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RESUMEN
SUMARIO
PRÓLOGO
3.2. La reseña
3.2.1. Composición de una reseña
3.2.2. Objetivos y utilidad
3.2.3. Tipos de reseña: académica y periodística
3.3. La entrevista
3.3.1. Consideraciones sobre un género hegemónico
3.3.2. La entrevista académica y de divulgación: el artificio de la oralidad
3.3.3. Hacia una posible definición y tipología
3.3.4. Etapas de elaboración
APÉNDICE I
Análisis de algunos géneros breves en su doble proyección (científica y
periodística): reseña, artículo y entrevista.
APÉNDICE II
“Las citas bibliográficas: contribuciones a una guía para su elaboración” de
Nilda Elsa Pastoriza.
BIBLIOGRAFIA
Prólogo
1
Las autoras queremos dejar constancia del estimulo intelectual de nuestros lugares de pertenencia
académica: el Depto. de Letras de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del
Plata y y los grupos de investigación del CELEHIS (Centro de Letras Hispánicas), que nos albergan. El
CONICET y el grupo “Semiótica del Discurso” en el caso de Laura Scarano y el grupo de “Historia y
ficción” en el caso de Aymará de Llano. A todos ellos va nuestro reconocimiento y agradecimiento.
Capítulo 1
2
Resulta muy interesante la reflexión que hace sobre estos conceptos Noé Jitrik en su artículo “Canónica,
regulatoria y transgresiva”.
emitida o no pero lo relevante es que se enuncia con esa intención. Por ello diferencia
el concepto de „enunciado‟ del de „palabra‟ y de „oración‟ precisamente por la
propiedad del enunciado de estar destinado frente a los otros dos conceptos en los
que dicha propiedad está ausente (Bajtín 1982: 285).3
La escritura académica está orientada primariamente a la información y
argumentación sobre un conocimiento específico. Esa es su “orientación primaria”, por
más que se le reconozcan otras orientaciones ”secundarias” (entretener, emocionar,
conmover, distraer, etc.). Señala Ryan que “decir que un género [como estos de la
academia] tiene un bajo índice de tolerancia con respecto a una orientación
secundaria quiere decir que dicho género da una gran prioridad a su orientación
primaria” (268), en este caso informar y argumentar. Por eso el uso de lenguaje
metafórico o figurado, los juegos de palabras o versificaciones no son
“agramaticalidades” en el discurso científico, pero sí marcas “disfuncionales”, ya que
desorientan al lector en cuanto a su orientación primaria.
Van Dijk ha indicado con acierto que el discurso científico debe poseer una
estructura global del tipo “introducción-problema-solución-conclusión”. Se trata de una
gramática específica definida por reglas, constituyendo una estructura que Ryan
sintetiza así:
Existe un campo general de investigación W
Y dentro de W hay un problema X
Y la solución de X es Y.
La importancia de la resolución de X por medio de Y es Z
(280-281)
Retomando a Van Dijk, concluyamos que el marco disciplinar adecuado para
abordar nuestro objeto de estudio es la llamada “ciencia del texto”, que estudia las
relaciones entre una determinada estructura del texto y sus efectos sobre el
conocimiento, la opinión, las actitudes y actuaciones de individuos, grupos o
instituciones (21). Canon, género y convención son nociones que instituyen el discurso
como un conjunto de actividades destinadas a cumplir “un acto de comunicación
textual culturalmente aceptable, fácilmente reconocible y más eficaz” (Ryan 290).
comunicar ciertas ideas, conviene partir de la concepción general de texto, para luego
aislar sus componentes en dos unidades menores: la oración y el párrafo. Este pasaje
de una unidad mínima a otra mayor que la contiene está gobernada por reglas que
semánticos); cuando aislamos la idea principal de cada texto para rastrear luego su
3
Para ampliar este concepto consultar M.M. Bajtín, Estética de la creación verbal.
continuidad y relación con los otros, lo cual garantiza su coherencia; cuando buscamos
El párrafo es una parte del texto marcada gráficamente por la sangría al inicio y
el punto y aparte al final. Generalmente está construido por más de una oración y su
unidad está dada por la presentación de una idea principal, de la cual se derivan otras
secundarias. Señala María Teresa Serafini en su libro ¿Cómo redactar un tema?, que
esta definición del párrafo como estructura discursiva con una única idea, proviene del
mundo anglosajón y americano y puede parecer excesivamente simplista y
mecanicista (64). En realidad, se pueden agrupar en un único párrafo más ideas
asociadas, pero es indudable que esta regla permite una mejor organización del texto.
El párrafo es pues un primer orden en el armado del texto y, desde él, se puede
acceder a otras nociones como puntuación, por ejemplo. La coherencia del párrafo
viene dada por esta estructura jerárquica de las ideas. Y las oraciones que lo
componen están unidas mediante conectores o enlaces verbales, lo que constituye su
cohesión. Conviene también respetar una extensión adecuada, que no sea la
excesivamente breve de una sola oración ni la fatigosa concatenación de numerosas
oraciones que excedan una página.
Los párrafos adquieren diferente funcionalidad en un texto. Suele haber al inicio
un párrafo introductorio o de presentación del tema específico (encabezamiento); en
géneros de larga extensión puede haber varios párrafos introductorios que
desplieguen por ejemplo anticipadamente los capítulos que constituirán la tesis o
secciones de la monografía o artículo. Generalmente, los párrafos que suceden a los
introductorios suelen ser de enlace o expansión, aportando más información,
dependiente jerárquicamente de los primeros. Puede haber párrafos meramente
informativos (que portan ideas principales) y otros meramente funcionales (que
expresan ideas secundarias, ayudan a relacionar unas partes con otras, garantizan la
coherencia de la lectura, enlazan prospectiva o retrospectivamente el texto). Y al final
conviene presentar párrafos conclusivos o de cierre, que suelen condensar la máxima
contundencia argumentativa, reiterando las ideas principales ya desplegadas
anteriormente.
La estructuración general de los párrafos se puede dar por “desarrollo de
ejemplos” (presentar una idea y su ejemplificación), por “confrontación o contraste“ (se
subraya la similitud o diferencia entre objetos), o bien “por encuadramiento” (con una
indicación clara al principio, del tipo “Existen tres razones...La primera...”) (Serafini,
65). En el llamado “modelo de Toulmin” (The uses of argument, 1958), que esta
autora desarrolla con amplitud, se examinan las características que lo hacen
convincente: la “afirmación“ de una idea, la “información” que le sirve de apoyo, y la
“garantía” que los vincula y destaca su importancia (66). Existen además tres
modalidades básicas en el modelo de Toulmin: el párrafo narrativo, el descriptivo y el
expositivo-argumentativo (69). El párrafo es pues la unidad desde donde se puede
generar el resto de la escritura, a la manera de un núcleo que irradia otras ideas y las
organiza jerárquicamente.
4
Roberto Ferro, en “Especulación entre la intención y el gesto”, indaga los dos momentos decisivos para
el acto de escribir: comienzo y fin. Elabora reflexiones acerca de la intención, la práctica en sí y el
producto.
perfectible mediante la corrección hasta llegar a la decisión de dejar de hacerlo para
“establecer el texto”.5
Todos los especialistas coinciden en recomendar el respeto de las tres fases
nítidas del proceso de escritura:
La fase de “Pre-escribir” : obtener una idea general del texto, diseñar un plan,
pensar el tema e investigarlo, hacer algunas lecturas, explorar nuestras ideas
sobre el tema, etc.
La fase de “Escribir”, de acuerdo a los pasos antes descriptos, aplicando
procesos de composición eficientes.
La fase de “Re-escribir”: la primera versión siempre es provisional, es un
borrador susceptible de corrección, sólo después de revisarlo desde diferentes
perspectivas (encadenamiento de ideas, coherencia y cohesión, adecuación,
argumentación de ideas, etc.) se hace la versión final.
También resulta interesante discutir una serie de falacias que acompañan nuestra
práctica de escritura (Cassany 1993, 175):
“Se necesita estar inspirado para escribir”: las ideas no surgen de la nada, son
el producto de informaciones antiguas procedentes de otros textos; la
originalidad reside en la manipulación y reordenamiento de informaciones y
conocimientos previos que vienen de nuestro saber del mundo, la memoria, las
lecturas hechas, etc. Dice Eco: “Cuando el escritor nos dice que ha trabajado
impulsado por el reto de la inspiración, miente” (citado por Cassany, 1995,
175).
“Se necesita saber gramática para escribir”: la sobrevaloración de la gramática
a menudo se ha convertido en un obstáculo para incentivar la práctica de
escritura. Ha quedado demostrado por numerosos estudios que la corrección
gramatical es menos importante que la coherencia, adecuación o desarrollo de
ideas.
“Las ideas están antes de la escritura”. No hay duda de que partimos de
informaciones y ciertas ideas como germen o plan previo, pero gran parte de
las ideas las desarrollamos al escribir. La escritura no es mera puesta en
palabras de procesos o contenidos independientes y previos. Generamos ideas
al escribir, reformulamos otras anteriores, refocalizamos temas y ópticas,
desarrollamos conocimiento.
Por eso también conviene apuntar ciertas sugerencias que nos ayudan en el
proceso de composición del texto:
5
Para más información acerca de esta noción ver: Blanche-Benveniste, 129.
escritura del texto un lapso importante de tiempo de investigación, de lecturas,
de reflexión, de rastreo del tema.
Dejar para el final la corrección minuciosa de los aspectos gramaticales de
modo que no entorpezcan la generación y escritura de ideas.
Evitar lenguajes herméticos, rebuscados, cargados de jerga disciplinar como
subterfugio para autorizar nuestro texto, con un halo de hermetismo e
incomprensibilidad que sólo genera un efecto de pedantería y complicación a
menudo innecesaria para el buen conocedor de un tema. Cuando más se
conoce un tema más claramente se procura transmitirlo.
Revisar, reestructurar, reescribir a medida que escribimos; buscar distintas
formas para expresar algunas ideas demasiado concentradas mediante
ejercicios de expansión, pero evitando el extremo opuesto de hacer largos
párrafos de paráfrasis y glosa de una misma idea que cansa al lector y pone al
descubierto la escasez de ideas del autor.
No quedar nunca satisfecho con la primera versión de un texto, ser críticos,
revisar, corregir, ajustar términos, sintaxis y disposición gráfica.
1.6. LA CORRECCIÓN
6
Para quien quiera profundizar en esta etapa correctiva, puede resultar útil la lectura de dos capítulos de
este libro de Caminos, donde se concentra en los errores frecuentes de exposición y en el trabajo de la
reescritura con abundante ejemplificación y sucesivas correcciones de un mismo texto modelo (capítulos
13 y 14).
antigüedad hasta nuestros días. En el capítulo referido al siglo XX distinguen dos
grandes etapas, la que se extiende hasta los años ´50, apartada de la concepción
clásica, y reducida a un mero repertorio de figuras, y la llamada Neorretórica,
“descriptiva, inductiva y científica” con tres corrientes principales, “la filosófica, la
lingüística y la general” (172). La primera, a partir de Perelman, Renato Barilli y otros
autores, tiene una dimensión interdisciplinar y pone su énfasis en la argumentación y
sus estrategias discursivas. La segunda, a partir de trabajos de Jakobson, Genette,
Todorov y el grupo Mu, plantea su relación con la Poética y la Estilística, tendiendo a
un análisis de las figuras del discurso. La Retórica general (a partir de los estudios de
García Berrio y otros) se plantea como una ciencia de la expresividad, entendida como
una “teoría y práctica de la persuasión” que engloba “el docere –como fin-, el delectare
–como vehículo o instrumento- y el movere –como traducción pragmática de los otros
fines-“ (176). Repone el concepto de “valor” y “estimación” para designar el resultado
de la aceptación o rechazo por parte del receptor. Los nuevos rumbos de la Retórica
como ciencia general del texto, aprovechan sus alcances como “disciplina
englobadora”, atendiendo al “texto retórico” y al “hecho retórico”, es decir, al discurso y
al proceso de comunicación simultáneamente (178).
Existen algunas formas del discurso que nos pueden ayudar a poner nuestras
ideas por escrito. Si las conocemos podemos entrar al rico y diverso mundo de la
retórica, que nos permitirá ampliar nuestro repertorio expresivo. Comentaremos
algunas figuras del pensamiento –así las llaman los manuales clásicos-, productivas
para cualquier proceso de escritura.
1) Figuras de amplificación
¿Cómo extender o expandir una idea? Hay varios procedimientos que lo permiten,
a saber:
Ampliar por repetición
Dividir en aspectos parciales y enumerar detalladamente
Reiterar el tema por sinonimia o paráfrasis
Repetir la idea por negación de su contrario
Digresión: continuar la materia principal por una rama secundaria sugerida por
la central
Insertar una idea diferente –lógicamente emparentada- en medio de otro
pensamiento que resultará, entonces, interrumpido pero, al mismo tiempo,
matizado antes de su culminación.
2) Figuras de acumulación
La enumeración es una de sus formas y hay que tomarla de manera amplia;
esto significa que se pueden enumerar partes o elementos cuya
conceptualización ocupe varios párrafos
Se puede desglosar una idea expuesta al inicio del texto en partes y describirla
en varias carillas
Se pueden sumar nuevas ideas en la exposición de un pensamiento que ya
parecía cerrado.
3) Figuras lógicas
Entre las figuras lógicas, seleccionamos para este trabajo las de oposición por
poseer una fuerza persuasiva relevante en el tratamiento de una tesis, por
ejemplo. Entonces nos preguntamos, ¿cómo oponer para contrastar? La oposición
puede expresarse en una palabra aislada, en frases, en oraciones y, en trabajos
de mayor elaboración, entre párrafos.
Puede aparecer como una „antinomia‟, es decir, como la explicación de ideas
opuestas a la de quien escribe con el objetivo de resaltar lo que se quiere decir.
Otras formas de contrastación pueden graficarse mediante dos esquemas de
desarrollo que remiten a premisas de la lógica formal:
a) no A, sino B
b) B, no A
Ejemplo: a) “No nos referimos a aquellas teorías que..., sino a aquellas otras...”
b) “Estamos hablando del conductismo que reviste tales
características..., no de esas teorías inconducentes que...”
4) Figuras de definición
La definición más común es aquella que hace la relación de las características
esenciales de un concepto.
El comentario de un asunto en una esfera de realidad diferente del que
tratamos, de índole más gráfica y cotidiana puede construir un tipo de
definición. Así, de manera analógica y, para que se entienda mejor, por
similitud, se llegará a formar una definición del objeto del cual se habla.
5) Figuras oblicuas
Una de las formas es la manifestación expresa de un autor de evitar el
desarrollo pormenorizado de una idea. La renuncia explícita a insistir esconde
la intención a realzarlo.
Se designa algo de la realidad en forma indirecta. A esto se lo llama perífrasis
o circunloquio, ambas palabras señalan rodeos o vueltas alrededor de un tema
antes de llegar al centro.
7) Pruebas argumentativas
Son figuras que se utilizan para probar o fundamentar una tesis o idea.
Símil: Se establecen semejanzas entre dos o más entidades y/o conceptos. En
esta figura está incluido el „ejemplo‟, que es una de las formas del símil. La
comparación es el procedimiento más elemental de esta figura discursiva ya
que se entabla una relación entre algo ya conocido y un elemento nuevo.
Argumento: Es una prueba que parte de hechos conocidos, opera por
deducción y alcanza conclusiones novedosas.
Sentencia: Es una afirmación breve, de carácter general sobre algún aspecto
de la vida, el hombre y el mundo con pretensión de validez universal.
Si acudimos al útil concepto que acuña Van Dijk de “superestructura” (192) para
referirse al esquema global que adopta el texto y caracteriza su tipo a nivel formal,
independientemente de su contenido (al que reserva el nombre de “macroestructura
semántica”), veremos que el discurso científico es una variante especial de las
estructuras argumentativas, que consisten en el planteo de un problema y su solución,
pero sobre el fondo del “diálogo persuasivo” (158): “La tarea consiste en convencer al
oyente de la corrección o verdad de la aseveración aduciendo suposiciones que la
confirmen y la hagan plausible. [...] La argumentación científica se dedica a una
relación de probabilidad y credibilidad entre hipótesis y conclusión” (158).
1. Problema-solución
2. Tesis-demostración
3. Hipótesis-conclusión
* * *
7
Eco divide su libro en seis secciones donde presenta los pasos graduales a seguir para
la elaboración de una tesis:
I- “¿Qué es una Tesis doctoral y para qué sirve?”
II- “La elección del Tema”
III- “La búsqueda del material”
IV- “El Plan de Trabajo y las Fichas”
V- “La Redacción”
VI- “La Redacción definitiva”
este apartado a ciertos esquemas y pautas recurrentes de la estructura y desarrollo de
un proyecto de investigación.
Una fase importante del proyecto es localizar un tema concreto; después
recopilar documentos sobre él y ordenarlos, es necesario reexaminar el tema a la luz
de estos documentos y configurar una hipótesis de trabajo. Se trata de un trabajo
metódico donde construimos el objeto de nuestra investigación. En cuanto al tema, es
siempre aconsejable acotarlo al máximo y elegir un tema preciso que nos permita
demostrar que controlamos un material desconocido para la mayoría; los temas
excesivamente generales o panorámicos nos exponen a toda clase de objeciones.
Como con perspicacia apunta Eco, cuanto más se restringe el campo, mejor se trabaja
y se va más seguro (32).
Resulta útil repasar los criterios de cientificidad que rigen un proyecto
académico. Suele afirmarse que un trabajo es científico cuando cumple los siguientes
requisitos: cuando la investigación versa sobre un objeto reconocible y definido de tal
modo que también sea reconocible para los demás; cuando la investigación dice cosas
sobre este objeto que todavía no han sido dichas, hace avanzar el conocimiento, o
bien revisa con óptica diferente cosas que han sido dichas; cuando la investigación
resulta útil y añade algo al campo de conocimiento disciplinar; cuando suministra
elementos para la verificación y refutación de las hipótesis que presenta (Eco 49).
Otra fase capital es la búsqueda del material, la distinción entre fuentes
primarias y secundarias, entre textos básicos y literatura crítica de apoyo, dependiendo
de la disciplina. Se acepta un tema sólo si se puede tener acceso a las fuentes, al
menos a las más importantes, y preferentemente de primera mano (no traducciones o
antologías o fuentes de segunda mano). La Bibliografía resulta de una investigación
bibliográfica, que tiene como protagonista esencial a las bibliotecas y ahora a Internet
también. En realidad, coincidimos con Eco cuando afirma que, por lo general, no se
acude a la biblioteca con la bibliografía hecha, sino para elaborar una bibliografía; el
buen investigador está capacitado para entrar en una biblioteca sin tener ni idea sobre
un tema y salir de ella sabiendo algo más sobre el mismo (79). Para ello es útil copiar
la bibliografía entera de los libros relacionados con el tema para ver cuáles son más
citados al cruzarlos y establecer así una primera jerarquía que constituirá una base de
partida. Para algunos es útil hacer un fichero bibliográfico con todas las referencias de
los libros que existen sobre el tema, no sólo los encontrados, y otro fichero de lectura
donde se registran datos, citas y opiniones personales sobre esos fragmentos que
destacamos.
Las normas de citación bibliográfica son normas funcionales y de cortesía
erudita; su observación revela a la persona familiarizada con la disciplina y su violación
traiciona la experiencia científica y arroja una sombra de descrédito sobre un trabajo
que puede estar bien hecho (Eco 88). Hemos querido dejar para un apéndice final la
presentación de las normas internacionales de citación y referencia bibliográfica, por
su importancia en la presentación formal de los trabajos y porque hemos querido
incluir un cuidadoso estudio de una destacada alumna graduada de nuestro Taller -
experimentada docente además del Departamento de Documentación de nuestra
Facultad-, quien resume en este anexo la conjunción de usos habituales del medio
local y nacional con la normativa prescriptiva internacional, en una guía de fácil de
imprescindible consulta.
Investigar y, en consecuencia, escribir sobre nuestro objeto significa casi
siempre reunir una gran cantidad de libros en el ámbito de las ciencias humanas:
aquellos de los que se habla -fuentes primarias- y aquellos con la ayuda de los que se
habla –fuentes secundarias, crítica y teoría-. El objeto y la literatura sobre ese objeto.
La investigación nos lleva a un vaivén de lecturas, ya que sin la bibliografía crítica
preliminar el texto puede resultar ilegible y sin el conocimiento del texto es difícil
valorar la crítica. Hay que abordar de inmediato dos o tres textos críticos entre los más
generales y reiteradamente citados, a fin de tener una idea del telón de fondo sobre el
que se mueve el autor o texto elegido, y a continuación se irá a él y después se
verificará el resto de la literatura crítica existente y por fin se vuelve a examinar el tema
e hipótesis a la luz de las nuevas ideas adquiridas (135).
Es muy importante visualizar que todo proyecto consta de dos elementos
básicos: un Plan de Trabajo y una Bibliografía. Eco recomienda como una de las
primeras tareas que se han de hacer para empezar a trabajar sobre un plan la
escritura de tres ítems: el título, el índice y la introducción.
El Plan de trabajo en un proyecto debe contar desde sus inicios con un título,
que Eco define como “secreto”, no público; un título útil y explicativo, que después
quizás pueda funcionar como subtítulo definitivo: es el que enfoca el área temática. El
título es una parte importante de cualquier texto.8 En más de una ocasión, el lector
decide si procederá a la lectura, solamente, en base a lo que el título le sugiere. Aun
cuando ese lector estuviera obligado por circunstancias académicas, por ejemplo, a
leer un trabajo, es deseable que se sienta atrapado desde el inicio y, además que
sepa, con claridad, cuál es el tema sobre el que iniciará la aventura de leer. Se suele
recomendar que el título sea breve para que se capte con rapidez. Quien redacta
títulos extensos y excesivamente analíticos cree que, de esa manera, es más preciso,
cuando, en general, se pierde el sentido y -lo que es peor-, para el lector se torna a
menudo complejo o tedioso visualizar con rapidez de qué se trata. Si es imprescindible
expresarlo en forma extendida, entonces conviene agregarle un subtítulo. El subtítulo
puede ser más explicativo y da una idea de los alcances del título. Por otro lado, hoy
en día hay otro factor para tener en cuenta: un título breve se puede ubicar
rápidamente en las bases de datos que toman sólo una parte del mismo. Durante la
redacción del trabajo, se pueden intentar varias versiones del título hasta llegar a la
final, incluso se llega a veces a rectificarlo o modificarlo por completo. Pero durante el
proceso de investigación, en el Plan, el título sirve siempre como brújula de
orientación.
En suma, un buen título debe ser suficientemente explicativo, atraer la
atención del lector para leer el trabajo y ser conciso, específico y claro, sin
emplear vocablos excesivamente generales. En cuanto al vocabulario, no debe
ser muy complicado, hay que omitir palabras innecesarias y abreviaturas, y
siempre debe apuntar a la tesis mayor que se sostiene. La formulación de
este punto constituye una especie de pregunta que nos permitirá al elaborarla,
definir las etapas de trabajo que conformaran el índice (Eco 137).
Escribir cuanto antes el índice como hipótesis de trabajo sirve para definir y
acotar el radio del proyecto. Este índice será pues "hipotético", ya que será
reestructurado varias veces, pero sirve como punto de partida. Este índice hipotético
es provisional, y cuanto más analítico mejor; conviene que a cada título de sección o
capítulo le corresponda un breve resumen, produciendo así una especie de sumario,
8
Lo indicado en este apartado es válido para la titulación de cualquier tipo discursivo académico.
en el que se puede usar la estructura ramificada. El Indice establece cuál será la
subdivisión lógica de la tesis en capítulos, subcapítulos, partes o secciones.
Una parte breve pero importante está concentrada en la elección de los
denominados descriptores o palabras claves que identifican un trabajo científico. Se
utilizan para introducirlos en los soportes informáticos o bases de datos de tal manera
que reproduciendo cualquiera de ellos se acceda a la consulta como fuentes de
información (Dalmagro, 27). Es común además añadir un resumen o abstract que en
pocas palabras defina el radio de extensión del planteo.
Otra fase del Plan es la introducción que no será sino el comentario del índice;
Eco la denomina “ficticia” en esta etapa de elaboración, pues seguramente nada
tendrá que ver con la final y definitiva de la Tesis o proyecto, pero es esencial como
mapa de ruta. Permite fijar la idea a lo largo de una línea directriz que no será
cambiada a menos que se lleve a cabo una reestructuración consciente del Indice.
Esta introducción puede incluir el marco teórico a usar, la especificación de la
metodología, la delimitación del tema como hipótesis o problema y los pasos a seguir
en el proyecto -paráfrasis del índice-. Con ella establecemos cuál es el centro de la
tesis y cuál su periferia. Sirve para exponer al profesor o director lo que nos
proponemos hacer con este proyecto; demuestra que hemos empezado a leer la
bibliografía porque hemos podido proponer una hipótesis y un plan a seguir. Dice Eco
que si no podemos escribir un título, índice e introducción es que no tenemos ideas
claras todavía para empezar, y, en ese caso, hay que volver a la etapa inicial: la
inspección bibliográfica (142). Si el título secreto, la introducción ficticia y el índice
hipotético se encuentran entre las primeras cosas a hacer para elaborar un proyecto,
debemos recordar que ninguna de ellas es la primera, ya que no hay nada sin una
previa investigación en una bibliografía o fuentes preliminares, sin material, sin objeto
a investigar.
La Redacción es otro de los pasos centrales de una Tesis o proyecto: es la
producción de trabajos escritos sobre los distintos problemas o partes del Plan de
Trabajo. Es importante tener en cuenta el destinatario (a quién se escribe): ¿a un
tribunal especializado, o a un público general? Una Tesis, ¿es un libro para todos o
sólo orientado a la academia científica? Esto determinará la forma narrativa, el uso de
tecnicismos, el nivel de claridad interna. Cuando se trata de una tesis doctoral, por
motivos ocasionales se dirige al Tribunal, pero en realidad se supone que puede ser
leída y consultada por muchos otros con desigual rango de competencia en el tema.
Por eso, por debajo de un primer nivel de obviedad, es bueno proporcionar al lector
todas las informaciones necesarias, definir todos los términos técnicos usados.
Una vez decidido a quién se escribe, es preciso definir cómo se escribe,
el estilo discursivo; si bien no hay reglamentación exhaustiva se puede seguir
una serie de consejos útiles. Sólo conviene escribir ”lo que se les pasa por la
cabeza” en una primera versión, después re-escribir mucho, volver a menudo al
principio, usar un lenguaje referencial que no se preste a equívocos, definir los
términos técnicos usados, etc. (186).
En cuanto a las citas de textos o fuentes, son utilizadas por lo general de dos
maneras: se cita un texto que después se interpreta o se cita en apoyo de la
interpretación personal. Es mejor no citar con abundancia (a menos que sea el análisis
crítico de un texto del que se extraen fragmentos a analizar, aunque si son muy
extensos conviene reproducirlos en un anexo al final del trabajo). Las citas demasiado
largas pueden ser una manifestación de desidia en cuanto a que no somos capaces
de resumir una serie de datos y dejamos que lo haga otro citándolo.
Las notas, por el contrario, tienen otra funcionalidad múltiple. Sirven a veces para
indicar el origen de las citas (si no se usa el más práctico sistema autor-fecha en el corpus del
trabajo, complementado con una bibliografía de referencia al final). En general, su uso más
para citar algo que en el corpus molestaría, para corregir afirmaciones o ampliar aseveraciones
con más detalle, o rebatir y objetar posiciones de otros. Nunca tiene que ser demasiado larga, ya
1. la aparición de la idea
2. la búsqueda de información y las primeras lecturas
3. el enunciado sistemático del objeto
4. la aplicación de una prueba de verificación (la factibilidad)
5. la elección definitiva del objeto y las lecturas complementarias
6. la elaboración de un plan operativo detallado
7. la realización de las tareas previstas en el plan
8. el balance intermedio
9. la elaboración de un plan de redacción
10. la redacción propiamente dicha
11. la preparación final del original y su difusión
-denominación o título
-descripción del proyecto o abstract
-origen y fundamentos de la investigación
-palabras claves
-duración
-hipótesis
-objetivos generales y particulares
-metodología a emplear
-cronograma de fases o actividades
-recursos disponibles
-fuentes de datos y bibliografía
-probables aportes o impacto de los resultados
-financiamiento e inversiones (costo total)
-sede de trabajo, grupo de pertenencia institucional
-director/a
2.3. Informes
2.4. Monografía
9
Sabino toma otros géneros; aquí sólo mencionamos los que atañen al tema que estamos tratando de
perfilar, es decir, a qué llamamos „monografía‟.
Para el Diccionario de la Real Academia, “monografía” es la descripción y tratado
especial de determinada parte de una ciencia o asunto particular. La difusa
definición ha devenido en la bibliografía general a remitir a una exposición
explicativa escrita de un tema de una ciencia, disciplina o tecnología sobre un
asunto en particular, tratado de manera circunscripta. Esta delimitación temática
estrecha determina que sea un género de una extensión menor pero con elevado
rigor metodológico, que se propone aportar nuevos conocimientos (Ander-Egg y
Valle, 10).
Por lo expuesto privilegiamos la noción de „monografía‟, como trabajo original en el
que se estudia una temática particular en profundidad con rigor metodológico-crítico
y que aparece fuertemente estructurado respetando la llamada IMRYD
(Introducción, Métodos, Resultados y Discusión) a la que se le agrega otra parte
final que es la Conclusión.10 En la Introducción es aconsejable que se enuncie la
hipótesis de trabajo, además de explicar por qué consideramos relevante tratar esa
temática o problemática para inscribir el trabajo en la cadena disciplinar. La
estructura IMRYDyC debe funcionar como un ordenamiento para quien redacta y no
como algo rígido. Por ello, los métodos no siempre se tratan aisladamente, se
pueden integrar en el proceso de análisis y explicación de los resultados; eso
dependerá de una cuestión de „estilo‟, de tradición en la disciplina y, también, de
normativa institucional. De la misma manera pueden estar entrelazados los
resultados y la discusión anterior a la producción de ese estudio monográfico así
como a la posible proyección de polémicas posteriores a la publicación. Finalmente,
la conclusión reunirá los conceptos estudiados y el aporte de nuevos saberes,
confrontando con la hipótesis propuesta desde el inicio.
Para muchos, la monografía -cercana al “paper” estadounidense- es el género
académico en el que mejor se comunica un trabajo científico, y es común derivar de
ella artículos científicos a publicar en revistas académicas o bien ponencias para
comunicaciones en congresos. En realidad, los mismos géneros se extraen de las
tesinas y tesis – de grado y posgrado-, pero como ya hemos dicho, son trabajos de
mayor extensión e importancia que involucran lapsos más largos de tiempo. Las
tesis coinciden con las monografías en la estructura de su parte principal -
introducción, desarrollo y conclusiones- y cuentan, generalmente, con prólogos o
prefacios y apéndices o anexos. Es común afirmar, pues, que la monografía excede
en extensión y profundidad al artículo, pero respecto del libro o tesis suele ser de
menor envergadura. No hay duda que entra dentro de los requerimientos
universitarios básicos y se ubica dentro del marco de lo que algunos llaman, un
tanto difusamente, „ensayo formal‟ para oponerlo al „ensayo de opinión‟. Para
Miguel Angel Caminos en su libro Dispuestos a escribir, el ensayo formal o
académico, “se basa en el rigor de la investigación”, con “un lenguaje neutro e
informativo que subraya la objetividad”, mientras que en el ensayo de opinión “el
lenguaje tiende a ser persuasivo y el carácter reflexivo subraya la subjetividad” (62,
114).
Como consignas para elaborar una monografía, es natural que las que hemos
expuesto para elaborar proyectos y tesis, sean necesariamente aplicables aquí
también. Tanto en cuanto a la consideración del tema como al método de
investigación, la búsqueda de material e información y la puesta en discurso de los
resultados. Pero la monografía también responde a ciertos criterios particulares o
convenciones en el modo de presentación.
La división en apartados con subtítulos permite recorrer distintos aspectos del tema
planteado, en una extensión que promedia las veinte páginas por lo general.
10
El American National Standards Institute lo ha establecido como norma desde 1972 y luego en 1979.
(Citado en Moyano, 101).
Algunos autores todavía recomiendan como estructura la tradicional de
Introducción, Cuerpo o Desarrollo y Conclusiones. Suelen verse muchas
monografías encabezadas por una cita textual o varias de otro autor, llamadas
„epígrafes‟; su función es establecer una especie de diálogo con el autor citado, o
poner el trabajo bajo su inspiración, ya sea para afirmar una afinidad intelectual o
bien para polemizar. El epígrafe condiciona de entrada la lectura del trabajo, por
eso es bueno que quede clara para el lector la relación que el autor quiere
establecer, para no conspirar contra la inteligibilidad del texto y controlar
mínimamente la deriva de sus significados (Ander-Egg y Valle, 21).
La introducción debe servir claramente para plantear el tema de la monografía, sus
alcances y objetivos; también se pueden añadir los motivos que han llevado a
realizar este trabajo, pero, en caso de querer incluir motivaciones más privadas o
personales, es recomendable agregar un Prólogo o Presentación anterior a la
Introducción propiamente dicha. También allí se pueden agregar dedicatorias y/o
agradecimientos, aunque en Tesis o libros suelen constituir paratextos
independientes.
El cuerpo de la monografía es el desarrollo propiamente dicho de la exposición de
los resultados de la investigación. Ander-Egg destaca como exigencias las de todo
discurso académico: unidad temática, orden lógico en la sistematización de ideas,
progresión en la exposición y transición entre las partes, para evitar la imagen de
una acumulación indiscriminada de ideas, análisis o hechos (22). Algunos sugieren
la división en capítulos (más afín a la tesis o libro de mayor extensión); otros sólo
apartados con subtítulos que orienten el contenido, como ya hemos señalado.
Por último, las conclusiones concentran la fase discursiva más contundente del
trabajo; en principio, conectan y reúnen las conclusiones parciales que se han
diseminado a lo largo del cuerpo. De modo sintético y sistemático, la argumentación
final debe dar cuenta del resultado de las hipótesis y objetivos planteados en la
Introducción, resumiendo los principales hallazgos y los alcances finales de las
propuestas. Es fundamental que las conclusiones se deriven lógicamente de las
propuestas iniciales y de las exposiciones del cuerpo, y no se incluyan elementos
novedosos, no previstos en el plan ni desarrollados posteriormente, excepto como
potenciales derivaciones o hipótesis para nuevos trabajos. Como señalan Ander-
Egg y Valle, la conclusión es una vuelta en espiral a la introducción, pero en un
nivel superior y “no hay retórica que pueda paliar una falla en este punto” (23).
Es frecuente en el discurso académico escrito el uso de la forma impersonal para
eludir la primera persona gramatical (“Se aborda el objeto de estudio ...”). Pero,
cada vez es mayor el empleo de la primera persona plural, como forma de
involucrar al lector en el discurso (“comprobamos..., analizamos...”), ya que el
objeto de la ciencia es siempre su comunicación: “Se dice ´nosotros` porque se
supone que aquello que se afirma puede ser compartido por los lectores. Escribir es
un acto social: yo escribo a fin de que tú que me lees aceptes aquello que te
propongo”, argumenta Eco convencido de la conveniencia del plural mayestático
(187). Sin embargo, otra razón es esgrimida con frecuencia para justificar su
utilización. Como bien señala Pascal “Ciertos autores, al hablar de sus obras, dicen:
mi libro, mi comentario, mi historia... Sería mejor que dijeran: nuestro libro, nuestro
comentario, nuestra historia, ya que en ellas hay tanto trabajo ajeno como propio”
(Fragnière, 134). Esta justificación nace de la evidencia de que la ciencia avanza a
partir de resultados previos; los trabajos se consolidan en la medida que conocen
los resultados existentes sobre el campo y objeto de la investigación. Más aún en el
campo de las ciencias humanas, la escritura académica siempre trabaja sobre otros
libros, autores, propuestas. De ahí la conveniencia de un uso del plural, como
evidencia de la producción básicamente social del conocimiento científico.
Pero quizás conviene aclarar también que, en lo que se refiere a las citas
bibliográficas, una monografía o trabajo bien escrito tampoco es un collage de citas
ajenas, que ahogan la propia voz de su autor, quien así parece no tener ideas
propias ya que necesita excluyentemente de la opinión legitimadora de otros
autores (práctica que, en ocasiones, al olvidar la transcripción de comillas para
enmarcar los textos ajenos o la referencia de autoría, puede bordear el plagio).
Como aconseja Caminos, “escribir una monografía supone un acto de honestidad
intelectual y de creación propia. Hay que sentarse a investigar un tema, estudiarlo,
profundizarlo hasta tanto sea posible, cotejar enfoques y luego, disponerse a
escribir sobre ese tema” (67).
Como vemos, existe una lógica y necesaria unidad de planteo, propósitos y
desarrollo entre estos géneros académicos aquí examinados (especialmente la
monografía y la tesis) y su fundamento epistémico, el proyecto de investigación. A
diferencia de otros críticos, hemos querido evitar la presentación aislada y
fragmentada de estos discursos para incluirlos primero en la actividad cognitiva e
intelectual que les sirve de base. Por ello, nuestro análisis partió del proyecto a su
género mayor, la tesis, para detenernos luego en el informe y la monografía, como
subproductos discursivos, dentro de una secuencia de trabajo intelectual y
discursivo, a todas luces indisoluble. Como anticipáramos, otros dos tipos, la reseña
y el artículo, forman parte de esta secuencia enunciada, pero hemos reservado su
tratamiento para el próximo capítulo, ya que ambos son susceptibles de otras
derivaciones además de la académica; nos referimos a la proyección periodística y
de divulgación de los resultados de la investigación científica. Esta doble
articulación merece ser estudiada, ya que propicia la apertura de otros géneros,
como la hoy muy difundida entrevista, a otros circuitos de difusión del conocimiento,
que requieren un análisis detenido por imprimirle al objeto reglas y convenciones de
naturaleza diferente a la red tradicional de la Academia y las instituciones
científicas.
Capítulo 3
1) ¿qué decir?
2) ¿qué importancia tiene el artículo?
3) ¿cuál es la forma más adecuada para el mensaje?
4) ¿a quién va dirigido?
5) ¿cuál es la revista apropiada para publicarlo?
11
Llega a nuestras manos en el momento de revisión de este libro el útil trabajo de Estela Moyano,
Comunicar ciencia. El artículo científico y las comunicaciones a congresos, donde examina este género
y lo distingue del artículo de divulgación, a partir de nociones y prácticas más frecuentes en el ámbito de
las ciencias exactas y naturales. Véase el capítulo 4 para la discusión de este género en particular y sus
modalidades de estructura.
digresiones y figuras Argumentación fuerte.
retóricas (ironía), rara vez
aparecen notas al pie o al
final; se utilizan colores en el
diseño gráfico
ESTRUCTURA No estructurado, puede Estructuración interna
revestir distintas aunque no se haga evidente;
modalidades. Aparecen subtitulación
recuadros con información
anexa
PERSONAL Experto invitado por un El experto es evaluado por
INTERVINIENTE Centro de estudios o de distintos grupos: comité
investigación, experto del editorial, consejo de
staff editorial o invitado por redacción, referato, comité
la editorial de evaluadores
ASPECTO FÍSICO No estructurado, libro, Formato libro: tapa,
generalmente tabloide, otros contratapa, retiros
3.2. La reseña
Conviene iniciar la reseña con un título propio del reseñador que sintetice la
idea principal del libro. A continuación le debe seguir la referencia bibliográfica
completa (autor, título, lugar de edición, editorial, año de edición y cantidad de
páginas.) Generalmente el primer párrafo de la reseña está dedicado a un
encabezamiento que introduzca la tesis principal del libro. Luego, se deben desarrollar
las ideas relevantes que conforman el libro, y a menudo conviene hacerlo mediante el
seguimiento de la estructura del libro por partes y/o capítulos. El párrafo (o párrafos)
final está dedicado generalmente a resumir los aspectos esenciales, a destacar
características del montaje de la obra y, en caso de proponerse como una reseña
crítica, enunciar los juicios valorativos del mismo.
Para elaborar una reseña es necesario cumplir ciertas fases:
1. lectura cuidadosa del libro a reseñar
2. elaboración de un esquema de contenidos de las ideas esenciales, ya sea
mediante un índice analítico de las tesis tal como se desenvuelven
linealmente en el libro, o bien respetando la división en partes y/o capítulos
del libro
3. descripción del montaje del texto, de su línea y modalidades
argumentativas, de los niveles de narración
4. análisis de los paratextos (título del libro, subtítulos, prólogos de otros
autores, dedicatorias, epígrafes)
5. listado de juicios o valoraciones propias respecto de dichos contenidos y
formas
6. redacción de un texto corto mediante párrafos, de acuerdo al esquema
sugerido en el punto anterior: título y ficha bibliográfica, párrafo de
encabezamiento o presentación, párrafos informativos de los contenidos y
estructura, párrafos valorativos y conclusivos.
3.2.3.Tipos de reseña
3.3. La entrevista
De la escritura a la oralidad
que deriva de ella. Esto hace que incorporemos las particularidades de lo oral
fragmentación porque se construye por trozos; las pausas son apoyadas por la
por la entonación que suple más de un nexo ausente o más de una correlación
Para reflexionar acerca de cuestiones como las que nos ocupan en este
capítulo, paradójicamente deberemos valernos de la escritura, ya que no
podemos discutir aquí la problemática de la oralidad sino escribiendo sobre
ella. Evidentemente, esto se debe al orden cultural en el que estamos inscriptos
desde nuestros ancestros y en el que el conocimiento se vuelca en actos de
escritura. Por otro lado, el camino desarrollado históricamente ha ido desde la
culturas puramente orales a la escritura, sin embargo, hoy, estamos haciendo
el recorrido inverso -es indudable la influencia de la nueva sociedad mediática y
visual-. Debemos llamar la atención sobre esta cuestión: si nos
desautomatizamos, comprenderemos que, aunque haya transferencia de lo
oral a lo escrito, existe más transposición aún desde la escritura a la oralidad, y
tal sería el caso de las reflexiones presentes. Dice Walter Ong al respecto: “En
una cultura que conoce la escritura, el aprendizaje de memoria, palabra por
palabra, por lo general se logra basándose en un texto, al cual la persona
recurre tan a menudo como sea necesario para perfeccionar y poner a prueba
el dominio literal.” (Ong, 62).
Es muy difícil, casi imposible, la transcripción fiel de lo oral al código escrito. Tal
como lo hemos visto ejemplificado en las entrevistas, después de desgrabar, se
necesita „producir‟ la escritura; „producir‟ significa, aquí, trabajar sobre el sentido desde
todas las normas del código escrito. En la escritura ese trabajo de corrección y re-
escritura queda bajo la superficie significante de la última versión. En la oralidad, en
primer término, no se puede ocultar el error y, en segundo término, la rectificación o
reparación de lo dicho queda expuesta; toda transformación modifica lo emitido con
anterioridad, sin anularlo.
casos, por parte del propio expositor, que lo usa como ayuda-memoria o
menos, a eso aspiran sus autores y obran en consecuencia antes de que dicha
Hay que tener en cuenta que se puede volver a los puntos fundamentales de
nuestra disertación en más de una oportunidad con el objetivo de que queden
expuestos con claridad. Por otra parte, se deberá prestar especial atención a qué
función se ejercerá ante ese auditorio, a qué tipo de público nos dirigimos, cómo
legitimamos nuestro saber. Conviene prever las expectativas de la audiencia, su
competencia y grado de interés en el tema, así podremos orientar el discurso para que
se adapte a su capacidad y tenga una buena recepción. Finalmente, es importante
conocer el lugar, las circunstancias y el tipo de reunión en la que se desarrollará la
presentación.
En la preparación de una exposición oral es necesario analizar no sólo el
auditorio sino la ocasión en la que se va a hablar, determinando los objetivos
generales y a partir de allí seleccionar el tema. Para ello, se procura ajustar al máximo
la temática, proveerse del material necesario y planificar la exposición en un esquema
que dé cuenta al menos de:
1.Título
2. Objetivos
3. Introducción
4. Núcleos o macroenunciados del cuerpo
5. Conclusiones.
Calificación global
APÉNDICE I
En este Apéndice les ofrecemos un breve análisis de los distintos géneros que
abordamos en el Capítulo 3: el artículo de divulgación, la reseña y la
entrevista, tanto académica como periodística. El objetivo al derivarlo a este
apartado anexo fue concentrarnos en la discusión sobre sus formas y
convenciones en los capítulos centrales pero, a la vez, no eludir la efectiva
mostración de su funcionamiento y componentes en un análisis discursivo que,
juzgamos más oportuno, concentrarlo aquí al final. Debemos añadir que, a la
hora de la elección de textos representativos de ambas modalidades –
académica y periodística-, optamos por incluir la reseña y la entrevista pero
desechamos la inclusión de un artículo científico académico, ya que son los
trabajos más conocidos y consultados por el lector de este libro y exigirían la
delimitación de un tema específico en una disciplina particular (además de
ser de amplia extensión por lo general).
A continuación dividimos el Apéndice en los tres géneros propuestos; para ello
reprodujimos cada texto elegido y presentamos después un breve análisis de
sus componentes distintivos y funcionamiento, que ayudará al lector en la
confrontación entre los diversos tipos discursivos analizados y le permitirá
analizar las premisas y características discutidas en los capítulos anteriores.
Artículo de divulgación I
[Epígrafe]
Una literatura difiere de otra ulterior o anterior, menos por el texto
que por la manera de ser leída: si me fuera otorgado leer cualquier página
actual - ésta, por ejemplo- como la leerán en el año dos mil, yo sabría cómo
será la literatura del año dos mil.
Jorge Luis Borges, "Nota sobre (hacia) Bernard Shaw", Otras
inquisiciones, 1952.
[Cuerpo]
En estos últimos años, hemos visto multiplicarse los diagnósticos,
atemorizados o entusiastas, en cuanto a las mutaciones que transforman
profundamente las formas de transmisión de la cultura escrita. ¿Hay que
pensarlas como el resultado de una innovación técnica comparable a la
invención de la imprenta a mediados del siglo XV? ¿Debemos relacionarlas con
una "crisis" que sería, al mismo tiempo, la del libro, de la lectura y de la
edición?
¿O acaso no hay que considerarlas más bien como una redefinición de
las relaciones con la cultura escrita, caracterizada por la sustitución de los
objetos impresos que fueron y aún son los nuestros (el libro, la revista, el
diario) por el texto electrónico, en todas su formas?
Si se acepta este último diagnóstico, hay que recordar que el mundo
occidental conoció una mutación semejante entre el segundo y el cuarto siglo
de la era cristiana, cuando una forma nueva del libro se impuso en detrimento
de la que era familiar a los lectores griegos y romanos. El códice, es decir, el
libro compuesto de hojas plegadas, ensambladas y encuadernadas, suplantó,
paulatina pero inexorablemente, el rollo de papiro. La invención del códice,
de la paginación y de los índices instituía una relación inédita entre el lector y
el texto, al mismo tiempo que permitía gestos imposibles con el rollo de
papiro, por ejemplo, escribir mientras se leía, hojear un libro o encontrar
rápidamente un pasaje en particular.
La revolución del presente es de la misma importancia pero aún más
radical, puesto que modifica a la vez la técnica de transmisión de los textos,
el soporte de su lectura y sus posibles usos. Pero, como la revolución del
códice en la Antigüedad que se prologó a lo largo de varios siglos, es probable
que abra camino a una coexistencia durable, pacífica o conflictiva, entre
varios modos de producción y de reproducción de lo escrito (lo escrito a
mano, lo impreso, el texto electrónico) y entre varias formas de "libro". La
mirada retrospectiva hacia la Antigüedad nos hace recordar útilmente que un
libro no es forzosamente el objeto que conocemos y que otras formas
materiales pueden serle dadas.
Hoy, y por mucho tiempo aún, coexisten de manera más o menos
pacífica las diferentes formas de transmisión de lo escrito. Pero eso no debe
impedirnos reflexionar sobre las modalidades específicas de la lectura que
permite o impone el texto electrónico. Estas no pueden ser pensadas como un
simple desplazamiento de prácticas antiguas hacia nuevos soportes.
Tomemos, a título de ejemplo, los libros de estudio. La técnica nueva
permite organizar de manera inédita, en diferentes niveles de textos, lo que
el libro que es aún el nuestro distribuye de manera necesariamente
secuencial. En consecuencia, las relaciones entre una argumentación, su
objeto y los criterios de validación, se encuentran transformadas. El lector
puede consultar por sí mismo lo documentos o los datos que son los objetos o
los materiales de la demostración. Dispone así de nuevas posibilidades para
aceptar o rechazar la validez de un análisis.
Lo que sigue siendo aún incierto es la capacidad de esta nueva forma
de transmisión de los textos para producir sus lectores. La larga historia de la
lectura muestra que las mutaciones en las prácticas son siempre más lentas
que las revoluciones de las técnicas. De la invención de la imprenta no se
derivaron inmediata y directamente nuevas maneras de leer; por el contrario,
la posibilidad de leer un texto en silencio, sin necesidad de hacerlo en voz
alta, fue el resultado de una muy larga conquista, de los monasterios de la
Alta Edad Media a la escuela del siglo XIX.
Debemos pues suponer que los gestos inmediatos y que las categorías
intelectuales que asociamos con el mundo de los textos perdurarán frente a
las nuevas formas de lo escrito. Y de hecho, hoy constatamos cuán difícil es
ajustar a la nueva materialidad (o inmaterialidad) de los textos nociones
jurídicas (copyright, propiedad literaria, derechos de autor), estéticas
(originalidad, singularidad y estabilidad de las obras) o biblioteconómicas (
depósito legal, biblioteca nacional, descripción bibliográfica), nociones que
han sido pensadas y construidas en un mundo de los escrito completamente
diferente: el del libro impreso.
Es también de temer que la revolución electrónica, que parece
prometer un acceso universal a la cultura escrita, no profundice, en realidad,
las desigualdades, geográficas o sociales. Existe el riesgo de un nuevo
"analfabetismo" definido, no ya por la incapacidad de leer y de escribir, sino
por la imposibilidad de dominar las nuevas formas de la transmisión de lo
escrito, que distan mucho de ser gratuitas. Tanto los lectores potenciales de
los libros electrónicos como los usuarios de Internet sólo son aún, en escala
planetaria, una minoría. La circulación electrónica de los textos puede dar
existencia al sueño de las Luces y construir un nuevos espacio público a partir
del acceso al saber, del intercambio de las opiniones, del examen crítico de
las instituciones y de las ideas. Pero puede, igualmente, mantener a los más
desposeídos al margen de la nueva cultura escrita y fortalecer la apropiación,
si no el monopolio, de algunas grandes empresas multimedia sobre la edición
electrónica y la difusión de la información.
Durante siglos, Occidente ha soñado con Alejandría y con una biblioteca
universal donde ningún libro faltara, donde todos los saberes del mundo
estuvieran reunidos. Hasta la transmisión electrónica, toda lectura supone, o
bien que el texto llegue al lector, o bien que éste vaya hasta él.
Podría no ser más así mañana. En su forma electrónica el texto ya no
está ligado a un lugar propio, ni es llevado por un objeto particular. Atraviesa
los espacios y toma la forma que el lector le dé. Suponiendo que todos los
textos existentes, manuscritos o impresos, sean convertidos en textos
electrónicos, la disponibilidad del conjunto del patrimonio escrito universal se
volvería, si no económicamente posible, por lo menos teóricamente pensable.
En ese sentido, la biblioteca del futuro es un biblioteca sin muros y sin faltas.
La perspectiva es bella, pero exige una precaución. La comprensión que
los lectores tienen de cualquier texto no puede ser separada de los efectos y
de las posibilidades que provienen de la forma material propia de ese texto.
Leer un texto en un códice impreso no supone las mismas operaciones de
interpretación que la lectura de ese "mismo" texto en un rollo de papiro o
frente a una pantalla. Si en un futuro más o menos cercano las obras del
pasado sólo se comunican bajo una forma electrónica, es evidente pues que
será grande el peligro de un distanciamiento sin retorno en relación con la
cultura textual que, desde los primeros siglos de la era cristiana, ha
establecido en Occidente un fuerte lazo entre lo escrito y objetos que tienen,
casi todos, la estructura del códice.
Entre los profetas desesperados que anuncian la muerte próxima del
libro, de lo escrito y de la lectura y los cantores del porvenir radiante
prometido por la comunicación universal de textos sin materialidad, hay que
conservar la sensatez. A los primeros, es bueno decirles que las pantallas de
hoy y de mañana no son más las de McLuhan: no oponen la imagen a la
escritura, como lo hacían el cine o la televisión, sino que constituyen un
poderoso instrumento de difusión de la cultura textual.
A los segundos hay que recordarles que los objetos que a lo largo del
tiempo han sido portadores de las producciones de la cultura escritas deben
ser preservados y comprendidos. Olvidar esto sería correr el riesgo de perder
las conciencia de la duración histórica sin la cual las mutaciones del presente
no son ni descifrables ni dominables.
Artículo de divulgación II
Por Renato
Ortiz *
Reseña periodística I
ENSAYO
A LA ZAGA
De Eric Hobsbawm
Crítica, 1999
ENSAYO
55 p.
$16 GENTE POCO CORRIENTE,
RESISTENCIA, REBELIÓN Y JAZZ
En: CLARÍN, 1 - 10 - 2000
De Eric Hobsbawm
Opiniones de un historiador Una compilación de artículos sobre los temas recurrentes del
“La otra vanguardia” notable historiador.
332 páginas
$ 26
El título del ensayo es contundente: para Hobsbawm, las vanguardias
plásticas de la primera mitad del siglo XX - específicamente los pintores de
caballete- están "a la zaga", "behind the times", y no adelante, como ellos
pretenden. No es un juicio estético sino histórico y político: se funda en una
idea de la relación entre las artes y la sociedad y en una postulación de lo que
deben ser las vanguardias políticas y las culturales. Para un marxista como
Hobsbawm, la distinción entre ambos criterios es mínima.
Desde mediados del siglo XIX, con el apogeo de la cultura burguesa y la
"modernidad", la sociedad espera que el arte sepa expresar a su tiempo, y a la
vez evolucionar hacia lo original, que necesariamente será mejor. Pero
obsesionados por la originalidad a toda costa, los artistas plásticos perdieron
su capacidad para expresar adecuadamente la sociedad, y hacerse entender.
Por otra parte, la pintura se quedó en la retaguardia tecnológica: aferrados a
la idea de producir una obra de arte singular e irrepetible, los artistas no
resolvieron el desafío de la sociedad de masas, aquello que permiten el libro,
los discos y CD, la fotografía y el cine: la reproducción infinita de la obra de
arte para atender la demanda de consumidores infinitos.
"Las artes verdaderamente revolucionarias fueron aceptadas por las
masas, porque tenían algo que comunicar", es el axioma de Hobsbawm; las
vanguardias plásticas del siglo XX también fracasaron en esa tarea de
comunicar el sentido de los tiempos. La prioridad de cada grupo de artistas
fue refundar el arte, a partir de un manifiesto, rompiendo deliberadamente
con toda tradición anterior. Desentendidos de cualquier preocupación por su
público, cada uno de los artistas se deleitó en su propia satisfacción. Las
vanguardias se agotaron recorriendo un camino sin rumbo ni final.
Finalmente, el pop art de los 50 0 60 encontró la solución: los artistas
abandonaron todo propósito deliberado de fundar o reformar nada, y se
limitaron a sumergirse en el mundo de imágenes y símbolos que circulan en la
sociedad de masas, como la lata de sopa Campbell o la imagen de Marilyn
Monroe de Andy Warhol, no ya delante de la creación sino detrás.
Esta preocupación, que Hobsbawm formula en A la zaga, aparece en
varios de los artículos reunidos en Gente poco común, dedicados a las
vanguardias artísticas, las vanguardias políticas, y el sentido general que unas
y otras son capaces de imprimirle a la historia. Así, por ejemplo, en "La
revolución y el sexo" analiza la vanguardia sexual del siglo XX, que para
Hobsbawm no tiene la menor correlación con la vanguardia política. Menos
confianza aún le inspiran las vanguardias culturales y estudiantiles: "Espantar
al burgués es más fácil que derribarlo".
Esta falta de armonía entre las vanguardias artísticas y culturales y las
políticas es propia del "corto siglo XX". Antes, en las décadas finales del siglo
XIX, las coincidencias eran fáciles. El marxismo no tenía una doctrina estética
propia, pero el realismo, el naturalismo y hasta el impresionismo resultaron
adecuados, mientras que los poetas simbolistas, los pintores posimpresionistas
y los bohemios sintonizaron mejor con el anarquismo. Los "artistas del pueblo"
le dieron al movimiento social una iconografía propia, que debía ser realista y
comprensible, y a la vez fuertemente simbólica: denunciar el presente y
anticipar la sociedad futura. Por alguna razón, esa correspondencia se rompió
en la última década del siglo XIX. Desde entonces, ambos mundos divergieron,
y allí nace esa brecha que colocó a muchas "vanguardias" artísticas, y a casi
toda la plástica lejos de los trabajadores y de las vanguardias sociales. Bueno
es reiterarlo: el razonamiento de Hobsbawm se apoya en una clara convicción
acerca de donde está, en la historia, la revolución y la reacción, el avance y
el retroceso.
Las vanguardias creadoras están hoy en otros lados, y generalmente no
se declaran como tales. En su Historia del siglo XX se ocupó especialmente del
cine y de su doble éxito: inventar un nuevo lenguaje y comunicarse
intensamente con la sociedad. En estos textos se ocupa de dos vanguardias no
tan centrales, pero que ejemplifican sendos aspectos de la cuestión: cómo
surge algo nuevo en el arte, y cómo el arte encuentra una manera de expresar
la sociedad. El primer caso es el del jazz. Lo que resultó la mayor innovación
musical de la primera mitad del siglo XX fue producto de creadores que no
pretendían hacer "arte"; no estaban preocupados en absoluto por la "cultura"
ni por la originalidad, ni por la opinión de los intelectuales. Por alguna razón -
misteriosa y no buscada- el jazz se transformó en la expresión musical de la
entreguerra, y en la base del rock, otra vanguardia no deliberada.
El segundo caso corresponde a la corriente de las artes plásticas que
arranca hacia 1880 con el movimiento inglés Arts and Crafts - de William
Morris y Walter Crane-, se continúa en el art nouveau, que emerge en Bélgica
y Francia al comienzo del siglo XX, y culmina con la escuela alemana de la
Bauhaus en la década de 1920. Un hilo une estos distintos momentos y
movimientos: la búsqueda de objetos artísticos que satisfagan necesidades
sociales, sacrificando el carácter individual y único de cada creación.
Aportaron sobre todo a la arquitectura, a la publicidad y al diseño industrial.
Sus artistas estaban muy próximos al movimiento social, pero todos ellos
trabajaron para la sociedad burguesa y el mercado capitalista, en plena
expansión, explotaron la tecnología, y apreciaron la producción en serie.
El jazz y Arts and Crafts son auténticas vanguardias. Surgen dentro de
una tradición, la superan pero no reniegan de ella. Las auténticas vanguardias
del siglo XX producen para satisfacer las necesidades sociales, para una
sociedad real, que es capitalista, y cuyos parámetros son la tecnología y el
mercado. Para Hobsbawm, las revoluciones no son generadas por las
vanguardias sino por el proceso social mismo: la tarea de las vanguardias es
encontrar en el momento adecuado, ni antes ni después, la manera de
concretarlas. Saber sintonizar la acción de individuos y grupos con los
tiempos, y conseguir que todos las entiendan.
Reseña periodística II
A LA ZAGA
Eric Hobsbawm
Trad. Gonzalo Pontón
Crítica
Barcelona, 1999
Por Eduardo
Grüner
Reseña académica
En: ORBIS TERTIUS: revista de Teoría y crítica Literaria. --p. 176 - 180. -- Año
II, No. 4,
1997. -- Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Humanidades y
Ciencias de la
educación. -- ISBN 0328 - 8188. --
Por
Analía Capdevila
Nota
(1) Una concepción de la crítica que se aleja por completo, en este punto de
la de Ricardo Piglia, que define el trabajo crítico como aquel "capaz de borrar
la incertidumbre que define a la ficción".
Entrevista periodística
Itinerario
- Explíquese mejor.
- No, pero todos los que lo han hecho han quedado impresionados por la
manera en que el antisemitismo y los ideales nazis se han extendido entre la
gente de la calle. Un querido amigo pintor, no judío y para nada politizado,
regresó espantado de una muestra que hizo en Viena: "Nunca escuché decir
esas cosas en toda mi vida", me dijo entre lágrimas. Sin embargo es una vieja,
más aún, una viejísima historia austríaca.
- Austria es un nueva Serbia y los austríacos son como los serbios. Dos pueblos
parias que continúan sosteniendo a sus respectivos líderes precisamente
porque el resto del mundo los condena. Pienso que el embargo europeo es lo
único que se puede hacer.
- En un editorial del New York Times , Salman Rusdie compara a Haider con
Bossi y Le Pen.
- ¡No se los puede comparar de ningún modo! Haider es mucho, mucho peor y
podría, en el futuro, permitirse ir muy, muy lejos. Si Bossi y Le Pen vivieran
en Austria, quizá ellos también hablarían como él, pero en Italia y en Francia,
dos países donde el pasado fascista ha sido repudiado, esos líderes no se
arriesgan a lanzar declaraciones incendiarias como lo hace Haider.
Códigos totalitarios
Entrevista académica
- Es que en tus textos hay un sello, eso que tiene que ver con una mirada y un
estilo. ¿Vos sentís acaso que tu labor como crítica está reñida con la ficción?
- Yo no lo siento en absoluto. Es la gente la que te cercena, ¿no? Eres crítica o
eres narradora. Éste es un mundo que clasifica y es mucho más fácil clasificar
que encontrar lugares distintos.
Mujeres y escritura
- Esa sería una lectura de época y parafraseando a Paz. Pero ¿qué genealogía
establecen ustedes mismas como escritoras?
- Es que no nos permiten reconocernos ... Como que tenemos miedo de
reconocernos en Sor Juana. Sigue habiendo mucho machismo en este sentido.
- ¿Es ya canónico, legítimo trazar una filiación con la Malinche? ¿Es que se
consideran como hijas de la Malinche?
- Yo no creo que ellas se consideren. Pero yo encontré que en algún nivel hay
una relación perfecta, que es absolutamente inconsciente, con la Malinche
porque ella es la mujer traidora. Curiosamente, las escritoras que yo
menciono nacen en México, pertenecen a familias extranjeras y ven a México
con un poco de mala conciencia. Les puede pasar a muchas mujeres lo mismo
que a Elena Garro y Elena Poniatowska. Las mujeres, cuando llegan a la
adolescencia, se adaptan perfectamente a lo familiar y acaban actuando
después con sus hijas de la misma manera que sus madres actuaban con ellas.
No tienen una mala conciencia porque se identifican con la clase social a la
que pertenecen y se acabó. Gente como Elena Garro y Elena Poniatowska
tienen esa doble conciencia, esa alteridad de ser al mismo tiempo de la clase
blanca, dominante y denunciar que se identifican con la otra clase. Es que la
clase verdaderamente dominante en México, la real, es la indígena. La cultura
más bella, más extraordinaria, con más raíces es la que niegan sus padres. Esa
doble pertenencia se redime en la escritura. En general, mi idea es tomar a la
Malinche desde las crónicas y ver cómo aparece en las mujeres no como
figura, sino como símbolo.
- ¿En qué medida las otras escritoras dejan su huella femenina en sus textos?
- Un libro como Hasta no verte Jesús mío de Elena Poniatowska es
fundamentalmente un libro escrito por una mujer, al poner el interés en un
personaje como el de Jesusa Palancares. Es una figura fundante de la realidad
mexicana, pero la ningunean porque la historia la escriben los hombres. Hay
un libro de Tamara Kamenszain, El texto silencioso, que es un texto de mujer.
Sólo una mujer puede concebir así la literatura, aunque ella no quiera que la
constriñan.
- Es que a veces es tan difícil precisar. ¿Hasta qué punto extender ciertas
categorías sin establecer diferencias resulta productivo?
- Yo creo que es difícil precisar, categorizar qué es lo femenino en la
escritura, pero también creo que yo escribiría así si fuera hombre,
obviamente. Creo que hay una sensibilidad, no sé si cultural, una conciencia
en relación con el cuerpo por la que pasa la escritura. Si vuelvo a Sor Juana,
ella asume las categorías de la escritura masculina conscientemente, piensa
como un hombre de su época. Pero, al mismo tiempo hay una corriente
interna que ella describe en un momento, cuando dice: "Si Aristóteles hubiera
guisado, mucho más hubiera escrito". Y cuando le preguntaban qué sentía
cuando la halagaban tanto, ella decía que la misma sensación que al hacer
una vainilla, un bordado muy fino. Luego, hacer eso bien era tan importante
como escribir bien. Allí se colocaba como mujer, ¿no? Esto me parece
importantísimo. Reivindicaba esa labor escondida, la veía como artística.
El desvío de la norma
SUMARIO
Sumario................................................................................................ 2
Para empezar a citar .......................................................................... 3
1. Qué son las citas bibliográficas. Por qué y cuándo se usan.
Dónde se ubican............................................................................... 5
2. Cómo se elaboran............................................................................. 6
2.1. La cita textual: elementos; redacción; ubicación
de las referencias..................................................................... 6
2.2. Redacción de la referencia bibliográfica.................................. 8
2.3. El autor/a................................................................................. 8
2.3.1. Un solo autor................................................................. 8
2.3.2. Seudónimos................................................................... 9
2.3.3. Fragmento de un texto mayor........................................ 9
2.3.4. Fragmento de un texto propio........................................ 9
2.4. Más de un autor....................................................................... 10
2.4.1. Dos o tres autores.......................................................... 10
2.4.2. Más de tres autores........................................................ 12
2.5. Cuando el autor es una entidad................................................ 14
2.5.1. Entidad internacional..................................................... 12
2.5.2. Organismos oficiales del Estado...................................... 12
2.5.3. Congresos y Jornadas.................................................... 12
1. Qué son las citas bibliográficas. Por qué y cuándo se usan. Dónde se ubican.
Según la norma ISO 690: la referencia bibliográfica puede tomar una u otra
de las siguientes formas: a) formar parte de una lista bibliográfica informativa
o analítica; b) constituir el encabezamiento de una análisis o de un informe
crítico; c) constituir una nota anexa en un texto a pie de página o al final del
texto; d) figurar en parte en el cuerpo del texto y en parte en una nota;
e) ser enteramente incluída en un texto. (Pensato, 72).
Debe limitarse a los libros que han sido realmente productivos para
la confección del texto en sí, o que serían de suma utilidad para el
lector que quisiera ampliar puntos especiales. (Ander Egg, 98).
2. Cómo se elaboran
Se puede establecer como norma general, que no debe ser omitido ningún dato
relevante a los fines de establecer el origen de la publicación, y que permita su
localización por parte de algún interesado. También puede recordarse que hay que
incluir sólo aquellos elementos que realmente sean significativos para el lector; así
como no incluir ciertos elementos en un lista bibliográfica, cuando elementos
comparables no pueden ser incluídos en las otras referencias bibliográficas de la
misma lista. Por ejemplo, si hemos omitido relevar los datos referidos a la cantidad de
páginas de un libro, será preferible evitar ese dato en toda la lista.
Los datos siempre se extraen de la portada o también de la "página legal" que
suele aparecer en su reverso (no de la tapa de la publicación). Para respetar los datos
consignados es que nunca se traducen, sino que se transcriben tal como figuran. En
las publicaciones periódicas estos datos suelen aparecer en la contratapa, el retiro de
tapa, o el retiro de contratapa.
Sin embargo, a veces falta alguno de estos elementos, o todos, en cuyo caso
hay que recurrir a otras partes de la misma obra (colofón, portada exterior, lomo,
introducción, etc.). Estos datos se agregan entre corchetes (indicando de este modo
que se trata de un agregado).
Los elementos imprescindibles son: autor, título, edición y mención de
publicación, que se incluyen en la llamada “fórmula citacional”.
2.3. El autor/a
Llamamos autor al responsable intelectual de una obra. Sin embargo, ésta una
definición demasiado genérica, ya que pueden darse algunos casos que convenga
diferenciar:
AUTOR PERSONAL {uno, o más de uno}
Como regla general debe escribirse el apellido del autor, y luego el nombre de
pila (al menos el primero, para evitar confusiones en el caso de apellidos similares ).
2.5.3.Congresos y Jornadas
Congreso argentino de hispanistas (4o.: 1995: Mar del Plata): "La cultura
hispánica y occidente" .
CANTAR de mío Cid, Poema de mío Cid, seguido del Romancero del Cid
/ prólogo y versión moderna: Amancio Bolaño e Isla); 12 a. ed.;
México: Porrúa, c1977.
MIL y una noches, Libro de las mil y una noches (trad., notas, etc.: Rafael
Cansinos Assens; ilus.: Julio Castro de la Gándara y Manuel Benet;
edición mexicana; México : Aguilar, vol. 2, c1983).
Bolaño e Isla, Amancio (1977). -- Cantar de mío Cid. -- Poema de mío Cid
seguido del romancero del Cid (prólogo y versión moderna de Amancio
Bolaño e Isla. -- 12a. ed. -- México : Porrúa, 1977.
Cansinos Assens, Rafael (1983). -- MIL y una noches, Libro de las mil y una
noches (tr., notas, etc.: Rafael Cansinos Assens; ilust.: Julio Castro de la
Gándara y Manuel Benet; edición mexicana; México : Aguilar, vol. 2,
c1983).
2.8. Títulos
-- Madrid: Pirámide, 1996.
Los títulos deben ser citados tal como aparecen en la publicación. Un título
excesivamente largo puede ser abreviado, sin omitir las primeras palabras, y siempre
que el sentido quede preservado.
También pueden ser omitidos los subtítulos, a menos que la información que
proporcionan sea esencial en relación con el contenido del documento.
La transcripción del título se hace en cursiva (itálica o bastardilla).
§ Año de la publicación
Si éste no figura, se puede agregar, entre corchetes:
a) una fecha estimada, o tentativa, con signos de interrogación,
[1976?]
b) la fecha aproximada, con guiones en lugar de las dos cifras
finales [ 19 --], década estimada [ 196 --].
1988.
3.2.1.Publicación periódica:
Es aquella que aparece de manera habitual, en un período
prefijado, por ejemplo semanal, quincenal, anual, diariamente, etc. No tiene prevista una
fecha de culminación.
Ejemplo: Muy Interesante [ publicación mensual]. -- Buenos Aires:
Producciones García Ferré.
entre paréntesis
En el caso del periódico, la cita se hace en forma directa, con el título del
artículo entre comillas dobles, sin resaltarlo en cursiva o negrita, de la misma manera
que se indicaba para otras publicaciones periódicas.
Sasturain, Juan. -- "Dr. Dodgson & Mr. Carroll". -- En: RADAR libros,
suplemento dominical de Página 12, año 1, No. 24. -- 26 de abril de
1998. -- p. 1-2.
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Salinas Goytía, Alberto. -- "La Visión con Misión o la Misión sin Visión en
nuestros planes en búsqueda de claves del éxito". -- En: Undisclosed
recipient @ bart.mdp.edu.ar [ consulta 22 de agosto de 2000]
APENDICE II
LAS CITAS BIBLIOGRAFICAS
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