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UNIVERSIDAD LAICA “ELOY ALFARO” DE

MANABÍ

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS

GRUPO #6

INTEGRANTES:

DELGADO QUIJIJE SHIRLEY

POZO ANGELO

MENDOZA NEPTALI

ANCHUNDIA JASSON

QUIMIS MERA JHON

PEÑAFIEL ECHEVERRIA JESÙS

ASIGNATURA:
PENSAMIENTO ECONÒMICO

PROFESOR:

ECON. JUAN CARLOS LARA OCAÑA

CURSO:

CUARTO SEMESTRE “A”


LA INSERCIÓN INTERNACIONAL DE AMÉRICA LATINA DENTRO DE LA
CONFIGURACIÓN DE UN NUEVO ORDEN MUNDIAL

La globalización, o el avance en todo el mundo de la fuerza productiva impulsada


por el acelerado desarrollo de la ciencia y tecnología, se despliega en una
amplitud tal, que se ha convertido en el hábitat común de todas las naciones. Es el
resultado y la tendencia inevitable del progreso de la humanidad, que se
encuentra siempre explorando, descubriendo, conociendo y venciendo lo
desconocido. Pero a pesar de ser un progreso humano, la globalización también
es una espada de doble filo que genera ventajas y desventajas; en otras palabras,
oportunidades y desafíos. Ante esto, la cuestión para cualquier país, incluyendo
los de América Latina y el Caribe, quizás no sea insertarse, sino cómo se pueden
maximizar las oportunidades y enfrentar exitosamente los desafíos que plantea el
mundo globalizado.

La Globalización

A partir de la caída del muro de Berlín en 1989, los mercados internacionales


asumieron que el capitalismo había triunfado y empezaba la era de un solo mundo
unido, de acuerdo con un mismo sistema económico y un nuevo orden
internacional: un sistema unipolar. La unipolaridad favoreció el surgimiento de la
globalización moderna cuyas características pueden sintetizarse en: la unión y la
interdependencia de las economías nacionales a un sistema de mercado global; la
expansión de los medios de comunicación y de las redes informáticas; la libre
circulación de capitales y el fortalecimiento de las empresas multinacionales; la
ampliación de las relaciones culturales y la consolidación de la sociedad de
consumo de masas. Con la globalización el capitalismo se hizo salvaje; es decir,
los Estados ya no intervinieron tanto como antes para impedir prácticas nocivas
contra la sociedad; con la ayuda de los medios de comunicación el intercambio de
mercancías se globalizó y la competencia se desató. La era de la globalización del
siglo XX se distingue por el aumento del volumen y la velocidad de los
intercambios debido a la multiplicación y efectividad de las redes de comunicación
y el abaratamiento de los transportes. Pero el problema fundamental de estos
intercambios es que las ganancias se concentran en unas pocas manos, en
grandes monopolios cuyas sucursales o franquicias están en todo el mundo. Con
los precios bajos que ofrecen, pues emplean alta tecnología y compran grandes
volúmenes de materias primas a los mejores precios, los monopolios eliminan la
competencia; es decir, quitan oportunidades a los pequeños productores. Además
muchos monopolios se han instalado en regiones donde pagan bajos impuestos y
consiguen mano de obra barata y en cantidad suficiente para imponer sus
condiciones laborales. Por otra parte, los monopolios tienden a uniformar el gusto
de los consumidores y provocar la polarización social: empresarios millonarios
frente a los trabajadores que cuyo único destino parece ser aceptar las pésimas
condiciones laborales y realizar mecánicamente sus tareas sino quieren perder su
empleo. Al iniciar el siglo XXI, la integración de las economías nacionales en el
mercado global, es decir, la globalización o configuración de la “aldea global”,
arroja resultados muy distintos de los prometidos: deterioro ecológico, desempleo,
hambruna, terrorismo, violencia y guerras. Cuando en noviembre de 1999 se
celebró en Seattle la Conferencia de la Organización Mundial del Comercio
(OMC), cerca de 10 mil manifestantes protestaron contra la globalización y con
ello a la unipolaridad. Los movimientos antiglobalización enfatizan la idea de que
el mercado global es el causante del aumento de la pobreza y la inequidad, de la
injusticia, la discriminación y la marginación, del empobrecimiento y la destrucción
de las culturas nacionales

El neoliberalismo

En las décadas de 1960 y 1970, al tiempo que se registraban protestas y


movimientos sociales, los países industrializados atravesaban por una crisis que
provocó el estancamiento de la producción y la pérdida de ganancias. Los precios
comenzaron a elevarse y los sindicatos reaccionaron exigiendo aumentos
salariales. Al incrementarse los salarios los costos de la producción también se
elevó y con ello los precios de las mercancías también subieron. La crisis que
afectó al mundo entero se tradujo en los siguientes problemas: nulo crecimiento
económico, desajuste de la oferta y la demanda, inflación, desempleo,
empobrecimiento de la población en el Tercer Mundo y hambrunas crecientes
sobre todo en África

EL PASAJE DE LA UNIPOLARIDAD A LA MULTIPOLARIDAD

El paradigma neoliberal a principios de la primera década del siglo XXI se


conformaba geopolíticamente como un poder global que mantenía el predominio
del G7 y los ESTADOS UNIDOS, tanto en lo militar, comercial, cultural y
económico. Una forma de gobernanza que uniformaba los sistemas nacionales, en
función de parámetros económicos de capitalismo salvaje y de libre democracia,
con la mayor parte de desaparición de Estados Nacionales. (Mejia, 2017)

El 15 de septiembre del 2008, el banco de inversión Lehman Brothers se declaró


en bancarrota. A partir de ese momento, Estados Unidos colapsó y luego le siguió
el resto de economías desarrolladas. Comenzó el quiebre de la globalización
unipolar que represento un ataque al modelo capitalista dominante de Estados
Unidos, la crisis financiera y la razón iniciada que iba adquiriendo rápidamente un
carácter global y el ascenso de China como una economía más competitiva y de
alto crecimiento.

En todo caso (Gullo, 2008), el nuevo sistema unipolar tendría una vida breve y
culminó a principios del siglo XXI, cuando Rusia reaparece como desafiadora
estratégica en los asuntos globales y al mismo tiempo China e India, los dos
gigantes asiáticos, se asomaban como potencias económicas y estratégicas. A
nivel global, tenemos también que considerar el creciente peso de algunas
naciones de América Latina, como Brasil, Argentina y Venezuela. Las relaciones
importantes entre estos países con China, Rusia e Irán, parecen adquirir valor
estratégico y prefiguran un nuevo sistema multipolar, cuyos principales pilares
pueden considerarse constituidos por Eurasia y por la Iberoamérica suramericana.

En definitiva estamos ante un paradigma de globalización donde, inminentemente


comienzan a coexistir relatos sobre el orden social con distintas visiones sobre la
relación Estado-Sociedad, los modelos de desarrollo y las formas de inclusión
internacional. Estos son algunos relatos que ponen en cuestión tanto la
predominancia de Estados Unidos y los G7 dentro del orden económico global,
como la lógica de inserción internacional centro periferia.

El ascenso de China

Se inicia un cambio capitalista de magnitud global cuando China se suma a la


división de trabajo internacional como receptora de la deslocalización de la
producción industrial de los países del centro basado en un fuerte desarrollo
estatal porque la industria, al extenderse hacia la periferia, dejo de ser el
patrimonio exclusivo de los países del centro del sistema. Además, este
fortalecimiento de China, que no es afectado por la crisis financiera, desafía la
supremacía de Estados Unidos, emergiendo de un nuevo escalón del capitalismo
emergente pero diferente al ya conocido. (Abalo, 2013)

El surgimiento de los BRICS

Otro elemento que cambia la estructura de las relaciones centro-periferia es el


surgimiento de los países o poderes emergentes agrupados en los BRICS, que
surge en el año 2001, siendo acuñado por Goldman Sachs para hacer referencia a
aquellas economías emergentes, que previsiblemente marcarían el devenir
económico y político del siglo XXI. Su creación busca reflejar la tendencia hacia un
mundo multipolar en las relaciones internacionales, que se caracteriza por una
creciente interdependencia económica global. (sachs, 2001)

El debilitamiento de la influencia del G7 y de Estados Unidos en zonas


periféricas.

El debilitamiento de la influencia de los países centrales incide en el quiebre de un


mundo unipolar especialmente de Estados Unidos sobre sus zonas de
denominación periférica y la nueva forma que adquieren las relaciones entre los
países periféricos. (Mejía, 2014)
LA GLOBLIZACIÒN MULTIPOLAR

La globalización es un fenómeno de carácter internacional, su acción consiste


principalmente en lograr una penetración mundial de capitales, financieros,
comerciales e industriales, ha permitido que la economía mundial ( comercio, la
producción, y las finanzas) moderna abra espacios de integración activa que
intensifiquen la vida económica mundial y surge como consecuencia de la
internacionalización cada vez más acentuada de los procesos económicos, los
conflictos sociales y los fenómenos político-culturales.
(Bogantes, 2009).

La multipolaridad es una nueva etapa del proceso de globalización, iniciando hace


tres o cuatro décadas con la consolidación y expansión global del capitalismo
liberal, a partir de una gran transformación del poder global predominante. Lucha
contra las naciones predominantes del periodo anterior, habiendo nuevas
posibilidades de intercambio y más franquicias para los países del Sur. No
rechaza al capitalismo pero si afirma una regulación de los mercados y de las
decisiones de una globalización menos asimétrica y más justa.

La multipolaridad, permite disminuir los condicionamientos políticos, financieros,


comerciales y militares que históricamente tenían las potencias industriales del
Atlántico Norte sobre los países emergentes. (García. D, 2015)

Respecto a la globalización multipolar apunta a que habrá un desarrollo


económico, político y social dividido por regiones, provocada por la globalización.

Cuando terminó la primera ola de globalización, en 1870 con el estallido de la


Primera Guerra Mundial, sobre los frutos de la revolución industrial y el
surgimiento de la economía americana, surge el aumento del proteccionismo y la
sustitución de importaciones. Las políticas comerciales orientadas hacia el interior
parecen estar ganando cada vez más terreno, a medida que las economías
buscan impulsar el empleo y la actividad económica dentro de las fronteras. El
índice de Multipolaridad que mide el grado en que el comercio, el PIB, la inversión
extranjera directa, el tamaño del presupuesto y la población, se concentran en
regiones específicas.

El mundo está mucho menos concentrado que en los años ochenta, cuando una
gran parte del poder económico se concentraba en EE.UU. y Europa occidental, y
que ha crecido constantemente en las últimas décadas.

El surgimiento de la globalización multipolar se produce en ruptura con la


globalización unipolar, pero de una manera no violenta. Ello implica que su
consolidación aun no es un hecho, sino un proceso en configuración, una gran
transición hacia otro orden, una gobernanza más democrática.

LA GLOBALIZACIÒN MULTIPOLAR Y SU IMPACTO EN AMÈRICA LATINA.

América Latina es un subcontinente que aún se encuentra bajo el radio de


influencia geopolítica y económica de las grandes potencias. La mayoría de sus
economías son dependientes de las exportaciones a Estados Unidos, Asia y
Europa. En materia militar no es un jugador de primer orden y en el campo
tecnológico existe escasa producción propia. Por otro lado, la región carece de
instituciones supranacionales consolidadas. Experiencias como el MERCOSUR
han tenido una función básicamente económica-comercial y organismos como
UNASUR se encuentran aún en etapa de desarrollo. Por su parte, la Organización
de Estados Americanos (OEA) no podría considerarse como genuinamente
regional dada la participación crucial en dicho organismo de los Estados Unidos.

El paso del paradigma de la globalización unipolar al de la multipolaridad, permitió


que América Latina y en particular los países del Cono Sur, desarrollaran
estrategias propias de desarrollo e inserción internacional con algunos matices,
estos países supieron aprovechar la oportunidad que les presento la crisis, ésta
fue una oportunidad a medida que como consecuencia de la situación recesiva de
las economías centrales, los países comenzaran a explorar acuerdos con nuevos
socios en otras regiones del mundo, tales como Asia, África y la propia región.
Antes del 2008, diversos gobiernos del perfil progresista, populares y de centro-
izquierda ya habían comenzado a configurar políticas novedosas, orientaciones
neo desarrollistas, de re estabilización de recursos naturales y democratización de
sus sociedades con un mayor protagonismo del Estado, tanto en lo económico
como en lo social. Este bloque llego hasta principios de 2013, con un fuerte
impulso de los presidentes latinoamericanos más protagónicos, progresistas y
populares, como Lula, Evo, Chávez, Kirchner, más en el sur que en el norte y más
sobre el Atlántico que sobre el Pacifico.

El multipolar ismo incrementa la estabilidad mundial y permite acercarse al anhelo


de paz. La existencia de una serie de polos de poder, relativamente equivalentes,
impide que una sola potencia tenga la capacidad de imponerse a las otras.
(Schnake, 2011)

LA INTEGRACIÓN REGIONAL LATINOAMERICANA EN UN MUNDO


MULTIPOLAR

La integración multipolar nació en Estados Unidos tras la caída de la Unión


Soviética, dio paso a la construcción paulatina en el siglo XXI de un Sistema
Internacional caracterizado por la multipolaridad. América Latina se convirtió en un
actor destacado, que no solo apoyó, sino que en muchos casos lideró la
profundización de este proceso. (tandazo)

Evidentemente la participación o el liderazgo de los países no fue de todos por


igual, destacando el rol jugado por Venezuela y Brasil, aunque también
acompañado por países como Argentina, Ecuador, Bolivia, y en menor medida,
países como Uruguay o el Paraguay de Lugo. Fueron estos nuevos procesos de
integración los que con mayor fortaleza cimentaron la nueva correlación de
fuerzas que permitía a la región ir rompiendo, al menos en el discurso y en la
orientación de la Política Exterior, esto fue una señal como un primer paso, que sin
duda era fundamental, para modificar la tradicional División Internacional del
Trabajo que había incluido a los países de la región a un lugar periférico de la
Economía-Mundo capitalista.
En la región latinoamericana destaca la aparición de nuevos procesos de
integración regional y/o concertación política: el ALBA-TCP, la UNASUR o la
CELAC se constituyen como los principales exponentes. Se observa una
reorientación de las Políticas Exteriores de muchos países de la región, la cual se
expande hacia los procesos de integración con el debilitamiento de unos
(UNASUR o CELAC) o la reorientación de otros (MERCOSUR). Las cartas se han
vuelto a repartir. Y el gran tablero mundial tiene en América Latina a uno de sus
principales terrenos de juego. Mucho de lo que suceda en el Sistema
Internacional, dependerá de lo que América Latina se juega en casa.

NO AL ALCA

ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas ), "¡Alca, Alca, ¡al carajo!" es la
frase que pasó a la historia hace una docena de años y que marcó el devenir de
los pueblos del Sur, unidos en el ideal promovido por el entonces presidente de
Venezuela. Hugo Chávez, quien convencido en la fuerza de un nuevo orden
regional ese, mismo 5 de noviembre de 2005 también afirmó que "Al ALCA la
derrotamos los pueblos".

En 2005, el mandatario venezolano explicó claramente los porqués del (ALCA) y


denunció que "el ALCA, lo que busca es consolidar el poder económico de las
grandes transnacionales y de las élites que han dominado estos países durante
mucho tiempo".

El mandatario acompañado del presidente de Argentina, Néstor Kirchner y el de


Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, afirmó que el ALBA que permitirá “la liberación de
los pueblos, la redistribución del ingreso de nuestros pueblos, la igualdad, el
cambio del modelo económico productivo, la inclusión social, que no haya
excluidos".

De esta manera se abrió camino la Alianza Bolivariana para los Pueblos de


Nuestra América (ALBA), una nueva forma de intercambio regional creada en
2004, que tenía de base ideales impulsados por los Gobiernos de Venezuela y
Cuba como la igualdad, solidaridad, superación de la pobreza y desarrollo integral
de los pueblos.

Solidaridad, complemento, justicia, cooperación, igualdad social, calidad de vida,


autodeterminación, diversidad cultural y la participación efectiva de los pueblos en
la configuración de su propio destino, son los ejes centrales de esta iniciativa
pensada desde el Sur que también busca consolidar un modelo social de
desarrollo y se enfoca en áreas como la educación, salud, alimentación, medio
ambiente, cultura, energía y tecnología.

Una diplomacia presidencial favorable

El concepto de Diplomacia Presidencial representa en las últimas décadas uno de


los fenómenos más novedosos en las relaciones exteriores de los países. Cada
vez más vemos con mayor naturalidad que los jefes de Estado asuman el rol
protagónico de la política exterior de su nación.

En el albor de la diplomacia contemporánea y en medio del actual auge y


preponderancia de los organismos multilaterales, la movilización internacional de
los presidentes se hace cada vez más necesaria para alcanzar el anhelado
progreso de sus países, dado el innegable apogeo de la interconexión e
interdependencia comercial, académica, cultural, industrial y científica de las
naciones.

Una nación que aspire a la eficacia y desarrollo de sus actividades productivas no


puede vivir ajena a la dinámica agenda internacional que en la actualidad ejecutan
los principales líderes mundiales, haciendo de nuestro planeta una aldea cada vez
más interconectada.

De ahí la importancia de que el papel protagónico en la estrategia de la política


exterior de un país sea desempeñado por su primer mandatario.

De hecho, según la legislación de muchos países, el jefe de Estado o de Gobierno


es quien dirige la política exterior de su nación y es quien la representa en sus
relaciones con los demás Estados, aunque en ocasiones delegue esas funciones
en el ministro de Relaciones Exteriores.

La participación activa de los presidentes en los distintos foros multilaterales


donde se discuten temas mundiales o se deciden agendas regionales y se
enfrentan problemas de carácter global es vital para la evolución de cualquier país
cuya meta sea el progreso y el bienestar de sus ciudadanos. (Listindiario)

De la región radial a la cooperación regional

En América Latina existe un consenso casi generalizado entre los actores


políticos, económicos y sociales sobre las grandes y positivas virtudes de la
integración regional. Ésta es vista como un dinamizador del crecimiento
económico y una palanca importante para disminuir la desigualdad nacional y
aumentar la cohesión social.

Pero para ello es necesario clarificar los objetivos, aclarar las metas y sus tiempos
y abandonar la retórica que suele acompañar al proceso, aunque no la política, sin
la cual es imposible avanzar.

El Tratado Constitutivo (UNASUR, 2008) señala que uno de sus objetivos


centrales es afirmar la identidad regional como “un factor dinámico en las
relaciones internacionales”. A veces parece que la integración regional es más un
proceso de afirmación identitaria que de puesta en valor de intereses
convergentes.

A mediados de la primera década del siglo XXI, coincidiendo con la escalada del
precio de los productos energéticos, especialmente del petróleo, se presentó a la
energía como el dinamizador de la integración, en un papel similar al que el
carbón y el acero jugaron en Europa. De los proyectos presentados, entre ellos el
anillo gasístico andino, hubo algunos irrealizables, como el Gran Gasoducto del
Sur. La creencia extendida era que la sola existencia de empresas
hidrocarburíferas estatales, públicas o semipúblicas facilitaría las cosas. Incluso se
convocaron Cumbres presidenciales monográficas sobre el tema. De la misma
manera que comenzó el proceso, terminó diluyéndose. A veces no sólo no se
plantean las preguntas adecuadas, tampoco se piensa en el medio y en largo
plazo, clave en una cuestión como ésta.

Es obvio que la integración puede ser una herramienta poderosa para vincular a
América Latina con el mundo y no para aislarlo de él. Por eso también se analizará
la forma en que los distintos esquemas de integración regional se vinculan con los
distintos actores internacionales presentes en la región y cómo la cooperación
regional puede reforzar el proceso. (Malamud)

Regionalismo

Un proceso de tipo asociativo en que se producen en ámbitos espaciales


delimitados del sistema internacional denominadas macro-regiones o regiones
internacionales.

El eje del regionalismo abierto

En la región existe actualmente una fragmentación de la integración económica en


tres ejes: un eje de integración abierta, un eje revisionista y un eje anti-sistémico.
En cada uno de estos ejes se han adoptado distintos modelos económicos de
integración. Acudiendo a Max Weber proponemos la existencia de tres tipos
ideales de modelos de integración económica: el regionalismo estratégico, el
regionalismo productivo y el regionalismo social. En el trabajo se analizan las
interacciones existentes entre los ejes y los modelos de integración existentes en
la región latinoamericana.

Plantea la regulación de sectores como Foro del arco del pacifico latinoamericano
2007 Alianza del pacifico representa una respuesta política.
Es una reacción ante el creciente protagonismo del eje del ALBA Constituye un
mecanismo para negociar en común con países del pacífico.
El eje Revisionista - Mercosur, UNASUR

Desde sus inicios el Mercosur fue un modelo híbrido, que, aunque nació con
elementos típicos del «regionalismo abierto», en particular su énfasis inicial en la
apertura y desgravación comercial, al mismo tiempo careció de una agenda de
«integración profunda». El Mercosur combinó un proceso de apertura sin
«integración profunda» con la ausencia de mecanismos para avanzar en la
integración social y productiva. Sin embargo, desde el año 2003 ha comenzado a
revisar este modelo de integración para crear y fortalecer los aspectos sociales y
productivos en el bloque regional, proceso de revisión que se mantiene incluso en
nuestros días.

El eje Antisistémico -ALBA (Hugo Chávez) 2011

El ALBA no es una forma tradicional de integración económica, sino que plantea


que esta se desarrolle no a partir de una estrategia tradicional basada en el libre
comercio, sino que, propone un nuevo modelo de integración económica no
capitalista.

Al menos según los documentos y discursos de los líderes de sus países


miembros el ALBA representa un modelo de integración anti-capitalista y anti-
imperialista. El nuevo esquema de integración fue anunciado por Hugo Chávez en
diciembre de 2001 durante la III Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe
(AEC), bajo el nombre de Alternativa Bolivariana para las Amé-ricas (ALBA), como
una iniciativa que planteaba promover un modelo nuevo de integración basado en
la solidaridad, la complementariedad y la cooperación.

En sus inicios, la propuesta ALBA careció de mayor contenido, pero a partir del
año 2002 se presentó como una alternativa al ALCA que impulsaba Estados
Unidos y, en este sentido, se dieron a conocer varios documentos oficiales en los
cuales se contrastaban las propuestas de negociación que se estaban realizando
en el marco de la negociación hemisférica con lo planteado por el ALBA. En abril
de 2004, en un encuentro realizado en La Habana, Hugo Chávez, Fidel Castro y
Evo Morales, relanzan la propuesta, que deja de ser simplemente una alternativa
al ALCA. Incluso se ha cambiado el significado de la sigla ALBA, que ha pasado a
significar la Alternativa Bolivariana para la América (cf. Briceño Ruiz, 2011).

En su fase más reciente, el ALBA comienza a consolidarse como iniciativa


regional, presentándose como una modalidad de integración no capitalista y
distinta del modelo de integración abierta. Incluso, se le ha presentado como un
elemento de la lucha mundial contra el imperialismo (Martínez, 2006: 66-87).

LA RESISTENCIA A LA MULTIPOLARIDAD

Hasta principios del siglo XXI los países ricos eran quienes dominaban la
economía mundial, controlando las 2 terceras partes del PIB, pero actualmente su
participación ha caído casi a la mitad, esa participación puede declinar a un mero
40%, lo que significa que los países emergentes generan el mayor producto
global. (García Mejia, 2017)

Si bien la multipolaridad es un sistema o subsistema internacional en el que


existen dos polos o centros de poder, significa que el poder está distribuido entre
más de dos potencias.

La correspondencia o relación de las fuerzas económicas a nivel mundial


comenzaron a alterarse en forma acelerada y ello puede verse en quien constituye
hoy las grandes economías del mundo medidas en función del PIB, con
correspondencia del poder adquisitivo: China, Estados Unidos, India, Japón,
Alemania, Rusia, Brasil, Indonesia, Reino unido y Francia.

Con el ascenso del gigante asiático, como el reordenamiento de las relaciones


internacionales de los países periféricos, y las nuevas formas en que se estaba
dando la inserción internacional de estos países, comenzó a inquietar a las
potencias económicas del g7 y en particular a Estados Unidos convirtiéndose este
cambio de escenario en un reto para Occidente. (García Mejia, 2017)
La existencia del balance de fuerzas, en este sistema internacional de distribución,
es un hecho natural e inevitable, que según (Morgenthau, 1993), el equilibrio de
poder se asienta en dos premisas:

 Todos los elementos y actores inmersos en una situación de equilibrio son


necesarios para el sistema, por ende, su existencia debe asegurarse
 Sino no existe equilibrio, una nación puede ganar demasiado poder sobre
los demás y poner en peligro la seguridad y los intereses de todos
(unipolaridad).

En función de esto, países centrales afianzan la necesidad de tener una mayor


coordinación para superar la crisis internacional, pero estos no están dispuestos a
hacerlo modificando la administración global, basada en la unilateralidad de las
decisiones, tanto de las instituciones de Bretton Wood *(FIM, BM, OMC).

La resistencia a la multipolaridad se traduce en no prestar acuerdos a las formas


multilaterales en toma de decisiones económicas y políticas que afecten a las
relaciones globales, por parte de un grupo de países que detengan gran parte del
poder financiero, monetario y militar mundial. (Blutman & Cao, 2016)

Estados unidos, al intentar imponer su voluntad sobre los otros países por medio
de sanciones económicas o intervenciones militares o sea el actuar como si el
mundo fuese unipolar, se está quedando cada día más aislado, oponiéndose a la
mayoría del resto del mundo, y asemejándose a una “superpotencia patria”: La
hegemonía benigna solo es tal a los ojos del poder hegemónico, pues en la
mayoría de los países , los líderes políticos e intelectuales se resisten
enérgicamente a la perspectiva de un mundo unipolar y están a favor del
surgimiento de una verdadera multipolaridad. (Lafferriere, 2003)

Son los mismo que se oponen, por ejemplo, en la asamblea de la ONU a un


acuerdo general sobre principios queden regular la reestructuración de deudas
soberanas, esto muestra ciertas limitaciones de Washington para sabotear la
construcción de un mundo multipolar.
A lo largo de la primera década del siglo XXI, el poder norteamericano fracaso en
contener el ascenso de nuevos actores económicos y políticos, tanto en américa
latina como en la región euroasiática.

La resistencias geopolíticas al reconocimiento de un mundo multipolar responden


ante todo a la necesidad del norte industrializado de mantener su liderazgo a
través de diversas alianzas continentales hacia el atlántico y hacia el pacífico y a
desalentar allí donde sea posible el proceso de consolidación de los BRICS; en
generar políticas de contención con Rusia y China y en la búsqueda de recuperar
la hegemonía mundial a pesar y más allá de la incidencia real que los países
emergentes vienen demostrando en el nuevo orden mundial. De allí que las tesis
que afirman que los países emergentes serían los que amenazan ahora con
arrastrar al mundo a una nueva recesión, se mostrarían como falaces.

Esta es precisamente la interpretación que brinda el neoliberalismo y los


organismos internacionales y sectores dominantes sobre la actual crisis mundial, y
los cuestionamientos que los mismos hacen a las políticas heterodoxas (o
nacionales y populares que se aplicaron en América Latina durante este período).

Lo cierto es que el mundo fue arrastrado a la crisis del 2008 principalmente por la
especulación financiera propia de un tipo de capitalismo neoliberal, el capitalismo
global actual. Por lo tanto, alegar la responsabilidad a los BRICS como causantes
de la crisis global no resiste el análisis, dado que la crisis fue provocada
centralmente por los Estados Unidos en el 2008 con la burbuja financiera y ahora
se aduce que los mercados emergentes, que la sufrieron, serían los que alterarían
las economías de los países de Occidente, léase, los grandes países
desarrollados. Y en el caso de Medio Oriente, -en términos ahora geopolíticos- con
la predominancia de una lógica de tomar acciones directas y por fuera de los
marcos institucionales de las Naciones Unidas.

La resistencia a la multipolaridad se resume por tanto en evitar la modificación de


una arquitectura financiera mundial diseñada a la medida de la composición del
poder preexistente y de los organismos multilaterales que, en lugar de reconocer
las injusticias derivadas del modelo económico mundial, insisten en las mismas
recetas de ajuste fiscal, apertura indiscriminada del comercio y
sobreendeudamiento para todo lugar y situación. Estos intereses propugnan por la
prolongación de los conflictos en el mundo teniendo en cuenta solo la voluntad de
un reducido grupo de naciones bajo una lógica que más que de negociación es de
control territorial sobre los países afectados. (Blutman & Cao, 2016).

EL PARADIGMA MULTIPOLAR EN EL ESCENARIO ACTUAL


LATINOAMERICANO

El ascenso de los países emergentes, pareció tocar techo con el enfriamiento


económico del comercio mundial, desestabilizando con ello las teorías de des
anclaje e independencia de los países periféricos con respecto a las economías
desarrolladas o centrales.

La economía mundial se divide en países centrales (fuertes, prósperos y


desarrollados) y países periféricos (débiles, pobres y subdesarrollados). A este
modelo también se le llamó modelo de Centro- Periferia. (Raúl P, 2007)

Se llama "teoría de la dependencia" a un conjunto de teorías y modelos que tratan


de explicar las dificultades que encuentran algunos países para el despegue y el
desarrollo económico. (Andre.G,2007)

China al bajar su crecimiento económico a favor del modelo de mercado interno


junto la caída de precio de la demanda de alimentos, el petróleo y los recursos
mineros afectó de forma significativa las economías regulares.

Fueron encabezados por gobiernos que implementaron modelos productivos e


inclusivos que no consiguen estar en curso, son destituidos o denunciados por la
corrupción y que algunos de ellos son sometidos a presión para la modificación
inmediata de sus actuales gobiernos

“América latina se encuentra en un nuevo ciclo de desaceleración de la actividad


económica, ya sea con estancamiento como Brasil, recesión como Venezuela y
lento desarrollo como México, que tratándose de las economías más grandes
marcan tendencia regional. El comercio entre los países de la la UNASUR nunca
recupero el nivel record que alcanzo en 1998.

Por falta de liderazgo del bloque argentina y los demás países de la región
resientes, el estancamiento de Brasil en su economía e industria, como motor
como socio comercial privilegiado, el riesgo de Brasil el ajuste monetario como
fiscal guarda más inflación. (Mejía L. J., 2016)

También tenemos un escenario muy distinto al iniciado con el rechazo al ALCA en


el 2005, si bien los acuerdos comunes siguen existiendo, parecieran haber perdido
fuerza respecto de los acuerdos comerciales y la recuperación de terrenos de los
TLC. Esto podría deberse a que, acuerdos como UNASUR, CELAC, ALBA,
surgieron en un contexto de crecimiento económico, con gobiernos que tenían
recursos materiales para asignar a propuestas regionales.

Dada la situación actual de recesión económica y sumando los problemas internos


de los países, el gasto en integración regional ya no es prioridad. Los países
centrales, en particular Estados Unidos han logrado revisar su estrategia
comercial, promoviendo la firma de TLC con todos los países de América Latina y
el Caribe, a la vez que han avanzado en la militarización en la región.

El piso de dicha promoción, estuvo fuertemente influido por el momento de la crisis


social y política de los países de América Latina más progresistas, donde la
propuesta aperturista de integración, encarnada en la Alianza del Pacifico, se
presenta como un modelo alternativo de integración regional y funcional para esta
globalización en que nos encontramos.
Bibliografía
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