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PUEBLO OTOMI

Introducción

La zona central de México es el lugar en donde se asentaron los otomíes. En la


actualidad se encuentran en los estados de México, Hidalgo, Querétaro,
Guanajuato, Michoacán, Puebla y Veracruz.
Los otomíes son considerados el pueblo original de las tierras altas de México.
Los hallazgos arqueológicos indican que se asentaron cerca del año 8.000 a.C.
Este pueblo presentó una gran división en cuanto al uso de la lengua. De este
modo, en la zona del Altiplano Central se habla la vertiente oto Pame (a esta rama
pertenecen, mazahua
s, chichimecas,
pames, matlatzincas
y tlahuicas) mientras
que el resto utiliza el
tlapaneco
mangueada.
Cada grupo de
otomíes presenta un
propio vocablo para
autodenominarse:
hñahñu en el valle
Mezquital, ñatho en
Toluca, ñ’yuhu en la
Sierra Norte de pueblo y ñañho en Mezquititlán.

Panorama Histórico

Muchos afirman que dentro de


la historia de México, los
otomíes son los grandes
olvidados aunque en los
lugares que poblaron grandes
ciudades fueron erigidas como
Teotihuacán, Tula y Cuicuilco.
Una de las razones que más
se esgrimen para justificar este
hecho es que los otomíes conforman un grupo muy heterogéneo y resulta
realmente dificultoso determinar qué aportaciones realizó cada uno.
Se sabe con certeza que hacia el año 5000 a.C. los otomíes ya estaban asentados
en el territorio mesoamericano y que hasta el año 8.000 a.C. compartieron una
misma lengua. Es precisamente cuando logran dominar la agricultura cuando
comienzan su expansión geográfica y surgen los primeros cambios en la lengua.
Esto se lo pudo deducir del hecho que los diferentes dialectos otomíes presentan
gran cantidad de palabras en común que hacen referencia a términos agrícolas.
Ya en el período Preclásico (siglos XXV a.C. a I d.C.) cuando la lengua otomí se
divide de manera total.
La expansión hacia el orienta se inicia con un hecho muy señalado dentro de
la historia de México y que de hecho, marcó el fin del período clásico: la caída de
Teotihuacán. En esas épocas, como consecuencia de las grandes sequías que se
produjeron en la región muchos pueblos emigran hacia la zona central de México y
desplazan a los otomíes quienes se dirigieron hacia el Valle de Puebla Tlaxcala y
a la Sierra Madre Oriental.
Con el pasar de los siglos, dentro del territorio otomí nacieron estados muy
importantes que se encontraban liderados por pueblos nahuas. Un ejemplo de
ello, es la ciudad de Tula que estaba dominada por toltecas pero su población
estaba compuesta en un porcentaje importante por otomíes.

Lengua

La lengua otomí tiene variantes dialectales, las cuales


están asociadas con los distintos lugares geográficos
donde habita este grupo étnico. En general, estas
diferencias se presentan en los niveles fonológico,
fonético y sintáctico. La lengua otomí está considerada
como una lengua tonal, lo cual hace que su escritura sea
compleja. De acuerdo con la clasificación lingüística que
se ha realizado sobre las lenguas indígenas, la familia
otomangue se clasifica en mixteco, popoloca,
chiapaneco-mangue, chinanteco, amuzgo y otopame. De
este último, se desprende la rama otomí-pame, mientras
que del otomí se derivan las siguientes lenguas: otomí,
mazahua, matlatzinca y ocuilteca.
Territorio

Se asentaron en la región central del


país desde principios del siglo XVI.
Actualmente se localizan en una gran
porción del territorio estatal; también se
les encuentra en el Valle de México o
en el Valle de Toluca. Sin embargo, su
mayor concentración se tiene en el
centro-norte de la entidad, hasta los
límites con los Estados de Hidalgo y
Querétaro, la excepción es el municipio
de Amanalco, localizado hacia el sur
del Estado.
El pueblo otomí o hñähñu es el
segundo en la entidad por el tamaño de
su población, al contar, de acuerdo con datos del Censo de Población y Vivienda
2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, con 97,830 personas que
declararon hablar la lengua.
La población otomí, se encuentra asentada mayoritariamente en 23 municipios:
ocho son de alta marginación: Aculco, Amanalco, Acambay, Chapa de Mota, Villa
del Carbón, Morelos, Temascalcingo y Temoaya; cinco son de marginación media:
Jilotepec, Jiquipilco, Otzolotepec, Soyaniquilpan y Timilpan; siete son de baja
marginación: Calimaya, Capulhuac, Lerma, Ocoyoacac, Tianguistenco, Xonacatlán
y Zinacantepec; y tres, son de muy baja marginación: San Mateo Atenco, Metepec
y Toluca.
El municipio de Temascalcingo cuenta con asentamientos de población indígena
mazahua y otomí.
MUNICIPIOS

1. Acambay
2. Aculco
3. Amanalco
4. Calimaya
5. Capulhuac
6. Chapa de Mota
7. Jilotepec
8. Jiquipilco
9. Lerma
10. Metepec
11. Morelos
12. Ocoyoacac
13. Otzolotepec
14. San Mateo Atenco
15. Soyaniquilpan
16. Temascalcingo
17. Temoaya
18. Tianguistenco
19. Timilpan
20. Toluca
21. Villa del Carbón
22. Xonacatlán
23. Zinacantepec

Organización social

La familia nuclear formada por el


padre, la madre y los hijos,
constituye la unidad básica de las
comunidades de este pueblo
indígena. La autoridad principal
está representada por el padre,
quien, con la madre, educa,
enseña y transmite las
costumbres y hábitos culturales
del grupo. Cada miembro de la
familia tiene bien definido su
trabajo. Los hombres cultivan la tierra, construyen y reparan la casa, cuidan el
ganado y participan en el trabajo comunitario; las mujeres elaboran los alimentos,
limpian la casa, lavan la ropa y crían los animales domésticos. En los tiempos de
siembra y cosecha toda la familia participa en esas actividades.
Hoy día, aunque la elección de casarse es propia de la pareja, contraer
matrimonio por lo civil y ante la Iglesia sigue siendo requisito fundamental para los
otomíes. Otra relación muy respetada son los vínculos de compadrazgo, que
surgen en el bautizo y se consideran como la vinculación simbólica más
importante en este grupo indígena.
Las comunidades otomíes están divididas en cuarteles o barrios. En cada uno de
éstos hay un representante, que es elegido por el delegado municipal y el pueblo.
Este representante tiene la función de servir como intermediario entre su
comunidad y los representantes del gobierno municipal. Los otomíes conservan la
mayoría de los cargos religiosos tradicionales, como son los mayordomos y
fiscales, aunque hoy día la elección es voluntaria. El trabajo comunitario, conocido
como "faena", todavía perdura entre las comunidades de esta población indígena.
La organización política de los pueblos otomíes se centra en torno al ayuntamiento
constitucional.

Aspectos económicos

La actividad agrícola, particularmente el cultivo de maíz, constituye la principal


actividad económica de los otomíes; quienes, además, crían ovejas, cerdos,
vacas, caballos y especies menores como pollos y conejos, entre otros, ya sea
para autoconsumo o para la venta, sin que ello les genere ingresos económicos
suficientes. En diversos municipios, los otomíes se dedican también a la
producción y comercialización de artesanías y otros productos útiles para el
trabajo doméstico.
En las temporadas "libres" del ciclo agrícola, los hombres y mujeres otomíes
emigran hacia las zonas metropolitanas de las ciudades de Toluca y México, con
objeto de emplearse en el sector secundario o terciario de la economía, a fin de
complementar sus ingresos. Las mujeres generalmente se emplean como
trabajadoras
domésticas.
Alimentación

La etnia Otomí asentada en Hidalgo, en el centro de México, conserva su cultura


culinaria con platillos elaborados a
base de una amplia variedad de
flora y fauna de la zona, en donde
"todo lo que corre y vuela va a la
cazuela".

Unas cinco mil personas acudieron


el fin de semana a la XXVIII
Muestra Gastronómica en la
comunidad de Santiago de Anaya,
en Hidalgo, para degustar conejo,
zorrillo, ardilla, rata de campo, serpientes, escamoles (huevas de hormiga) y
gusanos de maguey, entre otros.

Entre los 800 platillos que se prepararon en esta feria, algunos de los más
demandados fueron la zorra en barbacoa al horno y el armadillo en salsa relleno
de escamol y nopal (un tipo de cactus).

La variedad de comida va desde el pipián (una versión del mole) en pepita de


calabaza, a la torta de nopal capeado y hasta la flor de sábila (aloe) con camarón.

El Ximbó es un guisado que puede ser elaborado de pollo o carne de cerdo


envuelto con pencas de maguey (un cactus) y horneado en un horno subterráneo.

También hubo tamal relleno de conejo cocinado al horno y chicharras (insectos


voladores) de corteza de árbol, que envueltas en hoja de aguacate se hornean en
salsa de nogal.

Con una temperatura de más de 30 grados centígrados, la ensalada de jicama,


pimiento morrón, cebolla y ají voló en esta tierra que huele a penca de maguey y
pulque, una bebida alcohólica que se fabrica a partir del jugo fermentado del
ágave, con el que también se elabora el tequila.

Es así que conservando su característica de pueblo cazador recolector, los


otomíes o hñähñü obtienen sus productos alimentarios recogiendo larvas y
hueveras de insectos que parasitan los tallos de los mezquites, las hojas de los
magueyes, y los nopales; al ras de la tierra, o bien a través de la captura de
pequeños mamíferos, de tal manera que donde aparentemente un ser humano se
moría de hambre por falta de comida, en Santiago de Anaya.

Artesanías

Desde 1970 se ha impulsado la producción de tapetes de lana, los cuales son


fabricados especialmente por las mujeres otomíes del municipio de Temoaya. Los
molcajetes y metates de piedra negra se elaboran en el municipio de Acambay,
donde también se hacen bolsas de
paja de trigo, sombreros de palma,
canastas y sillas de tule. En algunas
localidades de Toluca se hacen
piezas de alfarería y ayates de fibra
de maguey, mientras que en
Otzolotepec se producen fajas,
manteles y servilletas tejidas a
mano. En Xonacatlán sobresalen los
textiles elaborados en telares de
cintura.

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