La matemática aparece al principio como parte de la vida cotidiana del hombre, las
nociones primitivas de número, magnitud y forma podrían estar relacionadas con
diferencia y contraste que, con semejanzas, tales como son la diferencia de un lado y muchos, la desigualdad en tamaño entre un pecesillo y una ballena. De manera gradual, a comprobación de que existen ciertas igualdades o semejanzas, tanto en el número como en la forma, nacieron la matemática y la ciencia en general. La diferencia misma parece estar apuntando ya a las semejanzas, como se observa el contraste que existe entre un lobo y muchos, un árbol y un bosque, una abeja y un rebaño, nos sugiere que un lobo, un árbol y una abeja tiene algo en común, que es la unidad. De la misma manera puede existir una correspondencia biunívoca entre la mano que se puedan emparejarse con los pies, con los ojos, con las orejas, o con los agujeros de la nariz. Este reconocimiento abstracto de ciertos grupos a la que nosotros llamamos número, representó un importante avance en el camino para el surgimiento de la matemática moderna. Se comprueba que el descubrimiento del número, como nosotros lo llamamos, debió de ser de una especie de conciencia gradual y no de un solo hombre ni de única tribu. Hace unos 400000 años el concepto de número se dio en un largo y lento proceso, algunas lenguas, incluso el griego, conservan en su gramática una distinción tripartida entre uno, dos y más dedos; mientras que la mayor parte de las lenguas actuales hacen sólo la distinción dual en el número gramatical entre el singular y plural. Evidentemente nuestros antepasados sólo contaban hasta dos, más de dos quedaba degradado a la condición de muchos.
La idea de número se hizo al fin lo suficientemente extendida y clara, pero al principio
se dio sólo en un lenguaje simbólico. Por ejemplo, los dedos de la mano pueden usarse fácilmente para representar conjuntos de elementos de dos, tres, cuatro o cinco, y no de uno, porque el uno al principio no era considerada como un «verdadero número». Por medio de los dedos de las dos manos se podrían representar colecciones de hasta diez elementos y usando los dedos de pies y mano podía representar colecciones hasta de veinte. Cuando los dedos resultaban ya inadecuados utilizaban montones de piedras para representar en forma biunívoca con los elementos de otro conjunto. Cuando el hombre primitivo amontonaba las piedras lo hacía de cinco en cinco, debido a que antes sólo se había familiarizado con los quíntuplos de objetos por observación de su propia mano o pie. En el valle Mesopotamia a finales del primer milenio había un alto nivel de civilización. Allí habían construido los Sumerios sus casas y templos decorados con cerámica artística y con mosaicos que formaban diseños geométricos, cuando Babilonia cayo en manos de Ciro Persia el 538 a.C. La cuidad no fue destruido pero el imperio babilonico había llegado a su fin. El uso generalizado la escritura cuneiforme impuso un lazo unificados, leyes, listas, impuestos, cuentos, lecciones escolares, cartas personales, se imprimirían con una varilla en tablillas arcilla blanda y estas tablillas se cocían después en hornos o se endurecían simplemente secándolas al sol. La primera escritura JEROGLÍFICA egipcia fue la que se descifró y no la cuneiforme babilónica. En el origen del mundo griego encontramos en la actividad intelectual de las civilizaciones «Potámicas» que se desarrollaron en Egipto y Mesopotamia ya había perdido impulso mucho antes de que comenzase la era cristiana, pero al mismo tiempo que declinaban el saber en los valles de los grandes ríos y a la vez que el bronce iba cediendo su lugar al hierro en la fabricación de armas, comenzaron a surgir vigorosamente nuevas culturas a todo lo largo de las costas del mar Mediterráneo. La historia de los griegos se remonta al segundo milenio a.C. cuando procedentes del norte presionaron implacablemente como invasores desprovistos de cultura alguna, tomaron de los fenicios quizá un alfabeto ya existente que consistía solo de consonantes y le añadieron las vocales. El alfabeto parece haber tenido su origen geográfico entre los mundos babilónicos y egipcios, posiblemente en la península del Sinaí pasando en primer lugar por un largo proceso de reducción drástica en el número de símbolos cuneiformes y herálicos. Se supone que algunos rudimentarios del cálculo viajaron también siguiendo las mismas rutas. Poco tiempo mas tarde, sin embargo los mercaderes, negociantes y pensadores viajaban ya directamente a los antiguos centros del saber en Egipto y Babilonia donde establecieron contacto con la matemática prehelenica. Apropiándose de la materia de una manera tan sistemática que no tardó de adquirir en sus manos una forma radicalmente distinta, dando como resultado lo que iba a ser desde sus comienzos la matemática griega. El año 776 a.C. y por esta época se había desarrollado ya una maravillosa literatura griega como ponen en evidencia las obras un poco posteriores de «Homero y Herodoto». De la matemática griega de la época no sabemos nada. Durante el siglo VI a.C. aparece dos hombres Tales Y Pitágoras, a estos hombres se les atribuye ciertas frases claves tales como la de «Conocete a ti mismo» atribuida a Tales y la de que «Todo es número» su caso de Pitágoras, pues estos atribuían a estos dos personajes un cierto numero de descubrimientos matemáticos muy concretos. Thales y Pitágoras se encontraban en situación de viajar a los centros del antiguo saber y adquirir allí información de primera mano relativa a la astronomía y a la matemática. Los griegos no dudaron en ningún caso en adoptar elementos de otras culturas extrañas, de lo contrario no hubieran podido aprender nunca tan rápidamente, pero lo cierto es que todo lo que tocaron lo mejoraron. Alejandría fue el centro de la actividad matemática a lo largo de toda la época Helenística y, sin embargo, el matemático más importante de esa época (y sin duda de toda la antigüedad) no era natural de esa ciudad. Arquímedes pudo haber estudiado durante algún tiempo en Alejandría con los discípulos de Ecluides y de hecho, mantenía una comunicación con los matemáticos de allí, pero murió en Siracusa. Los detalles que conocemos de su vida de Marcelo, el general romano, escrita por Durante la segunda guerra púnica la ciudad de Siracusa se vio cogido en medio de la lucha por el poder entre Roma y Cartago, y al haber ligado su suerte a la de los cartagineses, la ciudad fue sometida por los romanos a un asedio durante los años 214 al 212 a.C. Se nos cuenta durante este asedio Arquímedes inventó ingeniosas máquinas de guerra para mantener alejado al enemigo, catapultas para lanzar piedras, sogas, poleas y garfios para levantar los barcos romanos y dejarlos caer estrellándolos, artificios para prender fuego a los barcos desde lejos, etc. Finalmente, sin embargo, Siracusa cayó en poder de los romanos gracias a una “ quinta columna “; durante el saqueo de la ciudad Arquímedes fue asesinado por uno de los soldados romanos, a pesar de las órdenes expresas de Marcelo de que se le respetara la vida. Teniendo en cuenta que se nos asegura que Arquímedes tenía unos 75 años, habría nacido probablemente en torno al año 287 a.C. Su padre era astrónomo y Arquímedes mismo se hizo una reputación en Astronomía; se dice que Marcelo se habría reservado para sí mismo como parte del botín algunos ingeniosos planetarios que había construido Arquímedes para representar los movimientos de los cuerpos celestes. Las narraciones sobre la vida de Arquímedes concuerdan, sin embargo, en pintárnoslo atribuyendo poco valor a sus inventos mecánicos en comparación con los productos de su pensamiento. Incluso cuando se manejaba con palancas y otras máquinas simples estaba mucho más interesado en los principios generales que en las aplicaciones prácticas.