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PRODUCTIVIDAD GLOBAL

La productividad global es un indicador de gestión que con mayor


exactitud nos va a decir cómo marcha la compañía, indicándonos si
se está llevando a cabo una buena administración de la empresa, la
posición respecto a la competencia, la aparición de cambios
positivos o negativo en cuanto a productividad, el grado de
adecuación del reparto de las tareas, la necesidad de adquirir
nuevos recursos materiales

Los resultados sobre la productividad global, bien evaluados, nos


permiten realizar un escáner completo de la eficiencia de la
organización; el problema radica en que su cálculo no es tan
sencillo como parece ‘a priori’, pues para obtener la mayor exactitud
posible hay que incluir aspectos intangibles y con diferentes
cuantificaciones en la fórmula.

A rasgos generales, mientras el índice de productividad de un


proceso es el cociente entre producción de este (generalmente
el trabajo) y el gasto o consumo del mismo, el índice de
productividad global se representa como la división de la
productividad y el consumo de todos los factores.

 Productividad (de trabajo) = Producción obtenida / Unidades de


factor trabajo empleadas
 Productividad Global = Producción obtenida / Factores utilizados

La tasa de variación de la productividad global


En el momento en el que se varíe alguno de los factores, contratando
más gente, reemplazando las máquinas o mejorando el precio de la
materia prima, por ejemplo, el resultado variará.

Esta evolución es lo que mide la tasa de variación de la productividad


global, que puede ser obtenida en términos absolutos (restando la
productividad global actual a la del periodo anterior) o relativos
(calculando el porcentaje de variación positiva o negativa entre
ambas etapas).
Ventajas de medir la productividad global
Los resultados sobre la productividad global, bien evaluados, nos
permiten realizar un escáner completo de la eficiencia de la
organización.
Gracias a este cálculo, los responsables de la empresa pueden
obtener información valiosa sobre la evolución del rendimiento de la
compañía a lo largo del tiempo, comparar su situación con otras
marcas del sector, descubrir los niveles de productividad individual
de cada trabajador, etc.

Sin embargo, el problema radica en que su cálculo no es tan


sencillo como parece ‘a priori’, pues para obtener la mayor exactitud
posible hay que incluir aspectos intangibles y con diferentes
cuantificaciones en la fórmula.

Complejidad de la productividad global


Aquí reside el quid de la cuestión, en saber trasladar todos esos
factores intangibles y heterogéneos a medidas cuantificables
homogéneas que permitan valorar tanto los resultados económicos,
como la influencia en los mismos de una cuidada cultura, una buena
relación con los stakeholders o un liderazgo consciente, por ejemplo.
De ahí la dificultad de conseguir un resultado exacto sobre la
productividad global.

Ahora bien, para conseguir los datos más precisos posible, es


importante incluir en el cálculo de la productividad global todos los
elementos que intervienen en el aumento o descenso de la misma.
En este sentido, además de las cifras puramente económicas, el
indicador debe tener en cuenta aspectos como:

 La innovación.
 La estructura y organización empresarial.
 El nivel de satisfacción y motivación del personal.
 La cultura organizacional y el ambiente de trabajo.
 El liderazgo
 La imagen de marca y reputación de la compañía

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