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Universidad del Claustro de Sor Juana

Colegio de Humanidades
Filosofía
Filosofía en México
Ruíz Sotelo Mario
Sexto Semestre
Robles Jiménez Eduardo Yair
20/03/13

Bolívar Echeverría: La modernidad de lo barroco.

El ethos barroco y la Compañía de Jesús y la primera modernidad de la América


Latina.

INTRODUCCIÓN:

En estos dos apartados, lo que Bolívar Echeverría expondrá será la idea de que lo
que se genera, tanto en el ámbito social, económico y cultural, a finales del siglo 16,
durante todo el siglo 17 y principios del siglo 18, es una propuesta de un tipo de
modernidad que se diferencia del resto de propuestas modernas que surgen a partir
del siglo 13 hasta llegar a nuestros días.

Esta modernidad, caracterizada por un ethos barroco, se originará en América,


teniendo como inicio tanto la trágica conquista como el posterior desarrollo colonial.
Uno de sus rasgos más sobresalientes es su carácter contestatario, reformador y
revolucionario. Es debido a esto que, quienes defendieron este tipo de modernidad,
fueron concebidos rápidamente como enemigos e inmediatamente se llevó a cabo
su eliminación.

Por ello, para Echeverría, y debido a la crisis civilizatoria que se percibe en nuestro
tiempo, es de suma importancia regresar a investigar lo que se formuló en aquella
época; estudiar aquello que se tuvo la urgencia de ocultar por la modernidad
realista, una modernidad que propugna por la importancia y elevación del capital y
que ha acarreado un sinfín de problemas y de decadencia, tanto a nivel social, como
a nivel personal.
DESARROLLO:

Dice Bolivar Echeverría que la modernidad se puede definir de acuerdo a cuatro


modos: el ethos realista, el ethos romántico, el ethos clásico y el ethos barroco.
Centrando su investigación en el ethos barroco, dice que: “Es barroca la manera de
ser moderno que permite vivir la destrucción de lo cualitativo, producida por el
productivismo capitalista, al convertirla en el acceso a la creación de otra dimensión,
retadoramente imaginaria, de lo cualitativo” (Echeverría, pág. 40).

Claramente se deja ver que la definición de Echeverría es paradójica, pues habla


de una destrucción al mismo tiempo que de una conversión; sin embargo, la razón
del porque define de esa manera lo barroco, es porque emparenta la expresión
artística que se define académicamente con ese nombre, con lo que él denomina
ethos barroco. Dicha expresión artística es difícil definirla adecuadamente, de tal
manera que pueda abarcar completamente la totalidad de su complejidad. Pero es
esa misma incapacidad de definición lo que podría ser que la caracterice de mejor
manera, pues la cantidad de adjetivos que se le colocan, habla de su carácter
rebelde y transgresor.

Finalmente, el arte barroco para Echeverría se distingue por un intento evidente de


querer recuperar lo clásico, pero no con la intención de volverlo a instaurar tal cual
se conocía en ese momento, sino más bien con la pretensión de querer
reconsiderarlo con el fin de encontrar la profundidad o vitalidad de esa época. Pero
debido a esa misma actividad, el arte barroco romperá todos los esquemas y
terminará por posicionarse como fundamento del mismo intento de recuperación de
lo clásico, es decir, formulando una nueva organización y definición que sostenga
la misma reconsideración de lo que se quería rescatar.

Así, esa misma forma de expresarse se manifiesta en el ethos barroco, que se


configura a partir de los diferentes acontecimientos que sucedieron en América a
partir de la conquista, pues para Bolívar Echeverría el ethos barroco es ese:

“Proyecto histórico que parece definirse sobre todo por el hecho de ser un
proyecto de creación de otra Europa, fuera de Europa: de re-constitución y
no sólo de continuación o prolongación- de la civilización europea en
América, sobre la base del mestizaje de las formas propias de ésta con los
esbozos de forma de las civilizaciones naturales, indígena, y africana, que
alcanzaron a salvarse de la destrucción” (Echeverría, pág. 50)

Ahora bien, aunque fueron varios los acontecimientos que permitieron la formación
de este ethos, Bolívar Echeverría se concentra en exponer dos: la historia de la
Compañía de Jesús y la historia de la primera modernidad de la América Latina.

Respecto a la primera modernidad de la América Latina, una vez habiendo


explicado lo que caracteriza al ethos barroco, podemos entender de manera
estructural cual fue el desarrollo de dicha modernidad. Una vez que sucedió la
conquista, después de su primer etapa destructiva, hubo una que surgió del plan de
evangelización: la de llevar a cabo una especie de reconstrucción utópica. Debido
a este proyecto, podemos entender entonces cómo con el paso del tiempo, todas
las actividades en las que se veía inmersa la naciente colonia, iban a empezar a
reconfigurarse de tal manera que llegaría el momento en que iba a suceder una
completa reformulación de todos estos ámbitos.

A la par de este hecho, y es más de manera relacionalmente íntima, la historia de


la Compañía de Jesús, es verdaderamente revelador para compresión del ethos
barroco y de la modernidad en Latinoamérica.

Principalmente, la teología jesuita se caracteriza por su intento de querer redefinir y


reconceptualizar lo mismo términos teológicos y eclesiásticos, con el fin de que su
proyecto de difundir la fe y la creencia cristiana, pudiera recibirse por cualquier
cultura del mundo. Así, dice Bolívar Echeverría: “También en la historia de la
Compañía de Jesús lo que predomina es un intento de recomposición” (Echeverría,
pág. 73)

CONCLUSIÓN:

Creo que la investigaciones e interpretación de la historia y los hechos que


sucedieron durante los siglos 16,17 y 18, y que lleva a cabo Bolívar Echeverría, son
muy relevantes, pues muestran unos acontecimientos que, más que ser una simple
sucesión de consecuencias, manifiestan un ethos y una cosmovisión características
de una época.

El hecho de que se haya oscurecido y ocultado dicho ethos, da muestra de su


importancia, pues pareciera que si se llegase a implementar podría llegar a cambiar
la ideología que impera en nuestro tiempo, atentaría con reconsiderar y reconfigurar
toda la estructura en la que se encuentra cimentada la actual manera de vivir: el
capitalismo.

Considero que no debemos leer éstas investigaciones como simples


interpretaciones históricas, sino habría que darles la debida importancia para no
nada más entender mejor una época, sino para concebir la profundidad y el alcance
de lo que en un tiempo dado se consideró y filosofó.

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