Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Hablaremos
Dignidad humana
Bien comun
Destino universal de los bienes
Principio de subsidiaridad
Principio de solidaridad
Dignidad humana
El ser humano tiene dignidad y valor inherentes, solo por su condición básica de ser
humano. El valor de los seres humanos difiere del que poseen los objetos que
usamos. Las cosas tienen un valor de intercambio. Son reemplazables. Los seres
humanos, en cambio, tienen valor ilimitado puesto que, como sujetos dotados de
identidad y capaces de elegir, son únicos e irreemplazables.
*Bien Común
El Bien Común es el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a
las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la
propia perfección. No consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada
sujeto del cuerpo social. El bien común se puede considerar como la dimensión
social y comunitaria del bien moral. La responsabilidad de edificar el bien común
compete, además de a las personas particulares, también al Estado, porque el bien
común es la razón de ser de la autoridad política. El Estado, en efecto, debe
garantizar cohesión, unidad y organización a la sociedad
Principio de subsidiariedad
a) Origen y significado
b) Indicaciones concretas
Con el principio de subsidiaridad contrastan las formas de centralización, de
burocratización, de asistencialismo, de presencia injustificada y excesiva del Estado
y del aparato público: « Al intervenir directamente y quitar responsabilidad a la
sociedad, el Estado asistencial provoca la pérdida de energías humanas y el
aumento exagerado de los aparatos públicos, dominados por las lógicas
burocráticas más que por la preocupación de servir a los usuarios, con enorme
crecimiento de los gastos ».Diversas circunstancias pueden aconsejar que el
Estado ejercite una función de suplencia. Piénsese, por ejemplo, en las situaciones
donde es necesario que el Estado mismo promueva la economía, a causa de la
imposibilidad de que la sociedad civil asuma autónomamente la iniciativa; piénsese
también en las realidades de grave desequilibrio e injusticia social, en las que sólo
la intervención pública puede crear condiciones de mayor igualdad, de justicia y de
paz. A la luz del principio de subsidiaridad, sin embargo, esta suplencia institucional
no debe prolongarse y extenderse más allá de lo estrictamente necesario, dado que
encuentra justificación sólo en lo excepcional de la situación.
Principio de Solidaridad
La solidaridad debe captarse, ante todo, en su valor de principio social ordenador
de las instituciones, según el cual las « estructuras de pecado », que dominan las
relaciones entre las personas y los pueblos, deben ser superadas y transformadas
en estructuras de solidaridad, mediante la creación o la oportuna modificación de
leyes, reglas de mercado, ordenamientos.
El principio de solidaridad implica que los hombres de nuestro tiempo cultiven aún
más la conciencia de la deuda que tienen con la sociedad en la cual están insertos:
son deudores de aquellas condiciones que facilitan la existencia humana
- Desarrollo y Libertad.
Cambio climático.
El clima de nuestro planeta está sufriendo importantes alteraciones desde hace
varias décadas. El 4º Informe de Grupo Intergubernamental de Cambio
climático (IPCC) indica que el calentamiento del sistema climático es inequívoco y
que en su mayor parte se debe muy probablemente al aumento de las
concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) provocado por actividades
humanas como el uso extendido de combustibles fósiles -el petróleo, el gas o el
carbón-, la descomposición de residuos urbanos o ganaderos y los cambios en el
uso de la tierra como consecuencia.
Existen ya pruebas irrefutables de este cambio. La temperatura de la atmósfera a
nivel superficial ha sufrido un calentamiento progresivo desde el comienzo de la era
industrial hasta nuestros días de 0,6º C de media, registrándose un aumento mayor
en algunas zonas como los polos o el arco mediterráneo. El clima de nuestro planeta
está sufriendo importantes alteraciones desde hace varias decadas. Si las
emisiones no se reducen para mediados del presente siglo, los modelos climáticos
más avanzados, prevén lo siguiente:
Poder hurgar en algo tan íntimo como los genes responsables de la herencia
con el fin de modificar su expresión.
Fuese en plantas, animales y sobre todo, seres humanos, esa idea disparó la
imaginación de numerosos investigadores contribuyendo, a la vez, a sembrar de
inquietudes morales los últimos años del pasado siglo veinte. Si bien es verdad
que la mayoría de los grandes descubrimientos científicos han presentado casi
siempre dos caras bien distintas, una brillante repleta de esperanzas para la
humanidad y otra menos luminosa que, en demasiadas ocasiones, ha servido
para incrementar el sufrimiento o la destrucción del propio ser humano, también
es cierto que la reciente revelación de la ingeniería genética no escapa a esta
fatídica ley y se muestra asimismo ambivalente, polémica y discutible. Es muy
posible que la manipulación y el intercambio de material genético solucionen en
un futuro próximo múltiples dolencias hereditarias, pero esta misma tecnología
está preñada de potenciales peligros que pueden hacer realidad aquel inhumano
Mundo feliz que vislumbrara Aldous Huxley. Para los creyentes se impone, por
tanto, la reflexión serena y la ponderación equilibrada desde la ética propia de
la fe cristiana. No se trata de oponerse al avance de la ciencia o de rechazar el
progreso de la medicina con argumentos trasnochados y sin relevancia
bíblica.Conviene aprender en este asunto de los garrafales errores cometidos
en el pasado, como por ejemplo, del acaecido cuando se descubrió la primera
vacuna contra la viruela, hecho que levantó una oleada de protestas en ciertos
sectores religiosos porque en el cuerpo humano, según se afirmaba, no debía
inyectarse ningún producto animal. Tampoco está la solución en dar carta blanca
a los científicos para que sean ellos los únicos en decidir aquello que debe o no
hacerse. Los investigadores son seres humanos y están sujetos a las mismas
tentaciones que cualquiera. En ocasiones, el egoísmo y la competencia pueden
predominar sobre la ética y la precaución. Es evidente que el tema de la
manipulación genética preocupa actualmente a las sociedades occidentales,
como lo demuestra el debate sobre los alimentos modificados y las semillas
transgénicas. Son muchos los países que han manifestado su malestar y
preocupación por este asunto de la bioseguridad. Los grupos ecologistas, como
Greenpeace y otros, han venido bloqueando simbólicamente las grúas de
descarga en los puertos y realizando manifestaciones aparatosas para evitar la
entrada de cereales genéticamente tratados. Se trata de un serio problema que
levanta pasiones y enfrenta los intereses comerciales de la industria
biotecnológica con las preocupaciones de los consumidores.
Queridos oyentes como lo buen siempre acaba, pues hemos llegado al fina d nuestra emisión
por el día de hoy.
Antes de irnos quiero regalarle dos frases para cada uno, espero les llegue al corazón y los
ilumine
De nuevo gracias por siempre preferirnos que Dios les bendiga siempre y los espero de nuevo
en una emisión.