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El mundo homérico

de VIDAL-NAQUET/AUSTIN

El mundo micénico

La historia de los griegos en la Antigüedad conoció dos grandes fases bien diferenciadas: la
mejor conocida y a la vez más importante es la historia de la Grecia de las ciudades (polis)
que comienza en el siglo VIII, al final de la edad oscura. La segunda precede a esta y es
conocida como la Grecia micénica de la edad de Bronce (reinos minúsculos,
centralizadores y burocráticos).

Fundamentalmente conocemos a la Grecia micénica por los descubrimientos arqueológicos


de Heinrich Schliemann y por la labor del arquitecto Michael Ventris que en 1952
descubrió las tablillas en escritura xilábica conocida como lineal B. El mundo micénico
desapareció a lo largo del siglo XII.

Los poemas homéricos como fuente histórica

El primer testimonio histórico que nos ha llegado después de la caída del mundo micénico,
y la primera obra literaria de la historia de Grecia, son los poemas homéricos de la Ilíada y
la Odisea. Estos poemas se presentan como una evocación de sucesos que tuvieron lugar en
el mundo micénico durante la Edad de Bronce.

Sin embargo, el autor se pregunta si tales poemas pueden ser una fuente histórica real.
Explica que para algunos –los más numerosos- los poemas homéricos consistirían
simplemente una representación más o menos fiel del desaparecido mundo micénico:
habría que colocar a Homero, junto a los descubrimientos arqueológicos y la lineal B, como
principal testimonio de la historia de Grecia durante la Edad de Bronce.

El autor, sin embargo, sostiene que dicha teoría es insostenible. Afirma que los poemas
homéricos pretenden ser, en efecto, una descripción de ese mundo micénico destruido.
Incluso se han descubierto en ellos una cantidad de elementos micénicos desaparecidos con
la caída de los palacios pero cuyo recuerdo, guardó Homero. Pero, en definitiva, todo ello
resulta insignificante comparado con los elementos que olvidó Homero del mundo
micénico en el terreno de las instituciones y de los hechos de civilización. Asimismo,
existen en ellos una serie de anacronismos que no encajan en el marco del mundo micénico,
sino que pertenecen, a la época inmediatamente posterior.

Fue el descubrimiento del lineal B lo que resaltó aún más con mayor claridad la diferencia
entre el mundo micénico y la sociedad homérica: los palacios micénicos, con su minuciosa
burocracia, se hallan abismalmente separado de aquella de los reyes homéricos,
infinitamente menos complejos en su organización y en los que no existe la escritura, hecho
determinante en la época micénica.
Los poemas homéricos como descripciones de qué tiempo

El autor se pregunta entonces, si se debe considerar a los poemas homéricos como


descripciones de su propio tiempo. Este es un punto de vista menos difundido que el
primero (el de la descripción del mundo micénico) pero igualmente defendido. Aunque
existen pruebas que puedan enlazar una relación entre la Odisea y la colonización
occidental del siglo VIII, el autor afirma que los poemas homéricos no pueden considerarse
una descripción literal del mundo en el que vivía el poeta.

Afirma que deberá tenerse siempre en cuenta el voluntarismo arcaizante del poeta que mira
al pasado, hacia un mundo desaparecido que intenta evocar. Tiene conciencia de los
grandes cambios que se produjeron en una fecha relativamente reciente, pero se abstiene de
mencionarlos. De este modo, el poeta nada dice casi de los dorios, cuyo asentamiento en
Grecia siguió a la caída de los palacios micénicos. Pretendía evocar una sociedad
desaparecida, pero le faltaron todos los puntos de referencia. Probablemente, lo que
describe no era ni el mundo micénico ni su propia época, sino un mundo intermedio en el
tiempo entre ambos, el mundo griego de la edad oscura de los siglos X y IX, posterior a la
caída de los palacios micénicos, pero anterior al desarrollo de la polis en el siglo VIII.

El autor afirma, que existen tres niveles históricos en Homero: el mundo micénico que el
poeta trata de evocar, la edad oscura y la época en la que vivió el poeta.

Homero era consciente del hecho de que el desaparecido mundo micénico era más rico y
poderoso que aquel en el que él vivía. Recrea ese mundo tal como él se lo representaba, y
para ello exagera voluntariamente la riqueza de sus reyes. No podemos tomar al pie de la
letra las descripciones de los palacios homéricos con sus grandes tesoros y su cantidad
ingente de esclavos. La imagen del mundo griego de esa época es mucho más opaca.

Por otro lado, la sociedad homérica es demasiado uniforme en sus instituciones: no da


ninguna sensación de diversidad entre las distintas regiones del mundo griego de la época.

Diferencias entre la Ilíada y la Odisea

El autor afirma, que en realidad no existe una sociedad homérica, sino dos sociedades: la de
la Ilíada y la de la Odisea. En primer lugar, hay una diferencia de edad: la I. representa un
mundo más arcaico y menos abierto que la O. Existe además una diferencia de tema: la I.
muestra una sociedad guerrera, en la que la aristocracia guerrera desempeña un papel
fundamental por la supremacía militar que ostenta, y en la que el papel de las clases
inferiores queda más desdibujado, ya que no cuentan ni en la guerra ni en el consejo. La
Odisea, en cambio, da una imagen mucho más detalla de la sociedad y de lo que nosotros
llamamos economía.
Características del mundo homérico

La primera característica esencial del mundo homérico, tanto en la I. como en la O., es la


inexistencia de la polis, en el sentido clásico. Aunque se encuentran referencias a la ciudad
en el sentido de aglomeración urbana con un centro donde se reúne la gente (ágora), las
ciudades homéricas no son polis.

No se encuentra en Homero la noción, posteriormente fundamental, de la ciudadanía, de los


derechos y deberes del ciudadano y tampoco, por consiguiente, la noción antitética de no-
ciudadano.

Por otro lado, la esclavitud como institución es presentada por el poeta como algo natural,
Pero la antítesis libre/esclavo, si es que se da, no tiene la claridad que adquiera en la ciudad
clásica del tipo ateniense.

Oikos aristocrático

El papel principal en el mundo homérico lo desempeña el oikos aristocrático. Los grandes


héroes ocupan el primer plano de la escena y actúan, por lo general, autónomamente, como
si no existiera la comunidad. El oikos es más que una familia en nuestra acepción actual,
nuestra noción de familia resulta intraducible en el griego homérico. El oikos tendrá un
grupo familiar más o menos extenso, que incluye a todas las personas libres o esclavas, que
dependan directamente del jefe del oikos (todos los servidores).

Además, la noción de oikos engloba toda clase de bienes, muebles e inmuebles,


inseparables en la práctica del grupo humano. Por consiguiente, forman parte de él las
tierras, los edificios, el ganado, las reservas de toda clase, etc. El oikos es una unidad
económica a la vez que humana, y es gobernado por el jefe del oikos. Económicamente, el
ideal del oikos es el de autarquía.

 Adquisición de bienes

La riqueza material de oikos consistía en la sociedad homérica en primer lugar, en tierras.


Los héroes homéricos eran ante todo terratenientes. El primer medio de adquisición de
bienes era la guerra. El botín que se toma del enemigo es lugar repartido entre los
participantes en la expedición y el jefe tendrá derecho a una parte especial. Además, como
la guerra no era suficiente, el otro medio de adquisición era el del intercambio de bienes. En
la sociedad homérica, en especial en la Odisea, hay una determinada técnica de intercambio
basada en el regalo y en regalo por correspondencia. No existen donaciones desinteresadas.
De este modo, un héroe recibirá a sus huéspedes y se afanará de darle regalos pero esperara
que le sean devueltos en especie o en servicios que le compensen. Queda excluida cualquier
noción de provecho.

El comercio
De alguna manera existe el comercio en la sociedad homérica –aunque más en la O. que en
la I.- En la obra de Homero no aparecen ferias y el ágora de los ciudadanos solo es un punto
de encuentro. Los únicos especialistas del comercio son los extranjeros, en especial los
fenicios. Aunque el valor del comercio en Homero será relacionado con una actividad
repudiable.

Las sociedades bajas en Homero

Homero se centra más que nada en los héroes. En la I. casi ni aparecen las clases bajas, sin
embargo, en la O. se interesará más por ellos, no solo como un grupo, sino como
individuos. La condición de un hombre nos e define en abstracto, sino referente a su
pertenencia o no a un grupo, y en mundo homérico la unidad básica es el oikos aristocrático
y no la polis.

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