pasan por 3 periodos: a) la divina o teocrática, b) la heroica o fabulosa, y c) la humana o
histórica, que usa el lenguaje literario o clásico, la organización de la vida social a base de la
igualdad civil y una monarquía bien constituida, para retornar (Fernández, 2007, p. 122).
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana
Fichte expone, en una serie de conferencias dadas en Berlín entre 1804 y 1805, su teoría de
las cinco edades en las que la razón se desenvuelve progresivamente. La primera es aquella
en que domina la razón como instinto ciego; la segunda implica que el instinto se permuta en
una autoridad exterior imperativa; en aquella -que es la tercera- al destruir el dominio de tal
autoridad se destruye la autoridad misma; la cuarta denota que la razón y sus leyes se
conciben con clara conciencia; y la quinta es la que “con acabado arte se ordenan y regulan
todas las relaciones de la especie según las leyes de la razón.” (Fernández, 1980, p. 24).
Entre 1830 y 1842 Augusto Comte escribió lo que -a la postre- se conocería como el Curso
de Filosofía Positiva, donde maduró la idea de tres estadios de la humanidad. En el primero
de ellos, al igual que Fichte, la razón se movía en un Estado teocrático, el segundo dispuesto
por consideraciones metafísicas, el tercero se inauguraba por la razón positiva, científica
(Fernández, 2007, p. 123-124 y María Ángeles Vitoria, Augusto Comte).
Auguste Comte
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
En 1883 se publica la Introducción a las Ciencias del Espíritu, por parte de Wilhelm Dilthey,
que, junto con otras obras posteriores, sienta las bases del llamado historicismo que radica la
conciencia del individuo como hacedor de las épocas, que no se hallan separadas entre sí,
sino que se enlazan como un todo, para comprender es preciso la hermenéutica. De este modo
escribe: “La historia no es sino vida captada desde el punto de vista del todo de la humanidad,
que constituye una conexión (…) la vida es histórica cuando es captada en su marcha en el
tiempo y en el nexo efectivo que así surge (…) [la historia es] la toma de conciencia de la
reflexión de la vida sobre ella misma (…) somos en primer lugar seres históricos antes de ser
contempladores de la historia y sólo porque somos lo primero podemos ser lo segundo”
(Citado en: Fernández Labastida, Wilhelm Dilthey). A partir de estas consideraciones de la
historicidad de la conciencia es que, a diferencia del organicismo positivista, se confecciona
un sentido de la historia como un todo dividido en la maduración de la conciencia mental de
la historicidad de si: la prehistoria y la historia. Las edades de la historia ontológica: edad
antigua, media, moderna y contemporánea, con claras y precisas divisiones periódicas.
Wilhelm Dilthey
En la Ideología Alemana (Carlos Marx y Federico Engels) se puede hallar de manera muy
temprana (a los 26 años de edad de Marx y a los 24 de Engels) la propuesta analítica de que
toda sociedad requiere de producir sus medios de vida (la obra fue concebida en 1844 y
publicada de forma íntegra en 1932), de esta manera es que antes de la aparición de la obra
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
manera ‘progresiva’ que los justifica según una causalidad históricamente efectiva.
(Fernández, 1980, p. 29).
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana
y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las
formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y
luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por
lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación
por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por
las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas
productivas y las relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece
antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y
jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las
condiciones de materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia
sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos
que puede alcanzar, porque mirando mejor se encontrará que estos objetivos sólo
surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales
para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de
progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático,
el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción
son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el
sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las
condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se
desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones
materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra,
por tanto, la prehistoria de la sociedad humana. (Marx, 2001, p, 2)
La visión materialista parte de la condición del trabajo como una mediación creativa del
sujeto histórico-social (que es la propia sociedad), que propicia las condiciones de producción
al generar las fuerzas productivas de cada sociedad, que de manera paralela las relaciones
sociales que establecen los individuos se convierten en un entramado de contradicciones
entre base estructural y la superestructura como expresión de manifestaciones ideológicas.
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
de producción, que ofrece el siguiente orden de ellos: comunidad primitiva, comuna aldeana
(modo de producción asiático), modo de producción esclavista, modo de producción feudal,
modo de producción capitalista; bajo el supuesto de que la socialización de las fuerzas
productivas gesta al interior del sistema social que ha de sustituirlo: el socialismo y el
comunismo científico.
La periodización marxista
a) Comunidad Primitiva.
Se distinguen dos formas en las que el “trabajador” se comporta como propietario de la tierra,
pues implica las condiciones objetivas de su trabajo como con su propiedad, entonces se
propicia una creencia en la que se establece una unidad del trabajo con sus supuestos
materiales (al punto de no diferenciar y significar el propio trabajo). Esta cuestión es la que
ha llevado a los ecólogos a confundir e idealizar los procesos antiguos, como la naturalización
del trabajo. Una forma es la comunidad primitiva y la otras es la propiedad colectiva de la
tierra que descubre en la comunidad oriental, que es la forma de actividad agrícola aldeana.
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana
Un estadio determinado del desarrollo de las fuerzas productivas de los sujetos que
trabajan, al cual corresponden relaciones determinadas de los mismos entre si y con
la naturaleza; a eso se reduce en última instancia su entidad comunitaria, así como la
propiedad basada sobre ella. Hasta cierto punto, reproducción. Luego se trastrueca en
disolución. (Marx, 2009, p. 93).
Marx se percata que las comunas tienen dos variantes, una en su forma nómada en forma de
grupos gentilicios que denomina tribus; la segunda, es la unidad gentilicia en forma de aldea
campesina (combinando agricultura y artesanía o “manufactura”) caracterizada, sobre todo,
en la forma oriental que descubre desde muy temprano en varias sociedades (medas, persas,
egipcias, mexicas, incas, etc.), las más conspicuas y que dedica atención especial son las
chinas e hindúes (que llama despotismo oriental), por eso les dedica espacio de estudio. La
tierra en forma agrícola sigue siendo el referente comunitario en apropiación y producción…
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
Las familias aldeanas y los individuos que gozan de la heredad se comportan con su trabajo
como una condición natural que le ha sido concedida a los individuos por la unidad superior.
Ante semejante gracia que hacen los soberanos, a través del Estado, adquiere sentido legal
en la apropiación del plusproducto (tributos en trabajo o en especie), pues el trabajo es parte
de las condiciones naturales, el usufructo es para el aldeano y los excedentes para el Estado.
Marx hace notar que cuanto más alejada se hallaban las comunidades con motivo de la guerra,
que significaba el interés por la apropiación del suelo y del territorio ajeno, entonces se
trastocaría o se rompería el carácter natural de la aldea gentilicia (aunque sigue hablando de
tribu), de manera que se generarían las “condiciones de trabajo esencialmente nuevas”, pues
el carácter común aparece como “unidad negativa” (en sentido dialéctico), entonces surgían
las “condiciones para que el individuo se convierta en propietario privado del suelo, de
parcelas particulares, cuyo laboreo particular le corresponde a él y a su familia” (Marx, 2009,
p. 72).
La aldea mantuvo la disposición de que para apropiarse del suelo se debía de ser miembro de
la comunidad, en tanto miembro de la antigua aldea (el demos o aldea (Marx, 2009, p. 76),
que eso es lo que significa, en tanto se mantenga la filiación gentilicia y, por tanto, parentela
genética con la aldea, en el régimen sociopolítico al que evoluciona adquiere el sentido de
pueblo, como integrante del demos, al cual se le adjudica el derecho político como pueblo),
mantendría derechos políticos de acuerdo a su estado, estos es: a sus bienes y heredades. En
Roma, “Los antiguos consideraban unánimemente el trabajo de la tierra como la ocupación
propia del hombre libre, la escuela de los soldados” (Marx, 2009, p. 75). En Grecia, “es
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana
[La Polis] Eran también comunidades cerradas al exterior, volcadas sobre su propio
territorio y aisladas de sus vecinos por fronteras guardadas y defendidas celosamente.
Era un mundo cerrado a los extranjeros, a todos lo que no pertenecían de pleno
derecho a la comunidad, e incluso dentro de sus propios límites, ya que la condición
de ciudadano no era aplicada al conjunto total de la población, sino que tenía un claro
carácter restrictivo con grados que variaban desde el caso extremo de Esparta, donde
el derecho de ciudadanía estaba restringido a la casta de los guerreros, con la exclusión
de todos los agricultores, artesanos y hombres del mar, hasta el más abierto de Atenas,
donde tras las reformas de Solón se introdujeron dentro del cuerpo cívico toda esta
clases de elementos… (Gómez, 2001, pp. 82 y 117)
La apropiación del suelo era básica para ser miembro de la comunidad, por ello el sentido
del valor se establecía a partir de su status, de su estado, de su condición de clase, de manera
que era posible que se concibiera y se meditara acerca del concepto de valor de uso, en tanto
identidad individual de sí, pero el valor de cambio sólo se entendía en la proporcionalidad
(incluso los extranjeros o metecos estaban sólo un escalón arriba de los esclavos, los ilota),
no en la equidad ni mucho menos en la igualdad, si bien el valor de uso no contraía la
igualdad, ni conllevaba a la libertad, sino a la total desigualdad de estado o clases sociales
que eran reconocidas, avaladas y aceptadas, pues la privación de la propiedad implicaba el
estar al borde o en plena esclavitud, aunque después se prohibiría la esclavitud por deudas -
por Solón- para los miembros del demos y se toleraría la esclavitud de otras entidades no
culturales ni civilizadas (Marx, 2009, p. 101), lo que pasaría a los integrantes del demos es
que se limitaban o se perdían derechos políticos -ya no la libertad-, por no tener el garante de
la libertad que era la propiedad del suelo (que otorgaba la condición de estado o clase, que
es el derecho político, por eso el demos evolucionó hacia el sentido de pueblo).
…esta clase de dominios [de los llamados terratenientes] apenas alcanzaban las 30
hectáreas, que es precisamente la mayor propiedad agrícola de la que tenemos noticia.
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Este progresivo endeudamiento de una buena parte de la población fue una de las
causas que generaron disturbios y confrontaciones internas en casi todos los estados
griegos a lo largo del período. La falta de tierras fue también, no lo olvidemos, uno de
los motivos que impulsaron la salida a ultramar de muchas gentes que iban en busca
de medios de vida… (Gómez, 2001, p. 84-85).
Casi de manera paralela, en el siglo IV a.n.e., en la Roma republicana las tres legislaciones
que intentaron amortiguar el conflicto entre patricios y plebeyos, la Lex Licinia Sextia (del
367), el plebiscito Genucio (del 342) y la Lex Poetelia-Papiria (del 326), se fueron regulando
la amortización de préstamos para hacerlos pagaderos en 3 anualidades, se fijó tasa de interés
para poner coto a los acreedores, y la que tuvo más impacto directo para poner tasa al abuso
hacia los plebeyos fue la prohibición de la esclavitud por deudas, que, al igual que en Grecia,
evitaba la dependencia esclavizante, más que la esclavitud en sí misma hacia los miembros
de la plebe que tan sólo le posibilitaba perder la propiedad pero no la condición de populo
romano (Bravo, 1998, p. 33). El punto básico de inflexión era la tierra y el beneficio obtenido
a través de ella, pues brindaba el status.
El referente productivo era el esclavo, si bien era considerado una herramienta viviente, no
como sujeto social, aunque el referente básico era el esclavo (ilotas, en Grecia, o servus, en
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana
Roma), que era la modalidad no sólo de la propiedad privada del suelo, pues era quien
producía como herramienta viviente y se le concebía como objeto, pero no añadía valor pues
no era un sujeto en pleno derecho sino una herramienta animada (por tanto, no se le concebía
como concepto trabajo). Decía Artistóteles: “La vida es acción, no producción, y por ello el
esclavo es un subordinado para la acción” (Pena, p. 782); incluso agregaba que en la
administración doméstica (al respecto cabe recordar el concepto etimológico de economía,
es administración del hogar) entre los diversos constituyentes una casa perfecta es la que
dispone de esclavos y hombres libres (Pena, p. 782).
Por ello es que el trabajo (físico o mecánico) no era digno del ciudadano sino de un esclavo
(Pena, p. 780), por más que un guerrero provenía de la actividad campesina, pero guardaba
un estado o status menor, de ahí la diferencia entre nobles, aristócratas o patricios y el vulgo,
la gente y la plebe. Poco a poco el esclavo se desprendió del núcleo familiar y pasó a la
consideración de mera cosa:
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
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http://www.cch.unam.mx/bibliotecadigital/libros/Aristoteles/Politica.pdf, y
http://fama2.us.es/fde/ocr/2006/politicaAristoteles.pdf Capítulo VI.
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
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De modo que hay que volver al momento de la disolución del imperio romano que había
madurado sus síntomas de deformación en el siglo II d.n.e., cuando las manumisiones de
esclavos llegaron a un punto culminante, cuando los propietarios de esclavos y “los
responsables (conductores, capataces) de la explotación de los dominios imperiales contraten
a colonos en vez de procurarse esclavos como mano de obra agrícola” (Bravo, 1998, p. 88).
El mismo procedimiento siguieron los propietarios privados. Más evidente resultaron los
talleres artesanales urbanos que sustituyeron a los esclavos por hombres libres, al cuidar la
productividad y el precio, si bien “la manumisión se vinculaba con el compromiso mutuo de
permanecer unidos [como cófrades] mediante una relación de clientela/patronato [de orden
familiar]: en adelante, el antiguo esclavo produciría como liberto para su antiguo dominus,
ahora convertido en su patronus” (Bravo, 1998, p. 88). Con el tiempo se convertiría en su
Maestro, relación cobijada en vínculos fraternales de gremio. El colono agrícola fue el
prototipo del proceso denominado colonato (el “proceso de servidumbre originaria”, que
imitaron y desarrollaron los invasores bárbaros), que sirvió de fase transitoria, indispensable
para entender la formación de un régimen social distinto al anterior. Al respecto nos recuerda
Jacques Le goff:
…la gran incursión de los alamanes, de los francos y de otros pueblos germánicos que
el año 276 devastan la Galia, España e Italia del norte, presagia la gran avalancha del
siglo V. Deja las llagas sin cicatrizar -campos devastados, ciudades en ruina-, acelera
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Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
De las irrupciones bárbaras y las promesas del imperio romano para adjudicar tierras a sus
huestes y a sus enemigos, no ocurre un restablecimiento del sistema esclavista, sino que se
difuminan los ofrecimientos de protección a cambio de servicio.
Este mismo proceso sería adoptado por los ejércitos “bárbaros” invasores que propiciaron un
cambio en el sistema legal que, al afianzarse y afinarse, fue cediendo paso al fundo. Éste no
queda en concesión graciosa al soldado, pues colabora en actividades militares del señor. Es
una adjudicación de usufructo de productos obtenidos en el found (en algunos lugares
llamados alodios), que implicaban reconocimientos mutuos de derechos y obligaciones entre
señor y vasallo, ya que en adelante éste no puede ser movido de su parcela y su fundo pero
adquiere obligaciones de dependencia y servicio (de clientela) a su señor.
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Al final del imperio, los romanos, marcando distancia con la teoría iusnaturalista de
la esclavitud emitida por Aristóteles, consideraron que ésta no estaba basada en
derecho natural, sino en derechos de gente: “la libertad está incluida en el derecho
natural y la esclavitud fue introducida por el derecho de gentes, esto es, de convención
humana: “Servidumbre es postura o establecimiento que hicieron antiguamente las
gentes, por la cual los hombres, que era naturalmente libres, se hacen siervos y se
sometían al señorío de otro, contra razón de la naturaleza”. Es decir, que siguiendo la
tradición del final de la época clásica, en la Edad Media la esclavitud era considerada
en términos de lo que hoy podríamos llamar derecho internacional, y no como de
derecho natural; ya que éste era el que se consideraba infundido por la naturaleza
como común a todos los animales, el de las gentes era sólo común a los hombres.
(Muñoz, 2007).
Por lo tanto, se le adscribe a la gleba (tierra) y se connota como servus (en latín esclavo),
pero en el sentido de adscripción permanente a la tierra no de propiedad del señor, entonces
cambia el sentido del término, el siervo adquiere el sentido de dependiente con plenos
derechos (a diferencia del antiguo esclavo, que al ser propiedad carece de éstos).
La relación del retainer [(servidor, ligado a la casa del señor)] con su señor territorial,
o la prestación personal, es esencialmente diferente. Pues au fond [en el fondo], ella
representa sólo un modo de existencia del propietario mismo de la tierra, el cual ya
no trabaja, pero cuya propiedad incluye entre las condiciones de la producción a los
trabajadores mismos como siervos, etc. Aquí, la relación señorial como relación
esencial de la apropiación. (Marx, 2009, p. 100).
Más precisa es la definición del concepto siervo que realiza Ángel Muñoz, en el sentido
medieval:
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
la continuación de los colonos romanos del Bajo Imperio [en la época final del
imperio]; ni el colono romano, ni el siervo medieval eran esclavos. El vasallaje no era
una esclavitud, ser propiedad de alguien; eran siervos no de un señor, sino de la gleba,
de la tierra…Vinculación del hombre con la tierra. Lo irónico del caso es que, para
pagar su tributo, debían de trabajar; pero no era sino en una tierra ajena, por cultivar
habían de pagar y a la que, a pesar de ser ajena (o precisamente por ello), quedaban
vinculados de por vida; sin poder nunca liberarse, por cuanto jurídicamente ya eran
libres y no esclavos. (Muñoz, 2007).
La periodización que considera el término alta edad media (476 al 1000) no considera
cambios más delicados y sensibles en la estructura social, pues las relaciones señoriales se
establecieron en formas de renta en las tierras del señor (por el volumen de cosecha obtenida,
según el tipo de cultivo, en la productividad de la tierra en relación a la calidad del tipo de
tierra), en sus edificaciones, lagares, granjas, graneros y caminos, en las labores y servicios
del hogar. De modo que del siglo V al VIII los servicios personales se modificaron hacia la
proporcionalidad de la renta en trabajo. Si bien este tipo de renta por el fundo no significó
“trabajo” que le era conferido a la tierra, sino renta en tiempo de servicio destinado a las
posesiones señoriales.
De este modo las labores del siervo se consideraban una extensión del proceso natural,
resultando vacuo el caracterizar el valor de uso que no sea el entregado a través de estos
procesos de tributación y del servicio personal (ni siquiera el propio “bien” producido para
el siervo, para sí mismo, se entendía como valor de uso). La época no permitía el desarrollo
de referentes de intercambios comerciales que eran muy limitados.
El siglo IX sería testigo de las modificaciones centrales en la etapa más clásica de la renta
del suelo y del régimen señorial, que ciertas corrientes históricas denominaron como baja
edad media. Al ser la producción y la tributación en especie, denominada como renta en
especie, se aceleraron los cambios tecnológicos en los procesos de cultivo y de trabajo, en el
arado y en las ruedas añadidas a éste, en el sistema de hojas de siembra y la rotación de
cultivos, por mencionar algunas.
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
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…el ingenio creador se agudiza, dando paso a técnicas o adelantos importantes para
la época, que hacen menos necesaria la presencia de esclavos…el yugo, que
facilitaban una mejor sujeción de los animales; a la aparición del arado con vertedera,
que mejoraba altamente el rendimiento de la tierra; al reloj de ruedas; a la utilización
de la fuerza hidráulica, no sólo como simple noria para el riego de los campos, sino
en el molino que, de mano, pasó a ser de agua, con su aplicación para accionar fraguas
y telares. Todo esto llevó a un gran número de manumisiones. Resultaba ampliamente
más barato liberar los esclavos rústicos, entregándoles tierra para su cultivo mediante
un canon anual, al modo de los antiguos colonos romanos. (Muñoz, 2007).
Esta “revolución técnica” -así llamada por los historiadores- daría paso a la primera ola
expansiva del sistema a través de las cruzadas, para adjudicar más tierra al sistema.
Impulsando el crecimiento de las formas de vida citadina y la aparición de las universidades.
Vale citar, al respecto, a Jacques Le Goff:
…he centrado el libro en el periodo de los siglos X-XIII, a la Edad Media central que,
en una perspectiva más amplia, también es un momento decisivo en la evolución de
Occidente [al final del mismo surgen, entre otros aspectos, los planteos tomistas y con
ello la escolástica]: la elección de un mundo abierto frente a un mundo cerrado, a
pesar de los titubeos de la cristiandad del siglo XIII entre los dos modelos, la opción
, aún inconsciente y frenada por la mentalidad autárquica, para el crecimiento y
establecimiento de unas estructuras aún fundamentales para el mundo actual. Ese
tiempo vio el nacimiento de la ciudad (la ciudad medieval es distinta de la ciudad
antigua, y la ciudad de la revolución será diferente) y de la aldea, el auténtico
comienzo de una economía monetaria, los inventos tecnológicos capaces de
garantizarla conquista rural, el artesanado preindustrial, la construcción a gran escala
(arado asimétrico de ruedas y vertedera, herramientas de hierro, molino de agua con
sus aplicaciones y molino de viento, sistema de levas, telares, tornos elevadores,
sistemas de tracción animal “moderno”). Con la aparición de la máquina de uso
utilitario (y no sólo lúdico o militar) se crean a la vez nuevos modos de dominación
del espacio y del tiempo, sobre todo en el espacio marítimo, con la invención del
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
La etapa central del medioevo resultó ser la más conspicua en su estructuración y su centro
de gravitación resultó ser la Galia y con ella Carlomagno, quien para asegurar el vasallaje de
los señores se empeñó en asignar donaciones de tierra, lo cual incluía los beneficios a los que
le juraban fidelidad, a modo de garantizar la solidez del Estado, creando…
“una red lo más tupida posible de subordinaciones personales, alentó a los vasallos
reales a que hicieran entrar en su propio vasallaje a todos sus subordinados… [De
modo que] a partir del siglo IX el término miles -soldado o caballero- reemplaza al de
vassus para designar al vasallo…Carlos el Calvo [en 877], a punto de salir en
expedición hacia Italia, dio garantías a sus vasallos para salvaguarda el derecho de
herencia del beneficio paterno de los hijos jóvenes o ausentes cuyo padre muriese.
Los vasallos, mediante el juego del carácter hereditario del beneficio, se establecía
más firmemente como clase social. (Le Goff, 1999, p. 47)
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
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Los reyes, aparte de otros Privilegios fiscales y de comercio, declararon libres a los
esclavos y siervos de la gleba que se acogieran a las ciudades. Su única sujeción
consistiría a partir de entonces a formar parte de las huestes del rey, en caso de guerra;
algo que no costaba mucho cumplir, pues en ello iba la seguridad del rey, sino también
la de los propios habitantes. (Muñoz, 2007).
De esta manera el rey no sólo controlaba a los vasallos, sino también a los otros señores y a
las autoridades citadinas. De estos cambios no fueron ajenos los señores, para ello echaron
mano de la modificación de la estructura agraria y sometieron a los productores rurales, ya
que del siglo XII al XVI los rentistas se apropiaron de los suelos en calidad de propietarios y
permitieron y empujaron hacia las ciudades para aumentar la renta, de modo que los
excedentes agrícolas se colocaron en sitios de intensa producción no agrícola o en mercados
que requerían de productos agrícolas, la renta fue adaptada a las dinámicas relaciones
mercantiles y la renta en dinero ocupó un lugar central, que activó y que dinamizó el sistema,
aunque ya no resultó tan rentable al campesino y al artesano como antes. De hecho, desde el
siglo XI se estabilizaron y propulsaron los cambios que trajo consigo el aspecto mercantil de
la nueva economía que era empujada por el comercio que cada día era más próspero (estas
reformas empezaron desde el siglo VIII y IX con Carlomagno), las mercaderías que tenían
demanda aumentaron y se destinaron a la exportación, para acompasar y volver más efectivo
el sistema se llevó a cabo una reforma monetaria (Le Goff, 1999, p. 49).
Poco a poco las relaciones mercantiles aperturaron nuevas vías y rutas de comercio y es bajo
estas circunstancias que en las ciudades ganaron preminencia las guildas de los comerciantes
y los gremios artesanales, que, si bien abastecieron los incipientes mercados, también -a la
postre- resultaron una obstrucción a la producción, al comercio y al abastecimiento de nuevos
y distintos mercados. En tales gremios no hay una disolución tal que permita la aparición del
trabajo y su libertad, al respecto opina Marx:
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
forma particular del desarrollo del trabajo manufacturero como trabajo artesanal; con
esto se conecta el sistema de las corporaciones de oficio…Aquí el trabajo mismo es
aún mitad artesanía, mitad fin en sí mismo, etc., Maestría. El capitalista mismo, aún
maestro. La habilidad particular para un trabajo también asegura la posesión del
instrumento…Como maestro artesano, lo ha heredado, ganado, ahorrado, y, como
joven artesano, es primero aprendiz, caso en el cual aún no aparece como trabajador
propiamente dicho, autónomo, sino que comparte patriarcalmente el costo con el
maestro. Como oficial (efectivo) hay una cierta comunidad del fondo de consumo que
posee el maestro. Si bien ese fondo no es propiedad de los oficiales. (Marx, 2009, p.
96-97).
El trabajo en los gremios fue de tipo patriarcal y aunque hubo una cierta pérdida con lo
natural, el trabajo artesanal era una propiedad del sentido del productor, porque las
herramientas se consideraban una extensión corporal. Por lo tanto, la artesanía no fue
significada ni como valor de uso (que lo es), ni mucho menos adquiere un sentido social, al
contrario, es muy particular y patrimonialista. De modo que, en su momento, no se le
concibió como generador de valor, aunque como valor de uso satisficiera necesidades, ni fue
tomada con un sentido social de intercambio como valor o valor de cambio, pues sus
productos como mercancías fueron referidos en proporcionalidad frente a otras mercancías,
no fue producto de la venta de la fuerza de trabajo sino como habilidades artesanales.
Para que surja la noción de capital se acelera el proceso de separación del productor,
campesino o artesano, de sus medios de producción. Y aunque queda el puro trabajo simple
que es adquirido y referenciado frente al dinero, el primero que se adjudica el proceso de
trabajo es el patrón, quien refiere a la parte del proceso de producción al equiparar la posesión
del dinero como expresión de su trabajo, el dinero es trabajo, es esfuerzo condensado en la
habilidad para acopiarlo por parte del patrón (Weber, 1969, p. 42), invertirlo y con ello
realizar un bien común al brindar la oportunidad de trabajo a los mismos seres que resultan
expropiados por su contratista y por el sistema mercantil. De esta manera la fase mercantil
de la baja edad media se transmuta en capitalismo.
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
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Marx comienza su libro El Capital diciendo que el capitalismo se presenta como un gran
arsenal de mercancías. Pero ese arsenal no es existente en el mundo medieval del cual surge,
aunque las mercancías han hecho acto de presencia.
El sistema tiende a desarrollar el valor (de cambio) cuando el trabajador es separado de sus
medios de vida y entonces su trabajo potencial es adquirido como trabajo que valoriza,
entonces empieza a difundirse y a proceder a desplazar a los procesos de producción del viejo
sistema.
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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
a un mercado de reserva de trabajo, a fin de ser adquiridos como mercancías (Marx, 1974 a).
Hoy en día sigue practicando el proceso para adquirir los medios naturales que requiere para
su desarrollo.
El capitalismo tiene una historia muy peculiar. Practicó en el siglo XVI una división del
trabajo utilizando los viejos procesos de trabajo medievales, para alcanzar la capitalización a
través del dinero ensayó la manufactura dispersa o casera (de contrata que aún hoy día se
practica), que consistía en organizar a los artesanos de las aldeas feudales para realizar los
procesos de trabajo parciales y lograr la fecundación de la mercancía de una manera que
abarataba los costes e incrementaba las ganancias. Hasta que a fines del siglo XVI y
principios del XVII logró concentrar a artesanos y a los antiguos campesinos artesanos en la
manufactura concentrada, en donde la valorización del trabajo ya se hacía con el proceso de
trabajo (si bien el trabajador podía manipular las herramientas tal cual el viejo artesanado).
La forma clásica del capitalismo, como modo de producción ya maduro y bien cimentado y
dominante, se alcanza en el siglo XVIII a partir de la revolución industrial, que posibilita al
sistema tan sólo adquirir y valorizar la mano de obra destinada para la producción fabril. Esta
mano de obra ya adquiere su sentido de ser una mercancía más en el sistema que acumula
ese gran arsenal y que tiende a la universalización del proceso. Ya desarrollado el proceso en
el siglo XIX, curiosamente el sistema ha incubado el sistema de socialización del proceso
que ha sido reforzado por la amplia división social del proceso que en sus inicios se mueve
de manera horizontal. Conforme avanza el siglo entonces sus excedentes permiten que la
burguesía bancaria a través de la palanca del poder concurra no sólo en la cúpula del control
de emisión de préstamos bancarios de forma vertical, pues ahora incursionan en los procesos
básicos del sistema en la producción, comercialización, distribución, consumo y el mercado
general, que le sirven de guía para la organización analítica que se condensa en la obra
suprema de Marx: El Capital (que merece las conmemoraciones en marcha).
El desarrollo del sistema ha generado una socialización del mismo a través de las fuerzas
productivas maquinizadas que junto con el proceso de trabajo dan pie a la socialización, de
manera que muy temprano, durante la revolución francesa y como parte de las respuestas
obreras en Inglaterra los ludditas y los cartistas, así como los primeros socialistas -llamados
utópicos-, es que surge el socialismo político (científico) que hace acto de presencia con el
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Manifiesto del Partido Comunista el 21 de febrero de 1848 con la autoría de Marx y Engels,
quienes advierten que el inevitable proceso de socialización permite vislumbrar no sólo la
fase del socialismo, incluso el comunismo racional (científico).
El proceso da pie a la aparición del primer intento de toma del poder socialista en París, en
1870, en la Comuna de París que es derrotada a sangre y fuego. El socialismo se ha incubado
en serio. Ante ello el capitalismo ha evolucionado gracias a la segunda revolución industrial
cuyo sello fue el motor de combustión interna, el motor eléctrico y el manejo de la
electricidad. El proceso arroja un cambio en la llamada teoría económica con la aparición del
marginalismo y del Rerum Novarum de León XIII en 1891 (que buscaba atender el problema
social de los trabajadores para parar el efecto socialista sobre los mismos). Sobre todo con la
aparición del Imperialismo (paralelo a la Comuna de París), que implica la presencia del
dominio pleno del imperialismo (que incluso Marx y Engels no logran vislumbrar).
Cabría seguir explicando el proceso del desarrollo del capitalismo, pero la extensión del
artículo no lo posibilita, es por ello que se omite el decurso de la forma imperialista del
capital, así como los procesos de deformación y la incubación de los procesos no sólo de
autodestrucción, sino de la corrosión que origina el nuevo sistema que no acaba por nacer y
florecer.
Conclusiones
Fernández (1980) considera que Marx maneja un “esquema regresivo” (que implica al
método retrospectivo), para analizar y ofrecer un “esquema progresivo”, que en esencia era
dinámico. No es todo, también la fecundidad del método marxista consiste en considerar y
demostrar que los sistemas sociales se incuban en el seno de la sociedad existente, hasta que,
mediando un proceso de revolución social, hace estallar y demuele el antiguo sistema del
cual surgió, demostrando con ello que de esta manera se puede hablar de sistemas sociales
progresivos, consistiendo en ello la causalidad histórica real, que permite establecer leyes
históricas de desarrollo social.
En ello radica la novedad y la vigencia del método marxista que fue expuesto de manera
sintética en el Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política, editado en
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Esta es la fuerza que contiene la periodización que toma como el punto de explicación de
arranque el régimen capitalista. Ningún paradigma hasta hoy existente trata de establecer las
capacidades sustantivas y adjetivas del propio capital, sus leyes, el proceso de formación de
las nuevas esencialidades de lo que se gesta en su seno, al contrario, afirman que el ver así
las cosas es hablar de la prehistoria humana, el capitalismo no es un asunto fundamental, sino
el avance cultural de lo posmoderno. El proceso evolucionista lineal pretende ganar terreno
y rompe su propia base científica como ocurre en los planteos relacionados con el fin de la
historia y con la teoría de sistemas; este último ya no ve ni siquiera la periodización sino que
todo lo integra en un modelo que, mediando la comunicación con el entorno (acción
comunicativa), puede evolucionar por si, en forma integral entre pasado, presente y futuro,
evitando el propio evolucionismo púes se llega al estado supremo posmoderno: el fin de la
historia, el estado supremo de la racionalidad (Touraine, 1995, p.79-87; Niklas Luhmann,
1991, p. 96-98).
De ahí la vigencia del marxismo, que por su propia fuerza teórica precisa de actualización
científica. Expone que los viejos modos sociales al intentar destruir lo que han generado en
su propio seno se autodestruyen y permiten que se disemine con más intensidad la nueva
formación, tomando más fuerza pese al ejercicio de la ignominia, la mentira, la amenaza y la
represión.
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Fuentes
Ángeles Vitoria, María. Augusto Comte.
http://www.philosophica.info/voces/comte/Comte.html
Aristóteles. La Política.
http://www.cch.unam.mx/bibliotecadigital/libros/Aristoteles/Politica.pdf
De la Torre Veloz, Virginia y Lourdes Gómez Voguel. 1996. Breves notas sobre la
organización social durante el feudalismo. México, Universidad Autónoma
Metropolitana.
Gómez Espolosín, Francisco Javier. 2001. Historia de la Grecia Antigua. Madrid, Ed. Akal.
Luhmann, Niklas. 1991. Sistemas sociales. Lineamientos para una teoría general. México,
Alianza Editorial-Universidad Iberoamericana.
Marx, Carlos y Federico Engels. 1974 b. La ideología alemana. Barcelona, Ed. Grijalbo.
Marx, Carlos. 2009. Formaciones económicas precapitalistas. México, Editorial Siglo XXI.
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Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario
Muñoz García, Ángel. 2007. La condición del hombre en la Edad Media: ¿siervo, esclavo o
qué? Universidad de Maracaibo, Venezuela. Vol. 25, núm. 57, diciembre.
Le Goff, Jacques. 1999. La civilización del occidente medieval. Madrid, Ediciones Paidós
Ibérica.
Weber, Max. 1969. La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Barcelona, Ediciones
Península.
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