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Por eso tiene aplicación también a esta lengua lo que dijimos respecto
al hebreo. De modo providencial se convertía en vehículo sumamente
apropiado para hacer llegar al mundo con claridad el mensaje del
Evangelio.
En el koiné del Nuevo Testamento conviene, sin embargo, tener en
cuenta el substrato hebraico-aramea-cristiano que contiene.
Hay en el texto novotestamentario palabras hebreas o arameas que se
han transcrito literalmente al griego. Por ejemplo, abba, padre (Mr.
14:36; Ro.8:15); hosanna, salva ahora (Jn. 12:13); sfkera, bebida
alcohólica (Le. 1:15); Satán (2 Ca. 12:7), etc.
En otros casos, términos griegos expresan conceptos hebreos, lo que
debe tenerse muy presente en el momento de traducir o interpretar
ciertos pasajes. Puede servimos de orientación el vocablo rema. Los
escritores griegos lo habían usado para significar «palabra» o expresión
oral. Pero en la Septuaginta se emplea para traducir el término hebreo
dabar, que tenía un doble significado: palabra y asunto o
acontecimiento: este último es el que predomina.
En este sentido se usa en Le. 2:15: «Veamos esto que (to-
rematouto) ha sucedido.»
Algunas formas de expresión también son derivadas del hebreo:
«buscar la vida» de alguien (Mt. 2:20; Ro. 11:3); «aceptar la persona», en
el sentido de mostrar parcialidad (Le. 20:21; Gá, 2:6) o «poner en el
corazón» (Le, 1:66; 21:14; Hch. 5:4). Asimismo siguen la pauta hebrea
algunas formas de construcción gramatical.
Especial mención merece también el hecho de que no pocas palabras
griegas reciben en el Nuevo Testamento un nuevo significado.
Así parakaleó, que originalmente significaba «llamar» o «convocar»,
en el Nuevo Testamento expresa también las ideas de suplicar, consolar,
alentar, fortalecer. La palabra eiréné, como expresión de estado opuesto
al de guerra, es elevada por la vía del concepto hebreo (bienestar en su
sentido más amplio) hasta las alturas del bienestar supremo alcanzado
en la nueva relación que el hombre puede tener con Dios por la obra
mediadora de Cristo y mediante la fe.
Como hizo notar F. Bleek, «habría sido imposible dar expresión a
todos los conceptos e ideas cristianas del Nuevo Testamento si los
escritores se hubiesen limitado estrictamente a usar las
palabras y frases comunes entre los griegos con los significados que
normalmente tenían. Estas ideas cristianas eran totalmente
desconocidas para los griegos, por lo que no habían formado frases
adecuadas que pudieran darles expresión».
Este hecho hace necesario que el intérprete del Nuevo Testamento
esté en condiciones de conocer no sólo el significado original o corriente
del léxico griego, sino también los nuevos matices adquiridos por
muchas palabras como herencia del pensamiento hebreo y por
imperativo de los nuevos conceptos surgidos con el cristianismo.
Lo expuesto sobre la importancia del dominio de las lenguas
originales tiene especial aplicación a los especialistas en exégesis.
Evidentemente son muchos los estudiantes, pastores y predicadores
ocupados en la exposición de la Escritura que nunca llegan a alcanzar tal
conocimiento. Pero no por eso deben renunciar al trabajo necesario
para aproximarse tanto como les sea posible al texto original y a las
peculiaridades lingüísticas que inciden en la determinación de su
significado. En la actualidad existen diccionarios, concordancias" y
comentarios exegéticos que, usados con discernimiento, pueden ayudar
a conseguir resultados muy satisfactorios.
AUTENTICIDAD DEL TEXTO