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ENSAYO

EL PAPEL DE LA PSICOLOGÍA JURÍDICA EN LA VICTIMOLOGÍA.

GENNY MARLENE GALINDO CHAPARRO. ID 319274


ANGELA JIMENA ROJAS SANJUAN. ID 451311
LINDA PINTO RIBERO. ID 474853
CRISTIAN ANDRES SUAREZ GUTIERREZ. ID 506852

Docente:
GUILLERMO MELENDEZ LIZARAZO

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS


PSICOLOGIA VIII SEMESTRE
BUCARAMANGA, 2019
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INTRODUCCIÓN

La psicologia jurídica, es entendida como una ciencia orientada a describir, explicar,


predecir y controlar el comportamiento humano, cuando se evidencia en ambientes judiciales,
además, esta llamada a asistir a la justicia y proporcionar un toque mas humano, al frio y rígido
sistema legal (Hernández, 2016). En cuanto a la victimologia, se describe como una
“transdisciplina, que se nutre de los aportes de otras disciplinas; cada una de ellas, hace su aporte
desde su objeto de estudio” (p. 23), esperando encontrar en la otra, pleno respaldo y
complementariedad.
A partir de la revision bibliográfica, se efectuará un análisis crítico del quehacer del
psicologo judicial en el area del saber de la victimología; considerando que dentro de sus
funciones primordiales, se encuentra, el proporcionarle atención prioritaria a la víctima, aquella
agencia humana activa, que en innumerables ocasiones es marginada, olvidada, presa del sistema
burocrático y muchas veces, tratada como sujeto pasivo, vulnerable y con escasos derechos.

A lo largo del escrito, se intentarán resolver ciertas cuestiones concernientes al abordaje


que hace el psicólogo jurídico en su labor profesional, intentando socavar al interior de la
complejidad que circunscribe el proceso de rehabilitación de las víctimas, el restablecimiento de
su homeostasis, la restitución de su dignidad, la reivindicación de sus derechos y todo aquello
que conlleva el arduo transcurso tras la búsqueda de herramientas de afrontamiento, en aras del
necesario empoderamiento, que sustituye al paternalismo, por autonomía y capacidad de
decisión, indiscutiblemente volitiva (Hernández, 2016).
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EL PAPEL DE LA PSICOLOGÍA JURIDICA DENTRO DE LA VICTIMOLOGÍA

“El hombre puede conservar un vestigio de la libertad espiritual, de independencia mental,


incluso en las terribles circunstancias de tensión psíquica y física. […] Al hombre se le puede
arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas - la elección de la actitud
personal ante un conjunto de circunstancias - para decidir su propio camino” (Frankl, 1946).

Para hablar del papel de la psicología jurídica en la victimologia, es preciso, establecer


previamente los respectivos conceptos, demarcando los alcances y limitaciones de las mismas;
pese a las múltiples definiciones que han surgido de esta especialidad, una aproximación a la
realidad podría emerger, conceptos de diversos autores, donde la psicología jurídica se define
como la subespecialización de la psicología, que gracias a la intersección entre conocimiento
psicológico y jurídico, está facultada para estudiar, describir, explicar, predecir y controlar la
conducta que posee implicaciones legales, para la toma de decisiones ajustadas al derecho y a la
justicia. Su importancia, radica en la forma de abordaje de este tipo de conducta, que
indudablemente requiere conocer las motivaciones y características comportamentales, para
evitar incurrir en la toma de decisiones inequitativas. (Hernández, 2016).

Por su otra parte se señala a la victimo logia como un campo de acción de la psicología
jurídica, que se ocupa de las víctimas que acuden al sistema judicial. Esta transdisciplina se nutre
de otras disciplinas, como la sociología, la antropología, el derecho, la psicología y la política,
para facilitar la asistencia a víctimas de delitos violentos.

El aporte de la psicología jurídica al abordaje de la víctima, se basa en evaluar, asesorar,


orientar, investigar, mediar y reconciliar; empero, se hace necesario comprender tan amplio y
complejo proceso, haciendo referencia a los diferentes niveles de victimización, con el fin de
esclarecer las variables que rodean el latente fenómeno.

Existen por ello diferentes niveles de victimización en los que se encuentra el nivel
primario, es el que padece la victima directa, siendo el secundario una manifestación indirecta de
la victimización, como puede ser la afectación extendida a la familia de una víctima de
secuestro; la terciaria por su parte, es aquella dirigida a la comunidad en general; sin embargo,
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otra visión planteada por Echuburrúa, Corral & Amor (2004) respecto a la victimización
secundaria o revictimización, suele ser un punto álgido de reflexión frente al ejercicio “ético” que
asumen diversas disciplinas, que en teoría, propenden por el bienestar social; ésta, constituye una
forma inaceptable de re victimización, podemos decir que toda acción u omisión que empeore el
estado físico y/o psíquico de la víctima cuando busca ayuda y se relaciona con el sistema legal,
instancias en las que puede encontrar insensibilidad, incomprensión, nuevas agresiones,
dilaciones, que se le ponga en tela de juicio, falta de información, entre muchas otras
cuestionables vejaciones que entorpecen el curso del proceso de empoderamiento, tendiente al
fortalecimiento de la capacidad de afrontamiento de la víctima y la minimización progresiva del
daño.

De igual manera, la victimización terciaria, agudiza el padecimiento, debido al abandono


del estado, la ausencia de apoyo, asistencia y seguimiento, que habitualmente desencadena en
soledad y afrontamiento de la situación de manera personal y con limitados recursos propios de la
víctima, para quien mantenerse activa como sujeto de derechos, implica costos adicionales, dada
la extensión y complejidad de los procesos judiciales, cuyas reducidas garantías concluyen en un
detrimento de las víctimas y en múltiples ocasiones, resultan favoreciendo a los culpables,
situación que incide en la aparición de la victimización vicaria, padecida por los profesionales
que se ven afectados ante las crecientes demandas de las personas transgredidas.

Es en este punto, donde la psicología jurídica merece hacer presencia, humanizando el


ámbito jurídico, fomentando la responsabilidad prosocial, cuestionando las normas y cooperando
con la justicia, sin olvidar su labor de sensibilización, en aras de la comprensión de los afectados,
la ampliación de la proyección del accionar profesional y la prevención de la revictimización,
elemento que amenaza con dificultar peligrosamente la reivindicación de las víctimas.

Por tanto, se convierte en un arduo desafío para la psicología jurídica, lidiar con tantos
vericuetos, entre los que cabe mencionar la visión que en Colombia y en muchos otros países se
tiene de la víctima, que lejos de percibirse como un sujeto activo de derechos, ha pasado a ser
parte de las cuantiosas cifras que día tras día alimentan las estadísticas de los sistemas de acopio
que terminan colapsados, promoviendo la parsimonia y dilatando procesos que precisan ser
atendidos con premura. Un agravante adicional, suelen ser los intereses del sistema penal y la
criminología, que al centrarse en el delincuente, sesga la atención del verdadero protagonista,
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hecho que sumado a la concepción que tienen las ciencias sociales acerca de la víctima, terminan
reduciéndola a un ente pasivo, olvidado y con pocos derechos.

Si bien es cierto que la psicología jurídica constituye un papel indispensable en la


victimologia, existen ciertas limitaciones dentro del ejercicio profesional, que irrumpen en las
intenciones altruistas de quienes guardan fidelidad al código deontológico y para quienes supone
una ingente frustración el hecho de restringir su proceder, por causa de asuntos que competen
netamente al ámbito judicial y legislativo, en el que durante años se demostró una clara
incomprensión del fenómeno victimológico, debido a la escasa definición que se hacía del sujeto
victimal. Para entonces, Gómez (2009) argumentaba: “aún hay que superar en legislaciones que
se han mantenido en la concepción de daño directo, pues es evidente que la victimización no solo
altera al directo afectado, sino a los que los rodean, es decir, hay victimización indirecta” (p.25).

Por fortuna, leyes como la 906 del código de procedimiento penal en Colombia en su
artículo 132, o como la llamada ley de justicia y paz, 975 de 2005, fueron declaradas inexequibles
por la corte constitucional, evento incluyente del grupo familiar del afectado, a quien
habitualmente se coartaba su derecho a la reparación; empero, en casos como el de las víctimas
de segunda generación (hijos de desaparecidos forzosamente) puede apreciarse una marcada
estigmatización, acompañada de revictimización, que conlleva a la desatención de los menores
por parte del grupo familiar, que ha orientado toda su atención y energía en el delito, siendo este
último, el legítimo usurpador del imperioso cuidado que demanda la victima indirecta, frente a lo
cual, la psicología jurídica asume una postura crítica y propositiva, toda vez que “está en contra
de algunos de los instrumentos jurídicos que ostentan poder político que se vale del derecho,
como por ejemplo las leyes, para sus fines egoístas, en este sentido, se abona a la mentada
ciencia, su interés por salvaguardar los principios de la misma, que en última instancia, concluyen
en beneficio de los más vulnerados.

No obstante, y pese a las evidentes limitantes del trabajo pericial, existe un factor que
involucra directamente la labor del psicólogo jurídico, poniendo a prueba su idoneidad en temas
tan determinantes como la intervención del afectado, que en múltiples ocasiones, en vez de
generar bienestar, agravan la situación del implicado. Se trata de una forma de revictimización
encubierta, denominada Iatrogenia.
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Por suerte, en cuanto al enfoque psicojurídico respecta, en casos de delito,


macrovictimización y lesión psíquica, el abordaje farmacológico e intrapsíquico resulta
insuficiente, ya que la recuperación de la salud, tanto mental, como física, se origina a partir de la
aceptación de la situación, la judicialización, y una atribución puntual de la realidad y los
desencadenantes sociales; aunque la intervención farmacológica es oportuna para controlar
síntomas en episodios agudos, presenta elevados indicadores de recaída a mediano plazo. En
definitiva, es claro que la prioridad no es eliminar el síntoma, sino ayudar a la víctima a
comprender que su alteración psicológica es proporcional a la victimación e incluso, resulta
adaptativa. (Hernández, 2016).

Dado que la victimología requiere profundizar en el conocimiento de la víctima, sus


afectaciones, su recuperación, su empoderamiento social y político, su verdad histórica, su
perspectiva de la justicia y su demanda de conocimiento” (Hernández, 2016, p. 24) es innegable
que la labor de la psicología jurídica, tiene mucho por hacer en dicha exploración, considerando
el amplio conocimiento que ésta posee de la intrincada naturaleza que engloba la psique y que
constituye un reto enorme en lo que compete al restablecimiento del equilibrio del sujeto
afectado. Tomando todo lo anterior podemos sacar algunas conclusiones sobre el papel de la
psicología jurídica dentro de la victimo logia:

 La psicología jurídica, a diferencia de la psicología clínica, aborda los daños psicológicos


de las víctimas de hechos delictivos, no como un enfermo mental patológico, sino como
un ser vulnerable, acreedor a derechos y con capacidad de decisión, para la adquisición de
competencias emocionales y cognitivas, que faciliten su transición hacia el
empoderamiento.

 El psicólogo jurídico interviene en la recuperación del equilibrio físico y mental, para su


reincorporación al entorno desde el empoderamiento, coadyuvando al sujeto en la
comprensión de que su reacción es normal ante un hecho anormal de violencia, incluso,
puede llegar a ser de carácter adaptativo.
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 En psicología jurídica, la asesoría acertada para una problemática puede llegar a resultar
iatrogénica u ofensiva en otro. De tal manera, que de acuerdo con la experiencia,
habilidad, idoneidad y correcta praxis del profesional, puede evitarse una nueva forma de
revictimización, acarreando lesiones emocionales y mentales casi irreparables, cuyas
consecuencias se verán reflejadas en el grupo familiar y entorno de la persona afectada.

 Ciertos cambios en la legislación colombiana, han propiciado el acceso de las victimas


indirectas a la atención por parte de la psicología jurídica, en un intento del ámbito
legislativo por menguar la notable incomprensión del fenómeno victimológico que se
tenía, dada la escasa definición que para entonces englobaba únicamente al sujeto
victimal, desconociendo su entorno próximo como afectado indirecto, con iguales
derechos de reparación.

 Para el proceso judicial, resulta crucial probar el daño padecido por las víctimas, para lo
cual, se sirve de medios probatorios como lo es, el testimonio y la pericia, esta última,
enmarcada dentro de la psicología forense.
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Referencias bibliográfica

Echuburrúa, E; Corral, P & Amor, J (2004). Evaluación del daño Psicológico en las víctimas de
delitos violentos. En Hernández, G. Psicología Jurídica Iberoamericana, Psicología
Jurídica Iberoamericana, México D. F: Manual Moderno, p. 26.

García – Pablos de Molina, A (1996). Criminología: Una Introducción a sus Fundamentos


Teóricos para Juristas. En Hernández, G, Psicología Jurídica Iberoamericana, México D.
F: Manual Moderno, p. 23.

Gómez, N (2009). Peritaje Psicosocial por Violaciones a Derechos Humanos. En Hernández, G,


Psicología Jurídica Iberoamericana, México D. F: Manual Moderno, p. 25.

Hernández, G (2016). Psicología Jurídica Iberoamericana, México D. F: Manual Moderno.

Rodríguez, L (2005). Victimología. En Hernández, Psicología Jurídica Iberoamericana, México


D. F: Manual Moderno, p. 26,

Farina, Arce, (1995) El Sistema de Evaluación Global en casos de violencia de género: huella
psíquica y testimonio. Recuperado de:
http://www.informaciopsicologica.info/OJSFiles/journals/1/articles/142/public/142-475-1-
PB.pdf

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