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Cuentan que una vez un curita, un sacerdote estaba predicando su sermón de semana
santa y estaba describiéndole a los feligreses los terribles sufrimientos de Jesús, y les
hablaba cómo lo habían torturado y golpeado y humillado. Claro, se ve que puso tanto fervor
que la gente empezó a conmoverse, a emocionarse y algunos ya lloraban a los gritos en la
iglesia, entonces, el sacerdote ya no sabiendo cómo seguir, dijo: “Bueno, hermanos, no se
pongan tan así, capaz que los latigazos no eran tan fuertes y los clavos eran chiquitos y esto
ha pasado hace mucho, anda sabé si es cierto o no es cierto”.
Y eso es lo que a veces uno se pregunta cuando lee los evangelios y lee la biblia, qué es
cierto, qué no es cierto, qué ha pasado, qué no ha pasado, qué cosas tienen un mensaje
teológico y qué no; y esto es importante, no para volvernos expertos en historia, que la
propia historia es lo de menos, sino para volvernos expertos en teología. Porque si hay datos
que sabemos que son históricos, bueno, están ahí para que sepamos historia, pero si hay
cosas que en la Biblia o en los evangelios que no han pasado realmente, sino que son
teología ya nos tiene que hacer abrir más los ojos y estar más alerta todavía, lejos de
descartar esos datos son a los que más les tenemos que prestar atención porque significa
que están para dejarnos un mensaje y, en definitiva, lo que tenemos que buscar son los
mensajes de la palabra de Dios.
Por eso, en este curso de 3 días sobre la pasión de Jesús centrándonos en Marcos y
viendo también a los otros evangelistas vamos a tratar de analizar esto, ver algunas escenas
de la pasión de Jesús y tratar de comprender qué han querido contar los evangelistas, qué es
lo que ha pasado y qué es lo que Jesús realmente habría vivido.
Los que ya han participado de algún curso conmigo ya saben que a mí no me molestan
las preguntas, así que cuando quieran levantan la mano, interrumpen y me preguntan lo que
quieran. Supongo que todo el mundo ha traído la Biblia para leerla. Ya estoy viendo caras de
nerviosos, no han traído la Biblia. A un curso bíblico sin Biblia, bueno.
¿Nadie, nadie tiene Biblia? Sí, ¡ah, bueno!, entonces ahí nos va a facilitar la lectura.