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ACERCA DEL CONCEPTO DE

REPRESENTACIÓN POLÍTICA
ON THE CONCEPT OF POLITICAL REPRESENTATION
Pierre Brunet Recibido: agosto de 2012
Université Paris Ouest Nanterre Aceptado: octubre de 2012
[pbrunet@u-paris10.fr]

Palabras clave: representación, parlamentarismo, Constitución, teoría del Estado.


Keywords: Political Representation, Parliamentary system, Constitution, State Theory.

Resumen: En el presente texto se reflexiona acerca del concepto de re-


presentación política. Se plantean, en un primer momento, las dificul-
tades que conlleva la tarea de elaborar una teoría de la representación,
tanto desde el punto de vista jurídico como político. Posteriormente, se
realiza un análisis del concepto en dos momentos históricos esenciales:
la Revolución francesa y la de los Estados Unidos de América. Por últi-
mo, se estudian las relaciones entre el concepto de representación y el
parlamentarismo.

Abstract: In this work we reflect upon the concept of Political Represen-


tation. First, the difficulties involved in the task of developing a Theory
of Representation are posed, both from the legal and political point of
views. Next, we carry out an analysis of this notion in two key historical
moments: namely, the French and American Revolutions. As a closure,
we study the relationships between the concepts of Representation and
Parliamentary system.

1. Introducción
A pesar de las apariencias, el concepto de se acepta, sin ningún problema, que el
representación posee una sorprendente Presidente elegido por sufragio universal
complejidad. En efecto, acostumbrados a pueda ser también llamado “representan-
vivir en el marco de la democracia parla- te”, aunque en los textos constitucionales
mentaria, se nos convoca, de forma perió- no se les otorgue, en todos los casos, de
dica, para elegir, mediante sufragio univer- forma explícita, este carácter. Afirmamos,
sal, a los diputados, que son declarados, de igual forma, que él “encarna” la Na-
por la mayor parte de las Constituciones, ción. Estamos igualmente acostumbrados
como los “representantes” de la Nación o a hablar de ciertas autoridades adminis-
del Pueblo, según los casos. Igualmente, trativas como de “representantes del Esta-
en países de tradición democrática como do” y recurrimos, muy a menudo, a la idea
Francia o los Estados Unidos de América, de representación para describir el hecho

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de que tal individuo actúe “en el nombre” cepto de representación desde el punto
de otro o, también, que tal persona hable de vista del derecho positivo.
no en su nombre, sino “en nombre” de
A la dificultad semántica se une una di-
tal grupo o de tal organización. Pero, ¿sa-
ficultad metodológica: ¿cómo conseguir
bemos realmente lo que significa repre-
identificar el concepto de representación
sentar? Este pequeño inventario de usos
que se emplea en el derecho constitucio-
diversos permite medir la dificultad se-
nal? Podríamos aquí caer en otra tenta-
mántica a la que es inevitable enfrentarse ción: la de partir de diferentes teorías de la
cuando nos interesamos por el concepto representación que hayan sido propues-
de representación. Y, aunque el término tas por la filosofía política, para identificar,
es utilizado en contextos muy diversos, con posterioridad, la que hubiera acaba-
tenemos una tendencia muy generaliza- do por imponerse. Tal tarea se enfrenta-
da a creer que existe un sentido válido ría, sin embargo, a una objeción: ¿lo que
para todos estos usos. Sin embargo, esta llamamos “teorías” de la representación
creencia es un gran error pues, en reali- son simplemente teorías? En realidad,
dad, este término, en sus diversos contex- dado que derivan de la filosofía política,
tos enunciativos, designa situaciones muy son también, a menudo, construcciones
diferentes. normativas relativas a la naturaleza del
Esta primera dificultad semántica es, poder político y a la organización que con-
además, doble. Por un lado, aunque el vendría adoptar. En este sentido, no expli-
lenguaje jurídico emplea el término “re- can nada, ni describen los mecanismos
presentación”, sin embargo, no lo defi- reales mediante los cuales se ejerce el po-
ne. Esto, en principio, es algo bastante der político. En consecuencia, no pueden
común: el derecho, y no solamente el ser consideradas, en términos estrictos,
derecho constitucional, hace uso de nu- como auténticas teorías.
merosos términos cuya significación per- Sin embargo, suele ser un hecho muy
manece indeterminada. Pensemos, por común que estas teorías se presenten
ejemplo, en conceptos como “sobera- también como el resultado de un análisis
nía” o “separación de poderes”. Por otro descriptivo del derecho positivo. Desde
lado, aunque el término no sea definido, esta perspectiva, es factible preguntarnos
el concepto de representación no deja de en qué consiste este “derecho positivo”
ser objeto de controversias. Se subraya, o, por decirlo de otra forma, qué funda-
de forma especial, la “ficción” a la que mentos permiten a la ciencia jurídica dar
conduce la teoría de la representación cuenta de la “teoría” de la representación.
o, también, la “crisis” continua que le Ciertamente, numerosas constituciones
afecta. Sin ser excepcional, esta situación contemporáneas contienen disposiciones
presenta siempre una cierta singularidad, que afirman que “la soberanía del pueblo
en la medida en que estas controversias (o de la nación) es ejercida por represen-
conducen a aquellos que toman parte en tantes” o, también, que “la constitución
ellas a hacer uso de definiciones norma- es representativa”. Pero estos enunciados
tivas del término “representación”. Ahora no parecen contener ninguna norma que
bien, aunque tales definiciones pueden la ciencia jurídica pudiera (o debiera) des-
ser útiles por sí mismas, no nos dan cuen- cribir, ni permiten llevar a cabo un análisis
ta, de ninguna de las maneras, del con- de los conceptos de pueblo o de nación

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que la ciencia jurídica pudiera (o debie- Las dos dificultades que acabamos de
ra) asumir. La respuesta que aportan los subrayar son, sin embargo, atractivas e
juristas, sobre tal base, consiste en decir instructivas, al mismo tiempo. Si el dere-
que la teoría de la representación mere- cho positivo no define, por sí mismo, los
ce ser estudiada, ya que, como la teoría términos que emplea, es conveniente re-
de la soberanía o de la separación de po- nunciar al propósito de dar una definición
deres, es uno de los “fundamentos del intencional del concepto de representa-
derecho positivo”. No se trataría, en todo ción que procediera per genus proximum
caso, de una teoría descriptiva, sino de la et differentiam specificam. Podemos,
expresión de una concepción del poder y igualmente, abandonar la idea de que la
del derecho que permitiera comprender etimología pueda servirnos de alguna ayu-
ciertas normas del derecho positivo como da, pues, en la misma línea, el latín nos
“todo mandato imperativo es nulo” o “la muestra que representar significa “hacer
ley es votada por el Parlamento”. De esta presente al que está ausente” y parece
forma, las normas jurídicas derivarían de evidente que esta definición no constituye
ciertas construcciones intelectuales y el ningún avance, dado que todo el proble-
derecho positivo mismo sería no el re- ma consiste precisamente en saber de
sultado de una elección de valor, sino el qué forma se ha creado la ficción de que
producto de una concepción racional del ciertos individuos deban hacer presentes
poder. Ahora bien, es sorprendente cons- al que está ausente. Ahora bien, es indu-
tatar el gran número de obras de derecho dable que la introducción del concepto de
constitucional que tienden a afirmar que representación en derecho constitucional
la prohibición del mandato imperativo de- es muy posterior a la aparición del término
riva de la “teoría” de la soberanía nacio- en el vocabulario jurídico. Así pues, si las
nal, mientras que el referéndum derivaría normas de derecho positivo contradicen
de la “teoría” de la soberanía popular. la teoría que debía servirles de fundamen-
to, podemos renunciar al presupuesto se-
En este tema, tal representación del orden gún el cual las normas derivan de teorías
de las cosas y de los términos se enfrenta, a priori. Más que pensar en la teoría de la
muy a menudo, al derecho positivo mis- representación como fundamento de cier-
mo. ¿Cómo explicar, por ejemplo, que la tas normas, podemos intentar demostrar
Constitución francesa actual pueda con- que no es sino su justificación.
tener, al mismo tiempo, la disposición
“todo mandato imperativo es nulo” y esta Por todas estas razones, parece pertinen-
otra según la cual “la soberanía nacional te comenzar por precisar el contenido del
pertenece al pueblo que la ejerce a través concepto antes de examinar la función
de sus representantes y por la vía del re- que cumple la teoría de la representación.
feréndum? De igual forma, ¿cómo explicar Pero, antes, es necesario precisar algunos
que la Constitución italiana disponga que elementos históricos.
“la soberanía pertenece al pueblo, que la
ejerce en las formas y en los límites de
la Constitución” y, en el mismo texto, que 2. Marco teórico
“cada miembro del Parlamento represen-
ta la nación y ejerce sus funciones sin Podemos distinguir un análisis clásico y
mandato imperativo”? su crítica.

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A) Análisis clásico cífica: su mandato no es imperativo, sino
“representativo”1.

Según un análisis clásico, el concepto


de representación (o la teoría del mismo B) Crítica
nombre) se presenta según el siguiente
esquema: la representación es una forma Este análisis clásico fue contestado por
de gobierno que se opone a la democra- Carré de Malberg. Aunque este autor
cia en la medida en que, en la primera, mantuvo la distinción entre soberanía
la nación delega el ejercicio de la sobera- nacional-representación, por un lado, y
nía en las autoridades elegidas mientras soberanía popular/democracia, por otro,
que, en la segunda, el pueblo ejerce, él buscó dar cuenta del concepto de repre-
mismo, su soberanía. Jurídicamente, sentación superando los presupuestos
este hecho se traduce en la prohibición ontológicos de la doctrina clásica, con la
del mandato imperativo, en el primer finalidad de sustituirlos por un punto de
caso, y en la práctica del referéndum en vista “puramente jurídico”, esto es, posi-
el segundo. Estas dos formas de gobierno tivista.
se distinguen, de igual forma, por su fun-
En este sentido, más que presuponer una
damento: la representación deriva de la
coincidencia entre lenguaje ordinario y
teoría de la soberanía nacional, mientras
lenguaje jurídico y deducir de aquí que
que la democracia deriva de la teoría de
todo individuo jurídico calificado como re-
la soberanía popular.
presentante se encuentra, de una mane-
Este análisis reposa en dos presupuestos ra o de otra, investido de un “mandato”,
ontológicos. Según el primero, los térmi- Carré de Malberg propone no emplear el
nos del lenguaje jurídico son el reflejo término de “representante” o de “repre-
de la realidad y su sentido se confunde sentado”, sino que prefiere hacer refe-
con su referente en el mundo exterior. De rencia al concepto de Georg Jellinek de
aquí se deduce un segundo presupuesto: “órgano”. Este término tiene, en efecto, el
la nación preexiste a sus representantes, mérito de marcar un concepto muy dife-
pues es ella la que los constituye con la rente de la relación contractual entre dos
finalidad de ejercer su soberanía. Por lo individuos (o entre un individuo y un con-
tanto, hay que distinguir siempre entre
dos categorías de personas: los represen- 1 Esta tesis es defendida por Duguit, L., Traité
tados y los representantes. du droit constitutionnel, t. 2La Théorie generale
de l’État, Paris, De Boccard, 2º ed., 1923, cap.
La consecuencia de estos dos presupues- 3, pp. 405 y ss (y sobre todo pp. 498 y ss). Ver,
tos es que los representantes son conce- también, Duguit, L., L’État, Paris, Fontemoing,
bidos, desde el punto de vista de los re- 1903, vol. 2, pp. 215 y ss ; Barthélemy, J., Duez,
presentados, en una relación que nos es P., Traité de droit constitutionnel, Paris, Dalloz,
nueva edición, 1993, p. 103 ; Hauriou, M., Précis
solamente jurídica, sino también moral.
de droit constitutionnel, Paris, Sirey, 1993, reed.
De esta forma, aunque no estén sujetos CNRS, 1965, p. 170 y Hauriou, M., Principes
a ningún mandato imperativo, los repre- de droit public, Paris, Sirey, 2ª ed. P. 615, quien
sentantes están, desde la perspectiva de prefiere hablar de delegación de poder pero, para
los representados, en una relación espe- él, este término tiene el mismo sentido que el de
mandato-representativo.

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junto de otros). Para Carré de Malberg, sentantes de la nación, debido a que esta
“es necesario entender por órgano a los última les habría investido de un mandato
hombres que, bien individualmente, bien mediante el intermediario de sus circuns-
en cuerpo, son habilitados por la Cons- cripciones electorales, pues “el error de
titución para querer por la colectividad y esta construcción (…) proviene de todo lo
cuya voluntad vale, debido a esa habili- que se razona sobre la personalidad de
tación estatutaria, como voluntad legal la nación al situarnos en un lugar ante-
de la colectividad”2. Aquellos a los que rior a la constitución de sus órganos”4. En
la constitución designa como “represen- el mismo sentido, finalmente, en el mo-
tantes de la nación” son, para la ciencia mento de intentar explicar el sentido de
jurídica, “órganos del Estado”. En estas la regla según la cual “los diputados re-
condiciones, dándole la vuelta al esque- presentan a la nación” escribe: “significa
ma clásico, que defiende que la nación que ellos representan no a la totalidad de
se dota de representantes porque es una los ciudadanos tomados de forma indivi-
persona moral, Carré de Malberg afirma: dual, sino su colectividad indivisible y ex-
“No es exacto decir que el Estado tenga tra-individual”5. Representan, por tanto,
necesidad de órganos porque sea una no a individuos, sino a un concepto que
persona, sino que la verdad es que es sólo puede ser concebido una vez que
una persona debido a que es una colecti- los representantes existen, es decir, una
vidad organizada. Lógicamente, la noción vez que estos últimos han actuado y han
de órgano precede a la de Estado”3. Esta dictado un acto jurídico. En efecto, este
vuelta de tuerca le permite refutar la tesis acto no les será imputado como propio,
según la cual los diputados serían repre- tampoco será imputado a los individuos,
tomados ut singuli, a los que la Consti-
2 Carré de Malberg, R., Contribution à la théo- tución otorga el nombre de ciudadanos
rie générale de l’Ètat, Paris, Sirey, 1920, reed. o de electores. Este acto será imputado
CNRS, t. 2, p. 286. Y, para Jellinek, : « Los actos a una colectividad unificada que recibe,
de voluntad hechos por los miembros de una co- constitucionalmente, el nombre de na-
lectividad unificada con vistas a un fin unitario ción. Desde el punto de vista jurídico,
de la misma presentan un doble aspecto. En el esta “nación” no tiene otra consistencia
mundo físico, son actos de voluntad de indivi-
que la que sus órganos pueden darle, de
duos; en el mundo jurídico, son puramente actos
de voluntad de la comunidad. El individuo en- tal manera que, bajo el término nación,
cargado de querer se convierte, desde el punto de es necesario subsumir no una entidad
vista jurídico, en un órgano de la voluntad de la mágica o una persona extraordinaria que
comunidad”, Jellinek, G., L’État moderne et son sobrepasa a cualquier ente que el común
droit (1900), Paris, Girad et Brière, 1911, vol. 2, de los mortales ose imaginar, sino una en-
p. 224. tidad jurídica desprovista de consistencia
3 Carré de Malberg, R., Contribution, op. cit., t. ontológica. Así, Carré de Malberg conclu-
1, p. 62. De igual forma, se apoya en este pro- ye: “Las palabras Nación y Estado tan sólo
pósito en Jellinek : « El estado no puede exis-
designan las dos caras de una sola y la
tir sino a través de sus órganos. Si, mediante el
pensamiento, separamos de él sus órganos, no misma persona”6.
subsistiría una persona llamada Estado, que apa-
4 Ibid., t. 2, p. 213, nº 12.
reciera como portadora de sus órganos, sino que,
jurídicamente, sólo quedaría la nada” (Ibid., t. 2, 5 Ibid., t. 2, p. 223.
p. 289). 6 Ibid., t.1, p. 14 y t. 2, p. 187.

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Es conveniente añadir que, más allá del mente. La sustitución propuesta es, pues,
beneficio poco contestable que se obtiene pertinente en su principio, pero, al mismo
al sustituir un término por otro, la defini- tiempo, exige que sea necesario precisar
ción de Carré de Malberg adolece de un que quiere decir “querer por la nación”.
cierto formalismo pues, en la medida en
Sobre el fundamento de este análisis y,
que no se disponga de medios para iden-
con las reservas que acabamos de formu-
tificar a los individuos a los que la consti-
lar, estamos en disposición de identificar
tución habilita para “querer por la colecti-
el concepto de representación y su fun-
vidad”, nos encontramos con dificultades
ción de justificación.
para utilizarla. Y, más aún, sucede, muy
a menudo, que en el discurso político y
jurídico, se emplean los dos términos sin 3. Contenido del concepto de
darles el mismo sentido. ¿Hay, pues, que
concluir que son sinónimos o que su sen- representación
tido es diverso? Y, si su sentido es diverso,
¿cómo identificar esta distinción? En con- Se ha subrayado, muy a menudo, la am-
secuencia, el positivismo de Carré de Mal- bigüedad del término representación en
berg le conduce a pensar que el concepto el lenguaje jurídico. Presentada como ori-
de representación tan sólo puede anali- ginalmente forjada sobre el modelo civilis-
zarse en el contexto del constitucionalis- ta del contrato de mandato, la represen-
mo moderno que defiende que la consti- tación en derecho constitucional está, en
tución debe ser definida, en primer lugar, realidad, unida a la aparición del concep-
formalmente. Para él, no supone ningún to moderno de Estado. Mostraremos, por
problema que el discurso político y jurí- tanto, a continuación que la representa-
dico prerrevolucionario emplease también ción en derecho constitucional no es una
el término representación y contribuyera, forma de mandato, sino que procede de
sin duda, a forjar el concepto moderno. una concepción organicista que, a partir
Por último, la sustitución, presentada de sus orígenes medievales y prerrevolu-
como puramente terminológica por Carré cionarios, cristaliza tras los movimientos
de Malberg, tiene también implicaciones revolucionarios dieciochescos. Por esta
conceptuales pues, de forma contraria a razón, consideramos que no podemos ha-
las apariencias, “querer por la colectivi- blar de mandato representativo, sino des-
dad” puede entenderse en dos sentidos de un punto de vista meramente retórico,
muy diferentes. Por un lado, no hay nin- puesto que, como veremos, el concepto
guna duda de que el legislador quiere por moderno de representación reside, pre-
la colectividad, desde el momento en que cisamente, en la ausencia de cualquier
un texto de derecho positivo califica la ley mandato y en la afirmación de la sobera-
como expresión de la voluntad general nía del representante, con la finalidad de
(como lo hace la Declaración de derechos justificar su competencia legislativa.
de 1789, por ejemplo). Pero, por otro, no
es menos dudoso que todos los órganos
del ejecutivo “quieren” por la colectividad A) Elementos lingüísticos
de los individuos en nombre de la cual
actúan, desde el momento en que su ac- En francés, como en inglés, el término
tuación no les sería imputada individual- représentation (o representation) parece

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estar marcado por una gran ambigüedad, forma, cómo el término representación
en la medida en que permite expresar está íntimamente ligado a una concep-
dos ideas muy diferentes: de una parte, ción del mundo en el que las relaciones
aparece como sinónimo de reproducción, entre los individuos están dominadas por
de manera semejante a imitación; de otra, el derecho y la idea de universalización.
también puede ser considerado sinónimo
de constitución o figuración. No todas las
lenguas mantienen esta ambigüedad. Así,
B) Los conflictos de las represen-
por ejemplo, en italiano, encontramos los taciones en 1789
sustantivos rappresentazione y rappre-
sentanza, provenientes del mismo verbo Uno de los episodios históricos constituti-
rappresentare. Mientras que el primer vos de la concepción moderna de repre-
término designa una operación de re- sentación es, con total seguridad, la mo-
producción o de duplicación, el segundo ción de 17 de junio de 1789, propuesta a
hace referencia a una relación jurídica, iniciativa de Sieyès, por la cual la asam-
delimitada por el derecho, en el marco blea del Tercer estado tomaba el nombre
de un contrato de mandato, y según la de Asamblea nacional. La moción es sin-
cual un individuo tomará el lugar de otro gular en la medida en que hace referencia
y actuará en su nombre y en su lugar. En a varios sentidos del término representa-
otros términos, en la rappresentanza, no ción que se oponen a la concepción or-
se trata ya de duplicar la realidad, sino ganicista y figurativa del rey. En efecto, es
de figurarla o, mejor, de producirla en tér- necesario subrayar que la concepción de
minos de una “ficción jurídica”, es decir, representación que forjó el absolutismo
de una convención (del lenguaje, pero no reposaba completamente sobre la idea de
solamente de él) en la que cada uno sabe personificación del reinado por parte del
bien que lo que se realiza en derecho no rey. Este último encarnaba y subsumía al
se corresponde, de forma exacta, con la conjunto de los cuerpos que constituían
realidad extra-jurídica. la nación, con la finalidad de construir un
cuerpo único cuya cabeza era el rey. Aho-
De igual forma, la lengua alemana da ra bien, es precisamente este lugar el que
cuenta del francés représentation o del reivindica la moción, justificándolo, sin
inglés representation con la ayuda de tres hacer nunca referencia alguna a ningún
verbos: Vertreten, Destellen y Repräsen- tipo de mandato:
tieren que hacen referencia a tres accio-
“La Asamblea deliberante, después de la
nes muy diferentes. Darstellen tiene el
verificación de los poderes, reconoce que
significado de una representación en el
esta Asamblea está ya compuesta de re-
sentido pictórico, esto es, de una imagen
presentantes enviados directamente por el
del real que podría ser substituida; Vertre-
96 por ciento, al menos, de la nación. (…)
ten significa actuar en lugar y de otro y su Además, ya que pertenece en exclusiva a
sentido es muy próximo a la relación jurí- los representantes verificados concurrir
dica de la que tratamos con anterioridad, para formar la voluntad nacional y dado que
por último, Repräsentieren tiene una con- todos los representantes verificados deben
notación espiritual y supone una encarna- estar en esta Asamblea, es también indis-
ción o personificación de una idea moral pensable concluir que le pertenecen, y que
o de un concepto. Comprobamos, de esta sólo pertenecen a ella, interpretar y pre-

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sentar la voluntad general de la nación. No bres de 1789, sino poner en evidencia
puede existir entre el Trono y esta Asamblea que el concepto de representación utiliza-
ningún tipo de veto, ningún poder negativo. do por la moción debe más a esta forma
La denominación Asamblea nacional es la de encarnación de la Nación pretendida
única que le conviene a esta Asamblea en por el rey, bajo el Antiguo régimen, que a
el estado actual de las cosas, sea porque los la representación por mandato instituida
miembros que la componen son los únicos por el derecho de la época. En realidad,
representantes legítima y públicamente co- los revolucionarios apelan al organicismo
nocidos y verificados, sea porque ellos han real para justificar la competencia de este
sido enviados directamente por la práctica
último en su beneficio. Su argumentación
totalidad de la nación, sea, en fin, porque,
tiene, por ende, el mérito de conservar
al ser la representación una e indivisible,
la ficción de una persona colectiva cuya
ningún diputado, en cualquier orden o clase
existencia se postula sin tener necesidad
que haya sido elegido, tiene el derecho de
ejercer su función separándose de la pre-
de ser demostrada.
sente Asamblea” (subrayados por el autor El concepto de representación utilizado
del artículo). por la moción no se reduce a esta re-
presentación organicista. Es igualmente
Aunque no sea posible, aún, identificar
sorprendente comprobar cómo la justi-
una concepción homogénea y coherente
ficación del nombre y de la función que
de la representación, sí que es posible de-
reivindica la Asamblea del Tercer estado
terminar la intensa relación que la moción
mezcla circunstancias de hecho (la asam-
establece entre, de un lado, su denomina-
blea está compuesta de casi la totalidad
ción, Asamblea nacional, y la cualidad de
de la nación), circunstancias de derecho
los miembros que la componen, los repre-
extraídas de las normas en vigor (son
sentantes, y, de otro, entre esta cualidad públicamente conocidos y verificados)
y la competencia que ellos deben ejercer: e, igualmente, afirmaciones de principio
“interpretar y presentar la voluntad gene- a priori (la representación es una e indi-
ral”. Así pues, en la medida en que son visible) en la que se sustituye el término
representantes, son la Nación y, dado que representación por el de soberanía, tal y
son la Nación, deben interpretar su volun- como es utilizado en el discurso político
tad. de la época.
Ahora bien, ¿como justificar que, de la Es conocido que, durante la sesión real
descripción de una cualidad, se infiera del 23 de junio, el rey rompe y anula las
una norma de competencia? En buena ló- deliberaciones contenidas en la moción
gica, o bien la cualidad de representante y recuerda a los diputados rebeldes que
es un hecho, y de este hecho no se puede el Tercer estado no es nada más que un
derivar ninguna norma, o bien la cualidad orden entre otros incapaz de querer por
de representante no es un hecho, sino una los demás7. Sin embargo, concede una
norma, de la que se infiere otra norma y,
entonces, la cuestión se sitúa en el plano 7 “Art. 1: El Rey quiere que la antigua distinción
del fundamento de la representación mis- entre tres órdenes del Estado se conserve por
completo, como esencialmente unida ala consti-
ma. El único mérito de esta indicación no
tución de su reino, que los diputados libremente
es verificar algún tipo de dominio de las elegidos por cada uno de los tres órdenes, for-
reglas de inferencia por parte de los hom- mando tres Cámaras, deliberan por orden y pu-

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cosa a los Estados: admite que los órde- blea: la nación es soberana, pues no hay
nes reunidos (y no uno solo entre ellos) nada por encima de ella, los diputados,
pueden ser considerados como “el cuer- que son sus representantes, no sabrían
po de los representantes de la nación”. A desobedecer al rey, ya que él mismo no
pesar de las apariencias, esta concesión puede dictarles nada. Bailly afirma, pues,
no es despreciable, pues, en puridad, que existe una coincidencia orgánica y vi-
cambia profundamente la concepción de tal entre los diputados del Tercer estado y
representación admitida hasta entonces. la nación y, con una simple fórmula, des-
El rey se concede a sí mismo siempre el posee al rey de la teoría de la representa-
papel de ser la cabeza de un cuerpo, pero ción que este último creía poder oponer al
ese cuerpo no se confunde ya con él: la Tercer estado.
nación tiene otros representantes además
Encontramos la misma idea en Barnave9
del rey.
quien, al calificar a los representantes del
Es en este contexto donde cobra sentido Tercer estado como “órganos de la volun-
las fórmula que Bailly opone al marqués tad de la Nación” admite, como Bailly, la
de Dreux-Brézé, que había acudido para identidad orgánica. Pero, también es po-
ejecutar las órdenes del rey y que exige sible leer, en él, el complemento de Bailly.
a los diputados que abandonen sus luga- Mientras que este último identificaba el
res (“Señores, todos ustedes conocen las cuerpo de los diputados, la Asamblea, con
intenciones del rey…”). La historia reco- el cuerpo de la nación, Barnave identifica
ge la frase famosa de Mirabeau8. Pero, la la Asamblea con la cabeza: ser el órgano
fórmula de Bailly es más interesante aún, de sus voluntades no es ejecutar mecá-
desde el punto de vista de nuestro tema, nicamente una voluntad enunciada, sino
ya que afirma: “La nación en asamblea no producir esa voluntad misma. Barnave re-
puede recibir ningún tipo de orden”. De conoce implícitamente que los diputados
esta forma, Bailly construye una justifica- tan sólo están obligados, en la medida en
ción a la afirmación deóntica de la Asam- que lo crean necesario. En otras palabras,
son la fuente de sus propias obligaciones.
diendo, con la aprobación del soberano, acordar A todo esto, Sieyès añade la justificación
deliberar en común, sólo de esta forma pueden que permite decir que la Asamblea na-
ser considerados como el cuerpo de los repre- cional no sustituye en nada a la nación
sentantes de la nación. En consecuencia, el Rey ni usurpa sus derechos: ella misma es la
declara nulas las deliberaciones tomadas por los nación en asamblea, esto es, el órgano de
diputados del orden del Tercer estado, el 17 de
esta nación en el ejercicio de una función
este mes, así como las que pudieran seguirlas,
como ilegales e inconstitucionales (…)”
específica, la primera de todas. Desde el
momento en que esta Asamblea existe, se
8 “No abandonaremos nuestros lugares sino por
la fuerza de las bayonetas”. Pero, Mirabeau había 9“Enviados por la nación, órganos de sus vo-
comenzado por negar cualquier tipo de compe- luntades para hacer una constitución, están todos
tencia al marqués, “Sí, señor, hemos comprendi- ustedes obligados a permaneces en asamblea tan-
do las intenciones que han sido sugeridas al Rey. to tiempo como lo crean necesario para el interés
Y usted, que no sabría ser su órgano ante los Es- de sus mandatarios. Pertenece a vuestra dignidad
tados generales; usted que no tiene aquí ni lugar, persistir bajo el título de Asamblea nacional”
ni derecho de hablar, usted no tiene la potestad de (Sesión del 23 de junio de 1789, Archives parle-
apelarnos con su discurso” Archives parlemen- mentaires, États généraux, t. 8, p. 146 (subraya-
taires, États généraux, t. 8. p. 146. do por el autor).

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puede elaborar la hipótesis de la existen- tivamente el aspecto del cuerpo comple-
cia de la nación. “Sois hoy lo que erais to o de su cabeza. En otros términos, la
ayer”, esto es, el derecho de hoy no es voluntad de esta Asamblea no puede ser
sino el derecho de ayer. No es necesario otra sino la voluntad de la nación misma,
cambiar nada para que nada sea como ya que esta Asamblea está compuesta por
antes10. los mismos miembros que dan vida a la
nación.
El término “representante” ha dejado, por
tanto, de designar un individuo exterior
a los “encomendantes” pues, designado C. La Revolución americana y los
por estos, los representantes se encuen- dos conceptos de representación
tran unidos a ellos por lazos de derechos
subjetivos. Remite a un individuo que in-
corpora a sus “encomendantes”, que los Es un lugar común afirmar que la Revo-
absorbe, ya que sus palabras valen no lución francesa constituye uno de los mo-
sólo como la de sus “encomendantes” mentos determinantes en la construcción
directos, sino como las de todos los “en- del concepto moderno de representación
comendantes”. Lo que los diputados del política. Ahora bien, es necesario precisar
Tercer estado conquistaron el 17 de junio que esta construcción no es ni unívoca
es, pues, revolucionario: el cuerpo político ni uniforme y tiene débitos con muchas
no está ya contenido en el rey, sino en la circunstancias. Se inscribe, igualmente,
Asamblea que, como el rey, tomo alterna- en un proceso de construcción del Estado
moderno que no se limita a la Revolución
francesa. Así, los constituyentes america-
10 Sieyès, Sesión del 23 de junio de 1789, Ibid.,
nos se encontraron con las mismas difi-
pp. 46-147. “Señores (…) Preguntémonos que
poderes ejercemos y que misión nos reúne aquí
cultades a las que dieron respuestas simi-
desde todos los puntos de Francia. ¿Tan sólo so- lares. En los dos lados, los revolucionarios
mos oficiales mandados por el Rey? Debemos supieron mostrar la paradoja propia de la
obedecer y retirarnos. Pero, somos nosotros los representación moderna: la idea de que
enviados del pueblo, cumplamos nuestra misión, los representantes de la nación o del pue-
libremente y con valor. ¿Hay uno solo de noso- blo no dependen ya de aquellos que los
tros que desee abjurar de la alta confianza de que han nombrado.
ha sido revestido y volver junto a los que se la han
otorgado para decirles: tengo miedo, habéis en- En este sentido, el caso americano es
tregado en manos muy débiles el destino de Fran- muy útil para ilustrar la ausencia de re-
cia, enviad en mi lugar a otro hombre más digno lación entre soberanía nacional y repre-
de representaros? Lo hemos jurado, Señores, y
sentación. En efecto, se ha escrito que “la
nuestro juramento no será en vano. Hemos jura-
do reestablecer los derechos del pueblo francés.
representación constituyó, en realidad, la
La autoridad que os ha investido para esta gran cuestión principal, si no la fundamental,
empresa, la única de la que dependemos y que oponiendo a Inglaterra y América en los
sabrá bien defendernos, está, ciertamente muy inicios de su controversia”11.
lejos de gritarnos: ya está, deteneos. Al contrario,
ella nos empuja y nos pide una constitución. Y Sin embargo, nada hay más confuso que
¿quién puede hacerla sin nosotros? ¿Quién puede esta noción para los colonos americanos.
hacerla, si no somos nosotros? ¿Hay algún poder
sobre la tierra que pueda arrebataros el derecho 11 Wood, G.S., La création de la république
de representar a vuestros encomendantes?”. américaine (1969), Paris, Belin, 1991, p. 212.

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Heredan del sistema inglés una idea de La encontramos muy bien formulada en
“representación virtual” según la cual la Hamilton14 para el que no se trata, tan
representación de los comunes no va a sólo, del derecho de voto, sino que es,
la par con la elección, de tal manera que realmente, la “estrecha relación de inte-
se encuentran representados en el Parla- reses” que existe entre los electores, los
mento los ingleses, en general, y no sólo no electores y los representantes la que
los propietarios de ciertas especies de bie- hace viable la representación virtual. Por
nes que son los únicos que, en virtud de intereses, hay que entender aquí no los
ese título, disponen del derecho de voto. intereses de tipo corporativo, sino una for-
La representación concierne, pues, a to- ma de interés general, de bien común o
dos los sujetos británicos. Por lo tanto, los de fin último. Consideramos que esta exi-
colonos se encuentran entre dos fuegos: gencia de una comunidad de intereses no
de un lado, rechazan la dominación britá- constituye, de ninguna manera, una re-
nica y subrayan la disparidad de intereses futación de la representación virtual: era
que existe entre ellos y la madre patria y, simplemente un medio de afirmar que el
de otro, no desean poner en cuestión esta pueblo americano era distinto del pueblo
concepción de la representación12. Les inglés y que tenía necesidad de tener sus
resultaba difícil rechazar un aspecto sin propios representantes. Por lo tanto, estos
rechazar el otro. El único criterio suscep- representantes no lo son en virtud de su
tible que permitía asegurar esta realidad elección y de un eventual mandato que
y, en consecuencia, esta correspondencia les uniera a sus electores.
entre los representantes era el de la elec-
A esta concepción de la representación
ción.
virtual, se oponía otra, la representación
Tal argumentación creaba una dificultad: “real”, que exigía que el pueblo estuvie-
si afirmamos, como era el caso de algu- se representado realmente y no virtual-
nos en la época, que “los elegidos no mente. Esta teoría del mandato o de la
son manifiestamente representantes de representación real, que se apoya sobre
su propio jefe, sino en virtud de su elec- la elección como modo de justificación de
ción” o, también, que “la representación la cualidad de representante, fue defen-
emana por completo de la libre elección dida, con intensidad, por los Antifedera-
del pueblo”13, existía el riesgo de que se listas americanos y por una gran parte de
llegase a pensar que los representantes la Asamblea durante el debate constitu-
debían limitarse a ser los portavoces de yente15. Así, Brutus se basa en el senti-
los electores. Para descartar esta idea, se do ordinario del término “representante”
creó la idea de la “comunidad de intere- para explicar que el empleo de esta pa-
ses” que hará nacer la representación. labra “implica que la persona o el cuerpo
de personas elegidos para representar se
semejan a aquellos que los han elegido.
12 Ibid., p. 217: “si los americanos rechazaban Una representación del pueblo de Améri-
toda imposición decidida por el Parlamento no
era, decían ellos, ‘porque no elijamos a nuestros 14 El Federalista, nº 35.
diputados al Parlamento, sino porque no estamos 15 Ball, T., “A Republic if you can keep it”, in
representados en él y porque, debido a nuestra si- Ball, T., Pocock, J.G.A., Conceptual change and
tuación particular, no podremos estarlo nunca’”. the Constitution, Lawrence, University Press of
13 Ibid., pp. 221-222. Kansas, 1988, pp. 137-164.

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ca debe, para ser verdadera, estar hecha ni al Pueblo, ni a las masas, sino a una
a la imagen del pueblo”16. representación de la variedad social que
componía el pueblo americano.
Este sistema no suponía, sin embargo, la
exigencia del mandato imperativo y los Los federalistas respondían que la autén-
antifederalistas no defendían la democra- tica cuestión consistía en saber no quién
cia directa. Lo que deseaban era que no (who) debía ser representado, los indivi-
se produjera una simple representación duos o los grupos sociales, sino más bien
ideal de una entidad abstracta, sino la re- qué (what) debía ser representado: o un
presentación real y concreta de las clases. bien común, o los intereses particulares
Es difícil, sin embargo, interpretar este de las diversas capas de población. En
último término, por lo que hay que evi- este sentido, defienden que intentar re-
tar confusiones y anacronismos. Los an- presentar a los individuos y sus intereses
tifederalistas no hablan, aún, el lenguaje profesionales condenaba a la legislación a
del siglo XIX. Aunque emplean el término convertirse en un agregado de intereses
inglés class para hablar de different clas- dispersos, en detrimento del interés pú-
ses of people, también usan la expresión blico debidamente identificado.
orders of people para hacer referencia a
Se extrae, de esta manera, la función que
las profesiones (comerciantes, granje-
cumple el concepto de representación
ros, ingenieros, etc.). Podríamos hablar,
o la teoría del mismo nombre: al mismo
hoy en día, de capas población. Hay que
tiempo que hace emerger a la totalidad en
comprender que su contestación de la re-
el nombre de la cual los representantes
presentación virtual se sustentaba en un
pueden justificar el ejercicio de su poder
rechazo al modelo de individuo abstrac-
legislativo, permite justificar la suprema-
to utilizado por los federalistas y que los
cía de estos últimos sobre todos los órga-
románticos alemanes imputaron, poste-
nos del Estado.
riormente, a la Ilustración. En otros térmi-
nos, el individuo no sabría definirse sin la
condición social en la que se encuentra.
Así explican, a través de la voz de Brutus,
4. Formar una unidad:
que: “this extensive continent is made up elección y representación
of a number of different classes of peo-
ple; and to have a proper representation En la medida en que el gobierno repre-
of them, each class ought to have an op- sentativo conlleva la necesidad de elegir a
portunity of choosing their best informed los representantes, muy a menudo se ha
men for the purpose”17. buscado presentar su elección como un
De esta forma, los antifederalistas se con- medio a través del cual los representados
sideran defensores de la república y no de pueden controlar a sus representantes o,
la democracia, término con connotacio- al menos, obligar a estos últimos a rendir
nes muy negativas, en la época, tanto en cuentas de su acción. De ahí, igualmente,
los Estados Unidos de América, como en surge la idea de que, debido a su elec-
Francia. En pocas palabras, no apelaban ción, los representantes obtendrían un
mandato representativo. En este sentido,
16 Citado por Ball, T., ibid., p. 146. se puede demostrar que, ni en la Revolu-
17 Citado por Ball, T., ibid., p. 147. ción francesa, ni en la americana, la elec-

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ción nunca fue pensada como un manda- ticos bastante próximos para designar la
to, sino siempre como la delegación de un reunión de varios individuos alrededor de
poder de decisión18. una misma figura de autoridad: la reunión
de los apóstoles alrededor de Cristo, en
En relación con este aspecto crucial,
el lenguaje eclesiástico, la reunión en la
podemos hacer referencia a las prime-
corona de Francia de los ducados y prin-
ras normas adoptadas por la Asamblea
cipados, en el lenguaje político. Importan-
constituyente de 1789, con la finalidad
de mostrar que, si bien la elección es ne- do este vocablo del pasado, Sieyès intenta
cesaria para la designación de los repre- forjar un concepto propio en el que aduna-
sentantes, con vistas a la determinación tion significaba la reunión de varios cuer-
jurídica de estos últimos como tales, no pos, reconocidos todos como iguales y
podemos considerarla como una condi- susceptibles de constituirse como uno. La
ción suficiente. représentation, por su parte, corresponde
al momento de fabricación de la voluntad
En efecto, para poder arrebatar las funcio- general, debido al intercambio incesante
nes públicas a la autoridad del rey y a las de voluntades individuales, iguales todas
prácticas monárquicas, los revoluciona- entre ellas. Finalmente, la régénération
rios franceses se percataron rápidamente constituye el último momento, aquel en el
de la necesidad de remodelar las circuns- que el cuerpo político, dotado de una vo-
cripciones administrativas y de generali- luntad, toma vida y puede actuar de forma
zar el principio de elección como modo de acorde con esta voluntad inicial.
designación para las funciones públicas
(entre ellas los jueces). La coincidencia Cada uno de estos tres momentos se
de estas dos decisiones tuvo como efec- articula, además, sobre dos planos dis-
to la multiplicación del número de asam- tintos. Según un primer plano, vertical,
bleas electivas, a las que no se les podía adunation, représentation y régénération
negar, al menos en un primer momento, se relacionan con el cuerpo político, en-
el título de asambleas representativas o tendido en el sentido amplio que Sieyès
asambleas de representantes. establece con la ayuda de su metáfora del
“gran cuerpo de los ciudadanos”. Según
Estas reformas estaban muy inspiradas un segundo plano, horizontal, los tres mo-
por Sieyès, para el que la representación mentos de este movimiento dinámico se
no era sino una de las etapas de la cons- relacionan con el cuerpo político, enten-
titución de ese “gran cuerpo de ciudada- dido en el sentido estricto con el que Sie-
nos” que era, según el, la nación. En esta yès designa, por metonimia, la Asamblea
línea, Sieyès distinguía entre la adunation, nacional, en tanto que es el único órgano
la représentation y la régéneration. de la voluntad general. La adunation de-
La adunation era el “acto de unir, de re- signa, en estas condiciones, la reunión de
coger en un todo los fragmentos no cons- todas estas voluntades individuales en la
tituidos”. Empleado hasta el siglo XVI, el Asamblea; la représentation se correspon-
término provenía de dos campos semán- de con el momento mismo de la expresión
de la voluntad general y la régénération se
18 Ver, por ejemplo, Manin, B., Principes du entiende, finalmente, como la renovación
gouvernement représentatif (1995), Paris, Flam- de esta Asamblea, renovación siempre
marion, reed. 1996. necesaria, dado que es concebida como

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una condición necesaria de la permanen- 5. 1793 y el veto popular
cia de este cuerpo que incorpora a todos
los otros en aquello que determina su ac-
Según una tesis muy extendida, los hom-
ción. Sólo la adunation y la régénération
bres de 1793 estuvieron de acuerdo en
derivan de movimientos ascendentes y
abolir la representación en beneficio de
descendentes. Tanto una como la otra son
una democracia, si no directa, al me-
entrelazadas por la représentation que, en
nos semi-directa. Esta tesis se basa en
todos los casos, pertenece a un único y
que la Constitución de 1793 instituye un
mismo cuerpo: la Asamblea nacional.
procedimiento de veto popular mediante
En estas condiciones, el término “repre- referéndum, de tal forma que el cuerpo
sentación” posee en Sieyès dos sentidos legislativo estaba facultado no para hacer
que conviene distinguir: por un lado, la ley, sino para proponerla a las asam-
relacionado con el cuerpo político toma- bleas primarias. Para todo lo demás, el
do como metáfora, la nación, el término cuerpo legislativo estaba habilitado para
designa el punto culminante de los dos intervenir mediante decretos que esca-
movimientos complementarios y, por otro, paban a cualquier control del pueblo. El
en relación con la Asamblea nacional to- pueblo, pues, podía ser calificado como
mada como figura metonímica de este un colegislador junto con el cuerpo legis-
“gran cuerpo de ciudadanos”, el término lativo. Mientras que el pueblo no puede
representación cubre él mismo las tres ratificar ninguna norma, si no existe pro-
etapas de adunation, représentation y ré- puesta emanada del cuerpo legislativo,
génération. Así, todos los individuos ele- por su parte, este último no puede hacer
gidos, y cuya elección aparece como una la ley solo. En estas condiciones, ¿cómo
condición de la adunation, pueden, sin di- justificar la competencia legislativa parcial
ficultad, ser denominados representantes acordada para el cuerpo legislativo? Hé-
o ser declarados representativos. Por esta rault de Séchelles propondrá resolver la
razón, Sieyés denomina a las asambleas dificultad con la ayuda de una distinción,
que participan en el proceso de adunation a priori, fecunda: “Mandatario en las leyes
como asambleas representativas. Esto que deberá proponer para la sanción del
significa, por un lado, que están formadas pueblo, (el cuerpo legislativo) sólo será re-
de una determinada manera, mediante la presentante en los decretos”.
elección de los individuos que la compo- Pero tal distinción será también contes-
nen, y, por otro lado, que forman parte de tada. Robespierre, por ejemplo, juzga
un conjunto: cada una existe más por lo inapropiado el empleo del término “re-
que vale en relación con las otras que por presentante”, dado que “el verdadero
lo que es en sí misma, pues el valor de carácter de los mandatarios del pueblo
cada asamblea no depende de la asam- está determinado por sus funciones” y
blea misma, sino de todas las demás. Di- dado que “la palabra representante no
cho de otra forma, las asambleas actúan puede ser aplicada a ningún mandatario
en tanto que representantes de la nación, del pueblo, ya que la voluntad no puede
pero en el sentido amplio que ese término ser representada”. Concluye, por tanto,
de representante puede recibir, cuando que los miembros de cada legislatura no
es empleado para hablar de la adunation deben ser vistos como los “mandatarios
política. a los que el pueblo ha entregado todo el

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poder”19. Por esta razón, propone otra consideran la expresión de la voluntad ge-
justificación para la acción del cuerpo le- neral, esto es, que el legislativo representó
gislativo: “La legislatura hace leyes y de- la voluntad nacional”21.
cretos. Las leyes tienen el carácter de ley,
desde el momento en que el pueblo las
acepta formalmente. Hasta ese momento, 6. Representación y
son tan sólo proyectos. Después, son ya la parlamentarismo
expresión de la voluntad del pueblo. Los
decretos se ejecutan antes de ser some-
El régimen parlamentario no ha cesado
tidos a la ratificación del pueblo, porque
nunca de justificar la función legislativa
está establecido que debe aprobarlos. Si
mediante el concepto de representación,
no reclama, su silencio es tomado como
a pesar de las críticas de que ha sido
aprobación. Es imposible que un gobierno
objeto este controvertido concepto. Así,
tenga un principio diferente a este. Debi-
por ejemplo, el desarrollo del liberalismo
do a la necesidad de este consentimiento
político (y la denuncia de la tiranía de la
expreso o tácito, en ningún caso, la vo-
mayoría) condujo a poner en cuestión la
luntad soberana se representa, sino que
ficción jurídica de la identidad entre los
se presume. El mandatario no puede ser
representantes y la nación, en un inten-
representante. Es un abuso de las pala-
to de moderar el poder considerable que
bras, y en Francia ya hemos comenzado
esta misma ficción confería al Parlamen-
a darnos cuenta de este error”20.
to.
Por voluntad presunta, Robespierre de-
Encontramos una excelente ilustración
signa una voluntad anterior a la del cuer-
en esta propuesta de Laboulaye en la
po legislativo y a la que se puede, en
Asamblea de 1875: “Confieso que estoy
todo momento, retrotraer el acto de este
un poco sorprendido de que después de
cuerpo. El mandatario es, precisamente,
tantas experiencias como se han hecho,
aquel cuya única función es formalizar
tras el ejemplo de América, se sigue sos-
esta voluntad anterior a él. En el fondo,
teniendo este sofisma: que los diputados
Robespierre juega con las palabras ya
son los representantes de la nación y que,
que un “proyecto” de ley no equivale a
en consecuencia, son la nación. Sí, los
la “ejecución provisional” de un decreto.
diputados son los representantes de la
Por lo tanto, aunque el consentimiento del
nación, pero lo son con una función de-
pueblo es el constituyente necesario de la
terminada, con la función legislativa. Los
ley misma, no ocurre lo mismo en el caso
jueces que hacen justicia son también
de los decretos. Antes incluso de consi-
los representantes de la nación y tienen
derar que la ausencia de contestación
otra función, la de hacer justicia. El poder
del decreto significa su aprobación, es
ejecutivo, en los Estados Unidos, que es
necesario justificar que ese decreto existe
también designado por el pueblo, es tam-
y posee un inicio de ejecución. Como lo
bién un representante de la nación. Esta
explicará Ducos, los decretos “sólo pue-
confusión entre los representantes de la
den ser ejecutados provisionalmente si se
19 Robespierre, Sesión del 16 de junio de 1793,
Archives parlementaires, t. 66, p. 578. 21 Ducos, Sesión del 16 de junio de 1793, Archi-
20 Ibid (subrayado del autor del artículo). ves parlementaires, t. 66, p. 578.

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nación y la nación misma es la fuente de Sirve de fundamento teórico a una nor-
todas las tiranías”22. ma según la cual es necesario proceder
a la reforma del sufragio electoral, con
Ahora bien, por muy convencido que es-
la finalidad de que este último permita
tuviera Laboulaye, su proposición adolece
una “mejor representación” de la nación.
de cierta pertinencia jurídica, dado que la
Consideramos que el término está tomado
nación evocada por Laboulaye no dispone
aquí en un sentido específico: por “mejor
de ningún procedimiento específico para
representación” se entiende todo procedi-
hacer conocer su voluntad. Sin duda, su
miento electoral susceptible de favorecer
fin no era desarrollar una obra de jurista
la elección de ciertas categorías de per-
y describir el concepto de representación
sonas.
del derecho positivo, sino defender el
principio según el cual la asamblea que La proposición confirma, además, la idea
representa a la nación no debe dominar defendida por Kelsen según la cual, des-
a los otros poderes. De igual forma, para pués de haber servido para legitimar el
mejor contrarrestar los efectos de la de- parlamentarismo desde el punto de vista
mocratización del sufragio, se hablará de de la soberanía del pueblo, la función del
crisis de la representación, mediante la concepto de representación se fue ago-
denuncia expresa de la ficción. Pero, es tando, dando lugar, de esta forma, a los
necesario tener en cuenta que el empleo críticos que denunciaban la ficción de la
de este término, a menudo, nos es sino representación. No obstante, esos críticos
un juicio de valor con el apoyo de una nor- no condujeron a una puesta en cuestión
ma implícita. Entre los publicistas france- absoluta del sistema representativo mis-
ses, Duguit ocupa una posición singular. mo. Lo que ocurrió, más bien, fue que la
Afirma, de forma continua, que la idea de representación apareció como una enti-
mandato es el “fundamento mismo” de la dad susceptible de cumplir una función
teoría francesa del régimen representati- nueva, esto es, la de limitar la reivindi-
vo. Funda, además, esta tesis explicando cación a favor de la democracia directa,
que la abolición de los mandatos impe- impidiendo las exageraciones de la idea
rativos en 1789 nunca hizo desaparecer democrática24. De aquí surgió la idea de
la noción de mandato político y que sólo que el gobierno representativo se corres-
hay que tener en cuenta la abolición de ponde, en realidad, con una forma mixta
los mandatos particulares dados a cada de gobierno, en la que se mezclan ele-
diputado. Todos estos razonamientos mentos aristocráticos poco contestables,
le permiten concluir que el parlamento como la ausencia de mandatos imperati-
es un “mandatario representativo de la vos o la independencia del representante
nación”23. Ahora bien, en la medida en frente a los representados, y elementos
que la noción de mandato político nunca democráticos. Estos últimos derivarían no
fue considerada bajo el Antiguo Régimen, de procedimientos jurídicos específicos,
la proposición no tiene ninguna pertinen- sino de relaciones políticas establecidas
cia histórica. Su función es muy distinta. por las elecciones. Así, los representados
ejercerían un control a posteriori sobre el
22 Laboulaye, 2Sesión del 21 de junio de 1875,
ejercicio del mandato representativo, a
Annales de l’Assemblée nationale, t. 39, p. 86.
través de la no reelección de los represen-
23 Duguit, L., Traité du droit constitutionnel,
op.cit., t. 2, p. 500. 24 Kelsen, H.

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tantes que hubieran sustituido de forma “no es un proceso normativo o un proce-
más o menos absoluta al pueblo. En otras dimiento, sino algo existencial”. Tiene por
palabras, la libertad de opinión pública función “hacer visible y actual a un ser
constituiría “el contrapeso popular a la in- invisible con la intermediación de un ser
dependencia de los gobernantes”25. públicamente presente” y, más aún, “pro-
duce una manifestación concreta de un
La representación no está, además, in-
género superior de ser”27. Es indudable
trínsecamente unida al parlamentarismo.
que esta distinción se emplea con fines
No se puede ignorar que ciertos jefes del
más normativos que descriptivos, en la
ejecutivo se presentan como auténticos
que medida en que se pone al servicio de
representantes del pueblo o de la nación
una crítica del parlamentarismo y tiende a
y, muy a menudo, se les niega tal cualidad
promover una forma mixta de gobierno en
a los diputados electos, llegando incluso
la cual el Parlamento no debería ser sólo
a afirmar que estos últimos han sido ele-
legislador.
gidos por múltiples porciones del pueblo,
mientras que el jefe del ejecutivo, en la En definitiva, lejos de aclarar las nume-
medida en que es elegido por la integri- rosas significaciones que el concepto de
dad del pueblo en una sola vez, podría ser representación encubre, esta posición
considerado como el pueblo mismo. Esta ilustra, de forma paradigmática, cómo el
teoría de una representación-encarnación ejercicio del poder en el Estado moderno
o figuración del pueblo no es nueva. La no consigue deshacerse de la necesidad
única novedad consiste en asociar la con- de encontrar una justificación en relación
cepción mística a la electoral. Además, la con el concepto de representación.
elección tiene la virtud de poder conside-
rarse un mandato ya que el elegido, ge-
neralmente, ha hecho campaña sobre el
fundamento de un programa electoral. Al-
gunos constitucionalistas han intentado,
también, dar cuenta e, incluso, justificar,
tal presentación con la ayuda de la distin-
ción bien conocida entre Stellvertretung y
Repräsentation. En este sentido, para Carl
Scmitt, la Stellvertretung es la represen-
tación mediante mandato, la del derecho
privado, y es la misma que la que el parla-
mentarismo consiguió finalmente restau-
rar26. La Repräsentation, por el contrario,

25 Manin B., Principes du gouvernement repré-


sentatif, Paris, Calmann Lévy, 1995, p. 306.
26 Schmitt, C., Théorie de la Constitution en beneficio del principio de identidad inmedia-
(1928), Paris, PUF, 1993, traducción francesa L. ta que aparece como una evidencia indiscutible
Deroche, prefacio de O. Beaud, p. 355: « El dipu- para las grandes masas”.
tado se presenta como un agente que depende de 27 Ibid., pp. 347 y ss. y Beaud, O., “Repräsenta-
la organización de los electores y de los grupos tion y Stellvertretung: sur une distinction de Carl
de interés. La idea de Repräsentation desaparece Schmitt”, en Droits, nº 6, 1986, pp. 11-20.

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