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844/2001 – “Ruiz Pfister Gladys Beatriz c/Banco de la Provincia de Buenos Aires


s/ ordinario” – CNCOM – SALA A - 15/05/2013

En Buenos Aires, a los 15 días del mes de mayo de dos mil trece, se reúnen los Señores
Jueces de Cámara en la Sala de Acuerdos, con asistencia de la Señora Prosecretaria
Letrada de Cámara, para entender en los autos caratulados “RUIZ PFISTER GLADYS
BEATRIZ C/ BANCO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES S/ ORDINARIO”
(Expte. N° 39.334, Registro de Cámara N° 29.844/2001), originarios del Juzgado del
Fuero Nro. 26, Secretaría Nro. 51, en los cuales, como consecuencia del sorteo practicado
de acuerdo con lo establecido por el art. 268 C.P.C.C., resultó que debían votar en el
siguiente orden: Doctor Alfredo Arturo Kölliker Frers (2), Doctora María Elsa Uzal (3) y
Doctora Isabel Míguez (1).-
Estudiados los autos, se planteó la siguiente cuestión a resolver:
¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada?
A la cuestión propuesta el Señor Juez de Cámara Doctor Alfredo Arturo Kölliker Frers
dijo:
I. LOS HECHOS DEL CASO.-
(1) Gladys Beatriz Ruiz Pfister promovió la presente acción ordinaria por cobro de pesos
contra “Banco de la Provincia de Buenos Aires” (en adelante, “Banco Provincia”),
reclamando el cobro de la suma de pesos veinticinco mil doscientos con setenta y dos
centavos ($ 25.200,72), con más sus respectivos intereses y costas.-
Sostuvo que la deuda reclamada provenía de la falta de pago de las facturas nros. 0000-
00000873, 0000-00000874, 0000-00000877 y 0000-00000878, libradas por “It
Companhia Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.” contra el banco demandado, en
concepto de servicios de graboverificación, las que fueran luego cedidas a su parte en el
marco de un contrato -que cabría calificar como de “factoring”- celebrado con la
cedente.-
Señaló en este último sentido que, con fecha 04.07.1996, su parte, en calidad de
cesionaria, celebró con esta última sociedad -en carácter de cedente- un contrato que
“stricti iuris” sería dable encuadrar -vale la pena insistir en esto- como de “factoring”;
aunque las partes lo catalogaron como “convenio de mutuo y cesión de facturas” a través
del cual se transfirieron los créditos emergentes de las facturas individualizadas supra.-
Señaló que en esa misma fecha (04.07.1996) y mediante acta notarial, se notificó al
banco accionado (a la sazón, “deudor cedido”) la cesión de las mencionadas facturas, las
que fueron identificadas con los números de orden 81.261, 81.262, 81.265 y 81.266,
otorgados por la propia entidad bancaria accionada.-
Explicó que el día 15.08.1996 se labró en la sede de la entidad demandada el acta de
constatación extraprotocolar n° 000060020, de la que surgía que en la indicada fecha su
parte requirió el pago de las cuatro (4) facturas que le fueran cedidas por la firma “It
Companhia Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.” según escritura del 04.07.1996;
oportunidad en la que su parte fue atendida por el Subgerente de la Gerencia de
Administración del banco, Sr. Novo, quien le informó que las mencionadas facturas eran
auténticas y que se encontraban aprobadas por la institución en cuanto a sus conceptos y
montos, no obstante lo cual, como consecuencia de la rescisión (rectius: resolución)
contractual habida con la cedente “It Companhia Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.”,
y por exclusiva culpa de ésta, el banco -haciendo aplicación de las penalidades
contractualmente previstas- decidió retener el importe correspondiente a aquéllas
facturas, a los fines de imputar tales fondos a los incumplimientos laborales vinculados
con el personal destacado en el banco.-
Adujo haber dejado constancia en el acta respectiva de su negativa acerca de los hechos
invocados para eludir el pago de las facturas, efectuando reserva de los derechos que
pudiesen corresponderle y resaltando que la decisión de la accionada de retener los
fondos provenientes de las facturas reclamadas fue posterior a aquella en que le fue
notificada la cesión de éstas a su persona.-
Manifestó, en ese marco, que su parte no fue -en momento alguno- deudora del banco
demandado, por lo que la compensación que dicho banco pretendía hacer valer respecto
de su parte resultaba improcedente, toda vez que se fundaba en las penalidades del
contrato que vinculaba a “Banco Provincia” exclusivamente con “It Companhia
International de Tecnología S.A.I.C.I.” por los servicios de graboverificación antedichos,
mas no con su parte.-
Advirtió que las reservas efectuadas por el banco accionado en ocasión de ser notificado
y, posteriormente, al serle requerido -mediante acta notarial- el pago de las mentadas
facturas, nada indicaban acerca de la existencia de una demanda y posterior condena de
“It Companhia Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.” en razón de obligaciones laborales
vinculadas con esas facturas.-
Aseveró que tal accionar del banco implicó un abuso de derecho por parte de éste, al
haber invocado un perjuicio económico basado en la solidaridad laboral cuya existencia
no logró acreditar; procurando -de ese modo- convertir un daño eventual y futuro en un
daño concreto, actual y real, en perjuicio de su parte.-
Explicó que, en ese marco, la entidad bancaria accionada intentó obtener la
compensación de acreencias valiéndose de un crédito eventual que suponía detentar, el
cual era posterior a la notificación de la cesión de las facturas objeto de la litis. Agregó
que no resultaba jurídicamente factible, aún en el campo de lo hipotético, compensar un
crédito eventual no acreditado del banco contra la cedente con una deuda real, líquida y
exigible que fuera cedida con anterioridad al supuesto crédito a favor del banco.-
Por último, señaló que, desde el momento mismo de la notificación de la cesión, la
cedente ya no era acreedora del banco por el monto de las facturas adeudadas y, por lo
tanto, “Banco Provincia” no podía compensar su presunto crédito con aquella sobre estas
últimas.-
(2) Corrido el traslado de la demanda, compareció al juicio “Banco de la Provincia de
Buenos Aires”, a fs. 92/5 vta., quien contestó la demanda incoada, oponiéndose al
progreso de la pretensión y solicitando su rechazo, con costas a cargo de la accionante.-
Tras efectuar una negativa general de los hechos esgrimidos en el escrito de inicio negó,
en particular, que su parte estuviese obligada a pagar, a favor de la actora, los importes
consignados en las respectivas facturas. Desconoció -asimismo- que no estuviese en
condiciones de compensar su deuda emanada de las mentadas facturas con el crédito que
entendía mantener con la cedente en el marco de la misma relación jurídica, como así
también que su parte se hubiese negado al pago de esas facturas sin derecho que la
amparase.-
En sustento de esa postura, relató que su parte había contratado un servicio de
graboverificación a través de una empresa de personal temporario denominada “It
Companhia International de Tecnología S.A.”, habiendo mantenido un vínculo
contractual con dicha firma desde el mes de diciembre de 1994 hasta el 10 de julio de
1996.-
Refirió que la mencionada empresa comenzó a ceder las facturas que presentaban al
banco, quien tomaba conocimiento de tales cesiones mediante notificación notarial,
formulando siempre la correspondiente reserva, tanto en cuanto al monto facturado, como
respecto de eventuales embargos o cesiones anteriores y dejando a salvo su derecho
respecto de eventuales créditos contra la cedente, lo que implicó una reserva en cuanto a
la existencia y legitimidad del crédito cedido.-
Explicó que, posteriormente, gran cantidad de facturas cedidas fueron rechazadas por su
parte, toda vez que, en muchos casos, el monto implicado excedía considerablemente los
servicios prestados, como así también por falta de discriminación de los conceptos
consignados en dichos instrumentos; agregando que la facturación rechazada era
nuevamente registrada por la mentada firma, mas con distinto número e importe.-
Destacó haber tomado conocimiento de tal situación como consecuencia de la intimación
de pago formulada por una de las empresas cesionarias, procediéndose a un relevamiento
exhaustivo de la situación y determinándose a partir de allí un accionar doloso por parte
de la contratista.-
Explicó así que, sobre la base de esos antecedentes, decidió rescindir el contrato -en ese
entonces- vigente con la firma “It Companhia Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.”
desde el 11.07.1996 por culpa de esta última y debido a la mala fe contractual
evidenciada por la contratista, habiendo radicado la correspondiente denuncia penal en su
contra por ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción n°
12, Secretaría n° 137.-
Afirmó que, frente a esa situación, el directorio del banco decidió retener los importes de
la totalidad de las facturas presentadas y no abonadas hasta la fecha de la rescisión
contractual que resultaban definitivamente conformadas, para aplicar dichos fondos total
o parcialmente al pago de obligaciones laborales de la empresa cedente para con el
personal destacado en la institución bancaria, en la medida en que ésta no las hubiese
cumplido y/o a eventuales perjuicios de los que pudiese ser sujeto pasivo la entidad
bancaria.-
Señaló además: (i) que las facturas estaban identificadas con los nros. 873, 874, 877 y
878; (ii) que la fecha de notificación de la cesión de dichas facturas fue el 04.07.1996; y
(iii) que éstas se encontraban conformadas y que fueron retenidas (y, por lo tanto, no
abonadas) por su parte, con apoyatura en las razones que se vinieron exponiendo.-
Hizo hincapié en que la vinculación entre la firma cedente de las facturas y su parte era
de neto carácter administrativo; relación -ésta- regida por el derecho público provincial y,
en particular, por las disposiciones de la ley provincial n° 7647 de procedimiento
administrativo de la Provincia de Buenos Aires, con los alcances previstos en el pliego
licitatorio y resoluciones del directorio del banco.-
Sobre esa base, alegó que su parte no adeudaba los importes indicados en las facturas de
marras; por lo que resultaba improcedente la acción incoada, debiendo -por ende- ser
desestimada con expresa imposición de costas a cargo de la contraria.-
(3) Sustanciado el proceso y producida la prueba de que dan cuenta la certificación
actuarial de fs. 141 y la resolución de fs. 168, se pusieron los autos para alegar, habiendo
hecho uso de tal derecho tanto la parte actora, como la demandada, conforme piezas que
lucen agregadas a fs. 692/5 vta. y fs. 697/8 vta., respectivamente, dictándose -finalmente-
sentencia definitiva en fs. 702/14.-
II. LA SENTENCIA APELADA.-
En el fallo apelado -dictado, como se dijo, a fs. 702/14-, la Señora Juez de grado hizo
lugar a la demanda promovida por la accionante, condenando a “Banco de la Provincia de
Buenos Aires” a abonar a la primera la suma de $ 25.200,72, con más sus respectivos
intereses a calcularse desde la mora acaecida a los treinta (30) días de la fecha de emisión
de cada una de las facturas de fs. 30/33, hasta su efectivo pago, a la tasa de descuento que
percibe el Banco de la Nación Argentina en sus operaciones ordinarias de descuento a
treinta (30) días y las costas del juicio (art. 68, CPCC).-
Para así decidir, la Señora Juez a quo juzgó:
(i) que la actora reclamó en autos el pago de las facturas nros. 873, 874, 877 y 878 que le
fueran cedidas por la empresa “It Companhia Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.”
mediante escritura de fs. 29,, y que fueran oportunamente emitidas como consecuencia de
la prestación de un servicio de graboverificación que la cedente brindó al banco
accionado;
(ii) que, por su parte, la entidad demandada había reconocido que las facturas referidas
supra fueron en su momento conformadas por su dependencia, como así también que su
parte había sido notificada con fecha 04.07.1996 de la cesión efectuada por “It
Companhia Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.” a favor de la actora, pese a lo cual los
importes de las mencionadas facturas debieron terminar siendo retenidos para ser
aplicados en forma total o parcial al pago de obligaciones laborales de la referida empresa
respecto del personal destacado en la institución bancaria, en la medida en que ésta no las
hubiese cumplido, y/o a eventuales perjuicios que en el marco de esa relación llegase a
sufrir a la entidad bancaria;
(iii) que, trabada en esos términos la controversia suscitada en la especie, era carga de la
actora acreditar los hechos constitutivos del derecho invocado como fundamento de su
pretensión de cobro, así como de la contraria que no le correspondía el pago de la deuda
reclamada por la causal invocada (art. 377, CPCC);
(iv) que, en ese marco, cabía considerar suficientemente demostrada la cesión de las
facturas en cuestión, pues dicho acto jurídico surgía de la escritura pública n° 312 de
fecha 04.07.1996 (fs. 24/8), la que le fuera notificada ese mismo día mediante acta
notarial al deudor cedido conforme constancia de fs. 29;
(v) que, sin embargo, debía considerarse que, en esa oportunidad, el escribano
interviniente dejó constancia de lo manifestado por Alejandro Roberto Calderón,
funcionario del banco, en cuanto afirmó “que el hecho de darse por notificado, no
implica(ba) la aceptación del monto establecido en la cesión…” y que “…la presente
cesión no podr(ía) oponerse al crédito que el Banco de la Provincia de Buenos Aires”
tuviese o pudiese tener “contra la cedente, agregando que ignora(ba) si exist(ían)
embargos o cesiones sobre lo cedido…”;
(vi) que, además, debía tenerse también presente que el 15.08.1996, en ocasión en que la
actora-cesionaria requirió el pago de las facturas al deudor cedido, el Sr. Novo, en
representación del banco, si bien reconoció que las citadas facturas eran auténticas, así
como que no habían sido duplicadas y que se encontraban aprobadas por el banco en
cuanto a sus conceptos y montos, expresó también al mismo tiempo que, como
consecuencia de la resolución del contrato que las ligara con la cedente (por exclusiva
culpa de ésta última frente a sus incumplimientos), se había decidido retener el importe
correspondiente a las mentadas facturas haciendo aplicación de las penalidades
contractuales previstas, y con el fin de imputar los fondos a los incumplimientos
salariales y demás obligaciones laborales en que hubiere incurrido la empresa cedente
respecto del personal por ésta destacado para sus trabajos en el banco;
(vii) que, que no obstante ello, el banco accionado no había logrado en definitiva
demostrar razón alguna que lo autorizase a no pagar las facturas;
(viii) que, en ese marco, obraba a fs. 201 copia certificada de los autos caratulados
“Vázquez Manuel y otro s/ estafa”, correspondiente a la planilla emitida por la “Oficina
de Contabilidad y Facturación” de la entidad financiera en la que figuraba que las
facturas nros. 873, 874, 877 y 878 habían sido cedidas por la firma “It Companhia
Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.” a favor de Gladys Beatriz Pfister, y que se
encontraban conformadas y retenidas en la “Oficina de Contabilidad y Facturación” del
propio banco, sin detallar los motivos de dicha retención;
(ix) que el perito contador, en oportunidad de contestar las impugnaciones efectuadas por
la parte actora, había informado que en la sede de la demandada tuvo a la vista las
facturas nros. 873, 874, 877 y 878, y que éstas figuraban en un listado extracontable
como “pendientes retenidas” (punto a, fs. 334/5); como así también que no tuvo a la vista
comprobante, constancia o registración alguna mediante la cual pudiese determinar si las
facturas fueron abonadas, su fecha y a quien (punto a, a fs. 335);
(x) que en ese mismo peritaje el experto había transcripto una nota dirigida a la firma “It
Companhia Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.”, mediante la cual la empresa
informaba el retorno de ciertas facturas, entre las cuales no se encontraban las reclamadas
en autos (punto c, de fs. 336/7), añadiendo que desconocía si existían o existieron
obligaciones laborales del personal de la empresa “It Companhia Internacional de
Tecnología S.A.I.C.I.” destacado en la institución bancaria, de las que se hubiese tenido
que hacer cargo esta última;
(xi) que, en ese contexto, el banco demandado justificó la retención del monto de las
facturas basándose en deudas salariales o laborales, más no ofreció ni produjo prueba
alguna a fin de demostrar la existencia de tales deudas, ni que éstas hubiesen sido
anteriores a la cesión de las facturas reclamadas;
(xii) que si bien en la causa penal referida supra se determinó la existencia de veintidós
(22) hechos irregulares por los que se decidió condenar a Manuel Vázquez, en su carácter
de representante de “It Companhia Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.”, lo cierto era
que ninguno de éstos guardaba relación alguna con las facturas que aquí se reclamaban;
(xiii) que a lo anterior se sumaba que el banco decidió resolver el contrato con la empresa
cedente por exclusiva culpa y mala fe de esta última a partir del 11.07.1996, fecha que
resultaba posterior a la notificación de la cesión acaecida el 04.07.1996 (v. fs. 93 vta. y
29).-
(xiv) que, por consiguiente, cuando la cesión fue notificada ningún crédito tenía el deudor
cedido que fuese oponible a la cesionaria;
(xv) que, conforme lo establece el art. 826 del CCiv., el deudor cedido podía oponer en
compensación al cesionario los créditos que tuviere contra el cedente en cuanto aquéllos
fuesen anteriores a la cesión notificada; de lo que se seguía que, dado que el crédito que
se pretendía invocar en compensación solo podía ser reclamado como tal recién después
de acaecida la notificación de la cesión, la invocada compensación no resultaba viable;
(xvi) que ello era así pues según la normativa de los arts. 819 y 820, CCiv., sólo podían
compensarse aquellas obligaciones líquidas y exigibles al momento del
perfeccionamiento de la cesión, condición que no reunían las invocadas por la institución
bancaria demandada;
(xvii) que -en ese contexto- lo que el banco accionado pretendió en definitiva fue
compensar el monto emergente de las facturas cedidas a favor de la actora, con el crédito
que invocó tener contra la emisora de tales instrumentos cuando éste en realidad aún no
era exigible debido a que el contrato celebrado entre el deudor cedido y la empresa
cedente todavía no había sido aún resuelto;
(xviii) que, como consecuencia de ello, toda vez que la resolución contractual había
acontecido con posterioridad a la notificación de la cesión, los efectos derivados de
aquélla le eran inoponibles a la cesionaria, pues lo transmitido no fue el contrato que dio
origen a las facturas sino las facturas en sí mismas, y lo concreto era que, al momento de
transmitir los derechos sobre ellas, no existía penalidad alguna que las afectara;
Sobre la base de todas estas consideraciones, la Magistrado a quo entendió que
correspondía hacer lugar a la acción incoada por la actora contra el banco accionado por
el importe reclamado de $ 25.200,72, con más sus respectivos intereses, calculados de
acuerdo a los parámetros que el propio fallo establece, y las costas del juicio.-
III. LOS AGRAVIOS.-
Contra dicho pronunciamiento se alzó únicamente la parte demandada, quien sustentó su
apelación con el memorial obrante a fs. 734/7 vta., el que mereció la contestación de la
contraria que luce a fs. 739/44.-
La apelante se agravió de que la sentenciante:
(i) hubiese interpretado que su parte no logró demostrar razón alguna que la autorizase a
no pagar las facturas, cuando ello -en realidad- no era cierto, toda vez que se acreditó que
la retención de los importes de las facturas objeto de la litis fue efectuada con vistas a que
dichos importes fueran aplicados a la cancelación de obligaciones laborales originadas
como consecuencia de la resolución contractual con la sociedad cedente;
(ii) no hubiese considerado legítima la compensación efectuada por su parte,
desconociendo tanto la reserva que expresamente fuera plasmada en el instrumento de
notificación de la cesión, como así también el escenario fáctico en el que la cedente
desarrolló su accionar negocial, el cual derivó finalmente en una causa penal donde se
comprobó la existencia del delito y la correspondiente condena en ese ámbito;
(iii) le hubiese impuesto a su parte el pago de las costas, cuando éstas debieron haber sido
enteramente afrontadas por la contraria.-
IV. LA SOLUCIÓN.-
(1.) El thema decidendi.-
Señalado lo anterior, entiendo que el thema decidendi en esta Alzada consiste, en
definitiva, en determinar si fue -o no- acertada la decisión de la Señora Juez de grado de
considerar procedente la pretensión pecuniaria esgrimida por la actora, fundada en la
cesión a su favor de facturas al cobro cuyo pago recaía sobre el banco demandado en su
condición de deudor cedido; o si, por el contrario, le asiste razón a este último en punto a
la improcedencia de la demanda, sobre la base de que le habría asistido derecho a
compensar créditos que mantenía contra la cedente y en cuya virtud habría efectuado una
reserva en el instrumento mediante el cual fue notificada la cesión en cuestión,
circunstancia que la habilitaba a compensar el importe resultante de las facturas
reclamadas para cancelar obligaciones laborales contraídas por la sociedad cedente (“It
Companhia Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.”) en relación a su parte.-
Por último y una vez dilucidado lo anterior, corresponderá abordar también -en su caso-
lo atinente a la forma en que corresponde que sean soportadas las costas del proceso,
aspecto -éste- sobre el cual también medió reproche de parte de la accionada.-
Al esclarecimiento de tales cuestiones corresponde -entonces- pasar a abocarse
seguidamente, comenzando por efectuar una breve referencia acerca del marco
contractual en el que se desarrolló la operatoria de marras, la cual -por sus características-
pareciera responder a la conceptualización de lo que en doctrina se conoce como un
contrato de “factoring”. Veamos.-
(2.) Encuadramiento de la relación jurídica que vinculara a las partes. El contrato de
“factoring”. Aplicabilidad de las normas relativas a la cesión de créditos.-
Cuadra señalar -liminarmente- que si bien los litigantes y la Señora Juez de grado no
efectuaron un encuadramiento de la relación jurídica invocada en sustento de la
pretensión, lo cierto es que, dadas las características del contrato celebrado y de las
obligaciones asumidas por las partes y sus modalidades, así como por la finalidad de
“financiamiento” que indiscutiblemente lo animaba, no parece posible enmarcar esa
relación dentro de un instituto diverso que aquel que en doctrina se conoce como contrato
de “factoring” y, más específicamente, como un “factoring financiero”.-
En efecto, cabe recordar que el factoring es una forma de contratación atípica en virtud
de la cual un empresario transmite los créditos comerciales que ostenta frente a su
clientela a otro empresario especializado (denominado “factor” o “empresa de
factoring”), quien se compromete -a cambio del cobro de una comisión y/o intereses- a
prestar una serie de servicios, sea ya de “administración o gestión”, de “garantía” o de
“financiación” de tales créditos, según el caso (cfr. García de Enterría, Javier, “Contrato
de factoring y cesión de créditos”, pág. 39, citado por Roullion, Adolfo, “Código de
Comercio comentado y anotado”, t. II, Ed. LA LEY, Buenos Aires, 2005, pág. 553;
Lisoprawski - Gerscovich, “Factoring. Análisis integral del negocio”, Ed. Depalma,
Buenos Aires, 1997, pág. 16; en igual sentido, esta CNCom., esta Sala A, 24.09.2009, in
re “Agencia Ecuador S.A. c/ Román S.A.C. s/ ordinario”).-
De las tres (3) funciones aludidas, la que más auge ha tenido en Argentina es la de la
“financiación”, cuya primera aparición legislativa data del año 1968, a través de la
inclusión del factoring como operación permitida en la entonces ley de Entidades
Financieras n° 18.061, actualmente también contemplada en el art. 24, inc. d) de la ley
21.526 (cfr. esta CNCom., esta Sala A, 24.09.2009, in re “Agencia Ecuador S.A. c/
Román S.A.C.”, cit. precedentemente).-
En ese marco, el contrato de factoring es utilizado para lograr el cobro de créditos
comerciales a corto plazo, generalmente instrumentados a través de facturas que -tal
como acontece en el caso- la empresa transmite a un factor, quien recibe un anticipo de
fondos representativo de un porcentaje por factura, transmisión que en definitiva conlleva
una cesión del crédito de que es titular el empresario al factor, quien asume el papel de
“financista”.-
Bajo ese encuadre, la figura de la “cesión de créditos” aludida supra constituye la espina
dorsal sobre la que gira el contenido del contrato de factoring, lo que no significa que
pueda afirmarse que la cesión sea el objeto del contrato, sino simplemente que la cesión
de créditos es una consecuencia del contrato atípico mencionado (cfr. Barreira Delfino -
Boneo Villegas, “Factoring: nueva forma de financiación”, en RDCO, Buenos Aires,
1983, pág. 309). Desde esa perspectiva, es dable destacar que -a diferencia de lo que
acaece con el contrato de cesión de créditos- la notificación al deudor cedido tiene no una
finalidad “constitutiva” o perfectiva del contrato frente al deudor cedido, sino meramente
informativa de la operación, en tanto le permite a este último conocer -en lo que al
contrato de factoring respecta- quién es el nuevo titular del crédito cedido (cfr. esta
CNCom., esta Sala A, 24.09.2009, in re “Agencia Ecuador S.A. c/ Román S.A.C.”, cit.
más arriba; en igual sentido, Sala D, 09.03.2009, in re “Netway c/ Caja de Seguros
S.A.”). Pero esta diferencia no implica ciertamente que no resulten aplicables a este
contrato las normas que regulan el contrato de cesión de créditos, ya que en todo aquello
que no exista una previsión en contrario o no se advierta una incompatibilidad manifiesta
con la finalidad del contrato, resultan plenamente extensibles al primero todas las
disposiciones legalmente previstas para este último (art. 1.439 y ss. Cód. Civil).-
(3.) Objeto de la transmisión. Contorno del crédito cedido. El quid de su cristalización
temporal.-
Ahora bien, establecido que a la transmisión de un crédito vía contrato de “factoring” se
halla regida por las normas del contrato de cesión de créditos en todo aquello que resulta
compatible con su naturaleza y finalidad, cuadra pasar a analizar cual es concretamente el
objeto del crédito que se cede, o lo que es lo mismo cual es su contenido y los contornos
que lo delimitan ya que ello adquiere particular relevancia en este caso para poder zanjar
adecuadamente la divergencia mantenida entre las partes.-
En esa inteligencia -y he aquí el nudo gordiano del asunto-, debe tenerse presente que la
ley enuncia que luego de notificado, el deudor cedido puede oponer al cesionario
cualesquiera defensas y excepciones que podía oponer al cedente, en tanto y en cuanto
dicha defensa hubiese estado debidamente justificada (art. 1469 Cód. Civil). Este
enunciado halla su razón de ser en que la obligación comprendida en la cesión no muta su
naturaleza por el mero hecho de haber sido cedida, ni mucho menos por la circunstancia
de haber sido incluida como objeto de un contrato de factoring. Ello, pues el contrato de
cesión es un acto causado que justifica y produce tan sólo el desplazamiento de un
derecho, desde su titular originario -el cedente en la relación- hacia otro titular o sucesor
-el cesionario- (cfr. Bueres - Highton, “Código Civil y notas complementarias”, t. 4 A,
Ed. Hammurabi, Buenos Aires, pág. 23; Llambías - Alterini, “Código Civil anotado”, Ed.
Abeledo Perrot, t. III-B, Buenos Aires, 1985, pág. 15, n° 12, ap. e, con cita en apoyo de
Spota, Alberto A., “Instituciones del Derecho Civil. Contratos”, vol. IV, Ed. Depalma,
Buenos Aires, 1980).-
Es decir, en la cesión (al igual que lo que ocurre en la subrogación) se transmite al nuevo
acreedor (cesionario) idéntico crédito que ostentaba el cedente, con sus taras y ventajas, o
lo que es lo mismo, con sus privilegios, accesorios y garantías (art. 1458 Cód. Civil). De
allí que la cesión no apareje la alteración del contenido originario del crédito cedido (cfr.
Bueres - Highton, ob. cit., pág. 26).-
Establecido entonces que el objeto de la cesión está constituido por el crédito cedido tal
como se encontraba en cabeza del cedente, la pregunta pasa a ser “a qué momento” debe
ser ello apreciado, o sea cuál es el hito cronológico que define y consolida
definitivamente el contenido del crédito transmitido.-
Bajo esa óptica, cabe señalar que -como principio general- el crédito se transmite con las
condiciones que ostentaba al momento de la cesión, por lo que las modificaciones
acaecidas sobre dicho crédito con posterioridad a la cesión -debidamente notificada al
deudor cedido-, le son inoponibles al cesionario.-
En ese orden de ideas, es dable mencionar que la existencia y la legitimidad del crédito
que la ley resguarda son las referidas, según el tenor del art. 1476, “al tiempo de la
cesión”. La ley ha querido -sin duda- referirse al tiempo en el que se concluye el contrato
de cesión pues es a ese tiempo que el crédito debe existir legítimamente en los términos
en los que haya sido descripto. Y esto responde a los principios de la teoría general de la
evicción, pues sólo está evicto quien está privado por una causa anterior o contemporánea
al hecho de la adquisición (art. 2091), lo que lleva a concluir que lo que se garantiza en
toda transmisión, es la existencia y legitimidad del derecho al tiempo de la traslación”
(cfr. esta CNCom., Sala D, 11.11.2005, in re “Sises S.A. c/ Banco de la Provincia de
Buenos Aires…”, cit. precedentemente).-
En otros términos, si el cedente afecta el crédito con anterioridad a la cesión, ello le es
oponible al cesionario quien no goza de ningún derecho sobre la reclamación que pudiese
efectuar el tercero acreedor, pues el cesionario no puede tener mejor derecho que el que
tenía el cedente (CC: 3972); no obstante, si dicha afectación ocurre con posterioridad a la
notificación de la cesión, los efectos de esta última son -en principio- inoponibles al
cesionario.-
(4.) Cuáles fueron los concretos contornos de los créditos cedidos en el supuesto sub-
examine.-
Llegado este punto del análisis y alcanzada la conclusión de que el contorno del crédito
cedido es aquel existente al tiempo de la cesión, cabe desentrañar cuáles eran esos
contornos a ese momento en el caso sub-examine. Veamos.-
Primeramente, cabe recordar que la actora sustenta este reclamo en una “cesión de
facturas” (nros. 873, 874, 877 y 878) concretada a su favor por la empresa “It Companhia
Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.”; cesión -ésta- que fuera plasmada mediante
escritura pública n° 312, labrada con fecha 04.07.1996, cuyas copias obran agregadas a
fs. 15/8 vta. Del texto de la mencionada escritura, se desprende que, en el marco de cierto
negocio jurídico que se nominó bajo el rótulo de “convenio de mutuo y de cesión de
facturas” se produjo la cesión de las cuatro (4) facturas cuyo pago aquí se reclama -por un
total de $ 25.200,72-, y con motivo del cual la cesionaria (la actora, Ruiz Pfister)
desembolsó a favor de la cedente (“It Companhia Internacional de Tecnología
S.A.I.C.I.”) el importe de U$S 19.800, en concepto de préstamo dinerario (véase fs. 9 vta.
de la copia de la escritura n° 312, referenciada supra y respuesta al punto de pericia 3° del
cuestionario ofrecido por la parte demandada, a fs. 271).-
Por su parte, las partes concuerdan en que, en el marco de la referida operatoria, la
prestataria (en el caso, la sociedad cedente “It Companhia Internacional de Tecnología
S.A.I.C.I.”) garantizó a la prestamista (en la especie, la cesionaria actora) los siguientes
extremos: i) la existencia y legitimidad del crédito cedido, ii) la efectiva entrega de la
mercadería y/o prestación del servicio que hacen a la relación causal del crédito cedido,
iii) la solvencia del deudor cedido, motivo por el cual la prestataria se constituía en
codeudora solidaria, lisa, llana y principal pagadora de las obligaciones del deudor cedido
con más sus accesorios legales y convencionales por todo concepto, con renuncia a los
beneficios de división y exclusión, iv) que no registraba deudas con el deudor cedido que
pudiesen ser objeto de compensación con el crédito objeto de la cesión, v) que el crédito
cedido no había sido objeto de cesiones anteriores, parciales o totales y que no reconocía
embargos o gravámenes de cualquier naturaleza (véase fs. 10 vta. de la copia de la
escritura pública n° 312, de fecha 04.07.1996, obrante a fs. 9/18 vta., como así también,
respuesta al punto de pericia 4° del cuestionario formulado por la parte accionada, a fs.
271/2).-
Del mismo modo, las partes también coincidieron en que la cesión de las mencionadas
facturas -identificadas por el banco con los nros. de orden 81261, 81262, 81265 y 81266,
respectivamente- fue notificada al deudor cedido (en autos, el demandado “Banco
Provincia”), mediante acta notarial labrada con fecha 04.07.1996, cuya copia obra a fs.
19. En dicho instrumento, el banco cedido, por intermedio del Sr. Alejandro Roberto
Calderón, dejó constancia que “el hecho de darse por notificado, no implica(ba) la
aceptación del monto establecido en la cesión, haciendo reserva por las diferencias que
pudieran surgir… por anticipos o penalidades”; agregando que dicha “cesión no pod(ía)
oponerse al crédito que el Banco de la Provincia de Buenos Aires” tuviese o pudiese
“tener contra la cedente” -véase acta notarial labrada a fs. 19, así como respuesta al punto
pericial b) del cuestionario ofrecido por la demandada a fs. 269/70-.-
Paralelamente con ello, los litigantes también concordaron en que el deudor cedido
-“Banco Provincia”- terminó resolviendo el contrato que lo vinculaba comercialmente
con la empresa cedente de las facturas involucradas (“It Companhia Internacional de
Tecnología S.A.I.C.I.”), ruptura contractual -ésta- que tuvo lugar, mediante Resolución n°
1492/96 del Directorio del Banco, con fecha 11.07.1996; esto es, siete (7) días después de
la fecha en la que este último quedó fehacientemente notificado de la cesión de las
facturas en cuestión (véase la mencionada Resolución de Directorio, a fs. 55/6).-
A su vez, no está en discusión tampoco que mediante acta notarial del 15.08.1996 la
actora requirió al banco accionado, en su condición de deudor cedido, el pago de las
cuatro (4) facturas objeto del litigio; oportunidad en la que el Subgerente de la Gerencia
de Administración del banco -Sr. Novo- manifestó que la referidas facturas eran
auténticas, que no habían sido duplicadas y que se encontraban aprobadas por el banco en
cuanto a sus conceptos y montos, no obstante lo cual, y como consecuencia de la
resolución contractual con la empresa cedente, dicha institución bancaria había decidido
retener el importe correspondiente a tales facturas, haciendo aplicación de las penalidades
contractualmente previstas, con la finalidad de imputar los referidos fondos a los
incumplimientos salariales y laborales en que hubiere incurrido la cedente respecto del
personal por ésta destacado para cumplir funciones en el banco (véanse fs. 20 y vta. del
acta notarial en cuestión, como así también, la afirmación efectuada por el propio banco,
a fs. 93 vta. y 94 de la contestación de demanda).-
Finalmente, tampoco hay desacuerdo en cuanto a que el banco cedido pretendió (en
razón de la retención de fondos aludida en el párrafo precedente) la “compensación” de
créditos entre los importes correspondientes a las facturas aquí reclamadas y los
supuestos incumplimientos a obligaciones salariales y laborales en los que habría
incurrido la sociedad cedente de dichas facturas, respecto del personal destacado por esta
última en el banco, siendo ésta la razón por la cual este último no abonó a la cesionaria
del crédito las facturas aquí reclamadas -véase respuesta al punto de pericia f) del
cuestionario propuesto por la parte demandada, a fs. 301, como así también, respuesta a),
obrante a fs. 334/4 de la contestación a la impugnación de pericia-.-
De su lado, de las copias de la causa criminal caratulada: “Vázquez, Manuel s/ estafa”
-Expte. n° 45.651/96-, que obran a fs. 675/86 de la presente causa, se desprende que si
bien en sede penal se determinó, respecto de Manuel Vázquez, en su carácter de
presidente de la firma cedente “It Companhia Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.”, la
existencia del delito de estafa reiterada en veintidós (22) hechos de esa índole, que
concurrían materialmente entre sí y que derivaron en el procesamiento y posterior
condena criminal del nombrado, lo cierto es que ninguno de los episodios delictivos allí
individualizados guardaban relación de causalidad alguna con las facturas emitidas por la
cedente contra el banco accionado cuyo cobro aquí se pretende. Es más: de la descripción
de cada una de las facturas objeto de tales maniobras ilícitas no surgen detalladas las aquí
reclamadas (véanse fs. 681 vta. a 683 de la sentencia definitiva dictada el 23.12.2008, en
la referida causa penal).-
Por otra parte y congruentemente con lo anteriormente señalado, del examen de la copia
de la resolución n° 1492/96 del directorio del “Banco Provincia de Buenos Aires”,
obrante a fs. 51/6, la que -se reitera- fuera dictada con fecha 11.07.1996 o sea siete (7)
días más tarde de que fuese notificada la cesión de las facturas, se infiere que dicho
órgano decidió: 1) rescindir (rectius: resolver) el contrato vigente con “Companhia
Internacional de Tecnología S.A.I.C.I.” por culpa de esta última, con fundamento en los
hechos invocados en dicha resolución y la mala fe contractual evidenciada; 2) aplicar las
penalidades previstas en el Reglamento de Contrataciones de la Ley de Contabilidad de la
Provincia de Buenos Aires Decreto n° 3300 (art. 72 punto 3 inc. a) aplicable
analógicamente) y, 3) “retener a los fines de la penalidad prevista en el punto 2°, los
importes correspondientes a la totalidad de las facturas presentadas y no abonadas, que
result(asen) definitivamente aprobadas”; y en caso de resultar necesario, aplicar dichos
fondos total o parcialmente al pago de obligaciones laborales de la empresa para con el
personal destacado en el banco, en la medida en que ésta no las hubiere cumplido, y/o
eventuales perjuicios que sufriese dicha institución bancaria (véanse fs. 55/6).-
El análisis de la prueba revela también que el perito contador interviniente en la causa
pudo verificar que de la documentación acompañada surgía información extracontable y
documentación, entre ellos un listado con un detalle de facturas identificado como
“Facturas por proveedor - pendientes retenidas”, del cual emergían las facturas nros. 873,
874, 877 y 878 que aquí se reclaman (véase fs. párr. 5°, de la contestación a la
impugnación a la pericia, de fs. 335).-
Este extremo resulta coincidente con el contenido de la planilla obrante a fs. 201,
elaborada por el propio banco, de la que surge que las facturas de marras fueron tratadas
como “facturas conformadas, retenidas en la oficina de contabilidad y facturaciones” del
“Banco de la Provincia de Buenos Aires”.-
Por último, el experto contable aseveró que desconocía si existían obligaciones laborales
respecto del personal de la firma cedente “It Companhia Internacional de Tecnología
S.A.I.C.I.” que se habría destacado en la entidad bancaria demandada (v. párr. 4° de fs.
337).-
De lo expuesto precedentemente, se extrae que la resolución contractual habida entre el
deudor cedido y la cedente del crédito, acaecida con fecha 11.07.1996, es de fecha
posterior a la notificación de la cesión de las facturas, la que tuvo lugar -como se
anticipara-, mediante acta notarial, el día 04.07.1996. Dicho en otros términos, la cesión
fue notificada fehacientemente al deudor cedido con anterioridad a la sobreviniencia de la
resolución contractual habida entre este último y la cedente.-
(5.) Oponibilidad a la cesionaria de los créditos que eventualmente pudieren haber nacido
de la resolución contractual dispuesta por la deudora cedida. La (im)procedencia de la
compensación.-
Llegado a este punto, cabe concluir -entonces- en que ninguno de los créditos atribuidos
por el banco accionado a la cedente (cuya incidencia pretende el deudor cedido oponer a
la cesionaria) existían con anterioridad a la notificación de la cesión, razón por la cual los
efectos derivados de la extinción de dicho contrato resultan inoponibles a la cesionaria;
toda vez que -como se adelantara- lo transmitido no fue el contrato que dio origen a las
facturas sino que la cesión correspondió a las facturas en forma exclusiva y, al momento
de transmitir los derechos sobre ellas, no existía penalidad alguna que las afectara.-
Ergo, desde esta perspectiva no cabe sino colegir en que resultan inoponibles a la aquí
actora, en su condición de cesionaria, los efectos emergentes de la extinción del contrato
habido entre el deudor cedido y la cedente, en las particulares circunstancias que rodean
el caso.-
En otro orden de ideas, con respecto a la compensación pretendida por la demandada, del
análisis del articulado del Código Civil aplicable a la materia (arts. 818, 819, 822 y 825
CCiv.), se requiere que para que tenga lugar la compensación, las deudas que se
compensen sean líquidas y exigibles.-
En punto a estas dos (2) características de la compensación cabe señalar que una deuda
es “líquida cuando consta lo que es debido y cuánto es debido” (cfr. Rezzónico, ob. cit.,
pág. 999). O, al decir de Borda -citando a Vélez Sarsfield- “cuando su existencia es cierta
y su cantidad se encuentra determinada” (cfr. Borda, Guillermo, “Tratado de Derecho
Civil. Obligaciones”, t. 1, Ed. Perrot, Buenos Aires, pág. 662). De ese modo, no puede ser
opuesta en compensación una deuda cuando es incierta en cuanto a su quantum, por estar
aún pendiente su valuación final (cfr. Rezzónico, ob. cit., pág. 1000). De su lado, una
deuda es exigible (art. 819, 4° parte, CCiv.), cuando no se ventilan obligaciones de plazo
pendiente, ni sujetas a condición ni mucho menos de obligaciones naturales.-
Además, -vinculando el instituto de la compensación al de la cesión- cabe hacer notar
que la regla del art. 1474 CCiv. debe integrarse con la del art. 826 CCiv., que establece
que “no son compensables entre el deudor cedido (…) y el cesionario (…) los créditos
contra el cedente (…) que sean posteriores a la cesión notificada…”. Es decir: de acuerdo
con el conjunto normativo establecido por los arts. 826 y 1474 CCiv., el deudor cedido
puede oponer al cesionario créditos contra el cedente anteriores a la notificación de la
cesión, por la sencilla razón de que nadie puede ceder un derecho mejor -o mayor- del
que tiene; diferentemente, si el crédito contra el cedente es posterior a la notificación de
la cesión, el mismo es ajeno a la cesión, de modo que ninguna influencia tiene en el
crédito cedido ni en el monto del crédito cedido. Asimismo, el art. 1467 CCiv. establece
que “la notificación y aceptación de la transparencia, causa el embargo del crédito a favor
del cesionario, independientemente de la entrega del título constitutivo del crédito…”
“Si, pues, el deudor cedido y notificado viniese posteriormente a ser acreedor del cedente,
no podría oponer al cesionario la excepción de compensación, como también está
dispuesto por el art. 1474 in fine del Código Civil (cfr. esta CNCom., Sala D, 11.11.2005,
in re “Sises S.A. c/ Banco de la Provincia de Buenos Aires…”, cit. supra; ídem, Sala D,
04.08.2000, in re “Columbia Cía. Financiera S.A. c/ Carrefour Argentina S.A. s/
ordinario”; en igual sentido, Luis de Gásperi, “Tratado de las Obligaciones en el Derecho
Civil Paraguayo y Argentino”, v. III, pág. 195)”.-
De allí que el deudor cedido y notificado que pasare posteriormente a ser acreedor de la
cedente -tal es el caso de autos-, no podía válidamente oponer a la cesionaria la excepción
de compensación: toda vez que -conforme lo tiene establecido el art. 826 del CCiv.- no
son compensables entre el deudor cedido y el cesionario, los créditos contra el cedente
que sean posteriores a la cesión notificada.-
Así las cosas, resta señalar -en lo que a esta cuestión se refiere- que la demandada no
demostró la existencia de créditos líquidos y exigibles a su favor, que pudiesen ser
invocados para justificar la operatividad del instituto de la compensación, respecto de los
importes involucrados en las facturas cuyo cobro reclama la actora y en base a lo cual el
banco procedió a retener los fondos en éstas consignados.-
Dicho en otros términos y para ir concluyendo, la accionada no tenía a su favor un
crédito líquido y exigible que justificase la compensación invocada para retener el pago
de las facturas que ahora reclama la actora. Ello así, toda vez que, al momento de
notificarse la cesión de las facturas, no existía deuda cierta y determinada a favor del
banco que pudiese ser compensada.-
En consecuencia, no siendo viable la compensación pretendida, tampoco lo fue la
retención practicada por el banco accionado por tal concepto.-
Consecuentemente con ello, corresponde desestimar los agravios propuestos y confirmar
la sentencia apelada en lo que fue materia de recurso.-
(6.) Régimen de costas del proceso.-
Finalmente, y en cuanto a la forma en que corresponde que sean soportadas las costas del
proceso -aspecto éste sobre el que también medió agravio por parte de la accionada-,
cuadra recordar que en nuestro sistema adjetivo los gastos del juicio deben ser satisfechos
-como regla- por la parte que ha resultado vencida en aquél. Ello así, en la medida que las
costas son en nuestro régimen procesal corolario del vencimiento (arts. 68, 69 y 558
CPCC) y se imponen, no como una sanción, sino como resarcimiento de los gastos
provocados por el litigio, gastos que deben ser reembolsados por el vencido con
independencia de la buena fe con que hubiese actuado.-
La Corte Suprema ha resuelto en reiteradas oportunidades que el art. 68 CPCC consagra
el principio del vencimiento como rector en materia de costas, que encuentra su razón de
ser en el hecho objetivo de la derrota, de modo que quien resulta vencido debe cargar con
los gastos que debió realizar la contraria para obtener el reconocimiento de su derecho
(CSJN, Fallos, 312:889, entre muchos otros).-
Es cierto que ésa es la regla general y que la ley también faculta al Juez a eximir de las
costas al vencido, en todo o en parte, siempre que encuentre mérito para ello (arts. 68 y
ss. CPCC). Pero ello, esto es, la imposición de las costas en el orden causado o su
eximición -en su caso-, sólo procede en los casos en que por la naturaleza de la acción
deducida, la forma como se trabó la litis, su resultado o en atención a la conducta de las
partes su regulación requiere un apartamiento de la regla general (cfr. Colombo, Carlos -
Kiper, Claudio, “Código Procesal Civil y Comercial de la Nación”, t° I, pág. 491).-
Sin embargo, ninguna de estas excepcionales circunstancias parecieran verificarse en el
sub-lite de modo de autorizar un apartamiento del principio general establecido en la
materia, por lo que, en atención al resultado de la litis, no parece que pueda arribarse a
otra conclusión más que la de que las costas de la anterior instancia sean afrontadas por la
accionada, dada su condición de vencida en la contienda, debiendo -por ende- también
confirmarse en este punto lo decidido por la Magistrado de grado; solución ésta que cabe
hacer extensiva a los gastos causídicos devengados en la Alzada, por análogas razones
(CPCC: 68).-
V.- VEREDICTO.-
Por todo lo hasta aquí expresado, propongo -pues- al Acuerdo:
1°) Rechazar íntegramente el recurso de apelación interpuesto por la demandada y, en
consecuencia;
2°) Confirmar la sentencia apelada en todo lo que decide y fue materia de agravio;
3°) Imponer las costas de Alzada a cargo de la demandada dada su condición de vencida
en la contienda (art. 68, CPCC).-
Así voto.-
Por análogas razones, la Señora Juez de Cámara Dra. María Elsa Uzal y la Señora Juez de
Cámara Dra. Isabel Míguez adhieren al voto precedente.-
Fdo.: María Elsa Uzal - Isabel Míguez - Alfredo A. Kölliker Frers
Valeria Cristina Pereyra, Prosecretaria de Cámara
Buenos Aires, 15 de mayo de 2013.-
Y VISTOS:
Por los fundamentos del Acuerdo precedente, se resuelve:
1°) Rechazar íntegramente el recurso de apelación interpuesto por la demandada y, en
consecuencia;
2°) Confirmar la sentencia apelada en todo lo que decide y fue materia de agravio;
3°) Imponer las costas de Alzada a cargo de la demandada dada su condición de vencida
en la contienda (art. 68, CPCC).-
Fdo.: Alfredo Arturo Kölliker Frers, Isabel Míguez y María Elsa Uzal
Ante mí, Valeria Cristina Pereyra: Prosecretaria de Cámara

Citar: elDial AA803E


Publicado el: 29/07/2013
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