MENTE CEREBRO

29/2008

n.o 29/2008

y
6,50 €
MENTE y CEREBRO

CEREBRO
SENESCENTE
¿Qué pasa cuando
envejecen las neuronas?

PSICOLOGIA GENETICA
FANTASIAS ASESINAS
EN LOS COLEGIOS
LOS ORIGENES
DEL PSICOANALISIS
LA CULTURA
ENTRE LOS PRIMATES
00029

RETROSPECTIVA
JOSE CROUS CASELLAS
9 771695 088703
MARZO/ABRIL 2008
MENTE y CEREBRO
SUMARIO
72
GEHIRN & GEIST (mujer); GEHIRN & GEIST / SIGANIM (ADN)
32
12 CEREBRO SENESCENTE
Christian Behl
Las huellas del tiempo, aunque penosas,
son inevitables: arrugas, cabellos grises,
rigidez de las articulaciones y progresiva
pérdida de memoria. Pero, ¿qué pasa
exactamente en el cerebro, cuando enve-
jecen las neuronas?
18 ANTIENVEJECIMIENTO
Isabella Heuser
La búsqueda de un arma mágica contra
el envejecimiento no conoce descanso.
Se han ideado múltiples estrategias pro-
metedoras. ¿Cuáles nos hacen verdade-
ramente más jóvenes de lo que somos?
Marzo / Abril de 2008 Nº 29
26
© FOTOLIA / CHRISOF4
60 38
26 FANTASIAS ASESINAS 38 ERGOTERAPIA PARA NIÑOS
EN LOS COLEGIOS Stefanie Reinberger
Frank J. Robertz Aunque muy socorrida en los últimos
La cadencia de asesinatos en los cole- años, la aplicación infantil de este tra-
gios ha aumentado en los últimos 10 tamiento no se halla exenta de críticas.
años. Los expertos en comportamientos Se le objeta falta de base científica
violentos buscan fórmulas para invertir contrastada.
esa tendencia.
54 STIMULUS INSPIRANS
32 CAMBIAR DE CUERPO Steve Ayan
Elena Gismero Midiendo sensaciones y umbrales sen-
La imposición social de un determinado soriales, la psicología se convirtió, hace
ideal estético alimenta la insatisfacción más de un siglo, en ciencia experimen-
corporal. El deseo de transformar tal. Sus fundadores se propusieron apre-
el cuerpo como medio de obtener sar lo mental en números y fórmulas.
la felicidad ha dado paso al mercado
de la belleza.
12
60 LOS ORIGENES DEL PSICOANALISIS
Bernd Nitzschke
Hace más de 100 años se conquistó un
nuevo y oscuro continente, el incons-
ciente. Sigmund Freud dedujo el funcio-
namiento de la psique humana a partir
de los síntomas de sus pacientes y creó
el psicoanálisis.
66 LA CULTURA ENTRE LOS PRIMATES
Klaus Wilhelm
El arte, la técnica o los usos sociales per-
tenecen al acervo de la creación humana.
Mas, ¿por qué estos logros evolutivos
han de estar sólo a disposición del
hombre?
72 PSICOLOGIA GENETICA
SECCIONES
Turhan Canli
No hay dos personas iguales. Unas se 5 Encefaloscopio
sobreponen a las adversidades y a otras  Terapia génica para el parkinson.
les abate un contratiempo nimio. La for-  La mente, sometida a la materia.
ma en la que gestionamos el estrés y las  ¿Hablan los sordos consigo mismos?
experiencias penosas puede depender  ¿Es auténtica la hipnosis?
de un mismo gen. ¿Para qué sirve?
 De tal palo...
 Espacios interneuronales.
78 HERENCIA Y PERSONALIDAD 9 Retrospectiva
Joachim Bauer 46 Punto de vista
Los genes determinan el desarrollo 50 Mente, cerebro y sociedad
del hombre. A su vez, las experiencias  Alteraciones asociadas
vitales intensas pueden afectar a nuestra al trastorno de personalidad
dotación génica e incluso modificarla  Esquizofrenia
para siempre.  Estrés postraumático
86 Ilusiones
90 Syllabus
94 Libros
MENTE y CEREBRO
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ASESORAMIENTO Y TRADUCCIÓN:
José M.ª Valderas Gallardo
DIRECTORA FINANCIERA LUIS BOU: Encefaloscopio, Ilusiones; I. NADAL: Cerebro senescente, Stimulus
Pilar Bronchal Garfella inspirans; IGNACIO NAVASCUÉS: Antienvejecimiento; ALEX SANTATALA: Fantasías
asesinas en los colegios, Syllabus; F. ASENSI: Ergoterapia para niños, Punto de
EDICIONES
vista; ANGEL GONZÁLEZ DE PABLO: Los orígenes del psicoanálisis, La cultura entre
Juan Pedro Campos Gómez los primates, Psicología genética, Herencia y personalidad
Laia Torres Casas
PRODUCCIÓN
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ENCEFALOSCOPIO

TERAPIA GÉNICA PARA EL PARKINSON

© iSTOCKPHOTO / SEBASTIAN KAULITZKI

Una técnica novedosa y prometedora trata los síntomas,
sin efectos secundarios

L os enfermos del mal de

Parkinson pueden cons-
tituir el primer grupo en be-
neficiarse de la terapia génica.
Técnica en la que se habían
depositado infinitas esperan-
zas, no ha fructificado todavía
en ningún tratamiento digno
de confianza, a pesar de casi
veinte años de experimenta-
ción. Pero parece abrirse un
portillo: un virus vector de
genes, inyectado directamen-
te en el cerebro, ha logrado
mejorar la función motora de
pacientes, sin provocar efec-
tos secundarios adversos.
En los años noventa del si-
glo pasado, la terapia génica
fue aclamada como la revolu-
ción pendiente en medicina,
por su potencial para atajar
LA MENTE, SOMETIDA A LA MATERIA
El dolor vence en la batalla por la atención del cerebro
la enfermedad en sus raíces
genéticas. Los resultados de
las investigaciones, empero,
no cumplieron la hipérbole. Y
en 1999, muchas de las espe-
ranzas que ofrecía la terapia
génica se esfumaron, cuando
un joven de 18 años sufrió, en
el curso de un ensayo, una
reacción inmunitaria letal. Se
ha continuado, no obstante,
investigando a pequeña es-
cala, con nuevas normas de
seguridad. Estudios como el
mencionado pueden conce-
derle a la terapia génica una
segunda oportunidad.
En el ensayo al que venimos
aludiendo se ha probado por
vez primera la terapia génica
para combatir el mal de Par-
kinson, que afecta, aproxima-
Los virus se replican por inserción de su material genético
en células. La terapia génica aprovecha este proceso.
Se sirve de virus para entregar ADN humano.
damente, a un 2 por mil de la negra”, productora de dopa-
población. Esta enfermedad, mina, un neurotransmisor.
que se manifiesta hacia los Cuando la concentración
60 años, se caracteriza por de dopamina es insuficiente,
temblores, rigidez, pérdida del el núcleo subtalámico, que se
habla y dificultades en la fun- encuentra próximo, produce
ción motora. Su causa biológi- un exceso de glutamato, el
ca se atribuye a la muerte de principal de los mensajeros
neuronas del mesencéfalo, de químicos que excitan el cere-
la región llamada “sustancia bro. El exceso de glutamato
estimula en demasía otras
regiones cerebrales y pertur-
ba el control motor.
El equipo de investigación
se valió de un virus inocuo
para transportar un gen que

T odo el mundo sabe que es imposible

concentrarse cuando se padece un la-
cerante dolor de cabeza. Ahora conocemos
la razón. Investigadores del Centro Médi-
co Universitario Hamburg-Eppendorf han
identificado una región del cerebro que
procesa tanto la memoria de trabajo como
CORBIS
el dolor, y que, al parecer, le concede prefe-
rencia a los estímulos dolorosos.
Mediante resonancia magnética funcio-
codifica el ácido gamma-ami-
nobutírico (GABA) —un neu-
rotransmisor inhibidor que se
nal, observaron que, al causar dolor en las opone a la función excitadora
manos de voluntarios, se aumentaba la ac- del glutamato— hasta las neu-
tividad cerebral en regiones encargadas del ronas del núcleo subtalámico.
procesamiento del dolor, a la vez que de- Al potenciar la producción de
crecía la actividad en regiones que estaban GABA, la terapia génica corri-
trabajando en una tarea visual asignada a gió el desequilibrio químico
los probandos. y mejoró de forma drástica la
Ulrike Bingel, que dirigió el estudio, afir- función motora en la totali-
ma que este trabajo podría repercutir en la dad de los 12 pacientes.
gestión del dolor. Los médicos, para deci- Reviste especial importan-
dir si deben aplicar analgésicos enérgicos, cia que esta mejoría persis-
como los opiáceos, toman en cuenta los tiera incluso cuando los pa-
efectos secundarios de carácter cognitivo cientes estaban tomando sus

del tratamiento, pero no siempre consi- fármacos contra el parkinson,

Los probandos no pudieron centrarse deran que el dolor, por sí mismo, puede lo que significa que podrían
en la tarea que les ocupaba si tenían la entorpecer la función mental. conjugarse ambos tratamien-
mano dolorida. —Kat Leitzell tos para mayor eficacia.
—Nikhil Swaminathan

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 5

¿HABLAN LOS SORDOS CONSIGO MISMOS?
La expresión mental de los signos activa circuitos
que intervienen en la manifestación externa del lenguaje de signos
P or supuesto. Al igual que las personas
sin problemas auditivos, los sordos
pueden ensayar mentalmente un discur-
so o divagar en su foro interno sobre lo
sucedido a lo largo del día, todo ello en
forma de imágenes mentales de signos.
Para experimentar lo que puede ser el
hablar con uno mismo en lenguaje de
signos, basta imaginar el gesto de decir
adiós con la mano o el de tirar un beso y
estaremos “hablando con nosotros mis-
mos” mediante gestos.
Ahora, imaginen que conocen un len-
guaje de signos completo, con su gra-
mática, que permite conversaciones in-
teriores con uno mismo sobre cualquier
tema. Las personas sordas que se sirven
del lenguaje de signos gozan de esa capa-
cidad y hablan consigo mismas de forma
habitual en lengua de signos, del mismo
modo que las personas sin problemas
auditivos hablan consigo mismas me-
diante el lenguaje verbal.
Algunos experimentos de formación
de imágenes cerebrales han cartografia-
do los principales circuitos utilizados
en lo que podemos llamar las “palabras
mentales” (o, en el caso del lenguaje de
signos, los signos mentales). Por ejem-
plo, en un estudio realizado por uno de
los autores (Hickok), se registró la acti-
vidad nerviosa del cerebro de personas
sordas a las que se pidió que ensayasen
mentalmente diversas series de signos.
La expresión mental de los signos acti-
vó una red de regiones que se sabe que
intervienen en la expresión externa del
lenguaje de signos, incluidas zonas de los
lóbulos frontal, parietal y temporal.
Algunas de esas regiones, especial-
mente el lóbulo frontal izquierdo, guar-
dan también relación con el lenguaje
interior de las personas sin problemas
de audición. Desde hace mucho tiempo,
se sabe que estas regiones frontales se
hallan asociadas a la función del habla,
pero su participación en el lenguaje de
signos y en comportamientos motores
complejos más allá del lenguaje sugiere
que cumplen una función más general,
6 MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
Las personas sordas que
se sirven del lenguaje de
signos hablan consigo
mismas de forma habi-
tual en lengua de signos,
del mismo modo que las
personas sin problemas
auditivos hablan consi-
go mismas mediante el
lenguaje verbal.
© iSTOCKPHOTO / DAVID NEWTON
como podría ser la selección o inhibición Gregory Hickok, Universidad
de planes de acción complejos. de California en Irving
Pero, ¿por qué hablamos con nosotros Carol Padden, Universidad
mismos en un lenguaje? ¿Y por qué sen- de California en San Diego
timos que podemos “oír” nuestras pala-
bras mentales (o “ver” nuestros signos
mentales)? Porque el lenguaje interior
es el uso voluntario de un mecanismo
proyectado para regular la emisión de
nuestro propio lenguaje y así poder
corregirlo.
El cerebro formula un plan motor para
una pronunciación explícita; sin embar-
go, antes de articularla, traslada dicho
plan a su sistema de percepción del len-
guaje, que puede detectar posibles errores
y enviar una señal de corrección cuando
sea necesario. Ya que tenemos esa suer-
te de circuito interno de realimentación
sensomotriz, ¿por qué no utilizarlo para
© iSTOCKPHOTO / JEFF MCDONALD
ensayar mentalmente un discurso o para
repasar una conversación? Puesto que ese
circuito interno se halla, además, vincu-
lado a nuestro sistema de percepción,
tenemos la impresión de que estamos
escuchando (o, en el caso de los signos,
viendo) nuestro diálogo mental.
¿ES AUTÉNTICA LA HIPNOSIS? ¿PARA QUÉ SIRVE?
La hipnosis puede serles de ayuda a pacientes que sufren dolor o ansiedad debilitante

L a hipnosis es auténtica, no así muchas

de las ideas divulgadas en torno a la
misma. Utilizada de forma responsable
por profesionales de la salud e integrada
en un plan terapéutico más amplio, la
hipnosis puede ayudar a pacientes afli-
gidos por diversos problemas médicos
o emocionales.
La hipnosis es un producto de la
atención sostenida y concentrada, en
conjunción con sugerencias de alte-
ración en la experiencia subjetiva, la
percepción, la emoción, el pensamien-
to o la conducta. La medida en que una
persona hipnotizada experimenta estas
alteraciones depende de su capacidad
natural para la hipnosis más que de
la “potencia” del hipnotizador o de la
técnica aplicada. Tal capacidad innata
apenas si cambia con el tiempo: sen-
cillamente, algunas personas son más
susceptibles que otras.
La forma en que actúa la hipnosis es
foco duradero de indagación científica.
Las pruebas disponibles indican que la
percepción. Si una persona oye la suge-
rencia hipnótica de que no va a sentir
dolor, ciertas áreas del cerebro pueden
seguir registrando que el cuerpo está re-
cibiendo un estímulo doloroso, pero la
reacción “emotiva” normal del cerebro es
más tenue de la que resultaría en otras
circunstancias.
La hipnosis puede serles de ayuda
a ciertos pacientes que sufren dolor o
ansiedad debilitante, desean vencer de-
pendencias o perder peso. Pero la hip-
nosis no es casi nunca un tratamiento
por sí sola, ni constituye ninguna vía
infalible de curar al sujeto de hábitos
insanos. Una persona hipnotizada, por
ejemplo, no se encuentra bajo el control
del hipnotizador, y los hipnotizados a
menudo recuerdan lo que ocurrió du-
rante la hipnosis. Además, los recuerdos
de acontecimientos pasados no son in-
faliblemente correctos.
Grant Benham,
Universidad
de Texas-Pan American

© iSTOCKPHOTO
sugestión hipnótica puede modificar Michael R. Nash,
la forma en que el cerebro procesa in- Universidad de Tennessee,
formación y repercute, por ende, en la Knoxville

DE TAL PALO...
Cuando el hijo delincuente se espeja en el padre

L a picaresca no tiene límites. No hace mucho, Rosie Cos-

tello se confesó culpable de fraude a la Seguridad Social
y de conspiración para defraudar al gobierno. ¿Cuál fue su
delito? Haber estado obligando a sus dos hijos sanos a fin-
gir retraso mental durante 20 años para beneficiarse de las
ayudas sociales a discapacitados.
Kathryn Seifert, psicóloga forense del estado de Ma-
ryland, que lleva 30 años dedicada a la delincuencia juvenil,
sostiene que gentes como Costello, que explotan delictiva-
mente a sus hijos para obtener dinero, son responsables
de mayores infracciones de la ley por menores de lo que
socialmente se está dispuesto a admitir. “Los niños no se
despiertan un buen día y se dicen, ´Cuando sea mayor voy
a ser ladrón’. Se trata de una conducta que, al menos en
parte, es aprendida”, explica Seifert. Los padres del 62 por
ciento de los delincuentes juveniles que Seifert trata en su
clínica son personas antisociales, mentalmente enfermas
o drogadictas.
Algunos de estos chicos imitan las conductas de sus padres,
agrega David Brandt, de la Universidad Municipal de Nueva
York. Seifert recuerda que hay padres que deliberadamente
enseñan a sus hijos conductas delictivas —a ser mecheros,
o a prostituirse— en beneficio propio.
Según Seifert, los primeros pasos para detener tales abusos
han de consistir en la concienciación social y en la identi-
ficación temprana de niños que los sufren. Si se ayuda a
estos chicos cuando todavía son jóvenes, tal vez se evite que
incurran en actos que les lleven a su vez a ejercer iguales
abusos sobre sus hijos.
Melinda Wenner

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 7

ESPACIOS INTERNEURONALES
Aunque las neuronas reciban los laureles, no merecen menos gloria los espacios intercelulares

¿Q ué hay en un cerebro?
Neuronas, mensajeros
químicos, señales eléctricas...
y mucho espacio vacío. Los
hiatos intercelulares suponen
una quinta parte del volumen
de nuestros sesos. Y aunque
pensamientos y funciones
mentales atraviesan y circu-
lan por esa región vital, ape-
nas empiezan a revelársenos
sus secretos.
Charles Nicholson, de la
Universidad de Nueva York,
y Eva Syková, del Instituto
de Medicina Experimental de
Praga, han desarrollado pro-
cedimientos para sondear en
los espacios intercelulares
no vistos del cerebro. Estos
investigadores, inyectando
trazadores y rastreando su
difusión por el interior del
cerebro de ratas y otros ani-
males, han descubierto que
alrededor del 20 por ciento
consiste en espacio extrace-
lular, lleno de líquido cefa-
lorraquídeo, el mismo flui-
Nicholson y colegas halla-
ron también que la difusión
era lenta, porque las muchas
vueltas y escondrijos de los
espacios intercelulares impe-
dían el flujo de moléculas, al
AGE FOTOSTOCK
entrar éstas en microscópicas
callejuelas sin salida y quedar
allí atrapadas. Mediante esa
pauta de difusión, los com-
puestos químicos liberados
por las neuronas se acumulan
y aumentan su concentración,
mejorando así la comunica-
ción entre neuronas.
Syková y su grupo están
estudiando la forma en que
cambian los espacios extra-
celulares con la enfermedad
y el envejecimiento. Las si-
tuaciones que producen una
escasez de oxígeno, como los
accidentes cerebrovasculares,
contraen los espacios extrace-
lulares. La reducción de tal es-
pacio ralentiza la difusión de
sustancias de unas células a
otras, a la vez que aumenta la
concentración de sustancias
tóxicas, lo que impide su re-
cuperación. El envejecimien-
to produce el mismo efecto.
Semejante reducción puede
tener relación con el apren-
dizaje. Syková ha comparado
ratas de edad avanzada, pero
capaces de aprender rápida-
mente en el laberinto, con
otras de su edad, aunque de
aprendizaje lento, observando
que las primeras habían per-

do que envuelve y sirve de dido mucho menos espacio

amortiguador del cerebro y extracelular.
la médula espinal. —R. Douglas Fields

L A SABIDURÍA POPULAR sostiene que las
mujeres hablan mucho más que los
varones. Un dato estadístico citado a
menudo sitúa la cháchara femenina en
20.000 palabras diarias, frente a las 7000
del sexo masculino. Pero tan gran dife-
rencia es puro camelo, según el primer
estudio que ha registrado sistemática-
mente las conversaciones naturales de
una muestra poblacional extensa. Los
investigadores, de las universidades de
Arizona y de Texas en Austin, estuvieron
prestando oído a las conversaciones de
400 estudiantes. ¿Qué hallaron? Ambos
sexos pronuncian alrededor de 16.000
palabras al día.
A LAS RATONAS se les desarrollan
neuronas nuevas cuando olisquean
la orina de un macho dominante,
afirma un equipo de la Universi-
dad de Calgary. Las feromonas de
los machos alfa son inductoras de
neurogénesis en el bulbo olfatorio
y en el hipocampo, área de enorme
interés para la formación de re-
cuerdos. La capacidad de reconocer
y recordar signaturas feromonales
podría revestir importancia en
la regulación de la conducta de
apareamiento de las hembras, que
prefieren ser cubiertas por machos
dominantes.
L A OBESIDAD ES CONTAGIOSA , según
un nuevo estudio de la Universidad
de Harvard y de la Universidad de
California en San Diego. Un equi-
po de sociólogos ha rastreado el
historial de unas 12.000 personas a
lo largo de más de 30 años. Y han
observado que la probabilidad de
que una persona llegase a obesa
aumentaba mucho si un amigo
íntimo, un hermano o un cónyuge
ganaba peso. Los científicos lo
atribuyen a cambios de valores:
una persona puede aceptar de
buen talante la gordura si algún
ser querido se carga de kilos.

8 MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

RETROSPECTIVA

JOSE CROUS CASELLAS (1846-1887)

Iniciador de la enseñanza universitaria española de las neurociencias

JOSE MARIA LOPEZ PIÑERO

J osé Crous Casellas nació en Barcelona

y estudió medicina en su Universidad,
donde obtuvo el título de licenciado el
año 1868. Desde su época de estudian-
te estuvo familiarizado con las nuevas
corrientes experimentalistas, principal-
mente a través del magisterio de Juan
Giné Partagás y de Antonio Coca Cirera.
En colaboración con Simón Bruguera
Martí, más tarde destacado estomatólo-
go, se encargó de completar y editar la
obra póstuma de Coca Prolegómenos de
clínica médica (1873). Tras ser ayudante
y profesor clínico en la Facultad de Bar-
celona, ganó en 1875 las oposiciones a la
cátedra de patología médica de Valencia,
que ocupó hasta su muerte.
Crous combinó un auténtico entusias-
mo por los planteamientos experimenta-
listas de la “medicina de laboratorio” con
una oposición frontal al materialismo,
desde las ideas del neoescolasticismo
tomista que encabezaba en España el
cardenal Ceferino González. La convi-
vencia de una postura innovadora en
el terreno científico y técnico con una
actitud conservadora en el religioso y
filosófico no fue algo excepcional du- 1. ESQUEMA DE LA ESTRUCTURA DE LOS CORDONES DE LA MEDULA ESPINAL:
rante el siglo XIX, ni tampoco lo ha sido “A. Cordón posterior. B. Cuerno posterior. C. Cuerno anterior. D. Cordón antero-lateral.
en el XX. Recuérdese que se dio incluso en E. Fibras de asa propias del cordón posterior. F. Una raíz posterior. G. Hacecillo ascendente
grandes personalidades paradigmáticas de esta raíz. H. Hacecillo directo. I. Hacecillo descendente. J. Raíz reflejo-motriz. K. Cadena
de la nueva medicina como Laennec y de células sensitivas. L. Cadena de células motrices. mm. Fibras encefálicas de los cordones
Pasteur. En el caso de Crous, como en anteriores. nn. Raíces anteriores. P. Fibras en asa de los cordones anteriores”.
otros muchos, condujo a compromisos JOSÉ CROUS C ASELLAS , Tratado elemental de anatomía y fisiología normal y patológica
ideológicos, como declararse seguidor del sistema nervioso (1878), xilografía a contrafibra.
del “vitalismo cristiano” y del “somati-
cismo espiritualista”, que tuvieron muy médico valenciano de la época, integra- editara sus propias revistas: Archivos
contadas repercusiones en su enfoque do mayoritariamente por seguidores o de la Medicina Valenciana (1881-1882) y
de los saberes patológicos y ninguna simpatizantes del darwinismo. Ello ex- Las Ciencias Médicas (1884). A pesar de
en los aspectos técnicos de su práctica plica que apenas colaborase en el Boletín su escasa duración, ambas tuvieron no-
médica. Significó, no obstante, un cierto del Instituto Médico Valenciano, que no table altura dentro de una corriente es-
aislamiento para Crous en el ambiente lo hiciera en La Crónica Médica y que trictamente experimentalista. Aparte de

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 9

 trastorno funcional de la “calorificación”.
Se detiene después en la infección y el
contagio, cuya explicación considera que
“sólo hipotéticamente puede tratarse, ya
que la ciencia está muy lejos de haber
pronunciado la última palabra sobre el
particular”, pero, con estas cautelas, se
adhiere a la “teoría infecto-contagio-ge-
nésica” de Pasteur, cuyos trabajos resume.
Esta adhesión a la naciente microbiología
médica, con la que Crous fue consecuen-
te hasta el final de su vida, corresponde a
una fecha muy temprana, incluso a nivel
europeo. El resto del libro está dedicado
a la exposición de las enfermedades de
los distintos aparatos y sistemas, gene-
ralmente precedida por su morfología y
fisiología patológicas. El único aspecto
que no corresponde a los planteamien-
tos experimentalistas es el referente a la
doctrina de las “diátesis”, que se entiende
en el sentido “vitalista hipocrático” como
“trastornos permanentes de la unidad vi-
tal” y que se aplica principalmente a la
tuberculosis, el reumatismo, la gota y a
algunos carcinomas.
2. ESQUEMA DE LA ESTRUCTURA DEL CEREBELO: Crous impartió el primer curso uni-
“a. Línea que representa una pequeña porción de la curva del cerebelo. b. Capa de peque- versitario español sobre neurociencias,
ñas células, formando la primera el plano de la sustancia gris. c. Segunda capa formada cuyas lecciones recogió en un Tratado
por gruesas células de forma especial. d. Amplia capa de mielocitos. e. Arbol de la vida. elemental de anatomía y fisiología nor-
f. Células del cuerpo romboidal. m. Fibra del pedúnculo cerebeloso inferior que aboca a mal y patológica del sistema nervioso
una célula de la mitad opuesta de la protuberancia, representada por la línea p. q. Fibra (1878). Sus textos y figuras acerca de la
del pedúnculo cerebeloso superior que termina en una célula del cuerpo estriado, represen- médula espinal, el cerebelo y la corteza
tado por la curva t.” cerebral merecen ser comparados con los
JOSÉ CROUS C ASELLAS , Tratado elemental de anatomía y fisiología normal y patológica que Cajal empezó a publicar durante el
del sistema nervioso (1878), xilografía a contrafibra. decenio siguiente, cuando ocupaba una
de las dos cátedras de anatomía en la
los trabajos del propio Crous, en ellas se sados en la investigación de laboratorio. misma Facultad de Valencia. Por ejem-
publicó, por ejemplo, el primer artículo Junto a las obras de Virchow y Claude plo, Crous comienza así la textura del
de Cajal en Valencia, las investigaciones Bernard, su principal fundamento es la cerebelo:
de Adolfo Gil Morte en torno a la bacte- “patología experimental y química” de “Dado un corte transversal al cerebe-
riología de la tuberculosis y el estudio Friedrich Theodor von Frerichs, en parte lo, fácil es hacerse cargo de la manera
inicial de Jaime Ferrán acerca de la va- asimilada a través de la producción de como están repartidas sus sustancias
cunación colérica, así como numerosas François Sigismond Jaccoud, el intro- componentes. Por un lado, se presenta
noticias y traducciones de importantes ductor en Francia de la medicina fisio- la capa gris periférica y, por otro, la más
aportaciones extranjeras, entre ellas, las patológica alemana. Desde una perspec- blanca central, empero con la particula-
primeras comunicaciones de Pasteur so- tiva fundamentalmente fisiopatológica, ridad de destacarse en el campo de esta
bre la vacunación antirrábica. Crous comienza analizando, como proce- última las llamadas olivas del cerebelo,
La primera publicación importante sos morbosos generales, la embolia y la una por cada hemisferio. Estas olivas, de-
de Crous en Valencia fue su Programa- trombosis, la inflamación de acuerdo con nominadas con más precisión cuerpos
sumario de patología médica (1877), mo- las investigaciones posteriores a las teo- romboidales, vienen constituidas por
desto título de un volumen de más de rías de Virchow y Cohnheim, las infiltra- sustancia gris, en el modo y forma que
quinientas páginas que constituye uno ciones y degeneraciones, la atrofia, hiper- luego se dirá.
de los más tempranos manuales españo- trofia e hiperplasia, las neoplasias según “La capa cortical se compone de otras
les de medicina interna íntegramente ba- los criterios de Virchow y la fiebre como dos. La profunda de estas dos se en-

10 MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

cuentra constituida por una serie con-
siderable de células voluminosas de for-
ma especial. Semejantes células, por su
parte más periférica, ostentan varias y
delicadas prolongaciones, cada una de las
cuales aboca a su respectiva celulita. Casi
podríamos ver en aquellos elementos ce-
lulares, células de Purkinje, atributos de
orden motor y en éstos de carácter sen-
sitivo. Problemática y, por tanto, incierta
es la existencia de células esféricas, pe-
queñas y brillantes con o sin conexiones
respecto a las de Purkinje y colocadas por
dentro de ellas, Tubos nerviosos sólidos
desde éstas van a parar en sentido con-
vergente a los elementos de los cuerpos
romboidales. La disposición laminosa y
replegada a modo de bolsa que se obser-
va en la sustancia gris de las verdaderas
olivas nótase igualmente en las llamadas
del cerebelo. De los cuerpos romboidales
parten fibras divergentes, que acaban por
formalizar tres manojos o pedúnculos
por parte, esto es, dos superiores, dos
medios y dos inferiores. Cruzados entre
sí los de cada grupo, tenemos que los
superiores marchan por los pedúnculos
cerebrales, paralelamente a los manojos
innominados, los medios terminan en la 3. MICROSCOPIO NACHET,
sustancia gris motriz, situada inmediata- con su estuche y accesorios. Museo Histórico-médico, Valencia.
mente por encima del verdadero puente Este modelo fue uno de los más utilizados por José Crous Casellas.
de Varolio, y los inferiores contribuyen
a continuar, por arriba, la disposición rios le llevó incluso a interesarse por las una variante de doctorado, como la sifi-
histológica de los cordones posteriores aplicaciones a la auscultación del teléfo- liografía, electroterapia, etc.”
de la médula.” no, el micrófono y el fonógrafo. Elementos de frenopatología, opúscu-
De forma más detallada, Crous estudió Crous aplicó sus planteamientos al lo en octavo de 104 páginas, recoge tam-
después con el mismo enfoque capítulos estudio principalmente psicológico de bién las lecciones que Crous había dado,
especializados en sus Lecciones clínicas las enfermedades mentales en dos textos incluyendo casos estudiados personal-
sobre la tisis pulmonar (1881) y en las mo- psiquiátricos: el libro Elementos de freno- mente en su servicio hospitalario. Se
nografías sobre las enfermedades menta- patología (1882) y el discurso Fisiología trata de otro adelantamiento docente,
les que a continuación anotaré. patológica de las enfermedades mentales, paralelo al de las neurociencias. Las
Entre los trabajos que publicó en re- que pronunció el mismo año en la inau- quince lecciones que contiene tratan
vistas destacan los que dedicó a expo- guración de las sesiones de la Real Acade- sucesivamente de los siguientes temas:
ner las observaciones clínicas recogidas mia de Medicina de Valencia. Como puso importancia de la psiquiatría; definición
en su servicio hospitalario. Se refleja en de relieve Vicente Peset Llorca (1962), re- de “locura”; etiología, anatomía patoló-
ellos la práctica habitual de autopsias, sulta notable que en la introducción de gica, fisiopatología, sintomatología y no-
de microscopia histopatológica y micro- Elementos de frenopatología dijera: “Yo sografía de las enfermedades mentales;
biológica, análisis químico de la orina y mismo, en el periódico Archivos de la Me- “manía”, “lipemanía y estupor melancó-
otros humores orgánicos, así como el dicina Valenciana, he expuesto la idea lico”, “monomanía”, “éxtasis, demencia
uso cotidiano de las distintas formas de de dividir esta asignatura [la patología y locuras asociadas entre sí”, “locuras
endoscopia (oftalmoscopio, rinoscopio, médica] en dos cursos, para que las en- asociadas a trastornos del movimiento
otoscopio, laringoscopio) y de la termo- fermedades mentales fuesen estudiadas de lesión material”, “locuras especiales”,
metría, espirometría, electrodiagnósti- con mayor detenimiento; y, además, el “idiotismo y cretinismo”; diagnóstico,
co, etc. La importancia que concedía a la proyecto de constituir con la frenopatía pronóstico y tratamiento de las “locu-
tecnificación de los métodos explorato- una asignatura separada, especializando ras”; manicomios.

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 11

Cerebro senescente
Las huellas del tiempo, aunque penosas, son inevitables: arrugas, cabellos grises,
rigidez de las articulaciones y progresiva pérdida de memoria.
Pero, ¿qué pasa exactamente en el cerebro, cuando envejecen las neuronas?

CHRISTIAN BEHL

12 MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

1. VIEJO Y GRIS.
Procesos moleculares diversos se ocupan de que
nuestro cuerpo —y nuestra mente— envejezca.

T odos ansiamos la madurez, pero sólo unos

pocos querrían ser viejos. William Shakes-
peare (1564-1616) nos ofrece una visión im-
presionante en El Rey Lear de los males de la
vejez: debilitamiento corporal y perturbación
o decadencia mental. El término “viejo” [en ale-
mán, “alt”], que probablemente proviene de la
raíz indoeuropea “al” (“crecer” o “madurar”),
expresa originariamente un proceso conti-
nuo y natural de maduración. Sin embargo,
las enfermedades cerebrales de las personas
mayores (así, el Alzheimer) en una sociedad,
que cada vez es más vieja, representan un serio
problema.
La esperanza media de vida humana ha
crecido bastante en los últimos siglos. En Oc-
cidente ronda en torno a los 80 años. Pero el
tope máximo que se alcanza permanece poco
menos que inalterado, entre 110 y 120 años. En
todas las épocas hubo “matusalenes”, como Ro-
bert Meier, que el 29 de enero de 2007 murió
Soy un pobre, débil anciano,
una semana antes de su 110 cumpleaños. El
que tiene los ochenta años, 4 de agosto de 1997 murió, con 122 años, la fran-
ni una hora más ni menos, cesa Jeanne Calment. Vino al mundo el 21 de
febrero de 1875, y hasta hoy figura como el ser
y que, para hablar con franqueza,
humano más viejo comprobado. Ambos —al
teme haber perdido el juicio. contrario que el Rey Lear— se mantuvieron en
Me parece que os conozco; forma hasta el final.
Un envejecimiento sano, y sobre todo acti-
y que conozco a este hombre; vo, en el que los mayores se sientan bien en la
pero estoy confuso, pues ignoro vida, plantea hoy un reto específico para nues-
tra sociedad. La medicina moderna está muy
en absoluto en qué lugar estoy,
avanzada en el tratamiento de las manifesta-
y por más que recorro mi memoria ciones de desgaste típicas de la edad; algunos
no recuerdo haber traído puestos órganos y articulaciones del cuerpo que ya no
funcionan se pueden sustituir. Pero carecemos
estos vestidos, y dónde he pasado
de recambio para el cerebro. Con todo, en los
la última noche. últimos años se han registrado importantes
GEHIRN & GEIST / GINA GORNY

(William Shakespeare: avances en el esclarecimiento de los procesos

El Rey Lear. Acto cuarto, escena séptima)
[TRADUCCIÓN DE LUIS ASTRANA MARÍN, OBRAS
COMPLETAS, TOMO II, PÁG. 601.
Aguilar (1932) 16ª ed. Madrid, 1974]
moleculares que afectan a nuestra mente en
el postrer período de la vida.
Podemos abordar desde ángulos diversos
el debilitamiento mental. Los neurobiólogos,

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 13

RESUMEN
Procesos moleculares
del envejecimiento
1 Como la mayoría de las
células humanas, también
las neuronas sólo se pueden
dividir bajo condiciones, pues
en cada división celular se utili-
zan pequeñas porciones de las
puntas de los cromosomas, los
telómeros. La enzima telome-
rasa puede volver a alargar los
telómeros (y con ello, la vida de
las células), pero puede facilitar
la metástasis.
2 Diversas enzimas, como el
SIR 2, alargan la vida de los
animales experimentales, al ele-
var la estabilidad del genoma.
Posiblemente se activan por un
costo bajo en calorías.
3 El estrés oxidativo por
radicales libres desempe-
ña una función decisiva en el
envejecimiento de las células
nerviosas. Las vitaminas C y E
evitan el envejecimiento tóxico
de radicales.
4 Los procesos oxidativos
intervienen también en las
demencias ligadas a la edad.
La proteína β-amiloide, que se
presenta en el cerebro de los
pacientes de Alzheimer, activa
la liberación de radicales de
oxígeno. Por tanto, los antioxi-
dantes que llegan al cerebro
podrían proteger de la deca-
dencia mental.
14
que se ocupan de las funciones naturales de
las células y redes neuronales, ven una se-
ñal de alarma inequívoca en una plasticidad
sináptica menguada, es decir, en el limita-
do proceso de reconstrucción y reorganiza-
ción de los lugares de contacto de nuestras
neuronas. La plasticidad sináptica empieza
a decaer desde la segunda y tercera década
de vida. El cerebro envejece a partir de los
25 años.
Final mortal
Por su parte, los neuroanatomistas se con-
centran en la estructura microscópica de las
células nerviosas, que empiezan a mostrar
transformaciones con el paso del tiempo.
El comienzo del envejecimiento cerebral no
se puede determinar con precisión. Nuestro
organismo en su conjunto crece y madura
desde el inicio de nuestra vida. Al final, que-
da la muerte celular, la pérdida funcional de
células y tejidos y, por último, la muerte del
organismo.
La clave para comprender los procesos de
envejecimiento está en las células, las unida-
des de la vida. Hace más de 40 años, Leonard
Hayflick, del Instituto Wistar de anatomía y
biología de Philadelphia, observó que las cé-
lulas dérmicas se volvían inactivas tras unas
40 o 50 divisiones, y morían. Después se ha
comprobado que esta asociación del tiempo
de vida con el número de posibles divisiones
celulares —la senescencia replicativa— está
molecularmente regida con precisión.
En lo esencial, dos grupos de proteínas
(las ciclinas y las quinasas dependientes de
las ciclinas) fijan en qué fase del ciclo diviso-
rio se hallan las células. Otros controladores
moleculares se ocupan de que, durante el
ciclo, se produzcan a tiempo y en el lugar
adecuado las proteínas precisas. Pero, ¿quién
marca el compás, quién da la señal de sus-
pender la división de la célula y, por tanto,
su muerte?
La respuesta podría estar en los cromosomas.
Dicho con más precisión, en sus terminaciones.
Antes de cada división, la célula ha de duplicar
su patrimonio hereditario (o genotipo); pero
allí, la enzima competente, la ADN polimerasa,
se halla ante un problema técnico: el de unirse
a la estructura filamentosa de ADN, para po-
der copiarlo. Inevitablemente, sobra la puntita
de la cuerda, que no puede duplicarse. Por eso
los cromosomas se van acortando con cada
división.
Para que no se pierdan informaciones va-
liosas, las puntas de los cromosomas (los teló-
meros) no están formados de genes que lleven
información, sino de componentes de ADN
irrelevantes, en secuencia lineal. Tras 40 o 50
divisiones (límite de Hayflick), se han consu-
mido. Ante la imposibilidad de duplicarse más,
la célula se extingue lentamente. Ahora bien,
ciertas células (gametos y células troncales)
han de dividirse permanentemente; se hace
imperiosa la intervención de otra enzima, que
alarga continuamente los extremos de los cro-
mosomas: la telomerasa.
El grupo dirigido por Serge Lichtsteiner, de
los Laboratorios Geron en Menlo Park, y Wood-
ring Wright, de la Universidad de Texas en Da-
llas, anunciaron en 1998 un descubrimiento
sorprendente. Cuando se les suministraba te-
lomerasa, las células humanas de la placa de
cultivo rebasaban el límite de Hayflick; vivían
más. Parecía que se había encontrado un medio
bioquímico de escapar del envejecimiento.
La ilusión duró poco. En cuanto la telome-
rasa comienza a operar sin control, las células
degeneran en tumores. Qué efectos acarrea el
desajuste de los telómeros, lo ponen de relieve,
entre otros, el síndrome de Werner, que insta
un envejecimiento precoz. Quienes sufren esta
enfermedad —denominada así por el médico
alemán Otto Werner (1879-1936)— tienen a los
cuarenta años el aspecto de un ochentón. La
causa reside en una mutación experimentada
por la enzima helicasa de Werner, que participa
en la duplicación del ADN. Presumiblemente
la enzima mutada acorta con más rapidez el
telómero y, con ello, precipita la senescencia.
Mecanismos similares se desarrollan tam-
bién en el síndrome de Down, así llamado por
el médico inglés John Langdon Down (1828-
1896), en el que el cromosoma 21 está presente
por triplicado, junto con todos los genes que
comprende. En este caso se arriba asimismo a
un envejecimiento precoz, presumiblemente a
causa de una estabilidad alterada de la infor-
mación genética.
Hoy se da por cierto que la estabilidad men-
guada del genoma humano fomenta el proceso
de envejecimiento. Se comprueba cuando fa-
llan las recombinasas del núcleo celular, que
deben reparar los daños que surgen en el geno-
tipo; una vez más, las células envejecen antes
de tiempo. Pero desde hace algunos años los
investigadores conocen también proteínas que
refuerzan la estabilidad del genoma y, con ello,
alargan el ciclo biológico.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
El silencio es oro
El equipo dirigido por Leonard Guarente, del
Instituto de Tecnología de Massachusetts,
descubrió, a mitad de los años noventa, que
las blastoforos que tenían una copia adicio-
nal del gen SIR2 (abreviatura del inglés ‘Silent
Information Regulator’) podían acometer un
30 por ciento más de divisiones y, por tanto,
podían vivir más. El propio Caenorhabditis ele-
gans goza, con un gen adicional de SIR2 , de una
existencia más larga. La copia añadida del gen
SIR2 inhibe a otros genes y estabiliza el cordón
de ADN en los núcleos celulares.
Hoy se sospecha que la actividad enzimá-
tica del SIR 2 depende del nivel energético de
la célula: si la célula dispone de poco azú-
car para quemar, las centrales energéticas
—las mitocondrias— producen menos subs-
tancias reguladoras, que, en circunstancias
normales, inhiben la expresión de SIR 2 ; se
intensifica especialmente la enzima que
alarga la vida. La proteína establece así una
conexión directa molecular entre el metabo-
lismo energético de la célula, la estabilidad
de su genoma y la duración de su vida. Desde
fuera se puede activar también el prolonga-
dor de la vida. El polifenol resveratrol, que
muchos vinos tintos contienen, estimula la
enzima e imita el efecto positivo de una in-
gesta reducida.
Desde hace unos 70 años se sabe que los
animales de laboratorio, puestos a dieta, vi-
ven más. Esta idea de la restricción calórica,
acorde con el lema “come menos y vive más”,
aplicada al humano fue objeto de largo debate.
Parece que en esto los radicales libres tienen
algo decisivo que decir.
Hablamos de partículas muy reactivas.
Tienen electrones no neutralizados muy
activos, que alteran componentes celulares
decisivos. El oxígeno (O), un elemento esen-
cial de nuestro metabolismo, aparece con
frecuencia como radical, de manera que los
tipos de oxígeno reactivo (ROS) — radical
superóxido, radical hidroxilo o peróxido de
hidrógeno— desempeñan una función bio-
química importante. Pero también el ele-
mento nitrógeno (N) muestra disposiciones
radicales en la forma de tipos de nitrógeno
reactivo (RNS), como el monóxido de nitró-
geno o el peroxinitrito.
Modalidades de oxígeno reactivo provienen
en especial de las mitocondrias, orgánulos
celulares que, bajo el consumo de oxígeno,
producen el adenosintrifosfato (ATP), porta-
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
Ciclo de la vida: las fases de la división celular
Radiación
Citoquinesis Formación
del huso
Célula hija
Deterioro del ADN
M
G2 Célula
progenitora
Inicio
Transcripción del gen p53
S G1
Duplicación
del ADN
GO
CORTESIA DE CHRISTIAN BEHL
p53
Inactividad,
Brotes ninguna división
celular
Tanto si son humanas como de levadura (en la imagen), la clave de la
vida reside en la división celular. Cada célula pasa siempre por el mismo ciclo
repetitivo: durante la fase-M se empieza por dividir el núcleo de la célula (mi-
tosis) y después la célula (citoquinesis). En el caso de la levadura, la gemación
no tiene el mismo tamaño, sino que se estrangula de la gran célula progenitora
la descendiente.
La célula crece en la fase G1 (del inglés gap = intervalo), en la que ya se ad-
vierte el brote de la célula hija. La célula duplica su ADN en la fase S (síntesis)
final, que pasa a la fase G 2 . Aquí se forma el huso acromático, que durante
la división celular reparte los cromosomas duplicados entre la célula hija y la
célula madre.
Las levaduras tienen una capacidad limitada de multiplicarse. Después de unas
20 divisiones, la célula ha alcanzado su límite y pasa a la fase G 0 de inactividad.
Las neuronas humanas se hallan permanentemente en esa fase de paro después
del desarrollo embrionario. Algunas proteínas, como la p53, pueden detener el ciclo
celular y, con ello, impedir la multiplicación incontrolada de células degeneradoras,
por ejemplo, en caso de lesión radiactiva del ADN.
dor universal de energía. Venenos celulares,
radiaciones ultravioletas y similares factores
externos producen ROS y RNS. Por supuesto,
el cuerpo sabe cómo defenderse. Un sistema
de defensa y desintoxicación antioxidativo
equilibrado con la vitamina C (ácido ascórbico,
vitamina E (α-tocoferol) y enzimas (catalasa,
superóxido dismutasa o glutatión peroxidasa)
impiden el enriquecimiento tóxico de radi-
cales.
Oxígeno peligroso
Sólo cuando a estos mecanismos de defensa
se les exige demasiado, se rompe el equili-
brio de producción y desintoxicación de los
radicales libres; la consecuencia es un estrés
oxidativo. No hay metabolito celular en que no
repercuta: lípidos, proteínas y ácidos nuclei-
15
 cos contienen una serie de grupos fácilmente
oxidables, que pueden ser atacados por ROS y
RNS y destruidos.
Denham Harman, de la Universidad de Ca-
lifornia en Berkeley, suponía ya en 1956 que
los daños celulares desencadenados por los
radicales libres operaban como fuerza motriz
de los procesos de envejecimiento. Multitud de
estudios de los últimos años habrían de apoyar
la hipótesis; estrés oxidativo y senescencia ce-
lular están estrechamente ligados: el margen
de vida máximo alcanzable de la célula depen-
de, en buena medida, del medio oxigenado, y
un nivel permanente alto de oxidantes intra-
celulares desencadena procesos de envejeci-
miento celular.
Según parece, las especies con un curso de
vida más largo producen menos ROS y reac-
cionan también más al estrés resistente frente
a los oxidativos que las especies de vida más
corta. La duración de la vida se puede alargar
con sistemas enzimáticos adicionales antioxi-
dativos.
Volvamos ahora al cerebro. Las neuronas
reaccionan con especial sensibilidad al es-
trés oxidativo. Por un lado, el cerebro tiene
Estación término: la función de los telómeros
Longitud
del telómero Gameto
Células Telomerasa
somáticas
Muerte
celular
de las células
cancerosas
Límite Senes- División
de Hayflick cencia celular
CORTESIA DE CHRISTIAN BEHL
Se llama telómeros a los extremos de los cromosomas (en la imagen, arriba
a la izquierda, coloreada de rojo), que se acortan con cada división celular. En
cuanto se sobrepasa una longitud concreta del telómero, las células somáticas pierden
su capacidad regeneradora y acaban por morir.
Sin embargo, los gametos pueden multiplicarse cuanto quieran, pues tienen la
enzima telomerasa, que mantiene constante la longitud de los telómeros. Si la te-
lomerasa se activa en otras células, también en éstas logra alargar la capacidad de
división; pero las células degeneran en un tumor.
16
sólo un potencial reducido de regeneración.
Mientras que un glóbulo rojo, en su corta vida
de unos 120 días, acumula un sinnúmero de
estragos oxidativos y, al fi nal, es sustituido,
no existe tal compensación en el caso de las
neuronas.
Por otro lado, los ROS atacan de preferencia
a los ácidos grasos poliinsaturados, que tienen
algunos electrones libres. Las neuronas se dis-
tinguen por un contenido especialmente alto
de estas moléculas lipídicas que aparecen ex-
puestas, y por ende atacables, en sus membra-
nas. En una configuración oxidada, los lípidos
de membrana ya no pueden mantener su es-
tructura; la célula se desgarra.
Por eso, apenas si sorprende que en el tejido
nervioso envejecido casi todas las biomoléculas
aparecen en una forma oxidada. También en
las enfermedades neurodegenerativas, como el
Alzheimer, parece que se originan muy pronto
ROS y RNS y que las acompaña la muerte pro-
gresiva de las neuronas. Sigue envuelto en el
misterio el factor etiológico que desencadena
la enfermedad, presentada hace cien años, en
un congreso en Tübingen, por el neurólogo
Alois Alzheimer (1864-1915).
Pero ya Alzheimer hablaba de una “sus-
tancia peculiar”, que él había descubierto
en el cerebro de su paciente muerta. Hasta
1984 no lograron George Glenner y Caine
Wong, de la Universidad de California en San
Diego, y un año después investigadores del
equipo de Colin Masters, de la Universidad
de Australia Occidental, junto con Konrad
Beyreuther, entonces en la Universidad de
Colonia, aislar bioquímicamente sustancia
tan enigmática. Se trataba de la proteína
β-amiloide. Al abundar en el cerebro de los
enfermos de Alzheimer, se le atribuye una
importancia central.
Hasta hoy no se conoce qué función nor-
mal desempeña dicha proteína β-amiloide.
Se origina de una proteína prodrómica, que
—desmenuzada en porciones pequeñas— se
amontona en las sinapsis de las neuronas. Cabe
presumir que merman la transmisión de las
señales nerviosas.
Otras proteínas se acumulan en las fibri-
llas tau del interior neuronal y perturban el
armazón celular. Este tipo de grupos proteí-
nicos dañan la fisiología y la supervivencia de
las células, de manera que, bajo condiciones
normales de los cuerpos con una batería cos-
tosa de ayudantes de doblaje y mecanismos
de degradación proteínica, intenta impedir el
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
amontonamiento no querido de grumos de 2. SIGNOS DEL TIEMPO.
albúmina. Al igual que envejecen
Parece, además, que las placas de ami- las células cutáneas de la
loide desencadenan un estrés oxidativo. Lo mano, también lo hacen las
descubrí personalmente en 1994, integrado neuronas cerebrales, y la
entonces en el laboratorio de Dave Schubert, incapacidad de recordar se
del Instituto Salk de Estudios Biológicos en torna “gajes de la edad”.
San Diego. La β-amiloide incrementaba, en los
cultivos celulares, el contenido del peróxido
de hidrógeno y, con antioxidantes, se podían
frenar los efectos tóxicos de la proteína. Ul-
teriores estudios, con Bernd Moosmann, de
la Universidad de Maguncia, confirmaron en
2002 el efecto protector de los cazadores de
radicales. De esa forma la β-amiloide podía
desarrollar su potencial peligroso sobre ra-
dicales libres.

El riesgo de la edad
Sea como fuere, no hay ninguna duda sobre un
especial factor de riesgo de Alzheimer: la edad.
Con cada año más de vida aumenta la probabi-
lidad de verse afectado por una demencia. Son
raros los casos de Alzheimer hereditarios, en
los que los síntomas pueden aparecer en la ju-
ventud. Más del 90 por ciento de los afectados
padecen la llamada forma esporádica, que sólo
golpea en edad avanzada.

GEHIRN & GEIST / GINA GORNY

Se esconde, en la cambiante bioquímica de
una célula nerviosa que envejece, una clave
esencial para comprender una enfermedad
que sigue siendo incurable. A ello se añaden
cambios que, en general, son difíciles de eva-
luar, a los que está sujeto el cerebro que en-
vejece; por ejemplo, infraabastecimiento de
oxígeno y nutrientes por estrechamientos ar-
terioscleróticos de los vasos cerebrales o por
una baja presión sanguínea. A ello aluden los
investigadores cuando debaten si la demencia
Alzheimer será o no una enfermedad de los
vasos sanguíneos —casi una arteriosclerosis
acelerada en el cerebro—, y no tanto una se-
cuela de alteraciones de algunas moléculas,
como β-amiloide o del extremo, que sólo mu-
cho más tarde podrían aparecer en el curso de
la enfermedad.
Hasta ahora sólo se trata la enfermedad de
Alzheimer por los síntomas. Con los medica-
mentos de que disponen, los médicos buscan
estabilizar la comunicación entre neuronas
y, con ello, la principal condición previa de
la memoria y procesos mentales. No obstan-
te, estos fármacos sólo consiguen retrasar la
pérdida progresiva de memoria del enfermo
de Alzheimer.
Más prometedores parecen los experimen-
tos, actualmente en curso, con vacunas de
β-amiloide, que deben estimular el sistema
inmunitario del propio cuerpo para que el ce- BIBLIOGRAFIA
rebro aleje el peligro de las placas insidiosas. COMPLEMENTARIA
En esa misma dirección correcta apuntarían
los fármacos que suspendieran la síntesis de A LZHEIMER. SPURENSUCHE IM
la proteína β-amiloide. Mas, en la medida en N IEMANDSLAND. M. Jürgs.
que todavía no disponemos de métodos cura- B er telsmann; Múnich,
tivos apropiados, sólo nos cabe mantenernos 2006.
ocupados con un ejercicio de la materia gris.
Además, una alimentación equilibrada con an- L OS G ENES DE L A L ONGE -
tioxidantes protectores, como la vitamina E y VIDAD. D. A. Sinclair y L.
C, previene contra los múltiples influjos, aquí Guarente en Investigación
descritos, del envejecimiento. Si lo hubiera sa- y Ciencia, págs. 6 -14,
bido el Rey Lear de la tragedia shakespeariana, mayo de 2006.
quizá se habría podido acordar de sus vestidu-
ras, de su pernoctación y de sí mismo. D IE Z UKUNFT DES A LTERNS .
Dirigido por P. Gruss. C.
Christian Behl enseña bioquímica patológica H. Beck; Múnich, 2007.
en la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia.

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 17

Antienvejecimiento
La búsqueda de un arma mágica contra el envejecimiento no conoce descanso. Se han ideado múlti-
ples estrategias prometedoras. ¿Cuáles nos hacen verdaderamente más jóvenes de lo que somos?
ISABELLA HEUSER
M iguel López tiene 72 años, aunque no lo
parece. Su piel está ligeramente broncea-
da y luce una figura delgada y deportiva. Cuando
se ríe, enseña unos dientes blancos y radiantes.
La primera vez que acudió a mi consulta, López
vestía un atuendo escogido con gusto; me salu-
dó con un fuerte apretón de manos.
Abrió la conversación declarando que no se
le había perdido nada en el despacho de una
psiquiatra. Pero había leído en Internet que yo
me ocupaba de la medicina del envejecimiento
y del efecto de las hormonas sobre el cerebro.
El se mostraba deseoso de frenar un enveje-
cimiento ineluctable. Durante la consulta se
sacó del bolsillo una serie de tarros, frasqui-
tos y envases con comprimidos; entre tamaña
farmacopea, un aerosol polipeptídico que “es-
timulaba las hormonas del crecimiento”, pas-
tillas de melatonina, un gel de testosterona,
la hormona de la “potencia” DHEA, grageas de
gingko, preparados multivitamínicos, crema
marina y Cialis, un medicamento contra la
disfunción eréctil.
No acababa ahí. Según me confesó, practica-
ba mucho deporte, puesto que las hormonas
no podrían desplegar todo su efecto si no se
encontraba física y anímicamente a tono. Su
fuerza muscular y su coordinación se corres-
pondían con las de una persona de 50 años.
Su mente sigue en forma: cada tarde resuel-
ve un sudoku y visita periódicamente el club
“Memory”.
Por fin, descubre la verdadera razón de su
visita: ¡no tiene tiempo para las demás cosas!
Ha ocupado todo el día con sus ejercicios men-
tales y el deporte. Gasta demasiado dinero en
medicamentos para no envejecer. Su esposa
—y su amante— le han hecho prometer que
hablaría con un psiquiatra, porque lo que hace
“es de locos”
He traído a colación el caso de Miguel López
(nombre falso) para mostrar que, aunque las
personas vivan cada vez más años, el envejeci-
18
miento es extraordinariamente impopular. Las
personas mayores continúan ahora estudiando
en la universidad, salen al campo o buscan el
amor de su vida a través de Internet. Para ellos,
la pérdida larvada de las facultades físicas y
psíquicas supone una “complicación” temible.
A muchos les gustaría saber si es posible de-
morar el envejecimiento o incluso revertir el
proceso. ¿Cuándo resultaría deseable interve-
nir ante este fenómeno natural?
Tales cuestiones evidencian que la medicina
contra el envejecimiento actúa sobre una zona
moral gris. Además, requiere mucho dinero. La
generación del boom de nacimientos está enve-
jeciendo, es numerosa y tiene un deseo gran-
de de vivir sin miedo a perder las facultades
propias. A la mayoría les importa sobremanera
prevenir las enfermedades graves de la vejez,
como el alzheimer. La oferta de la industria
farmacéutica frente a esa demanda es casi ina-
barcable, desde métodos eficaces hasta otros
completamente abstrusos.
Las estrategias antienvejecimiento persi-
guen actuar allí donde el envejecimiento reper-
cute sobre el cuerpo: el equilibrio hormonal,
los planos molecular y celular (por ejemplo,
acumulación de daños celulares causados por
productos metabólicos) y enfermedades pro-
pias de la edad, como la osteoporosis.
Estrés celular progresivo
Desde hace tiempo, la ciencia viene pregun-
tándose por qué envejecen las personas. La
hipótesis de los radicales libres, formulada en
1981 por Denham Harman, ofrece una posible
explicación. Toren Finkel, del Instituto Nacio-
nal de la Salud de Bethesda, y Nikki Hoolbrok,
de la Universidad de Yale, propusieron ya en el
GEHIRN & GEIST / GINA GORNY
año 2000 que el cuerpo cambia con el enveje-
cimiento porque surgen cada vez más radicales
libres de oxígeno y de nitrógeno. Estos radica-
les dañan las células; en particular, núcleo y
membranas.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
 1. POR EL BIEN
DE LA SUSTANCIA GRIS.
Los expertos aconsejan un
entrenamiento mental durante
20 minutos al día como mínimo
para mantener el cerebro en
forma.

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 19

 La aparición de radicales libres en el inte-
rior del cuerpo depende, por un lado, de los
mecanismos de protección y reparación de las
El cuerpo células. Por el otro, existen estrategias senci-
cambia con el llas pero eficaces contra el envejecimiento que
mantienen reducidos los niveles de los radica-
envejecimiento les libres en la sangre y que cualquier persona
porque surgen puede aplicar; por ejemplo, abandonando el
tabaco, el alcohol o el estrés, para hacer ejerci-
cada vez más cios regulares y alimentarse con moderación y
radicales libres dieta saludable. Respecto a lo último, se acon-
sejan alimentos con alto contenido de ácidos
de oxígeno
grasos poliinsaturados, como el aceite de oliva
y de nitrógeno. y el pescado. Todo ello influye favorablemente
sobre el cerebro y el aparato cardiovascular.
¿Qué más puede hacer una persona, que
envejece, para conservar sus facultades? La
palabra talismán es: vitaminas. En particular,
dos vitaminas, la C y la E, capturan los radi-
cales libres. Dicho de otra manera, protegen
frente al estrés oxidativo y defienden con ello
a las células corporales. Desde hace tiempo se
emplean satisfactoriamente en la lucha contra
el envejecimiento y contra las enfermedades
neurodegenerativas.
Sin embargo, el combate contra el estrés
oxidativo mediante vitaminas no resulta nada
sencillo en la consulta. Los experimentos con
animales revelan, en efecto, la acción neuro-
protectora de las vitaminas y, en consecuencia,
su actividad contra el envejecimiento. Sin em-
bargo, todavía no hay resultados claros de los
estudios con seres humanos, es decir, no se ha
observado que las esperanzas de vida con bue-
na salud aumenten de manera significativa.
Aun así, los investigadores de la Universi-
dad Memorial de Terranova demostraron en
2001 que la función cognitiva de las personas
mayores se correlaciona con la administración
de vitaminas antioxidantes. Así, una carencia
El perfil vitamínica repercutía negativamente en los
hormonal probandos, pero se restauraba con la suple-
mentación adicional de las sustancias defici-
representa
tarias. Con todo, si un probando no presentaba
una especie ninguna carencia de vitaminas, sus facultades
de marcador cognitivas no podían ya mejorar más.
Aparte de las vitaminas, las hormonas son
biológico que otros compuestos muy utilizados contra el
refleja la edad envejecimiento, ya que también contribuyen
decisivamente a este proceso. Sus concentra-
real de nuestro ciones varían mucho dentro del cuerpo en fun-
cuerpo. ción de la edad, la constitución, el momento
del día y la época del año. Las hormonas que
experimentan cambios con el envejecimiento
son habitualmente la hormona de crecimiento,
20
las hormonas sexuales y del estrés, la melatoni-
na y la DHEA (dehidroepiandrosterona).
Las concentraciones de la mayoría de esas
hormonas disminuyen mucho con el envejeci-
miento. Los estudios realizados en nuestro Ins-
tituto revelan que la hormona del estrés más
importante del cuerpo, el cortisol, se produce
en mayores cantidades por los probandos an-
cianos sanos. Pero ésta no es necesariamente
una buena noticia. Sabemos también que el
cortisol es responsable de una mayor destruc-
ción ósea (palabra clave: osteoporosis) y de un
deterioro cognitivo.
Las hormonas como éstas se forman en las
glándulas endocrinas del organismo y actúan
como mensajeros bioquímicos a través de la
circulación sanguínea. Cumplen funciones re-
guladoras esenciales en sus lugares de destino:
gobiernan el metabolismo y operan sobre la for-
mación de hueso, el riego sanguíneo y diversos
ritmos biológicos. El cerebro cuenta con recep-
tores para multitud de hormonas que, de este
modo, regulan el apetito o el ritmo de sueño y
vigilia, así como comportamientos complejos
(agresividad, sexualidad, alegría o tristeza).
El perfil hormonal representa, con ciertas
reservas, una especie de marcador biológico
que refleja la edad real de nuestro cuerpo, ya
que la producción hormonal varía en el trans-
curso de la vida. Además, las hormonas expli-
can algunas diferencias esenciales entre ambos
sexos: justifican por qué muchas mujeres se
sienten de pronto frágiles durante la meno-
pausia, mientras que los hombres viven más
el envejecimiento como un proceso de madu-
ración. No obstante, los factores culturales y
sociales desempeñan también una importante
misión.
La liberación de todas las hormonas está re-
gulada por el sistema cerebral del hipotálamo y
la hipófisis, sujeto a un mecanismo de retroa-
limentación muy parecido al del termostato
de una calefacción: regula las concentracio-
nes de las hormonas corporales a través de una
disposición mayor o menor por las glándulas
periféricas situadas fuera del cerebro.
Muchas de las hormonas reguladoras prin-
cipales son producidas por el cerebro, como la
hormona foliculoestimulante FSH, que ajusta
a los valores de las hormonas sexuales estró-
genos y testosterona. Algo parecido sucede con
las hormonas TRH (hormona liberadora de ti-
rotropina) y TSH (hormona estimuladora del
tiroides): se producen en el cerebro y luego, a
través de la circulación sanguínea, alcanzan el
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
 2. PRUEBA DE FUERZA.
GEHIRN & GEIST / GINA GORNY

Los pilares de todo programa antienvejeci-

miento y las únicas medidas que aconsejan los
médicos sin ningún tipo de restricción son un
ejercicio suficiente y una alimentación sana.

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 21

¿Qué hacen los lectores de MENTE y CEREBRO para luchar contra el envejecimiento?
Nuestra encuesta sobre el tema “antienvejecimiento”
Confundido, olvidadizo y con más dificultades para soportar la carga: muchas personas se asustan justo antes de que empiece el declive
intelectual de la vejez. La palabra mágica es “antienvejecimiento”; ¿qué se espera de este concepto?
“Envejecer con conocimiento y respeto”
Extractos de las observaciones de nuestros lectores
Dagmar Knecht (33), Birchwil, Suiza:
Todo se pone en contra: envejecimiento, arrugas,
celulitis, depresión... eso no me gusta. Quisiera
vivir bien y hacer deporte, porque me gusta, sin
tener que “prevenir” el envejecimiento. Es posi-
ble que sea demasiado joven para luchar contra
el envejecimiento.
Stephan Bergmann (42), Graz:
Las personas mayores de hoy se integran muy
poco y no aprovechan su experiencia vital ni
sus conocimientos. En una época en la que im-
portan el valor de las acciones, la rapidez, la
productividad y la eficiencia, los mayores son
un estorbo. Por otro lado, todos los ciudada-
nos exigen envejecer sin problemas. Por eso, el
estado y la sociedad descargan cada vez más
su responsabilidad en las familias o los parti-
culares. Mientras el envejecimiento no resulte
“atractivo”, este proceso biológico normal su-
pondrá una debacle que todos tratarán de evitar.
Cualquier estrategia basada en tal supuesto se
verá condenada al fracaso y sólo conducirá al
absurdo. Si no logramos cambiar el paradigma,
muy pronto nos encontraremos con una sociedad
bastante asocial.
Dra. Hannelore Mach (48), Frankfurt:
Practico deporte y hago ejercicios mentales, no
como medida profiláctica contra el envejecimien-
to, sino porque me sientan bien.
Karin Nettel (53), Gersthofen:
Al llegar la vejez, se pueden aprender otros
idiomas para mantener la mente en forma.
Sabemos que en este terreno intervienen cier-
tos factores, que se extienden hasta las fases
finales de la vida y que varían de una persona
a otra. Por ejemplo, quien dispone de una for-
mación universitaria puede también acumular
La filósofa Elke Brendel de la Universidad de Maguncia subraya asimismo: no debemos glorificar ni tampoco estigmatizar el envejecimiento
sino tomarlo seriamente como una condición humana.
22
más conocimientos culturales. Por otra parte,
las personas de una categoría socioeconómi-
ca alta, el dinero les permite viajar más para
continuar formándose o leer costosos libros y
revistas especializadas.
Christa Meier (54), Múnich:
En mi opinión, llevar una vida razonable ayuda
a preparar y vivir mejor la vejez. Los mayores de
50 suelen ser muy activos y, en su mayoría, se
muestran dispuestos a aprender. Se desenvuel-
ven entre ordenadores y cámaras digitales. Esta
nueva generación de ancianos es, a mi modo
de ver, mucho más activa que la de hace 20
o 30 años.
Hanna Hebbeln-Fürbach (54), Hamburgo:
Como cincuentona, alguna vez me he pregun-
tado qué pasaría en la vejez. Conozco bien
ese curioso estado de sentirse joven pero, al
mismo tiempo, sé que uno deja de serlo. ¿O
no es verdad?
El concepto de “antienvejecimiento” me pa-
rece sesgado, ideológico. Literalmente quiere
decir contra el envejecimiento, lo que supone
un esfuerzo sin sentido: el conejo se aterrará
siempre ante la serpiente del envejecimien-
to. Las “estrategias antienvejecimiento” me
recuerdan a los programas de capacitación.
Sería preferible envejecer con conocimiento y
respeto. Para la vejez tendría que tener ocu-
pados el cuerpo y la mente. Al mismo tiempo,
deberíamos aceptar nuestros propios límites y
conservar en particular la alegría de vivir. Otro
aspecto es la atención que reciben las personas
mayores en nuestra sociedad. Cuando un con-
cepto como el de “antienvejecimiento” suscita
tanto debate, hace pensar en algo negativo y
no en una visión positiva del envejecimiento y
de las personas mayores.
Dr. Robert Harsieber (57), Viena:
El “anti” de antienvejecimiento me parece total-
mente equivocado. No se trata de prolongar la
vida, sino de frenar el acortamiento de la mis-
ma causado por nuestra civilización. Por des-
gracia, incluso los médicos propalan bastantes
tonterías con la excusa del antienvejecimiento;
no podremos vivir mil años ni ser eternos. Sólo
esto demuestra que se trata de un mito aún no
superado.
Alexandrina-Erna Krietmeyer (57), Münster:
¡El antienvejecimiento es una señal del bienestar
y de los tiempos! Mi abuela me decía siempre:
¡quien no quiera llegar a viejo que se cuelgue
de una joven soga!
Ursula Walther (58), Herzogenaurach:
Paseo en bicicleta porque me gusta, no para
estar en forma. Y todos los días utilizo mi ce-
rebro al máximo para pensar, por lo que no sé
cuándo ni para qué debería realizar ejercicios de
entrenamiento mental.
Monika Laakes (63), Mülheim/Ruhr:
Tengo un sueño, el sueño de la plena autonomía
y absoluta libertad en la vejez. Nadie dispondrá
sobre mi vida, pues he aprendido a defenderme.
Me permito tener ideas propias. No me dejo llevar
por las ideologías de cabezas o poderes ajenos ni
el miedo me doblega. Al contrario, estoy abierta a
la riqueza de la tierra y de las culturas y me gus-
ta sorprenderme y maravillarme. ¿Alguna vez en
la historia de la humanidad habíamos dispuesto
de una oportunidad semejante? Si no podemos
contribuir en esta época a la felicidad y a la sa-
lud, ¿qué podemos hacer? Esta visión positiva
no significa que pase por la vida de una manera
ingenua y acrítica. Pero la vida me da una base
sólida que me hace sentir fuerte y sana.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
 tiroides que produce nuevas hormonas según
la necesidad.
Regresemos a los deseados efectos antienve-
jecimiento: en teoría, el perfil hormonal de la
vejez se puede manipular con sustancias admi-
nistradas desde fuera. El ejemplo mejor conoci-
do es el tratamiento de sustitución hormonal,
¿Cree usted que la calidad del envejecimiento cambia también conocido por tratamiento hormonal de
con las estrategias antienvejecimiento? la menopausia (THM) con estrógenos. Mas, ¿qué
se consigue en verdad? Todos los estudios sobre
la cuestión manifiestan que el tratamiento hor-
Sí, mucho monal no se halla exento de complicaciones.
Sólo de forma
discreta A pesar de la estructura química tan sencilla de
50,0 estas sustancias, poseen efectos extraordinaria-
37,8
mente potentes que no se pueden explicar sólo
a través de sus acciones biológicas.
3,3 8,9 Stephen Bondy, de la Universidad de Cali-
fornia en Irvine, analizó en 2004 la multitud
de mecanismos de acción de la melatonina.
Descubrió una serie de efectos positivos, sobre
NS /NC No, en absoluto todo para las facultades cognitivas de sus pro-
Todos los datos se indican en porcentaje
bandos. La toma de melatonina elevó también
la concentración de la DHEA, que hoy se tiene
por una “hormona energética”.
Se conocen los efectos positivos del trata-
miento sustitutivo con estrógenos sobre la den-
“Hago deporte para mantener mi cuerpo en forma sidad ósea (osteoporosis) o sobre la distribu-
durante mucho tiempo.” ción del músculo y de la grasa. El tratamiento
Sí con testosterona se antoja muy alentador para
los hombres. El tratamiento con la hormona
64,4 sexual masculina alivia muchos padecimien-
tos propios del envejecimiento y vigoriza hue-
sos y músculos. Pero entraña efectos secunda-
2,2 rios lesivos: el aporte excesivo de testosterona
33,3 aumenta el riesgo de cáncer. En estudios al
respecto se ha observado un incremento de
NS / NC tumores hormonosensibles, como el cáncer
No
Todos los datos se indican en porcentaje de próstata. Y si se continúa con el tratamiento
hormonal, los tumores crecen más deprisa.

Con efectos secundarios

Tampoco se halla libre de inconveniente el trata-
“Ejercito mi cerebro (aprendiendo idiomas extranjeros miento con la hormona de crecimiento. Abrevia-
o resolviendo pasatiempos) para mantener mi mente en forma.”
da GH, esta hormona anabólica fomenta la apa-
Sí rición de músculo y la degradación de la grasa.
En cada intervención, en cada éxito, se paga un
precio; en este caso, un mayor riesgo de padecer
87,8
tumores de ovario, mama o próstata. Además,
los estudios acometidos en 2003 por Karen
GEHIRN & GEIST / EMDE-GRAFIK

Coschigano, de la Universidad estatal de Ohio,

10,0 revelaron que la esperanza de vida de los ratones
2,2
se incrementaba enormemente si se extirpaban
mediante ingeniería genética los receptores de
No GH es decir, si se evitaba la acción de la hormona
Todos los datos se indican en porcentaje
NS / NC de crecimiento. No se supo la razón.

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 23

 Otras modalidades muy atractivas de la me-
dicina antienvejecimiento no se basan en hor-
monas ni en vitaminas, sino en los métodos de
El tratamiento la investigación con células troncales y con ge-
de sustitución nes. Los genes alojan toda la información sobre
la composición de nuestras células y, en con-
hormonal no se secuencia, sobre el proceso de envejecimiento
halla exento de biológico. Por cierto, éste tampoco respeta al
ADN, el portador de la información hereditaria.
complicaciones. En cada división celular se acortan los extre-
Estas sustancias, mos de los cromosomas, los telómeros. Ya sea
por errores involuntarios o por mecanismos
poseen efectos
naturales, el ADN se desgasta con el tiempo
extraordina- y, al cabo de cierto número de divisiones, las
riamente potentes células pierden su capacidad regeneradora. El
cuerpo se va degradando.
que no se pueden La naturaleza cuenta con medios para evitar
explicar sólo el desgaste prematuro de los telómeros: la en-
zima telomerasa. Descubierta a finales de los
a través de años ochenta, evita la degradación del ADN y,
sus acciones por ende, el envejecimiento preprogramado de
las células. Sin embargo, no parece que la telo-
biológicas. merasa resulte adecuada como medida contra
el envejecimiento. Según las investigaciones, la
activación extraordinaria de la enzima deter-
mina una multiplicación descontrolada de los
tejidos y la aparición consiguiente de cáncer.
Ante ese panorama, la cien-
cia investiga ahora la
supresión perma-
nente de esa
© iSTOCKPHOTO / CARME BALCELLS
24
enzima en su lucha contra las enfermedades
cancerosas.
Los presuntos “genes de la longevidad”,
como el de la telomerasa, ponen de manifiesto
los límites de la experimentación antienveje-
cimiento. A pesar de todo, resulta tentadora la
idea no sólo de frenar el envejecimiento sino
incluso de evitar, desde el principio, la deca-
dencia natural.
En este sentido, los planes de Cristoph Hock
y Roger Nitsch, del Departamento de Investiga-
ción Psiquiátrica de la Clínica Universitaria de
Zúrich, causaron furor. Estos neurocientíficos
llevaron a cabo en 2001 un gran estudio de va-
cunación contra la enfermedad de Alzheimer.
Para ello, inyectaron en el tejido muscular de
los probandos la proteína β-amiloide en dos
ocasiones consecutivas. Los depósitos de esta
proteína, llamados placas, abundan en el cere-
bro de los pacientes de Alzheimer y, también,
de las personas mayores sanas. La mayoría de
los vacunados produjo anticuerpos contra los
depósitos de la proteína.
Los investigadores confían en que la vacuna-
ción de los enfermos de Alzheimer reduzca el
cúmulo de placas y mejore las funciones cog-
nitivas. Sin embargo, los éxitos de los modelos
animales se convirtieron en casos frecuentes
de encefalitis grave en los estudios clínicos.
Por eso, los estudios con esta vacuna se
interrumpieron de inmediato. Mientras
tanto, algunas compañías han desarro-
llado una nueva vacuna que, previsible-
mente, carece de estas reacciones ad-
versas graves y que se ensayará pronto
en un estudio europeo de pacientes
de Alzheimer.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
Extraer juventud de la vejez
y viceversa
Otra opción muy alentadora de la medicina
antienvejecimiento concierne a la sustitución
de tejidos senescentes. En 1994, los investi-
gadores de la Academia de Ciencias Médicas
de Rusia en San Petersburgo publicaron el
resultado de cierto trasplante, en el que ha-
bían mezclado glándulas hormonales de ra-
tones jóvenes y viejos. La esperanza de vida
de los jóvenes se redujo de inmediato tras la
intervención. En cambio, los animales viejos
vivieron mucho más de lo habitual. La admi-
nistración de la hormona del sueño melato-
nina en el pocito del agua surtió también un
efecto positivo.
La producción de tejidos de repuesto, que
se regeneran con rapidez, como la piel, da
hoy buenos resultados, pero parece arries-
gado suponer que esa estrategia de inter-
cambio funcione en un futuro próximo con
órganos complejos como el cerebro. Bastante
más prometedora se nos ofrece la investi-
gación en el campo del neurorrefuerzo: la
mejora de la capacidad cognitiva por medio
de fármacos inteligentes. Por tales se entien-
den los medicamentos o complementos ali-
mentarios con un efecto favorable sobre el
cerebro.
Así pues, ¿es posible resolver el problema
de la pérdida cognitiva y somática mediante
la administración de fármacos? La investiga-
ción con estas sustancias ha alcanzado en este
momento una nueva cima, sobre todo en la
compañía Memory Pharmaceuticals, uno de
cuyos cofundadores y asesor científico, Eric
Kandel, es premio Nobel.
Memory Pharmaceuticals produce diversas
sustancias capaces de mejorar la memoria de
las personas sanas. La ventaja reside en que los
fármacos inteligentes actúan sobre los meca-
nismos hereditarios, es decir, sobre la transfor-
mación de sus genes en las correspondientes
proteínas. No sólo actúan “superficialmente”
sobre el receptor de las neuronas. Quedan, no
obstante, muchos problemas por resolver. El
mayor de todos, saber exactamente cuál de
los cerca de 20.000 genes cerebrales activos
participa en las funciones intelectuales en de-
terminados contextos y cómo cambia la regu-
lación de los genes con el envejecimiento. Se
han desencadenado, a este respecto, debates
neuroéticos sobre las consecuencias que el de-
sarrollo de una tal sustancia, eficaz y exenta de
riesgos, tendría para nuestra sociedad. ¿Quién
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
podría permitirse este medicamento? ¿Qué
problemas se preprogramarían? [véase también
“Dopaje mental”, por Stephan Schleim; MENTE
Y CEREBRO, n.o 20]. ¿Es posible
resolver el
Regla número uno:
utilízalo o deséchalo problema
De acuerdo con el estado actual de la ciencia, de la pérdida
sólo se pueden recomendar, sin ningún tipo
de restricción, las medidas antienvejecimien-
cognitiva
to tradicionales: ejercicio físico, alimentación y somática
sana y actividades intelectuales. En una pala-
mediante la
bra, aplicar el lema “utilízalo o deséchalo”, que
rige para el cerebro, el corazón, los músculos, administración
huesos o las articulaciones, Y para el cuerpo de fármacos?
como un todo.
La terapia génica y el tratamiento con célu-
las troncales están experimentando avances
impresionantes. Pero muchas de sus modali-
dades fracasan en la práctica. Los tratamien-
tos hormonales sustitutivos, aunque ayudan,
comportan a menudo efectos secundarios
graves. La favorita actual entre las hormonas
antienvejecimiento es la melatonina, si bien
carecemos todavía de pruebas de sus efectos
positivos. La melatonina es un depurador de
radicales libres y respalda, por tanto, la teo-
ría del envejecimiento celular, al menos así lo
confirman los resultados de los experimentos
con ratones.
Por ahora, los estudios de su eficiencia prác-
tica en la especie humana no han dado ningún BIBLIOGRAFIA
resultado. El predicamento general de que dis- COMPLEMENTARIA
fruta la melatonina se debe a que carece de
efectos secundarios graves. Se trata de una H O R M O N E TH E R A P Y O F
sustancia bastante inocua. Las vitaminas an- AGEING: M YTHS AND R EALI -
tioxidantes potencian las facultades cognitivas TIES . E. Cogan en Revue
de algunos ancianos pero sólo compensan las Médicale de Bruxelles, vol.
manifestaciones deficitarias. Si se administran 25, A371-375; 2004.
en exceso, los efectos cognitivos favorables de-
saparecen. P SYCHISCHE G ESUNDHEIT IM
Michael López regresó algunas veces más a ALTER. I. Heuser y W. Maier
mi consulta. Charlamos largo y tendido sobre en Wenn Geist und Seele
su pánico a envejecer. Al cabo de varias sesio- streiken. Handbuch psy-
nes, su actividad deportiva se limitaba al juego chische Gesundheit, di-
de billar, aunque seguía resolviendo sudokus rigido por F. Hohagen y
porque se divertía mucho. Aparte de Cialis, T. Nesseler. Südwest Ver-
López no toma ningún otro medicamento. lag; Múnich, 2006.
Ahora se siente a gusto, sobre todo porque, al
fin, dispone de más tiempo para su verdadera GLÜCKLICHMACHER. SO KOM -
afición: la jardinería. M EN F R AU EN EN T S PA N N T
DU RCH D I E L EB ENSM I T T E .
Isabella Heuser es directora de la Clínica I. Heuser. Ullstein; Berlín,
y Policlínica de Psiquiatría y Psicoterapia 2007.
del Hospital Charité de Berlín.
25
 Fantasías asesinas
en los colegios
La cadencia de asesinatos en los colegios ha aumentado en los últimos 10 años.
Los expertos en comportamientos violentos buscan fórmulas para invertir esa tendencia
FRANK J. ROBERTZ
H illsborough, Nueva Carolina, agosto de
2006. Alvaro C. clava su mirada nervio-
sa en la cámara de vídeo, mientras expresa:
“Quizá sea un loco o un monstruo, pero he
intentado hacer lo correcto. ¡Lo he intentado,
de veras!” Poco antes, este joven de 19 años
había acabado con la vida de su padre. Alvaro
concluye su perorata manifestando su inten-
ción de causar una auténtica carnicería en lo
que fue su instituto. Envía la cinta al diario
local. Al director del Instituto Columbine de
Colorado le manda un correo electrónico para
informarle también de su plan sangriento.
Llegado al colegio dispara hasta ocho veces,
hiriendo a dos personas. Cuando la policía
interviene, Alvaro C. es detenido sin oponer
resistencia.
Tres meses después, en Emsdetten, el joven
de 18 años Sebastian B. distribuye un vídeo a
través de Internet: “Apenas si puedo esperar
el maldito momento de disparar contra el
26
último cerdo de vosotros.” Acto seguido se
dirige a su anterior escuela, provisto de varias
armas de fuego y bombas de fabricación ca-
sera. Una vez allí, dispara a quemarropa con-
tra profesores y alumnos. Cuando la policía
llega, Sebastian B. se encierra en un aula y
se suicida.
Un nuevo fenómeno
Mientras el número de incidentes violentos
acontecidos en los centros educativos había
ido en recesión en decenios recientes, por lo
menos en Alemania, Canadá o los Estados Uni-
dos, se han multiplicado desde hace diez años
los colegiales asesinos en universidades e ins-
titutos. Del orden de 100 episodios sangrientos
se han dado a conocer. Uno de los casos más
sangrientos fue el de abril del año 2007 en el
campus de Blacksburg (Virginia).
Con anterioridad, en 1999, el Instituto de Co-
lumbine había ocupado la primera página de
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

los periódicos. Eric Harris y Dylan Klebold, dos
adolescentes, mataron a doce compañeros y un
profesor e hirieron a otras 23 personas, antes de
quitarse la vida. La masacre protagonizada por
Robert S. en el instituto de Gutenberg en Erfurt
el año 2002 y finalmente el último causado por
Cho S. en Blacksburg han aumentado la cifra
de víctimas mortales.
¿Cómo explicar esta oleada de atentados
escolares? Alvaro C. y Sebastian B. habían ma-
nifestado en numerosas ocasiones su admira-
ción por Harris y Klebold. El propio Robert S.
se había descargado de Internet imágenes de la
masacre de Columbine. Cho los consideraba del
rango de los “mártires”. Diríase que la matanza
perpetrada por esos perturbados despertase en
algunos jóvenes reconocimiento y admiración,
llegando incluso a ver en ellos un ejemplo a
seguir. En páginas de Internet para adeptos, a
Harris se le compara con “Dios”; el que fuera
coche de Klebolds acaba de subastarse como
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
TODOS LOS DIBUJOS DE ESTE ARTICULO: “COLUMBINE DOCUMENTS”, CONDADO DE JEFFERSON, COLORADO, OFICINA DEL SHERIFF, 2006
si se tratara de una reliquia, muy por encima 1. ARDIENTE IMAGINACION. En
de su valor real. julio de 2006 se publicaron en
Desde hace años vengo trabajando con jó- Colorado las ilustraciones del
venes y adultos propensos a las conductas diario de los autores de la ma-
violentas. Hemos fundado el Instituto de Pre- sacre del Instituto de Columbi-
vención de la Violencia y Criminología Apli- ne de 1999. Entre ellos figuran
cada en Berlín, con el objetivo de avanzar en fantasías violentas plasmadas
la prevención de la violencia en los colegios. en un papel, como este dibujo
Comprendemos algo mejor los móviles de los de Eric Harris.
jóvenes homicidas. Conocemos las señales de
alarma ante una posible desgracia escolar y
hemos desarrollado las correspondientes con-
tramedidas así como directrices para casos de
emergencia.
La investigación sobre crímenes en las aulas
es un fenómeno reciente. Según los primeros
estudios, los homicidas suelen ser jóvenes in-
trovertidos con pocos y débiles lazos sociales y
con escasas expectativas de futuro. A menudo
padecen graves humillaciones en los meses o
años previos a la comisión de actos violentos:
27
RESUMEN
Masacres
en las escuelas
1 Según los primeros estu-
dios realizados, los autores
de masacres escolares suelen
ser jóvenes introvertidos con
escasa relación social. Muchos
padecieron en los meses o años
previos humillaciones graves.
2 Diarios y diferente material
hallado ponen de mani-
fiesto que los autores venían
alimentando sus fantasías vio-
lentas desde hacía tiempo antes
de trazar el plan específico de
los actos criminales.
3 Para evitar los asesinos,
debe realizarse en los
colegios una intensa labor de
prevención psicológica. Se trata
de dotar a los jóvenes incluidos
en el grupo de riesgo de com-
petencias sociales y mostrarles
alternativas a la violencia.
Los indicios más
interesantes
de lo que pasa
por la mente de
los homicidas
potenciales
pueden obtenerse
analizando sus
fantasías.
28
expulsiones escolares, presión excesiva de los
profesores, rechazo y burla de sus compañeros,
entre otros. Se familiarizan con las armas de
fuego. Diseñan de manera minuciosa y ante-
lación su plan macabro.
Para discernir qué es lo que pasa por la cabe-
za de los jóvenes criminales conviene recurrir
al análisis de sus fantasías. Estas se desarrollan
en un proceso progresivo de varios años de ela-
borar que terminan por apremiarles a ponerlas
en ejecución.
Búsqueda de autojustificación
Las fantasías constituyen en sí uno de los
principales reguladores del comportamiento
humano. Su papel en el desarrollo sano de ni-
ños y adolescentes parece insustituible, pues
posibilitan el pensamiento previsor, la creati-
vidad y la imaginación errática. Resulta normal
que un joven amenice de vez en cuando una
aburrida hora de clase soñando en una aven-
tura amorosa.
No es insólito que las fantasías contengan
un componente violento o estén repletas de
imágenes de venganza. La mayoría de las per-
sonas, tras experimentar vivencias frustrantes,
caen ocasionalmente en fantasías con un alto
contenido de violencia, pensamientos incluso
asesinos, tal y como David Buss, de la Univer-
sidad de Texas en Austin, demostrará de ma-
nera palmaria en su extensa investigación.
Tales fantasías sirven de vía de escape para la
tensión almacenada; cumplen una función de
“higiene psíquica”. Según expusiera ya Theodor
Reik (1888-1969), “un asesinato imaginario al
día mantiene alejados a los psiquiatras”.
¿Qué ocurre de particular en el caso de los
homicidas? No es fácil recabar información
sobre las fantasías de los jóvenes criminales.
A menudo se niegan a manifestar esa dimen-
sión de su psiquismo. Además, acostumbran
concluir sus acciones asesinas suicidándose.
Para reconstruir sus fantasías destructivas, los
investigadores bucean en sus diarios, dibujos,
textos u otras manifestaciones “creativas” de
su mundo interior. (Jack Katz, de la Universi-
dad de California en Los Angeles, estudió las
fantasías violentas de los delincuentes. En su
libro La seducción del crimen se describe la
“masacre justificada”.)
Los pocos documentos disponibles hasta
ahora confirman la hipótesis de que la mente
de Alvaro C. bullía en ese tipo fantasías. Y se
pudo concluir que en las acciones de Alvaro el
impulso de rabia destructiva no fue determi-
nante. El asesinato fue más bien la necesidad
emocional de imponer su concepto de “justicia
global”.
Cuando el joven describe en el vídeo las ve-
jaciones y castigos que recibió por parte de su
padre, golpea la cámara a la vez que, con mira-
da fija, explica los “motivos” para justificar sus
actos. Se observa una rabia contenida, que ad-
quiere tal grado de intensidad, que termina por
impedirle cualquier reflexión racional sobre la
relación coste-beneficio de sus acciones.
La referencia de Alvaro a la masacre de Co-
lumbine es una suerte de anticipo. A buen se-
guro, le importaba fabricarse un mito tras el
asesinato de su padre. No deseaba ser recono-
cido y tratado “solamente” como un parricida,
sino representar el papel de antihéroe. Al fin y
al cabo, Klebold y Harris lo habían conseguido:
ilustraron durante semanas las portadas de las
revistas. Alvaro ofreció paralelismos con la ma-
tanza de Columbine: la elección de la ropa, las
armas y el método. En el propio camino hacia
el coche patrulla gritaba ante las cámaras: “¡Co-
lumbine! ¡Remember Columbine! ¡Eric Harris,
Dylan Klebold!”
Identificación con el mal
El asesinato de alumnos o profesores no era,
por lo tanto, su objetivo principal, sino ser
recordado por el significado de su hazaña. La
última grabación en vídeo de Alvaro C. antes
del atentado concluía con palabras de aliena-
do: “Debo irme. Ya es hora de que la historia
imparta su lección”. Dibujos procedentes del
diario de Klebold y Harris, publicados en julio
de 2006, pusieron de manifiesto unas fantasías
peculiares, que Jack Katz las engloba en la ca-
tegoría de “maldad primigenia”.
Los homicidas autopresentaban como una
divinidad de la antigüedad clásica que no bus-
ca ser amada, sino temida. En conflicto abso-
luto con la realidad, en su mundo de fantasía,
Klebold y Harris se sentían por encima de la
sociedad, fuera de su control en todo momen-
to. Al final demostraron ser “todopoderosos”
erigiéndose en señores de la vida y la muerte.
Las fantasías fueron el resultado de un proce-
so que duró años. Klebold anotó largos meses
antes de los hechos en su diario: “Mi venganza
será divina”.
Según informaciones obtenidas por el FBI
de asesinos múltiples, las fantasías violentas
se desarrollan con diverso grado de intensi-
dad. Con el tiempo van calando hondo en la
mente del criminal. Al principio, se trata de
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
un pasatiempo inofensivo y controlado, pero
luego se transforma y se convierte en un juego
obsesivo. En ese momento, el fin no es todavía
la ejecución, sino la satisfacción mental. Sólo
después, cuando la fantasía comienza a domi-
nar los pensamientos, se genera la necesidad
de materializar lo imaginado.
Para reforzar la propia imagen, el crimen no
debe llevarse a cabo de cualquier forma. Debe
ritualizarse: corresponderse con la fantasía
alimentada. No es casualidad que se elijan las
aulas, al ser allí donde el joven padeció sus
humillaciones. Poco a poco, el colegio se eri-
ge en el escenario preferido para el rodaje de
la película interna que el adolescente ha ido
ideando durante años. También en el caso de
Sebastian B los hechos se habían “rodado” con
anterioridad en su mundo de fantasía, a tenor
de los apuntes de su diario, de dos meses antes:
“Imagínate que estás frente a tu vieja escuela
y que tu trenca esconde todas tus herramien-
tas justicieras y luego lanzas tu primer cóctel
Molotov, la primera bomba. ¡Así envías el lugar
que más odias al infierno!”
Las películas, los juegos o Internet ofrecen
amplias posibilidades de acceder a contenidos
violentos con los que los jóvenes abonen sus
fantasías. Cuanto más poder acumulan estas
últimas, tanto mayor es la necesidad de encar-
narlas. Al principio se ocultan esas fantasías
destructivas ante el temor del rechazo, pero
se las aviva en silencio. Con el tiempo crece el
impulso de exteriorizarlas, a través de poemas
o meras alusiones verbales. Si estos indicios no 2. CALCULO FATAL.
son rechazados de forma tajante por personas Eric Harris y Dylan Klebold habían planificado de forma minuciosa
a quienes respeten, se verán reforzados con en- qué armamento y vestimenta llevarían su día sangriento.
tusiasmo y el proceso se acelerará.
En determinados casos los jóvenes expre-
san en esta fase su necesidad de ayuda. Sebas- tasía. El detonante último de la materialización
tian B. escribió dos años antes de su crimen en del crimen suele ser una nueva frustración. A
un chat de Internet: “Me estoy comiendo toda partir de ese momento, se obsesiona con la pla-
La elevada
la rabia y alguna vez saldrá de golpe y entera nificación del atentado. Se trata de una fase en proporción de
para vengarme de todos los cabr**es que me la que se entremezclan sentimientos agresivos
suicidios tras la
han fastidiado la vida... Para aquellos que to- y depresivos. Y así, la elevada proporción de
davía no lo hayan entendido exactamente: ¡sí, suicidios tras la masacre no implica necesaria- realización de
se trata de un atentado homicida! Ni siquiera mente un reconocimiento repentino de la cul- las masacres
yo sé dónde me meto, ya no sé nada, por favor, pa que se hace insoportable para el autor. Más
ayudadme”. Por desgracia ningún visitante del bien es el resultado de la planificación prees- no implica un
foro pudo auxiliar al joven con los consejos tablecida, como ya hicieron en su momento los reconocimiento
adecuados. modelos que le guiaron y consiguieron fama
Con el paso del tiempo, la fantasía va adqui- por sus acciones y “mensajes”.
repentino de culpa.
riendo importancia para el futuro homicida, Antes bien, resulta
quien, a la vez, abandona progresivamente los Mensajes al mundo
nexos que le unen a la realidad. Se centra en las Para asegurarse de que su mensaje llega al
de la planificación
diferentes posibilidades de ejecución de su fan- mundo, poco antes del crimen el colegial ase- preestablecida.

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 29


3. “NOSOTROS, LOS DIOSES...”
Fantasías de ser todopoderosos son en la mayoría de los casos el resultado
de un proceso de varios años que lleva progresivamente al joven a perderse
en las fantasías violentas que sueña despierto.
sino acostumbra enviar comunicados a sus
Las cámaras de compañeros y a la prensa, o publica sus fan-
tasías mediante Internet. Así, Cho S. envió un
seguridad y detec- paquete entero con grabaciones en vídeo, foto-
tores de metales grafías y largos escritos a la cadena televisiva
NBC. Sebastian B distribuyó su diario a varios
pueden satisfacer
compañeros de clase y declaró en su carta de
en primera instan- despedida: “Como sé que la policía fascista no
va a publicar nada, ni mis vídeos, ni las libre-
cia la necesidad
tas, ni los diarios, he decidido encargarme yo
de seguridad. del tema”.
No pueden evitar, De forma inevitable, el asesino escolar tien-
de a convertirse en un icono. Los imitadores
sin embargo, la les copian indumentaria y armamento para
perpetración de repetir pareja masacre. Con frecuencia mani-
fiestan querer superar a sus precursores, vale
actos violentos decir, matar a más personas. Sebastian B. for-
planificados. muló así la esencia del concepto de imitación:
30
“¡No soy una copia de REB; ni de VoDKa, Steini,
Gill, Kinkel, Weise ni de ningún otro! ¿Acaso
un pequeño párroco de pueblo es un simple
imitador del Papa? ¡No, por supuesto que no!
Piensa en las mismas cosas que el Papa pero
no lo imita. Tiene la misma perspectiva de
los temas. Es como el jodido Papa, parte del
todo”.
Formar parte de la historia de las masacres
significa, desde la perspectiva de los jóvenes,
desempeñar un papel central en un espec-
táculo mediático. Por desgracia, no les falta
razón.
Pero podemos cortar tamaña espiral infer-
nal. El respeto de algunas reglas les dificulta a
los jóvenes llevar a cabo las fantasías de ase-
sino escolar. Así, los medios de comunicación
deberían evitar publicar explicaciones simplis-
tas sobre la motivación de los criminales y no
centrarse en la figura del autor, para resaltar
por el contrario las terribles consecuencias de
sus actos.
Dando un paso más, mencionaríamos el
reconocimiento precoz y el análisis de ries-
gos. Aludimos al fenómeno del “Leaking”,
discernir fantasías violentas o averiguar
informaciones acerca de la planificación de
una masacre de este tipo. Si los profesores,
padres o compañeros detectan que un alum-
no tiende a las fantasías destructivas, debe-
rían solicitar la intervención de un psicólogo
para ponderar la gravedad de la situación. El
objetivo es averiguar si nos hallamos ante
un desvarío ocasional y transitorio o bien de
fantasías con tendencia real a su materializa-
ción. Para determinarlo, el psicólogo deberá
entrevistarse con el alumno, sus familiares
y, en caso extremo, con sus compañeros de
clase. Debe juzgar el estado psíquico del
joven y diagnosticar si ha padecido humi-
llaciones graves o pérdidas significativas.
Analizar otros actos cometidos con anterio-
ridad nos puede dar indicios importantes
acerca del acceso del alumno a armas y sus
posibilidades de materializar sus afanes de
venganza.
Al Carlisle, que viene estudiando desde hace
años la psique de los asesinos en serie y jóve-
nes violentos, ha llegado a la conclusión de que
los jóvenes tienen una predisposición especial
a intensificar fantasías violentas si en etapas
tempranas de su vida se han encontrado con
la brutalidad y la muerte. Creen entonces que
sólo pueden conseguir el reconocimiento a
través de la violencia.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
Amistades protectoras
Lo principal es ofrecerle ayuda al afectado de
forma nítida y sin reservas. No se trata sola-
mente de explicarle alternativas para conse-
guir el reconocimiento social, sino también de
favorecer el establecimiento de nuevos lazos
sociales. Una actitud positiva frente a la vida,
así como relaciones de amistad y apoyo, son los
medios de protección más eficaces para evitar
la ejecución de fantasías violentas.
Por desgracia, no podemos presuponer
que sonarán a tiempo las señales de alarma.
De ahí la necesidad de establecer medidas
de seguridad en las escuelas. Las cámaras de
vigilancia y detectores de metales pueden
satisfacer en primera instancia la necesidad
de seguridad de profesores y alumnos a la
vez que transmiten la imagen de que los es-
tamentos oficiales educativos reaccionan de
manera eficaz. Aunque tales procedimientos
suelen resultar insuficientes con los colegia-
les asesinos.
Los jóvenes entraron en las aulas con el arma
en ristre, sin que los detuviera el zumbido de
los detectores. Por el contrario, las imágenes
grabadas por las cámaras de Columbine han
pasado a ser material de referencia almace-
nado en los discos duros de numerosos imi-
tadores potenciales. Robert S. de Erfurt tenía
almacenada una de las imágenes con el título
“¡Perspectiva!”. Las cámaras de seguridad y
los detectores adolecen de otro inconveniente
adicional: recuerdan a los alumnos los peli-
gros que se ciernen sobre ellos, cuando lo que
cabría esperar de la escuela es que fuese un
lugar confortable y acogedor.
Sería del todo conveniente la creación con-
junta de un plan de emergencia por parte de
los directores de las escuelas y los responsables
de la policía local. En ese cartapacio deberían
constar los datos de contactos de departamen-
tos especializados de las instituciones escola-
res con atribuciones y competencias en actos
violentos; y, por supuesto, contener números
de teléfono de psicólogos y médicos especiali-
zados al igual que de expertos en seguridad y
materiales peligrosos, sin olvidarse de la indi-
cación de los procedimientos y obligaciones
del personal escolar en caso de producirse una
crisis de este tipo con el objeto de acometer
una intervención eficaz.
Promover la empatía
La vía para evitar la masacre en el aula es
extender una “prevención primaria de la
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
violencia”. Hablamos de programas que El abismo entre
transmitan competencias sociales básicas, los mundos de
como la empatía, y posibiliten la generación
de alternativas constructivas y no violentas
las diferentes
para la resolución de conflictos, a la vez que generaciones es
faciliten la superación de las frustraciones
individuales.
muy profundo.
Los psicólogos y otros expertos escolares re- Pero quien espere
presentan figuras clave para mostrarles a los
que un joven
jóvenes confusos o resignados qué perspecti-
vas positivas puede ofrecerles la sociedad. Por encuentre solo su
supuesto, una adecuada política del mercado camino, adopta
laboral facilitaría esta tarea. De entrada, el jo-
ven debe reconocer que goza de relevancia so- una postura
cial. Sólo entonces podrá ser consciente de todo irresponsable.
lo que se juega al cometer un acto delictivo.
En paralelo, hay que fomentar el compro-
miso de los jóvenes y ofrecerles un reparto BIBLIOGRAFIA
equilibrado de actividades escolares y extraes- COMPLEMENTARIA
colares. Un buen ambiente en clase y profe-
sores que puedan representar un ejemplo a G L AU BE , P H A N TA SI E U N D
seguir encierran un valor incalculable. Al fin P S YCH ISCHE R E A L I TÄT.
y al cabo, la criminología ya es consciente, R. Britton en Psychoanaly-
desde finales de los años sesenta, de que la tische Erkundungen. Klett-
construcción y cuidado de las relaciones con Cotta; Stuttgart, 2001.
personas aceptadas socialmente es el mejor ca-
mino para vencer la violencia. Si las relaciones D EADLY L ESSONS . U NDER -
de un joven son saludables el joven dispon- STANDING L ETHAL S CHOOL
drá de una fuerte protección. Sólo cuando se V I O L EN CE . National Re -
rompe este escudo se abre cancha la fantasía search Council. National
destructiva. Academies Press; Wa-
Se tiende ahora a la prohibición de los “jue- shington, D.C., 2002.
gos asesinos”. Se quiere evitar la aparición de
videos con contenidos violentos en los móviles D AS K IND IM M ENSCHEN .
de los alumnos, aunque el colegio no puede Ü BER N EBENREALITÄTEN UND
impedir que los adolescentes los utilicen fuera REGRESSION – ODER: WARUM
del recinto escolar o accedan a ellos a través de WIR NIE ERWACHSEN WERDEN.
Internet. Habría, pues, que educar a los alum- R. Lempp. Klett- Cotta;
nos para que sean críticos con los contenidos Stuttgart, 2003.
que hacen apología de la violencia.
No basta con que la escuela y la política se D ER R ISS I N D ER TA FEL .
ocupen de prevenir actos violentos. El abismo A MOKL AUF UND SCHWERE
entre diferentes generaciones es muy profun- GEWALTTATEN IN DER SCHULE.
do y ofrecer apoyo sin caer en el paternalismo, Frank J. Robertz y Ruben
todo un arte. Pero quien espere que un joven Wickenhäuser. Springer;
encuentre solo su camino, cae en una inhibi- Berlín, 2007.
ción culpable; como ha demostrado la inves-
tigación psicológica sobre masacres escolares, S CHOOL S HOOTINGS . Ü BER
el sumirse en un mundo de fantasías destruc- DIE R ELEVANZ DER P HANTA -
tivas obedece siempre a un intento de huir de SIE FÜR DIE B EGEHUNG VON
una realidad insoportable para el joven. M EHRFACHTÖTUNGEN DURCH
J UGENDLICHE. F. J. Robertz.
Frank J. Robertz, doctor en criminología, dirige el Verlag für Polizeiwissen-
Instituto de Prevención de la Violencia y Criminología schaft; Frankfurt, 2004.
Aplicada de Berlín.
31
Cambiar de cuerpo
La imposición social de un determinado ideal estético alimenta la insatisfacción corporal. El deseo
de transformar el cuerpo como medio de obtener la felicidad ha dado paso al mercado de la belleza
ELENA GISMERO
L os medios de comunicación contri-
buyen a configurar nuestra forma
de ver el mundo. Al facilitar el acceso
a ciertos temas, conceptos e imágenes,
influyen directamente en lo que la gente
considera importante. La publicidad ins-
ta a nuevos hábitos de consumo, nuevas
formas de pensar, sentir y actuar. La pre-
sentación (o eliminación) de ciertos tipos,
imágenes o roles asociados al sexo pro-
mueve la creación de estereotipos. Con la
distribución de imágenes en publicidad,
revistas, televisión o Internet se contri-
buye a la cristalización de estereotipos
sobre el aspecto físico, imponiéndose
modelos estandarizados de belleza. Los
medios establecen los ideales de salud y
belleza predominantes así como las pro-
blemáticas de moda (lo que “se lleva”, lo
que vende). Y ponen en circulación reme-
dios regidos por criterios de novedad y
rentabilidad más que por su eficacia.
En todas las culturas, las características
físicas y el atractivo de la mujer reciben
mucha más atención que los del hombre.
Pero los criterios estéticos han ido cam-
biando con el tiempo y con las distintas
sociedades. Hoy asistimos, sin embargo,
a un fenómeno singular: los medios de
comunicación y, en particular, el acceso
a Internet, con contenidos compartidos
por miles de millones de personas, tien-
den a homogeneizar criterios estéticos,
gustos, modas y actitudes.
Desde los años sesenta —recuérdese
el impacto del fenómeno “Twiggy”— se
ha venido imponiendo un ideal estético
absoluto de delgadez, en las sociedades
“occidentalizadas”. Se trata de un buen
ejemplo del poder de los medios de co-
32
municación en la transformación de
las actitudes y los gustos, ya que desde
entonces se sustituye el cuerpo normal
por un modelo estético que, en el mejor
de los casos, sólo representa las medidas
corporales de un pequeñísimo porcenta-
je de la población.
Aumentó la preferencia por una silueta
muy delgada y joven, algo insano e impo-
sible de conseguir por la mayoría de las
mujeres, y paralelamente, disminuyó la
satisfacción de las mujeres con sus cuer-
pos, crecieron las preocupaciones por
perder peso y se produjo un incremento
espectacular de los trastornos de la con-
ducta alimentaria y de otros problemas.
Y la moda ya no se limita a dictar la ropa,
el peinado, los colores o los complemen-
tos de actualidad. Ahora también trata
de abarcar “el cuerpo que se lleva”; man-
teniendo la delgadez como ideal, se han
sustituido las características andróginas
de los sesenta por un busto abundante,
rasgos imposibles para el común de las
mujeres, salvo paso por el quirófano.
No se presenta una variedad de cuer-
pos normales de mujer con los que iden-
tificarse, sino unos determinados tipos
que la mayoría nunca va a alcanzar. Eso
produce una insatisfacción corporal
constante. Por tanto, una de las perver-
siones de estos mensajes radica en la
imposición de un aspecto físico como el
atractivo y deseable, con la exclusión im-
plícita de todos los demás tipos corpora-
les. Desde ese momento, la mayor parte
de la población se ve abocada a recha-
zar su cuerpo y dedicar preocupaciones,
energías, tiempo y dinero a su transfor-
mación para ajustarlo al “ideal”.
Como se ha demostrado en psico-
logía social, el atractivo físico tiene su
importancia, sobre todo en las primeras
impresiones, pero hay muchas maneras
distintas de ser atractivo. En la belle-
za intervienen nuestra individualidad,
nuestros gestos y expresiones: cuanto
nos hace únicos y nos diferencia de los
demás. Mas a través de los medios se
promociona la imitación, anulando la
individualidad.
Con los patrones normativos impues-
tos llega la confusión y la paradoja: ¿in-
dividualidad o estandarización? Las mu-
jeres desean diferenciarse, ser especiales,
pero asumen las normas; se someten a
operaciones y tratamientos que las uni-
formizan; a menudo, buscan imitar a mu-
jeres cuya belleza es un artefacto cosmé-
tico, retoques fotográficos y bisturí.
Conceder una importancia excesiva
a la imagen induce a “cosificar” el cuer-
po, viéndolo como partes fragmentadas
(estómago, nalgas, cartucheras, muslos,
arrugas), partes a perfeccionar no inte-
gradas entre sí, ni expresión global de
un ser individual.
Otra perversión consiste en vincular la
belleza con la felicidad, el logro, el reco-
nocimiento. Se transmiten mensajes tales
como que el éxito personal depende fun-
damentalmente de la apariencia física, o
que el cuerpo se puede moldear a gusto de
uno sin problemas. Mensajes que venden
falsas ilusiones: adelgazar y aproximarte
a ese ideal estético te va a cambiar la vida
y vas a ser feliz. Se vende la ecuación que
iguala belleza a salud y ésta a bienestar.
La reiteración incesante de los mensajes
cotidianos de los medios contribuye a que
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

la sociedad internalice tales asociaciones
y, por tanto, a que sus miembros incor-
poren unos ideales estéticos uniformes
y estandarizados con los que compararse
ellos mismos y juzgar a los demás.
Los medios acaban convenciendo a la
gente de que la apariencia física tiene
una importancia decisiva para alcanzar
el éxito personal. Para ser aceptado uno
debe parecerse a los modelos que se le
presentan. Al ponerse el énfasis en la
preocupación por el aspecto, los real-
mente beneficiados son quienes comer-
cian con los elevados niveles de insatis-
facción corporal, especialmente inducida
entre la población femenina.
Estrategia publicitaria
En los anuncios, a las mujeres se les bom-
bardea con mensajes de “conocimientos
expertos” que las animan a reconocer al-
gunos “síntomas” e identificarlos con un
determinado trastorno, y a “beneficiarse”
de un “nuevo” tratamiento que se ha de-
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
sarrollado. Este esquema sería aplicable
a la celulitis, las arrugas, la flacidez, los
trastornos asociados a la menopausia, el
sobrepeso, la incontinencia urinaria, el
estreñimiento (fibra), el cansancio (vita-
minas). La estrategia típica consiste en
“establecer una necesidad” de un nuevo
tratamiento y “crear el deseo” entre los
afectados.
Presentar un modelo exclusivo como
patrón de belleza fomenta no sólo el re-
chazo social de quienes se aparten del
mismo, sino que promueve también que
los sujetos se rechacen a sí mismos y de-
seen cambiar, convencidos de que se trata
de una decisión libre y personal. Se ha
conseguido el propósito del anunciante:
que uno asuma la “necesidad” que le ven-
den como propia, y se convenza de que
desea transformarse libremente. La inter-
nalización de los mensajes culturales pro-
duce que las mujeres atribuyan el deseo
de transformar su cuerpo a “sentirse más
femenina y atractiva”. Los anunciantes
© iSTOCKPHOTO / MARC DIETRICH
buscan ese tipo de racionalización, que es
el que mantiene a las mujeres inseguras
con respecto a sus cuerpos.
Cierto es que el atractivo físico se ha
convertido en uno de los principales cri-
terios por los que las personas evalúan
a los demás y a sí mismas. Pero los idea-
les de atractivo actuales son extremada-
mente estrechos y exigentes, requieren
“perfección” (irreal) en el tamaño y la
forma del cuerpo, y belleza (siempre ju-
venil) en el rostro. Y en vez de cuestionar
los criterios estéticos, muchos evalúan
negativamente sus rasgos físicos. Sienten
que sus cuerpos son inadecuados.
“Sufrimos cuando se lastra, de forma
negativa, determinada característica
física o un conjunto de rasgos. Si tene-
mos piel negra y rasgos africanos, o piel
aceitunada y rasgos asiáticos, o cabello
negro rizado y una nariz prominente
como muchas árabes y judías, o si tene-
mos una discapacidad visible, o si se nos
percibe con “sobrepeso”, las experiencias
33

© iSTOCKPHOTO / ANDRES PEIRO PALMER
de nuestra niñez pueden quedar mar-
cadas por la reacción negativa de otras
personas ante nuestros yo físicos. Hemos
llegado, por ello, a rechazar, desconfiar
o incluso odiar nuestros cuerpos, “sin-
tiendo que éstos, y no la sociedad en la
que vivimos, nos han traicionado” (Our
Bodies, Ourselves for the new century: A
book by and for women de Iazetto, King
y Yanco, 1998).
En el caso de las mujeres, esa exigencia
cultural estética se hace más dramáti-
ca. Se amplía la brecha entre el tamaño
promedio de los cuerpos femeninos (que
tienden a aumentar) y el tamaño de los
cuerpos “ideales” presentados en los me-
dios. La delgadez ha sido normalizada e
idealizada de tal forma que las mujeres
con un tamaño corporal medio se sien-
ten insatisfechas con sus cuerpos.
Junto a la talla, el ideal femenino de
belleza de la sociedad occidental su-
braya la juventud: un cuerpo esbelto,
pechos tersos y altos, y una piel suave,
sin arrugas y sin vello. En consonancia
con tales exigencias, ¿cuántas mujeres
pueden sentirse a gusto con sus cuerpos,
consigo mismas, y por cuánto tiempo?
La prescripción imposible de tener un
34
© iSTOCKPHOTO / DIEGO ALVAREZ DE TOLEDO
1. LOS MODELOS “IDEALES” DE BELLEZA
generan rechazo por el propio cuerpo. Cotidianamente se nos vende
la ilusión de que ser atractivo implica ser feliz.
cuerpo “joven” y delgado es una fuente aunque sólo el 19 % de las adolescentes
de intensa insatisfacción, que conduce británicas tiene sobrepeso, el 67 % cree
a infinidad de mujeres a tratar de mo- que necesita perder peso, y 6 de cada 10
dificar sus cuerpos para aproximarse jóvenes opinan que “serían más felices
al “ideal”, y que sustenta un mercado si fueran más delgadas”; menos del 1 %
multimillonario de dietas, cosméticos, de las españolas se describen a sí mimas
“anticelulíticos”, alimentos “light”, ciru- como “guapas”; entre los aspectos más
gía estética, gimnasios, etc. insatisfactorios de la vida de las muje-
Los intereses de este mercado están res se citan los relativos a la apariencia
asegurados. Se ha creado la necesidad física (peso y forma del cuerpo, belleza
(de adelgazar y tener un cuerpo joven) y atractivo físico); el 42 % de las españo-
y se mantiene externamente gracias al las están completamente de acuerdo en
impacto de la publicidad, una publicidad que “cuando me siento menos guapa, me
que no sólo refuerza el mensaje, sino que siento peor sobre mí misma en general”;
lo hace generando actitudes negativas las mujeres creen que el atractivo y la
basadas a menudo en falacias. Algunas belleza son cada vez más demandados
de las creencias erróneas transmitidas y valorados socialmente (71 %) y que “la
por los medios serían: adelgazar es fácil, sociedad espera que las mujeres realcen
basta con fuerza de voluntad; adelgazar y mejoren su atractivo físico” (61 %); el
es un placer; no importa cuánto se adel- 45 % de las españolas están de acuerdo en
gace, cuanto más, mejor; el cuerpo se que “las mujeres que son guapas tienen
puede moldear para adecuarse al modelo más oportunidades en la vida”; el 56 %
estético ideal; la redondez no es saluda- de las españolas están completamente
ble; la grasa de la celulitis está causada de acuerdo en que “las mujeres física-
por toxinas; cualquier grasa en la comida mente atractivas son más valoradas por
es mala. los hombres”; el 70 % de las españolas
Según el reciente Informe Dove Espa- están de acuerdo en que “los atributos
ña y otras fuentes, casi la mitad de las de la belleza femenina se han definido
mujeres piensan que su peso es excesivo; de forma muy estricta en el mundo de
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
hoy”, y un 80 % en que “los medios de
comunicación y la publicidad presentan
un estándar irreal de la belleza”. (Ya en
1997, una encuesta registraba que el 15 %
de las mujeres sacrificarían más de cinco
años de su vida con tal de tener el peso
deseado.)
Resulta paradójico que al mismo tiem-
po que los cambios sociales posibilitan
más oportunidades para las mujeres,
las expectativas sociales sobre los tipos
corporales femeninos sean cada vez más
rígidas y poco realistas.
Un sencillo ejemplo de hasta dónde
llega la internalización de los ideales
estéticos impuestos y, por consiguiente,
la disconformidad con el propio cuerpo,
es el de la depilación. Aunque se trata de
un tema mucho menos estudiado que
el peso o la forma corporal, constituye
una de las formas más frecuentes en las
que las mujeres intentan transformar
su cuerpo para mejorar su atractivo. Sin
acarrear las consecuencias de las dietas
o de la cirugía plástica, puede resultar
incómodo o incluso doloroso. Se trata de
una práctica tan normalizada socialmen-
te que ni se cuestiona. Pero implica la
asunción de que el cuerpo de una mujer
no es aceptable tal y como es. Aunque el
vello corporal es un signo de madurez
sexual, la feminidad está asociada con
falta de vello.
Autoestima
y satisfacción corporal
Aunque los estudios muestran que el
impacto de la exigencia estética afecta
a todos los miembros de la sociedad, in-
cide aún más sobre los individuos vul-
nerables según determinados factores
personales. Resisten mejor la presión
social, la crítica o algún rasgo físico me-
nos atractivo quienes poseen una sólida
autoestima. Algunas personas con una
autoestima precaria y mucho miedo al
rechazo pueden desear crearse un “cuer-
po perfecto”, ajustado al “ideal”.
Está ampliamente demostrada la re-
lación entre baja autoestima e insatis-
facción corporal. La mayoría de quienes
evalúan positivamente sus característi-
cas físicas (apariencia, “forma física” o
salud) muestran un concepto positivo de
sí mismos, satisfacción general por sus
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
vidas, ausencia de soledad y depresión,
etc.; en definitiva, un buen ajuste psico-
lógico. A quienes valoran negativamen-
te sus características físicas les ocurre lo
contrario. Una autoestima frágil puede ir
unida a más conformismo con las nor-
mas sociales, dependencia y necesidad
de gustar a los demás para afianzarse a
sí mismo, lo que se refleja en el deseo
de transformar el cuerpo en busca de “la
perfección”. Las mujeres con baja autoes-
tima sienten mayor insatisfacción con su
cuerpo, y tratan de modificarlo de más
formas.
La imagen corporal (la representación
interna de nuestra apariencia externa)
no se basa tanto en una evaluación ob-
jetiva de la apariencia física cuanto en
una experiencia subjetiva de satisfacción
o insatisfacción.
Un trastorno de la imagen corporal
comporta una evaluación negativa de la
propia apariencia, que abarca desde in-
satisfacción menor a extrema respecto a
una imperfección física real o percibida,
con repercusión en la propia experien-
cia emocional, cognitiva y conductual.
Los trastornos de la imagen corporal se
han vinculado a problemas de anorexia
y bulimia nerviosas, sentimientos de
baja autoestima, vergüenza y culpa, an-
siedad, depresión, dificultades sexuales
e interpersonales, y búsqueda insana de
2. LA PREOCUPACION POR LA BELLEZA sostiene negocios muy rentables.
cirugía estética, así como práctica abu-
siva de dietas y medicación sin supervi-
sión facultativa para controlar el peso y
el tamaño (anfetaminas y estereoides).
Las personas con trastorno dismórfico
corporal no suelen quedar satisfechas
por solucionar un problema específico
en un centro de estética.
La preocupación por la figura, el peso,
las dietas, el ejercicio, la angustia por
todo lo que sobra o falta, se han conver-
tido en una forma de vivir la relación con
el cuerpo en nuestro mundo. No sólo se
incentivan los deseos de transformar el
cuerpo, sino que se convierten casi en
un imperativo para ser feliz. Los “cuer-
pos a la carta” se ofertan como otro bien
de consumo al alcance de cualquiera.
La prescripción de conseguir un cuerpo
“perfecto” (joven y bello) se vincula al
logro del éxito y la felicidad. La cirugía
se presenta como un remedio fácil y rápi-
do: cambiar externamente cuesta menos
trabajo y parece más sencillo.
Pero el deseo de transformar el cuer-
po enmascara a veces angustias, vacíos
y conflictos que no van a resolverse
estirándose la cara o aumentándose el
pecho. Se puede ser muy bella y pro-
fundamente infeliz. Detrás de todos los
intentos de transformación corporal pa-
rece encontrarse el deseo o la creencia
de que transformar el cuerpo cambiará
© iSTOCKPHOTO / PALI RAO
35
mágicamente las relaciones y conducirá
a un camino de éxito, bienestar, satisfac-
ción y felicidad.
El mercado
de la insatisfacción corporal
Los altos índices de insatisfacción cor-
poral generados en la población, y aún
más en las mujeres, así como la actitud
social cada vez más proclive a aceptar
las “soluciones” a los problemas creados,
ha dado paso al negocio, y a la medici-
na para no envejecer. Los conceptos de
belleza, juventud, éxito, salud, riqueza,
placer o felicidad se han entrelazado
para conformar conciencias. Y surgen
múltiples soluciones para no envejecer,
adelgazar, estar firmes, triunfar, desta-
car: dermoestética, dermocosmética,
medicina estética, cirugía estética, me-
dicina antienvejecimiento y demás son
el arsenal contra la agresión de la edad,
la celulitis, los radicales libres o el estrés.
Las inyecciones de toxina botulínica y
de colágeno y los implantes mamarios
están entre las armas preferidas.
Que la insatisfacción corporal es un
negocio lo demuestra por ejemplo la re-
ciente inclusión de la cirugía estética en
el cálculo del IPC, la cotización en bol-
sa de empresas del sector o el que hoy
estén pendientes de aprobación 1800
3. ACEPTAMOS TRANSFOR-
MAR NUESTRO CUERPO,
aunque ello implique
sufrimiento.
© iSTOCKPHOTO / CARLO DAPINO
36
medicamentos para adelgazar. El nego-
cio va a más, pues el culto al cuerpo no
tiene fin. Siempre se puede estar mejor,
parecer más joven, probar otro producto
o someterse a otra corrección.
En esa carrera sin fin, hay actividades
que pueden conllevar graves riesgos para
la salud, como la práctica de dietas insa-
nas o la ingesta de determinados produc-
tos. Un ámbito muy conflictivo es el de
la cirugía estética, en el cual se alían la
búsqueda de la belleza con los medios de
comunicación y la medicina.
Entre las mujeres españolas, el 17 %
de las satisfechas con su belleza y el
58 % de las insatisfechas han conside-
rado someterse a algún tipo de ciru-
gía estética. De hecho, España es una
de las sociedades que más demandan
intervenciones de cirugía estética en
el mundo y de las que más implantes
mamarios hacen. Somos el tercer país
de la Unión Europea en el uso cosméti-
co de la toxina botulínica, pese a su re-
ciente aprobación (en 2004). Si en 2001
los españoles gastaron 900 millones
de euros en intervenciones de estética
(liposucciones e implantes mamarios,
sobre todo), en 2004 la cifra superaba
los 1000 millones de euros y sigue cre-
ciendo a un ritmo anual del 15 %.
Riesgos
Los medios de comunicación resaltan
la importancia del tamaño del pecho, la
medicina ofrece los medios para trans-
formarlo y la publicidad se encarga de
transmitirlo. Con la llegada de la “moda
de los grandes pechos”, muchas mujeres
se han sometido a una operación quirúr-
gica, no exenta de riesgos, confiadas en
que así, a caballo de la moda, ganarán
aceptación, acabarán con sus complejos,
se sentirán satisfechas consigo mismas
y con los demás. Los centros de estética
cada vez lo ponen más fácil (“cerca de
ti”, “con financiación”). La cirugía siem-
pre implica sufrimiento, y una cirugía
innecesaria provoca un sufrimiento in-
necesario y con frecuencia efectos secun-
darios muy negativos.
El Parlamento Europeo ha recibido
más de 2000 denuncias de mujeres con
problemas de salud que atribuyen a los
implantes que se hicieron en su día.
Quien solicita una prótesis debe saber
que no duran toda la vida y quizá deba
volverse al quirófano. Con el paso de los
años, el riesgo de rotura de las prótesis
de silicona aumenta (62 % a los 10 años
del implante, 71 % a los 14 años y 95 % a
los 20 años). Los fabricantes no suelen
indicar la “fecha de caducidad” de las
prótesis. Una vez comenzada la cirugía,
no se deja de pasar por el quirófano: más
del 20 % de mujeres se operan después
de 3 años; cuanto más joven es quien se
opera, más intervenciones va a necesitar,
y más posibilidades existen de que sur-
jan nuevos problemas.
A las posibles complicaciones de la
propia intervención quirúrgica —debi-
das a la anestesia, infección, hematomas,
hemorragias, trombosis, necrosis del
tejido cutáneo—, habría que añadir los
efectos derivados de la propia prótesis
implantada. A la rotura de los implantes
se agregan otras frecuentes complica-
ciones: contractura capsular (la silico-
na, un material extraño al organismo,
provoca la reacción de éste generando
una cápsula fibrosa, que puede ser mo-
lesta, y aparecer tras la operación o al
cabo de años, en una o ambas mamas, lo
que puede requerir volver a pasar por el
quirófano), fugas de gel (los geles fluyen
de las prótesis a través de las inevitables
fisuras), interferencias con las mamogra-
fías, aumento o pérdida de la sensibili-
dad del pezón y de la piel (temporal o
permanente) y formación de depósitos
de calcio en el tejido circundante (que
pueden causar dolor y endurecimien-
to), desplazamiento del lugar original
y deformaciones permanentes (una de
cada 10 mujeres acaba con un pecho más
grande que el otro).
Entre las pacientes con implantes de
pecho se han registrado tasas de suici-
dio por encima de la media, cifra que
se eleva si la mujer se opera cumplidos
los 40 años. Aunque se ignora la causa
de lo anterior, parece evidente que un
pecho mayor no ha hecho más felices a
esas mujeres.
En EE.UU. las prótesis de silicona es-
tán prohibidas desde 1992. La Agencia
Federal sobre Alimentos y Fármacos las
autorizó sólo para el reemplazo de im-
plantes anteriores o por otros proble-
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
mas de salud, tras descubrirse los pri-
meros efectos adversos, como la rotura
y derrame de silicona, trastornos en el
tejido conjuntivo y riesgo de cáncer de
mama. En 2004, el director del área de
salud radiológica, David Feigal, afirma-
ba que “sigue siendo necesario recabar
más información sobre los efectos de los
implantes en la salud y descubrir los fac-
tores que permiten predecir la rotura de
la prótesis”. Añadió que debe prestarse
especial atención a las fisuras silenciosas,
que provocan el derrame de la silicona y
sólo pueden detectarse mediante reso-
nancia magnética.
Por su parte, la Sociedad Española de
Medicina Estética reconoce que en “Espa-
ña y otros países de la Unión Europea las
prótesis mamarias siguen utilizándose
aunque con la obligación de informar
a las pacientes de sus posibles riesgos y
acompañadas de una serie de etiquetas
informativas sobre su volumen, pacien-
te, código, etc.”.
España es el primer país europeo
en operaciones de estética (8 % de las
operaciones de estética se hacen aquí)
y cuarto del mundo, tras EE.UU. (13 %),
México (9 %) y Argentina (8,5 %), según
José Manuel Pérez-Macías, presidente de
la Sociedad Española de Cirugía Plástica,
Reparadora y Estética. Destaca que las
cirugías más demandadas son las que
actúan contra el envejecimiento facial,
la liposucción, los implantes mamarios,
la faloplastia y la rinoplastia. Y la gran
mayoría de los implantes responden a
demandas meramente estéticas.
Se inventan nuevos modelos de próte-
sis, pero se implantan sin estudios a lar-
go plazo que aseguren que no plantearán
nuevos problemas. Los implantes de soja,
o los de hidrogel, ambos comercializados
como alternativas “naturales” y seguras,
tuvieron que ser retirados por las serias
complicaciones físicas que ocasionaron.
No es raro que productos cuya implan-
tación requiere cirugía mayor obtengan
permiso para ser utilizados sin dispo-
nerse de datos suficientes que avalen su
seguridad. Las consecuencias, en muchos
casos, se han demostrado catastróficas.
Las mujeres que deciden operarse ante-
ponen el tamaño de su pecho a su propia
seguridad física.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
trarse en los aspectos estructurales que
contribuyen al desarrollo de actitudes
insanas hacia la imagen corporal y todo
lo relacionado con su modificación. Las
mujeres deben ser conscientes no sólo de
los riesgos, sino también de la insatisfac-
ción impuesta respecto a sus cuerpos.
Propio de la prevención —más allá de
la modificación de las actitudes y com-
portamientos individuales— es crear un
entorno social saludable donde no haya
© iSTOCKPHOTO / IZABELA HABUR
lugar para las actividades cuestionables
de muchas empresas. Los niños absor-
ben las actitudes de los adultos a muy
temprana edad; las actitudes negativas u
obsesivas de los adultos hacia el tamaño
o la forma del cuerpo, la dieta, la alimen-
tación, el aspecto, etcétera, se difunden
4. CONCEDER EXCESIVA IMPORTANCIA rápidamente. Es necesario actuar para
a la imagen lleva a muchos complejos. contrarrestar la fobia antigordura que
mantiene nuestra sociedad y conseguir
Aunque cada vez se pone más énfasis que se valore un estilo de vida saludable
en subsanar las deficiencias detectadas y equilibrado sobre cualquier apariencia
en la información que reciben las pacien- física particular.
tes sobre los riesgos, no se pueden ase-
gurar los supuestos “beneficios” de una Elena Gismero es doctora en psicología,
intervención estética. En 2006, el Defen- psicoterapeuta y profesora de la Universidad
sor del Paciente recibió 900 denuncias Pontificia de Comillas en Madrid, donde desde
vinculadas a la cirugía estética, el 90 % hace más de una década investiga en temas
de las mismas motivadas por resultados vinculados a la imagen corporal.
insatisfactorios; la OCU señala que la ma-
yoría de las reclamaciones recibidas por
esa oficina conciernen a los resultados BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA
obtenidos por los pacientes, que no son
los que se les prometía en la publicidad. CUERPO Y SALUD: D ETERMINANTES E I MPLI -
En cuanto a las “multioperaciones”, en CACIONES DE LA I NSATISFACCIÓN CORPO -
las que los pacientes se transforman fí- RAL . E. Gismero en La educación para
sicamente de una manera radical, irre- la salud en el siglo XXI, dirigido por
versible, y sólo motivada por criterios M. I. Serrano. Díaz de Santos; Madrid,
estéticos, pueden provocar trastornos 2002.
de identidad, con serias repercusiones,
tales como problemas de ansiedad y de- EL ENEMIGO EN EL E SPEJO. D. Kirszman
presión. y M. C. Salgueiro. TEA Ediciones, Ma-
A los riesgos asumidos y a las expec- drid, 2002.
tativas insatisfechas, cabe añadir que la
creciente demanda de productos vincu- B EAUTY AND M ISOGYNY: H ARMFUL CUL-
lados a la estética desplaza el interés de TURAL PRACTICES IN THE WEST. S. Jeffreys.
la investigación de otros problemas de Routledge; Londres, 2005.
salud (enfermedades como el chagas,
por ejemplo, que afectan a millones de MORTALITY R ATES AMONG AUGMENTATION
personas, y no reciben atención). MAMMOPLASTY PATIENTS: A N U PDATE. L.
A. Briton, J. H. Lubin, M. C. Murray, T.
Prevención Colton y R. Hoover en Epidemiology,
Es fundamental ampliar la idea de pre- vol. 17, n.o 2, págs. 162-169; 2006.
vención más allá del individuo, para cen-
37
 Ergoterapia para niños
Aunque muy socorrida en los últimos años, la aplicación infantil de este tratamiento no se halla
exenta de críticas. Se le objeta falta de base científica contrastada
STEFANIE REINBERGER
TODAS LAS FOTOGRAFIAS DE ESTE ARTICULO: GEHIRN & GEIST / CHRISTINA HOF
J ana trepa por la escala de gimnasia hasta
lo más alto. Allí hay colgados unos saqui-
tos llenos de grano: son las “manzanas” que
ha de coger para su caballo. “¡Mira mamá lo
que hago!”, grita orgullosa desde la altura. La
joven madre, que observa el esfuerzo de su
hija, está tan feliz y radiante como la propia
niña. Hace sólo un par de semanas no se hu-
biera imaginado la escena. A sus cuatro años
el desarrollo corporal es normal para su edad,
pero sus facultades motoras estaban retrasadas
respecto a las de los niños de su misma edad.
Margit Baruschke, ergoterapeuta de la niña,
habla de problemas con la percepción de su
propio cuerpo, con la dificultad consiguiente
en el control de sus músculos.
Los movimientos de Jana carecían de coor-
dinación. Cuando se trataba de trepar y gri-
tar, ella permanecía quieta mirando a sus
compañeros. La madre atribuía los progresos
registrados en las últimas semanas a las se-
siones de ergoterapia recibidas. Una vez a la
semana, durante 45 minutos, Baruschke tra-
38
Este entrenamiento para
la escritura, cuyo coste
no es asumido por las
cajas de seguros, es la
especialidad de Angelika
Hatzner. Las figuras del
presente artículo proce-
den de su consulta en
Leimen.
bajaba con Jana para estimular sus facultades
sensomotoras.
La ergoterapia, antaño incluida en la “terapia
ocupacional”, se propone ayudar a pacientes
de cualquier edad con trastornos corporales,
cognitivos y psíquicos mediante trabajos ma-
nuales, plásticos, juegos de movimiento y otras
actividades cotidianas. La idea no es nueva, En
1741 Philippe Pinel expuso que los enfermos
psíquicos aceleraban la recuperación de una
vida normal si realizaban con regularidad de-
terminadas tareas. En 1927, Hermann Simon 1. DEDOS HABILES.
insistía, en su libro Terapéutica activa en el Antes de escolarizarlos con-
sanatorio psiquiátrico, sobre la importancia viene que los niños ejerciten
de la terapia laboral. en determinados movimientos
En las clínicas de rehabilitación la ergo- musculares que luego les per-
terapia resulta imprescindible. Mediante la mitan controlar la prensión
práctica de secuencias motoras, los pacientes del lápiz. Aprenden a ‘ir en
vuelven a estar en condiciones de valerse por bicicleta’ con los dedos, uno
sí mismos y recuperar su calidad de vida. En la detrás de otro (derecha). En la
atención médica a los ancianos, la ergoterapia figura de la izquierda se trata
desempeña también una función insustituible. de dibujar exactamente unas
Son muchos los trabajos que demuestran su figuras pregrabadas.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 39
2. ¿TODO CONTROLADO?
El entrenamiento para la escri-
tura se hace a veces en grupo
(izquierda) aunque no suele ser
la norma. “Pescar” sobre un
columpio (derecha) ejercita la
coordinación vista-mano y el
control de los movimientos.
Uno de cada diez
niños entre cinco
y diez años recibió
ergoterapia en
2004.
Informe de la GEK sobre
prestaciones sanitarias
40
eficacia en los dementes y en pacientes con
enfermedades reumáticas. Comparando los
resultados de diversos estudios, un equipo
de la Universidad de Glasgow ha demostrado
que la ergoterapia beneficia a quienes han
sufrido un accidente cerebrovascular; facilita
su vuelta a la vida autónoma.
Ahora bien, ¿qué tienen en común estos
enfermos graves y niños como Jana? En su
origen, la ergoterapia se ideó para personas
con impedimentos corporales o trastornos
psíquicos, pero no para niños con retrasos del
desarrollo.
Para Joachim Pietz, director del centro de
pediatría social de la clínica neuropediátrica
de la Universidad de Heidelberg, la ergoterapia
tiene un campo de actuación perfectamente
delimitado, que abarca diversos métodos y
procedimientos encaminados a ayudar a per-
sonas con problemas muy dispares. Vale decir:
no existe una ergoterapia única, sino que bajo
tal denominación se ampara una multiplicidad
de escuelas y métodos terapéuticos. En el mar-
co de la ergoterapia se estimulan pacientes con
graves minusvalías o en coma vígil mediante
suaves masajes, olores o sonidos. En otros casos
se trata de ejercitar movimientos propios de
las actividades cotidianas, tales como vestirse,
limpiarse los dientes o cocinar. Otros modelos
ayudan a los párvulos a estimular la percep-
ción de su propio cuerpo o la motilidad fina.
Métodos polifacéticos
Pietz aboga por la combinación de elementos
de diversas directrices ergoterapéuticas para
aplicarlas a los problemas específicos de cada
paciente. A esa postura ecléctica se abona Ba-
ruschke, entre cuyos pacientes infantiles men-
cionaremos a Friederike, a punto de cumplir
seis años y con graves problemas de descoor-
dinación y de movilidad fina.
En el caso de Friederike están indicados ejer-
cicios gimnásticos y de equilibrio para educar
su percepción corporal. Baruschke invita a la
niña a hacer nudos, con la terapeuta detrás por
si necesita ayuda. Antes del ejercicio, la peque-
ña debe revolver en una caja repleta de bolitas
y encontrar las cuerdecitas. “A Friederike no
le gusta ocuparse con estos materiales”, dice
Baruschke. “Sin embargo en el ajetreo del juego
apenas se da cuenta y de ese modo podemos
contrarrestar su hipersensibilidad”.
Pareja a la ampliación de la gama de aplica-
ciones de la ergoterapia corre su aceptación. En
los últimos años hemos asistido a una difusión
espectacular de la ergoterapia infantil y juvenil
en Alemania. En su informe sobre atenciones
sanitarias correspondientes al ejercicio 2004,
la Caja de Seguros de Gmünden (GEK) incluye
masajes, audífonos y gafas, logopedia y ergo-
terapia. Alrededor de uno de cada diez niños
asegurados de edades comprendidas entre los
cinco y los diez años recibieron tratamiento
ergoterápico. Según Elke Scharnetzky, de la
Universidad de Bremen y una de las autoras
del informe, si extrapolamos los resultados,
dentro de unos 27 años todos los ciudadanos
varones de la República Federal de ese grupo
de edad recibirán ergoterapia.
Cuando fracasa la movilidad fina
Resulta manifiesto ese aumento de prescrip-
ciones para niños en edad preescolar o de en-
señanza primaria con problemas para ejecutar
acciones elementales. En los casos de Jana y
Friederike, las niñas no pueden coordinar
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
 ¿Qué es la ergoterapia?

La palabra “ergoterapia” procede del griego ergon (“trabajo”) y therapeia (“tratamiento”). Con la
ergoterapia se pretende ayudar a las personas con disfunciones motoras. Mediante actividades específicas,
se busca lograr mayor autonomía en sus actividades cotidianas para mejorar su calidad de vida. No se
puede hablar de la ergoterapia, puesto que no hay una sola. Existe una multiplicidad de procedimientos
aconsejados en muy diversos trastornos y síntomas. En la ergoterapia de los niños se siguen una serie
de directrices que pueden simultanearse y combinarse. Las más importantes son:

Terapia sensorial integradora
En los años sesenta la ergoterapeuta y psicóloga americana Jean
Ayres (1920-1989) desarrolló el concepto de “integración sensorial”
refiriéndose a una adecuada interrelación y coordinación de todos
los estímulos sensoriales. Según Ayres cualquier tipo de trastorno
en el procesamiento de las sensaciones repercute en la conducta
y en el aprendizaje.
En la terapia sensorial integradora el niño recibe diversos estímulos
sensoriales perfectamente estudiados a los que ha de responder. Se
trata de aprender a adecuar mejor su conducta motora y emocional
al mundo que le rodea. Este método terapéutico está muy difundido
en Alemania y se aplica a niños con diversos trastornos del desarrollo,
la percepción y el aprendizaje.
Modelo de Affolter
Paciente y terapeuta practican, juntos, diversos movimientos rutina-
rios: atarse los cordones de los zapatos, lavarse las manos o comer.
El terapeuta se coloca detrás del paciente y lo dirige. Este modelo
recibe el nombre de Félice Affolter, psicóloga y psicoterapeuta suiza.
Se denomina “modelo de St. Gallen”. Está indicado en niños, jóvenes
y adultos con graves minusvalías corporales y marcados trastornos
de la percepción.
Método de Bobath
Este método fue introducido en Londres en 1943. Lo desarrollaron
Berta Bobath, psicoterapeuta, y su marido Karel Bobath, neurólogo.
Berta Bobath se percató de que podía influir en las parálisis espásticas
mediante determinados movimientos y posturas corporales. Para con-
seguir ser lo más autónomos posible en la vida cotidiana los pacientes
han de aprender a dominar la tensión anómala de sus músculos.
Junto a lactantes y niños con daños cerebrales, se les aplica este
sistema a adultos que padecen una espasticidad, como consecuencia
de un accidente cerebrovascular. Karel y Berta Bobath presentaron las
bases de su método como una propuesta abierta que se iría ampliando
según los avances de los conocimientos médicos.
“Estimulación basal” de Fröhlich
En los años setenta, Andreas Fröhlich, profesor de pedagogía espe-
cial en Landau, introdujo la estimulación basal. A las personas de
cualquier edad con graves minusvalías se les proporcionan estímulos
sensoriales con ayuda de rozamientos, sonidos o aromas. Por ese
medio, los terapeutas y los cuidadores establecen contacto con los
pacientes para facilitarles el acceso al mundo que les rodea y a otras
personas con el fin de mejorar su calidad de vida.
Programa Frostig
Marianne Frostig (1906-1985), vienesa de nacimiento, trabajó como
ergoterapeuta y psicóloga en los Estados Unidos y más tarde en
Alemania. En 1951 fundó el “Centro de Terapia Educacional Marianne
Frostig” en Pasadena. Allí desarrolló su concepto para el estímulo
total de la personalidad infantil y el tratamiento de los trastornos
de aprendizaje. La idea central consistía en identificar las necesi-
dades individuales del niño y su situación emocional y social, para
tomarlo en su consideración debida a la hora de elegir los métodos
a aplicar. Entre otras cosas, Frostig se dio a conocer por sus tests
de percepción visual.
Monoterapia/Tratamiento psicomotor
El desarrollo del tratamiento psicomotor empezó en Alemania en los
años cincuenta. Ernst J. Kiphard observó durante sus largos años de
trabajo como psicólogo infantil y juvenil en Hamm que el deporte
estimulaba el desarrollo emocional de los jóvenes pacientes. Como
consecuencia, los ejercicios deportivos y los juegos han encontrado
un lugar en los programas ergoterapéuticos.

y valorar correctamente sus movimientos). El aumento de los requerimientos terapéuti-

En otros hay un fallo en la motilidad fina y
no pueden utilizar el lápiz o las tijeras. Para
Baruschke, existen auténticos trastornos del
desarrollo que necesitan ser tratados, de lo con-
trario los niños encontrarán luego dificultades
para acompasarse al ritmo de sus compañeros
de clase.
cos constituye un reflejo del desarrollo de la so-
ciedad en general, recuerda Helmut Hollmann,
director médico del Centro Neuropediátrico de
Bonn. Intervienen muchos factores. Por una
parte, muchos niños permanecen diariamente
sentados largas horas ante la pantalla del tele-
visor o del ordenador. Con ello se convierten

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 41


3. TALLER DE ACTUACION.
El uso de herramientas forma
parte de la ergoterapia. Los ni-
ños que tienden a estar nervio-
sos suelen concentrarse en los
trabajos con arcilla y madera.
42
en consumidores pasivos, sin desarrollar nin-
guna actividad creativa con juegos al aire libre
y estímulo de sus propias facultades. Por otra
parte, las exigencias a que son sometidos los
niños crecen exponencialmente. La presión de
la competencia se deja sentir desde una edad
temprana.
Según Hollmann “a ello hay que añadir la
inseguridad de muchos padres: la vida ya no
se puede planificar como antaño, ni siquiera
en materia educativa”. Las permanentes dis-
cusiones sobre la importancia del conocimien-
to y la formación para el éxito en la vida no
hacen más que aumentar la inseguridad. No
debe, pues, sorprendernos que para los padres
suenen las alarmas en cuanto su hijo no se de-
sarrolle óptimamente en todos los sentidos y
empiecen a presentarse problemas en el jardín
de infancia o en la escuela. En consecuencia, al
menor contratiempo o dificultad, se le lleva al
terapeuta.
No debe medirse con el mismo criterio a
todos los niños. Basta echar un vistazo a los
alumnos de primera clase. De entrada, la di-
ferencia de altura; hasta una cabeza sacan al-
gunos. La velocidad de crecimiento varía de
unos niños a otros, lo mismo que el momento
de la caída de los dientes de leche. De mane-
ra semejante, el desarrollo de sus capacidades
sensomotoras dista mucho de ir al mismo rit-
mo en todos.
Por todo ello, la frontera entre lo que “to-
davía se puede tomar como normal” y lo que
“ya necesita tratamiento” no siempre es fácil
de trazar. ¿Se encentra el propio niño en con-
sonancia con los compañeros de su edad o ne-
cesita ayuda? Con frecuencia los propios pedia-
tras encuentran dificultades para responder a
esta pregunta a la hora de valorar un supuesto
trastorno del desarrollo. A este respecto, Beate
Gorning admite que existen tests y criterios
diagnósticos; además, parece obvio que un
niño de cinco años que no pueda balancearse
sobre una sola pierna necesita ayuda. Pero no
siempre se nos ofrece con tanta nitidez.
Esta pediatra de Heidelberg reconoce que es
difícil que los padres a quienes la cuidadora les
dice que su hijo precisa ergoterapia encuentren
argumentos para oponerse. Es comprensible
preguntarse: ¿quién quisiera más tarde oír el
reproche de no haber hecho algo a tiempo,
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

cuando fue advertido? Muchos padres siguen
el consejo de que es mejor no perder la posibi-
lidad ya que, en definitiva, el tratamiento no
perjudica.
No es una solución abusar del talonario de
recetas por condescendencia con los padres.
¿Qué pasaría si al final del año se hubiera de
denegar la atención a un niño que la necesita-
ra imperiosamente sólo por haber sido antes
demasiado generosos con las prescripciones?
Ante la duda, Gorning prefiere enviar a sus pe-
queños pacientes a Pietz y su equipo del Centro
de Pediatría Social de la Clínica Universitaria.
Allí se entiende perfectamente la inseguridad
de la compañera y no sólo porque la pediatra de
asistencia primaria no disponga de las mismas
posibilidades diagnósticas que los especialistas
de la Clínica sino también porque el estricto
horario de una consulta pediátrica de la segu-
ridad social no permite una exploración sufi-
cientemente detenida. Pietz advierte que “la
ergoterapia trabaja con conceptos muy difusos
difíciles de valorar a la hora del diagnóstico”.
“Entre ellos están el de ‘trastornos de la percep-
ción’ o ‘trastornos de la valoración de la percep-
ción’, conceptos difusos y apenas distinguibles
entre sí”. A menudo, médicos y terapeutas no
utilizan el mismo lenguaje.
Según Pietz “a ello hay que añadir que, en
parte, los principios ergoterapéuticos están
basados en teorías anticuadas”. De eso puede
hablar con conocimiento Melanie Hofgarten.
Tiene tres hijos y el del medio, Luis, fue so-
metido a tratamiento ergoterápico. Cierto día
no encontró quien cuidara del niño y, como
solución de emergencia, lo llevó a la consulta y
lo dejó jugando en un rincón de la habitación.
Luis, de nueve meses, llamó la atención de la
terapeuta: el niño se negaba testarudamente a
gatear, pero se dirigió con entusiasmo hasta un
banco y, apoyándose en él, se puso orgullosa-
mente de pie sobre sus piernecitas para mirar
el panorama. La ergoterapeuta se sorprendió
por la precocidad. “Imperiosamente lo ha de
impedir”, le recriminó a la madre. “¡De lo con-
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
Prescripciones
por cada 1000 asegurados 4. EL INFORME DE LA CAJA
180 DE SEGUROS AOK del año 2005
objetiva el aumento de las
160
prescripciones de ergoterapia
140 en sus asegurados menores de
120 15 años en Alemania. El núme-
ro de niños tratados supera en
100
más del doble al de niñas.
80
60
40
20
0
2003 2004 2005
Ergoterapia
Niños Niñas
trario es que hemos programado prematura- “Un niño de
mente un tratamiento para la legastenia!”.
cinco años que
Arbol genealógico de la lectura todavía no pueda
Entre los ergoterapeutas se halla muy extendi- balancearse
da la opinión de que el desarrollo del niño se
produce de forma escalonada. Se propuso ya a sobre una pierna
raíz de los trabajos de Joan Ayres (1920-1998), necesita ayuda”.
quien estaba convencida de que primero se
Beate Gorning
adquirían las funciones corporales y los siste-
Pediatra de Heidelberg
mas sensoriales básicos. Una vez echados esos
cimientos, se dominaban funciones de comple-
jidad creciente. Ayres introdujo la “terapia de
integración sensorial”, un método preferido
por quienes trabajan con niños.
Rega Schaefgen presentó la teoría de Ayres
en forma de un “árbol de la percepción” en
el que las raíces simbolizaban las funciones
orgánicas elementales y el tronco lo constitu-
yen los órganos de los sentidos (ojos, lengua,
oído, nariz y piel). De acuerdo con este modelo, 5. TRAZOS INCORRECTOS.
sólo pueden desarrollarse facultades complejas Diversos tests documentan las
como la lectura y la escritura cuando se ha lo- capacidades del niño en el cur-
grado la integración sensorial. Si se interrumpe so de la ergoterapia. En este
la secuencia de las fases del desarrollo, ni “las ejemplo queda claro que un
raíces” ni “el tronco” son suficientemente esta- niño de cinco años tiene pro-
bles para soportar “las ramas”; pueden enton- blemas de percepción espacial.
43
6. BAÑO DE BOLAS.
El contacto con las bolas bus-
cando un saquito de arena es-
condido mejora la percepción
del propio cuerpo. Con todo el
ajetreo se entrena también el
control del equilibrio.
ces surgir dificultades graves en el aprendizaje
de la lectura y escritura.
Si seguimos a Pietz, declararemos incon-
gruente con la neurología ese modelo. Los
procesos neurológicos implicados en el apren-
dizaje y en la puesta en acción de nuestras ca-
pacidades perceptivas son mucho más com-
plicados de lo que suponía Ayres. Desde una
óptica pragmatista, Pietz añade que, para que
funcione bien una terapia no es absolutamente
indispensable que la teoría en que se basa sea
correcta. Quien cura es quien tiene razón.
Con toda seguridad la madre de Jana estará
de acuerdo ya que a su hija se le aplican los
principios de la terapia integracionista senso-
rial. Son manifiestos los avances que la peque-
ña ha hecho, lo mismo que muchos otros niños
que adquieren la normalidad en su desarrollo
merced a un tratamiento ergoterapéutico.
Algunos casos particulares plantean dudas
sobre la legitimación científica de la ergotera-
pia. A diferencia de lo que ocurre con las indi-
caciones de rehabilitación en pacientes adul-
tos, la investigación ha venido postergando el
mundo infantil. No hay pruebas contrastadas
de que con la ergoterapia se obtengan mejores
resultados que con otros métodos o incluso sin
tratamiento alguno.

Ergoterapia en acción

Con frecuencia no son los padres sino los educadores o maestros quienes se dan cuenta de que el
niño presenta algún déficit en su desarrollo sensomotor, psíquico o emocional. Son ellos quienes observan
a sus alumnos durante muchas horas a la semana y los comparan con compañeros de su misma edad.
Y conocen el comportamiento de los padres. Aunque los educadores han oído hablar de los fundamentos
de la ergoterapia, la decisión de establecer la necesidad de una terapia corresponde sólo a un médico,
“Se habla de tras valorar los criterios y los resultados de tests diagnósticos. En casos dudosos recogerá también la
opinión de los ergoterapeutas.
trastornos de En la primera visita a la consulta del ergoterapeuta se establecerán el plan de tratamiento y
percepción sin los objetivos a alcanzar. Ello se hace en colaboración con los padres y del propio niño, de quien
también se han de oír las expectativas. Hay que valorar hasta qué punto se ha de incluir a la
poder definir familia en la terapia. El tratamiento sólo puede tener éxito cuando los avances del niño pueden
exactamente de seguirse en casa.
Durante la ergoterapia se ha de documentar continuamente el desarrollo del niño, a través de protocolos,
qué se trata”.
grabaciones fotográficas o de vídeo, o al menos con los dibujos y trabajos manuales del pequeño. De ese
Joachim Pietz modo, la terapia se acompasa al progreso registrado y se puede comprobar cuándo se han alcanzado
Neuropediatra de Heidelberg los objetivos de la terapia.

44 MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

 Una conclusión no compartida por Margit
Baruschke. “Obtenemos unos resultados que
no son fáciles de medir”, alega en defensa de
su profesión. En definitiva, la terapia se aplica
y se adapta individualmente para resolver pro-
blemas y necesidades específicas de un menor.
Así, ¿cómo se puede hacer un estudio compa-
rativo? En todo caso la ergoterapeuta señala
la necesidad de investigar mejor la eficacia del
método. A los médicos les gustaría contar con
un criterio sólido para decidir si un niño de
cinco años con dificultades en el jardín de in-
fancia requiere un tratamiento ergoterápico o
si es mejor esperar que su retraso lo resuelva
el propio desarrollo natural.
Potencial de desarrollo dispuesto
desde la cuna
Para Joachim Pietz, importan mucho las expec-
tativas depositadas en la terapia. ¿Qué objetivo
nos proponemos con el tratamiento que idee-
mos para un paciente infantil y hasta dónde
nos será dado llegar? No hay dos niños iguales,
con idéntico potencial. Pietz habla de un “inter-
valo de desarrollo” para indicar que los niños
sólo pueden desarrollar sus facultades dentro
de ciertos límites marcados ya desde la cuna.
“Para la estimulación es importante valorar
este marco si queremos acotar las posibilidades
de mejorar la situación.”
Si un niño recibe los adecuados estímulos
regulares para desarrollar sus facultades en la
familia y en el jardín de infancia y se encuen-
tra en los límites superiores de su intervalo de
desarrollo, las posibilidades de que la terapia
proporcione una mejoría son escasas. Por otra
parte, en el caso de un niño con graves defi-
ciencias, a pesar de una terapia intensiva, los
avances serán discretos y no es de esperar que
en pocas semanas lo conviertan en un “niño
normal”.
“De esto hemos de hablar con frecuencia
abiertamente con los padres”, continúa Pietz.
“Si despertamos unas esperanzas excesivas, el
niño podría sentirse sometido a graves presio-
nes, lo que resulta contraindicado para el éxito
de la terapia.” Ahí observa Pietz una gran opor-
tunidad para la terapia: a menudo los niños
reciben mejor nuevos estímulos si proceden
de personas desconocidas, sin las expectativas
desmesuradas de los progenitores. Un ergotera-
peuta bien formado atiende a las capacidades
adquiridas con anterioridad, para así reforzar
la autoconciencia del niño y permitirle dar un
paso adelante.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
7. TANTO UNA COSA
COMO OTRA.
El trampolín es una posibili-
dad de liberar la energía so-
brante al mismo tiempo que
se entrena la percepción
del propio cuerpo y el sentido
del equilibrio.
Desde finales de los años noventa, el mo-
delo canadiense (CMOP = Canadian Model of
Occupational Performance) establece que los
terapeutas han de intentar sobre todo averi-
guar los deseos del niño. ¿Hasta qué punto está
satisfecho con sus propias facultades y en qué
aspectos quisiera mejorarlas? Con la colabo-
ración de sus padres, el pequeño se convierte
en experto en su propio desarrollo y, junto al
terapeuta, determina qué cosas siguen a conti-
nuación. El tratamiento ha dejado de recibirse
pasivamente.
El especialista puede intervenir cuando
los estímulos a que se somete el niño son los
adecuados a su edad; en particular, si, por su BIBLIOGRAFIA
condición de padre, comparte las optimistas COMPLEMENTARIA
expectativas de otros. Hollmann, neuropedia-
tra, confesaba a este respecto una anécdota es- B AUSTEINE DER KINDLICHEN
clarecedora. Al cumplir su vástago cuatro años, ENTWICKLUNG. (4ª edición).
le compró una “excavadora de lego. De acuerdo A. Ayres. Springer; Berlín,
con el prospecto, era la edad idónea para ar- 2002.
marla. Se sentó junto a su hijo y empezaron
a montarla de acuerdo con las instrucciones. E RGOTHER APEUTISCHE A R -
Pero ocurrió lo que tenía que ocurrir: el juego BEITSBEREICHE IN DER PÄDIA-
común terminó con el padre enfurecido y el TRIE . H. Becker y U. Ste-
niño llorando. Caso típico de una exagerada ding-Albrecht. Thieme;
exigencia a pesar de la mejor de las intencio- Stuttgart, 2006.
nes. Medio año más tarde el niño, por sí solo,
construía la excavadora con las multicolores P R ÄVENTION VON E NT WIC-
piezas de plástico, sin presiones. Pero también KLUNGSTÖRUNGEN . W. Su-
sin terapia. chodeletz. Hogrefe; Göt-
tingen, 2007.
Stefanie Reinberger es bióloga.
45
PUNTO DE VISTA
La moda de la ergoterapia
¿O se trata de una exigencia?
D e un tiempo a esta parte, los edu-
cadores se vienen quejando de que
muchos niños llegan a preescolar sin do-
minar el lápiz ni saber balancearse sobre
una pierna. Los maestros se lamentan de
la falta de respuesta de sus pupilos ante
los ejercicios de escritura o la relación
adecuada con los compañeros. A muchos
párvulos cuyo desarrollo se desvía de la
norma se les prescribe ergoterapia. Con
este tratamiento se pretende adquirir las
capacidades básicas de las que todavía
no disponen. Para ello se utilizan juegos,
ejercicios motores y mucha dedicación
individual. ¿Qué se consigue con este
singular tratamiento? ¿Es realmente
necesario o nos encontramos ante una
moda?
MENTE y CEREBRO ha mantenido la si-
guiente entrevista conjunta con Helmut
Hollmann, neuropediatra de Bonn, y con
Arnd Longrée, presidente de la Asocia-
ción Alemana de Ergoterapeutas.
¿A qué se debe el auge espectacular
que ha cobrado la ergoterapia?
Hollmann: Por una parte están las con-
diciones en las que crecen hoy los niños:
demasiada televisión, demasiado seden-
tarismo y demasiada desatención. Mu-
chos niños apenas han tenido ocasión
de manifestar una rabieta. Pero sí se les
exige bastante más que antes. Han adqui-
rido mayor valor en el plan de vida de sus
padres; por eso mismo, esperan mucho
más de ellos y se ponen nerviosos si el
desarrollo del niño no transcurre según
lo esperado.
A esa inseguridad contribuyen los edu-
cadores, pediatras y psicólogos cuando
ven al niño desde una perspectiva limi-
tada y centran su atención sólo en pro-
blemas o trastornos. En cuanto advierten
una mínima imperfección se apresuran
a solicitar una terapia. Se corre el riesgo
de considerarlo enfermo o afectado de
alguna minusvalía, sin percatarse de que
46
dañan así la imagen que el niño tiene de
sí mismo.
Longrée: No es ése el enfoque de los er-
goterapeutas. Con frecuencia los niños
no cumplen las exigencias que se les
piden en la escuela. Nos corresponde a
nosotros ofrecerles ayuda, a ellos y a sus
padres. Y hacerlo a través de la terapia.
Por regla general, los pequeños progre-
san. Actúan con mayor libertad y siguen
desarrollándose y no se estancan, pese a
la presión que reciben del exterior.
Hollmann: El quid de la cuestión es si ha
de regirse el niño por el sistema asisten-
cial o si no sería mejor que el sistema se
orientara por el niño.
¿Hay más niños que se desvían de la
norma hoy que hace 10 o 20 años? ¿Aca-
so ha disminuido la tolerancia ante des-
viaciones del curso del desarrollo?
Longrée: Yo mismo soy padre y me doy
perfecta cuenta de que la presión, compa-
rada con años precedentes, es mayor. Aho-
ra se les exige más que hace sólo un par
de años. Se tiende a adelantar la edad de
escolarización. Y al propio tiempo se ob-
serva un desarrollo bastante más lento.
Hollmann: Es cierto que cada vez hay
más niños que presentan alguna des-
viación en su desarrollo, pero no suelen
ser trastornos severos. Fijémonos en el
desarrollo del lenguaje. Aquí sí tenemos
un cuadro clínico que afecta a un cinco o
siete por ciento de la población infantil.
Además —y en esto le doy la razón— ob-
servamos que un grupo extenso de niños
presentan dificultades en el lenguaje o
en el desarrollo motor, cuando no care-
cen de suficiente contacto social en su
entorno.
Mi opinión es que se necesita menos
terapia y más estímulos. Los terapeutas
pueden desempeñar una función im-
portante aconsejando a las cuidadoras
del jardín de infancia qué hacer en cada
grupo de edad.
¿Defienden la obligatoriedad del jar-
dín de infancia?
Hollmann: No, creo que eso sería de-
masiado radical. Compete a los padres
asumir la responsabilidad de su hijo. El
estado sólo debiera establecer normas
generales. Sin embargo, considero la con-
veniencia de una asistencia obligatoria
al jardín de infancia un año antes de la
escolarización.
Longrée: Por desgracia los jardines de
infancia no estimulan el desarrollo
como sería de desear. Aumenta el nú-
mero de niños matriculados y decrece
la cifra de quienes los atienden. Se re-
ducen las medidas terapéuticas, lo que
repercute negativamente en los peque-
ños que sí necesitan un estímulo o un
tratamiento.
Hollmann: En Alemania, permítase ma-
tizar, hemos alcanzado, en materia de es-
tímulo y terapia, un nivel que despertaría
envidia en la mayoría de los países. No
hemos de olvidar que el desarrollo acon-
tece dentro de determinados márgenes.
Al ingresar en la escuela un niño puede
medir 1,20 metros y otro sólo 1,05 metros
y a nadie se le ocurriría tratar al más bajo
con hormona de crecimiento. Con las ha-
bilidades funcionales —balancearse o di-
bujar, por ejemplo— ocurre exactamente
lo mismo. Más vale concentrarse en los
auténticos problemas.
¿Cómo se traslada todo esto a la prác-
tica?
Hollmann: Consideremos la famosa
imagen del ‘árbol del desarrollo’. De
acuerdo con ese modelo, aptitudes es-
peciales, como la escritura, se basan en
percepciones sensoriales, y éstas, a su
vez, en funciones orgánicas. En princi-
pio, todo influye en el desarrollo global
del niño. Pero sería absurdo deducir de
ello que a un niño que no coja correc-
tamente el lápiz se le haya de aplicar
una terapia para estimular su percep-
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

ción sensorial básica. Caeríamos en un
error si se le obligara a hacer ejercicios
no indicados. Por mucho que paseemos
durante horas por el césped no apren-
deremos a jugar al tenis. Para aprender
a escribir, nada mejor que ejercitarse
en ello. Todo lo demás es despilfarrar
tiempo y recursos.
Longrée: Están cambiando muchas co-
sas en nuestra profesión. Sigue habiendo,
por supuesto, expertos para quienes el
‘árbol del desarrollo’ desempeña la fun-
ción principal. Pero en general el traba-
jo tiende a concentrase cada vez más en
objetivos concretos.
Así, es frecuente que un niño presente
un tono muscular disminuido. Pero no
tendría ningún sentido limitarse a este
síntoma, pues se ha demostrado que no
se corrige con ejercicios. Lo que hay que
hacer es estudiar si la hipotonía muscu-
lar forma parte de un problema general.
¿En el jardín de infancia o en la escuela
está constantemente tropezando con los
demás niños? Si es así, ¿lo experimenta
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
como algo indeseable por deberse a un
trastorno del procesamiento motor?
Hollmann: Sin embargo demostrarlo no
ayuda en nada al niño. No se puede ir por
ahí con una etiqueta que diga: “Atención:
Trastorno muy sensible del desarrollo”.
Eso no interesa en absoluto a quien re-
cibe el tropiezo. Lo que hace es quejarse
o retirarse.
¿Cómo podría ayudarse a ese niño?
Hollmann: El terapeuta debe pregun-
tarse con realismo si puede auxiliar al
pequeño y en qué medida. La idea do-
minante es que hay que hacer todo lo
posible para conseguir las capacidades
normales de sus compañeros de edad. Es
lo que desea cualquier padre. Pero los te-
rapeutas no han de reforzar todavía más
esa tendencia.
Antes bien, deben aceptar que cada
persona viene al mundo con diferentes
cualidades. Mediante determinados ejer-
cicios, el terapeuta puede potenciarlas,
pero sólo hasta cierto límite. Con otras
GEHIRN & GEIST / CHRISTIAN BARTHOLD
1. DEBATE ENTRE EXPERTOS. El neuropedia-
tra Helmut Hollmann (a la izquierda en la foto)
y el ergoterapeuta Arnd Longrée debaten
sobre la prescripción de la ergoterapia.
palabras: aunque se le estimule al hijo de
forma óptima quizá se muestre incapaz
de empezar el bachillerato si carece de
las premisas cognitivas necesarias. Una
excesiva presión podría abatirlo.
Longrée: No estoy de acuerdo en que
la terapia fuerce a alcanzar máximas
capacidades incluso a niños que se de-
sarrollan normalmente. Esto supondría
un mal uso de la terapia. En los niños con
dificultades que no han perdido poten-
cial de desarrollo cabe, sin embargo, una
adecuada intervención terapéutica.
Hollmann: Está usted de acuerdo en que
en algunos campos se aplica un exceso
de terapia. Fijémonos en la edad preesco-
lar: una niña de cinco años, por ejemplo,
no puede pintar bien la imagen de una
persona. Además, no muestra ningún in-
terés en ello. La niña se encuentra per-
47
 “Al ingresar en la escuela un niño puede medir 1,20
metros y otro sólo 1,05 metros y a nadie se le ocurriría
tratar al más bajo con hormona de crecimiento.”
H. Hollmann

superados; por ejemplo, cuando un niño
no puede andar hacia atrás sin caerse. Por
otra parte, muchos pedagogos aplican,
en estos casos problemáticos, medidas
concretas de apoyo y asumen la respon-
sabilidad de superar el problema. En mi
una vez a la semana. Es decir, los padres
han de colaborar y realizar diariamente
determinadas cosas. Si durante la terapia,
por ejemplo, se realiza un ejercicio para
estimular la motricidad fina y luego en
casa la madre le ata al niño los cordones,

GEHIRN & GEIST / CHRISTIAN BARTHOLD (arriba y abajo)

experiencia esto se da sobre todo en ni- hay algo que no funciona bien.
ños que ya están sometidos a terapia. Hollmann: Podemos ayudar a quienes
nos lo solicitan. Y eso depende mucho del
Según Hollmann, cuando un niño de estrato social. Los niños de marginados
cuatro o cinco años no sabe pintar bien no suelen acudir a los primeros contro-
o no lo hace a gusto habría que hacer les pediátricos. Con la ergoterapia se le
algo. puede prestar una ayuda extraordinaria
Hollmann: Existe amplio margen para el porque en ella, mediante una adecuada
desarrollo. Pero la tolerancia también tie- actividad, puede vencerse su marginali-
ne sus límites. Cuando un niño se sitúa a dad. Si se involucra a la madre, si se logra
fectamente. ¿Dónde está la indicación extramuros hay que actuar. Un niño que establecer un buen triángulo de relacio-
terapéutica? nunca pinta ocupa una mala posición de nes terapeuta-niño-padres, se consigue
Longrée: La indicación se da cuando exis- partida en la escuela. En consecuencia una situación muy favorable.
te un fundado temor de que esto pueda debe ayudársele. Lo que no está claro es
ser causa de dificultades en la escuela. que de entrada se opte por la terapia. Con ello llegamos al tema de la efica-
Hollmann: Para mí no hay ninguna in- cia. Los estudios de ergoterapia infantil
dicación terapéutica en este caso. Deben Por lo tanto, en determinadas circuns- reflejan un estado lamentable.
los educadores observar detenidamente tancias, puede bastar sentarse junto al Longrée: Cierto. Sabemos también que
a la niña y ver si se le puede motivar. Si niño con un par de lápices de colores... en este sentido nos hemos recuperado
no se puede conseguir, el siguiente paso Hollmann: Exacto, eso hay que hacer, al algo. La formación de ergoterapeutas es-
es hablar con los padres y aconsejarles menos para empezar. A menudo se salta taba limitada hasta ahora a las escuelas
que pinten en compañía de la pequeña. esa fase e inmediatamente se solicita er-
Sin olvidar la visita al pediatra. En cual- goterapia. En todo caso, antes de tomar
quier caso, es un grave error decir de tal decisión se impone aclarar la situa-
entrada: “Algo va mal, la niña necesita ción con el pediatra.
una terapia”.
Los padres que optan por un trata-
¿Tienen la impresión de que los edu- miento profesional prestan atención
cadores en cuanto se encuentran con ni- y están dispuestos a dedicar tiempo y
ños problemáticos tienden a enviarlos energías a la educación de sus hijos.
al terapeuta? ¿Qué pasa con los niños cuyos padres
Hollmann: Es evidente, pero no porque no pueden o no quieren hacerlo?
no quieran afrontar los problemas, sino Longrée: Esos niños no llegan a noso-
por una exagerada credibilidad en la te- tros. Por imperativo legal no podemos
rapia, ayuna de base científica. ir directamente a los jardines de infan-
Longrée: En este sentido observo gran- cia y escuelas y practicar allí la terapia.
des diferencias entre unos educadores y Nuestro sistema tiene como premisa que
otros. Hay situaciones en que se sienten los padres vengan a la terapia con su hijo

“Ahora se les exige más que hace sólo un par de años.

Se tiende a adelantar la edad de escolarización.”
A. Longrée

48 MENTE Y CEREBRO 29 / 2008


2. PINTAR EN VEZ DE PAGAR. No porque un niño de cuatro o cinco años todavía no sepa
pintar bien se le ha de enviar al ergoterapeuta. Con frecuencia basta con que los padres se
sienten regularmente con el niño y utilicen un par de lápices de colores.
profesionales. Si pretendo realizar traba-
jos de investigación a duras penas puedo
acudir a las universidades. Se ha dado un
gran paso al introducirla en los planes
de estudio.
Hollmann: El problema fundamental
a la hora de demostrar la eficacia es la
dinámica del desarrollo infantil. La situa-
ción es muy diferente de la de un adulto
que como consecuencia de un accidente
ha sufrido una grave lesión craneoence-
fálica. En este caso, la rehabilitación bus-
ca recuperar en lo posible el nivel fun-
cional. Podemos comparar los pacientes
que reciben ergoterapia con los que no
la reciben o están sometidos a otro tipo
de tratamiento.
En el caso de los niños no disponemos
de la referencia que supone una facultad
plenamente desarrollada antes del acci-
dente. En el momento X, un niño tiene
una determinada capacidad que medio
año más tarde se ha desarrollado en ma-
yor o menor grado. No podemos decir si
este desarrollo es debido a la terapia, a
otros factores o al desarrollo natural. En
todo caso, la experiencia demuestra que,
por regla general, una intervención diri-
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
gida y empática contribuye a mejorar la
calidad de vida de la familia.
En el fondo diríase que da lo mismo lo
que haga el niño en la terapia; lo impor-
tante es someter el niño a la terapia.
Hollmann: Resulta indiferente el tipo de
terapia que se aplique en un caso concreto.
A un niño con un trastorno del desarrollo
del lenguaje puede prescribírsele logope-
dia o ergoterapia. La terapeuta habla con
el niño y juega con él. Es decir, se produce
una interacción. El logopeda haría lo mis-
mo. La idea directriz de cada una de las
terapias es diferente, pero ambas medidas
ejercen idéntico efecto sobre el niño.
¿Cuál es el futuro de la ergoterapia?
Hollmann: Sería bueno que los terapeu-
tas trabajaran codo con codo con los pe-
diatras y hablaran mutuamente en un
“Cuando con la ergoterapia se estimula la motricidad
fina y luego en casa la madre ata los cordones al niño
hay algo que no funciona bien.”
GEHIRN & GEIST / CHRISTINA HOF
lenguaje claro. Con frecuencia los mé-
dicos no entienden los conceptos de los
ergoterapeutas porque han tenido una
formación diferente.
El concepto de trastorno de percepción
surge una y otra vez referido a niños con
retraso de desarrollo. Actualmente se ha
convertido en una epidemia en jardines
de infancia y escuelas. Apenas surge un
problema, de inmediato aparece esa ex-
presión. Pero es un concepto borroso, de
perfiles diagnósticos indefinidos y apli-
cable a sintomatologías muy dispares.
Los pediatras suelen, en cambio, expre-
sar con toda claridad lo que piden a la
terapia. Si hubiera un mejor diálogo la
colaboración sería más fructífera.
Longrée: Estoy de acuerdo. No se pue-
de tolerar que el mutuo intercambio de
ideas se vea dificultado por estos malen-
tendidos. Siempre que sea posible debie-
ra establecerse la indicación terapéutica
basándose en esta labor conjunta. Porque
en definitiva quienes padecen los trastor-
nos son los niños.
A. Longrée
49
MENTE, CEREBRO Y SOCIEDAD
ALTERACIONES ASOCIADAS AL TRASTORNO DE PERSONALIDAD
Esquizofrenia desde una perspectiva neuropsicológica
ESPERANZA BAUSELA HERRERAS
L a palabra psicosis se utiliza, en el campo
de la psiquiatría y psicología, para designar
un estado mental que supone una profunda
ruptura del sujeto con el mundo que le rodea.
H. J. Eysenck apuntaba, a mediados del siglo
pasado, la idea de la existencia de un continuo
entre la normalidad y la psicosis, así como la
similitud entre dos tipos de psicosis: esquizo-
frenia (locura discordante) y psicosis manía-
co-depresiva (locura circular o cicloide). Así,
la dimensión de psicoticismo es concebida por
Eysenck como una dimensión de la personali-
dad normal, que, en puntuaciones extremas,
predispone tanto a trastornos psicóticos (tras-
torno bipolar o esquizofrenia), como a conducta
antisocial y psicopatía.
Dentro de los trastornos de personalidad y
enfermedades mentales crónicas, la esquizofre-
nia constituye un desorden mental que afecta
al uno por ciento de la población mundial. Hay
Vincent van Gogh
50
unos 24 millones de personas que padecen ese
trastorno, según los datos facilitados por la
Organización Mundial de la Salud, correspon-
dientes al año 2001.
Suele aparecer al final de la adolescencia
o en los primeros años de la vida adulta. De-
sarrolla un curso episódico, interrumpido por
exacerbaciones de los síntomas que requieren
hospitalizaciones breves. Dura toda la vida.
Supone una alteración del funcionamiento del
cerebro y, por tanto, de todas las funciones que
él gobierna: el pensamiento, las emociones, el
comportamiento observable, la toma de deci-
siones, la comunicación con los demás.
Hay dos tipos de inicios: brusco, con una
crisis aguda generalmente muy llamativa, y
lento, con un deterioro o aparición progresiva
de dificultades. Al ser un trastorno crónico, las
tasas de prevalencia son mayores que las tasas
de incidencia. En definitiva, en un trastorno
que ataca a personas jóvenes, quedan destrui-
das carreras prometedoras y familias.
La esquizofrenia va asociada a un desor-
den del cerebro cuyas causas desconocemos.
Cris D. Frith, del Instituto de Neurología de
la Universidad de Londres, señalaba en 1996
una serie de indicadores, a través de estudios
post mortem y mediante técnicas de forma-
ción de imágenes, que apuntaban hacia una
hipofrontalidad, observándose una actividad
anormalmente alta en el córtex frontal. Por
su parte, el grupo dirigido por H. Y. Tan ob-
servó recientemente una afectación de la or-
ganización jerárquica de la corteza prefrontal,
con pérdida de especialización funcional y de
integración de la corteza prefrontal dorsal;
al propio tiempo se registraba la activación
compensadora de la corteza prefrontal ventral,
que explicaría la activación de la memoria de
trabajo y la cognición ejecutiva.
Se ha intentado correlacionar la activi-
dad cerebral con los tres grupos de sínto-
mas descriptivos de la esquizofrenia. Así, la
precariedad psicomotriz está asociada a una
disminución de la actividad cerebral en el cór-
tex prefrontal izquierdo; la desorganización,
con un aumento de la actividad en el córtex
prefrontal, y, por fin, la distorsión de la rea-
lidad, con un aumento del flujo sanguíneo
en el córtex temporal medial izquierdo. En
pacientes esquizofrénicos crónicos que tratan
de resolver el test de Wisconsin, la actividad
del córtex frontal no aumenta, a diferencia de
lo que ocurre en sujetos normales. Estudios
con la Torre de Londres reproducen similares
resultados.
Los resultados mencionados confirman la
hipótesis de que el extraño comportamiento
de las personas esquizofrénicas es consecuen-
cia de una actividad anormal del cerebro, en
concreto, de una actividad anormal vinculada
al funcionamiento del lóbulo frontal.
Los efectos de las lesiones, disfunciones
o ambos son extremadamente variables. No
existe un patrón de deterioro que de manera
fiable esté asociado con daño prefrontal. La
variabilidad puede explicarse con la asociación
de las lesiones de diferentes regiones de la cor-
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
teza prefrontal con ciertos grupos de síntomas,
aunque tal vinculación no sea absoluta.
J. L. Truelle, D. Le Gall, P. A. Joseph y
G. Aubin establecieron en 1995 una relación
entre la clínica y las diversas zonas del córtex.
Así, la simplificación se asocia con lesiones pre-
frontales; la desautomatización, con lesiones
premotoras; y la desinhibición, con la región
orbitomedial. Joaquín M. Fuster conceptualizó
en 1997 tres síntomas prefrontales asociados
ESQUIZOFRENIA
Evolución de los síntomas cognitivos
NATALIA OJEDA
E ntre las cuestiones que se le plantean a la
investigación sobre la esquizofrenia sobre-
sale la concerniente a la potencial reducción
de la capacidad para atender, memorizar, ex-
presarse con fluidez, planificar una acción o
rectificar ante un error, entre otros. Sabemos
que el grado de conciencia y la capacidad de
los sujetos esquizofrénicos para valorar las si-
tuaciones no siempre está ajustado a la reali-
dad. ¿Se presenta tal merma cognitiva antes de
la manifestación de la enfermedad? ¿Depende
de otros síntomas psiquiátricos? ¿Mejora, em-
peora o se estabiliza con el tiempo?
A estas y otras preguntas hemos tratado de
dar respuesta en la Unidad de Psicosis Refrac-
taria del Hospital Psiquiátrico de Alava (Vitoria)
y la Unidad de Primeros Episodios Psicóticos del
Hospital de Cruces (Vizcaya). En el curso de la
investigación, evaluamos el nivel de rendimien-
to de los pacientes en atención-concentración,
lenguaje, psicomotricidad, velocidad de proce-
samiento y funciones ejecutivas.
Una vez establecido el nivel de rendimiento
basal, analizamos si éste guarda relación con
el resto de los síntomas psiquiátricos y con la
capacidad del paciente para mantener un buen
rendimiento funcional en su vida cotidiana. He-
mos comprobado que el deterioro cognitivo
predice el grado de autonomía del paciente
mucho mejor que otros aspectos de la enfer-
medad. Nuestro equipo ha identificado la pre-
sencia de alteraciones cognitivas en muestras
de pacientes con un primer episodio psicótico
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
a tres zonas específicas: la región dorsolateral
interviene en la conducta ejecutiva, la orbito-
frontal en la conducta social y la medial con
la motivación.
Diversos estudios han demostrado, ade-
más, una reducción de la sustancia gris y del
volumen hipocampal en los individuos cuya
enfermedad evoluciona desde el pródromo
hacia la esquizofrenia. La exploración de los
mecanismos cerebrales que intervienen en la
(que puede o no evolucionar a esquizofrenia),
en pacientes con diagnóstico confi rmado y
evolución crónica, y en muestras de pacientes
geriátricos con la enfermedad.
En los primeros episodios psicóticos, y tras
ajustar el nivel de rendimiento premórbido del
paciente (edad, nivel educativo y sociocul-
tural), observamos un deterioro significativo
en atención-concentración, fluidez verbal,
memoria y funciones ejecutivas, aun cuando
el paciente se encuentre ya estable desde el
punto de vista de la enfermedad psicótica en
el momento de la primera evaluación cogni-
tiva. Aunque tales déficits tienen un reflejo
en cambios bioquímicos corticales, no pode-
mos afirmar si éstos son causa o efecto de
la merma cognitiva.
El seguimiento a medio y largo plazo nos
ha demostrado que, si el paciente se mantie-
ne estable y sin nuevas crisis psicóticas, los
déficits en atención-concentración, psicomo-
tricidad, lenguaje y funciones ejecutivas, me-
joran levemente tras el primer año de evolu-
ción. Sin embargo, entre los 3 años y 5 años
posteriores, e independientemente del grado
de estabilidad de la enfermedad, el paciente
presenta un estancamiento de estos problemas
cognitivos sin llegar a una remisión completa.
En este momento del curso de la enfermedad,
el deterioro se identifica no sólo en las áreas
deterioradas en la fase inicial, sino también en
atención dividida, velocidad de procesamiento,
habilidades visuoespaciales y aprendizaje.
esquizofrenia no ha permitido descubrir su
etiología, ya que se considera que podría ser
un desorden más funcional que estructural
del cerebro. Las investigaciones buscan ahora
identificar los receptores dopaminérgicos sobre
los que actúan los neurolépticos.
Esperanza Bausela Herreras
Universidad Autónoma de San Luis Potosí
(México)
© iSTOCKPHOTO / KIYOSHI TAKAHASE SEGUNDO
Por otra parte, cuando la evaluación se
realiza en muestras de pacientes geriátricos,
el deterioro gana en evidencia y puede llegar
a ser equivalente al que presentan algunas
muestras de sujetos demenciados (hasta 3 y
3,5 desviaciones típicas por debajo de la me-
dia). Se observa aquí un deterioro amplio, que
afecta a las funciones cognitivas superiores. Se
registra a pesar del tratamiento farmacológico
y otras medidas terapéuticas complementarias
(psicoterapia).
Nuestro trabajo abona la posibilidad de que
algunas de las dificultades cognitivas pudieran
estar presentes antes de la manifestación de la
enfermedad, se evidencien junto con el resto
de los síntomas psiquiátricos en el momento
del diagnóstico y se acentúen progresivamente
con la evolución de la patología.
51

Modelo de interacción entre cognición,
síntomas psiquiátricos y capacidad funcional
MODIFICADO DE M.C. GURK & MUESER SCHIZOPHRENIA RESEARCH (2004).
Nuestro equipo ha diseñado programas de
intervención y rehabilitación neuropsicológicas
específicas (REHACOP, Programa de Rehabilita-
ción Cognitiva para Psicosis), que, todavía en
fase experimental, se están aplicando con éxito

Síntomas negativos Atención Síntomas psicóticos

positivos lo mismo en pacientes con primeros episodios
psicóticos que en quienes sufren esquizofrenia
Velocidad motora crónica. Si hemos dejado de cuestionar la nece-
sidad de una intervención cognitiva específica
Aprendizaje verbal en la demencia o el daño cerebral adquirido,
tampoco deberíamos cuestionar la necesidad
de intervenciones en la psicosis y en la es-
Funciones ejecutivas
quizofrenia.
NATALIA OJEDA Y COLS., 2005,

Velocidad Natalia Ojeda del Pozo,

de procesamiento
profesora de la Universidad de Deusto,
Productividad Necesidad de servicios
de empleo protegido preside la Sociedad Vasco-Navarra
funcional
de Neuropsicología.

ESTRES POSTRAUMATICO
Tratamiento en mujeres víctimas de violencia doméstica

FRANCISCO JAVIER LABRADOR, PAULINA P. RINCON Y EDURNE ALONSO

L a violencia doméstica tiene importantes

efectos psicológicos negativos sobre las
víctimas. Produce síntomas depresivos, senti-
Ciclo de violencia doméstica

mientos de ineficacia, hiperactivación, proble-

mas de autoestima, pensamientos de culpa o
distorsiones cognitivas.
Sin embargo, hay acuerdo en señalar que

© iSTOCKPHOTO / CAT LONDON (arriba); © iSTOCKPHOTO / AMANDA ROHDE (izquierda y derecha)

la sintomatología postraumática en general
y el trastorno de estrés postraumático (TEP)
son lo que mejor caracteriza las consecuencias Acumulación
psicológicas que sufren estas mujeres, tanto de tensiones
por el tipo de síntomas que presentan (reex-
perimentación, hiperactivación y evitación),
como por la frecuencia con que aparece. Se-
gún el metanálisis realizado por J. M. Golding
en 1999, la prevalencia estimada del TEP en
mujeres víctimas de violencia doméstica es de
63,8 por ciento.
Aunque el DSM-IV-TR incluye el TEP como
un diagnóstico acotado, la sintomatología que Reconciliación Explosión o agresión
o luna de miel
prevalece en cada caso depende mucho del
tipo de trauma sufrido. Como características
específicas del TEP en mujeres maltratadas
destacan:

52 MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

 • La reiteración y cronificación de la violen-
cia.
Resumen del programa
de tratamiento • No hay lugar de seguridad, el hogar no lo
es, lo que induce una constante percepción
(Labrador y Rincón, 2002) de vulnerabilidad e inminencia de nuevas
SESION CONTENIDO agresiones.
• Vivencia de la violencia doméstica como
1 Establecimiento
fracaso personal, al afectar la relación de
de normas de trabajo.
pareja y familia, lo que provoca sentimien-
Explicación
tos de culpa y pérdida de autoestima.
del problema.
Explicación de objetivos • Aislamiento personal y pérdida de muchas
del tratamiento. actividades gratificantes.
Explicación de conceptos
• Sensación de indefensión al no haber una
de ciclo y escalada
solución clara para escapar de la violencia.
de violencia.
Abandonar al agresor no es una panacea.
Entrenamiento
en control • Soluciones de afrontamiento inadecuadas
de respiración. (consumo de alcohol, reclusión, etcétera)
ante la falta de alternativas de acción efi-
caces.
2 Revisión de tareas.
• Gran desorganización en distintas áreas
Detención
de la vida: abandono del hogar, ocultación
de pensamiento.
para no ser detectada, pérdida de amigos,
Control de respiración.
trabajo, penuria económica, etcétera, favo-
reciendo una grave inadaptación personal
3 Revisión de tareas. y social.
Reevaluación cognitiva.
Control de respiración.
Especialmente destacable en las víctimas de
violencia doméstica es la cantidad de tras-
4 Revisión de tareas. tornos concomitantes que presentan junto
Reevaluación cognitiva. al TEP, su gran desadaptación y la pérdida
Solución de problemas. de importantes redes de apoyo social. En
Control de respiración. consecuencia, y sin perder de vista que los
tratamientos psicológicos de elección para el
TEP, con apoyo empírico, son la terapia de
5 Revisión de tareas. exposición, el entrenamiento en inoculación
Solución de problemas. de estrés y la terapia de reprocesamiento y
Control de respiración desensibilización por movimientos oculares,
es necesario desarrollar programas de trata-
miento específicos y adecuados a las carac-
6 Revisión de tareas.
terísticas de la víctima.
Exposición.
Hay cierto acuerdo sobre las características
Control de respiración.
que debe reunir la intervención en víctimas de
violencia doméstica con TEP. En concreto:
7 Revisión de tareas.
Exposición.
• La necesidad de que, además de tratar el
Control de respiración propio TEP, se aborden los síntomas con-
comitantes más frecuentes ya indicados.
8 Revisión de tareas. • La importancia de utilizar tratamientos
Exposición. basados en un marco teórico sólido y que
hayan demostrado empíricamente su efi-
cacia.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
• La conveniencia de una intervención psico-
lógica breve, que logre un alivio rápido del
malestar y facilite una pronta readaptación
social de la víctima.
• La necesidad de eliminar los malos tratos.
Partiendo de estas consideraciones, así como
de los desarrollos teóricos al respecto, nuestro
equipo ha creado un programa de tratamien-
to del TEP en mujeres víctimas de violencia
doméstica. Se caracteriza, en primer lugar,
por incluir las técnicas que han demostrado
su eficacia en este dominio: psicoeducación,
control de la activación, terapia cognitiva y
terapia de exposición.
En segundo lugar, por ser un programa
breve (8 sesiones de 90 minutos), que no
exige demasiado tiempo a mujeres que han
de readaptarse urgentemente a una nueva
vida. En tercer lugar, el programa puede
ejecutarse en el medio habitual en el que
piden asistencia las víctimas. Por último,
constituye un tratamiento grupal, para fa-
cilitar la creación de redes de apoyo social
en las pacientes, a la vez que disminuye los
costos.
Este programa ha sido contrastado en di-
versos trabajos de investigación con resulta-
dos positivos, no sólo en el postratamiento
(los valores oscilaban por encima del 85 % de
éxito en la superación del TEP), sino también
en los seguimientos a 1, 3, 6 y 12 meses,
manteniéndose sin TEP más del 80 % de las
participantes un año después de terminado
el tratamiento.
El tratamiento producía también impor-
tantes reducciones en la sintomatología en
las variables concomitantes evaluadas (de-
presión, autoestima, inadaptación a la vida
cotidiana y cogniciones postraumáticas). Los
resultados confirman el valor central del TEP
en el deterioro de la vida de estas mujeres,
y lo adecuado de un tratamiento dirigido
fundamentalmente a modificar el TEP. La
superación del TEP provoca una mejoría
notable y pronta en los síntomas concomi-
tantes y colabora en una nueva adaptación
social.
Francisco Javier Labrador
Universidad Complutense
Paulina P. Rincón
Universidad de Concepción, Chile
Edurne Alonso
Universidad Complutense
53
Stimulus inspirans
Midiendo sensaciones y umbrales sensoriales, la psicología se convirtió, hace más de un siglo,
en ciencia experimental. Sus fundadores se propusieron apresar lo mental en números y fórmulas
STEVE AYAN
P sicofísica, un término que se diría contra-
dictorio en sí mismo. ¿Cómo comprimir
nuestra vida interior en el corsé de una ciencia
exacta? ¿Cómo describirla mediante ecuacio-
nes y leyes?
Cierto es que nos hemos habituado a que
los psicólogos traduzcan en valores mensura-
bles (verbigracia, tests estadísticos elaborados
a partir de encuestas) nuestras percepciones,
sean éstas impresiones sensoriales, dolores
y hasta el mismo enamoramiento. Con todo,
no sólo los profanos, sino también muchos
profesionales de la psicología tienen dudas
de que lo psíquico se deje reducir a número
y medida.
En la segunda mitad del siglo XIX , la psi-
cología se desgajó de la filosofía y nació la
psicofísica. Con meticulosidad y espíritu ex-
perimentador, los investigadores midieron la
función de los sentidos humanos y fundaron
una disciplina nueva. Entre ellos, Gustav Theo-
dor Fechner (1801-1887), originario de Großsär-
chen, en la baja Lusacia. Aunque no estableció
ninguna teoría completa sobre el hombre, se
le considera hoy pionero de la psicología, en
buena medida gracias a una fórmula que hizo
historia.
Con 16 años empezó Fechner la carrera de
medicina en la Universidad de Leipzig. Pero,
convencido de su falta de “verdadero talento
práctico” para el ejercicio de la profesión, se
pasó a la física. Más tarde, avanzada la trein-
tena, enfermó de los ojos y se dedicó a la en-
señanza de la filosofía natural y antropología
(véase la figura 2).
Un colega, seis años mayor que él, Ernst
Heinrich Weber (1795-1878), catedrático de
54
anatomía desde 1821 y luego también de fisio-
logía en Leipzig, formuló un principio funda-
mental de la percepción humana, la llamada
ahora “constante de Weber”. Establece a partir
de qué intensidad de la estimulación las per-
sonas perciben dos estímulos como distintos:
Weber puso en la mano de un probando un
peso de 32 dracmas (unos 120 gramos); en un
segundo paso, el siguiente peso debía ser, de
promedio, diez dracmas más ligero para que
el voluntario advirtiera la diferencia. Para un
peso inicial de 32 onzas (unos 960 gramos),
empezaba a captarse la disminución de peso
a partir de unas diez onzas.
Completamente proporcional
La disminución de peso absoluta no era, pues,
decisiva, sino la relativa; en los dos casos adu-
cidos, aproximadamente un tercio del peso ini-
cial. Algo análogo se puede establecer también
para los otros sentidos (gusto, vista, oído o tac-
to); una proporción, más o menos constante,
de la intensidad de los estímulos que funciona
como umbral diferencial.
Puesto que los datos de los probandos en los
tests repetidos solían oscilar, Weber recurrió
a ensayos y a evaluaciones estadísticas muy 1. SEÑORES DE LOS SENTIDOS.
perfilados. Después de miles de series de me- Los primeros psicólogos ex-
diciones con diferentes pesos, luces de velas perimentales estudiaron con
y sonidos, Weber (que aún tenía el latín como costosos aparatos la facultad
lengua científica) compendió sus resultados sensorial humana. En la foto,
con esta sentencia: “Homines in observando un pionero de esa línea de
discrimine rerum non differentias absolutas investigación, Wilhelm Wundt
sed relativas percipere”, que, traducido, reza (sentado), rodeado de sus
“El hombre, al captar la distinción, no percibe colaboradores en el Instituto
las diferencias absolutas de las cosas, sino las de Psicología de Leipzig,
relativas”. hacia 1910.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
 En la segunda mitad del siglo XIX, la psicología se
desgajó de la filosofía y nació la psicofísica
ARCHIVO DE LA UNIVERSIDAD DE LEIPZIG

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 55

El trío fundador de la psicofísica: Weber, Fechner y Stevens

Todo estudiante de psicología se tropieza alguna vez con las leyes
de la psicofísica. Ernst Heinrich Weber (1795-1878), físico de la Univer-
sidad de Leipzig, se ocupó de la percepción de los estímulos sensoriales
de diferente intensidad. Descubrió que la relación de un estímulo al
inmediato mayor claramente distinguible era bastante fija. Tal es lo
que expresa la constante de Weber ∆ I/I (naranja). Este cociente es
distinto según el sentido (la recta, pues, se empina en unos casos más
y en otros menos).
Veinte largos años después de Weber, Gustav Theodor Fechner (1801-
1887) se apoyó en los trabajos de aquél para poner en relación la
esta circunstancia, al permitir, por medio del exponente variable n,
trayectorias diversas (negro). Si n < 1, la gráfica se asemeja a la
logarítmica de Fechner. Pero si n > 1, la intensidad de la percepción
aumenta rapidísimamente al crecer el valor del estímulo; sucede de
hecho en las descargas eléctricas dolorosas.
Alto
k=∆I/I
S = k . In (n > 1)

Umbral diferencial ∆ I
diferencia del valor de la intensidad física del estímulo con la intensidad

Valor de la sensación
S = k . log I
respectiva de la sensación subjetiva. Dio así con una relación geomé-
trica: la percepción sensorial crece proporcionalmente al logaritmo del
valor del estímulo (si éste es tenue, tiene una importancia mayor un S = k . In (n < 1)
incremento relativamente menor). La fórmula S = k . log I describe esta
relación (azul), siendo k la pertinente constante de Weber.

SIGANIM / GEHIRN & GEIST

El psicofísico estadounidense Stanley Smith Stevens (1906-1973)
generalizó esta ley en fecha más cercana, partiendo de la observación
de que la relación estímulo-sensación se plantea también a veces de
Bajo Alto
muy otra manera, si se da un mayor alejamiento del umbral senso- Valor del estímulo
rial. La formulación potencial que propuso S = a . ln tiene en cuenta

Con este reconocimiento enlaza directamen- un estímulo y el probando indica si lo registra

te Fechner. En sus Elementos de psicofísica”
(Elemente der Psychophysik, 1860) expone su
“teoría exacta de las relaciones funcionales o
Fechner distinguió
de dependencia entre cuerpo y espíritu”. Pan-
entre una teísta convencido, creía que toda la naturaleza
psicofísica interna, estaba animada; buscó correspondencias sóli-
das entre el mundo físico y el psíquico, y acuñó
que se ocupaba el término “psicofísico”.
de la relación Fechner distinguió entre una psicofísica
interna, que se ocupaba de la relación entre
entre la excitación la excitación nerviosa (somática) y la vivencia
nerviosa subjetiva, y una psicofísica externa, que ligaba
esta vivencia con los estímulos físicos, objeti-
(somática) y la
vamente mensurables. En su época no había
vivencia subjetiva, medio alguno de determinar directamente
y una psicofísica las excitaciones en el cerebro o en los órganos
de los sentidos; por eso, la psicofísica interna
externa, que se quedó, de momento, en teoría nebulosa. Sí
ligaba esta pudo estudiar de qué manera la intensidad y
el carácter propio de los distintos sentidos in-
vivencia con los fluyen en su percepción por el hombre.
estímulos físicos,
Métodos sensoriales
objetivamente Tras la estela de Weber, Fechner se puso manos
mensurables. a la obra y desarrolló diversos métodos expe-
rimentales, que aún se siguen utilizando. Por
ejemplo, en los “procedimientos fronterizos” el
director del experimento varía la intensidad de
o puede distinguirlo de otro anterior. Si sucede
lo segundo, se baja la intensidad del estímulo;
si no lo distingue, se aumenta. El punto de in-
flexión marca, pues, en cada caso el umbral
de percepción.
En el “método de producción”, por el con-
trario, el propio voluntario cambia la inten-
sidad del estímulo con dispositivos técnicos
explícitamente diseñados para ello, hasta
que percibe el reflejo de la luz o el sonido, o
puede distinguirlo de otro. Fechner llamó a
la media aritmética de la regulación “equiva-
lente subjetivo”. El método de los estímulos
firmes permite, en último término, que dos
estímulos se sucedan en un breve intervalo.
Una diferencia que se reconozca en un 50 por
ciento de los casos se considera, por definición,
valor umbral.
Tras estos esfuerzos técnicos y metódicos
se escondía una cuestión filosófica espinosa, a
saber, si podía darse en verdad algo así como
una “medición psíquica”.
A lo largo de siglos de filosofías dualistas,
cuerpo y espíritu, soma y psique constituían
ámbitos estrictamente separados. En un do-
minio regían las leyes físicas del movimien-
to; en el otro, los principios excelsos. ¿Y ahora
aparecía un advenedizo y pretendía sin más

56 MENTE Y CEREBRO 29 / 2008


cuantificar y explicar con abstractas leyes ma-
temáticas los fenómenos mentales tales como
la experiencia sensorial humana?
Fechner se hallaba convencido de tal posibi-
lidad. “Colocaremos —escribió— el estímulo, el
medio de excitación de la sensación, como vara
de la percepción sensorial.” Se sintió reforzado
en esta postura por una especie de revelación,
que le aconteció el “22 de octubre de 1850 por
la mañana en la cama”, como anotó el cate-
drático. En ese momento del nacimiento de
la psicofísica, Fechner vio que, en sus experi-
mentos, la magnitud subjetiva de la sensación
era proporcional al logaritmo de la intensidad
del estímulo.
La psicofísica de Fechner
Por falta de métodos apropiados para medir la ex-
citación de nervios y órganos de los sentidos, Fechner
se limitó, a la fuerza, al estudio de la “psicofísica ex-
terna”, es decir, de la relación de los estímulos físicos
(luz, sonido, peso) y la vivencia subjetiva (claridad,
volumen, gravedad). Hoy, en cambio, muchos psicó-
logos investigan también, valiéndose de sistemas de
formación de imágenes, la fisiología de los sentidos y
la “psicofísica interna”, que empiezan a hacer viven-
ciables para el hombre los estímulos del entorno.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
En otras palabras: si un estímulo, tal un
peso, hace subir mucho la balanza, una segun-
da pieza había de añadir mucho más, para que
nosotros lo percibamos como más pesado, que
si se quisiera subir un peso relativamente más
ligero. Otro ejemplo: para percibir más alto un
sonido fuerte, debemos subir su volumen obje-
tivo mucho más que si se quisiera reforzar, en
cuantía equivalente, un susurro punto menos
que imperceptible.
Después de evaluar sus datos, Fechner esta-
bleció la ley que lleva su nombre: S = k · log I;
siendo S el valor de la sensación, k una cons-
tante en función del sentido, I la intensidad
del estímulo.
Vivencia
Psicofísica
externa
Estímulo
Fisiología sensorial
CORTESIA DE HELMUT E. LÜCK (IZQUIERDA) / DPA (DERECHA)
2. EL CATEDRATICO. En este
anuncio presentaba Gustav
Theodor Fechner un curso en
el semestre de invierno 1874/75
en la Universidad de Leipzig,
que tenía por título: “Sobre la
relación básica entre los prin-
cipios materiales y mentales”
(la cuestión nuclear de la psi-
cofísica). El “P.O” de la primera
línea significa “Professor Ordi-
narius” (catedrático), que era
el grado académico de Fechner
desde 1834.
Psicofísica
interna
SIGANIM / GEHIRN & GEIST
Excitación
nerviosa
57

AKG BERLIN
3. MAESTRO, COLEGA, AMIGO.
Ernst Heinrich Weber (1795-
1878) dio clases durante más
de 50 años como catedrático
de anatomía y fisiología en
la Universidad de Leipzig. Su
alumno Fechner sacó provecho
especial de sus trabajos previos
sobre la percepción de los
umbrales de estimulación, que
desembocaron en la formula-
ción de la constante de Weber.
Un ejemplo convincente de
cuán ensambladas estaban en
aquella época física, medicina
y fisiología.
58
Habida cuenta de la flexibilidad de nuestra
percepción, podría sorprender que hubiera una
relación biunívoca entre sensibilidad y estímu-
los del entorno. Pero se da relación. Josef Lukas,
de la Universidad Halle-Wittenberg, lo ilustra
con un ejemplo archiconocido: “¿Qué pesa más
un kilo de plomo o un kilo de paja?” Nadie cae
en la trampa del acertijo (por supuesto, ambos
pesan lo mismo). Pero, ¿lo ha comprobado el
lector alguna vez?
“Pese usted un kilo de plomo y un kilo de paja
y levántelos alternativamente”, sugiere Lukas.
“Usted jurará por todos los santos que el trozo
de plomo es mucho más pesado que el saco con
la paja.” ¿Cómo se explica esto? Porque el aspec-
to y el material de un cuerpo influyen en cómo
la tasamos. El ojo “co-mide”, es decir, intervie-
ne también en la medición. Tales discrepancias
entre los estímulos objetivos y lo que hace con
ellos nuestro aparato perceptivo nos las encon-
tramos por doquier en la vida cotidiana.
El carácter relativo que se predica de los sen-
tidos ocupó también a otro famoso contem-
poráneo de Fechner: Hermann von Helmholtz
(1821-1894). Físico de profesión, Helmholtz ideó
y desarrolló muchos aparatos para realizar me-
diciones fisiológicas. Su Handbuch für physio-
logische Optik (“Manual de óptica fisiológica”,
1856-1866) y Die Lehre von den Tonempfindun-
gen (“La teoría de las sensaciones de sonido”,
1862) fijaron las normas en la investigación del
aparato sensorial. Tuvo por discípulo y ayudan-
te a Wilhelm Wundt (1832-1920).
El sueño de Wundt
de una “psicología de los pueblos”
Wundt separaba el estudio experimental de
la sensación consciente, que él mismo cultivó
con ahínco, de la investigación de los procesos
mentales superiores. Para estos últimos —ob-
jeto propio de la psicología, en su opinión—
deberían desarrollarse procedimientos muy
diferentes: “Donde la observación experimen-
tal no tiene apoyo, (aparecen) en su lugar los
recursos de la psicología de los pueblos”. Se
refería al estudio del “lenguaje, mito y moral”
con su trasfondo histórico y cultural. Mas no se
cumplieron las esperanzas que Wundt puso en
ello; en cambio, el enfoque experimental sí se
convirtió en modelo exitoso en psicología.
El análisis de las sensaciones sensoriales bá-
sicas sólo fue el comienzo. Los contenidos más
elevados de la conciencia (pensamientos o in-
tenciones) debían, según la doctrina vigente de
los elementos, dejarse analizar en sus compo-
nentes. Un optimismo al que se puso sordina
ya en el siglo XX: se reconoció que los procesos
cognitivos no se componen, siguiendo el prin-
cipio de construcción modular, a partir de las
sensaciones individuales. Antes bien, requieren
una captación global de relaciones.
Los intereses de Fechner trascendían los
experimentos un tanto elementales con los
estímulos. Publicó —en parte, bajo el pseu-
dónimo Doctor Mises— una serie de escritos
satíricos y poéticos; durante algún tiempo se
ganó el sustento como escritor y traductor.
De hecho, su Beweis, dass der Mond aus Iodine
bestehe (“Demostración de que la Luna está he-
cha de yoduro”) constituía un alegato irónico a
propósito del supuesto efecto terapéutico, cele-
brado con exaltación por muchos médicos, del
yodo, elemento químico descubierto en 1811.
Fechner fundó, además, una “estética desde
abajo” empírico-psicológica; lejos de apoyarse
en una filosofía abstracta, la estética partía de
la sensibilidad concreta del sujeto. Especular
sobre lo verdaderamente bello, como había
hecho Immanuel Kant (1724-1804), sólo creaba
—en opinión de Fechner— “gigantes con pies
de barro”. El psicofísico le opone sobre todo dos
conceptos: medición y estadística.
“En nuestra concepción, la estética se refiere
al aspecto del agrado y desagrado”, escribió en
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
1876 en su Vorschule der Ästhetik (Curso ele-
mental de estética). Si un objeto, un cuadro o
una escultura, nos gusta y nos conmueve, ahí
reside la base de cualquier sentido de la be- Fechner estableció
lleza. “Puesto que agrado y desagrado, gusto
y disgusto, son factores psicológicos, las leyes
la ley que lleva
estéticas respectivas han de someterse a las su nombre:
leyes psicológicas.”
S = k · log I; siendo
Corte áureo del chorizo S el valor de
El propio Fechner puso a prueba otra experiencia la sensación, k
de la vida diaria: “¿Por qué se corta el embutido
al sesgo?” Y respondió: porque la forma oval de una constante
las rodajas obtenida por el corte oblicuo es la que en función del
más se acerca a la regla de la sección áurea. Des-
de la antigüedad se sabía que a la mayoría nos
sentido, I la
parece una proporción armoniosa de tamaños o intensidad del
longitudes la que se da entre 1 y aproximadamen-
estímulo.
te 1,6. Pero Fechner buscaba una confirmación
empírica. Y con ese propósito encuestó a los vi-
sitantes de una exposición de Holbein en Dresde
en 1871. Allí exhibía un álbum, en el que los cu-
riosos podían anotar cuál de los dos cuadros que
se les presentaban les parecía más bello.
Poco antes de su muerte en 1887, cierto críti-
co volvió a atizar una vehemente disputa acer- BIBLIOGRAFIA
ca de la “medición psíquica”. Inspirándose en COMPLEMENTARIA
un verso del poeta Christoph Martin Wieland
(1733-1813), Fechner anunciaría: “Y así ensillo P RINZIPIEN DER P SYCHOPHY-
por una vez —con mis 86 años quizá sea la últi- SIK. T. Fechner. Breitenkopf
ma— mi corcel para cabalgar por el romántico & Härtel; Leipzig 1860.
país de la psicofísica”. D ENKSTILE DER P SYCHOLO -
La idea de una psicología exacta no se perdió GIE. DAS 19. JAHRHUNDERT.
en el baúl de los recuerdos de la historia de la G. Benetka. WUV. Viena,
ciencia. Se trata de un campo de investigación 2002.
pródigo de la “psicofísica interna”, largamen-
te postulada por Fechner. Muchos psicólogos M ATHEMATISCHE F ORMELN ,
han venido registrando la actividad del sistema P SYCHOPHYSIK UND DIE RO -
nervioso ante estímulos y tareas diversas, para MANTIK EINER STERNKLAREN
ponerlas en relación con nuestros pensamien- N ACHT. J. Lukas en Seelen-
tos y sensaciones. landschaften — Streifzüge
Visto retrospectivamente, el logro histórico durch die Psychologie, di-
de los primeros psicofísicos no consiste tanto rigido por A. Kämmerer
en sus fórmulas y teorías, cuanto en el empeño y A. Funke. Vandenhoeck
por dar con caminos y medios apropiados de & Ruprecht; Göttingen,
cómo se puede describir y explicar lo mental. Y 2004.
apropiado parece sobre todo el método de ensa-
yo y error. Para reconocer los principios por los D IE M E THODE DER F ORS -
que se rige nuestra psique, los psicólogos han CHUNG. A. Meischner-Met-
de avanzar hipótesis, contrastarlas empírica- ge en Wilhelm Wundts an-
mente y derivar de sus resultados modelos cada deres Erbe, dirigido por G.
vez mejores. En esta pretensión reside el legado Jüttemann. Vandenhoeck
de los primeros psicólogos experimentales. & Ruprecht; Göttingen,
2006.
Steve Ayan es psicólogo.

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 59

Los orígenes
del psicoanálisis
Hace más de 100 años se conquistó un nuevo y oscuro continente, el inconsciente.
Sigmund Freud dedujo el funcionamiento de la psique humana a partir de los síntomas
de sus pacientes y creó el psicoanálisis
BERND NITZSCHKE
P or invitación de Stanley Hall, presidente de
la Universidad Clark de Worcester, Sig-
mund Freud viajó en septiembre de 1909 a
los Estados Unidos. Diez años antes había pu-
blicado La interpretación de los sueños, donde
sentaba las bases del psicoanálisis.
Freud dictó en América varias conferencias
que causaron revuelo. Expuso cómo trabó co-
nocimiento, siendo un incipiente neurólogo,
con un novedoso método de tratamiento “ca-
tártico”. “Era yo un estudiante de medicina por
entonces que preparaba el último examen de
carrera cuando otro médico vienés, el doctor
Josef Breuer, aplicó este procedimiento por vez
primera a una joven que padecía histeria.”
Freud aludía a Anna O., cuyo verdadero nom-
bre era el de Bertha Pappenheim (1859-1936).
Bertha, agotada por el cuidado de su padre, en-
fermo crónico, sufrió a los 21 años un colapso
psíquico. Fue llamado Breuer, el médico de la
familia, quien la diagnosticó de “histérica”: ha-
blaba confusamente, se quejaba de dolores y se
desmayaba a menudo. Cuando murió el padre,
a quien Bertha adoraba, las crisis se agudiza-
ron. Se sentía acosada por “formas pavorosas,
cabezas de muertos y esqueletos”. Solía que-
darse sin capacidad de reacción.
La fuerza sanadora de las palabras
Durante tales ausencias, la joven parecía vivir
en otro mundo. Murmuraba palabras sueltas
que nadie, salvo Breuer, tomaba en serio. El
médico les dio tanta importancia, que se las
repitió a la paciente tras ponerla en estado
hipnótico. Mientras las traía a colación en la
hipnosis, Bertha le contaba historias de suce-
60
sos pasados. Breuer constató sorprendido que
los “fenómenos histéricos (...) desaparecían tan
pronto como se reproducía el evento que había
provocado el síntoma”.
De aquí se dedujo más tarde una regla bá-
sica psicoanalítica, a saber, que el paciente ha
de verbalizar cuanto le pase por la mente, por
descabellado y carente de sentido que pueda
parecerle en un principio. Las asociaciones en
superficie absurdas adquirían un significado
mediante los sucesos vitales que se iban recor-
dando. Y este repaso emocional ejercía un efec-
to sanador; la psique se liberaba de su carga.
Esta forma de tratamiento, a la que Breuer
había dado el nombre de “catarsis” (purifica-
ción), fue adoptada por Freud en 1886 cuando
abrió su propia consulta neurológica en Viena.
“No fui (...) nunca asistente de Breuer, ni vi su
famoso primer caso; supe del mismo, años más
tarde, por los comentarios del propio Breuer”,
escribió Freud a James Putnam, más adelante a
un colega curioso, profesor de Harvard a quien
conoció durante su viaje a América de 1909.
Josef Breuer, que tan paternalmente trató a
Freud, merece el honor de haber allanado el
camino hacia el nuevo procedimiento curativo,
si bien fue Freud el que convirtió el método
y la teoría del psicoanálisis en lo que es hoy:
una de las escuelas terapéuticas y corrientes 1. FIGURAS SINIESTRAS.
psicológicas más importantes. Con diversas variantes reflejó
En un comienzo, los pacientes de Freud eran el pintor Johann Heinrich Füssli
casi todas mujeres, histéricas o neurasténicas, (1741-1825) el “rocín nocturno”.
con los síntomas habituales de nerviosismo, Sigmund Freud pensaba que
sobreagitación, malestar, sofocos recurrentes, tras los símbolos oníricos se
trastornos del lenguaje, así como parálisis de ocultaban reminiscencias del
diversos tipos. Los cuadros clínicos de histeria pasado.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
AKG BERLIN

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 61

 y neurastenia, que hoy en día ya no se diag-
nostican, estaban por entonces extraordina-
riamente extendidos.
Freud consideró Con los métodos terapéuticos entonces de
moda (curas de reposo, masajes, electroterapia
el sueño una e hipnosis), Freud obtuvo escasos resultados.
psicosis breve; Esos procedimientos le parecían inadecuados
para conseguir un conocimiento profundo de
la psicosis, un los síntomas de las enfermedades de sus pacien-
sueño duradero. tes. A diferencia de lo que había hecho Breuer,
Freud no se quedó anclado en la hipnosis, sino
Lo normal y lo
que hizo que los pacientes se pusieran durante
anormal divergían las sesiones en una cómoda posición tumbada;
en grado, pero no así fue como el sofá entró en el armamenta-
rio del psicoanálisis. Había que provocar un
en naturaleza. estado consciente relajado y próximo al ador-
mecimiento, en el que los pensamientos y las
asociaciones fluyeran con absoluta libertad.
En 1896 Freud denominó “psicoanálisis” a
su procedimiento, en referencia al desmem-
bramiento o análisis de los síntomas que iba
desglosando e interpretando. Más tarde, lo ex-
tendió a los contenidos oníricos, los mitos o los
rituales religiosos. Nuestro psiquiatra conside-
ró los sueños como una suerte de psicosis breve
y la psicosis de los enfermos psíquicos, como
un sueño duradero. Lo normal y lo anormal
eran algo gradual, pero no distinto uno de otro
por principio.
El compromiso entre el impulso
y la defensa
Para el psiquiatra vienés, los síntomas de sus
pacientes eran compromisos inevitables entre
los movimientos impulsivos inconscientes y
2. EL PIONERO Y SU PACIENTE.
En el curso del tratamiento
de Bertha Pappenheim, Josef
Breuer (1842-1925) empleó
por primera vez el “método
AKG BERLIN
catártico”. Freud reconoció ese
estímulo.
62
la defensa desplegada contra ellos. La terapia
tenía que aclarar esos compromisos: sólo cuan-
do el paciente se volvía consciente del dilema
interior era capaz de contemplar sus deseos
ocultos. Algunos de estos deseos podían mate-
rializarse si el superyó permitía bajar el listón,
pero otros en cambio, así los deseos incestuo-
sos o el impulso de muerte o tanático, debían
reputarse irrealizables a través de un proceso
de racionalización.
Una cuestión central del psicoanálisis fue
siempre la recuperación retrospectiva de vi-
vencias no concluidas, o, en terminología psi-
coanalítica, no “elaboradas”. Sólo cuando el
paciente descarga el correspondiente “afecto”
de la vivencia, puede integrar lo experimen-
tado en la red de su personalidad. Resulta de-
cisivo a este respecto que el conflicto psíquico
se resuelva con energía. Si, por ejemplo, no se
realiza el duelo tras la pérdida de una persona
querida o las relaciones familiares impiden que
los sentimientos se expresen adecuadamente,
es previsible que surjan trastornos, según se-
ñalaron ya Breuer y Freud en su obra conjunta
Estudios sobre la histeria, de 1895.
Freud subrayó la función desempeñada
por la defensa psíquica. Debía vencerse en el
transcurso del psicoanálisis. La defensa intenta
evitar los sentimientos penosos que desenca-
denan las ofensas o humillaciones recordadas,
pero impide también, a la larga, la solución de
los problemas.
Tomemos un ejemplo arquetípico. El jefe de
una firma comercial reprende a un empleado
injustamente por haber frustrado una opera-
ULLSTEINBILD, SIGMUND FREUD COPYRIGHTS
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
ULLSTEINBILD, IMAGNO
ción. Dada su dependencia del superior, el em-
pleado reprime la ira que le causa el agravio y
refrena sus impulsos agresivos. Desaparece la
ira junto con el deseo de descargarla. Sin em-
bargo, la cólera contenida, sobre todo si tales
situaciones se repiten, puede exteriorizarse en
síntomas que resultan incomprensibles para el
propio interesado. El afecto reprimido puede
aparecer un buen día psicosomáticamente en
forma de dolor abdominal o, en el terreno sim-
bólico, en forma de angustia ante la amenaza
de una desgracia (pérdida del trabajo).
Conseguir elaborar tales conflictos sin que
de ello se derive un problema depende de va-
rios factores. Por un lado, de la fase de la vida.
El niño se siente dependiente del amor de sus
padres; pero, ¿qué sucede cuando son ellos
los que le infligen daño? Por otro, depende de
los problemas que le acucien en un momento
determinado. Si uno se queda sin trabajo tras
la separación conyugal, la superación del pro-
blema se hace bastante más difícil. El carácter
y la historia vital del sujeto y los infortunios
padecidos pueden influir y condicionar.
Para Freud, los síntomas de la enfermedad
psíquica eran sobre todo “símbolos de recuer-
do”, piedras del edificio de la biografía psí-
quica que el afectado sólo puede entender y
“resolver” cuando los experimenta de nuevo
emocionalmente. Este modelo básico inicial lo
seguiría conservando Freud cuando la teoría y
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
la práctica psicoanalítica había adquirido ya 3. ESTRECHOS
mayor complejidad y refinamiento. LAZOS FAMILIARES.
En el transcurso del desarrollo ulterior de Sigmund Freud (quinto por
sus teorías, Freud otorgó atención creciente la izquierda), aquí a la edad
a los conflictos que procedían de la infancia. de 20 años, mantuvo durante
Dichos conflictos emergían de aflicciones pre- toda su vida una estrecha
coces que sólo se manifestaban, constituidos relación con su madre Amalie
en trastornos psíquicos, tras un largo período (1835-1930; sentada delante de
de latencia y con motivo de alguna situación él). Su padre, Kallamon Jacob
crítica desencadenante. Difícilmente accesibles Freud (1815-1896), era comer-
a la memoria verbal, no les resulta fácil a los ciante de lana y procedía de
interesados moldearlos en palabras. Galizia.
Disputas con los “padres internos”
Las personas que permanentemente fracasan
en la consecución de sus pretensiones acos-
tumbran repetir experiencias del pasado. Las
autocríticas desmesuradas o los sentimientos
de culpa proceden, según Freud, de los sen-
timientos de vergüenza sufridos en la época
infantil al no poder alcanzar las metas inal-
canzables que les fijaron sus progenitores. Tales
objetivos, interiorizados y elevados a la cate-
goría de máximas personales, le obligan a un
empeño incesante. Cada éxito se convierte en
fracaso, porque nunca contenta suficientemen-
te a los “padres internos”. Reconocer las propias
limitaciones, por no hablar de las propias de-
bilidades, se le antoja una misión imposible.
La terapia psicoanalítica intenta en cada caso
ayudar al sujeto afectado a desembarazarse de
63

4. ¡DEJALO SALIR! ese ideal inconsciente y a elaborar otra imagen
Este sofá, posiblemente el de sí mismo más real.
mueble terapéutico más famo- Se define también el psicoanálisis clásico por
so del mundo (aquí se muestra el énfasis puesto en la libido. Freud veía en la
la reproducción exhibida en energía instintiva sexual una magnitud bioló-
el Museo Freud de Londres), gica. De acuerdo con el principio del placer-dis-
debía facilitar el libre fluir de placer, la libido debía ser liberada a la manera
las ideas de los pacientes. del vapor en una caldera a presión, para evitar
la opresión del organismo. Si no puede ejecu-
tarse esa liberación, los mecanismos de defen-
sa inconscientes vienen en nuestro auxilio con
una suerte de autoprotección interna.
En todo tipo de relación amorosa —sea ésta
entre madre e hijo o entre hombre y mujer— el
deseo de afecto y de entrega va de la mano con
el miedo a la decepción. Si el objeto de anhelo
resulta inalcanzable de momento, la angustia
impide que se admita esa experiencia agobian-
te, lo que hace que se deposite en un recinto
Freud creó un oscuro de nuestra psique: el inconsciente repri-
método que mido, como Freud lo denominaba. Dicho proce-
dimiento proporciona alivio a corto plazo, pero
le permitía
pasa factura: el “sano” sobrellevar del displacer
asomarse al no se produce y los conflictos reprimidos ad-
taller en donde quieren una fuerza tal, que se escapa del con-
trol consciente. Ahí interviene la terapia: las
se moldean angustias y los miedos inconscientes tienen
y liman los que ser progresivamente puestos al día para
que puedan ser elaborados.
pensamientos De ese modo, el tratamiento psicoanalítico
antes de que se asemeja a un “tratamiento de choque en un
caso de urgencia”. En él, los acontecimientos
pasen a la no elaborados se desencadenan de nuevo, de
consciencia. forma controlada. Se produce una progresiva
64
BRIDGEMAN GIRAUDON
“transferencia” desde el pasado del paciente
hacia el presente de la relación con el analista.
Transferencia que constituye el núcleo de la
terapia: el conflicto de fondo se “reescenifica”
en la relación entre el paciente y el analista y,
con ello, se reelabora y se soluciona.
Freud comparó el psicoanálisis con la vieja
creencia en los espíritus. Aunque lo hizo para
subrayar la diferencia entre ambos. El psicoa-
nálisis habría sustituido los demonios por una
“fórmula psicológica”, los deseos inconscientes
reprimidos, que no necesitaban ser exorciza-
dos. Para sacar los demonios de la zona oscura
de la psique bastaba con escucharlos y, a con-
tinuación, reconciliarse con ellos. Tal forma de
actuación acaba también con los rumores que
se encuentran detrás de los trastornos psíqui-
cos. A eso se refería nuestro psiquiatra con la
frase archicitada: “allí donde ahora está el ello
debe el yo llegar a estar”.
¿Qué papel desempeña la razón para Freud?
La razón revela sólo media verdad sobre el ser
humano; enlaza con la idea de un pensamiento
inconsciente que habría tenido su comienzo
con René Descartes (1596-1650) y su “pienso,
luego existo”. Georg Christoph Lichtenberg
(1742-1799) apuntó a este respecto: “Debería de-
cirse ello piensa, de la misma forma que se dice
ello brilla”. Freud creó un método que le permi-
tía asomarse a ese taller en donde se moldean y
liman los pensamientos antes de que pasen a la
consciencia. En este taller quedan entrelazados
lo bueno, lo verdadero y lo bello con los deseos
impuros y los recuerdos inadecuados.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
 Pero la doctrina freudiana sobre el incons-
ciente provocó una vehemente oposición. Uno
de los reproches más habituales fue el de que
el psicoanálisis no era una “ciencia racional”.
Lo que resulta incuestionable es que se trata de
un diálogo a través del cual se recaba conoci-
miento; específicamente, un conocimiento del
ser humano acerca de sí mismo. Y no debemos
olvidar que el psicoanálisis no sostiene que sea
sano recordar siempre todo lo malo de la vida.
Antes bien, propone que debemos responder a
lo malo que nos sucede con gestos propiciato-
rios a fin de poderlos olvidar para siempre.
“Autoanálisis” como tarea
En el psicoanálisis de Freud cobraban particu-
lar importancia otros aspectos relacionales,
además de la sexualidad. El precario equilibrio
entre vinculación y separación que existe entre
la madre y los hijos desempeña un papel de-
terminante en el desarrollo del niño. Pero en
la práctica psicoanalítica no intervienen sólo
los deseos infantiles ni de las angustias del
analizado, sino también de los propios deseos
y las propias angustias que el analista aporta.
En las reacciones del analista se manifiestan
sentimientos no menos fuertes, a cuyo cono-
cimiento se dirige el “autoanálisis”.
A principios del siglo XX se escindieron algu-
nas corrientes poderosas del joven movimien-
to psicoanalítico. Entre ellas, la psicología pro-
funda de C. G. Jung [véase “Carl Gustav Jung”,
por Verena Kast; MENTE Y CEREBRO; n.o 23] y la
psicología individual de Alfred Adler.
Desde entonces han venido surgiendo, ade-
más, una gran cantidad de escuelas psicológicas.
Mas, junto a la “psicoterapia orientada hacia la
psicología profunda” y de la “terapia conductis-
ta”, el psicoanálisis constituye uno de los tres
procedimientos psicológicos que gozan de ma-
yor predicamento. Con todo, sólo una pequeña
minoría de los analistas sigue todavía la estricta
doctrina freudiana. En particular, se considera
superado el postulado de la omnipresencia de
los impulsos sexuales inconscientes.
Pese al amplio muestrario de tendencias, el
psicoanálisis sigue portando un denominador
común: el tratamiento psicoanalítico no es otra
cosa que un diálogo. Así lo entendió Freud. La
palabra es “un poderoso instrumento, es el
medio a través del cual mostramos a los otros
nuestros sentimientos y también el camino
mediante el cual podemos influir en ellos. Las
palabras pueden hacer un bien enorme y tam-
bién pueden causar heridas terribles”.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
GLOSARIO
AFECTO: Experiencia emocional de una situación o de un recuerdo.
CATARSIS: Término griego que significa “purificación”; efecto psíquico liberador que
se produce al hacer conscientes los conflictos reprimidos.
COMPLEJO DE EDIPO: Concepto tomado de la mitología griega que se refiere al
amor (corporal) del hijo hacia la madre, lo que condiciona un miedo latente hacia
el padre.
DEFENSA: Reacciones psíquicas a través de las cuales se mantienen apartados de
la conciencia sentimientos, deseos y pensamientos; la defensa se manifiesta en el
tratamiento psicoanalítico como resistencia.
LIBIDO: Energía instintiva sexual e impulso principal de los seres humanos. En cuanto
“Eros”, se contraponía al “Tánatos”, impulso de muerte o impulso fanático.
NEUROSIS-PSICOSIS: En contraposición con la psicosis (como padecimiento psíquico
condicionado físicamente), la neurosis es un supraconcepto introducido para designar
los síntomas psicopatológicos que dimanan de conflictos internos y, en la mayoría de
los casos, inconscientes.
REPRESION: Proceso por el cual los pensamientos y deseos desagradables son apar-
tados al inconsciente, en donde dejan de constituir un peligro para el yo. Constituye
una frecuente causa de trastornos psíquicos.
RESISTENCIA: Forma de defensa psíquica basada en la negación y en el rechazo.
TRANSFERENCIA-CONTRATRANSFERENCIA: Modelo freudiano de la relación entre
el paciente y el terapeuta. Ambas partes “transfieren” sentimientos, actitudes y con-
flictos procedentes del pasado a la relación terapéutica del presente. En la medida
en que la transferencia y la contratransferencia son reconocidas y elaboradas, podrá
hablarse del mayor o menor éxito de la terapia.
YO, ELLO, SUPERYO: Según la teoría freudiana de las “instancias psicodinámicas”, la
personalidad abarca el “ello”, el refugio de los impulsos inconscientes, el “superyó”,
el portador de la conciencia (moral) y el “yo”, intermediario entre ambos.
Junto a los mecanismos de la represión y del
inconsciente, Freud reconoció que establece- BIBLIOGRAFIA
mos relaciones al conversar; y conversamos COMPLEMENTARIA
porque damos a las experiencias forma de
historias, dotándolas así de sentido. Esto es DAS WERK SIGMUND FREUDS
precisamente, y no otra cosa, lo que sucede (2 vols). T. Köhler. Ansanger;
cuando se realiza un psicoanálisis. Heidelberg, 1990.
A la pregunta de quién puede nombrarse psi-
coanalista con pleno derecho, Freud respondió: S T U D I EN Ü B ER H Y S T ER I E .
“Todo aquel que reconozca que la transferen- J. Breuer y S. Freud.
cia y la resistencia son los puntos centrales S. Fischer; Frankfurt am
del tratamiento pertenece a mis huestes”. La Main, 1991.
resistencia frente a las verdades desagradables
se soluciona en el curso de la terapia por medio A U F B R U CH N ACH I N N ER -
de la transferencia. Se aúnan así investigación A FRICA . E SSAYS ÜBER DIE
y curación, conocimiento y tratamiento. Tal era W URZELN DER P SYCHOANA -
al menos la pretensión de Freud. LYSE. B. Nitszchke. Vander-
hoek & Ruprecht; Gotinga,
Bernd Nitzschke, psicólogo y filósofo, se desempeña 1998.
como psicoanalista en Düsseldorf.
65
La cultura
entre los primates
El arte, la técnica o los usos sociales pertenecen al acervo de la creación humana.
Mas, ¿por qué estos logros evolutivos han de estar sólo a disposición del hombre?
KLAUS WILHELM
L a mañana muestra un grupo de monos ca-
puchinos en el río. La estación seca toca
a su fin y las fuentes del Parque Nacional
Lomas Barbudal, situado en el norte de Cos-
ta Rica, se agotan bajo un sol abrasador. La
mayoría de los árboles han perdido sus ho-
jas y el bosque desnudo causa una impresión
desoladora. Sólo a la orilla del río persiste el
color verde. Es allí donde los monos capu-
chinos (Cebus capucinus) encuentran todavía
alimento. Estos monos, cuyo nombre deben
a su parecido con el hábito de esa rama fran-
ciscana, se encuentran muy extendidos por
América central.
Los monos buscan sin cesar algo de comida,
hasta que se quedan exhaustos. Sólo cuando
la canícula se torna insoportable se toman un
descanso. Se produce entonces un fenómeno
curioso: un macho y una hembra se arriman
enfrentados y permanecen de ese modo tran-
quilos. Aquél extiende una mano sobre la ca-
beza de ésta. Y a la recíproca. Mutuamente,
ponen una mano sobre la cara de su pareja e
introducen un dedo en la nariz.
Los animales parecen muy concentrados, ab-
sortos. Respiran profundamente y mantienen
cerrados los ojos. Como si hubieran entrado en
trance, se balancean siguiendo el ritmo de la
brisa. Pasan quietos en esa posición alrededor
de 20 minutos; luego, se oprimen mutuamente
los globos oculares con un dedo.
Un espectáculo extraño. “A estas dos formas
de conducta, las llamamos hurgamiento nasal
y presión ocular”, explica Hannah Gilkenson,
del equipo científico que dirige Susan Perry.
En sus largos años de investigación de campo,
biólogos de la Universidad de California en Los
Angeles, han detectado algunos de los más im-
66
pactantes y extraños ejemplos de tradiciones
sociales. Se trata de una serie de logros evoluti-
vos que se transmiten mediante el aprendizaje
social, es decir, mediante imitación. No son,
pues, innatos.
Semejante comportamiento guarda un es-
trecho parecido con las incontables convencio-
nes sociales con las que el ser humano organiza
su vida y cuyas distintas formas se transmiten
culturalmente. Según esto, algunas especies
de animales habrían desarrollado en su vida
social una suerte de preforma de cultura.
Hasta ahora los ejemplos conocidos se limi- Entre todas las
taban al uso de herramientas por chimpan-
cés. Pero el espectro se amplía. Otras especies especies de simios,
transmiten, también por imitación, el uso de incluidos los chim-
herramientas, a veces sin que ello suponga si-
quiera ventaja perceptible desde el punto de
pancés, gorilas y
vista de la evolución. Cuando no lo hacen por orangutanes, los
pura diversión. Los propios delfines —mamí-
monos capuchinos
feros marinos sin manos— utilizan esponjas
como “herramientas” para la búsqueda de ali- poseen, en compa-
mentos, otra forma de transmisión cultural.
ración con su peso
No todo es refinamiento artístico corporal, el cerebro
¿Qué es la cultura en realidad? A quien tiene más grande.
al hombre sobre una peana, la respuesta le pa-
recerá sencilla: sólo el que puede pintar una De carácter crespo
Mona Lisa, componer nueve sinfonías o viajar y agresivo, atacan,
a la Luna merece el título de “ser cultural”. En
consecuencia, es privativa del hombre. Para los
si se tercia, a pumas
biólogos, ésa es una verdad a medias. y boas.
Las “formas de comportamiento cultura-
les”, esquematiza sus características comunes
Michael Krützen de la Universidad de Zúrich,
“son socialmente aprendidas y, por esta vía,
se transmiten en una población”. De hecho, la
imitación —la copia de una acción— es el pri-
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
CORTESIA DE HANNAH GILKENSON
mer criterio para llevarla a cabo. Sin embargo,
en libertad, cuesta diferenciar el aprendizaje
social del aprendizaje individual —por el cual
un animal determinado “descubre” algo— y a
menudo se confunde con él.
Además, hay que tener en cuenta que las po-
blaciones de la misma especie que viven en en-
tornos con muchas semejanzas (las que viven
en la pluviselva y las que viven en el bosque)
desarrollan a veces formas de comportamiento
peculiares que no tienen un origen cultural,
sino ecológico. Y, por último, pueden también
surgir, de manera excepcional, formas de con-
ducta condicionadas genéticamente. Por eso,
para valorar los “comportamientos culturales”
conviene descartar con la mayor finura posible
cualquier factor ecológico o hereditario.
Pero excluir estos factores en los estudios
de campo no es una tarea sencilla. Durante
15 años el equipo de Susan Perry ha venido
observando una media docena de grupos de
monos capuchinos casi a diario, lo que supone
unas 35.000 horas. Conocen a la mayoría de los
animales desde su nacimiento y pueden com-
parar los modelos conductuales de los distin-
tos grupos con sus correspondientes entornos.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
Sólo mediante estudios tan costosos pueden HURGAMIENTO NASAL
obtenerse conclusiones fundadas sobre la vida EN DUETO.
social de los monos. Los capuchinos de cara blanca
En la Reserva Lomas Barbudal, un mono ca- de Costa Rica cultivan distintos
puchino macho, al que los científicos dan el tipos de comportamiento; me-
nombre de “Fonz”, es el jefe de un grupo pode- diante el “hurgamiento nasal”,
roso formado por unos 40 individuos con seis los monos introducen recípro-
machos jóvenes, nueve hembras y múltiples camente los dedos en la nariz
crías. “Esta estructura social permite a cada del compañero. A través de ese
miembro un gran espacio para la competencia ritual refuerzan sus vínculos
y la política”, manifiesta Perry, “no sólo para la sociales.
lucha para dirimir quién se hace con el puesto
de jefe.” También las hembras están organiza-
das con una jerarquía. Las coaliciones cambian-
tes son en los capuchinos de cara blanca —de la
misma forma que sucede en las comunidades
humanas— moneda muy corriente.
Por otra parte, en lo tocante a la inteligen-
cia no se debería subestimar a estos monos
que apenas alcanzan la altura de la rodilla del
hombre. Entre todas las especies de simios, in-
cluidos los chimpancés, gorilas y orangutanes,
los monos capuchinos poseen, en comparación
con su peso corporal, el cerebro más grande. De
carácter crespo y agresivo, atacan, si se tercia,
a pumas y boas.
67

Herencia remota: La Edad de Piedra de los monos
Los chimpancés utilizan herramientas para rascarse, cazar insectos o partir
nueces. En el Parque Nacional Tai, uno de los últimos bosques primigenios de Costa
de Marfil, en el Africa occidental, emplean piedras por martillos. Una habilidad que
copiaron de los humanos, según Julio Mercader y Christophe Boesch, que han datado
las herramientas de piedra halladas allí en 4300 años. Labradas irregularmente con
formas que recuerdan a martillos, presentan restos microscópicos de nueces, alimento
preferido de los chimpancés.
Dado que esos pedruscos serían demasiado pesados para su manipulación hu-
mana, y teniendo en cuenta que la región de Tai hace 4000 años todavía no había
sido ocupada por el hombre, sólo pudieron ser trabajados por los chimpancés. Ellos
habrían transmitido la técnica cultural durante más de 200 generaciones. “La cultura
material de los chimpancés se remonta muy atrás en la prehistoria”, explica Mercader,
estaríamos así ante una auténtica edad de piedra de los simios.
CON MARTILLO Y YUNQUE. Un chimpancé parte una nuez con un pedrusco.
Inventaron esa técnica hace al menos 4000 años.
CORTESIA DEL INSTITUTO MAX PLANCK DE ANTROPOLOGIA EVOLUTIVA
Dependiendo de cada grupo, las convencio-
nes sociales se mantienen durante años como
Hasta la “modas adecuadas”, describe Perry, para luego
desvanecerse cuando desaparecen los porta-
violencia y dores de la cultura o su grupo hereditario.
la agresión Esta circunstancia habla claramente en con-
tra, según la bióloga, de que fueran factores
presentan en
genéticos los que determinaran tales formas
los primates un de conducta.
componente Hay otra razón además de esa seguridad
de Perry sobre la transmisión cultural de la
cultural. presión ocular y el hurgamiento nasal. Ha
demostrado que los monos capuchinos re-
medan el comportamiento de sus congéne-
68
res, aunque la copia exacta les lleve mucho
tiempo.
Las tradiciones sociales de los monos capu-
chinos no carecen de riesgos. La curiosa pre-
sión ocular, por ejemplo, comporta riesgo de
lesiones. Perry cree que es una práctica que
permite a los animales probar la naturaleza
de los vínculos establecidos entre ellos. “El
primer animal de la pareja ejerce cierto estrés
sobre el segundo”, explica, “y con ello juzga
la reacción de su compañero.” Mediante este
procedimiento, los monos calculan hasta dón-
de pueden llegar en esa presión sin causarse
un daño recíproco. Si el compañero reacciona
con suavidad, eso indica que podrá contar con
él en peleas futuras. Pero si éste reacciona de
forma huraña o agresiva, queda claro que no
será su aliado.
Para los monos capuchinos machos este
conocimiento resulta del mayor interés, pues
abandonan su grupo al llegar a la edad adulta.
El intento de incorporarse en un grupo nuevo
acaba a veces fatalmente; a los machos del gru-
po no les agrada la competencia del advenedi-
zo. Por eso resulta muy recomendable reunir
en torno a uno el mayor número posible de
aliados. Ya de pequeños los monos practican
en sus juegos las coaliciones, según observan
a diario los investigadores en la Reserva Lomas
Barbudal: tres monos adolescentes juegan y pe-
lean de broma, sin causarse daño; de repente,
el juego pierde su carácter de entretenimiento
y dos de ellos se unen frente a un tercero, al
que agreden con crueldad.
Pruebas de confianza afectuosas
“El establecimiento de coaliciones requiere
inteligencia, por la sencilla razón de que es
necesario motivar a los congéneres para com-
partir un determinado riesgo”, subraya Joseph
Manson, antropólogo del proyecto. Además,
el mono tiene que estar muy seguro de que el
supuesto aliado, llegado el momento decisivo,
no ponga pies en polvorosa.
Los capuchinos de cara blanca poseen un
extenso repertorio de señales para evidenciar
tales vínculos. Entre los más notables, según
Manson, las tradiciones transmitidas en la in-
teracción social. Y son notables por la sencilla
razón de que los primates han ideado una so-
lución cultural para la cuestión de la confianza,
de importancia vital en su forma de vida. Por
lo demás, muchas tradiciones de las culturas
humanas tienen que ver con las relaciones
sociales.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
 En el caso de los chimpancés, objeto de in-
vestigación a lo largo de mucho más tiempo Una nueva técnica: De caza con lanzas
que los monos capuchinos, se ha observado
hasta ahora un número mucho menor de mo-
delos conductuales transmitidos a través de la Según informaron en marzo de 2007 Jill Pruezt, de la Universidad estatal de
cultura. Un ejemplo a este respecto lo constitu- Iowa en Arnes, y Paco Bertolani, de la Universidad de Cambridge, los chimpancés de
ye el apretón de manos, que se realiza durante la subespecie Pan troglodytes verus, que habitan en Fongoli, un área de la sabana
el acicalamiento o cuidado mutuo de la piel: del Senegal, construyen lanzas afiladas para la caza. Desgajan una rama, eliminan
dos animales sentados en cuclillas se cogen las ramitas secundarias y afilan por último la punta con los dientes.
de la mano y mantienen los brazos durante Así pertrechados, marchan en busca de los agujeros que utilizan para dormir los
algunos minutos por encima de sus cabezas, gálagos del Senegal, noctívagos y ágiles animalillos de la familia de los simios. Una
mientras que con la otra mano que permanece vez encontrados los escondijos, los chimpancés hurgan con sus lanzas. Si topan con
libre se acarician mutuamente la piel. algo, tiran de la lanza hacia fuera y lamen o huelen la punta para saber si han
Este ritual se descubrió entre los chimpan- encontrado una víctima potencial. Cuando están seguros, introducen la mano en el
cés que habitan el Parque Nacional de Mahale a agujero y agarran la presa. Aparentemente son las hembras las que más cazan con
orillas del lago Tanganica, en el Africa oriental. estas armas, por lo demás con un porcentaje de éxito bastante discreto; de los 22
No aparece en todas las poblaciones salvajes intentos observados, sólo uno culminó con éxito.
investigadas. Algunas veces se observa en si-
tuaciones de cautividad; así, en el Centro de
Primates de Yerkes, en Atlanta.
Frans de Waal y su colaboradora Kristin Bon-
nie estudiaron en Mahale la forma en de propa-
garse determinado comportamiento en el seno
de un grupo, un trabajo que se diría irrealizable
en poblaciones que viven en libertad y bajo las
condiciones que impone la jungla. Lo acometie-
ron en 2006. En Atlanta, Georgia, una hembra,
inauguró la tradición del apretón de manos. En LAS ARMAS DE LA CAZADORA.
seguida ese rasgo cultural se extendió sobre Las hembras chimpancés sene-
todo entre los animales que solían despiojar- galesas, como Tia (derecha), se

CORTESIA DE MAJA GASPERSIC

se entre sí y que, por lo tanto, se llevan bien dirigen armadas en busca de
unos con otros. “El afecto y proximidad social sus presas. Construyen lanzas
desempeñan una función esencial en la trans- (abajo) con las que sorprenden
misión de las tradiciones”, subraya Bonnie. A a pequeños primates mientras
lo mejor, el apretón de manos representa para duermen.
ellos el símbolo de la amistad.
Según de Waal, hasta la violencia y la agre-
sión presentan un componente cultural. Lo
investigó en un proyecto a largo plazo em-
prendido en 2004 con babuinos verdes (Papio
anaubis). Al igual que los capuchinos de cara
blanca, estos monos se distinguen por su bru-
talidad; los fuertes subyugan a los débiles; los
machos pelean, hasta la muerte incluso, por el
rango o el acceso a la hembra.
Por eso, Lisa Share y Robert Sapolsky, de la
Universidad de Stanford, se quedaron atónitos
cuando descubrieron en Kenia una población
de babuinos que se caracteriza por un marcado
CORTESIA DE JILL PRUETZ

comportamiento pacífico. Un increíble “movi-

miento hippie” dentro del mundo de los prima-
tes, como lo denominó de Waal. Cuando una
epidemia de tuberculosis acabó con los machos
más violentos del grupo, se desencadenó entre
los supervivientes un giro hacia el pacifismo.

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 69

Grandes, fuertes e inteligentes:
los gorilas salvajes utilizan herramientas
Un equipo de científicos lleva observando más de diez años a los gorilas de los
bosques pantanosos del norte del Congo. No se les creía con inventiva para fabricar
útiles. Sin embargo, en 2005, Thomas Breuer, del Instituto Max Planck de Antropo-
logía Evolucionista de Leipzig, comprobó su empleo en gorilas que vivían libremente
en estado salvaje.
Leah, una hembra, se disponía a vadear un barranco inundado. Tras adentrarse
unos metros, se hundió hasta la cintura. Se dio media vuelta, arrancó una rama
larga de un árbol muerto y, hundiéndola por delante de ella mientras avanzaba,
fue probando la profundidad del barranco. Avanzó varios metros por el barranco
inundado, consiguiendo mantener siempre la parte superior del cuerpo por encima
del nivel del agua.
En un segundo caso, Breuer sorprendió a la hembra Efi en plena acción. Estabilizaba
su cuerpo con una rama de gran tamaño mientras con la mano libre recogía hierbas
aromáticas del suelo. Más adelante Efi utilizó también el tronco como un pontón para
atravesar una zona enlodada.
Esta forma de conducta se mantuvo cuando se
incorporaron nuevos machos al grupo, a pesar
de que los recién llegados procedían de grupos
de babuinos más agresivos.
Share y Sapolsky suponen que las hembras
que sobrevivieron en la población establecieron
una nueva forma de comportamiento grupal
en la que se primaba el carácter pacífico. Y esta
atenta convivencia se produjo también, como
observaron los investigadores, frente a los
machos recién llegados. Al igual que
sucede en las comunidades huma-
nas, en el reino animal la historia
individual puede determinar la
convivencia social. “El com-
portamiento social que se
observa en la naturaleza
puede ser un producto
cultural”, declara de
Waal. “E incluso los
primates más fu-
© FOTOLIA / ERIC ISSELÉE
70
riosos no tienen por qué manifestar siempre
inalterable la misma forma de conducta”.
Los chimpancés jóvenes de Tanzania, por
otra parte, consiguen logros culturales a partir
de bromas y chanzas. Muchas poblaciones de
chimpancés que viven en libertad emplean de
vez en cuando útiles para beber y transmiten
ese logro mediante la imitación. Los animales
del Parque Nacional de Mahale, investigados
desde hace 40 años por primatólogos japo-
neses, nunca habían acudido a tales recursos.
Sin embargo, entre 1999 y 2004, un total de 42
crías y juveniles de chimpancé introdujeron
una nueva cultura del beber: por un lado, hur-
gaban con ramas en los agujeros que contenían
agua para después chupar las pequeñas astas
humedecidas. Por otro lado, las crías juntaban
las hojas impregnadas en el agua y a continua-
ción las lamían, un tipo de conducta que no se
había observado en Mahale.
Pero lo verdaderamente sorprendente era
que el uso de herramientas resultaba en este
caso del todo superfluo. Ocurría en plena es-
tación de lluvias. Los ríos corrían caudalosos
y los animales adultos bebían como lo hacían
habitualmente: echando la cabeza hacia de-
lante y bebiendo a sorbos. “La conducta de
los jóvenes parece deberse sólo a las ganas de
jugar”, señala Takahisa Matsusaka, de la Uni-
versidad de Kioto, que considera descartado
el que todos los jóvenes hubieran descubierto
simultáneamente el uso de esas herramientas
a través del aprendizaje individual. Los chim-
pancés adultos ignoraron las tonterías de los
jóvenes, mientras que los más pequeños de sus
congéneres procuraban quedarse cerca de ellos
y no paraban de echar miradas curiosas a sus
trabajos manuales.
Da la impresión de que los monos se di-
vierten creando cultura. En todo caso a Mat-
susaka le resulta imposible reconocer en esto
una ventaja directa para la supervivencia, en
sentido darwinista. Se trata de un caso que se
aparta del método habitual en el tratamiento
del uso cultural de herramientas en los chim-
pancés. Hasta ahora los primatólogos se ha-
bían concentrado en los aspectos técnicos de
los avances culturales, por la sencilla razón de
que el uso tradicional de las herramientas se
considera algo más fácilmente verificable que
las relaciones sociales complejas.
Las comunidades de chimpancés del Parque
Nacional de Tai cascan las nueces de Costa de
Marfil con martillos y yunques de piedra o de
madera. Christophe y Hedwige Boesch com-
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
probaron en los años ochenta que los monos
llegaban incluso a acarrear las piedras-mar-
tillo, escasas, desde más de medio kilómetro.
Habían instalado, a los pies del árbol, un autén-
tico taller.
Los chimpancés del Africa oriental no gol-
pean nueces. En el Parque Nacional de Gombe,
a orillas del lago Victoria, emplean palos para
cazar termitas. También este comportamiento
parece haber sido transmitido culturalmente.
En 1999, Jane Goodall y su grupo recopilaron
un total de 39 formas conductuales que se ha-
bían transmitido in situ entre los chimpancés.
Podríamos, en resumen, hablar de modalida-
des culturales: la cultura de Gombe, en Africa
oriental, o de la de Tai, en el Africa occidental.
En 2005 Andrew Whiten y Victoria Horner,
de la Universidad de St. Andrews, demostraron,
con Frans de Waal, cómo se instauraba selecti-
vamente una cultura en un grupo. Trabajaron
sobre chimpancés en cautividad. Establecieron
que los animales prefieren copiar determinadas
habilidades en sus congéneres a experimentar
por sí mismos. Para llevar a cabo su ensayo, los
investigadores dividieron los chimpancés en
tres grupos. Los monos tenían que sacar, con
la ayuda de un palo, un bocado apetitoso de un
tubo que estaba cerrado con un corcho.
Del primer grupo los biólogos eligieron a
la chimpancé Erika. Le enseñaron a empujar
el corcho dentro del tubo para que la comida
que estaba dentro pudiera caer. La represen-
tante del segundo grupo, Georgia, aprendió a
su vez a sacar el corcho del tubo mediante un
gancho, de tal manera que el cebo le cayese
directamente sobre los pies. A continuación
el primer grupo fue dejado solo con Erika; el
segundo, con Georgia.
Transcurridos dos meses, los respectivos
congéneres habían copiado la técnica de las
dos expertas. En cambio, los animales del ter-
cer grupo, que no contaban con la ayuda de
ninguna experta, fracasaron en la tarea. Una
prueba clara, se infiere, para la tesis de que los
chimpancés imitan a sus congéneres y estable-
cen así tradiciones culturales.
Delfines y esponjas
También los delfines pueden propagar formas
de conducta mediante mecanismos culturales.
Lo puso de manifiesto cierto hallazgo casual,
realizado en la costa occidental australiana en
los noventa. Por entonces, un pescador muy
excitado ante lo que acababa de ver relató a un
biólogo de la estación de investigación Shark
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
Bay un extraño suceso: había visto un delfín
con un enorme tumor en el hocico. El debía
corroborarlo.
En efecto, el animal, que el científico conocía En los primates
bien, parecía tener una excrecencia tumoral en se han observado
el morro. Sin embargo, cuando el delfín, tras
una inmersión en busca de comida, emergió de
ejemplos
nuevo en superficie, el “tumor” había desapa- llamativos de
recido, para volver de nuevo tras la siguiente
inmersión.
tradiciones
No existía ninguna tumoración. Se trataba sociales. Se trata
lisa y llanamente de que portaba una espon-
de una serie de
ja marina en el hocico, enfundada a modo de
guante. No era un caso único en Shark Bay: logros evolutivos
alrededor de 40 de los 800 animales observa- que se transmiten
dos utilizaban algún tipo de esponja. “Es muy
probable que las esponjas protejan a los delfi- mediante el
nes de las púas de los erizos cuando rastrean aprendizaje, es
con sus hocicos los fondos de alrededor de 15
metros de profundidad en busca de comida”,
decir, mediante
expone Michael Krützen, de la Universidad de imitación. No son,
Zúrich.
pues, innatos.
¿Estamos aquí ante un comportamiento cul-
tural basado en un aprendizaje social? ¿O se
trata de una particular utilización instrumen-
tal de los delfines, dado el medio en que se de-
senvuelven? Esta última hipótesis parece muy
improbable, opina Krützen, ya que no todos los
delfines de la región emplean las esponjas para
protegerse. Antes al contrario, la mayoría de
ellos buscan su comida sin tal adminículo.
Krützer emprendió el estudio del acervo
génico de los que recurrían a las esponjas.
Y descubrió que casi todos los delfines que
empleaban esponjas eran hembras estrecha-
mente emparentadas entre sí. Eso no significa
que haya genes específicos para la técnica de
las esponjas. Resulta harto más verosímil que
nos hallemos aquí ante una tradición familiar
establecida y transmitida por las hembras du-
rante varías generaciones, ya que los machos se
encuentran ocupados con las tareas de cortejo
nupcial y apareamiento.
A modo de corolario: las fronteras entre el
hombre y los animales desaparecen en cuanto
ahondamos en sus comportamientos. Es cierto BIBLIOGRAFIA
que los animales nunca hablarán como un ser COMPLEMENTARIA
humano, ni realizarán obras de arte pictórico,
ni compondrán sinfonías. Tampoco conquis- E XPRESIONES CULTURALES DE
tarán el espacio. Sin embargo, aquello que su- LOS CHIMPANCÉS . Andrew
puestamente caracteriza al ser humano —la W hi te n y Chr i s to p h e
cultura— se encuentra también presente en Boesch en Investigación y
el reino animal. Ciencia, págs. 28-35; mar-
zo 2001.
Klaus Wilhelm es biólogo.
71
Psicología genética
No hay dos personas iguales. Unas se sobreponen a las adversidades
y a otras les abate un contratiempo nimio. La forma en la que gestionamos
el estrés y las experiencias penosas puede depender de un mismo gen

TURHAN CANLI

GEHIRN & GEIST / SIGANIM (ADN); © FOTOLIA / EMERALDPHOTO (izquierda); © FOTOLIA / YURI ARCURS (derecha)

72 MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

 1. CIERTOS GENES
podrían aportar decisiva
información sobre la forma
en la que encaramos las vicisi-
tudes de la vida.

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 73


RESUMEN
Las claves
moleculares del yo
1 Las variantes del repertorio
genético repercuten sobre
la actividad cerebral y, por
ende, sobre la personalidad.
2 Cierta versión del gen del
transportador de la sero-
tonina 5-HTT puede, en combi-
nación con experiencias vitales
negativas, aumentar la propen-
sión hacia la depresión.
3 Recíprocamente, las expe-
riencias vitales repercuten
en la actividad genética.
74
“A bominado sea el día en que nací, y tam-
bién la noche en la que alguien dijo: ¡un
niño ha venido a este mundo! ¡Pues en verdad
fue ese día una jornada fúnebre!”
La suerte no tiene necesariamente que ser
tan adversa con todo el mundo como lo fue
con Job, quien primero perdió todos sus bie-
nes, después todos sus hijos y, por ultimo, la
salud. Por culpa de semejante concatenación de
males, estuvo a punto, narra la Biblia, de deses-
perarse ante su destino. También nuestra vida
de cada día nos depara un sinfín de adversida-
des: enfermedades, paro laboral o la muerte de
un ser querido. A veces, para mayor desgracia,
acontecen todas juntas. Algunas personas las
soportan aparentemente con una estoica sere-
nidad. Pero otros no poseen esa ecuanimidad
y pierden su equilibrio anímico por cualquier
causa nimia.
No se trata de un hecho baladí. El modo de
ser puede ocasionar depresiones severas e in-
cluso pensamientos suicidas. ¿A qué se deben
esas enormes diferencias entre individuos?
¿Resultan de experiencias vitales personales
o se esconde, detrás de esas conductas, alguna
causa genética?
Los psicólogos vienen investigando desde
hace bastante tiempo los efectos del entorno
sobre el desarrollo psíquico de la persona. Pero
en los últimos años, genéticos y biólogos mo-
leculares han contribuido al entendimiento
de la configuración de la psique y de la per-
sonalidad.
Un hito crucial en ese camino fue el Proyec-
to Genoma Humano, que tenía como objetivo
la tarea mastodóntica de descifrar la estructura
molecular de la herencia humana, es decir, el
ADN. Desde 2001 la secuencia de nuestro geno-
ma se conoce casi en su totalidad. Desde enton-
ces, los investigadores han venido conociendo
en parte la función de los genes individuales,
su influencia sobre nuestra conducta y los me-
canismos bioquímicos mediante los cuales las
experiencias vitales individuales —es decir, el
medio— regulan tales genes. En consecuencia,
los campos de interés de los genéticos molecu-
lares y de los psicólogos se entrecruzan de ma-
nera creciente. De tal convergencia ha surgido
una nueva área de investigación: la psicología
genética molecular.
Mientras que el Proyecto Genoma Humano
nos proporciona información sobre las pecu-
liaridades genéticas de la especie humana,
los psicólogos genéticos moleculares se con-
centran sobre el material hereditario de los
individuos. Los genes varían, en su secuen-
cia de nucleótidos, de unos sujetos a otros.
Cuando una variante de este tipo aparece en
un porcentaje determinado de la población,
hablamos entonces de la introducción de una
mutación.
Algunos genes además cursan con dis-
tintas versiones, que aparecen con frecuen-
cia, un fenómeno conocido en biología por
polimorfismo. Muchas variantes no tienen
ningún efecto o lo tienen muy leve, pero
otras condicionan la función del gen. Y, si
este gen desempeña un papel importante
en el cerebro, los polimorfismos funciona-
les pueden traducirse en modificaciones
conductuales.
Un caso de esta índole se observó ya en
1996. El gen afectado codifica el transporta-
dor de la serotonina, 5-HTT. (La serotonina es
5-hidroxitriptamina.) Este transportador de-
sempeña una importante labor en el cerebro:
la 5-HTT bombea el neurotransmisor serotoni-
na, segregado por determinadas neuronas, de
vuelta a la célula; se ocupa así de la adecuada
eliminación de la excitación neuronal. Sin este
transporte de retorno, las neuronas se colap-
sarían en poco tiempo debido a la continua
estimulación.
Ansiedad heredada:
variante corta o larga
Puede afirmarse que la psicología genética
molecular nació cuando Klaus-Peter Lesch,
de la Universidad de Würzburg, conjunta-
mente con otros colegas del Instituto Na-
cional de Salud de Bethesda, descubrió un
polimorfismo del 5-HTT que repercutía en
los rasgos del portador. Del gen responsable
hay dos variantes: una larga, que produce
abundante 5-HTT en las células, y otra cor-
ta, que da lugar a una escasa producción del
transportador.
Lesch y su equipo entregaron más de 500
cuestionarios de personalidad a voluntarios
y analizaron, además, sus genes del trans-
portador de la serotonina. Se observó que los
voluntarios que habían heredado una versión
corta del 5-HTT evidenciaban una mayor an-
siedad que los voluntarios que habían recibi-
do de ambos progenitores la variante larga del
transportador.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

Los genes del psiquismo
El 5-HTT no es el único gen conocido que
influye sobre nuestra personalidad. Richard
Ebstein y sus colaboradores del Hospital Herzog
Memorial de Jerusalén encontraron ya en 1996
pruebas de que distintas versiones del gen del
receptor de la dopamina, DRD 4 , podrían estimu-
lar nuestra tendencia hacia lo nuevo. Este “gen
de la curiosidad” parece que no es patrimonio
exclusivo de la especie humana: los investiga-
dores del Instituto Max Planck de Ornitología
en Seewiesen descubrieron una relación entre
la conducta exploratoria de los herrerillos y las
distintas manifestaciones de ese gen.
El DRD 4 podría intervenir, asimismo, en el síndro-
me de déficit de atención e hiperactividad [véase
“Síndrome por déficit de atención con hiperactivi-
dad, por A. Rothenberger y Tobias Banaschewski;
MENTE Y CEREBRO, n.o 6]. A las variantes genética-
mente condicionadas del receptor de la dopamina
y del transportador de la dopamina, DAT1, ya hace
tiempo que se las considera vinculado al síndrome
de intranquilidad infantil. Además, el código ge-
nético del trasportador de la noradrenalina, NET,
contiene en los niños afectados por este síndrome
Los psicólogos sospechaban, hacía ya bas-
tante tiempo, que los atributos de la persona-
lidad eran, en cierta medida, heredados. Pero el
descubrimiento de Lesch aportaba la primera
prueba contrastable de que las diferencias mo-
leculares individuales de un gen repercutían
en el temperamento del sujeto.
Naturalmente, un solo factor hereditario no
basta para establecer la personalidad. A este
respecto, el cerebro siempre desempeña el pa-
pel principal y, dentro del mismo, la amígdala.
Numerosos experimentos sobre animales e in-
vestigaciones realizadas sobre humanos me-
diante la aplicación de técnicas de formación
de imágenes han mostrado que la amígdala
participa en la elaboración de las emociones,
especialmente en la de la angustia [véase “Fár-
macos contra el miedo”, por John Travis; MENTE
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
GEHIRN & GEIST / SIGANIM
una notable desviación, como descubrieron en 2006
un equipo de investigadores de la facultad de me-
dicina de Harvard.
En 2002 Avshalom Caspi y sus colaboradores,
del King’s College londinense, publicaron que cier-
ta versión del gen de la enzima monoaminooxi-
dasa-A (MAO-A) aparecía con mayor frecuencia
en los varones violentos. Este gen no era, por su-
puesto, el único responsable del comportamiento
agresivo; resultaba mucho más determinante el
hecho de que los voluntarios hubieran sufrido
abusos durante su infancia. En otras palabras,
sólo la combinación de experiencias personales
y disposición genética desataba la espiral de la
violencia.
Según observaron posteriormente Andreas
Meyer, adscrito al Instituto Central para la Salud
Psíquica de Mannheim, y sus colegas de Instituto
Nacional de Salud de Bethesda, los portadores de
esta versión del gen reaccionaban más intensa-
mente a las emociones; y lo hacían de una forma
similar a la de los portadores del gen 5-HTT corto:
su amígdala se excitaba ante la observación de
imágenes emotivas.
Y CEREBRO, n.o 13]. ¿Pudiera ser, por tanto, que En el futuro,
el gen del 5-HTT influyera en la activación de
la amígdala? los psicólogos
La cuestión se la plantearon en 2002 Ah- deberán ahondar
mad Hariri y sus colaboradores del Instituto
Nacional de Salud Mental de Bethesda. Cuan-
en los secretos
do presentaron a los voluntarios, mientras les de la genética.
realizaban un escáner cerebral, imágenes con
rostros angustiados o furiosos, la amígdala
intensificaba su actividad, mucho más que en
los sujetos control observadores de imágenes
neutras.
El ensayo ganó en interés cuando lo investi-
gadores integraron el genotipo de sus volunta-
rios. En los que tenían una o dos copias de la
versión corta del 5-HTT, la amígdala reaccio-
naba de forma especialmente intensa ante la
mímica emocional.
75
 GLOSARIO
GENOMA
Del griego “genos” =
procedencia, descenden-
cia, género. Designa el
patrimonio hereditario de
un organismo.
POLIMORFISMO
Del griego “polys” =
mucho y “morphe” =
forma. Se conoce como
polimorfismo bioquímico
la aparición de distintas
versiones de una misma
proteína que proceden
de variaciones de un deter-
minado gen.
SEROTONINA
Del latín “serum” = fluido
acuoso, suero y del griego
“tonos” = tensión. Hor-
mona que contrae los va-
sos sanguíneos y que en
el sistema nervioso actúa
como neurotransmisor;
produce la estimulación
de ciertas neuronas.
AMIGDALA
Del griego “amygdala” =
almendra. Situada debajo
de la corteza cerebral,
esta estructura con forma
de almendra participa
en la elaboración de los
sentimientos.
HIPOCAMPO
Del griego “hippokam-
pos” = caballito de mar.
Centro de conexiones,
interviene en la conforma-
ción de la memoria.
76
Muchos científicos mostraron su perple-
jidad ante unos resultados inequívocos. Los
psicólogos están acostumbrados a realizar
cuestionarios con cientos de participantes
para conseguir resultados estadísticamente
significativos. Sin embargo, Hariri necesitó
sólo un par de docenas de voluntarios, pues
el efecto directo del gen del 5-HTT sobre el ce-
rebro se manifestaba en el modelo de activi-
dad neuronal con una nitidez que decuplicaba
la ofrecida por los datos de los cuestionarios.
Quedaba demostrado que los polimorfismos
funcionales repercutían en el cerebro.
El trabajo posterior ratificó que la amígda-
la de los portadores del gen del 5-HTT corto
reaccionaba ante los estímulos emocionales
negativos de forma especialmente intensa.
Sin embargo, en todos estos experimentos
faltaba un importante control: ¿qué hace el
cerebro cuando se halla inactivo? A fin de
cuentas, nuestro cerebro no está respondien-
do continuamente a estímulos externos; se
ocupa también de sí mismo cuando la ocasión
es propicia. Durante el día hay muchas cosas
que nos distraen, pero al caer la noche, cuando
todo se vuelve callado y nos recostamos en
busca de reposo, en la mayoría de los casos
empezamos a cavilar.
SEROTONINA
Conjuntamente con Klaus-Peter Lesch, in-
vestigamos en la Universidad de Stony Brook
en 2005 si la amígdala de las personas con
una variante corta del 5-HTT trabajaba de
forma perceptible cuando los voluntarios
no tenían nada especial que hacer. Y eso fue
lo que vimos en la mayoría de los casos. La
conclusión que sacamos de todo ello es que
el gen del 5-HTT determina la actividad de
la amígdala y no sólo en el caso de recibir
estímulos negativos. Semejante activación
perenne puede contribuir al desarrollo de
algunos rasgos de la personalidad; tales, la
tendencia a la angustia o la aparición de tras-
tornos neuróticos.
Estos rasgos son factores de riesgo para el pa-
decimiento de una depresión. Por consiguien-
te, quien acarree semejante carga genética y
haya sufrido penosas adversidades tiene una
alta probabilidad de enfermar de depresión. La
responsabilidad del polimorfismo del 5-HTT en
ese lance lo descubrió en 2003 el grupo dirigi-
do por Avshalom Caspi, del King’s College de
Londres. En un estudio a largo plazo de más
de 20 años de duración, encuestaron a más de
1000 neozelandeses. En las preguntas se con-
sideraron todos los factores de estrés posibles,
como las enfermedades graves, paro laboral,
apuros monetarios o males de amor. Como
era de esperar, las depresiones aparecían más
frecuentemente en las personas a quienes la
vida les había castigado.
Protección heredada contra las crisis
Sin embargo, algunos de los voluntarios ma-
nifestaron síntomas considerablemente agra-
vados a pesar de que el nivel de estrés que ha-
bían tenido que soportar era semejante al de
los demás. La diferencia hundía su raíz en el
gen del 5-HTT. Quienes habían heredado de sus
progenitores dos versiones largas del gen del
transportador reaccionaban con firmeza ante
los contratiempos de la vida. Incluso después
de más de cuatro adversidades graves sólo el
17 por ciento de los pertenecientes a este gru-
po mostraron signos depresivos. Doblemente
vulnerables se mostraron los heterocigóticos,
es decir, los que poseían una variante larga y
otra corta. En los sujetos voluntarios con dos
genes cortos del 5-HTT, la tasa de depresión se
elevaba al 43 por ciento.
Según los datos anteriores, la versión larga
del 5-HTT parece ofrecer cierta protección fren-
te a los trastornos depresivos que acontecen
tras las crisis vitales graves. Pero los cientí-
ficos comprobaron algo más: los tres grupos
de voluntarios no diferían entre sí en tasas de
melancolía cuando era escaso el estrés al que
estaban expuestos. De lo que se desprende que
tanto las experiencias vitales como el patri-
monio genético desempeñan un papel en el
desarrollo de la depresión.
En nuestro laboratorio de Stony Brook —con-
juntamente con Klaus-Peter Lesch de Würz-
burg— observamos en el cerebro la diferente
susceptibilidad frente a las situaciones vitales
difíciles. Vimos que la actividad de distintas
áreas cerebrales tras experiencias estresantes
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
 2. LA SEROTONINA,
Célula una de las hormonas más im-
presináptica
portantes del sistema nervioso,
constituye una suerte de con-
mutador químico. Segregada
por la neurona presináptica
Serotonina
al espacio de unión entre dos
neuronas —la sinapsis—, avan-
za por la hendidura sináptica y
Receptor provoca una señal en la célula
de la serotonina
nerviosa postsináptica. Para
que esta neurona postsináptica
Transportador no permanezca activa conti-
de la serotonina
nuamente, un transportador
de la serotonina debe conducir
de vuelta la serotonina a la
neurona presináptica.
Señal

tica
sináp
u ra
id
nd
He
GEHIRN & GEIST / SIGANIM

Núcleo celular
Célula
postsináptica

dependía del genotipo. Los campos cerebrales
más sensibles eran la amígdala y el hipocampo
(estructura dedicada sobre todo a la configu-
ración de la memoria).
Los diferentes tipos de 5-HTT reaccionaban
de forma completamente distinta ante el es-
trés: la amígdala y el hipocampo de los volun-
tarios que estaban en posesión de una o de dos
versiones cortas del gen transportador, y que
además tenían tras de sí varias experiencias
estresantes, trabajaban de forma particular-
mente intensa cuando estos sujetos estaban
tumbados tranquilamente en el escáner. El gru-
po en cuestión mostraba una mayor tendencia
a cavilar, lo que representa un factor de riesgo
añadido de depresión.
En el caso de los voluntarios con dos genes
largos de 5-HTT, la situación cambiaba por en-
tero. Cuantas más adversidades habían sopor-
tado a lo largo de su vida, tanto más tranquilas
permanecían sus áreas cerebrales. Y también
las cavilaciones disminuían en el caso de las
personas pertenecientes a este grupo con más
estrés vital.
En semejante diferencia genética hallamos
la razón de que unas personas reaccionen
siempre con mayor susceptibilidad ante los
acontecimientos negativos y se quedan des-
concertadas por los motivos más nimios. Otros
en cambio se protegen mucho más eficazmente
de acuerdo con el aforismo de que “lo que no
mata, curte”.
No parece, pues, ajena la herencia al de-
sarrollo de nuestro psiquismo. ¿Y a la inversa?
¿Puede repercutir el estrés sobre el genotipo?
Tal podría ser una cuestión crucial para los
años venideros. Mas, pese a la precariedad
de datos cosechados, contamos ya con algu-
nos conocimientos sobre tal relación. Así, en BIBLIOGRAFIA
el caso de ratas, tenemos pruebas de que las COMPLEMENTARIA
experiencias vitales condicionan la expresión
de determinados genes. De ese modo, vamos S ER OTO N I N T R A N S P O R T ER
descubriendo que los fenómenos asociados a GENETIC VARIATION AND THE
la “interacción gen-ambiente” son mecanismos R ESPONSE OF THE H UMAN
moleculares que podemos investigar de una A MYGDALA . A. R. Hariri et
forma sistemática. al. en Science, vol. 297,
En el futuro, los psicólogos deberán aden- n.o 5580, págs. 400-403;
trarse mucho más profundamente en los se- 2002.
cretos de la genética. A una nueva generación
de psicólogos le corresponderá aplicar los ins- N EURAL CORRELATOS OF EPI -
trumentos necesarios para considerar la in- GENESIS . T. Canli et al. en
terrelación entre herencia y ambiente desde Proceedings of the Natio-
la biología molecular. nal Academy of Sciences,
vol. 103, n. o 43, págs.
Turhan Canli es profesor del departamento de psico- 16.033-16.038; 2006.
logía de la Universidad de Stony Brook.

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 77

 Herencia
y personalidad
Los genes determinan el desarrollo del hombre.
A su vez, las experiencias vitales intensas pueden afectar
a nuestra dotación génica e incluso modificarla para siempre

JOACHIM BAUER
GEHIRN & GEIST / SIGANIM (ADN); © FOTOLIA / ZINA SELETS, ANTON NOVOZHILOV, ALEXEY KLEMENTIEV,
TOMASZ TROJANOWSKI, DMTRI MLKITENKO (personas de izquierda a derecha)

78 MENTE Y CEREBRO 29 / 2008


AL SERVICIO DEL SER HUMA-
NO. La herencia genética nos
acompaña durante toda la
vida. Pero no se limita a tra-
bajar tercamente siguiendo un
esquema rígido prefijado, sino
que se adapta a las distintas si-
tuaciones. Además, los sucesos
biográficos, en particular los
interpersonales, pueden mo-
dular la actividad de los genes
concretos a largo plazo.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
L os bachilleres aprenden en el colegio que
la herencia genética proporciona los “pla-
nes de construcción” de las proteínas de nues-
tro organismo. Por su parte, esas moléculas
proteicas regulan —actuando como transpor-
tadores, bombas, receptores de señales, enzi-
mas, etcétera— casi enteramente el metabo-
lismo. Por lo tanto, y ésta es la opinión más
extendida, corresponde a los genes el papel
rector del organismo.
A tenor de dicha misión, la dotación génica
no sólo determinaría nuestra apariencia, sino
también la operación de nuestro cuerpo. Inclu-
so el espectro de nuestra conducta —en cuan-
to resultado de la actividad cerebral— vendría
predeterminado por los genes. Sin embargo, la
idea de la omnipotencia de los genes se basa
en un malentendido. Los genes no funcionan
según unos principios rígidos e inamovibles.
Antes bien, se muestran harto flexibles y se
adaptan a nuestra situación vital.
En ocasiones se han presentado escenarios
muy forzados y sin vinculación con la realidad
en los que la dotación génica ha sido encum-
brada y convertida en la soberana absoluta del
reino de los seres vivos. Uno de los ejemplos
más influyentes a este respecto fue el pano-
rama descrito en 1976 por el zoólogo Richard
Dawkins en El gen egoísta, donde reservaba a
los genes el desarrollo entero de la evolución.
Según Dawkins, la meta —inconsciente— del
gen era la de reproducirse en la biosfera tan-
to como le fuese posible y la de afirmarse a sí
mismo frente a los deseos de proliferación de
un número inacabable de otros genes distin-
tos. Esta idea arraigó en la sociobiología, entre
cuyos padres fundadores se cuenta el propio
Richard Dawkins.
79

GLOSARIO
SOCIOBIOLOGIA
Campo de investigación
que se estableció a me-
diados del decenio de los
setenta del siglo pasado.
Se ocupa del estudio e
interpretación del com-
portamiento social de los
animales y de los seres hu-
manos desde perspectivas
biológicas. Su precursor
más importante fue el
especialista en hormigas
Edward O. Wilson, de la
Universidad de Harvard,
quien en 1975 publicó un
trabajo que alcanzó impor-
tante notoriedad sobre la
evolución del comporta-
miento social (Sociobiolo-
gy: The New Sintesis).
CODIGO GENETICO
Las instrucciones de fabri-
cación de las proteínas se
encuentran contenidas en
la secuencia de nucleó-
tidos del ADN (ácido de-
soxirribonucleico). Los nu-
cleótidos, los “eslabones”
individuales de la cadena
del ADN, constan de un
azúcar, un resto fosfato y
una base de entre cuatro
posibles. Cada secuencia
de tres bases (un “triple-
te”) conforma una “letra”
del código genético, que
se traduce en un determi-
nado aminoácido de una
proteína. Estas secuencias
determinan la estructura
bioquímica y también la
forma de las proteínas.
REGULACION GENICA
Todos los procesos que
gobiernan la lectura y la
traducción de los genes
en proteínas. Un punto
importante de regulación
es el comienzo del proce-
so de lectura.
 chael Renner y Mark Rosenzweig, de la Univer-
80
Pero Dawkins no es genético ni investigó
los genes. Por eso resulta tan sorprendente la
vehemencia con la que defendía su punto de
vista de que los organismos de las distintas es-
pecies vegetales y animales no eran otra cosa
que “máquinas de lucha” construidas a par-
tir de la dotación genética y que tenían como
único fin conseguir la máxima difusión de
sus genes, por los que eran gobernados. Pese
a su endeblez, las tesis de Dawkins siguen repi-
tiéndose hoy, constituidas en una beligerante
ideología.
En los años ochenta y noventa me ocupé,
en la Universidad de Friburgo, de la genética
de citoquinas, mediadores inmunitarios. En
el campo de la inmunología, los científicos se
percataron muy pronto de que la superación de
una enfermedad, en contadísimas ocasiones,
dependía del “texto”, de la secuencia de nu-
cleótidos de una persona. Ciertamente, todos
los genes implicados son traducidos, de forma
precisa y según las reglas del código genéti-
co, en las secuencias de aminoácidos de una
proteína. De ese modo determinan los genes
cuál sea la composición de las citoquinas y su
efecto. Pero el que alguien sobreviva a una en-
fermedad infecciosa grave depende rarísimas
veces de la secuencia de nucleótidos para tales
mediadores inmunitarios, iguales en casi todos
los seres humanos.
La supervivencia depende mucho más de
la regulación de los genes inmunitarios. El
cuerpo tiene que conseguir ajustar su activi-
dad muy finamente, para que se produzca una
respuesta inmunitaria suficiente y eficaz: debe
evitarse que la respuesta mate al propio sujeto
a consecuencia de la producción en exceso de
armas defensivas frente a la infección.
Al comienzo del decenio de los noventa,
consagrado al cerebro, me sentí fascinado por
los paralelismos e interrelaciones existentes
entre el sistema inmunitario y el cerebro. De
la misma forma que en inmunología, hay en
neurología patologías muy raras que dependen
de cambios en la secuencia génica. Recordemos
la mucoviscidosis, el corea de Huntington o la
forma hereditaria de la demencia de Alzhei-
mer. Sin embargo, en la mayoría de las enfer-
medades no se puede distinguir con nitidez
ninguna causa en la secuencia génica.
El destacado papel que tiene la regulación
de la expresión génica por el cerebro, quedó
aclarado ya en la década de los ochenta. Mi-
sidad de California en Berkeley, revelaron que
había numerosos parámetros neuroanatómicos
—número de grandes “neuronas conectoras”,
ramificación de las prolongaciones nerviosas
y densidad de las sinapsis (espacio de contacto
entre dos células nerviosas)— que se desarro-
llaban en los animales de experimentación
dependiendo de si éstos se criaban o no en un
entorno estimulante para el conocimiento. Se
lograba un ambiente estimulante mediante la
dotación de sus jaulas con dispositivos adecua-
dos; carecían de estímulos, por contra, las jaulas
desnudas o casi. También en experimentos con
laberintos, en donde se potencia la memoria,
destacaban los roedores que se habían desarro-
llado en medios dotados de equipamientos.
El medio modela el cerebro
Pero, ¿cómo puede el entorno influir en mi-
croestructuras neurobiológicas? Una plastici-
dad neuronal como la registrada en los ani-
males de los experimentos ante citados sólo
se produce cuando las influencias externas
modulan la actividad de los genes que rigen
la función o el crecimiento de las células cere-
brales. Según demostraron estudios realizados
con posterioridad, eso era exactamente lo que
ocurría en dichos animales.
A nadie debe sorprender que el entorno re-
percuta sobre la actividad de la dotación génica.
Se trata de un principio de genética molecular,
que permite a los seres vivos adaptarse pres-
tos a unas cambiantes circunstancias externas,
para poder sobrevivir. Nuestros 30.000 genes
poseen no sólo una región codificadora que con-
tiene las instrucciones de construcción precisas
para unas proteínas, sino además uno o varios
conmutadores génicos. Estos promotores pre-
ceden a la región codificadora. Consta también
de ADN, pero no están ordenados a la síntesis de
proteínas. Actúan como potenciales lugares de
anclaje de los factores de trascripción, que son
moléculas proteicas que instan o suspenden la
lectura del gen, esto es, su trascripción.
Todos los genes tienen un promotor. De los
distintos factores específicos de trascripción
inhibidores o activadores que se encuentran
en la célula, sólo unos pocos cuadran con los
conmutadores génicos de un determinado gen
y pueden, por tanto, unirse a él. El que anclen
en esos conmutadores depende de las señales
que del exterior llegan a la célula. Estas señales
externas provocan en el interior de la célula
otras cadenas de señales que acaban con la
activación de uno o varios factores de tras-
cripción. Por último, estas proteínas se alojan
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
 Los motores de los sentimientos

AVT
(área ventral
Núcleo accumbens del tegmentum)
Amígdala Hipocampo
GEHIRN & GEIST /SIGANIM Y EMDE-GRAFIK

Hipófisis
Tronco cerebral

Las cápsulas
suprarrenales
segregan cortisol
Hipotálamo

Las situaciones que desencadenan angus-
tia estimulan la amígdala cerebral, las células
nerviosas del tronco cerebral y el hipotálamo
(flechas azules). En respuesta a esa señal, se
conecta en el hipotálamo el “gen de la hor-
mona liberadora de corticotropina”, o gen CRH
(del inglés: corticotropin-releasing-hormon-
gen), el cual produce y libera la correspon-
diente “proteína de la hormona liberadora de
corticotropina” o proteína CRH. Esta proteína
activa la hipófisis, la cual por su parte hace
que las glándulas suprarrenales manden cor-
tisol, la hormona del estrés, a la sangre. Los
traumas severos pueden dar lugar a que este
“eje del estrés” permanezca más susceptible
durante un largo tiempo, hasta el punto de que
situaciones cotidianas desencadenen ataques
de pánico.
Un papel importante para la motivación lo
desempeñan el área ventral del tegmentum
(AVT) y el núcleo accumbens (flecha roja).
Como reacción a diversos estímulos sociales
—por ejemplo, la ayuda atenta, amigable
o incluso afectuosa de otra persona—, las
fibras nerviosas del AVT liberan dopamina
en el núcleo accumbens. Un efecto semejan-
te lo producen determinadas drogas, como
es el caso de la cocaína. De forma contra-
ria, la ruptura de una relación amorosa o
la pérdida de una persona relacionada con
nosotros puede producir una auténtica crisis
de abstinencia en el más auténtico sentido
del término.

en los conmutadores de “su” gen, cuya lectura
estimulan o inhiben.
Las consecuencias biológicas del estrés
Las investigaciones realizadas en los últimos
años han puesto de manifiesto que un entorno
estimulante actúa como señal para la lectura
de numerosos genes. Se activan, sobre todo, los
genes de los factores de crecimiento nervioso,
encargados del desarrollo de las neuronas.
Otro ejemplo muy visible de la regulación
génica es el de la activación de los “genes del es-
trés”. Una amenaza vital aguda —sin excluir si-
tuaciones en las que uno siente que se le exige
demasiado— evidencia de inmediato su reflejo
biológico en el cerebro: las células nerviosas de
nuestros centros de la angustia liberan cantida-
des mayores de glutamato, un transmisor con
actividad excitadora, mediante el cual excitan
grupos de neuronas de dos centros del estrés
(el tronco cerebral y el hipotálamo).
Ha quedado también demostrado que la an-
gustia y el estrés “activan” —a través de otra
cadena de señales de las neuronas del hipo-
tálamo— el más importante de los genes del
estrés, a saber, el gen de la hormona liberadora
de corticotropina o gen CRH (del inglés: corti-
cotropin-releasing-hormon-gen). En situacio-
nes amenazantes se activa en los mamíferos
(hombre incluido). A consecuencia de ello, se
incrementa en el hipotálamo la síntesis de la
proteína liberadora de la corticotropina, o pro-
teína CRH. Esta, a través de un rodeo en la hipó-
fisis, estimula en las glándulas suprarrenales la
liberación en el torrente sanguíneo del cortisol,
la hormona del estrés. Por efecto del cortisol,
el cuerpo moviliza sus reservas de azúcar a fin
de tener disponible la energía suficiente para
una lucha o una huida.
Las experiencias más críticas vinculadas a
la angustia o el estrés ejercen no sólo efectos
inmediatos, sino que pueden también cambiar

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 81

  a largo plazo la “biología” del cerebro. Así, un
FACTORES
DE TRANSCRIPCION
Estos factores posibilitan
a la célula conectar o
desconectar los genes.
Mediante la unión de los
factores de transcripción
específicos con el promo-
tor de un gen, se produce
el reforzamiento o la
atenuación de la actividad
transcriptora del gen.
RECEPTOR
DE GLUCOCORTICOIDES
Molécula receptora,
situada en la membrana
de envoltura de algunas
neuronas, que detecta
glucocorticoides como el
cortisol, la hormona del
estrés. El acoplamiento
del cortisol en el receptor
desencadena una serie de
señales que amortigua la
repuesta al estrés.
MODELO EPIGENETICO
Informaciones situadas
fuera de la secuencia
de nucleótidos, como
marcadores químicos en
el ADN o modificaciones
en las proteínas desarro-
lladas a partir del ADN
(las llamadas histonas).
Los modelos epigenéticos
abren numerosas posibili-
dades para la regulación
génica. Pueden cambiar
en el transcurso de la
vida las dependencias del
sujeto con relación a sus
experiencias y, en parte,
pueden ser también
heredados.
Histona
Modificaciones
químicas

82
trauma intenso —por ejemplo, un accidente
de tráfico o una violación— arraiga en las mi-
croestructuras neurobiológicas de los centros
de la angustia, amigdalinos en especial. Deter-
minadas sinapsis, en las cuales las neuronas de
la amígdala intercambian mediadores entre sí,
se refuerzan bajo la influencia de un trauma
con tal intensidad, que cualquier estímulo an-
gustioso posterior puede desencadenar durante
años una liberación aumentada de glutamato
y, con ello, una reacción corporal extrema. Las
propias situaciones cotidianas engendran, de
vez en cuando en estas personas, episodios de
angustia severos hasta convertir la vida en un
infierno. En medicina psicosomática, hablamos
de un trastorno postraumático.
Las personas reaccionan siempre de una ma-
nera idiosincrásica ante el estrés. Una misma
situación traumática externa activa el gen CRH
con una intensidad distinta en cada persona. La
razón de tal variabilidad era desconocida has-
ta hace unos años. Pero Michael Meaney y su
equipo, de la Universidad McGill de Montreal,
han descubierto una posible causa. El grupo
estudió un “gen antiestrés”, esto es, un gen
que indirectamente amortigua la actividad del
gen CRH. Este gen antiestrés contiene el plan
de construcción de un receptor de glucocorti-
coides, que se une al glucocorticoide cortisol
liberado en situaciones amenazantes. El pro-
ceso opera, además, como señal para que la
respuesta al estrés se amortigüe o se inhiba.
Meaney supuso que, en los individuos que
tendían a mostrar una reacción de su gen CRH
especialmente intensa, se producía un fallo de
ese freno del estrés; por una razón: el gen an-
tiestrés no estaba suficientemente activo. Se
dedicó entonces a investigar a qué podía deber-
se ese menoscabo de actividad. El gen anties-
trés no diverge del resto de los genes y presenta
su propio conmutador. Meaney descubrió que
dicho conmutador portaba, en los mamíferos
recién nacidos, una funda bioquímica formada
de “grupos metilo”. Tal revestimiento impide
que los factores de transcripción se acoplen y
activen el gen conectado a continuación. Esos
elementos de control mencionados que están
fuera de la secuencia de ADN han atraído la
atención de los científicos y se les supone es-
tructuras epigenéticas. Un gen dotado con ta-
les estructuras de funda se dice que tiene un
“modelo epigenético”.
Los recién nacidos disponen después de su
nacimiento de la reacción biológica del estrés,
es decir, pueden activar su gen CRH. Pero, de-
bido al marcador epigenético, no están todavía
en disposición de activar su programa biológi-
co antiestrés.
En el año 2004, Michael Meaney, en expe-
rimentos llevados a cabo sobre madres rata y
sus crías, se apuntó otro descubrimiento sobre-
saliente: los estímulos corporales vinculados
con los cuidados maternales, como el lamer o
el mamar, activaban en el cerebro la reproduc-
ción del gen antiestrés. Meaney demostró que
los cuidados de la madre provocaban la elimi-
nación de los grupos metilo que protegían el
conmutador génico del gen antiestrés. De igual
forma, los cuidados sociales tras el parto llevan
a una legibilidad más fácil, y mantenida en el
tiempo, del gen antiestrés.
“Eslabón perdido”
Quizá las observaciones de Meaney constitu-
yan la clave para un mejor entendimiento de
la depresión. Desde hace tiempo se sabe que
las personas con un riesgo elevado de padecer
la enfermedad depresiva tienen hiperactivo el
gen del estrés, el CRH. Y se conoce, asimismo,
merced a estudios sobre voluntarios que se
extendieron a lo largo de toda su vida, que los
niños cuyos padres no pudieron ocuparse de
ellos durante la infancia tienden a desarrollar
luego una depresión.
En los cambios epigenéticos pudiera esconder-
se el eslabón perdido neurobiológico entre estas
dos observaciones. Si la relación se confirma,
quedará de manifiesto el interés para nuestra
sociedad del buen cuidado de los lactantes y de
los niños. Un estado que no proporcionara a los
padres suficientes posibilidades de ocuparse de
sus hijos durante la lactancia pagaría a largo pla-
zo un alto precio en forma de un incremento de
los trastornos psíquicos de su población adulta,
especialmente de los depresivos. En el dominio
de la influencia de las relaciones interhumanas
para la biología cerebral, Thomas Insel, del Ins-
tituto Nacional de Salud Mental en Bethesda,
acuñó el concepto de “cerebro social”: un órgano
especializado en las interacciones sociales y que,
simultáneamente, se moldea a través de ellas.
A este respecto, importa traer a colación los
descubrimientos sobre la función del sistema
motivacional neuronal. Las piezas centrales del
sistema en cuestión son el núcleo accumbens,
situado en el prosencéfalo, y el área ventral
del tegmentum (AVT), localizada en el mesen-
céfalo. Las fibras nerviosas del AVT se dirigen
al núcleo accumbens y vierten allí dopamina,
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
 El amor materno
EL CONTROL ANTE TODO: REGULACION DE LA ACTIVIDAD GENETICA
repercute
en los genes
El grupo de trabajo
encabezado por Michael
Grupo metilo ADN
Meaney publicó sus
observaciones impactantes
sobre la programación
epigenética de un gen
antiestrés mediante los
Conmutador génico bloqueado Gen (región codificadora) cuidados maternales en
(promotores metilados) Nature Neuroscience:

EPIGENETIC PROGRAMMING
BY MATERNAL BEHAVIOR.
Influencias ambientales (alimentación, venenos o factores psí- I. C. Weaver et al. en
quicos, como los cuidados maternales en las edades tempranas Nature Neuroscience,
de la niñez) pueden conducir a la separación o a la adherencia vol. 7, n.o 8, págs. 847-
de grupos metilo. 854; agosto 2004.

Conmutador génico libre Gen (región codificadora)

(promotor desmetilado)

A los promotores, ahora libremente accesibles, pueden aco-

plárseles factores de transcripción activadores (o inhibidores).
Estos procesos se encuentran también al final de una cadena de
señales, la cual se pone en marcha mediante ciertas situaciones
externas (amenazas, ayuda social y otras).
Las experiencias
más críticas en
Factores de transcripción: fortalecimiento (o debilitamiento) de la transcripción
relación con la
angustia o el
estrés engendran
no sólo efectos
inmediatos, sino
que presentan
también el
Transcripción creciente ARN-polimerasa
del gen potencial de
cambiar a largo
GEHIRN & GEIST / ART FOR SCIENCE

Los factores de transcripción activadores aceleran la lectura del gen (transcripción = paso de ADN (ácido plazo la biología
desoxirribonucleico) a ARN (ácido ribonucleico). Este proceso se cataliza por una enzima denominada
del cerebro.
ARN polimerasa. La transcripción proporciona a las fábricas de proteínas celulares las instrucciones
de construcción de las enzimas y de otras proteínas.

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 83

  neurotransmisor encargado del control del
movimiento en los centros cerebrales motores,
RATONES KNOCK-OUT aunque en otros centros actúa como una “dro-
Mediante manipulaciones ga de la vitalidad”. La dopamina crea un estado
genéticas llevadas a cabo de “motivación”. En la adicción a la cocaína y
en óvulos recién fecun- la nicotina concurre una copiosa liberación de
dados pueden eliminarse dopamina en el núcleo accumbens.
uno o varios genes.
Pero, ¿qué estímulos —aparte de las drogas
A partir de las consecuen-
cias que se producen en adictivas— activan el sistema motivacional?
los ratones adultos, los Los conocimientos de que hasta ahora dis-
investigadores deducen el ponemos apoyan la idea de un “cerebro so-
papel que desempeña ese cial”. En 2005, Michael Barrot, del Instituto
gen en los animales sin de Neurociencias de la Universidad de Estras-
manipular. burgo, mantuvo aisladas ratas adultas en jau-
las individuales durante meses. No tardó en
tornarse mudo el gen del factor transcriptor
denominado CREB. Al propio tiempo, los ani-
males comenzaron a comportarse de forma
inquieta, apática y desanimada. La falta de
contacto con sus congéneres paralizaba, en el
“cerebro social”, el sistema motivacional.
ERIC ISELEE / FOTOLIA
La simpatía como factor motivador
A la inversa, numerosas investigaciones realiza-
das en los últimos años sugieren que el estímulo
natural más poderoso del sistema motivacional
es la atención de sus congéneres. La resonancia
magnética nuclear funcional (RMNf) aplicada a
humanos nos revela que cuanto más simpática
e interesante juzgamos a una persona, tanto
más intensamente activa el mero encuentro
con ella nuestro sistema motivacional.
Insel especulaba, ya en 2003, que la relación
entre los congéneres podía equipararse a una
enfermedad adictiva. Las atenciones sociales
participan del carácter de una droga adictiva,
según corroboraron Francesca d’Amato y su
grupo, de la Universidad de Roma. Partían del
supuesto de que la presencia materna, tranqui-
lizadora para los recién nacidos, originaba una
mayor descarga de opiáceos que suprimían los
sentimientos angustiosos y producían una sen-
sación euforizante.
Para someter a prueba tal hipótesis, elimina-
ron inmediatamente después de la fecundación
de las ratas experimentales, mediante técnicas
de manipulación genética, un gen que, a partir
del nacimiento de los ratones, iba a resultar im-
prescindible para que los opioides naturales hi-
cieran efecto. (Se trataba del gen de un receptor
opioide.) Una vez manipulados, los óvulos recién
fecundados fueron reimplantados a las madres.
Por último, vinieron al mundo ratones knock-
out, en todo igual que los ratones normales salvo
en su privación de receptores opioides.
84
Ante la ausencia de la madre, los recién na-
cidos reaccionan con un comportamiento de
protesta. ¿Constituye acaso un síntoma de abs-
tinencia debido a que los opioides no llegan?
Si ésa es la razón, los animales a los que les
falta un sistema opioide funcional no deberían
nunca convertirse en “adictos” a la madre, ni
tampoco llorarían tanto en ausencia de la ma-
dre; en efecto, de ese modo se comportan los
bebés-ratones knock-out.
Las experiencias relacionales tempranas
modifican no sólo nuestra resistencia al estrés,
sino que influyen también en nuestra reacción
ulterior a las atenciones interpersonales. Ali-
son Fries y Seth Pollak, de la Universidad de
Winsconsin en Madison, publicaron un trabajo
con sorprendentes resultados. Los efectos de la
hormona oxitocina son conocidos desde hace
tiempo en las clínicas obstétricas. Asociada al
proceso del parto, se ha comprobado que cons-
tituye una suerte de “hormona de la amistad
y de la ternura”. Su producción en el hipotá-
lamo resulta estimulada, entre otras cosas,
mediante los contactos físicos y las caricias.
Y, recíprocamente, la secreción de oxitocina
aumenta las manifestaciones de afecto hacia
otras personas.
Tal y como observaron Fries y Pollak, en los
niños de cuatro años que han jugado cariño-
samente con su madre durante media hora
aumenta la presencia de cristales de oxitocina
en la orina. Aunque en algunos de estos proban-
dos el efecto era notoriamente más débil: todos
ellos habían pasado su primer año de vida en
un orfanato y, por lo tanto, no habían recibido
durante ese tiempo muchos cuidados persona-
les. Presumiblemente, su sistema oxitocínico
se quedó entonces atrofiado y después, a pesar
de los cuidados proporcionados por los padres
adoptivos, no pudo regenerarse del todo.
De esas y otras observaciones similares cabe
extraer la conclusión siguiente: los sistemas
biológicos de nuestro cuerpo programados
genéticamente no son una garantía de que
las capacidades a ellos ligadas alcancen pleno
desarrollo. Sobre todo en las funciones relacio-
nadas con el cerebro, importa sobremanera el
ejercicio de las mismas. Para ello se requieren,
en edad temprana, experiencias estimulantes
y las atenciones amorosas y sensibles.
No hay oposición entre la dotación
genética y el entorno
El entorno social no repercute, por tanto, sólo
en lo que englobamos bajo las denominacio-
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
nes de “psique” o “situación subjetiva”. Según
hemos ido desentrañando, lo que las personas
experimentan en las relaciones con los demás
se manifiesta también biológicamente, en la
actividad génica, y a veces incluso de forma
duradera en nuestro genoma. La oposición, tan
traída y llevada durante décadas, entre “natu-
re” y “nurture” —entre naturaleza y crianza; es
decir, entre la dotación genética y la influencia
de la educación— es sólo aparente: el entorno
repercute siempre sobre los genes, cuyo rol se
hace efectivo en el contexto de sus reacciones
frente al entorno.
Con lo dicho aquí queda claro el carácter
sesgado, ideológico, de las teorías sociobio-
lógicas, que ven a los genes como los únicos
actores egoístas y autistas de la evolución. Hoy
sabemos con certeza que los genes no son enti-
dades autónomas. Dicho de una forma gráfica,
los genes representan sólo el teclado en el cual
el organismo “toca” su música. Dado que es-
tán reaccionando sin cesar ante señales prove-
nientes del exterior y adaptando su actividad
a ellas, los genes son en realidad estructuras
extraordinariamente flexibles y “comunicati-
vas”. Y, en tanto estructuras extremadamente
cooperativas, no pueden ni leerse ni duplicarse
tan sólo por sí mismas. Para ambas cosas ne-
cesitan la compañía y colaboración de otras
moléculas. La idea de un “egoísmo” en rela-
ción con los genes refleja una transferencia
acrítica de principios económicos a la biología,
que conocidos científicos ya han criticado con
razón. BIBLIOGRAFIA
La agresión y la lucha por la supervivencia, COMPLEMENTARIA
desde que la evolución ha entrado en la fase
de escasez de recursos, se han convertido en DAS G EDÄCHTNIS DES KÖR -
principios biológicos sumamente importantes. PERS . WIE BEZIEHUNGEN UND
Negar e infravalorar dichos principios carece L EBENS T I L E U NSERE G EN E
de sentido y sería incluso peligroso. Pero, si- STEUERN . J. Bauer. Piper
multáneamente, me parece bastante cuestio- TB; Múnich, 2004.
nable que, si la evolución se produjese sólo
por sí misma, se pudieran desarrollar, como WARUM ICH FÜHLE, WAS DU
de hecho se hacen, capacidades planeadas para FÜHLST. I NTITUITE KOMMU -
la lucha por la supervivencia. Por eso, creo NIKATION UND DAS GEHEIM -
que la cooperación, que se encuentra desde el NIS DER S PIEGELNEURONE .
principio de la evolución hasta en los procesos J. Bauer. Hoffmann und
moleculares, es el principio biológico más evi- Campe; Hamburgo, 2005.
dente y que, además, sirve de base a muchos
otros fenómenos. P R I N Z I P M ENSCH L I CHK EI T.
W ARUM W IR VON N ATUR
Joachim Bauer, catedrático de psiconeuroin- AUS KOOPERIEREN . J. Bauer.
munología, dirige el departamento de medicina Hoffmann und Campe;
psicosomática en el Hospital Clínico Universitario Hamburgo, 2006.
de Friburgo.

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 85

ILUSIONES

RIVALIDAD BINOCULAR
Vemos espacialmente gracias a que cada ojo envía al cerebro una información distinta.
Cuando ambas imágenes retinianas divergen mucho, se producen fenómenos curiosos

VILAYANUR S. RAMACHANDRAN Y DIANE ROGERS-RAMACHANDRAN

M iramos el mundo desde dos puntos

de observación ligeramente di-
ferentes, las posiciones de los dos ojos.
a

Esta duplicidad de observatorios es res-

ponsable de sutiles diferencias entre las
imágenes de cada uno de los dos ojos,
discrepancias que son proporcionales a
las profundidades relativas de los obje-
tos del campo de visión. El cerebro está
facultado para medir esas diferencias; al
realizarlo, el resultado es la visión este-
reoscópica, o estereopsis.
Para hacernos una idea del efecto des-
crito, extendamos un brazo, apuntando
con el dedo a un objeto lejano. Con el
brazo extendido, guiñemos alternativa-
mente los ojos y observaremos que el
dedo cambia de posición con relación al
objeto, hecho que ilustra la disparidad
horizontal entre los ojos.

En las salas de estar de la Inglaterra
victoriana solía haber unos artilugios de
visionado que creaban la ilusión de pro-
fundidad en imágenes de escenas de la
naturaleza, de monumentos arquitectó-
nicos e incluso pornográficas. Todavía
se dispone hoy de aparatos similares,
como los de las marcas ViewMaster o
Magic Eyes, descendientes de aquellos
estereoscopios.
La fusión cerebral
Hay un hecho sobre la visión estereoscó-
pica que goza de menos difusión popular:
aunque recibimos dos imágenes, una por
cada ojo, percibimos nada más una sola
imagen. Ocurre con el tacto algo pareci-
do; si tocamos una naranja con ambas
manos, percibimos solamente una na-
ranja, no dos. En consecuencia, las imáge-
nes de ambos ojos han de “fundirse” en
algún lugar del cerebro para dar origen a
JOHNNY JOHNSON
La pauta cambiante de actividad cerebral
produce la ilusión de que el objeto es inestable.
un solo y único elemento de percepción, uno y otro ojos, veremos una superficie
o “percepto”. Pero cabe preguntarse, ¿qué roja o una superficie verde, como era
ocurrirá si los ojos miran objetos muy de esperar. Pero, ¿y si dejamos los dos
disímiles? ¿Percibiremos una mezcla de ojos abiertos? ¿Se armonizan los colo-
ambos? res, mezclándose en el cerebro, y pro-
Ensaye el experimento siguiente. Pro- duciendo un color amarillo uniforme,
véase de unas gafas de lectura de poca como habría de ocurrir al mezclarlos
graduación, como las que se venden ópticamente? (Como sabe cualquier chi-
en las farmacias o en algunos bazares. quillo de preescolar, al mezclar pigmen-
Fije ante las lentes sendos filtros, uno tos rojo y verde, como en las témperas,
de color rojo brillante y el otro verde. resulta un color marrón. Pero en la fu-
Póngase las gafas. Si ahora se mira una sión de las luces por proyección sobre
superficie o un objeto blanco, ¿qué se una pantalla, el rojo y el verde producen
verá? Si cerramos alternativamente amarillo.)

86 MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

 Se verá, o bien la alternancia de los dos conjuntos de franjas,
o bien un mosaico fluctuante, pero nunca un cuadriculado.
La respuesta, un tanto sorprendente,
es que solamente se ve una cosa a la
vez. El objeto se nos presenta alterna-
damente de los colores rojo y verde.
Parece como si los ojos, para evitar
conf lictos, fuesen turnándose. Este
fenómeno se denomina rivalidad bi-
nocular. El efecto es similar al que se
aprecia en el cubo de Necker (a). Para
c unas contra otras? La respuesta es que a
JASON LEE
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
el observador, puede que estas expe-
riencias de dinamismo perceptual le
den la impresión de que el objeto está
cambiando. El estímulo, sin embargo,
es perfectamente estable; lo que está
cambiando es la pauta de actividad ce-
rebral durante la visión, produciendo
las alteraciones perceptivas o la ilusión
de un objeto inestable.
SCIENTIFIC AMERICAN
La rivalidad binocular puede consti-
tuir un poderoso instrumento para la
exploración del problema, más general,
de cómo resuelve el cerebro los conflictos
de percepción. Ensayemos ahora otro ex-
perimento. ¿Qué ocurre si en vez de co-
lores distintos les ofrecemos a nuestros
ojos dos conjuntos de franjas que sean
mutuamente perpendiculares? ¿Veremos
una superficie cuadriculada? ¿Chocarán
veces las veremos alternarse, pero con
igual frecuencia se percibirá un mo-
saico de parches o parcelas, en las que
aparecen intercaladas secciones de las
imágenes de uno y otro ojo (b). No hay
cuadriculado.
En principio, podría realizarse este ex-
perimento disponiendo una colección
de barras verticales para el ojo derecho
y otra igual de barras horizontales para
el izquierdo, montadas en un visor es-
tereoscópico. Pero si no disponemos
de uno, podemos crear una “variante de
pobre” (c). Bastará para ello defi nir un
separador vertical, así una carpetilla de
cartulina, directamente situada sobre
la divisoria de las imágenes que han
de corresponder a los ojos derecho e iz-
quierdo. El separador ha de tocarnos la
punta de la nariz, para que el ojo izquier-
do vea exclusivamente una imagen, y el
ojo derecho, solamente la otra. Lo que
veremos será, o bien una alternancia de
las franjas, o bien un mosaico fluctuan-
te; nunca un cuadriculado. Con prác-
tica se puede prescindir del separador
y aprender la “fusión libre” de las dos
87
 d suerte que el color del ojo izquierdo
vaya con las franjas del ojo derecho, o
siempre “rivalizan” sincrónicamente?
FUENTE: “WHEN THE BRAIN CHANGES ITS MIND: INTEROCULAR GROUPING DURING BINOCULAR RIVALRY,” POR ILONA KOVÁCS, THOMAS V. PAPATHOMAS, MING

La respuesta, en breve, es que lo hacen

juntas. O dicho con mayor crudeza, la
rivalidad se produce entre los propios
ojos y no en el procesamiento del color
o de la forma.

Completar la figura
Pero eso no siempre es verdad. Fijémonos
YANG Y ÁKOS FEHÉR, EN PNAS, VOL. 93; DICIEMBRE 1996, ©1996 BY THE NATIONAL ACADEMY OF SCIENCES, U.S.A.

en la curiosa muestra en d. La imagen

Mediante experimentos relativamente sencillos
se puede alcanzar una profunda comprensión
del procesamiento visual.
imágenes haciendo bizquear o separar
los ojos. Resulta más fácil si inicialmente
se fija la mirada en la punta de un lápiz
situada a medio camino entre las imá-
genes y el rostro.
En cuanto haya aprendido ese truco,
a través de uno verde? En tal caso, se
tendría rivalidad de color y rivalidad
de forma. ¿Podrán estas dos rivalida-
des acontecer independientemente, de
e
__________________________
_
que le es presentada a cada ojo es una
composición del rostro de un mono y de
follaje. Algo desconcertante: si el cere-
bro fusiona las dos imágenes, tiene una
acusada tendencia a completar, ora el
rostro del mono, ora el follaje; a pesar
de tal cosa, exige el ensamblaje de frag-
mentos tomados de ojos distintos para
completar las configuraciones. En este
caso, el cerebro selecciona fragmentos
de cada ojo que “tienen sentido” al ser
correctamente combinados en cuanto a
configuración holística.
Volvamos a la estereopsis, es decir,
al cómputo de la profundidad relati-
va a partir de las imágenes que recibe
cada ojo, que son ligeramente distintas,
porque los ojos están separados hori-
zontalmente en el cráneo. En este caso
se producen la fusión de imágenes y la
percepción de profundidad, sin que exis-
ta rivalidad binocular.
Resulta francamente notable que los
humanos hayan estado vagando du-
rante miles de años por nuestro plane-
ta sin percatarse de la estereopsis (con
la idea presumible de que la ventaja
de tener dos ojos sería que si se pierde
uno quedaría otro de repuesto). Leo-

________________________________
_

____________________________
__________________________________
________________________________

podrá intentar cierto número de cosas

________________________________
_

____________________
_

________________________________

nuevas. Se sabe, por ejemplo, que las

_____________________

__________________________

____________
_

____________________________

áreas cerebrales encargadas del pro-

_

__________________________________
_______

______
____________________

cesamiento del color de las imágenes

_____________________
____________

visuales difieren de las responsables

_______
______

del procesamiento de la forma. Pode-

mos entonces preguntar, ¿se produce
_ _

la rivalidad por separado para estas dos

_

SCIENTIFIC AMERICAN
_

o, por el contrario, siempre se dan jun-

_

tas? ¿Y si mirásemos las franjas corres-

_

pondientes al ojo izquierdo a través de

un filtro rojo, y a las del ojo derecho,

88 MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

nardo da Vinci ha hecho ver que esta
información existía hace ya 500 años;
que el cerebro hace realmente uso de
ella fue descubrimiento del físico vic-
toriano Charles Wheatstone. Podemos
crear un ejemplo del descubrimiento
de Wheatstone observando los dibujos
de un objeto tronco-cónico (parecido a
un balde de agua) vistos desde lo alto.
Cuando fusionamos las imágenes de
uno y otro ojos (sea por fusión libre o
mediante el separador de cartulina),
salta hacia nuestros ojos un disco gris,
que sobresale del plano del círculo ex-
terior como si se hallara suspendido en
mitad del aire.
Pero, ¿es necesaria la fusión para que
se produzca la estereopsis? La pregunta
puede parecer capciosa, porque intuiti-
vamente cabría pensar que así es. Una
intuición errónea. Hace unos treinta
años, Anne Treisman, de la Universi-
dad de Princeton, Lloyd Kaufman, de la
Universidad de Nueva York, y uno de
los autores (Ramachandran) demostra-
ron por separado que —paradójicamen-
te— la rivalidad puede coexistir con la
estereopsis.
Para comprender este fenómeno, mi-
remos el estereograma que se muestra
en e. Cuenta con dos parches excéntricos
rayados, desplazados horizontalmente
en sentidos opuestos con relación a las
circunferencias exteriores. Cuando el
cerebro efectúa la fusión de estos dos
parches, se produce algo extraordinario:
se verá todo el parche como flotando por
delante de la hoja, aunque a razón de un
parche por vez, porque los respectivos
rayados son ortogonales. Dicho de otro
modo, el cerebro extrae la señal “en es-
téreo” de los parches como un todo —in-
terpretando los trozos individuales como
borrones— pero aun así, se ve que los dos
parches rivalizan.
La información relativa a la ubicación
de los parches en la retina es extraída
por el cerebro y produce estereopsis. Aun
cuando sólo sea visible cada vez la ima-
gen de un ojo. Es como si la información
procedente de una imagen invisible pu-
diera aun así excitar la estereopsis.
Tal “rivalidad de forma” se produce en
un área cerebral diferente de la estereop-
sis, por lo que ambas pueden coexistir en
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
armonía. La correlación entre ellas en la
visión binocular es coincidente, no obli-
gatoria. El descubrimiento de que cierta
información visual puede ser procesada
inconscientemente en una senda cerebral
paralela nos hace pensar en el enigmá-
tico síndrome neurológico de la visión
ciega. Un paciente con la corteza visual
dañada sufre ceguera completa. No pue-
de percibir conscientemente un punto
luminoso. Pero sí es capaz de extender la
mano y tocarlo valiéndose de una senda
neuronal paralela que circunvala a la cor-
teza visual (la cual es necesaria para la
percepción consciente) y se proyecta di-
rectamente sobre centros cerebrales que
se encuentran en una especie de piloto
automático y guían la mano.
Sería posible, en teoría, realizar un
experimento parecido para la rivalidad
binocular. Cuando la imagen de uno de
los ojos queda suprimida a causa de la
rivalidad binocular, ¿se podría todavía
extender la mano y tocar un punto que
le es presentado a ese ojo, a pesar de
que ese punto, para el ojo suprimido, es
invisible?
El fenómeno de la rivalidad constitu-
ye un llamativo ejemplo de la forma en
que podemos servirnos de experimentos
sencillos para adquirir profundas nocio-
nes sobre el procesamiento visual.
Vilayanur S. Ramachandran y Diane Rogers-
Ramachandran pertenecen al Centro del
Cerebro y la Cognición de la Universidad de
California en San Diego.
BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA
STEREOPSIS G ENERATED WITH J ULESZ PAT-
TERNS IN S PITE OF R IVALRY I MPOSED BY
COLOUR F ILTERS . V. S. Ramachandran
y S. Sriram en Nature, vol. 237, págs.
347-348; 9 de junio de 1972.
B INOCULAR V ISION AND STEREOPSIS . Ian
P. Howard y Brian J. Rogers. Oxford
University Press, 1995.
B INOCULAR R IVALRY. Compilación de Da-
vid Alais y Randolph Blake. MIT Press,
2004.
89
 SYLLABUS

TERAPIA DE CONCENTRACION
APOYADA EN EL MOVIMIENTO
“Sentir” el propio cuerpo de forma consciente ayuda a tomar conciencia de los propios sentimien-
tos y emociones y resolver problemas psíquicos. Una iniciación a estas técnicas la ofrece la terapia
de concentración apoyada en el movimiento

VERENA STROBL

“Q
TODAS LAS FOTOGRAFIAS DE ESTA SECCION: GEHIRN & GEIST / MANFRED ZENTSCH

ué bien que hayamos hablado de

ello”, pronuncian a modo de soni-
quete los psicólogos. Tiene su trasfondo
de verdad. Desde siempre, la conversa-
ción ha sido el elemento principal del
trabajo en psicoterapia. La mayoría de
las variantes terapéuticas se basan en la
conversación como herramienta para el
cambio. El paciente verbaliza sus pen-
samientos, sentimientos y vivencias,
que volverán a reelaborarse de manera
conjunta con el terapeuta en el curso del
tratamiento.
Para determinados grupos de pacien-
tes no constituye ni de lejos el método
ideal. Muchas personas tienen dificulta-
des para expresar sus problemas, bien
sea porque no están acostumbrados a
ello o bien porque ni siquiera saben qué
es lo que les genera la problemática en
cuestión. La terapia de concentración
apoyada en el movimiento (TCM) avanza
por otros derroteros. Sus adeptos parten
de la base de que las experiencias trau-
máticas que vive un individuo se reflejan
en su “imagen corporal”, en la imagen

1. CON LOS BRAZOS EXTENDIDOS, la joven

explora el espacio. La terapia de concentra-
ción apoyada en el movimiento permite una
suerte de “acciones sonda”, que pueden ser
llevadas a la práctica en medio del quehacer
diario. Se trate de sentirse libre o de rom-
per con supuestas obligaciones morales. El
pañuelo simboliza ligereza, aunque puede
también convertirse en sostén y permitir
experimentar la propia fuerza.

90 MENTE Y CEREBRO 29 / 2008

interna que se tiene del propio cuerpo.
Ello se hace visible, por ejemplo, en la ac-
titud corporal de una persona, sus movi-
mientos, su presencia, llegando incluso a
manifestaciones típicas como la tensión,
problemas dermatológicos o dolor de es-
palda. El cuerpo está enviando señales
inequívocas al terapeuta y al propio pa-
ciente sobre su estado anímico.
El proceso inverso también es posi-
ble. En él se encierra la segunda idea
clave de la TCM. A través del trabajo
corporal podemos actuar de forma te-
rapéutica sobre la psique. Este plantea-
miento es originario de la “teoría del
círculo figural” de Víctor von Weizsäc-
ker (1886-1957): todo movimiento modi-
fica nuestra percepción, lo cual puede
desencadenar “movimientos internos”
y, por lo tanto, instar un proceso de cu-
ración espiritual.
El calificativo de “concentrativo” pre-
tende expresar que el objetivo es centrar-
se con todos los sentidos en la percepción
del propio cuerpo aquí y ahora. Así, una
sesión de terapia de grupo comienza fre-
cuentemente con una petición sencilla,
deambular por la sala. De esta manera
el terapeuta les propone a los alumnos
que sientan sus propios movimientos
de forma consciente: se arrastran, cami-
nan ligeros y dan saltitos. ¿Qué señales
reciben de las rodillas, la planta de los
pies o la columna vertebral? ¿Cómo res-
ponde la respiración? Paralelamente, los
pacientes deben prestar atención a los
sentimientos que brotan o los recuerdos
evocados.
cierra los ojos y se deja guiar por otro a
través del espacio.
Muchos terapeutas recurren en sus
sesiones al uso de pelotas, telas, cuerdas
o bastones de madera. Estos objetos son,
por un lado, fuente de nuevas experien-
cias sensoriales: con un palo se puede
golpear ligeramente el propio cuerpo,
una cuerda gruesa puede servir para
balancearse, una bola en forma de eri-
zo con pequeños nudos en las puntas se
utiliza para masajear manos y pies. Los
materiales pueden, no obstante, asumir
funciones simbólicas; por ejemplo, en el
ejercicio de buscar el objeto que exprese
el estado anímico de un momento de-
terminado.
Las sesiones alternan fases de movi-
miento con fases de conversación; se
trata, por tanto, de una terapia que no
excluye completamente el intercambio
verbal. Sin embargo, el primer paso es la
actividad corporal para tomar conciencia
de problemas sin resolver o lesiones es-
pirituales pasadas.
En esta especialidad concentrativa,
se utilizan terapias individuales o de
grupo en cualquier alteración psíquica
o psicosomática; por ejemplo, en patolo-
gías asociadas al miedo y el pánico, los
dolores crónicos, manías o trastornos
alimentarios que a menudo guardan re-
lación con una imagen profundamente
distorsionada del propio cuerpo. El mé-
todo se emplea también para la propia
experimentación durante la formación
como terapeuta, a fin de mejorar la per-
cepción de las interrelaciones entre men-
te y cuerpo.
En Alemania hay 92 clínicas especia-
lizadas en trastornos psicosomáticos
que ofrecen como alternativa la terapia
de concentración apoyada en el movi-
miento. Unos 260 terapeutas aplican
estas técnicas. A través de un proceso de
formación de unos cuatro o cinco años,
médicos, psicólogos, auxiliares clínicos o
pedagogos pueden obtener la titulación
oficial. Los terapeutas de TCM se consti-
tuyeron como gremio oficial en 1973 pese

La justa medida entre distancia

y proximidad
Inmediatamente después de acabar la se-
sión, los participantes explican sus sensa-
ciones. El terapeuta pregunta o describe
cómo ha percibido los movimientos de
los alumnos. Intenta también averiguar
qué tema le importa sobremanera a cada
paciente, al grupo o ambos. Puede tratar-
se de despedida y separación, de tensio-
nes y agresión o de hallar la medida justa
entre distancia y proximidad respecto
a los demás. Se produce entonces la si-
guiente propuesta de movimiento, algo 2. CONCENTRARSE EN EL PROPIO CUERPO y dirigir hacia él todos los sentidos puede
así como un ejercicio de compañerismo resultar complicado para algunas personas. Especialmente los enfermos psíquicos suelen
y confianza en el que un participante quejarse de que “no se sentían” o “se sentían vacíos”.

MENTE Y CEREBRO 29 / 2008 91

 3. LA CINTA ROJA.
Un elemento clave de esta terapia corporal
basada en el movimiento es trabajar sobre
la propia imagen del cuerpo. Dorothea
Rust (izquierda), de la clínica psiquiátrica
de Heidelberg, lo demuestra colocando una
cinta muy próxima al cuerpo de una colega
y perfilando su silueta. A menudo, los pa-
cientes se sorprenden de la diferencia que
existe entre la imagen interiorizada que
tienen de sí mismos y la realidad.
4. CON LA LIGEREZA DEL LIENZO. La participante manifiesta las sensaciones que tiene sobre
su propio cuerpo utilizando diversos objetos como símbolos: piedras para expresar pesadez,
telas para ligereza. La cuerda verde (derecha) resalta el desequilibrio percibido entre mitad
izquierda y derecha del cuerpo.
92
EJEMPLO NUMERO 1
“Deambular por la sala le provoca
enfado a la paciente. Yo la animo
a expresarlo. Patalea. Da golpes
con los brazos, los codos y los pu-
ños. Tras unos instantes de duda,
acompaña esos movimientos con
rugidos de enfado y una respiración
más poderosa. De repente surge
como una corriente que sale de su
cuerpo. El enfado, la decepción, el
dolor y la duda que habían estado
confinados durante años “nunca me
he podido fiar de nadie, de nadie.
Era una inseguridad absoluta, desde
el principio de mi matrimonio...”
Tras haberse calmado, expresaba
alivio y liberación al poder hablar
de su frustración. Siempre se había
sentido avergonzada y había repri-
mido sus sentimientos...”
(Extracto de: “Conflictos neuróticos y ejer-
cicios de desarrollo”, por Heidi Lechler en
Lehrbuch Konzentrative Bewegungsthera-
pie, dirigido por E. Schmidt, págs. 219-231.
Schattauer; Stuttgart, Nueva York, 2006.
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
5. PUGNA TERAPEUTICA.
El ejercicio de tira y afloja con la cuerda le
revela mucha información a Dorothea Rust
acerca de cómo gestiona una persona sus
relaciones. Sujeta un paciente fuertemente
la cuerda. ¿Cede? ¿La deja ir por completo?
¿Intenta atraer al otro hacia sí mismo o
degenera la prueba en una demostración
de fuerza?
a que en la práctica fue en 1920 cuando
se comenzaron a utilizar estas técnicas.
Por aquel entonces, Elsa Gindler (1885-
1961), profesora de gimnasia en Berlín,
enseñaba a sus alumnos a hacer los ejer-
cicios físicos no sólo como una actividad
puramente mecánica. Más allá de ello el
objetivo era despertar al propio cuerpo
y prestar atención consciente a los mo-
vimientos: Gindler lo consideraba una
condición indispensable para el desarro-
llo integral de la personalidad.
EJEMPLO NUMERO 2
“El señor E. solía discutir con su
mujer sin motivo aparente. Le pro-
pongo elegir un palo. El decide
elegir uno de madera, de un par
de metros de largo. Le sugiero que
coja uno de los extremos del palo
mientras yo lo sujeto por el extre-
mo opuesto. Acto seguido comien-
za a tirar, contra mi resistencia, sin
que me venza. Comprobado ello,
empieza a mover sus manos por el
palo hasta casi rozar las mías. Esta-
mos muy cerca uno del otro. El es
completamente consciente de que
anhela contacto humano a la vez
que lo evita mediante el conflicto y
la pelea. Reconoce que ha estado
negando su necesidad de cariño y
reprimiendo sus deseos sexuales.”
(Extracto de: Terapia individual,
por Renate Schwarze en Lehrbuch Konzen-
trative Bewegungstherapie, dirigido
por E. Schmidt. Schattauer; Stuttgart,
Nueva York, págs. 109-136; 2006.)
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
Más adelante, una de sus alumnas,
Gertrud Heller, utilizó dicho método
durante más de una década en el centro
escocés Crichton Royal Mental Hospital.
Allí, el médico y psicoterapeuta Helmuth
Stolze (1907-2004) conoció la terapia, la
probó durante años en su propia consulta
y la presentó oficialmente en 1958 duran-
te las semanas de Lindau de Psicoterapia
bajo el nombre de Terapia de concentra-
ción apoyada en el movimiento.
Frente a la larga historia práctica la
terapia presenta una historia de investi-
gación empírica bastante corta. Durante
años, los representantes de los métodos
basados en las terapias corporales ha-
bían rechazado de forma generalizada
la posibilidad de someter su trabajo a
un proceso de demostración científico,
normalmente con el argumento de que
la esencia y el éxito de una tratamiento
basado en la intuición terapéutica no po-
drían alcanzarse con los procedimientos
habituales. A principios de los noventa,
varios investigadores emprendieron
encuestas sistemáticas y comenzaron a
realizar grabaciones en vídeo de las se-
siones.
Klaus-Peter Seidler, de la Escuela Supe-
rior de Medicina de Hannover, comprobó
en 2001, tras el análisis de 23 estudios
diferentes, el alto nivel contributivo que
médicos, terapeutas y pacientes atribuían
a la TCM. En la mayoría de las clínicas
psiquiátricas y psicosomáticas, consti-
tuye el segundo método más frecuente
entre los relacionados con la actividad
corporal, después de la gimnasia. (Años
después los pacientes continuaban valo-
rando el tratamiento como la propuesta
terapéutica de grupo que más les había
ayudado.)
Otros estudios confirman que la TCM
no sólo es una experiencia positiva desde
la perspectiva grupal, sino que realmente
puede desencadenar modificaciones cu-
rativas: los que participaron se encon-
traban mejor con su cuerpo, tenían más
confianza en sí mismos y se quejaban
menos.
Sin embargo, los estudios realizados
hasta ahora indican también que la te-
rapia no está recomendada por igual a
todos. Los pacientes con trastornos de
la alimentación se mostraban conten-
tos; insatisfechos, los pacientes de edad
avanzada.
No obstante, las pruebas empíricas
recopiladas hasta ahora apuntan éxitos
importantes. En Austria constituye, desde
2001, un procedimiento terapéutico ge-
nuino e incluido en los tratamientos sub-
vencionados por las mutuas. En Alemania
la postura es algo más conservadora; las
aseguradoras sólo la aceptan como parte
de otro tratamiento psicoterapéutico que
comprenda técnicas adicionales.
Verena Strobl enseña e investiga en la Univer-
sidad de Tréveris.
BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA
L EHRBUCH KONZENTRATIVE B EWEGUNGS -
THER APIE . G RUNDL AGEN UND KLINISCHE
A NWENDUNG. Dirigido por E. Schmidt.
Schattauer; Stuttgart, Nueva York,
2006.
93
LIBROS
PSIQUISMO ANIMAL
Al no expresar con palabras su estado mental avanzamos con dificultad
en el conocimiento de su mundo interior
LES ANIMAUX AMOUREUX , por Pascal Picq.
Chêne; París, 2007.
GUILTY ROBOTS, HAPPY DOGS. THE QUESTION OF
ALIEN MINDS , por David McFarland. Oxford
University Press; Oxford, 2008.
E l estudio de los animales interesa no
sólo a los zoólogos. La primatología
constituye una herramienta indispen-
sable para el neurocientífico y el psicó-
logo. Bajo condiciones más controladas
que con los humanos, los animales nos
permiten investigar numerosos proce-
sos, del condicionamiento al aprendiza-
je pasando por la memoria. Y los senti-
mientos. Partimos de la premisa de que
el grado de desarrollo del sistema nervio-
so en cada phylum se refleja en el grado
de complejidad de su comportamiento,
innato o aprendido.
Sin menoscabo de las limitaciones.
En sus conferencias Gifford de 1974,
W. H. Thorpe enunció un listado de ca-
pacidades que los animales no adquiri-
rían nunca. Entre ellas, imposibilidad de
aprender, planificar el futuro, percatarse
de la realidad externa en cuanto distinta
de sí mismo, elaborar un lenguaje, com-
putar, mostrar sentido artístico y ajus-
tarse a una ética. A la luz de las pruebas
acumuladas con los años, cada una de
esas imposibilidades podría tener, sin
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embargo, contraejemplos. Aunque, de
momento, de escaso valor. El sistema
de comunicación animal, sea por caso,
resulta tan exiguo comparado con el
lenguaje humano que hemos de hablar
de una diferencia de calidad más que de
cantidad.
¿Y qué decir de los sentimientos? ¿Pue-
den “enamorarse” los animales, más allá
del sentido traslaticio de la expresión?
(Les Animaux Amoureux) Su mero plan-
teamiento desafía una secular tradición
cartesiana que sólo ve en ellos máquinas,
movidas a lo sumo por instintos egoís-
tas. La etología nos enseña ahora que
el arte de la seducción no es exclusivo
del hombre. A través de cantos, paradas
nupciales, ofrendas y demás, los machos
y hembras aguzan su ingenio para atraer-
se el favor ajeno. Y como los humanos,
son mentirosos, emotivos, tiernos o
crueles. También como en los humanos,
hay encuentros efímeros, fidelidades de
una estación entera e incluso de toda la
vida. La evolución no es otra cosa que la
consecuencia de la diferencia de éxito re-
productor entre los individuos, es decir,
de la selección natural y selección sexual;
la vida evoluciona porque se apoya sobre
la variabilidad, que emerge de la interac-
ción sexual.
Frente a la idea arraigada de que las
hembras se entregarían al macho más
fuerte, y limitaría la selección sexual a
la competencia entre machos, la inves-
tigación ha descubierto la existencia de
relaciones “clandestinas” con riesgos de
la propia vida.
La sexualidad y el sexo aparecen en
una fase precoz de la vida, lo que sig-
nifica que encontremos unos mismos
elementos fundamentales. Así, la gran
diversidad de feromonas procede de una
misma familia de moléculas ancestrales.
Sólo pequeñas variaciones distinguen
las señales de una especie a otra, lo mis-
mo en los insectos que en las aves y los
mamíferos. Hay moléculas para atraer
a compañeros sexuales y también para
evitarlos (impedir la interacción entre
miembros de una misma fratría). Más
del 90 por ciento de las especies per-
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manecen fieles a una forma u otra de
sexualidad.
El cromosoma Y, el más pequeño, basta
para determinar el sexo en los mamífe-
ros. Las hembras son XX y los machos XY.
En las aves, otros animales muy activos,
sociales y atentos a la educación de los
juveniles, los machos portan los cromo-
somas ZZ y las hembras el tándem ZW.
Pero la identidad de un individuo fijada
por los cromosomas dista de ser la re-
gla. En ciertas tortugas el sexo depende
de la temperatura de incubación de los
huevos: por debajo de 28,65 grados, sólo
nacen hembras; por encima de los 29,75
grados, sólo machos.
El hermafroditismo denota que en el
curso de la evolución han aparecido or-
ganismos capaces de producir dos tipos
de gametos. Son hermafroditas las san-
guijuelas, los vermes y los gasterópodos.
Disponen de dos tipos de gametos, pero
la reproducción requiere la interacción
entre individuos: los gametos masculi-
nos de uno fecundan los gametos feme-
ninos del otro, y a la inversa. Entre los
vertebrados encontramos un caso único
de hermafroditismo en un ciprinodon.
Numerosas especies de peces, alrededor
de una por diez, se placen en cambiar de
sexo en el curso de su vida fértil.
¿Son necesarios los machos? En mu-
chas especies los machos se limitan a
ser meros portadores de espermatozoi-
des. Las hembras deben ocuparse de sí
mismas y de los hijos, de su nutrición
y defensa; los machos adultos y repro-
ductores son consentidos sólo durante
el estro. En otros ejemplos los machos
forman sociedad con las hembras: socie-
dades multimachos/multihembras. Tal,
en los cánidos, los monos, los antílopes,
los cetáceos, etc. El harén no es una socie-
dad de libido, salvo en los felinos cuando
la hembra se halla en estro. En los gorilas
el macho es escogido por una o varias
hembras no emparentadas. Entre ciertos
babuinos las hembras son todas herma-
nas. Más raro es el harén poliándrico
como en ciertos monos de América del
Sur. Luego, todos los machos se ocupan
de los hijos. En las sociedades compues-
tas de numerosos individuos de ambos
sexos y que viven en hábitats donde no
faltan las oportunidades de pasar inad-
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008
vertido, las hembras hacen concesiones
al macho dominante, pero no faltan los
apareamientos con otros.
La monogamia se revela muy expan-
dida entre las aves, mucho menos entre
mamíferos, con excepciones notables
en los monos. Mucho más cercanos a
los hombres en términos de relación
de parentesco evolutivo, los gibones de
la península indochina, monógamos,
se cuentan entre los raros mamíferos
cantores, a veces con hermosas melo-
días. Sus cantos sirven para marcar el
territorio y seducir a una hembra. La
“fidelidad” les lleva a ahuyentar de su
propio territorio a otros individuo de la
propia especie.
Abundan las manifestaciones externas
de afecto que no pueden atribuirse a la
sola exigencia del sexo. Entre los babui-
nos, el joven macho corteja a una o varias
hembras. Les presenta antílopes juveni-
les o liebres a modo de regalo, se les va
acercando cada vez más, las despioja y
se muestra atento con sus crías, de las
que no es el progenitor. En el transcurso
del mes la hembra va sintiéndose más
unida y se apareará con él con la llega-
da del estro inmediato. Las relaciones
homosexuales
son frecuentes
en determina-
das especies; en
numerosas ocasiones
se trata de actos de so-
metimiento o salida de
machos fracasados con jó-
venes adolescentes e incluso
de juegos de iniciación entre
juveniles.
¿Cómo encajar esos sentimien-
tos en el psiquismo animal? ¿Qué
contenido otorgar a la psiquis?
Guilty Robots, Happy Dogs. The
(Guilty
question of alien minds). Cuando
nos relacionamos con los anima-
les, tendemos a leer pensamien-
tos y sentimientos en sus acciones
y expresiones. Los humanizamos.
Pero, ¿podemos siquiera saber
qué sea una mente no humana?
La observación de una conducta
animal puede ser interpretada
de una forma por un exper-
to, el biólogo, y de otra por
el fi lósofo o psicólogo. Recordemos un
ejemplo clásico acontecido en 1961 cuan-
do Ham, un chimpancé, retornó de un
viaje en vuelo suborbital. Al salir de la
cápsula espacial Ham fue fotografiado
gesticulando agitadamente. La prensa
publicó que se mostraba satisfecho del
viaje, pero Gilbert Manley, un zoólogo
que había estudiado las expresiones fa-
ciales del chimpancé, supo dar razones
de la angustia que en realidad le acongo-
jaba. Si veo a mi mujer ponerse la gabar-
dina, coger el paraguas y abrir la puerta
de la casa, pienso que va a salir y cree
que va a llover. Si veo a mi perro mover
la cola y seguir a mi esposa, pienso que
el perro cree que mi mujer va a dar un
paseo. Mis pensamientos sobre mi mujer
pueden apoyarse en datos contrastables;
mis pensamientos sobre mi perro, no.
Desde hace tiempo se ha tomado por
modelo animal el comportamiento de
hormigas y termes. Cuando los termes
comienzan a construir un nido modi-
fican su entorno local mediante la pre-
paración de bolas de lodo, cada una
de las cuales se impregna de fe-
romona. Al principio, los termes
depositan sus bolitas al azar.
La probabilidad de deposi-
tar una aumenta conforme
crece la concentración
de feromona percibida.
Tras las primeras ocu-
paciones aleatorias,
los otros termes,
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 respondiendo a la feromona, tienden
a dejar sus bolitas en el mismo lugar,
y así se van formando columnas. Las
feromonas de columnas vecinas hacen
que los “capiteles” se inclinen y formen
arcos, unidades básicas del nicho. Este
proceso de estigmergia fue descubierto
en 1959 por Pierre-Paul Grassé. La con-
ducta viene determinada por los efectos
producidos en el entorno local por com-
portamientos anteriores.
Sobre el comportamiento, y sobre
los rasgos somáticos, opera la selec-
ción natural. Su grado de eficacia en la
transformación de la naturaleza de una
población depende del grado en que el
carácter fenotípico viene controlado ge-
néticamente. Un individuo que no deje
descendencia no ejercerá influencia ge-
nética en la población. Supervivencia
y éxito reproductor se combinan en el
concepto de idoneidad ( fitness). William
Hamilton introdujo el principio de la ido-
neidad inclusiva, según la cual la idonei-
dad del individuo no depende sólo de su
propio éxito reproductor, sino del de todos
los de su linaje. Nada más idóneo para
desenvolverse ante un medio cambiante
que la “inteligencia”. Versatilidad reco-
nocida por los estudios sobre inteligen-
cia animal a lo largo del siglo XX . Para
muchos expertos, no se trataría tanto de
una facultad definida cuanto de la capa-
cidad para producir la mejor respuesta
ante un estímulo dado.
Propio de toda mente parece ser la
intencionalidad, en cuya virtud se en-
camina o dirige a los objetos y estados
del mundo. La intencionalidad huma-
na entraña el pensamiento, el deseo,
el propósito, la esperanza, el miedo, el
amor, el odio, el placer o el disgusto. La
intencionalidad del perro de Pavlov, si tal
fenómeno se diera, debería relacionar-
se con el pensamiento asociativo. Suele
mencionarse a este respecto gritos de
alarma estereotipados de ciertos monos.
Los registros difieren con el depredador
y provienen de cuando los simios se es-
condían selva adentro ante la inminencia
del leopardo, miraban hacia arriba ante
los gritos de alarma de la presencia del
águila o miraban hacia abajo si se trata-
ba de alarma de serpiente pitón. Eso los
adultos. Los juveniles chillaban ante la
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presencia de diversos mamíferos, diver-
sas aves y cualquier objeto que reptase.
A la hora de interpretar esos fenómenos
atribuimos inteligencia intencional (pen-
samientos, ansias, deseos, miedos, racio-
nalidad en definitiva).
¿Tienen los animales conocimiento
explícito? No existe duda alguna de que
muchos animales realizan actos inteli-
gentes. Un ejemplo obvio es la creación
y uso de herramientas: recurso a un
medio externo para alcanzar lo que el
cuerpo no puede. El uso de herramien-
tas es un asunto largamente debatido,
pero no está ni mucho menos zanjada
la controversia de que se requiera un
ser inteligente. La prueba del nueve
de la existencia de mente en un ani-
mal demanda, con la intencionalidad
(racionalidad incluida), la subjetividad
(conciencia de sí mismo). No es lo mis-
mo atribuirles capacidades cognitivas
que adscribirles tales capacidades. Por
atribución otorgamos al animal cierta
semejanza de actuación con el humano;
por adscripción le concedemos la pose-
sión de una facultad intelectual.
Adscribirles una facultad mental su-
pone reconocerles un sentido de la iden-
tidad, un yo. Para que un animal posea
siquiera sea los rudimentos de una auto-
conciencia (vale decir, un percatarse
de sí mismo) debe tener algún tipo de
subjetividad. La alternativa sería que se
tratara de un autómata. Un autómata
puede tener sensores y recibir informa-
ción. El autómata puede además utilizar
esa información y manipularla. Adquirir
incluso un grado de complejidad elevado.
En 1970 Gordon Gallop dio a conocer que
los chimpancés podían reconocerse a sí
mismos en un espejo, no simplemente
contemplar su imagen como coespecífica
(de un miembro de la misma especie),
que es el caso de la mayoría de los ani-
males. Desde entonces se ha asistido a
un intenso trabajo de investigación so-
bre autoconciencia. En el marco de ese
estudio han menudeado los indicios de
primates, delfines y, posiblemente, al-
gunos monos que se reconocen ante un
espejo. Tal sería, para algunos, el criterio
de autoconciencia. Pero más parece otra
forma de atribución.
LUIS A LONSO
MENTE Y CEREBRO 29 / 2008