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23 jul. 18
Es muy curioso cómo la gente que más enfrenta desafíos es que la menos se
queja, encuentran en cada problema múltiples soluciones. ¨Si uno tiene todo
conseguido, la vida deja de ser interesante¨, tal cual decía María de Chavez,
barranquillera creadora junto a sus esposo de la línea de cosméticos Vogue,
“Hay que trabajar mucho, con tenacidad; si uno se cae tiene que volverse a
levantar inmediatamente y con más fuerza. Hay que tener una idea fija en lo
que se quiere hacer, insistir e insistir y en la medida como uno lo haga, logra su
propósito, hay gente que se desanima y claudica. Eso no, hay que tener
espíritu fuerte y, sobretodo, transmitirlo”; la vida no se trata de un de un guion
rutinario, la vida se trata de asumir desafíos, de hacerse a un espíritu de
organización, de superarse cada día de acuerdo a cada circunstancia adversa
que atravesamos y de hacerse más que a nada al cambio, de adaptarse a los
tiempos y las transformaciones que se dan en la sociedad.
Esto es algo que José Eduardo Hernández siempre tenía presente, el bienestar
de sus colaboradores era un objetivo principal dentro de su compañía. Este
personaje se vanagloriaba con el éxito colectivo, fiel creyente que el delegar
funciones, generaba en los trabajadores autonomía y responsabilidad para
tomar decisiones, y al final de cuentas era beneficioso para todos.
Una de las frases más sugerentes fue dicha por José Eduardo
Hernández ¨no mirar la competencia sino la incompetencia de uno¨ es cierto
que la mayor parte del tiempo miramos como avanza la vida y el éxito de otros
en función de su propio reloj y es cuando nos preocupamos y genera cierto
sentimiento de envidia por ellos al compararnos, pero obviamos el hecho de
que todos tenemos ritmos y tiempos distintos, dejamos de aprovechar las
circunstancias y oportunidades, solo por ignorar el potencial que tenemos
entre manos. Uno no se hace exitoso de la noche a la mañana, todo en la vida
requiere de un proceso y a través de ese proceso crecemos y logramos lo que
nos proponemos, siempre que estemos enfocados en nuestro propio curso.
Depende en parte del empeño con el que impulsemos nuestros sueños para
poder alcanzarlos, al igual que del carácter para asumir nuevos desafíos para
así obtener aún mejores resultados en la vida.