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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD CATÓLICA “CECILIO ACOSTA”, (UNICA)
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA
PROGRAMA DE EDUCACIÓN – DISTANCIA

Materia: Introducción a la filosofía


Alumno: Jim Morantes C.I. 12.779.215

Grandes temas y problemas de la Filosofía

La intuición como método de la filosofía

Si percibimos la actualidad a modo de la cotidianidad consuetudinaria, es


pertinente tomar en consideración la orientación, esbozada por Manuel García
Morente, en su obra “Lecciones Preliminares de Filosofía…”, por tanto, es
fundamental, observar a la intuición como el principal método de la sabiduría por
ser la fuente de partida al mundo filosófico moderno, es decir, la intuición, es la
constante histórica que aparece y persiste a lo largo del tiempo.

Tal responsabilidad, le correspondió a René Descartes, quien con una clara


percepción de la realidad, logró consumar la descomposición de elementos y
conquistó el avance en la nueva ordenación de las condiciones que integran o
representan el mundo externo, por ende reestructuró sistemáticamente la filosofía,
tomando en cuenta, las opiniones de los filósofos de la época y aplicó la intuición
como mecanismo decantador, fijó una posición y nueva concepción intuitiva,
convirtiéndose éste reciente enfoque, en el método primario, vinculante y
primordial de la filosofía.

Es necesario, retrotraernos a la visión del ideólogo e impulsor de la intuición


pre constitutiva y no derivativa, es decir, la forma de llegar a la institución y no la
discusión que se entabla posterior a ella, a objeto del presente análisis, no es
pertinente, lo que se discute después, si esto es cierto o válido, lo realmente
importante es la manera comprender en el acto, lo que sucede.
La intención del impulsor de esta cosmovisión, consistía en establecer la
intuición como método inmediato, acorde con la verdad y la realidad, sin dividir la
situación entre un mundo palpable con uno paralelo de las ideas como lo
establecía Platón, no obstante, a pesar de la ineludible confusión inicial, producto
de una distorsión en la percepción por falta de asimilación temporal, ante tal
escenario, Descartes hace énfasis en que el mundo, es uno solo que y a pesar de
estar en absoluto desorden, debe encaminarse en la cordura innata del análisis,
proveniente de la intuición, capaz de observar lo inteligible, inmediatamente, sin
dilación, esa es la cuestión y el asunto de la determinación.

Para comprender su dirección, es viable inferir algunas de sus máximas,


tomando en consideración una de las más conocidas “primero pienso y luego
existo”, partiendo ésta del hecho lógico de la existencia, es decir, para saber qué
hacer y cómo actuar, debo planificar y proyectar, mediante pensamientos, la
acción u omisión y de acuerdo a esa dualidad, proceder o no a la consumación del
acto, convirtiéndose, esa sustancia mental en acciones específicas, estableciendo
o no la vida del hombre, ya que circunscribirse a tan conocida máxima y obviar la
presencia humana, no tendría sentido, desde mi punto de vista.

Darle otra interpretación, entraría en el plano de la aparente contradicción


cartesiana, si no existo, no pienso y obviamente, si existo; si él lo hubiera
enfocado de esa manera, entonces su máxima no sería tal, sino una mera
afirmación, ya conocida por todos: primero existo y luego pienso, consecuencia
tan elemental que no necesita ser explicada, ni mucho menos probada, tampoco
interpretada, ni concatenada, lo cual no es así para el creador de la referida
fórmula, ya que él parte del hecho cierto de la vida, pienso para posteriormente
existir como forma de transcender, gracias a la razón y no a la experiencia
circunstancial y subjetiva de los sentidos, propia del empirismo y no de la intuición,
respirar o caminar, no es suficiente para avanzar; eso es lo que quiso decir
Descartes, desde mi humilde opinión, no tenía mayor alcance dar por entendido lo
que en efecto era obvio, era verdad y no necesitaba ser explicado, ni mucho
menos corroborado, el hecho de vivir no debía someterse a estudios, reunía las
características indicadas “objeto, claro, intuitivo y evidente”, sinónimo de la verdad,
lo significativo consistía, en establecer hipótesis sobre el alcance de esa vida y no
sobre la vida misma, porque el propósito principal, es lograr la intuición en el
actuar.

El análisis minucioso, es el punto de partida y para definir o estudiar el


objeto, no implica aislarlo, ni retirarlo de lado para verlo desde afuera, lo que se
necesita es entenderlo, requiere acercarse y adentrarse lo más que se pueda al
objeto de estudio para que surja la claridad como esencia del proceso intuitivo
inmanente, convertido de esta manera en un sistema de la filosofía con mayor
recurrencia y excelencia metodológica.

Dos siglos después, a principios del siglo XIX, surge una nueva
reinterpretación de la intuición, por parte de la filosofía romántica alemana, ahora
desde el punto de vista intelectual, la simplicidad real e inmediata, se transmuta al
tránsito de las ideas, tratado inicialmente por Aristóteles con la lógica.

Ahora bien, esta tendencia, pretende redescubrir la intuición como un


método filosófico vinculante, otorgándole a la razón la dualidad funcional, en
primer lugar al descubrir con el corazón “la esencia misma de las cosas”, con la
apreciación de la sensibilidad, revelando la realidad inmanente y en segunda
instancia suscitada a la razón por construcción de la intuición intelectual.

Tendencia que toma en cuenta la postura del filósofo alemán Kant, en la


dualidad mundana, así lo afirma Morente “Esa distinción que hace Kant entre el
mundo de la realidad independiente de mí y el mundo de la realidad tal como
aparece en mí, lo lleva a considerar que cada una de las cosas de nuestro mundo
sensible y todas ellas en conjunto, no son sino la explicación en el espacio y en el
tiempo de algo incógnito, profundo y misterioso, que está por debajo del espacio y
del tiempo”. (Pág. 23)
Lograda la consecución de la intuición del intelecto, se abre cabida a la
intuición del espíritu como mecanismo de elevación y vinculación extrasensorial,
nos vincula con la existencia del universo, nos une a lo absoluto y nos lleva a
conocer la verdad, cuando eso suceda, en ese preciso momento sólo bastará la
intuición para conocer la realdad con solo mirar.

En conclusión, a modo muy sucinto en cuanto a la intuición como método


de la filosofía se puede afirmar desde la perspectiva analizada que por ahora no
es única, ni excluyente, aunque puede llegar a ser vinculante y determinante, ya
que en efecto su composición es una trilogía de varios niveles cognitivos y
progresivos que permiten agotar instancias básicas del saber para comprender la
realidad con la sensibilidad básica del inconsciente, pasando a procesar la razón
como mecanismo de corroboración hasta llegar a la eficiencia absoluta del
universo y su origen, con el desenvolvimiento espiritual del ser en el aparecer.

Referencias bibliográficas

García Morente, Manuel (1971) Lecciones Preliminares de Filosofía.

9na edición. Distrito Federal – México

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