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Egipto es un país con una historia milenaria y que ha marcado la civilización humana
notablemente. Un territorio con unas costumbres, tradiciones y cultura que se remontan a los
principios de la existencia del hombre civilizado. Una tierra de contrastes entre el desierto y la
riqueza natural que aporta el río Nilo. Sus espectaculares monumentos, su gastronomía y sus
gentes, sorprenden a todos los turistas. Un país que ha pasado por diferentes y convulsas etapas y
periodos históricos que debes conocer. En CurioSfera.com queremos explicarte la historia de
Egipto y su origen. ¿Comenzamos?
Índice de contenidos
1 Origen de Egipto
2 El nacimiento de Egipto
Origen de Egipto
Para conocer la historia y origen de Egipto primero debes conocer cómo es y su situación
geográfica. La actual República árabe de Egipto (Misr) se encuentra en el noreste de África y una
parte de su territorio (el Sinaí) se adentra en el continente asiático.
dónde está Egipto
El país, que limita al oeste con Libia, al sur con Sudán, y al noreste con Israel (ver historia de Israel),
se mueve entre la tradición de la historia del imperio faraónico y la necesidad de situarse entre los
países modernos del mundo.
Como en la Antigüedad, sigue dependiendo en buena parte de las crecidas del río Nilo para dar
vida a su economía, pero hoy dispone de presas reguladoras que le ponen al abrigo de los
caprichos de la naturaleza.
Sin embargo, cualquier visitante sentirá un paisaje sin igual, hecho de casas de adobe, retazos de
cultivo y campesinos circulando a lomos de sus mulas por los caminos de sirga de las riberas,
escenas que le devolverán a visiones propias de los siglos más remotos.
Egipto vive bajo la cultura del Islam desde hace más de trece siglos, pero su impronta, que se deja
ver en los atuendos, en las costumbres sociales y en las hermosas mezquitas de El Cairo, aparece
como superpuesta a un espíritu milenario.
Así, Egipto es un país africano y a la vez no lo es, abierto como está al mar Mediterráneo y hundido
hasta sus raíces en el desierto, del que el padre Nilo viene rescatándole desde que se escribe la
historia humana.
El nacimiento de Egipto
En el valle del Nilo se desarrolló una de las primeras grandes civilizaciones agrícolas de la
Antigüedad. El estrecho valle del río, en el área regada y fertilizada por sus crecidas, ofreció un
medio extraordinariamente propicio para el desarrollo de una agricultura intensiva; pero al mismo
tiempo obligó a una elevada organización del trabajo.
Egipto primitivo
Mapa distribución nomos del antiguo Egipto
La unidad básica y natural fue el “nomo”, o pequeña provincia formada alrededor de los núcleos
de población del valle y gobernada por miembros de la nobleza, pero la explotación racional del
país exigió la cooperación entre estos nomos, dificultada por las grandes distancias y la ausencia
de buenas calzadas.
La situación económica y social pudo así mantenerse durante milenios, apoyada además en la
ideología oficial, que daba un fundamento religioso a la existencia de diferentes clases sociales.
El valle del Nilo no fue poblado durante el paleolítico, ya que los yacimientos de este período se
encuentran en los límites del desierto. Durante el neolítico (5000 a.C. – 3200 a.C.), poblaciones
procedentes del este y del noroeste iniciaron la explotación de las posibilidades agrícolas del valle.
Los yacimientos prehistóricos mejor estudiados son los de Merimde, El-Fayum, al-Badari y Negade.
creación de Egipto
Según la tradición, sobre el 3200 a.C. el primero fue conquistado por el segundo, aunque su dios,
Horus, pasó a ser adorado entre los conquistadores, se hizo general el uso de los metales y se fijó
la escritura jeroglífica.
El llamado Imperio Antiguo, cuya capital era Menfis, fue período de gran centralización del poder
en la persona del faraón, auxiliado por una complicada burocracia, controlada por sus más
directos familiares.
El comercio exterior fue también considerado empresa estatal; importación de madera de Biblos,
para vigas y barras, de incienso y mirra del Punt, en la costa somalí, y de oro, ébano y marfil de
Nubia, realizada a cambio del trigo egipcio o por medio de expediciones militares.
La dinastía VI acabó con la autonomía de las ciudades en el norte. Los gobernadores provinciales
del S. se independizaron, lo que dio paso al llamado Primer Periodo Intermedio (dinastías VII a X),
durante el cual se establecieron extranjeros astáticos en el delta.
Al sur de la misma Ammenemes III (1842 a.C. – 1797 a.C.) llevó a cabo el importante plan de
irrigación que permitió usar el lago Moeris como reserva de aguas de la inundación para utilizarlas
durante la estación seca en las vegas del Bajo Egipto.
En ésta, donde la dinastía XVII se había mantenido independiente, se inició en el 1600 a.C. una
serie de expediciones victoriosas que arrinconaron a los hicsos en su capital.
La conquista de Avaris señaló el inicio del Imperio Nuevo (dinastías XVIII a XX), durante el cual
Egipto, por razones tanto comerciales como de seguridad, llevó a cabo una clara política
imperialista respecto a Siria y Palestina e intensificó sus relaciones dentro del ámbito
mediterráneo. Las reformas de Amenofis IV (Akhenatón) en el aspecto social y religioso tropezaron
con la oposición del clero de Amón y de sus poderosos intereses
No llegaron a transformar la estructura del país; su gobierno coincidió con la expansión del poder
hitita, que desplazó a Egipto en el dominio de Siria. Los soberanos de la dinastía XIX, como Ramsés
II, reemprendieron las expediciones a Palestina, pero se vieron obligados a pactar con los hititas y
a delimitar sus respectivas zonas de influencia sobre Siria.
El clero de Amón vio crecer su influencia en el Estado hasta convertir la dinastía XX en una
teocracia sacerdotal. Uno de sus faraones, Ramsés III (1182 a.C. – 1151 a.C.), expulsó del delta a
los “pueblos del mar” que procedentes del norte y este., habían destruido el imperio hitita.
En esta época (dinastías XXI a XXX), los altos sacerdotes de Amón se aliaron a los diversos grupos
de extranjeros que dominaron sucesivamente el aparato estatal. La dinastía XXII procedió de los
libios establecidos en el delta como soldados mercenarios; la XXIII y la XXV fueron nubias.
En tiempos de Nefertumjura Taharqo (689 a.C. – 664 a.C.), los asirios penetraron en el territorio
egipcio, pero se retiraron después de saquear las ciudades del Bajo Egipto y de llegar hasta Tebas.
Después de las últimas dinastías nacionales (XXVIII-XXIX-XXX), la conquista de Egipto por Alejandro
Magno (332 a.C.) no provocó ningún cambio fundamental en la estructura agraria del país, pero sí
su plena integración en el ámbito comercial del Mediterráneo oriental.
Se respetó la división provincial en nomos, al frente de los cuales se puso un estrategos; la mayor
parte de la tierra pasó a posesión real y fue cultivada por arrendatarios adscritos a la tierra, sobre
los cuales se elevó al máximo la presión fiscal, no solamente en especies sino también en moneda,
que fue introducida durante este período.
La ocupación romana, después de la batalla de Accio o Actium (año 31 a.C.), dio la máxima
autoridad civil, militar y religiosa al prefecto, responsable solo ante el emperador. Roma aumentó
la rigidez de las diferencias sociales y culturales de la época helenística y respetó las antiguas
clases privilegiadas (alto clero, griegos y judíos habitantes de las ciudades), a las que añadió la
nueva clase de ciudadanos romanos.
La batalla de Accio
Los impuestos (ver historia de los impuestos) en especies de productos agrícolas (annona) fueron
extraídos del país y contribuyeron de manera esencial a abastecer de trigo a Roma, y a partir del
siglo III, al exceder de las posibilidades reales del país, crearon una grave inflación y propiciaron el
abandono de muchas comunidades locales, cuyos habitantes huían en masa debido a la legislación
que hacía responsable a la comunidad de los impuestos del campesino que abandonaba sus
tierras.
La nueva religión cristiana (siglo II) mantuvo la situación preponderante del clero; el patriarca de
Alejandría, apoyado en las enormes cantidades de monjes y sus grandes latifundios, tuvo enorme
influencia en el país.
El evidente malestar contra la metrópoli, contra su política económica y religiosa, sobre todo a
partir del cisma de la Iglesia egipcia (451), facilitó la conquista transitoria del país por los persas
(año 618) y la definitiva por los árabes, que penetraron en Egipto el 639, mandados por Amr b al-
As, general que estaba al servicio del califa Umar.
Amr estableció la capital en al-Fustat, verdadero campamento militar que posteriormente dio
origen a El Cairo. Los califas omeyas y abasíes respetaron las comunidades copta, cristiana y judía,
y se limitaron a establecer su propio sistema impositivo: un tributo personal a los habitantes de
Alejandría, tributos sobre la tierra a los campesinos, y a desviar sus rentas hacia Damasco o
Bagdad.