Actualmente el concepto sistemas de producto servicio (SPS) se encuentra cambiando la
forma de pensar y ofrecer productos por parte de las empresas. Anterior mente teníamos la producción y venta de productos pero ahora ese enfoque se ha desplazado hacia la manera en que se lleva a cabo el uso por parte de los consumidores. El concepto de SPS, se basa en la idea de que la utilización de productos tiene que satisfacer las demandas y necesidades de los consumidores, elevando su calidad de vida y confort. En muchos casos los consumidores, no están necesaria mente interesados en productos mismos, sino más bien los servicios y funciones que ofrecería, podemos considerar que la misma transición de la venta de un producto a generar la oferta de su sistema de gestión de servicio, es un aporte al desarrollo sostenible. Para nuestro desempeño laboral el SPS es una de las alternativas que se acondiciona al mercado en demanda y no requiere elevadas inversiones de capital, lo cual beneficia tanto al dueño que ofrece el servicio como al que se beneficia del mismo. El sistema logra identificar cuál es su necesidad y satisfacerla de manera inmediata. Así, se obtienen importantes ventajas no solo económicas sino también en términos de oportunidad, practicidad y flexibilidad. Estos sistemas gozan de una importante aceptación por parte de los clientes a los cuales están dirigidos, ya que al estar soportados en el concepto usar y reusar en vez de usar y tirar, son vistos como un importante aporte al desarrollo sostenible de las comunidades, acercándose de una manera más efectiva a los consumidores que con mayor frecuencia incorporan esta preocupación en sus decisiones de compra. Los sistemas producto-servicio contribuyen al desarrollo y fortalecimiento de las redes colaborativas en las cuales está basada el relacionamiento actual, ya que aportan el servicio específico que busca el consumidor, complementándose entre sí. La oferta de servicios, en lugar de productos como tal, brinda mayor satisfacción al cliente y permite generar mayor valor agregado, lo cual contribuye al desarrollo de importantes capacidades de innovación por parte de las empresas, ya que las obliga a buscar una mayor eficiencia en el uso de recursos, buscar nuevas formas de acercarse a los clientes las cuales en la mayoría de los casos implican un cambio cultural y reemplazo de paradigmas en las forma de consumir, buscar diferenciación y apertura de nuevos mercados.