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a 200 años de su natalicio

La obra perdurable de Marx


La humanidad frente
a los desafíos del
capitalismo decadente

Rubén Ibarra Reyes,


Luis Arizmendi,
Rubén Ibarra Escobedo y
José Luis Hernández Suárez
Coordinadores
LA ACUMULACIÓN ORIGINARIA:
NUEVAS FORMAS DE INTEGRAR EL
MARXISMO EN LA RURALIDAD MEXICANA.
Coordinador: Ing. Raúl Anthony Olmedo Neri
“La obra perdurable de Marx”

Los expertos abordarán los nuevos contextos que se viven en la ruralidad mexicana a partir de las
bases marxistas que sentaron los conceptos como acumulación originaria; desde la cuestión agraria
en México y la llamada “vía mexicana”, pasando por la ideología de clase, para dar paso a las nuevas
formas de integración de la clase campesina en el mercado internacional como es la mercantilización
de su cultura, así como las nuevas técnicas de innovación. Esta mesa pretende reivindicar el marxismo
como un marco teórico vigente en el contexto actual de crisis en el campo mexicano.
LA ACUMULACIÓN ORIGINARIA:
NUEVAS FORMAS DE INTEGRAR EL MARXISMO EN LA RURALIDAD MEXICANA.

La mercantilización de la cultura y la nueva clase rural: el 3


artesanado
La necesidad de explicar la existencia del campesinado 18
zacatecano a partir de la teoría de la acumulación originaria del
capital: algunos elementos empíricos
Marx y el tema agrícola en el capital: a 200 años de su nacimiento 29
Vigencia de la periodización histórica en Carlos Marx 40
“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

La mercantilización de la cultura y la nueva clase rural:


el artesanado

Raul Anthony Olmedo Neri1

Weber reprueba la intolerancia de los intelectuales marxistas,

tan seguros de poseer la verdad que pretenden imponer

al resto de la gente – a las que en el fondo desprecian-.

Tom Bottomore y Robert Nisbet

La reivindicación del marxismo


La historia en las Ciencias Sociales es testigo de las diferentes corrientes de pensamiento que
han existido para tratar de entender y explicar el mundo social, el cual se hace cada vez más
complejo en términos de relaciones, causas, efectos y consecuencias, así como en sus niveles
de interconexión entre los Estados-Nación. No obstante, dentro de las tradiciones en el campo
del conocimiento sobre la sociedad ha existido una tendencia a considerar algunas teorías
como ‘obsoletas’ bajo un criterio temporal, mas no por el criterio de vigencia. Esto se ha
intentado hacer con la teoría marxista.

Y lo anterior tiene base en el contexto que se vivió a partir de los acontecimientos ocurridos
en la última década del siglo XX: la caída del Muro de Berlín, la resignación de la humanidad
a la idea de un capitalismo innato, los resultados del ‘socialismo real’, así como la idea de
democracia como la vía única para el desarrollo de las sociedades (Hobsbawm, 1995).

Con ello, el discurso imperante de la aceptación de un estilo de vida generado a partir de un


sistema económico preponderantemente depredador y enajenante, dio como resultado que se
desprestigiara el marxismo y sólo se le reconociera su valor como una teoría dentro de las
tradiciones clásicas en Sociología. Sin embargo, el marxismo tiene una vigencia a priori no

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Ingeniero Agrónomo Especialista en Sociología Rural; Licenciado en Ciencias de la Comunicación
(Periodismo). Técnico de Impacto Social en Natura Medio Ambiente. Correo:
raolmedo@naturamedioambiente.com.mx

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

sólo por la explicación del sistema capitalista, sino porque la sociedad actual sólo ha
cambiado en apariencia y no en esencia, por lo que no se han resuelto los problemas que
desde hacía más de un siglo Marx identificó. El sistema actual se sigue manteniendo bajo la
premisa de explotación, enajenación y acumulación de capital, lo que cambia es que se han
afinado los mecanismos, endulzado los discursos y revestido las relaciones sociales de
producción.

Un caso concreto que puede ser abordado desde la perspectiva marxista se encuentra en las
zonas rurales en México; la deuda histórica que se tiene con este sector de la población ha
cambiado drásticamente en los últimos años. Si en un principio el campesino era un actor
revolucionario, actualmente se encuentra en una fase de desarticulación que ha hecho
cambios de percepción sobre la ruralidad mexicana y sus habitantes.

Por un lado, la mercantilización de la cultura rural surge como un mecanismo que el


capitalismo ha creado para acumular capital a través de sectores que en un principio estaban
fuera del alcance del fetiche en las mercancías; la cultura actualmente se reproduce y
conserva con fines económicos, más que por fines de reivindicación social como la identidad.
Por otro lado, la situación del campesinado como clase ha sufrido cambios estructurales que
han reducido la economía familiar, atacado y desprestigiado la propiedad ejidal y comunal
debido a su ‘baja productividad’ e incrementado el número de migrantes a zonas urbanas en
busca de mejores condiciones de vida; esto ha obligado a que los habitantes de dichas zonas
diversifiquen sus actividades económicas entre las que destaca la mercantilización de su
cultura y con ello se ha generado una nueva clase social dentro de la ruralidad: el artesanado.

Esta nueva clase social se consolidó a lo largo del siglo XX con ayuda de las políticas
públicas que el Estado desarrolló de manera directa ante las demandas del orden mundial y
de la lógica del mercado. Empero, esta nueva clase se encuentra en una fase de mayor
conflicto con el capital ya que no lucha por cuestiones materiales, sino por elementos
simbólicos e inmateriales que las grandes empresas quieren apropiarse de manera no
legítima. Estamos ante una nueva forma de la acumulación originaria, ya no dentro de la
infraestructura, sino en la superestructura, es decir en al ámbito simbólico, cultural e
ideológico, donde se pretende despojar de dichos elementos significativos a los habitantes

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

que se han visto en la necesidad de insertarlos en la lógica mercantil por cuestiones


económicas y de subsistencia.

Así, el presente trabajo analiza la problemática actual en las zonas rurales desde la
perspectiva marxista en términos de clase, acumulación originaria y enajenación, para
proponer nuevos conceptos que permitan explicar una realidad que actualmente se maneja
bajo un discurso progresista y de modernidad (forzada), pero que encarna una lucha por la
autonomía de la cultura, el derecho a la diversidad ideológica y en suma, a la mercantilización
de la vida social.

El nuevo campo de acción: la globalización


La globalización no es más que la expresión actual y refinada del sistema capitalista. Su
estructura se extiende por todos las Naciones desde el eje económico y ha dado como
resultado una serie de modificaciones en las facultades y funciones sustantivas que los
gobiernos tienen que realizar a través de los aparatos estatales; actualmente, el aparato
administrativo estatal se ha convertido en un vigilante que facilita la incursión del capital
internacional y especulativo en nuevos ámbitos para generar un proceso de acumulación de
capital.

No obstante, estas nuevas adaptaciones de las diferentes estructuras que conforman la


sociedad (el Estado, la familia y la propiedad privada) no han cambiado la situación en la que
convergen los individuos, es decir, el constante conflicto entre las relaciones sociales de
producción; Salvador Giner (2001: 133) menciona que “el sistema capitalista es por
definición un sistema conflictivo, un sistema de antagonismos económicos en el que la
solidaridad de los capitalistas surge frente a la amenaza revolucionaria de otras clases
inferiores”.

De allí que la amenaza al sistema sea el intento de cambio, de cooperación y especialmente


la convergencia entre las diferentes clases inferiores para determinar un enemigo en común:
el mercado. En este sentido, el marxismo se ha convertido no sólo en una forma de interpretar
el mundo, sino de actuar en él con la finalidad de establecer un cambio radical y profundo;
el pensamiento marxista es disruptivo en el sentido crítico contra el status quo. Y lo anterior

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

tuvo consecuencias específicas sobre el marxismo ya que, como mencionan Bottomore y


Nisbet (1988) hubo episodios de la historia reciente en las que esta corriente de pensamiento
fue censurada por las políticas dominantes como las dictaduras en América Latina, así como
el fascismo y el nazismo en la Europa del siglo XX.

A Marx se le atribuye entre sus contribuciones el desarrollo de la teoría del valor, la


definición del dinero como vínculo social y sobre todo a la función determinante del trabajo
como generador de valor que se distribuye en el proceso de producción, pero que se reparte
de manera desigual entre los actores del circuito de la producción, como en el de la venta. En
este sentido y respecto a la condición del trabajo humano (o capital variable) es importante
la distinción de dos tipos de trabajo: “<<Trabajo alienado>> es el que algunos hombres
imponen a otros, <<trabajo forzado>> por oposición a actividad libre; es además, un tipo de
trabajo tal que de su producto se apropian otros, los <<amos del sistema de producción>>”
(Bottomore y Nisbet, 1988: 147).

Así, la globalización no es más que la producción y reproducción de los mecanismos del


sistema capitalista de una manera cómplice con el sistema administrativo que enajena a los
individuos y los vuelve parte del proceso de acumulación y despojo en los sentidos materiales
e inmateriales. Esta fase actual del capitalismo configura en última instancia las “… fuerzas
productivas y relaciones sociales de producción, forman un todo dialéctico e inseparable, y
constituyen lo que se llama un modo de producción” (Giner, 2001: 122).

Y, a pesar de que, la internacionalización de la economía a varias escales y en varios niveles


es constante y abrumadora, lo cierto es que actualmente la globalización se encuentra en un
proceso de mercantilización de aquellos elementos simbólicos; en términos marxistas estos
elementos los podemos encontrar en lo que se denominó como “superestructura” siendo
aquel espacio donde se encuentran las leyes, normas, valores, conductas e ideologías. Marx
definía que este campo encontraba su base en lo material y por tanto productiva de la vida
social, sin embargo, el proceso de mercantilización ya no sólo se da la infraestructura (la base
económica), sino que ha avanzado y encontrado un nicho de reproducción en la esfera
cultural de los individuos.

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

Como afirma Campos (2004: 57) “las relaciones existentes entre la estructura económica y
la superestructura jurídica, política e ideológica, son difíciles y complejas, incluso han
surgido polémicas en cuanto a considerar quién juega el papel determinante en el desarrollo
de la sociedad”, empero, más que pensar en lo dependiente de lo independiente, se debe en
un sentido dialéctico, por lo que la modificación de cualquiera de los campos tiene
repercusiones directas e indirectas tanto en su fase complementaria, como en los individuos
que desarrollan de manera paralela en sociedad.

Bajo este sentido, podemos observar que la definición de sociedad que ideó Marx no ha
perdido vigencia, ya que “la concepción marxiana de la sociedad parte de un entendimiento
de la condición humana como situación de servidumbre ante ciertas fuerzas y estructuras
sociales que nos subyugan” (Giner 2001: 105), por lo que en la globalización no se han
modificado los mecanismos, sino que se han revestido las relaciones sociales que soportan
este sistema, volviendo cómplices a los individuos de su propia enajenación.

El fetiche en la cultura y su mercancía.


El fetiche en la mercancía surge de la atribución (reificación) de ciertas características al
sujeto como si ellas fueran inherentes a dicha mercancía, dejando de lado el propio proceso
de creación de valor a través de la utilización de la naturaleza y sus recursos por parte del
trabajo humano. De hecho, como menciona Giner (2001: 106) “la reificación es un proceso
de objetivación de nuestra actividad en las obras que produce”, no obstante, dicha reificación
esconde el proceso de generación de valor y lo sustituye por el discurso producido para el
progreso.

Pero ¿cómo es que la cultura se vuelve mercancía y cómo adquiere un carácter de fetiche?
Bien, para poder entender el proceso de mercantilización es necesario identificar el campo
de acción de la cultura como un espacio dentro de la esfera social donde se generan lazos de
identidad, reivindicación e historia colectiva, así como se generan símbolos y prácticas que
se vuelven parte del Lebenswelt (mundo de la vida) de los grupos sociales. Bajo esta premisa,
Olmedo (2016: 14) infiere que

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

Si la cultura es un conjunto de elementos seleccionados, producidos,


reproducidos y consumidos (en el sentido de ser puestos en práctica) por
individuos de un grupo, se infiere que estos elementos son característicos
a ellos y por ellos. Es decir, construyen una identidad colectiva desde el
momento en que seleccionan el rasgo y posteriormente el cómo lo
producirán, reproducirán y consumirán

La cultura así se constituye como un conjunto de símbolos y prácticas que conforman parte
de la vida material e inmaterial de los grupos sociales; no obstante, el proceso de
mercantilización de la cultura se ha dado en un sentido de expropiación de esas prácticas y
símbolos como elementos dentro del proceso de la esfera social y se ha trasladado a la esfera
económica y de manera específica en el sistema de producción. De acuerdo con Kautsky
(1978: 63):

Una mercancía es un producto del trabajo humano no destinado a ser


consumido por el mismo productor (o entregado gratuitamente a otros para
su consumo, sean individuos de la familia o la del señor feudal, etc.), es
decir, que el productor no necesita de él, y puede transferirlo a cambio de
otros productos que necesite

Esta definición explica de manera concreta el desarrollo del turismo en las zonas rurales de
México, ya que en los últimos años se ha encargado de “ofrecer” a los turistas internacionales
y nacionales un conjunto de mercancías y bienes culturales que en apariencia coadyuvan a
conservar las diversas culturas que existen en el país, pero que en realidad están
estableciendo los estándares para la selección cultural de elementos que sean
económicamente redituables, socialmente aceptados e intencionalmente reconocidos.

Este proceso de desarrollo y transferencia de las actividades culturales de la esfera social a


la esfera económica da como resultado que se genere una percepción anacrónica de la
ruralidad en México; es decir, la ruralidad mexicana sigue presentando problemas
estructurales que devienen de su condición histórica y por parte de la falta de interés de los
diferentes gobiernos que han estado desde el México independiente, no obstante, con este
proceso de modificar la percepción de la ruralidad no se solventan los problemas que ya

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Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

presenta e incluso influye de manera específica en la composición organizativa dentro de los


espacios rurales.

De hecho, un resultado proveniente de este proceso de transformación se percibe con la


diversificación de las actividades económicas y con ello de las características de lo ‘rural’;
la creación de otra clase, en este caso el artesanado, es un ejemplo que lo común de la
ruralidad es la producción agrícola, sino que ahora se le ve como un abastecedor de ocio y
una salida de la ‘modernidad’ (las grandes ciudades), no obstante, esta percepción excluye
los grades problemas que en estas zonas se presentan como la falta de asesoría y transferencia
tecnológica para incrementar la producción; respeto al derecho consuetudinario y de sus
formas de gobierno, la disputa por los recursos naturales que en esos lugares son
administrados de manera compatible y no sustentable como el gobierno requiere, y sobre
todo la lucha contra las empresas trasnacionales que conforman los ‘megaproyectos’ en pro
del capital financiero internacional.

El valor de uso y el valor simbólico


De acuerdo con el nuevo estilo de vida y la reproducción de una cultura apremiante, efímera
y volátil, surge un cambio dual en la concepción; como menciona Bauman (2007: 36), “en la
sociedad de consumidores, la dualidad sujeto-objeto suele quedar subsumida en la de
consumidor y mercancía. Una vez más, el cambio que resulta de esta nueva forma de
organización entre los individuos de manera vertical y horizontal hace que las relaciones
sociales de producción se modifiquen bajo el esquema capitalista en su forma de consumo;
bajo esta nueva dualidad, se pierde la relación consumidor-productor y se sustituye al
segundo por su producto, en este caso la mercancía cultural que se desarrolla en el seno de la
mercantilización de la parte inmaterial de las actividades y elementos que conforman parte
de la identidad colectiva.

Si antes, el valor de uso determinaba la satisfacción de una necesidad, bajo esta nueva
relación la necesidad práctica y hasta cierto punto necesaria se cambia por una necesidad
social de aceptación /rechazo ante la mainstream global. Este nuevo cambio lo define
Baudrillard (2011:2) bajo una crítica en el cambio necesario de la forma de entender la

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

mercancía y sus respectivos valores: “una verdadera teoría de los objetos y del consumo se
fundará no sobre una teoría de las necesidades y de su satisfacción, sino sobre una teoría de
la presentación social y de la significación”.

Este valor simbólico se enclava en el estatus de la gente y su movilidad de socialización entre


diferentes esferas; la dualidad inclusión/exclusión se genera entorno a la percepción del
individuo y los diferentes grupos sociales en los que se desarrolla. El fetiche de la mercancía
se transfiere al individuo de tal manera que le otorga un ‘nivel socioeconómico, político,
cultural e incluso intelectual’ determinado que le permite acceder a grupos específicos a los
que el mismo individuo quiere llegar; para ello, la base que lo sustenta es en primera y única
instancia económica, aunque se vea en la necesidad de entrar en una dinámica de
endeudamiento con bancos que le permiten sustentar dicho estilo de vida, pero que a la vez
lo integra a un mecanismo de mayor explotación; esta vez ya no sólo en el trabajo para
mantenerse, sino para mantener su estatus social.

Así, el cambio de paradigma implica de manera sustancial un cambio de entendimiento y


análisis. En el caso que se aborda, es decir el de la mercantilización cultural de las zonas
rurales, este valor simbólico se establece a partir de la transferencia de identidad de quienes
las producen hacia sus productos, lo cual adquiere relevancia para quien la compra, ya que
dicha mercancía representa una esencia de la cultura que compra; una cultura que permanece
como adorno en la casa más vieja o en el baúl más moderno… en otras palabras, asistimos a
la enajenación cultural y su expropiación en la forma material de este sistema simbólico.

El agro mexicano y su fragmentación histórica


La ruralidad ha tenido un papel histórico preponderante dentro del desarrollo de la
humanidad; en ella el campesinado jugó un papel tanto revolucionario como conservador
(Alavi, 1974), sin embargo, en el caso mexicano la ruralidad fue desplazada conforme a la
construcción de un país moderno que intentó, mediante políticas públicas y acciones
clientelares y corporativistas, controlarla y relegarle su papel fundamental que tuvo desde
tiempos coloniales hasta bien entrado el siglo XX.

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

De hecho, el financiamiento del sector industrial en México estuvo basado en la agricultura


que en esos momentos se encontraba en su auge por el modelo agrominero-exportador que
se venía desarrollando desde el Porfiriato, no obstante, la nula inversión en el sector lo
convirtió en un anacronismo productivo y lo dejó en una crisis económica que lo obligó a
trasladar su mano de obra a las grandes ciudades, con lo que el campo envejeció y se atrasó
tecnológicamente. Cuando se implantó el neoliberalismo y con ello la competencia a nivel
internacional, el campo se vio en clara desventaja y con ello se ahondó más la crisis en que
vivían sus habitantes.

Bajo esta tendencia gradual, los habitantes de las zonas rurales se vieron en la necesidad de
diversificar las actividades de remuneración económica. Entre sus actividades alternas se
puede mencionar la parcelación de las tierras y con ello la pérdida de la propiedad comunal
y ejidal; la penetración del turismo rural/natural/cultura/etc que es una práctica enajenante de
la vida rural; la mercantilización de su cultura en artesanías, eventos espectaculares, venta de
una ‘experiencia rural’ y sobre todo el cambio de percepción de su vida, sus problemas y los
cambios sustanciales que en ella están ocurriendo.

Si, como afirma Bottomore y Nisbet (1988: 165) “la sociedad contemporánea no es sólo un
resultado, sino también un producto, y es este particular resultado, este particular producto,
el que funciona como sociedad, de una manera distinta de la de otros resultados y productos”,
podemos afirmar que la sociedad rural es producto de un olvido justificado de manera
política, pero no social; su desarrollo está interconectado a la urbanidad, sin embargo, no se
han resulto aún los grandes problemas que en la primera se presentan. La apatía y
depredación que existe hacía las zonas rurales hace que cada vez más, las formas de
interacción se conviertan en subordinación en términos económicos, políticos y sociales entre
las dos zonas, por lo que se requiere de un cambio en la forma de actuar en la ruralidad para
encontrar la vía que permita incrementar la calidad de vida de sus habitantes para fortalecer
el campo y generar un desarrollo compatible.

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

La nueva clase en la ruralidad: el artesanado


Dentro de la fragmentación histórica del campo se encuentra la generación de una nueva
clase dentro de la ruralidad, resultado de los intentos del gobierno por modernizar el agro
mexicano por un lado, y de la gente en mejorar su calidad de vida por el otro. De acuerdo
con Marx (1979:208) una clase se caracteriza porque sus integrantes “… viven en
condiciones económicas de existencia que separan su modo de vida, sus intereses y su cultura
de las otras clases, y los colocan en oposición hostil frente a éstas últimas”, y en este sentido,
el artesanado viene a representar la forma moderna del campesinado ante los cambios
neoliberales en México; es decir, su conformación se dio durante el siglo XX y especialmente
en los años posteriores a 1970.

Si antes la creación de artesanías y eventos culturales eran una forma secundaria para tener
un ingreso económico extra al que generaba la actividad agropecuaria y la cual era la
característica más importante de la ruralidad, actualmente, aquellas actividades han adquirido
una autonomía ante lo agropecuario y con ello el requerimiento de mayor tiempo de
dedicación para la industria mercantil de la cultura.

Por lo que la ruralidad ya no presenta una base trabajo-tierra, sino cultura-ocio; este cambio
implica por tanto un desplazamiento en la forma en que se genera valor: ya no por la fuerza
de trabajo y en última instancia la transformación de las materias primas, sino en las
prácticas/bienes culturales redituables y los espectadores/consumidores que estén dispuestos
a consumirlas.

El artesanado como clase presenta características peculiares que lo sitúan como nuevo actor
potencial en el desarrollo de las zonas rurales; de él se pueden desprender diferentes análisis
de sus relaciones sociales de organización, socialización y producción. Por ejemplo, de
acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo Cultural de México (ENCCUM) (2012) se
estima que hay poco más de 7.5 millones de artesanos, sin embargo, no se conoce más allá
del rubro artesanal en el que se desarrolla (madera, vidrio, cestería, textil, metalúrgico, etc.),
por lo que es necesario indagar cuál es su estructura socioeconómica, su relación artesanal
de producción y los programas que apoyan o condicionan su reproducción.

Por otro lado, el artesanado ha sufrido también de los intentos gubernamentales para ser
controlado y muestra de ello fue el corporativismo que se extendió a través de Fondo
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Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart), el caciquismo que se conformó a través
de relaciones clientelares para concentrar las ganancias de la venta de artesanías al Estado,
el intento del Estado por ‘certificar’ a los artesanos con la finalidad de agregar valor en dichas
mercancías, lo que desembocó en una exclusión en la obtención de financiamiento y difusión
de productos de un gran número de artesanos que se resistieron a ‘modernizar las prácticas
heredadas’ de sus familias.

Así, el artesanado como ‘nueva’ clase presenta también una reciente historia de lucha por su
autonomía y desarrollo compatible, que aunque lo diferencia del campesinado, requieren de
una alianza con el segundo para adquirir los elementos necesarios que los lleven a su
autosuficiencia.

La lucha por la hegemonía cultural


El problema al que se enfrenta el artesanado en la actualidad es la lucha por la ‘propiedad’
de su cultura, ya que al entrar, la cultura, dentro del proceso de acumulación de capital, se
convierte en un bien que puede ser objeto de reproducción en serie y no necesariamente de
forma ‘manual’ única. Lo anterior es una consecuencia lógica del proceso de
mercantilización ya que no responde a la lógica de reivindicación, sino al lucro; en el caso
mexicano no existe un marco jurídico definido que proteja los derechos de propiedad
artesanal y con ello su creatividad de las culturas ante las grandes empresas.

Existen varios casos en la historia reciente, que demuestran que las empresas están
comenzado a mirar los bienes culturales de las zonas rurales mexicanas con recelo y signos
de pesos; el caso de la empresa Mango que “plagió” con reproducción de diseños de
Tenangos hidalguenes (Castillo y Cruz, 2017), el caso de Nestlé en 2015 sobre diseños
provenientes de Tenango y que llegó a una demanda por parte de los artesanos Adalberto y
Angélica (Plumas Atómicas, 2017), y el caso de la diseñadora francesa que tuvo que
reconocer que parte de sus diseños tienen origen de diseños provenientes de artesanos
oaxaqueños (Aristegui Noticias, 2015).

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

Figura 1. Comparación de diseños con artesanías mexicanas. Fuente: Aristegui


Noticias (2015)

Figura 2. Comparación de diseño en ropa de la marca "Mango" y los Tenangos


hidalguenses

Lo que se hace para evitar estos casos es registrar la autoría de los diseños ante el Instituto
Nacional del Derecho Autor, y esto a su vez que se realce una valoración de jurídica del
Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI), sin embargo, esta regulación no
prohíbe su reproducción en serie por parte de terceros, ya que como afirman Castillo y Cruz
(2017) “el uso de los patrones y diseños artesanales mexicanos es permitido siempre y cuando
quien lo utilice no los acredite como propios”.

Es decir, que la cultura al ser mercancía se enajena de los individuos que la reproducen y les
arrebata su derecho como productores de la misma, para dar paso a la producción en serie y
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con ello de la acumulación de capital en las empresas trasnacionales, dejando en desventaja


a quienes en un principio decidieron ofrecer su cultura al mejor postor… una consecuencia
lógica de la mercantilización que resultó de una primera consecuencia lógica de exclusión.

Es necesario entender y comprender la diversidad, la cual “… presupone revitalizar


manifestaciones de lo contradictorio, confrontar puntos de vista y debatir las intersecciones
entre progreso, técnicas y tecnología” (Moraes, 2007: 36), con la finalidad de encontrar un
campo justo de competencia entre quienes tienen el derecho de la creatividad, y aquellos que
tienen la intención de lucrar con esa creatividad.

Esta nueva función de la sociedad hace nuevamente (re)pensar en lo que conllevará la


globalización en las culturas y la ‘nueva cultura mundial’, la cual, de acuerdo con Olmedo
(2016: 51) “no es más que la occidentalización de todo el mundo; se presume de ser nueva,
concensada e integral, cuando en realidad es vieja, impuesta y segregacionista dentro del
proceso global (sic)”. Si esta nueva cultura se impone, aunado a la necesidad efímera y fugaz
que se presenta entre los individuos, entonces “la mayoría de los objetos valiosos pierden
rápidamente su lustre y su atractivo, y si hay procrastinación, lo más probable es que terminen
en la basura incluso antes de haber producido alguna satisfacción (Bauman, 2007: 51).

Este despojo simbólico y cultural es en suma la misma acción llevada en la base económica
(infraestructura) que Marx identificó y denominó como “acumulación originaria”, pero que
se está realizando en el seno de la superestructura. Por lo que se deben generar alternativas
de propuestas cooperativas entre los sectores para determinar las acciones que permitan
reivindicar y reapropiar dichos elementos a quienes los han creado.

Conclusiones
El trabajo expone una problemática cultural vigente y que está en un punto de coyuntura que
requiere un análisis holístico que permita caracterizar la problemática rural, delimitar la
concepción de clases que se están generando en la ruralidad mexicana y conceptualizar la
nueva dinámica de acumulación de capital en el seno de la cultura como consecuencia del
desplazamiento de la actividad agrícola como fuente de empleo redituable y socialmente
aceptada como ‘moderna’ o importante.

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

Por ello, se retoman el marxismo como una teoría que puede contribuir al análisis y
explicación de estos nuevos paradigmas en términos sociales; como afirman Bottomore y
Nisbet (1988: 171):

El desarrollo del marxismo como teoría tiene hoy más independencia del
interés político directo, y se lo sitúa más claramente dentro del desarrollo
general de las teorías sociológicas, según lo prueban las relaciones (…)
entre el marxismo de los últimos tiempos y otros movimientos de ideas de
las ciencias sociales y la filosofía de la ciencia.

Así, la necesidad de reivindicar al marxismo como una forma no sólo de entender el mundo,
sino estar y actuar en él, hacen que la crítica sea una forma de pensar y repensar la situación
actual de la sociedad global, sus futuros, aciertos e incertidumbres.

Finalmente, el agro mexicano se encuentra en constante cambio, corresponde a los científicos


sociales el identificar su situación, prever riesgos y proponer alternativas que permitan
reducir las diferencias entre la ciudad y el campo, sin comprometer los recursos materiales e
inmateriales que cada una posee ante el gran capital que busca a toda costa nuevos nichos de
acumulación para su sobrevivencia.

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Redacción. (20 de Noviembre de 2015). Modista francesa reconoce origen de blusa


oaxaqueña y niega plagio. Aristegui Noticias, págs.
https://aristeguinoticias.com/2011/kiosko/modista-francesa-reconoce-origen-de-
blusa-oaxaquena-y-niega-plagio/.

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

La Necesidad de Explicar la Existencia del Campesinado


Zacatecano a partir de la Teoría de la Acumulación
Originaria del Capital: algunos elementos empíricos
Dr. Raúl René Ruiz Garduño2

René Fernando Ruiz Aguilar3

Introducción
Para los fines de esta contribución, se da por asentado que más allá de las cifras que desglosan
la composición del Producto Interno Bruto que generan las actividades económicas en el
estado de Zacatecas, estamos frente a una realidad en la que la mayor proporción de la
población de la entidad consigue su reproducción social a partir y desde la constelación que
se configura en torno a las actividades del sector agropecuario; el hecho de que se reconozca
la existencia de más de 100 mil unidades de producción rural distribuidas en las más diversas
condiciones climáticas y fisiográficas dentro del territorio zacatecano denota la
fragmentación y la escala de producción que se desarrolla de manera cotidiana, sin hablar
más de cuestiones como la productividad y el grado de procesamiento y de valor agregado a
los diferentes productos que se envían a los distintos mercados existentes.

Conviene señalar que la cuestión campesina y la acumulación originaria del capital


constituyen dos elementos centrales que habrá que desarrollar de manera rigurosa y
sistemática por cuanto Zacatecas es una entidad eminentemente campesina y por lo tanto su
población deberá enfrentar las consecuencias del Modelo Depredador puesto en marcha por
el capitalismo neoliberal con la rapacidad que lo caracteriza, por ejemplo con los corporativos
mineros que, independientemente del origen del capital, tienen como meta extraer toda la
riqueza de las entrañas de la tierra pasando por encima de las diversas formas de vida y de
los derechos y cultura de las poblaciones localizadas dentro de lo que ahora son territorios
que les pertenecen a esos corporativos por obra y gracia de la legislación vigente.

2
Profesor e Investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.
3
Estudiante de Ciencias Políticas y Administrativas en la Universidad Nacional Autónoma de México.

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

A continuación se presentan los avances alcanzados para entender el surgimiento,


consolidación y desarrollo del campesinado zacatecano como una formación social que
enfrenta en la actualidad amenazas nunca antes vistas, por las escalas y la extensión del
Modelo Neoliberal de Desarrollo; constituyen avances preliminares de una investigación que
está realizando el autor y para lo cual se ha identificado que es necesario retomar el enfoque
del marxismo, y específicamente lo concerniente a la teoría de la acumulación originaria del
capital, para poder llegar a resultados más pertinentes y que sean de utilidad tanto para la
academia como para la población que se verá afectada con la profundización del Modelo
económico vigente.

Desarrollo del Tema


La Acumulación Originaria y el Campesinado

Son muy escasas, desde mi punto de vista, las contribuciones cabalmente elaboradas para
explicar la existencia del campesinado zacatecano y las agresivas formas de expropiación y
despojo que está enfrentando en los tiempos actuales por el capitalismo transnacional
representado lo mismo por la industria minera que por el capital comercial e industrial al
cobijo de lo que se ha denominado como neoliberalismo.

Esta carencia de teoría explicativa sobre el funcionamiento real de la economía de la entidad,


a menudo conduce a la incomprensión, tanto por especialistas, como por el ciudadano común,
de los procesos de expropiación violenta de los medios de producción que se están llevando
a cabo en todo el país y en Zacatecas en específico. Esto es así, porque no se puede
comprender lo que no se conoce, lo que no se ha estudiado de manera sistemática y rigurosa,
por estar ausente en los programas universitarios en donde se forma a los recursos humanos
que están y estarán al frente del desarrollo de los distintos procesos productivos en el
territorio zacatecano, para nuestro caso.

Para poder remontar esta situación hace falta que en los programas universitarios de todo el
país, en todas las universidades, y particularmente en la Universidad Autónoma de Zacatecas,
se forme al estudiantado con robustos programas de economía política en los que se expongan
y discuten los elementos fundamentales del materialismo histórico desarrollado por el

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

marxismo, entendiendo que la teoría marxista está compuesta por una teoría científica, el
materialismo histórico, y de una filosofía, el materialismo dialéctico; se necesita formar a las
presentes y futuras generaciones con la suficiente teoría de cómo se generó, se consolidó y
se desarrolla el sistema capitalista en nuestros territorios, tomando como ejemplo a la realidad
que se vive y no a la realidad virtual que propagan las actuales agencias del capitalismo
mundial.

Se necesita una enseñanza y una teoría que pongan atención en el ahora y en el aquí, sin
desvincularse de los acontecimientos y de la dinámica económica y de los procesos socio
históricos que se continúan desenvolviendo a nivel macro.

En esta tesitura hace falta que se conozcan los procesos históricos que han llevado a que la
humanidad se encuentre en el estado actual, y uno de esos procesos es el denominado
“acumulación originaria”, entendida como

“... la acumulación que no es resultado, sino punto de partida del régimen capitalista
de producción” (Marx, 1982:609),

debiéndose comprender que este proceso no se dio de una vez y para siempre, sino que
constituye un continuum que se va desenvolviendo y acomodando al ritmo que lo permiten
sus causas primigenias, sin límites de fronteras y a lo largo de la historia de la humanidad,
como lo señala Marx:

“… sabido es que en la historia real desempeñan un gran papel la conquista, la


esclavitud, el robo y el asesinato; la violencia en una palabra” (Ibíd. 607).

A la luz de esta cita queda perfectamente claro que lo que ha venido y viene aconteciendo en
muchas partes del mundo, en México, y particularmente en Zacatecas, no tiene nada de
extraordinario y más bien constituye la norma; de esta manera, volviendo a Marx,

“la llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso histórico de
disociación entre el productor y los medios de producción. Se llama ‘originaria’,
porque forma la prehistoria del capital y del régimen capitalista de producción” (Ibíd.
608).

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

Siendo por eso, por ejemplo para el caso de Zacatecas, que a las empresas mineras les importe
tanto “limpiar” de ejidatarios o posesionado a las tierras en donde se encuentran “sus
concesiones”, concesiones que sólo han podido adquirir con el apoyo del Estado a través del
marco jurídico del que se han ido dotando de manera paulatina, de modo tal que el despojo
de los medios de producción, en este caso la tierra ha sido posible a lo largo de un proceso
transcurrido de manera lenta pero permanente; dice Marx que

“el recuerdo de esta cruzada de expropiación ha quedado inscrito en los anales de la


historia con trazos indelebles de sangre y fuego” (Ibíd. 609).

Resulta entonces que los actuales procesos de expropiación de las tierras para los
emprendimientos mineros, pueden entenderse sin mayores dificultades constatando así la
vigencia del pensamiento marxista desarrollado hace tantos años.

Para concluir por ahora está breve introducción les dejo otra valiosa cita de Marx:

“En la historia de la acumulación originaria hacen época todas las


transformaciones que sirven de punto de apoyo a la naciente clase capitalista,
y sobre todo los momentos en que grandes masas de hombres se ven
despojados repentina y violentamente en sus medios de producción para ser
lanzadas al mercado de trabajo como proletarios libres y privados de todo
medio de vida. Sirve de base a todo este proceso la expropiación que priva de
su tierra al productor rural, al campesino. Su historia presenta una modalidad
diversa en cada país, y en cada uno de ellos recorre diferentes fases en distinta
gradación y en épocas históricas diversas…” (Ibíd. 609).

¿Les dice algo este pasaje teniendo en mente lo que ha venido aconteciendo durante los
últimos años en Salaverna y Cedros, Mazapil o en Chalchihuites en el estado de Zacatecas?

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

El Surgimiento del Campesinado Zacatecano


Acontecimientos históricos de índole diversa en los ámbitos nacional y regional irían
moldeando lo que a la postre se consolidaría como uno de los principales actores sociales que
han ocupado el territorio estatal y le han dado viabilidad económica y productiva a las
actividades que constituyen el soporte para la reproducción social en la entidad.

El campesinado zacatecano surgiría como resultado de la Reforma Agraria después de un


largo proceso en el que participó activamente en todos los frentes que se le presentaron y
para lo cual empeño sus mejores esfuerzos.

De esta manera, sustentada en un patrón de reproducción minero-ganadero, orientado para el


mercado internacional de los metales preciosos y con el predominio de la gran propiedad
territorial, la sociedad zacatecana fue sorprendida por el movimiento revolucionario de 1910
que truncó las relaciones sociales prevalecientes y profundizó las condiciones de pobreza en
las que vivía el grueso de la población asentada en algunos centros poblacionales de medianas
dimensiones, en los cascos de las haciendas y en pequeños pueblos y rancherías.

Fue así que entre los años de 1915 y 1934 se crearon las condiciones para el surgimiento del
campesinado zacatecano, y si bien el ritmo en el reparto de tierras no se realizó con la
celeridad que lo solicitaban los demandantes, paulatinamente se fueron fraccionando las
haciendas dando paso al surgimiento de los ejidatarios y de los fraccionistas, que es un tipo
de propiedad de la tierra que puede ubicarse entre el usufructo privado y el social.

No obstante la permanente demanda de tierras por parte del naciente campesinado, tendrían
que pasar más de 40 años para que fueran desmanteladas las grandes haciendas y
redistribuidas sus extensiones por sucesivas fases de la reforma agraria para que quedara
perfilada la actual estructura en la tenencia de la tierra en donde aproximadamente el 50%
del territorio zacatecano pertenece al sector ejidal, mientras que la otra mitad está en manos
de propietarios privados.

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

A partir de 1940 se combinarían los esfuerzos, capacidades e iniciativas de los nuevos


campesinos y la incipiente intervención gubernamental para irse incorporando a la
producción agrícola mediante los adelantos tecnológicos y la infraestructura básica que se
iba construyendo para facilitar y masificar las actividades agropecuarias, mismas que se
convertirían en una de las bases fundamentales para la reproducción social durante los
siguientes 60 años.

Desde temprana época la reproducción social de las unidades campesinas encontraría


limitantes para garantizar su existencia, razón por la cual se fueron sentando las bases para
lo que más tarde se viene conociendo como la cultura migratoria, que es una gran estrategia
de reproducción social mediante la cual algunos integrantes de la unidad doméstica acuden
a los mercados de trabajo, ya sea dentro del país o en el extranjero.

Fue por ello que cuando el campesinado regional iba encontrando limitantes para su
reproducción social, se movilizaban algunos de los integrantes de la unidad doméstica y
acudían a emplearse en dónde se encontraban las fuentes de trabajo, ya fuera en la región o
en otras regiones del país, que para el caso eran los enclaves agrícolas de la Laguna, en
Coahuila o de los valles del Yaqui y Mayo en Sonora, o el de los Mochis en Sinaloa; también
se iría utilizando la emigración internacional a Estados Unidos, a distintos puntos de destino,
aprovechando la experiencia colectiva que se iba construyendo a partir de que con el
Programa Bracero de los años cuarenta se dio la incorporación de miles de campesinos que
fueron a laborar a los campos norteamericanos.

La circunstancia de practicar una agricultura temporalera siempre colocó en situación de


riesgo la estabilidad económica de las unidades de producción campesina, pero al mismo
tiempo les permitió conocer destinos y fuentes de trabajo de los que siguen echando mano
hasta la actualidad.

En este sentido, cuando la agricultura de subsistencia fue insuficiente, o se presentaron


periodos de sequía prolongada que dificultaba la obtención de cosechas, ya se conocían rutas
y destinos a dónde llegar y se aprovechaban las redes sociales construidas desde los primeros
tiempos en que la emigración se fue constituyendo como una estrategia de reproducción
social que lo mismo utilizaron y siguen utilizando, ejidatarios y fraccionistas de la región.

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

De igual manera cuando la tierra a la que tenían acceso les fue insuficiente para garantizar
su reproducción social, o cuando el valor de sus cosechas les era insuficiente para esperar
hasta el siguiente ciclo de siembra, de las unidades campesinas salían uno o más miembros a
buscar empleo, preferentemente a los Estados Unidos, y así estar en condiciones de sostener
a la familia en su lugar de origen.

Conformación del Campesinado Zacatecano y la Especialización


Productiva
El campesinado zacatecano actual es producto de un complejo proceso histórico en el que se
destaca el desmantelamiento del patrón minero ganadero como resultado del proceso
revolucionario, pero también la conformación de los colonos o fraccionistas agrícolas como
un segmento de la población rural con un perfil distintivo al ejidal y con semejanzas al
propietario privado.

En el proceso de su configuración como clase, el campesinado zacatecano se ha enfrentado


siempre al accionar gubernamental y a la densidad del proceso migratorio en la entidad.

Como resultado de las condiciones en que se desenvuelven las relaciones capitalistas,


impulsadas notablemente por las agencias del Estado, la entidad adquiere una
especialización productiva que hoy la distingue en el concierto nacional: productora de frijol
para el consumo nacional y reproductor de fuerza de trabajo para la economía
norteamericana.

Destaca en nuestros hallazgos que el proceso para crear al campesinado fue retardado, no
obstante que ya desde 1915 había solicitudes para formar ejidos y los reclamos de las
comunidades para la restitución de sus tierras comunales nunca dejaron de existir. La
creación y consolidación del campesinado se fortaleció a partir de que la crisis de 1929 forzó
la repatriación de miles de trabajadores zacatecanos que laboraban en los Estados Unidos.

Con los repartos masivos de tierra realizados entre los años de 1934 y 1940 quedó
prácticamente liquidada la gran propiedad y sentadas las bases para el desarrollo de la
agricultura campesina que después sería sometida al proceso modernizador y desarrollista a
partir de la década de los setentas.

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

Para 1940, ya se habían generado las condiciones materiales para la existencia del
campesinado zacatecano conformado en lo general por dos grandes tipos: por una parte
estaban las unidades campesinas de tipo ejidal y por la otra las integradas por los
fraccionistas, que es un tipo de tenencia intermedia entre la típica propiedad privada y la
ejidal.

Los ejidos fueron formados con solicitantes de tierra, que en la mayoría de las veces carecían
de todo, razón por la que se iniciaban como campesinos, dejando de ser peones de las
haciendas o aparceros; por su parte los fraccionistas procedían de sectores más acomodados
que ya contaban con cierto patrimonio. Con el correr de los años los fraccionistas tendrían
muchas más oportunidades para convertirse en empresarios agrícolas.

Durante los años de 1940 a 1970 la reproducción social de las unidades campesinas estuvo
soportada en lo fundamental por la agricultura de temporal para el autoconsumo y para la
comercialización en baja escala; también se utilizó la emigración regional, nacional e
internacional por algunos de los integrantes de las unidades campesinas para complementar
los ingresos que se obtenían de las actividades agropecuarias; la emigración era de carácter
temporal y en ella participaban solo los hombres.

Entre 1940 y 1975 se consolidó el desarrollo del campesinado zacatecano; desde entonces
ha venido contribuyendo con la economía nacional e internacional a partir de la
especialización productiva que muy pronto se definió por la concurrencia de distintos
factores: productor de granos básicos y reproductor de fuerza de trabajo migrante para la
economía norteamericana. En el proceso que llevó a la conformación del campesinado, éste
ganó en experiencias de trabajo dentro del país y en el extranjero, lo mismo que en la
apropiación de los procesos de trabajo regionales.

Es así como durante el último siglo, el campesinado regional se conforma como tal y como
un emigrante en potencia que ejercerá esta gran estrategia de reproducción social en cuanto
se lo exijan las condiciones.

La emigración desde las unidades campesinas de la región, primero legal, temporal y


básicamente para hombres, después realizada de manera ilegal, también de carácter temporal
y posteriormente en otras modalidades que ha favorecido la legislación norteamericana, ha

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

constituido una gran oportunidad para la reproducción social y familiar, y ha permitido


mantener cierta estabilidad social por cuanto evitó más presión sobre la tierra y ha hecho
factible mejorar la infraestructura con la que se realizan los procesos productivos.

Durante los años comprendidos entre mediados de los sesenta y la primera parte de los
noventa la intervención directa del Estado, vía inversiones federales, logró consolidar las
relaciones capitalistas en la agricultura de la región: se transformó el patrón de cultivos, se
superaron los niveles tecnológicos, se exacerbó la diferenciación socioeconómica de los
productores y se profundizaron para el campo zacatecano dos líneas de producción
funcionales para los sistemas de mercado vigentes hasta la actualidad: la producción de
granos básicos y la reproducción de fuerza de trabajo para el capitalismo norteamericano.

La conformación y consolidación del campesinado permitió configurar distintas formas de


lucha y de manifestación en la disputa por la tierra, por el mercado de productos y por el
mejoramiento de las condiciones para la producción. De esta manera en la década de los
setentas se desarrollaron movimientos campesinos que demandaron y lograron el
desmantelamiento de los latifundios que habían evadido el proceso de la reforma agraria.
Aquí participaron campesinos sin tierra, jornaleros y aparceros. Después las movilizaciones
por la apropiación del proceso productivo en los ochenta, ante la caída de la rentabilidad de
la producción agrícola, como consecuencia de la liberalización de los mercados. Las
movilizaciones campesinas demandaban centralmente el mejoramiento de los precios de los
productos; en esta lucha participaban lo mismo minifundistas que grandes y medianos
propietarios rurales.

En la década de los noventas en el campo zacatecano se asistió a una gran efervescencia


social como resultado de la aplicación del modelo neoliberal que profundizó las condiciones
de pobreza y de exclusión.

Durante los últimos años el movimiento campesino no ha dejado de expresarse buscando


mejorar sus condiciones de producción y centrando sus demandas en la búsqueda de nuevos
esquemas de comercialización, mejores precios para sus productos, manifestándose en contra
de la libre importación de productos que aquí se obtienen, por la revisión del capítulo
agropecuario del TLCAN y por la recuperación del espíritu original del Artículo 27

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

Constitucional; también empiezan a hacerse visibles las movilizaciones y protestas a partir


del establecimiento y puesta en operación de los emprendimientos mineros como sería el
caso de la Gold Corp Inc. en el municipio de Mazapil y de otras mineras a lo largo y ancho
del territorio zacatecano.

El producto de las movilizaciones del Siglo XX e inicios del actual en términos de la


constitución del sujeto social campesino podría resumirse como sigue: se constituye la clase
campesina como producto de la revolución mexicana y el reparto agrario en el periodo 1917-
1934; en el periodo desarrollista el campesinado se integra plenamente a la reproducción
capitalista como productor y como asalariado temporal dentro y fuera de la fronteras, en este
periodo su participación es muy reducida y se encuadra en la estructura corporativa. En los
setentas el campesinado se expresa como sujeto en las movilizaciones agrarias; en los ochenta
sus luchas se expresan en la búsqueda de la apropiación del proceso productivo. Aquí se
vuelve a expresar la reconstitución del sujeto campesino como tal. Sin embargo la relación
de sus luchas con el sistema de partidos, el debilitamiento de la producción campesina y la
creciente emigración han abonado a la fragmentación del sujeto y a que el campesinado se
exprese mediante múltiples estrategias de reproducción social.

Conclusiones
En el territorio zacatecano prevalecen las actividades agropecuarias y constituyen el soporte
fundamental para la reproducción social del campesinado; al resultar insuficientes los
resultados de la producción agrícola, es común que algunos de los integrantes de las familias
se vean forzados a emigrar hacia el extranjero para poder obtener los ingresos suficientes
para garantizar la existencia de la unidad familiar campesina.

Partiendo de que aproximadamente el 50 % del territorio zacatecano está en manos de los


ejidatarios y que el capital transnacional está llegando a extraer las riquezas minerales
existentes, resulta de sobrado interés conocer y aplicar la teoría de la acumulación originaria,
para formar recursos humanos que puedan enfrentar al modelo depredador buscando el
menor daño a las comunidades asentadas en donde se desarrollen los emprendimientos
mineros.

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

Es urgente que en las universidades del país, y específicamente en la Universidad Autónoma


de Zacatecas se impartan programas formativos en los que la enseñanza de la economía
política figure de manera central y se eduque al estudiantado con la teoría científica del
materialismo histórico.

Debe profundizarse el estudio de la realidad económica de la entidad con base en la teoría de


la acumulación originaria del capital para poder brindar explicaciones verdaderas sobre el
atraso, la pobreza, la emigración, etc.

Bibliografía citada y consultada


Marx, Carlos (1982). El Capital crítica de la economía política. Traducción de Wenceslao
Roces, Fondo de Cultura Económica. México, D.F.

Marx, Karl (1987). Introducción general a la crítica de la economía política/1857. Cuadernos


de pasado y presente. Núm. 1. Siglo XXI editores. México D.F. 123p

Moctezuma Longoria, J. Miguel. Estructura Económica de Zacatecas: de la expulsión a la


producción de fuerza de trabajo (1983-1950). UAZ 1989. Pp 120-121

Salles, Vania (1989). Sobre los grupos domésticos y las familias campesinas: algo de la teoria
y métodos. En: Tarrío, María y L. Concheiro (Coordinadores). La Sociedad frente al
mercado. La Jornada Ediciones Universidad Autónoma Metropolitana/Xochimilco.
México, D.F. pp. 273-301.

Ruíz Garduño, Raúl René (2010). Estrategias de Reproducción Social de las Unidades
Campesinas en la Región Frijolera del Estado de Zacatecas. Tesis de Doctorado en
Desarrollo Rural. Universidad Autónoma Metropolitana- Xochimilco. México, D.F.

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

Marx y el tema agrícola en El Capital: a 200 años de su


nacimiento.

Carlos R. Ferra Martínez4

El 5 de mayo de este año se cumplieron 200 años del nacimiento de Carlos Marx. El año
pasado en muchos lugares se conmemoró el 150 aniversario de la publicación del primer
tomo de El Capital la obra cumbre de este gran “filósofo, historiador, economista, crítico
literario, revolucionario”, como bien se dice en la convocatoria a este Sexto Congreso de
Ciencias Sociales, cuya temática es precisamente la obra perdurable de Marx.

A pesar de que, en el curso de los últimos 150 años, la intelectualidad burguesa y las élites
dominantes de la sociedad capitalista, han dado por muerto el aparato teórico que nos
heredaron Marx y Engels, éste ha recuperado los espacios que muchos se creyeron perdidos
para siempre.

Hace aproximadamente cinco décadas, cuando se conmemoraban los primeros 100 años de
la publicación del primer tomo de El Capital, E. Mandel (1985: 9) afirmaba que la vigencia
de esta obra es ahora mayor que en los tiempos en que se escribió. Decía Mandel: “cuando
se publicó por primera vez el libro primero de El Capital, la industria capitalista, aunque
predominante en algunos países de Europa occidental, todavía daba la impresión de una isla
perdida en medio de un mar de campesinos y artesanos independientes que cubría el mundo
entero, incluyendo la mayor parte de la propia Europa”. En los años que siguieron el
capitalismo se fue convirtiendo en un régimen cada vez más desarrollado en el cual las leyes
descubiertas por Marx en el siglo XIX cobraron mayor vigencia por el predominio de este
sistema que Marx había analizado. En ese sentido, agrega Mandel “contrariamente a una
creencia generalmente aceptada, Marx es mucho más un economista del siglo XX que uno
del XIX. El mundo occidental de hoy se aproxima mucho más al modelo ‘puro’ de El Capital
que aquel en que fue inscrito.” (Op. Cit. 10).

4
Profesor- investigador de la Universidad Autónoma Chapingo. Correo carfemar@yahoo.com.mx

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

Naturalmente para los intelectuales y políticos al servicio de las clases dominantes del
capitalismo la teoría de Marx nunca fue vigente. La influencia del pensamiento de Marx ha
alcanzado niveles muy elevados en algunas épocas, como fue la que siguió al grandioso
ensayo de la Comuna de París y después de la revolución bolchevique de octubre de 1917.
Esta aceptación muy generalizada de los planteamientos de Marx entre los jóvenes
revolucionarios del siglo XX sufrió un descalabro primero con el entronizamiento de una
casta burocrática en la Unión Soviética que desvirtuó los propósitos iniciales de la revolución
de octubre tal y como los plantearon los bolcheviques en la época romántica de la revolución.
Sin embargo el pensamiento de Marx volvió a cobrar fuerza porque, a pesar del estalinismo,
la revolución siguió avanzando y continuaron las crisis periódicas del sistema capitalista.
Durante los primeros tres cuartos del siglo XX el mundo fue sacudido por revoluciones y
convulsiones sociales en todos los continentes. Triunfaron revoluciones en Asia y en América
Latina y tuvieron lugar importantes luchas de clases en África. A mediados de los años 1960
la juventud de varios países del mundo (principalmente de Francia y México) se lanzaron a
cuestionar a la sociedad burguesa en todas sus manifestaciones, económicas, políticas,
morales etcétera y en sus movilizaciones levantaron consignas inspiradas en la tradición
marxista internacional. Con ser los más conocidos por el nivel que alcanzaron las
movilizaciones, los movimientos juveniles y populares de Francia y México en 1968 no
fueron los únicos. En España, Italia, Alemania, Argentina, Chile, Estados Unidos, Japón,
China, etc., los jóvenes, muchos de ellos estudiantes universitarios, se apoderaron de las
calles enarbolando sus propias demandas y solidarizándose con los pueblos que resistían los
embates del imperialismo, como Cuba y Vietnam.

El Capital no es sólo un texto de economía política. En él se aborda globalmente el estudio


de la sociedad capitalista, en donde uno de los aspectos centrales es el de su funcionamiento
económico, pero a partir de ahí, se analizan otros temas relacionados con la historia de la
evolución de las sociedades, con las grandes revoluciones sociales, los avances científicos y
tecnológicos, los problemas generados por el capitalismo como la desigualdad, la
devastación de los recursos naturales, la reducción de la mayoría de la población a la
condición de parias, la explotación de los niños y de la mujer y se anotan también algunos
rasgos de lo que podría ser la sociedad futura.

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

Los efectos nocivos del capitalismo se manifiestan tanto en el ámbito que podríamos
denominar predominantemente social, y también sobre la naturaleza.

La agricultura, el problema agrario y el capitalismo.


Marx abordó la temática de la agricultura y del problema agrario en numerosos escritos. Aquí
me referiré sólo algunos aspectos que nos parecen de los más relevantes y que son tratados
en su obra fundamental El Capital. Estos temas son tratados: a) en el capítulo XIII del primer
tomo (Maquinaria y Gran Industria), subcapítulo 10: la gran industria y la agricultura; b) en
el capítulo XXIV: La llamada acumulación originaria, y c) En la sección sexta, tomo III:
Cómo se convierte la ganancia extraordinaria en renta del suelo. Sólo me ocuparé de los
incisos a y b, debido a que la extensión de la ponencia podría limitar el tratamiento del tema
del inciso c, dedicado a la conversión de la plusvalía en renta del suelo.

La acumulación originaria
La acumulación originaria es el proceso mediante el cual el productor es separado de las
condiciones de trabajo, despojado de cualquier medio de producción, lo cual lo obliga a
ofrecer su fuerza de trabajo en el mercado a cambio de un salario. Dice Marx: “el proceso
que engendra el capitalismo sólo puede ser uno: el proceso de disociación entre el obrero y
la propiedad sobre las condiciones de su trabajo, proceso que de una parte convierte en
capital los medios sociales de vida y de producción, mientras que de otra parte convierte a
los productores directos en obreros asalariados. La llamada acumulación originaria no es,
pues, más que el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de
producción. Se llama ‘originaria’ porque forma la prehistoria del capital y del régimen
capitalista de producción.” (Marx: 1979. Pág. 608).

A pesar del carácter idílico que los ideólogos del sistema pretenden dar a este proceso, en
realidad se trató de un período de violencia, e incluso crueldad, de la burguesía emergente,
apoyada por sus gobiernos, en contra de la población rural. Marx señala ejemplos de la
legislación de varios países favoreciendo el despojo y la transformación de los campesinos
en asalariados o en vagabundos, a medida que fueron arrojados con violencia de las tierras

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

que ocupaban. Igualmente se despojó de las tierras a la iglesia, de las que dependían
innumerables comunidades rurales.

A lo largo de estos años transcurridos desde los tiempos de Marx hasta nuestros días se ha
discutido mucho acerca de si en la actualidad el proceso de acumulación originaria se sigue
repitiendo. En realidad muchos de los métodos utilizados durante la acumulación originaria
para arrebatar a los productores la propiedad sobre las condiciones de su trabajo, siguen
usándose hoy, pero no son métodos que tengan como propósito principal engendrar
capitalismo. Más bien se trata de apoderarse de recursos que por circunstancias históricas
siguen siendo propiedad de comunidades, principalmente rurales.

En América Latina son frecuentes las movilizaciones de comunidades rurales en defensa de


sus territorios frente al avance de las grandes compañías imperialistas de la industria
extractiva (minería, petróleo) y de la agricultura moderna. Aquí en México tenemos el
ejemplo de movimientos rurales, muchos de ellos indígenas, como los de la tribu Yaqui en
los últimos años, la de los ejidatarios de la Parota, la de los habitantes de la zona del río
Sonora, cuyas aguas fueron contaminadas por desechos de la mina de Cananea. Sería
interminable mencionar las movilizaciones que han tenido lugar en nuestro país y en otros
países de América latina y del mundo con motivo de estos problemas. En la mayoría de los
casos empresarios, apoyados por gobiernos imperialistas y nativos enfrentan con gran
brutalidad la resistencia de los pueblos en defensa de sus recursos.

En años recientes David Harvey ha desarrollado el concepto de “acumulación por


desposesión”. Según este planteamiento el capitalismo seguiría repitiendo las prácticas de
despojo por violencia para hacer frente a la sobreacumulación de capital. “El capitalismo –
dice Harvey (2003, Pág. 19)- internaliza prácticas caníbales, depredadoras y fraudulentas,
pero como observó perspicazmente Luxemburg ‘cuesta trabajo a veces discernir las leyes
rigurosas del proceso económico entre la maraña de violencia y porfías por el poder’. La
acumulación por desposesión puede tener muchas formas diferentes, y en su modus operandi
hay mucho de contingente y fortuito.”

Durante las últimas décadas las agresiones más violentas del capital contra comunidades
rurales se han asociado a la explotación minera y a los llamados megaproyectos.

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

Con relación a la minería el periodista J. Jesús Lemus (2018), hace una descripción detallada
sobre el papel de las grandes compañías mineras nacionales y extranjeras, apoyadas por el
gobierno federal y gobiernos locales, en el despojo y desplazamiento de comunidades
principalmente del sector rural. Dichas compañías dejan sin agua a los pueblos aledaños,
porque cancelan o contaminan los pozos de agua potable, contaminan las tierras y no ofrecen
ningún beneficio a las poblaciones afectadas. En agosto de 2014 una mina del Grupo México
derramó sustancias tóxicas sobre los cauces de los ríos Bacanuchi y Sonora en el estado de
Sonora, afectando a miles de habitantes de los alrededores. Además de que no han sido
cubiertos los daños, las sanciones impuestas por las autoridades a la compañía minera son
irrisorias.

J. Jesús Lemus afirma:

“Solapadas por el gobierno desde hace al menos veinticinco años, cuando se firmó el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte, cerca de 267 compañías -
principalmente canadienses y estadounidenses- operan en México sin escrúpulos ni
restricciones. Lo peor de todo es que a su alrededor convergen los peores males que aquejan
a nuestro país: corrupción, desgobierno, narcotráfico, violencia, pobreza y desplazamiento.”

Otro caso de despojo de recursos de las comunidades rurales es el caso de la tribu Yaqui en
el estado de Sonora. A la tribu Yaqui le fue arrebatada una parte de las aguas del río Yaqui a
las que tenía derecho según los tratados firmados con el gobierno de Lázaro Cárdenas del
Río en los años 1930s. El proyecto, que fue inaugurado en 2013, consiste en un acueducto
que conduce aguas desde el valle del yaqui hasta la ciudad de Hermosillo. Se ha justificado
la obra como necesaria para satisfacer el consumo humano, pero en realidad gran parte de
esas aguas irán a surtir a grandes empresas industriales.

Otro megaproyecto que ha significado el despojo de recursos a comunidades rurales y un


fuerte impacto ambiental es el del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
La voz de protesta de los pueblos afectados nunca fue escuchada por el gobierno ni por los
empresarios, a quienes sólo interesaban los grandes negocios que podrían realizarse durante
la construcción de la obra y su operación posterior.

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

Durante muchos años pueblos del estado de Guerrero han protagonizado una tenaz lucha de
resistencia en contra de la construcción de la presa de La Parota. Han obtenido resoluciones
judiciales a su favor y se han visto obligados a organizar grupos de autodefensa para enfrentar
las amenazas del gobierno y empresarios interesados en la realización del proyecto. Hace
unos meses los comuneros fueron agredidos por grupos armados supuestamente de un sector
de policías comunitarias, apoyadas por policías federales y estatales, con saldo de varios
muertos y decenas de pobladores reducidos a prisión, donde aún enfrentan procesos
judiciales, sin que los verdaderos responsables de estos hechos hayan sido llamados a cuenta.

Maquinaria y gran industria. El caso de la agricultura.


Al abordar este tema, Marx también denuncia el carácter depredador del capitalismo con
relación a la naturaleza y al propio ser humano. Una de las preocupaciones más importantes
de las sociedades de nuestro tiempo es el deterioro del ambiente natural provocado por los
modelos de producción y consumo de las sociedades capitalistas. Marx hace observaciones
sobre la agresión de la producción capitalista contra los seres humanos y contra la naturaleza
que en nuestros días no sólo conservan su vigencia sino que la hacen mayor.

En efecto, afirma que en la agricultura “la gran industria tiene una eficacia más
revolucionaria, puesto que destruye el reducto de la sociedad antigua, el ´campesino’,
sustituyéndolo por el obrero asalariado. De este modo, las necesidades de transformación y
los antagonismos del campo se nivelan con los de la ciudad. (Op. Cit. 422).

En la agricultura, como en la manufactura “el proceso de producción es a la vez el martirio


del productor”. Al dispersar a los trabajadores del campo, el capitalismo debilita su capacidad
para resistir los embates del capital.

Marx termina sus observaciones al respecto con las siguientes palabras:

“Además, todo progreso, realizado en la agricultura capitalista, no es solamente un


progreso en el arte de esquilmar al obrero, sino también en el arte de esquilmar la
tierra, y cada paso que se da en la intensificación de su fertilidad dentro de un
período de tiempo determinado, es a la vez un paso dado en el agotamiento de las
fuentes perennes que alimentan dicha fertilidad. Este proceso de aniquilación es

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

tanto más rápido cuanto más se apoya un país, como ocurre por ejemplo en los
Estados Unidos de América, sobre la gran industria, como base de su desarrollo.

“Por tanto, la producción capitalista sólo sabe desarrollar la técnica y la combinación


del proceso social de producción socavando al mismo tiempo las dos fuentes
originales de toda riqueza: la tierra y el hombre.” (Op.cit. 424).

¿Desaparecerán los campesinos?


Uno de los planteamientos más controvertidos de Marx es el que señala una tendencia dentro
de la sociedad capitalista hacia la desaparición del campesinado, a través dela conversión de
los menos en capitalistas y de la mayoría en asalariados.

Al respecto, sin lugar a dudas los debates van a continuar. Pero el comportamiento del
capitalismo al respecto muestra que esta tendencia anotada por Marx es real. Sin embargo, la
tendencia ha sido contenida en muchos países por un factor extraeconómico que tiene que
ver con la correlación de fuerzas entre las clases sociales. Incapaz de incorporar a los
pobladores rurales desplazados por este proceso de proletarización a los mecanismos propios
de la explotación capitalista, el proceso da como resultado fuertes contradicciones sociales
que podrían poner en riesgo la existencia misma del capitalismo. De ahí que la tendencia se
mueva con avances y retrocesos, despendiendo de esa correlación entre las fuerzas sociales.

La desigualdad
Uno de los efectos más negativos del capitalismo los constituye la enorme desigualdad social
asociada a ese sistema. El análisis de este fenómeno ha sido estudiado por investigadores de
diversas ciencias sociales (sociólogos, economistas, políticos, etcétera). Hace unos cuantos
años el problema fue abordado por Thomas Piketty en su obra El capital en el siglo XXI
(2013 en francés, 2014 en español). El libro de Piketty no reivindica la obra de Marx. Al
contrario, plantea la posibilidad de una corrección de las imperfecciones del sistema
capitalista mediante una serie de reformas y de un Estado más activo como regulador de la

35
La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

economía, sobre todo en lo que se refiere a la distribución de la riqueza. En efecto, dice al


respecto: “El crecimiento moderno y la difusión de los conocimientos permitieron evitar el
apocalipsis marxista, mas no modificaron las estructuras profundas del capital y de las
desigualdades, o por lo menos no tanto como se imaginó en las décadas optimistas posteriores
a la segunda Guerra Mundial. Cuando la tasa de rendimiento del capital supera de modo
constante la tasa de crecimiento de la producción y del ingreso -lo que sucedía hasta el siglo
XIX y amenaza con volverse la norma en el siglo XXI-, el capitalismo produce
mecánicamente desigualdades insostenibles, arbitrarias, que cuestionan de modo radical los
valores meritocráticos en los que se fundamentan nuestras sociedades democráticas. Sin
embargo, existen medios para que la democracia y el interés general logren retomar el control
del capitalismo y de los intereses privados, al tiempo que rechaza los repliegues
proteccionistas y nacionalistas.” (2014:15).

Mucho antes que Piketty otros investigadores señalaron como uno de los puntos débiles más
importantes del capitalismo el crecimiento de la desigualdad y el mantenimiento de tasas
altas de la población en condiciones de pobreza.5

A pesar de que ha habido períodos en que el grado de desigualdad ha disminuido, como


señala Piketty, no hay argumentos suficientes como para echar abajo el planteamiento de
Marx de que esta es una tendencia inevitable asociada a la naturaleza misma del sistema
capitalista y, aunque en momentos determinados la correlación de fuerzas entre las clases y
la coyuntura misma por la que atraviesa el régimen, permitan una mayor participación de la
población en el reparto de la riqueza y una mejora del ingreso, esto se debe más a una
tendencia del funcionamiento propio del mismo régimen que a factores relacionados con la
correlación que existe entre las clases sociales.

Con relación a la desigualdad dice Katz (2017):

“La fractura social actual es frecuentemente atribuida a la preeminencia de modelos


económicos regresivos. Pero Marx demostró que la desigualdad es inherente al
capitalismo. Bajo este sistema las diferencias de ingresos varían en cada etapa,

5
Véase al respecto como un ejemplo la obra de Edward Luttwak Turbo capitalism: winners and lossers in the
Global Economy, cuya primera edición salió a la luz en Gran Bretaña en el año de 1998.

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

difieren significativamente entre países y están condicionadas por las conquistas


populares o la correlación de fuerza entre opresores y oprimidos. Pero en todos los
casos el capitalismo tiende a recrear y ensanchar las brechas sociales.

“Marx atribuyó esa reproducción de la desigualdad, a la dinámica de un sistema


asentado en ganancias derivadas de la plusvalía extraída a los trabajadores. El
capital subraya ese rasgo en polémica con otras interpretaciones del beneficio,
centradas en la astucia del comerciante. También objeta las caracterizaciones que
subrayan retribuciones a la contribución del empresario, sin especificar en qué
consisten esos aportes.

“Los neoclásicos nunca lograron refutar estos planteos, con su presentación de la


ganancia como un premio a la abstención del consumo o al ahorro individual. Más
insatisfactorias fueron sus caracterizaciones de retribuciones a un inanimado ‘factor
capital’ o a pagos de funciones gerenciales divorciadas de la propiedad de la
empresa.

“Desaciertos parecidos cometieron los keynesianos, al interpretar al lucro como una


contraprestación al riesgo o a la innovación”.

Derrumbe del capitalismo y revolución


La idea de que el desarrollo de las contradicciones del capitalismo lo llevaría a su propia
destrucción ha derivado principalmente de unas líneas del famoso prólogo de Marx a la
Contribución a la crítica de la economía política. En estas líneas Marx afirma que: en
determinado nivel del desarrollo de una formación social las relaciones de producción que
funcionaban como “formas de desarrollo de las fuerzas productivas” se convierten en “trabas
suyas. Y se abre así una época de revolución social” (Marx, 1989:6).

Líneas abajo agrega:

“Una formación social no desaparece nunca antes de que se desarrollen todas las
fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen relaciones de

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

producción nuevas y superiores antes de que hayan madurado, en el seno de la propia


sociedad antigua, las condiciones materiales para su existencia” (Marx, 1989: 7).

Sin embargo, en el conjunto de la obra de Marx está presente la idea de que el capitalismo
no se autodestruirá, sino que debe ser destruido. Esta idea fue precisada posteriormente
por los marxistas revolucionarios de fines del siglo XIX y principios del XX, principalmente
por los dirigentes de la revolución rusa de octubre de 1917, cuyo centenario se conmemora
este mismo año.
En el desarrollo de las formaciones sociales las sociedades se encuentran, en determinados
momentos, ante la disyuntiva de destruir el régimen antiguo o retroceder, incluso a niveles
de barbarie. Ahora nos enfrenamos a una disyuntiva de ese tipo: el modelo de producción y
de consumo asociado a esta formación social en que vivimos amenaza con romper el
equilibrio entre la naturaleza y la sociedad y conducirnos a una catástrofe capaz de anular
incluso la capacidad del planeta para sostener la vida. Como dice Mandel (1998)
“[…] La barbarie, como un resultado posible del derrumbe del sistema, es una perspectiva
más concreta y precisa hoy que en los años veinte y treinta. Hasta los horrores de Auschwits
e Hiroshima parecerán tibios en comparación con los horrores que impondrá a la humanidad
una descomposición continua del sistema. En tales circunstancias, la lucha por un desenlace
socialista adquiere la significación de una lucha por la supervivencia misma de la civilización
y de la raza humana. El proletariado, como lo mostró Marx, reúne todos los requisitos
objetivos para conducir con éxito esa lucha; hoy, eso es más cierto que nunca. Y tiene por lo
menos el potencial igualmente para adquirir los requisitos subjetivos de una victoria del
socialismo mundial. Si ese potencial se realizará, depende, en último análisis, de los esfuerzos
conscientes de los marxistas revolucionarios, organizados, integrándose con las periódicas
luchas espontáneas del proletariado para reorganizar la sociedad según lineamientos
socialistas, y llevarla hacia objetivos precisos: la conquista del poder estatal y la revolución
social radical. No veo más razón para ser pesimista en cuanto al desenlace de tal empresa,
hoy, que lo fue Marx cuando escribía El capital.”

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

Referencias

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transformar el mundo” El Capital de Marx y su crítica de la economía política.
septiembre de 2017, de Revista La Herramienta Sitio web:
http://www.herramienta.com.ar/content/150-anos-de-el-capital-su-vigencia-para-
conocer-y-transformar-el-mundo-el-capital-de-marx-y-
Harvey, David (2004). El nuevo imperialismo.Madrid. Ediciones Akal.
Katz, Claudio. (2016). La relevancia contemporánea de Marx. septiembre de 2017, de
Revista La Herramienta Número 60 Sitio web:
http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-60/la-relevancia-
contemporanea-de-marx
Lemus, J. Jesús. (2018) México a cielo abierto. De cómo el boom minero resquebrajó al
país. México. Grijalbo.
Lenin, V. I. (2000). CARLOS MARX (Breve esbozo biográfico, con una exposición del
marxismo). septiembre de 2017, de Marxists Internet Archive Sitio web:
https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/carlos_marx/carlosmarx.htm
Mandel, Ernest. (1998). "El Capital": Cien años de controversias en torno a la obra de
Karl Marx. Madrid: Siglo Veintiuno Editores.
Marx, Carlos. (1979). El Capital. México: Fondo de Cultura Económica.
Marx, Carlos. (1989). Contribución a la crítica de le economía política. Moscú: Editorial
Progreso.
Roberts, Michael. (2017). El Capital de Marx, 150 años después. septiembre de 2017, de
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Marx-150-anos-despues?id_rubrique=2653
Robles, Mario y Roberto Escorcia Romo. (2017). A 150 AÑOS DE UN PROYECTO
QUE SIGUE DEFINIÉNDOSE. septiembre de 2917, de Revista Memoria Sitio web:
https://revistamemoria.mx/?p=1400

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

Vigencia de la periodización histórica en Carlos Marx

Dr. José Alfredo Castellanos Suárez6

Introducción
No es tan simple elaborar una teoría, pues ésta lleva implícita la historicidad de las categorías.
De modo que implica atender las similitudes y diferencias, dónde venimos, en qué estamos
y dónde vamos. Ese es el papel de la historicidad del sujeto social.

El aspecto ontológico contrae la necesidad de que los conceptos adquieran dimensión de


pertinencia frente a otros, esto mismo de por sí brinda la ocasión para establecer una
periodización de las categorías.

Es por ello que este trabajo encuentra que, a grandes rasgos, la historicidad ofreció la
división, digamos, positivista, que dividía a la historia en tres periodos fundamentales: el
estado teocrático, el metafísico y el positivo. Así como el paradigma dominante de
periodización, que discrepa con el marxismo (pero que hoy en día es desafiada por la teoría
de sistemas), basado en una teoría que resultaba intersustentante al propio positivismo que
criticaba, me refiero al historicismo de Wilhelm Dilthey, que basado en la hermenéutica
buscaba la maduración mental -ya no del organismo- sino de las nociones mentales. Lo cual
ha dado como propuesta a la división entre prehistoria e historia, que en esta última se
establecen al menos cuatro periodos: la historia antigua, medieval, moderna y
contemporánea. Si bien se le quiere añadir con criterios, en esencia diferentes, el
posmodernismo.

En medio de estas disquisiciones surgió la propuesta del marxismo: la teoría de los modos
de producción. La cual considera seis etapas del desarrollo humano: comunal primitivo,

6
Profesor Investigador de Tiempo Completo y Coordinador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias
y de Servicio en Ciencias, Naturaleza, Sociedad y Cultura (CIISCINASYC).Universidad Autónoma
Chapingo. México. Correo: josealfredocs@hotmail.com

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

comunal aldeano (a falta de un mejor nombre le puso: modo de producción “asiático”),


esclavista, señorial (feudal), capitalista y socialista (si bien se prevé el comunismo científico,
como séptima etapa necesaria). De modo que este artículo trata acerca de la vigencia de la
periodización basada en los modos de producción.

El debate de la periodización y sus implicaciones.


Los criterios para encontrar hitos a la historia comienzan en 1665 con Georg Horn (Provincia
de los Países Bajos), quien en su Orbitus Politicus utiliza el Medium Aevum en el sentido de
destacar el pensar en su fase media (Fernández, 2007, p. 120). Christoph Kellner, también
conocido como Cristóbal Celarius, historiador alemán, quien en 1685 en su obra Historia
Antigua, identificó las Edades Antigua, Media y Moderna (José Palanca. La periodización
de la historia).

Cristóbal Celarius

El gran giro lo impone Gian Baptista Vico en 1725, quien atribuye al derecho ser el punto
nodal de la marcha de la historia, pues ello permite contar con un fondo racional y lógico en
el desarrollo de los pueblos, con ello influye el pensamiento posterior. Propone que los
pueblos se desarrollan en forma cíclica (de eterno retorno), por ello es que todos los pueblos
pasan por 3 periodos: a) la divina o teocrática, b) la heroica o fabulosa, y c) la humana o
histórica, que usa el lenguaje literario o clásico, la organización de la vida social a base de la
igualdad civil y una monarquía bien constituida, para retornar (Fernández, 2007, p. 122).

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

Gian Baptista Vico

Fichte expone, en una serie de conferencias dadas en Berlín entre 1804 y 1805, su teoría de
las cinco edades en las que la razón se desenvuelve progresivamente. La primera es aquella
en que domina la razón como instinto ciego; la segunda implica que el instinto se permuta en
una autoridad exterior imperativa; en aquella -que es la tercera- al destruir el dominio de tal
autoridad se destruye la autoridad misma; la cuarta denota que la razón y sus leyes se
conciben con clara conciencia; y la quinta es la que “con acabado arte se ordenan y regulan
todas las relaciones de la especie según las leyes de la razón.” (Fernández, 1980, p. 24).

Johann Gotlieff Fichte

Entre 1830 y 1842 Augusto Comte escribió lo que -a la postre- se conocería como el Curso
de Filosofía Positiva, donde maduró la idea de tres estadios de la humanidad. En el primero
de ellos, al igual que Fichte, la razón se movía en un Estado teocrático, el segundo dispuesto
por consideraciones metafísicas, el tercero se inauguraba por la razón positiva, científica
(Fernández, 2007, p. 123-124 y María Ángeles Vitoria, Augusto Comte).

Auguste Comte

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

En 1883 se publica la Introducción a las Ciencias del Espíritu, por parte de Wilhelm Dilthey,
que, junto con otras obras posteriores, sienta las bases del llamado historicismo que radica la
conciencia del individuo como hacedor de las épocas, que no se hallan separadas entre sí,
sino que se enlazan como un todo, para comprender es preciso la hermenéutica. De este modo
escribe: “La historia no es sino vida captada desde el punto de vista del todo de la humanidad,
que constituye una conexión (…) la vida es histórica cuando es captada en su marcha en el
tiempo y en el nexo efectivo que así surge (…) [la historia es] la toma de conciencia de la
reflexión de la vida sobre ella misma (…) somos en primer lugar seres históricos antes de ser
contempladores de la historia y sólo porque somos lo primero podemos ser lo segundo”
(Citado en: Fernández Labastida, Wilhelm Dilthey). A partir de estas consideraciones de la
historicidad de la conciencia es que, a diferencia del organicismo positivista, se confecciona
un sentido de la historia como un todo dividido en la maduración de la conciencia mental de
la historicidad de si: la prehistoria y la historia. Las edades de la historia ontológica: edad
antigua, media, moderna y contemporánea, con claras y precisas divisiones periódicas.

Wilhelm Dilthey

El fundamento de la periodización marxista


Frente a las disquisiciones del sentido de la historia, en pleno siglo XIX surge la propuesta
materialista de Carlos Marx, en obras como serían La Ideología Alemana, el Prólogo a la
Contribución de la Economía Política, las Formaciones Precapitalistas, así como en una serie
de escritos en los que se reflexiona acerca de la noción de la historia, su sentido, su
interpretación y su periodización (Fernández, 1980, p. 27-29).

En la Ideología Alemana (Carlos Marx y Federico Engels) se puede hallar de manera muy
temprana (a los 26 años de edad de Marx y a los 24 de Engels) la propuesta analítica de que
toda sociedad requiere de producir sus medios de vida (la obra fue concebida en 1844 y
publicada de forma íntegra en 1932), de esta manera es que antes de la aparición de la obra

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

de Charles Darwin (1859) y la de Lewis Morgan (1877), se había propuesto un paradigma


diferente para entender la historicidad social, pues aparece otro tipo de organización corporal
no natural o instintiva sino que a través de “producir sus medios de vida, el hombre produce
indirectamente su propia vida material…Este modo de producción no debe considerarse
solamente en cuanto es la reproducción de la existencia física de los individuos. Es ya, más
bien, un determinado modo de la actividad de estos individuos, un determinado modo de
manifestar su vida, un determinado modo de vida de los mismos…” (Marx, 1974 b, p. 19).

Carlos Marx Federico Engels

En los Formen (conocidos como: Formaciones Económicas Precapitalistas) como


parte de los Elementos fundamentales para la crítica de la economía política, redactados
durante 1857 y 1858, se explora la historicidad del concepto de valor, pero ahí mismo ya
aparecen las secuencias de la periodización del modo de producción de la vida material
(Marx, 2009).

Se parte de la comunidad primitiva como base del modo de producción; la aldea


autosuficiente caracterizando a las comunidades asiáticas y de otros espacios como los del
Anáhuac y los incas (llamado Modo de Producción Asiático); la aparición de la propiedad
privada que implica la esclavitud del propio ser humano, que termina siendo permitida para
pueblos que no pertenecen a la aldea (gentilicios); las dependencias de clientes y de derechos
de señores a vasallos en el modo de producción feudal (el régimen señorial); el modo de
producción capitalista que universaliza el valor de las mercancías y del propio trabajo
humano; esta situación permite prever que la socialización de las fuerzas productivas y de
todos los mecanismos del proceso en diferentes órdenes y niveles, da ocasión de la aparición
del socialismo; la socialización tenderá a conducir irremisiblemente al comunismo científico.

Marx añade al ‘esquema regresivo’ un esquema progresivo, ‘dinámico’, por el cual


intenta demostrar cómo unos periodos históricos brotan internamente de otros, de una

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

manera ‘progresiva’ que los justifica según una causalidad históricamente efectiva.
(Fernández, 1980, p. 29).

En el Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política, escrito en Londres en


1859, Marx explica el proceso de formulación y fundamentación de sus ideas:

Mi investigación me llevó a la conclusión de que, tanto las relaciones jurídicas como


las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada
evolución general del espíritu humano, sino que, por el contrario, radican en las
condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel siguiendo el precedente
de los ingleses y franceses del siglo XVIII bajo el nombre de ‘sociedad civil’, y que
la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política…En la
producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones
necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que
corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas
materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura de la
sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a
la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de
producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y
espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por
el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una fase
determinada de desarrollo, las fuerzas de producción existentes o, lo que no es más
que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales
se han desenvuelto hasta allí.

De las formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten


en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base
económica se transforma, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura
erigida sobre ella. Cuando se estudian estas transformaciones hay que distinguir
siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de
producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales,

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las
formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y
luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por
lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación
por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por
las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas
productivas y las relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece
antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y
jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las
condiciones de materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia
sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos
que puede alcanzar, porque mirando mejor se encontrará que estos objetivos sólo
surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales
para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de
progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático,
el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción
son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el
sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las
condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se
desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones
materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra,
por tanto, la prehistoria de la sociedad humana. (Marx, 2001, p, 2)

La visión materialista parte de la condición del trabajo como una mediación creativa del
sujeto histórico-social (que es la propia sociedad), que propicia las condiciones de producción
al generar las fuerzas productivas de cada sociedad, que de manera paralela las relaciones
sociales que establecen los individuos se convierten en un entramado de contradicciones
entre base estructural y la superestructura como expresión de manifestaciones ideológicas.

Al estudiar la manifestación histórica de cada etapa de la sociedad, las categorías cambian de


acuerdo a las condiciones materiales, dando ocasión a la edificación progresiva de cada modo

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Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

de producción, que ofrece el siguiente orden de ellos: comunidad primitiva, comuna aldeana
(modo de producción asiático), modo de producción esclavista, modo de producción feudal,
modo de producción capitalista; bajo el supuesto de que la socialización de las fuerzas
productivas gesta al interior del sistema social que ha de sustituirlo: el socialismo y el
comunismo científico.

La periodización marxista
a) Comunidad Primitiva.

Se distinguen dos formas en las que el “trabajador” se comporta como propietario de la tierra,
pues implica las condiciones objetivas de su trabajo como con su propiedad, entonces se
propicia una creencia en la que se establece una unidad del trabajo con sus supuestos
materiales (al punto de no diferenciar y significar el propio trabajo). Esta cuestión es la que
ha llevado a los ecólogos a confundir e idealizar los procesos antiguos, como la naturalización
del trabajo. Una forma es la comunidad primitiva y la otras es la propiedad colectiva de la
tierra que descubre en la comunidad oriental, que es la forma de actividad agrícola aldeana.

Esto significa que en la comunidad primitiva bajo la condición nómada, el trabajador no


concibe su condición objetiva de su trabajo como trabajo, sino como propietario común de
las condiciones de su realidad creada por él mismo, como copropietario, que es el antecedente
más remoto y precedente del ager publicus romano (tierra pública, tierra estatal), el individuo
y la familia se conciben como partes de la misma realidad creada, como parte natural del
proceso, que impide distinguir el factor trabajo.

La entidad comunitaria es entendida como resultante de un proceso natural, la tribu nómada


no es entendida como “resultado sino como supuesto de la apropiación colectiva (temporaria)
del suelo y de su utilización” (Marx, 2009, p. 68), entonces la percepción está invertida, el
hombre es parte de la naturaleza.

…Como primera gran fuerza productiva se presenta la comunidad misma; según el


tipo particular de condiciones de producción (p. ej. ganadería, agricultura) se
desarrollan modos de producción particulares y fuerzas productivas particulares, tanto
subjetivas, que aparecen en cuanto a propiedades de los individuos, como objetivas,

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

Un estadio determinado del desarrollo de las fuerzas productivas de los sujetos que
trabajan, al cual corresponden relaciones determinadas de los mismos entre si y con
la naturaleza; a eso se reduce en última instancia su entidad comunitaria, así como la
propiedad basada sobre ella. Hasta cierto punto, reproducción. Luego se trastrueca en
disolución. (Marx, 2009, p. 93).

b) Comuna Aldeana (Modo de Producción de la Comuna Oriental)

Marx se percata que las comunas tienen dos variantes, una en su forma nómada en forma de
grupos gentilicios que denomina tribus; la segunda, es la unidad gentilicia en forma de aldea
campesina (combinando agricultura y artesanía o “manufactura”) caracterizada, sobre todo,
en la forma oriental que descubre desde muy temprano en varias sociedades (medas, persas,
egipcias, mexicas, incas, etc.), las más conspicuas y que dedica atención especial son las
chinas e hindúes (que llama despotismo oriental), por eso les dedica espacio de estudio. La
tierra en forma agrícola sigue siendo el referente comunitario en apropiación y producción…

La tierra es el gran laboratorium, el arsenal, que proporciona tanto el medio de trabajo


como el material de trabajo, como también la sede, la base de la entidad comunitaria.
[Los hombres] se comportan con ella ingenuamente [tratándola] como propiedad de
la entidad comunitaria, de la entidad comunitaria que se produce y reproduce a través
del trabajo viviente. Cada individuo se comporta como propietario o poseedor sólo en
tanto miembro, member de esta comunidad. La apropiación real a través del proceso
de trabajo ocurre bajo estos supuestos, los cuales no son ellos mismos productos del
trabajo, sino que aparecen como los supuestos naturales o divinos de éste… (Marx,
2009, p. 69).

Va aparejado el factor en el que una unidad comunitaria omnicomprensiva se coloque por


encima de todas las aldeas y aparezca como el único propietario superior y que las
comunidades aldeanas sólo sean beneficiarias en cuanto integrantes de la comuna, obtengan
el usufructo de la producción y entreguen los excedentes a la unidad superior, que va
adquiriendo un perfil de Estado.

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

Las familias aldeanas y los individuos que gozan de la heredad se comportan con su trabajo
como una condición natural que le ha sido concedida a los individuos por la unidad superior.
Ante semejante gracia que hacen los soberanos, a través del Estado, adquiere sentido legal
en la apropiación del plusproducto (tributos en trabajo o en especie), pues el trabajo es parte
de las condiciones naturales, el usufructo es para el aldeano y los excedentes para el Estado.

No obstante que se produce para la autosuficiencia y el excedente es tributado, los excedentes


artesanales y agropecuarios de la familia aldeana, así como los sobrantes de plusproductos
de la tributación, en manos del Estado, pueden emplearse en trueques, traficarse y
comercializarse en mercados internos y externos, con procedimientos mercantiles y
monetarios bien establecidos y regulados.

Marx hace notar que cuanto más alejada se hallaban las comunidades con motivo de la guerra,
que significaba el interés por la apropiación del suelo y del territorio ajeno, entonces se
trastocaría o se rompería el carácter natural de la aldea gentilicia (aunque sigue hablando de
tribu), de manera que se generarían las “condiciones de trabajo esencialmente nuevas”, pues
el carácter común aparece como “unidad negativa” (en sentido dialéctico), entonces surgían
las “condiciones para que el individuo se convierta en propietario privado del suelo, de
parcelas particulares, cuyo laboreo particular le corresponde a él y a su familia” (Marx, 2009,
p. 72).

A) Esclavitud. Propiedad privada sobre la tierra y el hombre.

La aldea mantuvo la disposición de que para apropiarse del suelo se debía de ser miembro de
la comunidad, en tanto miembro de la antigua aldea (el demos o aldea (Marx, 2009, p. 76),
que eso es lo que significa, en tanto se mantenga la filiación gentilicia y, por tanto, parentela
genética con la aldea, en el régimen sociopolítico al que evoluciona adquiere el sentido de
pueblo, como integrante del demos, al cual se le adjudica el derecho político como pueblo),
mantendría derechos políticos de acuerdo a su estado, estos es: a sus bienes y heredades. En
Roma, “Los antiguos consideraban unánimemente el trabajo de la tierra como la ocupación
propia del hombre libre, la escuela de los soldados” (Marx, 2009, p. 75). En Grecia, “es

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

estrecha la relación existente entre el ciudadano combatiente y el campesino cultivador…”


Esto era debido a que:

[La Polis] Eran también comunidades cerradas al exterior, volcadas sobre su propio
territorio y aisladas de sus vecinos por fronteras guardadas y defendidas celosamente.
Era un mundo cerrado a los extranjeros, a todos lo que no pertenecían de pleno
derecho a la comunidad, e incluso dentro de sus propios límites, ya que la condición
de ciudadano no era aplicada al conjunto total de la población, sino que tenía un claro
carácter restrictivo con grados que variaban desde el caso extremo de Esparta, donde
el derecho de ciudadanía estaba restringido a la casta de los guerreros, con la exclusión
de todos los agricultores, artesanos y hombres del mar, hasta el más abierto de Atenas,
donde tras las reformas de Solón se introdujeron dentro del cuerpo cívico toda esta
clases de elementos… (Gómez, 2001, pp. 82 y 117)

La apropiación del suelo era básica para ser miembro de la comunidad, por ello el sentido
del valor se establecía a partir de su status, de su estado, de su condición de clase, de manera
que era posible que se concibiera y se meditara acerca del concepto de valor de uso, en tanto
identidad individual de sí, pero el valor de cambio sólo se entendía en la proporcionalidad
(incluso los extranjeros o metecos estaban sólo un escalón arriba de los esclavos, los ilota),
no en la equidad ni mucho menos en la igualdad, si bien el valor de uso no contraía la
igualdad, ni conllevaba a la libertad, sino a la total desigualdad de estado o clases sociales
que eran reconocidas, avaladas y aceptadas, pues la privación de la propiedad implicaba el
estar al borde o en plena esclavitud, aunque después se prohibiría la esclavitud por deudas -
por Solón- para los miembros del demos y se toleraría la esclavitud de otras entidades no
culturales ni civilizadas (Marx, 2009, p. 101), lo que pasaría a los integrantes del demos es
que se limitaban o se perdían derechos políticos -ya no la libertad-, por no tener el garante de
la libertad que era la propiedad del suelo (que otorgaba la condición de estado o clase, que
es el derecho político, por eso el demos evolucionó hacia el sentido de pueblo).

…esta clase de dominios [de los llamados terratenientes] apenas alcanzaban las 30
hectáreas, que es precisamente la mayor propiedad agrícola de la que tenemos noticia.

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

No debemos de olvidar que se trataba de un mundo de pequeñas fincas, reducidas en


ocasiones a un simple huerto que producía apenas lo necesario para la subsistencia de
la propia familia. Las condiciones precarias habituales no permitían una mala cosecha
o un periodo de sequía prolongado. La única solución que quedaba cuando ocurrían
estas desgraciadas circunstancias era el endeudamiento con los vecinos más
prósperos, que disponían de propiedades más extensas y podían haber salvado una
parte importante de la cosecha, ya que no existían instituciones financieras ni ayudas
estatales de ninguna clase. La única garantía era la propia fuerza de trabajo y el pedazo
de tierra que se tenía en propiedad. Por ello muchos pequeños propietarios se
convirtieron en auténticos campesinos dependientes que rozaban en muchos casos el
nivel de la esclavitud.

Este progresivo endeudamiento de una buena parte de la población fue una de las
causas que generaron disturbios y confrontaciones internas en casi todos los estados
griegos a lo largo del período. La falta de tierras fue también, no lo olvidemos, uno de
los motivos que impulsaron la salida a ultramar de muchas gentes que iban en busca
de medios de vida… (Gómez, 2001, p. 84-85).

Casi de manera paralela, en el siglo IV a.n.e., en la Roma republicana las tres legislaciones
que intentaron amortiguar el conflicto entre patricios y plebeyos, la Lex Licinia Sextia (del
367), el plebiscito Genucio (del 342) y la Lex Poetelia-Papiria (del 326), se fueron regulando
la amortización de préstamos para hacerlos pagaderos en 3 anualidades, se fijó tasa de interés
para poner coto a los acreedores, y la que tuvo más impacto directo para poner tasa al abuso
hacia los plebeyos fue la prohibición de la esclavitud por deudas, que, al igual que en Grecia,
evitaba la dependencia esclavizante, más que la esclavitud en sí misma hacia los miembros
de la plebe que tan sólo le posibilitaba perder la propiedad pero no la condición de populo
romano (Bravo, 1998, p. 33). El punto básico de inflexión era la tierra y el beneficio obtenido
a través de ella, pues brindaba el status.

El referente productivo era el esclavo, si bien era considerado una herramienta viviente, no
como sujeto social, aunque el referente básico era el esclavo (ilotas, en Grecia, o servus, en

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

Roma), que era la modalidad no sólo de la propiedad privada del suelo, pues era quien
producía como herramienta viviente y se le concebía como objeto, pero no añadía valor pues
no era un sujeto en pleno derecho sino una herramienta animada (por tanto, no se le concebía
como concepto trabajo). Decía Artistóteles: “La vida es acción, no producción, y por ello el
esclavo es un subordinado para la acción” (Pena, p. 782); incluso agregaba que en la
administración doméstica (al respecto cabe recordar el concepto etimológico de economía,
es administración del hogar) entre los diversos constituyentes una casa perfecta es la que
dispone de esclavos y hombres libres (Pena, p. 782).

Por ello es que el trabajo (físico o mecánico) no era digno del ciudadano sino de un esclavo
(Pena, p. 780), por más que un guerrero provenía de la actividad campesina, pero guardaba
un estado o status menor, de ahí la diferencia entre nobles, aristócratas o patricios y el vulgo,
la gente y la plebe. Poco a poco el esclavo se desprendió del núcleo familiar y pasó a la
consideración de mera cosa:

Será en los comienzos de la República [Romana] cuando, ante las grandes


explotaciones agrícolas e industriales, el esclavo pase a ser un mero instrumento de
trabajo, a ser entendido únicamente en la categoría de res [cosa]…Con el auge del
Imperio, Roma pasó de ser una sociedad propietaria de esclavos a una sociedad
esclavista en toda forma. (Pena, p. 787)

En este punto Marx comienza a identificar el proceso de separación del hombre de


su laboratorio natural y de sus herramientas, para constatar si tienen par con el proceso de
desposesión que ha dado paso al capitalismo, pues no todo proceso de desposesión conduce
a la aparición del capital. Al respecto dice:

En la relación de esclavitud y servidumbre esta separación no tiene lugar, sino que


una parte de la sociedad es tratada por la otra precisamente como mera condición
inorgánica y natural de la reproducción de esta otra parte. El esclavo no está en
ninguna relación con las condiciones objetivas de su trabajo, sino que el trabajo
mismo, tanto del esclavo como en la del siervo, es colocado como condición
inorgánica de la producción dentro de la serie de los otros seres naturales, junto al

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

ganado o como accesorio de la tierra. En otras palabras: las condiciones originarias


de la producción aparecen como presupuestos naturales, como condiciones de
existencia del productor, exactamente igual que su cuerpo viviente, el cual, por más
que él lo reproduzca y desarrolle, originariamente no es puesto por él mismo; su propia
existencia (corporal) es un supuesto natural, que él no ha puesto. (Marx, 2009, p. 86).

El cambio o los cambios son entre referentes a nivel de comercio o intercambios, en


este sentido y nivel se queda el valor (en la proporción, no en la equidad, ni mucho menos en
la libertad). Por eso Aristóteles, en La Política7, podía ejercitar ambos conceptos, por el
sentido de libertad que tenía el propietario, pero no podía profundizar en el valor (de cambio)
pues la situación histórica obligaría a considerar como sujeto filosófico, social, económico y
político a un ilota, algo inadmisible en tal circunstancia social. El mismo autor aceptaba y
reforzaba la condición de la esclavitud al considerar a los esclavos como herramientas
animadas, propiedad de los hombres -libres- al igual que otro tipo de bienes. Marx llegaba a
la siguiente consideración:

…todas estas formas en las que la propiedad de la tierra y la agricultura constituyen


la base del orden económico y, por consiguiente, el objetivo económico es la
producción de valores de uso…El individuo se comporta con las condiciones
objetivas del trabajo simplemente como algo suyo, se comporta con ellas tratándolas
como naturaleza inorgánica de su subjetividad, en la cual se realiza a sí misma; la
principal condición objetiva del trabajo no se presenta como producto del trabajo, sino
que se hace presente como naturaleza; por un lado, se da el individuo viviente, por el
otro la tierra como condición objetiva de la reproducción de éste…(Marx, 2009, p.
80).

7
http://www.cch.unam.mx/bibliotecadigital/libros/Aristoteles/Politica.pdf, y
http://fama2.us.es/fde/ocr/2006/politicaAristoteles.pdf Capítulo VI.
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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
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c) El Señorío. La dependencia feudal en servicios.

A Marx le preocupaba en los Formen entender el proceso de separación de las condiciones


objetivas de vida por parte del trabajador, para ello da un enorme brinco al artesanado y al
campesino -muy avanzada la sociedad feudal- que ministran productos al mercado, hallando
que esto es lo que más se aproxima a una supuesta acumulación originaria sin que en realidad
lo sea, sólo por su mayor relación con el dinero. Entonces se topa con que no puede atribuir
el tránsito a estas capacidades pues, al contrario, le permiten al productor restablecer sus
condiciones, no lo separan de la tierra ni de sus herramientas es por ello que no lo convierten
en proletario. Entonces es preciso volver a la metodología empleada en el mismo texto de los
formen, para poder hallar el mecanismo de desarrollo y de la deformación que se ocasiona
en el mismo sistema, de modo que su evolución da paso para formar uno nuevo y diferente.

De modo que hay que volver al momento de la disolución del imperio romano que había
madurado sus síntomas de deformación en el siglo II d.n.e., cuando las manumisiones de
esclavos llegaron a un punto culminante, cuando los propietarios de esclavos y “los
responsables (conductores, capataces) de la explotación de los dominios imperiales contraten
a colonos en vez de procurarse esclavos como mano de obra agrícola” (Bravo, 1998, p. 88).
El mismo procedimiento siguieron los propietarios privados. Más evidente resultaron los
talleres artesanales urbanos que sustituyeron a los esclavos por hombres libres, al cuidar la
productividad y el precio, si bien “la manumisión se vinculaba con el compromiso mutuo de
permanecer unidos [como cófrades] mediante una relación de clientela/patronato [de orden
familiar]: en adelante, el antiguo esclavo produciría como liberto para su antiguo dominus,
ahora convertido en su patronus” (Bravo, 1998, p. 88). Con el tiempo se convertiría en su
Maestro, relación cobijada en vínculos fraternales de gremio. El colono agrícola fue el
prototipo del proceso denominado colonato (el “proceso de servidumbre originaria”, que
imitaron y desarrollaron los invasores bárbaros), que sirvió de fase transitoria, indispensable
para entender la formación de un régimen social distinto al anterior. Al respecto nos recuerda
Jacques Le goff:

…la gran incursión de los alamanes, de los francos y de otros pueblos germánicos que
el año 276 devastan la Galia, España e Italia del norte, presagia la gran avalancha del
siglo V. Deja las llagas sin cicatrizar -campos devastados, ciudades en ruina-, acelera

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

la evolución económica -decadencia de la agricultura, repliegue urbano-, la regresión


demográfica y las transformaciones sociales: los labriegos se ven obligados a buscar
el amparo cada vez más pesado de los grandes propietarios que se convierten de este
modo en jefes de bandas militares y la situación del colono se parece cada vez más a
la del esclavo. A veces la miseria campesina se transforma en levantamiento… (Le
Goff, 1999, p. 21).

De las irrupciones bárbaras y las promesas del imperio romano para adjudicar tierras a sus
huestes y a sus enemigos, no ocurre un restablecimiento del sistema esclavista, sino que se
difuminan los ofrecimientos de protección a cambio de servicio.

Con la finalidad de mantener el trabajo de colonos y clientes, el emperador Constancio


emite en el año 357 lo que hoy llamaríamos su ley de “inamovilidad laboral”,
prohibiendo que, al enajenar un predio, sacaran de él a sus trabajadores...Cuando se
hace rey de Italia, Teodorico I El Grande elimina esa disposición, al determinar que
“es lícito a los dueños transferir los esclavos de ambos sexos, aunque sean vernáculos,
desde los predios que legítimamente poseen a otros lugares de su propiedad, o
dedicarlos a ministerios urbanos”. Pero la disposición de Constancio hizo su mella, y
reviviría más tarde con los merovingios [de los siglos V al VIII], quienes iniciarían el
llamado sistema feudal, con una experiencia que, más tarde, volvería a resucitar en
las encomiendas coloniales americanas… (Muñoz, 2007).

Este mismo proceso sería adoptado por los ejércitos “bárbaros” invasores que propiciaron un
cambio en el sistema legal que, al afianzarse y afinarse, fue cediendo paso al fundo. Éste no
queda en concesión graciosa al soldado, pues colabora en actividades militares del señor. Es
una adjudicación de usufructo de productos obtenidos en el found (en algunos lugares
llamados alodios), que implicaban reconocimientos mutuos de derechos y obligaciones entre
señor y vasallo, ya que en adelante éste no puede ser movido de su parcela y su fundo pero
adquiere obligaciones de dependencia y servicio (de clientela) a su señor.

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

Al final del imperio, los romanos, marcando distancia con la teoría iusnaturalista de
la esclavitud emitida por Aristóteles, consideraron que ésta no estaba basada en
derecho natural, sino en derechos de gente: “la libertad está incluida en el derecho
natural y la esclavitud fue introducida por el derecho de gentes, esto es, de convención
humana: “Servidumbre es postura o establecimiento que hicieron antiguamente las
gentes, por la cual los hombres, que era naturalmente libres, se hacen siervos y se
sometían al señorío de otro, contra razón de la naturaleza”. Es decir, que siguiendo la
tradición del final de la época clásica, en la Edad Media la esclavitud era considerada
en términos de lo que hoy podríamos llamar derecho internacional, y no como de
derecho natural; ya que éste era el que se consideraba infundido por la naturaleza
como común a todos los animales, el de las gentes era sólo común a los hombres.
(Muñoz, 2007).

Por lo tanto, se le adscribe a la gleba (tierra) y se connota como servus (en latín esclavo),
pero en el sentido de adscripción permanente a la tierra no de propiedad del señor, entonces
cambia el sentido del término, el siervo adquiere el sentido de dependiente con plenos
derechos (a diferencia del antiguo esclavo, que al ser propiedad carece de éstos).

La relación del retainer [(servidor, ligado a la casa del señor)] con su señor territorial,
o la prestación personal, es esencialmente diferente. Pues au fond [en el fondo], ella
representa sólo un modo de existencia del propietario mismo de la tierra, el cual ya
no trabaja, pero cuya propiedad incluye entre las condiciones de la producción a los
trabajadores mismos como siervos, etc. Aquí, la relación señorial como relación
esencial de la apropiación. (Marx, 2009, p. 100).

Más precisa es la definición del concepto siervo que realiza Ángel Muñoz, en el sentido
medieval:

En principio…había que pensar que se trataba de hombres libres. De no serlo, no


hubieran tenido la capacidad jurídica para pactar feudo, beneficio u homenaje, así
fuera en su más baja expresión. Libres, pues, con respecto a señor alguno. No era sino

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

la continuación de los colonos romanos del Bajo Imperio [en la época final del
imperio]; ni el colono romano, ni el siervo medieval eran esclavos. El vasallaje no era
una esclavitud, ser propiedad de alguien; eran siervos no de un señor, sino de la gleba,
de la tierra…Vinculación del hombre con la tierra. Lo irónico del caso es que, para
pagar su tributo, debían de trabajar; pero no era sino en una tierra ajena, por cultivar
habían de pagar y a la que, a pesar de ser ajena (o precisamente por ello), quedaban
vinculados de por vida; sin poder nunca liberarse, por cuanto jurídicamente ya eran
libres y no esclavos. (Muñoz, 2007).

La periodización que considera el término alta edad media (476 al 1000) no considera
cambios más delicados y sensibles en la estructura social, pues las relaciones señoriales se
establecieron en formas de renta en las tierras del señor (por el volumen de cosecha obtenida,
según el tipo de cultivo, en la productividad de la tierra en relación a la calidad del tipo de
tierra), en sus edificaciones, lagares, granjas, graneros y caminos, en las labores y servicios
del hogar. De modo que del siglo V al VIII los servicios personales se modificaron hacia la
proporcionalidad de la renta en trabajo. Si bien este tipo de renta por el fundo no significó
“trabajo” que le era conferido a la tierra, sino renta en tiempo de servicio destinado a las
posesiones señoriales.

De este modo las labores del siervo se consideraban una extensión del proceso natural,
resultando vacuo el caracterizar el valor de uso que no sea el entregado a través de estos
procesos de tributación y del servicio personal (ni siquiera el propio “bien” producido para
el siervo, para sí mismo, se entendía como valor de uso). La época no permitía el desarrollo
de referentes de intercambios comerciales que eran muy limitados.

El siglo IX sería testigo de las modificaciones centrales en la etapa más clásica de la renta
del suelo y del régimen señorial, que ciertas corrientes históricas denominaron como baja
edad media. Al ser la producción y la tributación en especie, denominada como renta en
especie, se aceleraron los cambios tecnológicos en los procesos de cultivo y de trabajo, en el
arado y en las ruedas añadidas a éste, en el sistema de hojas de siembra y la rotación de
cultivos, por mencionar algunas.

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

…el ingenio creador se agudiza, dando paso a técnicas o adelantos importantes para
la época, que hacen menos necesaria la presencia de esclavos…el yugo, que
facilitaban una mejor sujeción de los animales; a la aparición del arado con vertedera,
que mejoraba altamente el rendimiento de la tierra; al reloj de ruedas; a la utilización
de la fuerza hidráulica, no sólo como simple noria para el riego de los campos, sino
en el molino que, de mano, pasó a ser de agua, con su aplicación para accionar fraguas
y telares. Todo esto llevó a un gran número de manumisiones. Resultaba ampliamente
más barato liberar los esclavos rústicos, entregándoles tierra para su cultivo mediante
un canon anual, al modo de los antiguos colonos romanos. (Muñoz, 2007).

Esta “revolución técnica” -así llamada por los historiadores- daría paso a la primera ola
expansiva del sistema a través de las cruzadas, para adjudicar más tierra al sistema.
Impulsando el crecimiento de las formas de vida citadina y la aparición de las universidades.
Vale citar, al respecto, a Jacques Le Goff:

…he centrado el libro en el periodo de los siglos X-XIII, a la Edad Media central que,
en una perspectiva más amplia, también es un momento decisivo en la evolución de
Occidente [al final del mismo surgen, entre otros aspectos, los planteos tomistas y con
ello la escolástica]: la elección de un mundo abierto frente a un mundo cerrado, a
pesar de los titubeos de la cristiandad del siglo XIII entre los dos modelos, la opción
, aún inconsciente y frenada por la mentalidad autárquica, para el crecimiento y
establecimiento de unas estructuras aún fundamentales para el mundo actual. Ese
tiempo vio el nacimiento de la ciudad (la ciudad medieval es distinta de la ciudad
antigua, y la ciudad de la revolución será diferente) y de la aldea, el auténtico
comienzo de una economía monetaria, los inventos tecnológicos capaces de
garantizarla conquista rural, el artesanado preindustrial, la construcción a gran escala
(arado asimétrico de ruedas y vertedera, herramientas de hierro, molino de agua con
sus aplicaciones y molino de viento, sistema de levas, telares, tornos elevadores,
sistemas de tracción animal “moderno”). Con la aparición de la máquina de uso
utilitario (y no sólo lúdico o militar) se crean a la vez nuevos modos de dominación
del espacio y del tiempo, sobre todo en el espacio marítimo, con la invención del

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timón de codaste, la adopción de la brújula, de nuevos tipos de navíos, los avances en


la precisión de las medidas, la noción de las horas iguales y la fabricación de relojes
para medirlas y anunciarlas… (Le Goff, 1999, p. 11-12).

El aspecto nodal de la renta estaba en la potenciación de la fertilidad del suelo y su volumen


de productos, resultando que los propios campesinos motivaron la revolución técnica y
productiva, para mejorar no sólo los sistemas agrícolas, también el mejoramiento de suelos
(con drenes) y la roturación de terrenos para ampliar la frontera agrícola. De modo que la
tributación, que mantuvo la misma cantidad, podía mantenerse en un monto relativamente
bajo si había aumento en productividad, con ello se pagaba la misma porción de renta, pero
se aumentaba el usufructo personal.

La etapa central del medioevo resultó ser la más conspicua en su estructuración y su centro
de gravitación resultó ser la Galia y con ella Carlomagno, quien para asegurar el vasallaje de
los señores se empeñó en asignar donaciones de tierra, lo cual incluía los beneficios a los que
le juraban fidelidad, a modo de garantizar la solidez del Estado, creando…

“una red lo más tupida posible de subordinaciones personales, alentó a los vasallos
reales a que hicieran entrar en su propio vasallaje a todos sus subordinados… [De
modo que] a partir del siglo IX el término miles -soldado o caballero- reemplaza al de
vassus para designar al vasallo…Carlos el Calvo [en 877], a punto de salir en
expedición hacia Italia, dio garantías a sus vasallos para salvaguarda el derecho de
herencia del beneficio paterno de los hijos jóvenes o ausentes cuyo padre muriese.
Los vasallos, mediante el juego del carácter hereditario del beneficio, se establecía
más firmemente como clase social. (Le Goff, 1999, p. 47)

A partir de Carlomagno (742-814) la dependencia a cada señor es más marcada incluso en


un estrecho círculo de estamento social que se establece en el derecho. Pero la base de todo
el poder la confiere el control de la tierra, que es la que ofrece la base de la moralidad, que a
su vez está fundada en la fe y la fidelidad (Le Goff, 1999, p. 48; de la Torre y Gómez, 1996,
p. 20).

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Los reyes, aparte de otros Privilegios fiscales y de comercio, declararon libres a los
esclavos y siervos de la gleba que se acogieran a las ciudades. Su única sujeción
consistiría a partir de entonces a formar parte de las huestes del rey, en caso de guerra;
algo que no costaba mucho cumplir, pues en ello iba la seguridad del rey, sino también
la de los propios habitantes. (Muñoz, 2007).

De esta manera el rey no sólo controlaba a los vasallos, sino también a los otros señores y a
las autoridades citadinas. De estos cambios no fueron ajenos los señores, para ello echaron
mano de la modificación de la estructura agraria y sometieron a los productores rurales, ya
que del siglo XII al XVI los rentistas se apropiaron de los suelos en calidad de propietarios y
permitieron y empujaron hacia las ciudades para aumentar la renta, de modo que los
excedentes agrícolas se colocaron en sitios de intensa producción no agrícola o en mercados
que requerían de productos agrícolas, la renta fue adaptada a las dinámicas relaciones
mercantiles y la renta en dinero ocupó un lugar central, que activó y que dinamizó el sistema,
aunque ya no resultó tan rentable al campesino y al artesano como antes. De hecho, desde el
siglo XI se estabilizaron y propulsaron los cambios que trajo consigo el aspecto mercantil de
la nueva economía que era empujada por el comercio que cada día era más próspero (estas
reformas empezaron desde el siglo VIII y IX con Carlomagno), las mercaderías que tenían
demanda aumentaron y se destinaron a la exportación, para acompasar y volver más efectivo
el sistema se llevó a cabo una reforma monetaria (Le Goff, 1999, p. 49).

Poco a poco las relaciones mercantiles aperturaron nuevas vías y rutas de comercio y es bajo
estas circunstancias que en las ciudades ganaron preminencia las guildas de los comerciantes
y los gremios artesanales, que, si bien abastecieron los incipientes mercados, también -a la
postre- resultaron una obstrucción a la producción, al comercio y al abastecimiento de nuevos
y distintos mercados. En tales gremios no hay una disolución tal que permita la aparición del
trabajo y su libertad, al respecto opina Marx:

Disolución de las relaciones en las cuales él [(el artesano, en las modalidades de


aprendiz y oficial, incluso como maestro)] aparece como propietario del
instrumento…esta propiedad del instrumento por parte del trabajador supone una

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forma particular del desarrollo del trabajo manufacturero como trabajo artesanal; con
esto se conecta el sistema de las corporaciones de oficio…Aquí el trabajo mismo es
aún mitad artesanía, mitad fin en sí mismo, etc., Maestría. El capitalista mismo, aún
maestro. La habilidad particular para un trabajo también asegura la posesión del
instrumento…Como maestro artesano, lo ha heredado, ganado, ahorrado, y, como
joven artesano, es primero aprendiz, caso en el cual aún no aparece como trabajador
propiamente dicho, autónomo, sino que comparte patriarcalmente el costo con el
maestro. Como oficial (efectivo) hay una cierta comunidad del fondo de consumo que
posee el maestro. Si bien ese fondo no es propiedad de los oficiales. (Marx, 2009, p.
96-97).

El trabajo en los gremios fue de tipo patriarcal y aunque hubo una cierta pérdida con lo
natural, el trabajo artesanal era una propiedad del sentido del productor, porque las
herramientas se consideraban una extensión corporal. Por lo tanto, la artesanía no fue
significada ni como valor de uso (que lo es), ni mucho menos adquiere un sentido social, al
contrario, es muy particular y patrimonialista. De modo que, en su momento, no se le
concibió como generador de valor, aunque como valor de uso satisficiera necesidades, ni fue
tomada con un sentido social de intercambio como valor o valor de cambio, pues sus
productos como mercancías fueron referidos en proporcionalidad frente a otras mercancías,
no fue producto de la venta de la fuerza de trabajo sino como habilidades artesanales.

Para que surja la noción de capital se acelera el proceso de separación del productor,
campesino o artesano, de sus medios de producción. Y aunque queda el puro trabajo simple
que es adquirido y referenciado frente al dinero, el primero que se adjudica el proceso de
trabajo es el patrón, quien refiere a la parte del proceso de producción al equiparar la posesión
del dinero como expresión de su trabajo, el dinero es trabajo, es esfuerzo condensado en la
habilidad para acopiarlo por parte del patrón (Weber, 1969, p. 42), invertirlo y con ello
realizar un bien común al brindar la oportunidad de trabajo a los mismos seres que resultan
expropiados por su contratista y por el sistema mercantil. De esta manera la fase mercantil
de la baja edad media se transmuta en capitalismo.

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

El mismo proceso que contrapone a la masa, como trabajadores libres, a las


condiciones objetivas de producción, ha contrapuesto estas condiciones como capital,
a los trabajadores libres. El proceso histórico consistió en la separación de elementos
hasta entonces ligados: por consiguiente, su resultado no consiste en que uno de los
elementos desparezca, sino en que cada uno de ellos aparezca en una relación negativa
con el otro, el trabajador libre (en cuanto posibilidad), por un lado, el capital (en
cuanto posibilidad), por el otro. La separación con respecto a las condiciones objetivas
de las clases que se ven transformadas en trabajadores libres, debe igualmente
aparecer en el polo contrapuesto como una autonomización de estas mismas
condiciones (…) El capital no crea las condiciones objetivas del trabajo, Sino que su
formación originaria ocurre simplemente en tanto, a través del proceso histórico de
disolución del antiguo modo de producción, el valor existente como patrimonio-
dinero adquiere, por un lado, la capacidad de compra las condiciones objetivas del
trabajo, por el otro, la de cambiarles a los trabajadores liberados el trabajo vivo por
dinero. (Marx, 2009, p. 104, 108).

d) Capitalismo. El sentido universal de la mercancía.

Marx comienza su libro El Capital diciendo que el capitalismo se presenta como un gran
arsenal de mercancías. Pero ese arsenal no es existente en el mundo medieval del cual surge,
aunque las mercancías han hecho acto de presencia.

El sistema tiende a desarrollar el valor (de cambio) cuando el trabajador es separado de sus
medios de vida y entonces su trabajo potencial es adquirido como trabajo que valoriza,
entonces empieza a difundirse y a proceder a desplazar a los procesos de producción del viejo
sistema.

Ocurre una etapa transitoria que no es todavía capitalista y se le denomina Acumulación


Originaria de Capital, que consiste en procesos de expropiación de los productores de sus
medios de reproducción. Al lanzar al antiguo propietario de sus antiguas posesiones
agropecuarias y forestales, así como al privarlos de sus medios de producción o aunque los
posean ya no útiles ni pertinentes en el proceso, de manera que los individuos son empujados

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“La obra perdurable de Marx”
Filósofo, historiador, economista, lingüista, crítico literario, revolucionario

a un mercado de reserva de trabajo, a fin de ser adquiridos como mercancías (Marx, 1974 a).
Hoy en día sigue practicando el proceso para adquirir los medios naturales que requiere para
su desarrollo.

El capitalismo tiene una historia muy peculiar. Practicó en el siglo XVI una división del
trabajo utilizando los viejos procesos de trabajo medievales, para alcanzar la capitalización a
través del dinero ensayó la manufactura dispersa o casera (de contrata que aún hoy día se
practica), que consistía en organizar a los artesanos de las aldeas feudales para realizar los
procesos de trabajo parciales y lograr la fecundación de la mercancía de una manera que
abarataba los costes e incrementaba las ganancias. Hasta que a fines del siglo XVI y
principios del XVII logró concentrar a artesanos y a los antiguos campesinos artesanos en la
manufactura concentrada, en donde la valorización del trabajo ya se hacía con el proceso de
trabajo (si bien el trabajador podía manipular las herramientas tal cual el viejo artesanado).

La forma clásica del capitalismo, como modo de producción ya maduro y bien cimentado y
dominante, se alcanza en el siglo XVIII a partir de la revolución industrial, que posibilita al
sistema tan sólo adquirir y valorizar la mano de obra destinada para la producción fabril. Esta
mano de obra ya adquiere su sentido de ser una mercancía más en el sistema que acumula
ese gran arsenal y que tiende a la universalización del proceso. Ya desarrollado el proceso en
el siglo XIX, curiosamente el sistema ha incubado el sistema de socialización del proceso
que ha sido reforzado por la amplia división social del proceso que en sus inicios se mueve
de manera horizontal. Conforme avanza el siglo entonces sus excedentes permiten que la
burguesía bancaria a través de la palanca del poder concurra no sólo en la cúpula del control
de emisión de préstamos bancarios de forma vertical, pues ahora incursionan en los procesos
básicos del sistema en la producción, comercialización, distribución, consumo y el mercado
general, que le sirven de guía para la organización analítica que se condensa en la obra
suprema de Marx: El Capital (que merece las conmemoraciones en marcha).

El desarrollo del sistema ha generado una socialización del mismo a través de las fuerzas
productivas maquinizadas que junto con el proceso de trabajo dan pie a la socialización, de
manera que muy temprano, durante la revolución francesa y como parte de las respuestas
obreras en Inglaterra los ludditas y los cartistas, así como los primeros socialistas -llamados
utópicos-, es que surge el socialismo político (científico) que hace acto de presencia con el

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Manifiesto del Partido Comunista el 21 de febrero de 1848 con la autoría de Marx y Engels,
quienes advierten que el inevitable proceso de socialización permite vislumbrar no sólo la
fase del socialismo, incluso el comunismo racional (científico).

El proceso da pie a la aparición del primer intento de toma del poder socialista en París, en
1870, en la Comuna de París que es derrotada a sangre y fuego. El socialismo se ha incubado
en serio. Ante ello el capitalismo ha evolucionado gracias a la segunda revolución industrial
cuyo sello fue el motor de combustión interna, el motor eléctrico y el manejo de la
electricidad. El proceso arroja un cambio en la llamada teoría económica con la aparición del
marginalismo y del Rerum Novarum de León XIII en 1891 (que buscaba atender el problema
social de los trabajadores para parar el efecto socialista sobre los mismos). Sobre todo con la
aparición del Imperialismo (paralelo a la Comuna de París), que implica la presencia del
dominio pleno del imperialismo (que incluso Marx y Engels no logran vislumbrar).

Cabría seguir explicando el proceso del desarrollo del capitalismo, pero la extensión del
artículo no lo posibilita, es por ello que se omite el decurso de la forma imperialista del
capital, así como los procesos de deformación y la incubación de los procesos no sólo de
autodestrucción, sino de la corrosión que origina el nuevo sistema que no acaba por nacer y
florecer.

Conclusiones
Fernández (1980) considera que Marx maneja un “esquema regresivo” (que implica al
método retrospectivo), para analizar y ofrecer un “esquema progresivo”, que en esencia era
dinámico. No es todo, también la fecundidad del método marxista consiste en considerar y
demostrar que los sistemas sociales se incuban en el seno de la sociedad existente, hasta que,
mediando un proceso de revolución social, hace estallar y demuele el antiguo sistema del
cual surgió, demostrando con ello que de esta manera se puede hablar de sistemas sociales
progresivos, consistiendo en ello la causalidad histórica real, que permite establecer leyes
históricas de desarrollo social.

En ello radica la novedad y la vigencia del método marxista que fue expuesto de manera
sintética en el Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política, editado en

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1859. No es sólo factualidad empírica del continuum sincrónico, pues la discontinuidad -


producto del método dialéctico- permite establecer las formaciones sociales que
conceptualmente son distintas, vamos, la diacronía conceptual, gracias al proceso de
abstracción, posibilita establecer las variantes de épocas que ofrece lo que Marx denomina
como Modos de Producción conforme a la hipótesis planteada desde un inicio, empleando el
concepto materialista de trabajo. De este modo las etapas históricas no se construyen de
manera arbitraria sino considerando los principios básicos. Con esto se evita el simple
evolucionismo, pues se trata de abstraer, proponer y demostrar que “son formaciones
sustantivas que se tienen que entender por sus propias categorías” (Fernández, 1980, p. 30 y
33, Cita a Karl Korsch, p. 34).

Esta es la fuerza que contiene la periodización que toma como el punto de explicación de
arranque el régimen capitalista. Ningún paradigma hasta hoy existente trata de establecer las
capacidades sustantivas y adjetivas del propio capital, sus leyes, el proceso de formación de
las nuevas esencialidades de lo que se gesta en su seno, al contrario, afirman que el ver así
las cosas es hablar de la prehistoria humana, el capitalismo no es un asunto fundamental, sino
el avance cultural de lo posmoderno. El proceso evolucionista lineal pretende ganar terreno
y rompe su propia base científica como ocurre en los planteos relacionados con el fin de la
historia y con la teoría de sistemas; este último ya no ve ni siquiera la periodización sino que
todo lo integra en un modelo que, mediando la comunicación con el entorno (acción
comunicativa), puede evolucionar por si, en forma integral entre pasado, presente y futuro,
evitando el propio evolucionismo púes se llega al estado supremo posmoderno: el fin de la
historia, el estado supremo de la racionalidad (Touraine, 1995, p.79-87; Niklas Luhmann,
1991, p. 96-98).

De ahí la vigencia del marxismo, que por su propia fuerza teórica precisa de actualización
científica. Expone que los viejos modos sociales al intentar destruir lo que han generado en
su propio seno se autodestruyen y permiten que se disemine con más intensidad la nueva
formación, tomando más fuerza pese al ejercicio de la ignominia, la mentira, la amenaza y la
represión.

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La acumulación originaria: nuevas formas de integrar el marxismo en la ruralidad
mexicana

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