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CONSIDERACIONES SOBRE MORAL

MASÓNICA.

AL.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.
CONSIDERACIONES SOBRE MORAL
MASÓNICA
TEMARIO.
I) MARCO FÁCTICO.
II) CÓDIGO MORAL MASÓNICO.
III) LOS MANDAMIENTOS BÍBLICOS.
IV) LIBERTAD DE ELECCIÓN DE LAS NORMAS
MORALES.

V) NECESIDAD DE CONTAR CON PLANES DE


MEJORA PERSONAL.
VI) MORALIDAD, ESPIRITUALIDAD Y FELICIDAD.
VII) EPÍLOGO.

I) MARCO FÁCTICO.
Los asuntos morales y espirituales (Junto a los políticos) han
sido las principales causas de los enfrentamientos y las
divisiones de los masones a lo largo de su extensa historia.
Lamentablemente, las disputas habidas dieron lugar a la
formación de Órdenes, Logias y Ritos carentes de los
atributos esenciales de la masonería.

Dicho más claramente, originaron la creación de estructuras


destinadas a responder a criterios contrarios a la naturaleza
masónica y que, por ende, aunque se promocionen como
masonería no lo son. Y no son masonería, simplemente,
porque sus actividades resultan inútiles para llevar a cabo el
verdadero trabajo masónico, el que distingue y da razón de
ser al Arte Real.

Lo expuesto, seguramente, hará que el lector se pregunte


¿Qué sentido y alcance se le da aquí al concepto Arte Real?

En consecuencia, ante la necesidad de dar una respuesta


sucinta a ese complejo asunto, diré:

El Arte Real (Masonería Occidental, Regular y Auténtica) es


un proceso iniciático, progresivo y continuo de mejora
personal, destinado a alcanzar la plena evolución del hombre
(como individuo) y de la humanidad (como conjunto) a
través de la restauración o regeneración de la naturaleza
humana.

Con esa finalidad el Arte Real como sistema ha procurado


desde su creación hasta la actualidad la obtención de los
siguientes objetivos específicos:

Objetivo Moral: La perfección humana;

Objetivo Religioso: La divinización de ser -la unión en este


mundo del Espíritu Divino con el espíritu humano- y la
salvación del alma para la eternidad; y

Objetivo Social: El progreso de la humanidad mediante la


superación de sus integrantes.
Aclarado el punto se hace imprescindible efectuar una breve
referencia a las diferencias que terminaron originando la
pseudo-masonería aludida al comienzo. En especial porque
los conflictos ocurridos han tenido profundas repercusiones
en las posiciones éticas que cada uno de los bandos en puja
terminó validando.

Para una mejor comprensión de lo expuesto anticiparé


que en la actualidad las estructuras efectivamente lideradas
por los masones ingleses continúan sosteniendo una
moralidad religiosa; entroncada en un trabajo masónico en el
que juega un papel preponderante el G.·.A.·.D.·.U.·., Su
Gracia, la espiritualidad teísta de los obreros y las buenas
obras como culto primordial a la Divinidad. Mientras que en
la actividad desarrollada bajo subordinación a los "masones"
franceses se adhiriere a una moralidad laica en la que todo
queda reducido al plano natural y al imperio del ser humano
en un escenario de fuerte relativismo filosófico.

Así la moral que impulsa la masonería inglesa gira dentro de


la esfera teocéntrica y la moral utilizada por la disidencia
francesa transcurre en la órbita antropocéntrica.

Hechas las aclaraciones del caso, resumiré en muy grandes


rasgos el derrotero que ha tenido la división de la masonería
en regular (Inglesa) e irregular (Francesa). Y expondré la
falsificación que en ocasiones ha tenido por víctima a la
primera de las nombradas y a muchos de los HH.·. enrolados
en sus filas.
En los comienzos de la masonería especulativa de occidente
no cabe duda alguna que ésta continuó adhiriendo a la
espiritualidad judeo-Cristiana de la masonería operativa y
que la Biblia fue la fuente de sabiduría que guio la redacción
de sus rituales, la elección de sus símbolos y la elaboración
de sus cuadros de grados, convirtiéndose a su vez en el eje
rector de la conducta masónica.
También la Biblia fue constituida en el Volumen de la Ley
Sagrada por los ritos que comenzaban a crearse y distinguida
como la primera y la más importante de las Tres Grandes
Luces que iluminaban simbólicamente a las Logias y a la
Franc-Masonería.
Para verificar el vínculo original de la Masonería
Especulativa Occidental -en general- y del R.·.E.·.A.·.A.·. -
en particular- con la Biblia basta con recordar que las
palabras ritualistas más importantes han sido tomadas de ese
Libro Sagrado y que todas ellas aparecen en los textos
bíblicos vinculadas con profundas cuestiones teológicas y
morales. Asimismo, que la mayoría y las más importantes
alegorías pedagógicas han sido igualmente extraídas de las
Sagradas Escrituras. (Por razones de discreción no ampliaré
el tema aquí, dejando que cada H.·. aborde la cuestión desde
su respectivo Gra.·.).
Pues entonces me contentaré con citar dos ejemplos de
dominio público. Uno es el de los nombres Boaz y Jakim
que distinguían a las dos columnas externas del Templo de
Salomón, conforme los textos bíblicos, y que
también identifican a las dos grandes columnas de los
templos masónicos y se les asigna singular importancia en la
ritualidad empleada. Y el otro es el de la Escalera de Jacob,
cuya simbología también ha sido tomada de un relato de la
Biblia.
En ese contexto no es de extrañar que en consonancia con la
reorganización de la masonería en 1717 se haya elaborado y
puesto en práctica un Código Moral Masónico fundado en
las enseñanzas del Antiguo y del Nuevo Testamento; cuerpo
normativo que luego de acreditar su utilidad durante un
prolongado lapso fue institucionalizado mediante su
aprobación en el Convento de Lausana, Suiza, en el año
1875.

Con lo cual, tanto en 1717 como en 1875 la masonería


simbólica ratificó la espiritualidad teísta que había recibido
de la masonería operativa de occidente. Vale la pena
recordar que la ciencia masónica en occidente nació en la
edad media como resultado de la estrecha interacción que
hubo entre los monjes cristianos y los gremios de
constructores, con motivo de las conveniencias mutuas que
generaban las edificaciones de las grandes catedrales y
abadías características de ese período histórico.

La religiosidad original, a pesar de ser un elemento esencial


de la masonería creada en el poniente, tener varios siglos de
antigüedad y ser aceptada en el simbolismo durante más de
150 años, fue severamente controvertida por diversos
sectores ideológicos de origen francés visceralmente
enfrentados a la espiritualidad judeo-cristiana.

Así: "... En el Convento Anual del Gran Oriente de Francia


de 1877 se planteó la primera gran cuestión al ponerse en
discusión la posición tradicionalista. ¿Es imprescindible
para el desarrollo del trabajo masónico que éste se realice
en todas las logias 'A la gloria del Gran Arquitecto del
Universo'? ¿No cumpliría la masonería más cabalmente su
función de Centro de unión incorporando a todos aquellos
que lo deseen al margen de su concepción metafísica,
espiritualista, materialista o agnóstica? Ésta fue la cuestión
suscitada, y la que dio lugar a la creación de un nuevo rito
masónico que se incorporaba a los demás, pero que a
diferencia de los otros suprimía la invocación al Gran
Arquitecto del Universo. A partir de ese momento, las
Logias del Gran Oriente de Francia podían practicar sus
ritos tradicionales o el nuevo rito. Cuando el Gran Oriente
se reuniera ritualmente lo haría siguiendo el nuevo Rito, por
ser el más laso de todos ellos en cuanto a sus implicaciones
metafísicas." [1]

En concordancia con lo allí resuelto nació en ese mismo año


(1877) el Rito Francés Moderno. Fue el primero en asumir el
carácter laico y, con ello, también el primero en apartarse
abiertamente de la auténtica masonería.

El cambio introducido en la ritualidad no significó una mera


formalidad, ni la separación que generó fue una simple
escisión burocrática; se trató de una verdadera catástrofe que
hizo desaparecer a buena parte de la masonería tras el
abandono de sus elementos constituyentes.

"A partir de entonces se estableció una nueva y


trascendental división en la masonería universal, pasando
en adelante el conjunto de obediencias a denominarse
«regulares» o «irregulares». Las primeras, englobadas en lo
que ha venido conociéndose como dependientes de la
masonería anglo-sajona, se caracterizaban por mantenerse
dentro de la más estricta ortodoxia andersoniana, por
prohibir rigurosamente hablar en las logias de temas
políticos y religiosos y por admitir en su seno sólo a varones
que creen en Dios y en la inmortalidad del alma. Esta
masonería "regular", representada principalmente por la
Gran Logia de Inglaterra, tiene una presencia mayoritaria
en países anglosajones y cuenta también con importantes
asentamientos en países latinos."
"Las segundas o "irregulares", seguidoras con mayores o
menores matices de los ejemplos belga y francés,
denominada también inexactamente masonería latina, se
caracterizaron por permitir en sus templos el debate político
(no necesariamente partidista) y religioso y, por iniciar y
afiliar agnósticos y ateos. Dentro de la masonería irregular
se situaron también aquellas obediencias que dieron entrada
a la mujer en los trabajos de logia."

"La compleja situación creada por el nacimiento de las


obediencias irregulares, ha perdurado hasta nuestros días.
Incluso la Gran Logia de Inglaterra, sólo se ha limitado a
exigir la ortodoxia formal de las obediencias que auspicia y
ha cerrado los ojos, con demasiada frecuencia, a las
realidades socio-ideológicas de las mismas. Dicha
corruptela ha dado lugar a que muchas obediencias, tenidas
oficialmente por regulares (especialmente establecidas en
países de la Europa Meridional y de Iberoamérica), estén
impregnadas de un espíritu anticlerical y laicista, contrario,
sin duda, a la neutralidad político-religiosa exigida por las
Constituciones de Anderson." [2]

Los masones creyentes en un Dios Creador y Providente


sabemos que cuando en los nuevos ritos se omite invocar al
G.·.A.·.D.·.U.·. (o en los ritos antiguos desvirtuados se lo
hace como una simple formalidad carente de fe, amor y
veneración) el Espíritu del Altísimo rechaza la dirección de
los trabajos y se mantiene alejado de los templos, quedando
el terreno libre para la acción del príncipe de las tinieblas.
De la misma manera comprendemos que, como
consecuencia de las modificaciones y las desviaciones
producidas, una gran parte de los obreros que se incorporan a
los talleres son notoriamente perjudiciales para la
conformación de Egrégores aptos para la labor masónica.

Lo cierto fue que con las nuevas estructuras pseudo-


masónicas, (tanto las declaradamente laicas como las que
adoptaron un laicismo encubierto), se arrasaron los
Landmarks demarcatorios de la auténtica masonería. Y de
esta forma se adulteró la masonería, usurpándose su nombre
para la realización de actividades multipropósito que se
hallan fuera de los límites que circunscriben y dan forma al
trabajo masónico, a su religiosidad, a su espiritualidad, a su
moralidad, a los objetivos que persigue y a la manera de
concretarlos.

En el estricto rigor de los hechos, hoy nos encontramos con


estructuras masónicas irregulares y regulares falsificadas
que se dedican a rejuntar sujetos provenientes de distintas
corrientes de pensamiento y carentes de un elemento
aglutinador, como lo es la fe teísta en la masonería regular
auténtica.

Suman en sus logias personas con convicciones ateas,


agnósticas, politeístas, deístas, panteístas, espiritistas,
satanistas y de la New Age, entre otras que pudieren
presentar los candidatos.
Sin mucho esfuerzo se advierte que el principal punto en
común que tienen esas doctrinas -sino el único- es el de
plantear premisas contrarias a la Espiritualidad y la
Moralidad Judeo-Cristiana que dio vida a la masonería de
occidente y la acompañó durante siglos.

Y que ese "melange" ideológico elimina la posibilidad de


que bajo un mismo techo se pueda transmitir cualquier
enseñanza seria y coherente en materia espiritual y moral.

Los resultados están a la vista y hoy nos encontramos con


Órdenes que han eliminado su naturaleza iniciática,
esotérica, religiosa y hasta filosófica, para abocarse a
tareas propias de: Organizaciones Solidarias, Centros de
Jubilados, Reuniones de Solos y Solas, Clubes Sociales,
Espacios Terapéuticos para la Salud Mental, Partidos
Políticos, Ámbitos de Negocios, grupos de operadores en el
proceso de reingeniería social y sectas conspirativas contra
las religiones que defienden valores opuestos a los intereses
de los poderes económicos internacionales; además de otros
menesteres que omitiré considerar para no cometer la
estupidez de convertirme en altavoz de los enemigos
externos; si aún quedara alguno.

Para empeoramiento de la ya de por sí grave situación, la


masonería irregular y la regular adulterada abrieron en sus
casas el debate político y religioso, lo cual, como era de
preverse, trajo lamentables consecuencias con un fuerte
impacto negativo en los planos masónico, fraterno, espiritual
y moral. (El desarrollo de este trascendente asunto excede la
finalidad y la extensión prevista para el presente)

Como si el daño ocasionado con la desnaturalización del


Arte Real fuera poco, esas masonerías apócrifas también
generaron las condiciones para dar entrada en sus filas a
impulsores del Nuevo Orden Mundial, junto a un gran
número de idiotas útiles que se suman para
difundir doctrinas contrarias a los auténticos valores y
principios masónicos.

Así nos encontramos con que hay empadronados como


masones sujetos que militan animadamente en favor de la
"Reingeniería Social" en curso, a pesar que los drásticos
cambios que está produciendo en las sociedades
posmodernas resultan moral y masónicamente inadmisibles.

Las modificaciones en los valores que el poder global está


forzando, como es de público y notorio conocimiento, llevan
a: "Desintegrar a las familias tradicionales, quitándoles el
carácter de células sociales fundamentales", "Imponer la
Identidad de Género" (Leyes coercitivas para los adultos y
modelado del pensamiento para las criaturas), "Exaltar la
homosexualidad, el lesbianismo, la bisexualidad, la
transexualidad y el travestismo", "Promover un feminismo
irracional", "Denigrar la masculinidad", "Priorizar en las
adopciones los supuestos derechos de los adoptantes por
sobre los derechos de los adoptados", "Causar un reducción
drástica de la población mundial" "Legalizar los asesinatos
en los vientres de las madres", "Diosificar el dinero",
"Alentar un consumismo desenfrenado", "Implantar la
dictadura del mercado", "Eliminar las Religiones Teístas",
"Aniquilar el albedrío, impidiendo la capacidad de pensar
libremente que le es inherente" y, por supuesto, "Destruir a
la Verdadera Masonería".

En consecuencia, las falsas masonerías terminan


favoreciendo el proyecto de un poder económico dominante
que actúa sobre la anulación de la naturaleza espiritual del
ser humano y el abatimiento de la dignidad y la libertad que
le son propias.
Cualquiera fuera la interpretación que se haga de los hechos
descritos previamente, a nadie escapará que el "Nuevo Orden
Mundial" del que tanto se habla en estos días jamás podrá ser
completamente implantado mientras prevalezcan como
valores colectivos la Espiritualidad y la Moralidad Bíblica y
los Principios Masónicos Tradicionales; tal como deben ser
entendidos.

Respecto de las responsabilidades personales que se derivan


por la existencia de estructuras masónicas irregulares y
regulares adulteradas, es justo considerar que muchos
hermanos desconocen la realidad que viven. Otros la
comprenden en toda su magnitud y se quedan a dar batalla
en defensa del Arte Real, sabedores de que está en peligro de
extinción. También están los que abandonan la
masonería agotados por los conflictos internos, las
provocaciones personales y los ataques a las fes que
profesan. Y los que simplemente se van buscando mejores
alternativas para su desarrollo interior. Por último, y en gran
cantidad, los hay también maliciosos. Me refiero a los que
actúan con plena conciencia del daño que causan, los que
buscan deliberadamente la desaparición de las
espiritualidades teístas y, con ella, de la auténtica masonería
occidental. Estos sujetos son los verdaderos y más temibles
enemigos de la masonería; los que desde adentro intentan
destruir su esencia y apoderarse de sus valiosas estructuras
para utilizarlas en asuntos profanos de variada índole.
Volviendo al Código de Moral Masónico antes
mencionado queda por señalar que a partir de lo resuelto en
el Convento Anual del Gran Oriente de Francia de 1877 la
masonería gala comenzó a impulsar versiones alternativas a
la tradicional. En ellas se desvirtuó su contenido original al
punto de hacerse desvanecer la posición teísta seguida desde
un comienzo por la ortodoxia. En algunos códigos se
eliminó lisa y llanamente la referencia al G.·.A.·.D.·.U.·., en
concordancia con el hecho de que en muchos de los talleres
irregulares se Lo dejó de invocar.

En cuanto a las masonerías regulares adulteradas, para


disimular sus apartamientos del clásico teísmo, pasaron a
utilizar extractos del código moral original en lugar de
modificar su texto. De éste modo hicieron desaparecer las
partes en que se hace referencia al Dios Creador y
Regulador, sin que la maniobra sea advertida por los lectores
poco informados.

Gracias al Todopoderoso la masonería regular auténtica


todavía sigue transmitiendo las normas morales de siempre,
redactadas a partir de las enseñanzas del Libro de la Ley
Sagrada y los antiguos Landmarks. (Entre estos: La fe en un
Dios Único, Creador y Providencial, la Esperanza en la
Inmortalidad del Alma y la Masculinidad de los miembros
de la Orden).

II) CÓDIGO MORAL MASÓNICO.


A continuación incluyo dos versiones del Código Moral
Masónico, de acuerdo con el lineamiento teísta tradicional.

A) Una versión del Código Moral Masónico. [3]


B) Otra versión más detallada del Código Moral
Masónico.

* Adora al Gran Arquitecto del Universo.

* Conserva tu alma pura; de modo que, a toda hora, se


pueda presentar delante de Dios libre de todo reproche.
* El Gran Arquitecto del Universo es el que sondea nuestros
corazones. Es Él, sólo Él, quien puede juzgar su obra,
apreciar su arrepentimiento ante las faltas y perdonarlo.
* El verdadero culto que se da al Gran Arquitecto consiste,
principalmente, en las buenas obras.
* Si Dios te da un hijo, dale gracias; pero tiembla por el
depósito que te confía, porque tú serás para ese niño la
imagen de la Divinidad. Haz que hasta los diez años te
obedezca, hasta los veinte te ame y hasta la muerte te
respete. Hasta los diez años se su maestro, hasta los veinte
su padre y hasta la muerte su amigo. Piensa en darle buenos
principios y bellas maneras; incúlcale rectitud esclarecida y
honestidad sin tacha.
* Ama a tu prójimo como a ti mismo.
* En la senda del honor y de la justicia está la vida más el
camino extraviado conduce a la muerte.
* Haz el bien por amor al bien mismo.
* El corazón de los sabios está donde se practica la virtud, y
el corazón de los necios donde se festeja la vanidad.
* Estima a los buenos, ama a los débiles, aléjate de los
malos, pero no odies a nadie.
* Huye de los impíos, porque su casa será arrasada, más las
tiendas de los justos florecerán.
* No adules a tu hermano para no corromperlo y no
permitas que te adulen para que no te corrompan.
* Escucha siempre la voz de tu conciencia.
* Practica la caridad.
* Respeta al viajero nacional o extranjero y ayúdale, pues su
persona debe ser sagrada para ti. Cuando a tu vez seas
extranjero, no abuses de esa circunstancia pretendiendo
mayores consideraciones que las de la justicia.
* Evita las querellas, prevé los insultos, deja que la razón
sea tu guía.
* No seas ligero en airarte, porque la ira reposa en el seno
del necio.
* Detesta la avaricia, pero administra tus bienes materiales
con cuidado, para que a tu vejez sustenten tus necesidades,
protejan a tu familia y puedas ayudar a tus Hermanos en
desgracia.
* Glorifica tu trabajo.
* Si te avergüenzas de tu destino, tienes orgullo; piensa que
aquel ni te honra ni te degrada; el modo con que cumplas te
hará uno u otro.
* Elige bien tus lecturas y aprovéchalas; observa a los
mejores e imítalos; ora y medita, conócete a ti mismo y
examínate con frecuencia, ocúpate siempre en el bien de tus
hermanos y trabajarás para ti mismo.
* Conténtate de todo, por todo y con todo lo que no puedas
mejorar con tu esfuerzo. Pero cuando te sientas capaz de
hacerlo, pon todas tus facultades en la tarea.
* No juzgues ligeramente las acciones de los hombres; no
reproches y antes de apreciar sus obras procura conocer
bien sus intenciones. Si debes hacer una corrección fraterna
hazla en privado. No critiques sin ánimo constructivo y si no
puedes aprobar cállate. No hables mal de tus hermanos.
* Se entre los profanos libre sin licencia, grande sin orgullo,
humilde sin bajezas; y entre los hermanos, firme sin ser
tenaz, severo sin ser inflexible y sumiso sin ser servil.
* Habla moderadamente con los grandes, prudentemente
con tus iguales, sinceramente con tus amigos, dulcemente
con los niños, pacientemente con los ancianos y eternamente
con los pobres.
* Sé el padre de los pobres: Cada suspiro que tu dureza les
arranque, será una maldición que caerá sobre tu cabeza.
* Parte con el hambriento tu pan y cuando vieses al desnudo
cúbrelo, no desprecies tu carne en la de ellos.
* Justo y valeroso defenderás al oprimido, protegerás al
inocente, sin reparar en los servicios que prestares.
* Cuídate de no esparcir doctrinas que enloquezcan a las
masas o las dejen indefensas frente a un mal mayor que el
que quieres ayudar a erradicar.
* Respeta a las mujeres, no abuses jamás de su debilidad y
mucho menos pienses en deshonrarlas.
* Exacto apreciador de los hombres y de las cosas, no
atenderás más que al mérito personal, sean cuales fueren el
rango, el estado y la fortuna.
El día en que estas máximas se generalicen, la especie
humana será feliz y la Francmasonería habrá terminado su
tarea y cantado su triunfo regenerador.
III) LOS MANDAMIENTOS BÍBLICOS.
Aunque parezca una obviedad, estimo necesario comenzar
este punto resaltando que los mandamientos contenidos en
las Sagradas Escrituras son puntos de estudio ineludibles
para todos aquellos que estén verdaderamente
comprometidos con la búsqueda de la perfección humana.
Son excelsas normas morales que han mostrado durante
miles de años su aptitud para ordenar la conducta humana.
Conforman un compendio de sabiduría atemporal que si
fuera razonablemente empleado liberaría a la humanidad de
las miserias y las incesantes en las que se halla sumergida.
Con los mandamientos rigen su comportamiento -o intentan
hacerlo- los profesos cristianos, los judíos creyentes y
muchas otras personas que, sin practicar religiones bíblicas,
los eligen como código moral. Por supuesto, un gran número
de masones adhieren a esta clásica opción ética.
Los diez mandamientos se presentan en el Libro de la Ley
Sagrada como la Ley Moral Prescrita por Dios y comunicada
al pueblo a través de Moisés.
Los Diez Mandamientos de la Ley de Dios.
1º Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2º No tomarás el nombre de Dios en vano.
3º Santificarás las fiestas.
4º Honrarás a tu padre y a tu madre.
5º No matarás.
6º No cometerás actos impuros.
7º No robarás.
8º No darás falso testimonio ni mentirás.
9º No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10º No codiciarás los bienes ajenos.
Con el advenimiento de Jesucristo esos diez mandamientos
adquieren su plenitud, resumiéndose en dos que iluminan al
resto y se convierten en los principios rectores del
comportamiento ético.
<AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS Y AL
PRÓJIMO COMO A TI MISMO>.
Del análisis comparado de esos dos mandamientos
evangélicos con el Código Moral Masónico surge que éste
fue estructurado sobre la base de aquellos. Así vemos que el
Cód.·. Mor.·. Mas.·. prescribe el Amor al G.·. A.·. D.·. U.·. y
el amor al prójimo y en torno a ellos legisla una serie de
reglas morales que describen las conductas esperables en los
masones, sirviéndoles para orientar sus decisiones en la vida
real.
IV) LIBERTAD DE ELECCIÓN DE LAS NORMAS
MORALES.
A pesar de ser el Libro de la Ley Sagrada la primera entre las
luces mayores de la masonería regular de occidente, para el
masón los Mandamientos no son una legislación ética de uso
obligatorio. Tampoco lo es el Código Moral Masónico, ni
ningún otro ordenamiento moral.
Por lo tanto, la elección de la ley moral que se adopte para
ceñir la conducta personal responderá a las íntimas
convicciones de cada hermano. Así se podrá optar
libremente por los aludidos Mandamientos Bíblicos, o por
las normas morales de otro Libro Sagrado o, incluso, por las
prescripciones resultantes del empleo del Sistema Kantiano
de Moral u otros procesos intelectuales aptos para
confeccionar una normativa moral objetiva que sea eficiente
para la búsqueda del bien.

Sí se deberá evitar que las normas éticas que se seleccionen


vulneren los Landmarks, las reglamentaciones de las
Órdenes y los usos y costumbres masónicas que transmiten
las tradiciones.
También se podrá optar por prescindir de la utilización de
una normativa moral específica. Al valorar esta posibilidad
se deberá tener en cuenta que existe una extensa lista de
antecedentes que nos muestran que quienes optan por esta
alternativa generalmente obtienen un desempeño ético
menos que mediocre.
Existe una extensa experiencia que demuestra que las
personas que transitan por esta vida sin la aceptación y el
acatamiento de un código ético objetivo terminan asumiendo
criterios acomodaticios que derivan en acciones inmorales y,
por ende, impropias de un buen masón.
Esos criterios de máxima amplitud encuentran su
justificación en que la imposición de códigos éticos
determinados, cualesquiera que fueren, los convertiría en
dogmas no contemplados en los Landmarks. Y, por ende,
una obligación en tal sentido restringiría indebidamente el
derecho de los HH.·. a elegir las normas morales por las que
reglarán sus conductas.
Cualquiera sea el camino que se elija, resultará esencial que
la conducta del masón jamás quede condicionada por las
modas impuestas por la manipulación mediática o la
vulgaridad de los entornos profanos.
Sin perjuicio de lo dicho, a la hora de planificar la forma de
guiar nuestra moralidad personal y social considero
importante tener presente:

A) Los Mandamientos de las Sagradas Escrituras se han


mostrado eficientes durante miles de años para orientar
moralmente la conducta humana y el Código Moral
Masónico acreditó ser un complemento de gran utilidad a la
hora de interpretar y aplicar el Decálogo Bíblico.
B) El esforzarse por ajustar el comportamiento personal a un
código moral eficiente ayuda a evitar incurrir en acciones
impropias causadas por pragmatismos oportunistas, impulsos
viciosos o intereses personales o sectoriales contrarios al
bien común.
C) La Ley Moral Natural (Disposición presente en el ser
humano que le permite conocer el bien y el mal) por sí sola
resulta insuficiente para garantizar la corrección en el obrar,
máxime cuando desde hace extensos periodos se ha estado
ejerciendo una potente manipulación social destinada a
anular las libertades de pensamiento y de conciencia en los
integrantes de las masas. (Condicionamientos que, en mayor
o menor, medida afectan a todos los miembros de la "Aldea
Global")
D) A menor conocimiento de la disciplina ética, mayor
necesidad de adoptar un código moral clásico que haya
probado su idoneidad para regular las conductas humanas;
dejando las posibilidades que ofrece la ética Kantiana para
los expertos en el tema. (Además, repárese en que muchos
especialistas descartan igualmente el sistema Kantiano en
pos del método Aristotélico-Tomista u otras antiguas
propuestas plenamente vigentes).
E) Son poco confiables las personas que dejan librada su
“moralidad” al fluir espontáneo de decisiones improvisadas,
las que inevitablemente le impedirán sostener en el tiempo
un desenvolvimiento ético respetable.
F) Los individuos que cuando la justicia se los reclama son
incapaces de elegir para ellos mismos la peor parte, jamás
alcanzarán una dimensión ética elevada. En consecuencia,
claudicarán moralmente en sus desempeños personal,
familiar y profesional y, por supuesto, también fallarán en el
ámbito masónico.
G) Los MM.·. desarrollados saben que deben viajar hacia el
centro, han comprendido que al centro sólo es posible llegar
por la senda del comportamiento moral y asumen que cada
uno es responsable de tomar los recaudos necesarios para
tener una travesía exitosa.

En síntesis: Los masones, como parte del proceso de


evolución personal, debemos determinar con precisión
cuáles son nuestras obligaciones morales y tratar de
observarlas meticulosamente.

Al respecto, considero que los Mandamientos Bíblicos y el


Código Moral Masónico que los complementa son las
normas morales por excelencia y las que más nos ayudarán a
obtener el bien con nuestras acciones.

V) NECESIDAD DE CONTAR CON PLANES DE


MEJORA PERSONAL.
El desarrollo de la capacidad para hacer el bien y evitar el
mal requiere una fuerte voluntad de superación, un vivo
espíritu trascendente y la capacidad para proyectar y ejecutar
las labores necesarias para erradicar los vicios y fomentar las
virtudes. Además de la Gracia del Altísimo, que siempre es
imprescindible para alcanzar los objetivos perseguidos.

Y las tareas que demanda suelen ser espontáneamente


relegadas, porque obligan a las personas a salir de sus zonas
de confort, resignar parte de sus prerrogativas y tomar
riesgos que jamás amenazan a los sujetos de escasa
moralidad.
En relación con la auto elaboración de un programa de
capacitación destinado a elevar la dimensión ética,
encontrarán a continuación una serie de preguntas
“orientativas”.

Considero que de las respuestas que se obtengan surgirá


información preliminar valiosa para quienes estén
interesados en acometer la tarea.
Cuestionario:
¿Mi desarrollo moral se compadece con mi condición de
M.·.? ¿Cómo llego a esa conclusión?

¿Ejecuto acciones o poseo motivaciones que justifiquen


reproches desde el punto de vista moral, en los distintos
ámbitos y actividades en que me desenvuelvo? En su caso,
¿Cuáles son puntualmente esos reproches? ¿Qué cambios
debo hacer para solucionar las deficiencias en mis conductas
o en las causas que las impulsan?
¿Me conozco suficientemente? ¿Cómo alcancé ese
autoconocimiento? ¿Utilicé los métodos apropiados para mí?
¿Quedé satisfecho con el resultado alcanzado? ¿Debo
profundizar en este asunto?
¿He identificado con precisión mis defectos, clasificándolos
por clase y gravedad? ¿He programado un método de trabajo
para erradicarlos atendiendo a la naturaleza de los vicios y a
las prioridades que demandan las circunstancias?
¿Qué opinan de mí las personas con las que interactúo?
(Familiares, HH.·., amigos, compañeros de trabajo, Etc.).
¿Siento afecto por ellos? ¿Los trato con respeto y
consideración? ¿Evito hablar mal de ellos?
¿Estoy debidamente formado en materia moral? ¿Debo
profundizar mis conocimientos? ¿Sé cómo hacerlo?

¿Soy humilde o la soberbia me juega una mala pasada?


¿Creo que el sólo hecho de haber ingresado a la masonería
me ubica moralmente por sobre las personas no iniciadas?
¿Aprovecho los conocimientos de los sabios profanos y me
valgo de sus enseñanzas en materia ética o un sectarismo
malsano e irresponsable me restringe a una formación
masónica?

¿Me valgo del "benchmarkin ético" como herramienta de


mejora personal? Es decir, ¿Me comparo con individuos de
condición moral superior y trato de elevar la mía siguiendo
sus ejemplos?

¿Aprovecho la sinergia que produce el crecimiento


simultáneo de las dimensiones moral y espiritual?
¿Los grupos que integro favorecen o perjudican mis
objetivos de crecimiento personal? ¿Debo hacer cambios al
respecto? En caso afirmativo, ¿Cuáles?
¿Tengo un plan de trabajo para mejorar mi performance
moral? En caso afirmativo: ¿Lo cumplo de manera
comprometida? ¿Analizo los resultados que voy alcanzando?
¿Tengo un plan de trabajo para elevar mi espiritualidad? En
caso afirmativo: ¿Lo cumplo de manera comprometida?
¿Analizo los resultados que voy obteniendo?

¿Estoy satisfecho con los avances que estoy logrando o


debería buscar ayuda?

VI) MORALIDAD, ESPIRITUALIDAD Y FELICIDAD.


Como complemento de lo dicho, considero importante
resaltar la sinergia que produce elevar la moralidad en forma
conjunta con la espiritualidad.
Y, asimismo, aseverar con total convicción que el desarrollo
a niveles trascendentes de ambas dimensiones (moral y
espiritual) es la única llave capaz de abrir la puerta de la
felicidad en este mundo y para toda la eternidad.

La verdadera masonería sabe muy bien que el hombre sólo


puede ser feliz con Dios y a través de Dios, por eso no duda
en reconocerse religiosa sin asumir el rol de una religión que
es impropio a su esencia.

Me apena y rebela que haya Órdenes formalmente regulares


que enseñen y transmitan una <Masonería Terráquea>,
condenándola y limitándola a un plano natural incompatible
con los verdaderos objetivos del Arte Real. Asimismo, que
engañen a sus miembros menos formados haciéndoles creer
que podrán ser felices por medios meramente humanos.

El hombre es el único animal de naturaleza espiritual y sólo


puede hallar la felicidad en la dimensión espiritual, más
concretamente en la unión de su espíritu con el Espíritu del
Altísimo. Esa es la razón por la que inexorablemente fracasa
cuando busca la felicidad en el plano material, es decir
transitando a su manera el mismo camino que las demás
especies del reino animal.

No obstante, los manipuladores sociales han logrado


construir un estado aspiracional de "felicidad animal" que
moviliza a las masas tras un insensato e insaciable
hedonismo.
En el sentido correcto y a fin de testimoniar sobre la
trascendencia que adquiere el vínculo con Dios para el
trabajo masónico y la felicidad de sus obreros, me valdré de
una bella y antigua oración empleada para la apertura de los
Trabajos en el Rito Escocés (Francia, siglo XVIII).
En ella se hace manifiesta la necesidad de abordar
coordinadamente los planos morales y espirituales. Y se
ilustra sobre como la auténtica masonería enseña que la
única felicidad posible está en la comunión con el
G.·.A.·.D.·.U.·. y que el hombre sólo la puede alcanzar por
el camino de la moralidad, la fe y la Gracia Divina.
La Única Fuente de Felicidad.
Gran Arquitecto del Universo,
Ser Eterno e Infinito,
Que eres la bondad, la justicia y la verdad.
¡Oh Tú! Que mediante tu Palabra todopoderosa e invencible
Has dado el ser a todo lo que existe,
Recibe el homenaje que los HH.·. aquí reunidos en Tu
presencia
Te ofrecemos por nosotros y por la Humanidad.
Acude y dirige Tu mismo los trabajos de la Orden
Y los nuestros en particular.
Dígnate conceder a nuestros propósitos un final feliz,
A fin de que el Templo que hemos proyectado elevar a Tu
Gloria
Estando asentado sobre la Sabiduría,
Decorado por la Bondad,
Y sostenido por la Fuerza, que proceden de Ti,
Constituya una jornada de paz y de unión fraternal,
Un refugio para la virtud
Y una impenetrable muralla para el vicio
Y santuario para la Verdad;
Para que podamos todos encontrar allí la verdadera
felicidad
Pues así como Tú eres el Único principio
También Tú eres el final por toda la eternidad.
Que así sea.

VII) EPÍLOGO.
Expuestos en el desarrollo precedente los objetivos
primordiales de la masonería auténtica -y aunque sea una
verdad de Perogrullo- habré de explicitar aquí que la
condición de masón no produce avances morales milagrosos,
como parecería ser que creen algunos.

Si se pretende obtener una mejora personal significativa es


imperioso labrar la piedra a la luz de la Gracia de Dios y
hacerlo con inteligencia, esfuerzo, perseverancia y técnica.
El crecimiento personal, en un adulto, siempre es su propia
responsabilidad y no sirven como justificativos de sus
fracasos las deficiencias que pudieren tener los espacios
formativos a los que recurra para recibir asistencia. (Logias,
Órdenes, Iglesias, Templos, Sinagogas, Mezquitas, Casas de
Estudio, u otros ámbitos dedicados a la promoción humana)
Cada persona, en pleno ejercicio de su albedrío y dentro de
sus posibilidades concretas, debe buscar los lugares más
aptos para su desarrollo personal y, en cada uno ellos, tomar
las enseñanzas que considere útiles a tal fin y desechar las
que juzgue contraproducentes. Se debe hacer cargo de la
obligación intuito personae de llegar a ser lo mejor que le sea
posible en medio de las circunstancias que deba atravesar.
Y si entre sus elecciones está la masonería tendrá que ser
consciente que los rituales iniciáticos sólo ayudan a iluminar
las conciencias cuando son correctamente ejecutados,
involucran a recipiendarios bien formados y mejor
dispuestos, y media el imprescindible favor del
G.·.A.·.D.·.U.·..
Por lo tanto, QQ.·. HH.·., convengamos que no se trata de un
mero “ir pasando de grados” y luchemos con todas nuestras
fuerzas en procura de la perfección humana; sabedores del
peligro de terminar siendo unos exponentes más de las
masas, apenas diferenciables por mandiles llevados con
deshonra.
Asumamos que la salvación de nuestra alma depende en
primera instancia de la Misericordia y de la Gracia del
G.·.A.·.D.·.U.·., y que además, a partir de ellas, se vuelven
imprescindibles nuestra fe en el Altísimo y la realización de
las buenas obras que nos inculca la masonería como el
principal culto a Dios.
Reconozcamos que la moralidad, la espiritualidad y la
religiosidad bien entendidas son complementarias. Y que se
nutren y enriquecen recíprocamente causando una poderosa
sinergia que hace necesario desarrollarlas en conjunto.
Así resulta natural que el verdadero y completo beneficio de
la masonería se obtenga cuando se la integra con la práctica
de alguna religión monoteísta, a libre elección de cada
hermano y de acuerdo con sus posibilidades concretas.
No seamos ingenuos y advirtamos que en estos temas
muchos de los que "parecen no entender", en realidad, “se
hacen los que no entienden”.
Todos sabemos que los obreros que están satisfechos con sus
salarios trabajan con más alegría, dedicación y compromiso
que los que no.
Esa diferencia se vuelve dramática cuando se labora en el
campo moral y espiritual.

Y esto surge con evidencia si comparamos a las personas que


trabajan creyendo que están frente a la gran obra de su vida y
que una labor excelsa les ayudará a ganar la salvación de sus
almas para toda la eternidad con:

a) Las personas que están convencidas que hagan lo que


hagan al final será lo mismo porque la muerte física pondrá
fin a su existencia.

b) Los sujetos que suponen que si el templo que levantan


es imperfecto lo podrán ir corrigiendo en vidas futuras hasta
que la construcción sea digna de su finalidad;
c) Los individuos que piensan que sus obras son
irrelevantes para el destino de sus almas.
Pues, entonces, una elemental prudencia nos llevará a
precavernos de los “Masones” que niegan la existencia de
Dios o dudan de ella, que proclaman una fe que no pueden
acreditar con hechos, que exaltan una espiritualidad sin
culto, que prescinden del uso de un Código Moral, que
reivindican la existencia de una única masonería y/o que
atacan a las religiones o a sus pastores cuando cumplen los
roles que les son propios. Estos “Masones” suelen ser los
enemigos más peligrosos del Arte Real y la tradición que él
guarda.
Hermanos, por todo lo expuesto, creo firmemente que no
debemos conformarnos con una fraternidad simplemente
humana.
Sirvámonos de las oportunidades que nos dé el
G.·.A.·.D.·.U.·. y capacitémonos a conciencia para poder
aprovechar en toda su magnitud los beneficios que ofrece la
naturaleza iniciática, esotérica, religiosa, espiritual, moral y
filosófica de la auténtica masonería regular.

En ese camino el desarrollo de las virtudes naturales y


teologales aportará la escalera que necesitamos para retornar
a la Casa del Padre y las acciones morales concretas que
ejecutemos serán las que nos harán crecer la musculatura que
nos permitirá ascenderla.
En síntesis, trabajemos como verdaderos masones para
regenerar nuestras naturalezas caídas y alcanzar la salvación
de nuestras almas.
EN ESCUADRA CON DIOS Y LA PATRIA.

Endópecles.
[1] Javier Otaola, "La Masonería Hoy", Donostia-San Sebastián, Haramburu Editor, 1996. p. 135). Texto
tomado de la revista virtual Retales de Masonería. Año 6 - Nº 55 - Enero de 2016 - Pag. 30.

[2] Extractado de: Pedro Álvarez Lázaro (Universidad Pontificia de Comillas), "Origen, Evolución y
Naturaleza de la masonería contemporánea", en Pedro Álvarez Lázaro (coord.), Maçonaria, egreja e
liberalismo. Masonería, Iglesia y Liberalismo, Facultad de Teología, Porto, 1994, Porto-Madrid, 1996, pp.
46-53.
Thttp://www.uned.es/dpto-
hdi/museovirtualhistoriamasoneria/4origenes_masoneria/la%20division%20entre%20m%20regular%20e%20
irregular.htmomado de Museo Virtual de la Historia de la Masonería.

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