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Curso:
Introducción a la filosofía
Tema:
Informe de lectura
Profesor
Estudiante
2019
Resumen
Mary Midgley entiende a la filosofía como una gran necesidad, como un oficio
reconstructor, conciliador, renovador y sobre todo inherente a la sociedad. Apunta al ejercicio
de la filosofía como un intento de reparar, de perfeccionar los medios en los que nos movemos,
como la búsqueda de esas verdades que nos ayuden a comprender la vida. Para Midgley la
filosofía al igual que la fontanería, juegan un gran papel cuando hay derramamientos, fugas,
averías en los sistemas más importantes; por ende, no es un trabajo que solo respecta a algunos
pocos, el hecho de pensar las situaciones en las que vivimos, debe de involucrarnos a todos. La
filosofía no es para uno pocos.
Midgley analiza los problemas sociales desde varios puntos de vista, incluso comprende
la gran tubería subterránea como ella la llama, en la que nos movemos constantemente; con
esto justifica actos y posiciones. Además, ofrece una visión de los problemas que nos aquejan
principalmente como sociedades civilizadas, ahonda en conceptos como la libertad por
contrato, la solitaria noción de la vida como un” Lego”, el hombre como un ente meramente
económico y el individualismo. No obstante, repara en soluciones tales como la tolerancia, el
compañerismo y sobre todo, como parecería ser el intento principal de este trabajo, sugerir una
reconciliación de los saberes, buscar una participación activa, un pensar la realidad y de sus
problemas, visibles o no, una oportunidad de escuchar y tolerar las propuestas, una vía de
trabajo con mayor apertura y autocrítica.
El trabajo de esta autora, visibiliza principalmente los problemas sociales, políticos,
ideológicos y conceptuales que encontramos en nuestros escenarios cotidianos. Nos hace
comprender que vivimos en un sistema saturado de fallas, nos instan a repensar nuestros
conocimientos, a plantear una posibilidad de formular propuestas y escuchar la de los otros;
piensa en la colectividad, en el compartir conocimientos y al mismo tiempo hurgar en ellos,
convirtiendo nuestra actitud en modelo activo, que trabaja sobre los problemas, que compara y
sustituye sí es necesario y no como un mero individuo pasivo en medio de una sociedad
hiperinformada.
Friedrich Waismann por otra parte, se asienta desde una perspectiva lógica; entiende
que la filosofía no consiste en suministrar teoremas, tampoco en dar demostraciones, ni
solucionar problemas con afirmaciones o negaciones contundentes; esta visión hace
comprender mejor la brecha existente en medio de la filosofía y las ciencias exactas que tanto
debe de entenderse para no caer en inconvenientes ni en los tópicos en contra de una y de la
otra. Este autor presenta una gran gama de problemas con los se enfrenta el filósofo, por
ejemplo, el de la memoria, el de las demostraciones, el tiempo (que nos consume en un mar de
paradojas y callejones sin salida); en fin, problemas que parecer turbar el panorama en donde
se debe de mover el filósofo. Otro problema digno de mencionar por la naturaleza misma de la
filosofía de Waismann es el conflicto lingüístico. En donde existen algunas veces las raíces de
los problemas que se nos presentan; así es que, debe de buscarse la clarificación o precisión del
lenguaje. Al hablarnos de ello, el autor es precisa en el uso de algunas palabras para expresar
innecesariamente algunas cosas, como las palabras “Verdadero o falso”; acota a esto la llamada
“intemporalidad de la verdad” haciendo referencia a el mal uso de las palabras recién
mencionadas.
El lenguaje tiene aquí una importancia vital, pues parece que residen muchas veces allí
los males que no podemos detectar. Por ejemplo, el trabajo de disolver un conflicto es muchas
veces más necesario que resolverlo, pues la purificación o clarificación de su contenido que
puede estar tan cargado de distintas ambigüedades, pueden resultar en la respuesta a alguna
necesidad.
Waismann recomienda plantear los problemas lo más claramente que se pueda, no es
necesario decir más, pues crea de cierta manera una nata sobre la superficie, entorpeciendo la
visión. La claridad parece permitir el buen trabajo de la filosofía, sin ninguna tozudez; dado
que los términos han de ser claros y aceptados por los demás, definiéndolos con unanimidad.
Waismann dice que la filosofía derriba “ídolos”, porque dispersa los cimientos confusos en los
que suelen esgrimirse la mayor parte del tiempo.
Vinculación
Bibliografía