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su interés en la figura del maestro?
Primero que nada soy guitarrista, y para todos los guitarristas ve-
nezolanos, sobre todo los de mi generación –que, según la cla-
r.m.v. sificación que propongo en mi libro La guitarra en Venezuela2,
sería la cuarta–, la presencia de Lauro fue determinante. Él se
enero - abril 2017 Dosier convirtió, a través de su obra y de la interpretación que de ella
hacía Alirio Díaz, en la motivación principal para todos los que
queríamos estudiar guitarra en el país. Igual pudiera decirse de
la generación anterior, la tercera, a la que pertenecen las dos fi-
guras principales, Leopoldo Igarza y Rómulo Lazarde. Era un
¿Y en cuanto al éxito de la obra de Lauro? ¿Cuáles son los elementos, a su juicio, presentes en la obra de Lauro
Sí, es un éxito indiscutible, pero que no representa la totalidad de que la hacen tan singular?
su obra: Lauro no solo compuso valses. Tiene una obra compleja Hablemos del valse, entonces, que es la «singularidad» que más se
conoce y que, de cualquier modo, al ser la forma que más trabajó
6 Guitarrista clásico y compositor paraguayo de origen guaraní (1885-1944).
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se encuentra a lo largo de toda su vida y es el primer laboratorio contenido. Y eso también se explica por su experiencia como
de su experimentación nacionalista. Estos van desde sus valses músico popular, por su trabajo en la primera época de la radio
iniciales, a dos partes, sencillos y de expresión popular, al de y su participación en los Cantores del Trópico, cuyo repertorio
la suite de piano o la de guitarra, que son valses fuertemente era fundamentalmente de música venezolana, es decir, que había
estilizados y personales. recibido directamente la influencia de los músicos populares de
En manos de Lauro, el valse se convierte en algo distinto de lo las primeras décadas del siglo XX. Esto está documentado en su
que había sido en Venezuela, considerando que se habían escrito propia obra. Cuando Lauro utiliza el «registro» (que incluye en
obras extraordinarias, en particular para piano. Las opiniones de varias obras, y no solo guitarrísticas, a manera de preludio) lo ha-
Ramón de la Plaza7 sobre su momento, como la de Salvador Nar- cía refiriéndose a una práctica del guitarrista popular. El registro
ciso Llamozas8 y otros músicos de finales del siglo XIX, deben ser era una improvisación, un movimiento libre sobre el instrumento,
tomadas como un testimonio inestimable, ya que fueron testigos muy flexible y hasta virtuoso, servía para calentar las manos, afinar
y partícipes privilegiados del medio musical. Ellos hablaron de y fijar la tonalidad con el cantante. Era, entonces, una abstracción
una precariedad del momento musical, de la cual se hicieron eco, de una vivencia al lado de esos guitarristas.
quizás interesado, músicos de la siguiente generación, en parti- Sus primeros valses muestran, entonces, una estética más bien
cular, Vicente Emilio Sojo y José Antonio Calcaño9. Pero de esa sencilla, espontánea y popular, generalmente a dos partes contras-
precariedad, precisamente, ellos partieron para construir obras tadas, que recuerda una famosa descripción que hiciera Salvador
significativas en todos los órdenes del quehacer musical. Se dice, Narciso Llamozas sobre esta forma. Él va a ir estilizándolos, proce-
entonces, que como parte de esto el valse había entrado también sando la influencia del mundo del piano del siglo XIX, en particu-
en un período de decadencia, en particular, por exceso de produc- lar a través de un compañero de generación en la cátedra de Sojo,
ción en manos aficionadas. Fuera esto exacto o no, era la opinión que era un gran intérprete de valses (si bien, apenas los compuso),
que debió llegar a Lauro en los años de la década de 1930, segura- como lo fue Evencio Castellanos10. Así entra en contacto con un re-
mente a través de su mismo maestro, Raúl Borges, quien de hecho pertorio extraordinario, al parecer mayoritario de mujeres compo-
es el guitarrista-compositor que lo antecede y prefigura, creador sitoras de valses. El piano había sido un crisol de inter-influencias
de algunos valses para el instrumento. entre la música cultivada por las clases altas y medias (las únicas
Entonces, si para ese momento había una suerte de desgas- que podían tener un piano), en los salones de la época, con la mú-
te del valse, Lauro lo va a revitalizar, dándole novedad y nuevo sica popular y espontánea, de esfuerzo colectivo.
Lauro realiza así su propia síntesis de ambos entornos musica-
7 Militar, músico y escritor venezolano (1831-1886), autor de Ensayos sobre el les. Sus valses son muy guitarrísticos, pensados y trabajados sobre
arte en Venezuela (1883). el instrumento, lo que los hace profundamente idiomáticos. Lau-
8 Pianista, docente y editor musical venezolano (1854-1940). ro asumía con gran respeto el trabajo sobre formas tradicionales.
9 Compositor y ensayista venezolano (1900-1978), autor, entre otros estudios,
de La ciudad y su música: Crónica musical de Caracas (1958). 10 Pianista, docente, compositor y director venezolano (1915-1984).
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Antes de escribirlos los tocaba durante mucho tiempo, hasta dos y Creo que hemos reducido –no voy a decir menospreciado– la
tres años, no obstante tener una duración de apenas dos o tres mi- percepción de lo nacionalista. No fue un mero cambio de registro
nutos. Reconocía que los tocaba con el fin de hacerlos más popu- de las fuentes tradicionales. Lauro, como tantos de sus compa-
lares, hasta sentirlos que eran de la tradición y no «de él». No hay ñeros, había sido y ejercido como un músico popular. Por esto
que olvidar que era hijo de italianos. Nunca, en todos los materia- no se puede plantear tampoco como una competencia con lo
les que trabajé para su biografía, en las muchísimas entrevistas que académico, porque lo veían como algo propio (evidente también
hice sobre él, encontré que Lauro hablara de sus orígenes italianos en Inocente Carreño, por ejemplo). Parten de experiencias musi-
inmediatos. Eso llama la atención, por la negación que implica, cales profundas y persistentes. Entonces no hay «captura» de lo
aunque no tenía por qué ocultarlo, pues lo hubiera vinculado a la popular-tradicional, sino que se «expresa» de manera natural en
mejor tradición occidental. Creo que esto expresaba el deseo sin- obras de otras ambiciones estéticas. No artificializaron las formas,
cero y profundo de que su obra fuera percibida como venezolana, los contenidos, los recursos (como creo que sí hace lo que llamo
auténtica, y lo fue a plenitud, lo que llama a nuevas reflexiones «neonacionalismo»); lo vivieron en su propio medio. Por ejemplo,
y menos esencialismos. Pero también habla de una inquietud in- cuando Lauro escribió la gaita Nelly11, no la piensa desde «afue-
terna, de un carácter particular, de retos específicos. La profun- ra», no es un espectador. Él estuvo en Maracaibo entre los años
dización en su sentir de «lo venezolano», de cómo lo buscaba y 1938-1939, y no solo escuchó a los grupos populares de allá, sino
expresaba en su obra, que lo cifra inicialmente en los valses. Ahí que tocó con ellos.
experimentó «desde adentro» su venezolanidad, desde su propia Si ves el catálogo de Lauro te das cuenta de que en el mismo
experiencia musical, conceptual y estética. –un poco lo que pasa con las recopilaciones de Sojo– se obser-
Además, Lauro cruza muchas otras cosas en su obra que, va la pluralidad en la unidad que forma la nación. Es el mapa
como ya te dije, es compleja y variada. Sus estudios de compo- de Venezuela. Ellos dibujaron el mapa musical de Venezuela. La
sición con Sojo, que lo llevan a pensar y trabajar formas hereda- obra de Lauro incluye valse, joropo central, joropo llanero, gaita,
das de la tradición europea. También con y por Sojo, canta en el merengue, bambuco, maremare, aguinaldo, canción… ¡Tiene de
Orfeón Lamas y ocupa un atril de percusionista en la Orquesta todo aunque no se lo haya propuesto de manera abierta! Hay una
Sinfónica Venezuela, lo que le permite profundizar en un reper- representación de la diversidad de Venezuela en una unidad, que
torio canónico. Vive a plenitud su momento político y social, de termina siendo el mismo Lauro.
efervescencia intelectual y artística, vinculado y representando Cuando asume su representatividad de lo venezolano en el
sinceramente el reto nacionalista, al lado de los otros discípulos mundo da muestra también de una forma de ser intelectual, crea-
del maestro (la Escuela de Santa Capilla), que vienen de diversas dor en Venezuela, incluso ejemplar hoy día. Por eso es que intu-
regiones del país y que producen obras en algunas de las cuales yo que se ha rebajado el proyecto original nacionalista, heredero
participa Lauro como cantante (es el Diablo de la Cantata criolla)
o como cuatrista. Junto a ellos, inventan y ofrecen una propuesta
de lo que puede ser Venezuela en música. 11 Compuesta entre 1979 y 1980, dedicada a la señora Nelly de Afanador.
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de Sojo y sus compañeros, a una mera variante de lo popular-in- biografiados); desde la madrina y su profesor de primer grado que
ternacional, algo proyectado como World Music por las grandes lo conocieron de muy niño, condiscípulos en la cátedras de Sojo
empresas del comercio musical. En cambio, el nacionalismo de y Borges, compañeros de prisión, hasta sus hijos, esposa, discípu-
esos años se pensó y se propuso como un aporte al pensamiento los. Eran testimonios que no coincidían. En algunos casos esto era
musical, produciendo una expresión novedosa dentro del mismo drástico y contrastante. Y la biografía, como cualquier escritura
paradigma occidental, pero creo no ha sido plenamente valorada que pretenda dar una visión de la verdad –que no la verdad en
en el mundo, y que tiene todavía mucho que decir ante lo que sí–, tiene que ser coherente, verosímil, sistemática para ser creíble.
siento hoy como una suerte de descontrol del exceso, que se nos Yo no podía ofrecer cincuenta visiones distintas del protagonista.
ofrece hoy, un desbordamiento de lo múltiple que hace perder Y no me estoy refiriendo a las fuentes documentales, que aportan
todo referente. también su variedad, sino propiamente a las orales. Entonces tenía
que hacer un balance, ponderar la pertinencia de cada testimonio
¿Qué nos puede decir ya no de la obra, sino de la personalidad de según el momento de la vida del personaje, o la relación profe-
Lauro? ¿Su visión no solo acerca de la música y de lo venezolano, sional, histórica, familiar, para dar una visión que si bien fuera
sino de lo doméstico, de lo familiar? plurifacética, fuera consistente.
Lo conocí siendo estudiante de guitarra apenas, por tanto mi Pero hay varios aspectos de la personalidad de Lauro que des-
percepción directa es anterior a mi experiencia como biógrafo. tacan, más o menos, todos los que le conocieron. Por ejemplo,
Lo veía en los concursos internacionales o en los conciertos y una cierta candidez y curiosidad ante el mundo; una capacidad
uno se le acercaba, le preguntaba cualquier cosa, lo saludaba o de sorpresa extraordinaria. Algunos pensaban, incluso, que era
pedía una firma, como cualquier otro muchacho. No podía ima- como un niño en ciertos aspectos. Por otra parte, era una persona
ginar entonces lo importante que sería para mí, que le dedicaría de grandes compromisos. Familiar, comprometido con sus ami-
años de trabajo, decenas de conferencias, incluso en el exterior, gos, con el país, con el arte. Gran venezolanista, sin requiebros.
artículos, entrevistas… Era un venezolano de antes, como lo fue mi abuelo, de grandes
Ahora bien, el problema de la percepción del otro es comple- decisiones, de una moral sin ambages, de una ética radical, que
jo. El escritor siciliano Luigi Pirandello, en Uno, nessuno e cen- tanto necesitaríamos hoy. No era una persona de medias tintas. Él
tomila, construye un personaje que llega a la conclusión de que decía, además con toda la intención y algo de tremendismo, que
es distinto para todos quienes lo rodean y, por tanto, si conoce a solo había estudiado con maestros venezolanos. Que todo lo que
cien mil, siendo él uno solo, entonces es ninguno. Dicho con otras había hecho era producto de sus estudios con Raúl Borges y Vi-
palabras, hay que aceptar que uno es un personaje distinto para cente Emilio Sojo. Con esto se refería, indirectamente, a varios de
cada una de las personas que nos rodean. Eso fue lo que entendí sus condiscípulos que fueron a estudiar al exterior, tantos que es-
al entrar en contacto con las cincuenta o sesenta personas que tudiaron guitarra con Regino Sainz de la Maza o Andrés Segovia,
entrevisté para la biografía de Lauro (lo que se repite en los otros y los que estudiaron composición fuera, como Raimundo Pereira,
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Evencio y Gonzalo Castellanos y Antonio Estévez. Se vanagloria- poder vivir de la música y seguir estudiando música. Comienza ahí
ba de manera sana, porque no era competitivo. Se alegraba del a ejecutar guitarra en las emisoras locales de radio –ya sabe que va
éxito ajeno, pero se sentía orgulloso de saber que lo que había a ser guitarrista– y oye por radio las grabaciones de los Cantores
logrado era en Venezuela y desde Venezuela. del Trópico, que habían regresado de una larga gira continental, a
finales de 1942. Es entonces cuando escribe –pues nunca abando-
¿Cómo se da el contacto entre Antonio Lauro y Alirio Díaz? na ese otro mundo de la escritura y la investigación musical– sobre
Alirio Díaz sabe de Lauro desde antes de conocerlo. Como sa- «La guitarra». En ese artículo, Díaz ya afirma que Lauro era el
bes, viene de un pueblito cercano a Carora, La Candelaria, una guitarrista más importante de Venezuela14. Yo sospecho que en
pequeña aldea, como él mismo gustaba llamarla. Un pueblo seco, ese momento no sabía quién era Borges, pues, por alguna razón
solo y casi abandonado hoy día. Y no era muy distinto cuando que desconocemos, no lo menciona cuando habla de la enseñanza
nació el maestro, hace casi un siglo, salvo por los niños. Ahora ni del instrumento en el país.
niños hay. Cuando fui con él, un par de veces, me quedé impre- Después llega a Caracas a estudiar en el conservatorio nacio-
sionado por su paisaje, su ambiente, su sequía implacable donde nal, con cartas de recomendación de «Don Chío». Borges supo
reina el sol. ¡Tanta grandeza surgida de tanta soledad! Él, fugado entender la excepcionalidad de sus condiciones –para no hablar
de su casa, llega a Carora donde consigue al gran conductor de su de cosas subjetivas como la genialidad–, lo que implica la acepta-
vida: Cecilio «Chío» Zubillaga12, con quien se da esa importan- ción de la diferencia. Se es excepcional en la medida en que se es
te dinámica entre maestro y discípulo. Un hombre preocupado diferente. Díaz viene con una mano acostumbrada a las cuerdas
por la sociedad de su época, con una visión política profunda y de metal, no lee todavía ni sabe música, llega con la influencia
hasta rebelde. El caso es que le llega al maestro este muchachito de la música tradicional y la experiencia de la banda que dirigía
extremadamente talentoso –Díaz no lo sabía entonces–, y tiene la Laudelino Mejías, y Borges lo recibe sin negar lo que trae. Pero lo
habilidad de hacerle descubrir el mejor destino de su vida. De no transforma y lo amolda con inusitada rapidez. Es entonces cuando
haber mediado este encuentro a lo mejor hubiese escogido otro se encuentra con Lauro, en la misma Escuela.
camino: el de la historia, la musicología o la música popular. Y
no es que fuese malo alguno de ellos, sino que Zubillaga temía ¿Díaz era un diamante a medio tallar que hacía falta que lo comple-
que por su pobreza se sintiera presionado hacia lo popular, que taran y pulieran?
le procuraría ingresos más rápido, pero terminaría simplemente Sí, era una gema a la que le hacía falta un buen tallador que le mos-
ganándose la vida y no desarrollaría el genio que advertía en él. trara el diamante que aún se desconocía. Pero primero fue don
Así, lo manda a Trujillo a estudiar con el compositor y di- «Chío» Zubillaga, quien entiende que la música era su destino y
rector Laudelino Mejías13, quien le dio la instrucción básica para eso es evidente en sus cartas de respaldo. En una de esas aparece
12 Intelectual y periodista venezolano (1887-1948). 14 «La guitarra», El Diario, Carora, octubre de 1944; revista Ideas, Caracas,
13 Músico y compositor venezolano (1893-1963). noviembre de 1944.
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una frase hermosísima con la que le sugiere y le impone la con- también un reconocimiento de los límites entre cada uno de
tención, porque sin contención no se alcanza gran obra. Le dice los oficios, un respeto mutuo entre compositor e intérprete. Y
que, aunque pasara hambre, tenía que quedarse con «el maestro esto, de manera natural, porque al fin y al cabo ambos venían de
Laudelino de maestro». Con puro talento no se llegaba a grandes orígenes equivalentes. No iguales, pero sí equivalentes. Final-
logros. Lo contenía para que no se desbocara, que aguardara su mente, se encuentran en Santa Capilla bajo la presencia de esos
momento, y así sería. Llegaría entonces, también, al maestro Raúl dos «soles tutelares» que son Sojo, el eje de todo el movimiento
Borges, una suerte de guitarrista místico, con el cual aprendería lo musical venezolano, y Borges, el «Maestro de Maestros».
que el mismo maestro no podía hacer. Eso es un pedagogo: quien Fue Andrés Segovia el primero en grabar el valse Natalia, que
logra que el alumno desarrolle la potencialidad que lleva en sí, no es ciertamente fundamental y el más famoso de todos los de Lau-
la imitación, ni lo previsto. La docencia también es una aventura ro, pero se universaliza con la interpretación de Alirio Díaz. Hasta
a cuatro manos. la fecha, ese valse, como también el Seis por derecho, particular-
En 1945 llega a Caracas. Borges le hace conocer su primer mente, lleva la impronta del sonido de Díaz. Tanto en expresión,
repertorio de concierto –recuerda que antes de irse para Europa en pathos, en velocidad, en matices, en énfasis. Como virtuoso,
ya ejecutaba la Chacona15–, se hace guitarrista, artista a plenitud. privilegia la velocidad, el brillo, tiende a destacar la melodía, los
Igual que Lauro, entra en contacto con toda esa generación de contrastes rítmicos, a evidenciar los efectos instrumentales. Lauro
maestros pioneros, entre los que destacan Juan Bautista Plaza y el era mucho más reposado, daba cuenta más de la forma musical
mismo Vicente Emilio Sojo. que del interés rítmico, marcar las voces, los bajos. Pero Lauro
no se lo impone al intérprete; no se mete en el terreno de la inter-
¿Y esa simbiosis, como la llama usted, entre los dos maestros? pretación. Respeta la función y la personalidad de Díaz. La rea-
Lauro ya ha terminado sus estudios de guitarra y estaba estu- lización de la obra, como tú bien sabes, es la sumatoria de lo que
diando composición, no era mucho mayor que él. Menos de ofrece el compositor y lo que le pone el intérprete, teniendo como
seis años. Pero lo ayudó en la parte propiamente musical, in- frontera y relación la misma escritura.
terpretativa. Díaz va a encontrar un apoyo muy importante Alirio se convirtió en el «sonido» de Lauro. Aún hoy oímos,
en Lauro. Pero, al mismo tiempo, este percibe el talento del incluso en las manos de intérpretes como John Williams, el «soni-
concertista, que potencia y resignifica los contenidos musicales do» Díaz-Lauro. Para entender esto se puede aprovechar, precisa-
cifrados en una partitura. Podía agregarle el contenido virtuo- mente, la versión de Segovia de ese mismo valse, el Nº 3 o Natalia,
sístico a la partitura, a su obra, porque Lauro ya había decidido que es otra cosa totalmente. Fue lo único que grabó de Lauro, y
no desarrollarse como intérprete, sino como compositor. Se da, se dio a conocer, incluso antes de que se supiera quién era el com-
entonces, una complementariedad obvia, una simbiosis, pero positor, pues en esa grabación se dijo que ¡Lauro era argentino!
Es interesante pensar qué hubiera producido Lauro si Segovia
15 Partita nº 2 BWV 1004 para violín solo de Johann Sebastian Bach (1685-1750). se hubiese empeñado en trabajar con él, hubiese sido fantástico,
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como lo hizo con Manuel M. Ponce16. Pero hubiera sido una histo- de sus discípulos, Segovia daba clases ocasionales. Los grandes
ria diferente, porque Lauro era un guitarrista «hecho» y eficiente, intérpretes, como lo fue inmensamente Segovia, son profesores de
muy eficiente (se pueden oír los discos de los Cantores del Trópico otro tipo, más orientados hacia la enseñanza intensiva o las clases
para tener una idea de su potencial de entonces). Segovia, además magistrales, ocasionales, que sirven para fortalecer ciertos aspec-
de todo lo que tocaba, tenía el apoyo de las editoriales, de las dis- tos o repertorios específicos, la interpretación, la experiencia del
queras, del mundo del concierto… Segovia sigue siendo el centro performance. Ofrecieron influencia más bien estética, de carácter,
de la historia de la guitarra. Entonces, imagínate lo que hubiese hasta por mímesis, lo que no siempre es positivo. El español, para
obtenido de Lauro. Pero no fue poco lo que logró junto a Díaz, un principios de la década de 1950, cuando comienza a enseñar, lle-
virtuoso que le dedicó buena parte de su esfuerzo, publicó obras vaba adelante un intenso camino de grabación, de conciertos, de
suyas en Europa, las grabó. Un aporte inestimable, ciertamente. ediciones. Ese será también el mismo rumbo de Alirio Díaz.
Según contaron ellos mismos, y está citado en sus biografías, Más bien, como tú dices, hubo un «apadrinamiento» sobre
Lauro le dio una suerte de exclusividad a Díaz sobre su reperto- Díaz, en el sentido de que el joven, luego del primer año de estu-
rio, para que lo estrenara y tocara en el exterior, privilegio que no dios con Sainz de la Maza en Madrid, comienza los cursos de ve-
le dio a otros. No se lo dio a Rodrigo Riera, por ejemplo, a quien rano con Segovia en Siena, por diez años, y al año se convierte en
conoció años antes y quien también se destacaba como intérprete, su asistente, que no es poco decir, si se considera la trascendencia
pero ni siquiera le dedicó una obra, no sabemos por qué. Así salió histórica y la influencia de esos cursos sobre la generación inme-
Alirio Díaz a hacer carrera teniendo como oferta en su repertorio diata, en la que están por ejemplo John Williams, Alberto Ponce,
a Antonio Lauro. Y ese éxito temprano le permite y motiva a Lau- Oscar Ghiglia, entre muchos otros. ¿Por qué? Díaz estaba muy
ro a componer más, a pensar en otros públicos. por encima del nivel de los guitarristas en Europa, que salía ape-
nas de la Segunda Guerra Mundial. Díaz llega ya con técnica, con
¿No se dio también una suerte de complementariedad entre repertorio (Lauro y Barrios Mangoré, por ejemplo, pero también
intérprete e intérprete, en el caso de Alirio Díaz y Andrés Segovia, con la Chaconne), cuando lo que se le exigía a los estudiantes en
siendo este último quien lo «apadrina» en la Accademia Chigiana los dos primeros cursos era fundamentalmente escalas y estudios.
de Siena? Díaz ya tenía una personalidad estética, moldeable todavía, cierto,
En realidad no fue de complementariedad. La relación Segovia- con la que Sainz de la Maza y Segovia más bien negocian. Gracias
Díaz es distinta desde su origen (Lauro era compositor) y más a ellos agrega nuevas composiciones españolas a su repertorio, así
tensa que la de los dos venezolanos. A diferencia de su compatrio- como obras de algunos de los compositores que giraron alrededor
ta y contemporáneo Regino Sainz de la Maza, o de nuestro Raúl de Segovia, principalmente Mario Castelnuovo-Tedesco, Ponce y
Borges, que eran profesores que trabajaban con sus alumnos regu- Heitor Villa-Lobos.
larmente y durante años para construir las manos y la personalidad
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fuera del mercado), está en la manera de acercarse a la música
para guitarra en Venezuela.
El día que se haga la antología de la guitarra en el siglo XX,
habrá que incluir grabaciones de Díaz y, entre ellas, seguramente, r.m.v.
esté alguna de sus interpretaciones de Antonio Lauro, que siguen
siendo las mejores.
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