Sunteți pe pagina 1din 10

LAS RECIENTES INVESTIGACIONES DE LA NEUROCIENCIA Y LA

MADUREZ DEL CEREBRO

La madurez de la corteza prefrontal durante los primeros años del nacimiento

Como se ha señalado anteriormente en esta investigación, es en la corteza prefrontal donde


se organizan los principales comportamientos dirigidos a un fin, a esto se le conoce como
“funciones ejecutivas” (conjunto de mecanismos a través de los cuales se puede resolver
problemas o situaciones complejas). Es durante la etapa de maduración de la corteza que se
hace posible una interacción entre el niño y su entorno de ahí que éste actúa como
instrumento moldeador de las funciones ejecutivas y a su vez en el largo plazo también de
la corteza prefrontal. A esto se le denomina como especialización interactiva que se origina
a partir de la interrelación de las distintas zonas corticales del cerebro cuya organización
permite el desarrollo de las funciones cognitivas complejas (García-Molina y otros, 2009,
p. 436)

En cuanto a la maduración de la estructura fisiológica de la corteza prefrontal en los seres


humanos durante los primeros años de vida podemos señalar:

- Posterior al nacimiento la sustancia gris que se encuentra en la corteza prefrontal


desarrolla su volumen hasta los 12 años, después se reduce de forma progresiva.
Desde los 5 a 11 años la corteza prefrontal crece en mayor tamaño ubicándose en la
corteza prefrontal dorsolateral y en los lóbulos parietales. Este desarrollo se
entiende que es justificable pues es en la sustancia gris donde se ubica la mayor
cantidad de tejido nervioso, es decir el mayor grupo de células nerviosas se origina
durante esta etapa dado que posteriormente se especializarán dependiendo de la
zona de la corteza del cerebro (García-Molina y otros, 2009, p. 436).

- Caso contrario lo ubicamos en la sustancia blanca de la corteza prefrontal, que no


cesa de crecer durante la infancia y la adolescencia. Este crecimiento no es uniforme
y es mayor en la corteza prefrontal dorsolateral y en menor volumen en las regiones
orbitofrontales. La sustancia blanca está formada por las fibras nerviosas que
contienen en su gran mayoría axones, siendo estos los encargados de la transmisión
del impulso nervioso (García-Molina y otros, 2009, p. 437).

- El aumento de la masa al que hace referencia la sustancia blanca está asociado con
la mielinización de las vías corticales relacionadas a esta región cerebral. Este
proceso de mielinización –como se ya se dijo anteriormente- se desarrolla hasta la
segunda década de la vida, la mielinización es el proceso por el que se forma la
mielina en los axones de las neuronas (García-Molina y otros, 2009, p. 437).

- Este proceso de mielinización sigue una secuencia cefalocaudal, es decir desde la


cabeza hacia los miembros inferiores. En este desarrollo se mielinizan primero el
sistema nervioso periférico que el sistema nervioso central, de ahí que se puede
establecer que el niño pueda ver y escuchar antes que pueda gatear o andar (García-
Molina y otros, 2009, p. 436).

- Un aspecto decisivo para la presente tesis es señalar que en las áreas de asociación
heteromodal, es decir, las zonas que reciben dos a tres tipos de información
sensorial entre las que se encuentra el lóbulo frontal el proceso de mielinización es
lento pero permanente. Que en muchos casos es posterior a la segunda década de la
vida. Con esto se demostraría que el proceso de desarrollo mental del ser humano
siempre alcanzaría un adecuado funcionamiento posterior a la edad en la que
comúnmente se conoce, pues solo cuando existe una óptima mielinización la
información que intenta procesarse será acogida por la zona específica del cerebro
(García-Molina y otros, 2009, p. 437).

- En el caso de los primeros años de vida del individuo también se aprecia un


desarrollo longitudinal y en cuanto al volumen de las ramificaciones dendríticas de
las neuronas piramidales de la tercera capa que forma la corteza prefrontal, el
crecimiento de estas se produce hasta existir un puente de conexión con las
neuronas ubicadas en la cuarta parte de la corteza prefrontal (García-Molina y otros,
2009, p. 437).

- Desde los dos a siete años se disminuye la densidad neuronal prefrontal, esto viene
dado por el incremento de los árboles dendríticos de las neuronas localizadas en la
tercera capa de la corteza prefrontal, en las capas vemos que no finaliza hasta los
cuatro años. Es una de las características de estas investigaciones el aporte
fundamental sobre la disminución de la densidad neuronal prefrontal, esta viene
acompañada de un desarrollo de los árboles dendríticos de las neuronas que se
localizan en la tercera capa de la corteza prefrontal en las capas vemos que no
finaliza hasta los cuatro años de edad. Esta disminución alude al decaimiento de la
sinapsis de la corteza prefrontal durante las dos primeras décadas de vida. Lo
anterior nos muestra que el proceso para que el ser humano pueda alcanzar un
desarrollo adecuado del conocimiento estará limitado a su maduración cerebral
(García-Molina y otros, 2009, p. 437).

La madurez de la corteza prefrontal durante la adolescencia: Los informes de los


amicus cuarie en el CASO ROPER V. SIMMONS

Un importante análisis de la madurez cerebral en el caso de los adolescentes y de la


madurez en general lo podemos encontrar en el informe del amicus curiae de la Asociación
Americana de Psicología y de la Asociación de Psicólogos de Missouri y en el informe de
la Asociación Médica Americana, Asociación de Psiquiatras Americanos, Sociedad
americana de psiquiatras para adolescentes entre otros, en el caso Roper v. Simmons que
llegaron a la instancia de la Corte Suprema de los Estados Unidos. En el caso mencionado
Christopher Simmons planeó el asesinato de Shirley Crook de manera conjunta con sus
amigos. La finalidad del plan criminal era robar y matar a la víctima la que debería ser
arrojada de un puente. Durante la noche uno de los que iban a perpretar el crimen se
desistió en el último momento. Simmons y Benjamin logran ingresar a la casa de la
víctima, roban y cubren la cabeza y atan las manos de Shirley, a quien la arrojan desde el
puente. El jurado impone a Simmons a la pena de muerte, el autor del crimen a la fecha
tenía diecisiete años. Para esto también es importante mencionar como antecedente lo que
se señaló en el caso Atkins v. Virginia, que llego a instancia de la Corte Suprema de
Estados Unidos, en el que el juez Stevens, que formo parte del voto en minoría señaló:

“Las evidencias neurocientíficas de los últimos años han puesto de relieve que el cerebro
adolescente no está completamente desarrollado, lo que a menudo conduce a
comportamientos y procesos de pensamiento erráticos dentro de ese grupo de edad (…) Los
avances científicos como la imagen por resonancia magnética funcional –escáner MRI- han
proporcionado valiosos datos que sirven para reforzar que los adolescentes ‘son más
vulnerables, más impulsivos y menos autodisciplinados que los adultos’. (…) Todo esto me
lleva a concluir que los delitos cometidos por jóvenes por debajo de los 18 años no merecen
la pena de muerte. La práctica de ejecutar a este tipo de infractores es una reliquia del
pasado y no se compadece con la evolución de los estándares de decencia que caracterizan
el progreso de una sociedad madura. Deberíamos poner final a esta vergonzosa práctica
(Pozuelo Pérez, 2015).”

Este importante hito plantea que el desarrollo neurocientífico es el que reubica la situación
de la madurez del cerebro adolescente planteando su incompleto desarrollo emocional y
cognitivo.

Ahora, en el caso del informe del amicus curiae de la Asocación Americana de Psicología y
la Asociación de Psicólogos de Missouri, en el caso Roper v. Simmons nos indican con
respecto a la madurez cerebral en los adolescentes:

- La diferencia entre los adolescentes con los adultos con respecto a la toma de
riesgos, planificación, la inhibición de impulsos radica en que los primeros tienen
una dimensión biológica en que se fundamenta su inmadurez: el cerebro humano
que poseen no es del adulto maduro sino que este se forma después de que los
adolescentes hayan llegado hasta la edad de un adulto joven.

- La tecnología es el medio actual a través del cual se puede saber el estado de


desarrollo del cerebro humano, la técnica que tiene mayor éxito en este tipo de
análisis es el de la resonancia magnética. Es debido a estas investigaciones que se
puede identificar que en las mismas regiones donde la materia gris se adelgaza, por
el contrario la materia blanca aumenta su volumen durante la adolescencia, hecho
que ya fue mencionado anteriormente y que consolida la opinión en la comunidad
científica en cuanto que la adolescencia tiene un incompleto desarrollo de la
madurez de su cerebro. Asimismo – como ya fue referido anteriormente- se produce
la “mielinización” a través de la cual se envuelve a los axones de las células
cerebrales, la mielina mejora la conectividad entre las neuronas.
- Él área de los lóbulos frontales es la que incrementa su volumen deacuerdo con la
edad, esto es un reflejo de la mielinización – como también lo hemos aseverado
anteriormente-, es decir existe el ciclo mielogenético de la maduración regional del
cerebro que implica una maduración tardía de los lóbulos frontales, esto lo muestra
la investigación a través del electroencefalograma (EEG) demostrando que la región
ejecutiva de la corteza prefrontal madura desde los diecisiete a veintiun años.

- En los exámenes realizados durante la adolescencia tardía se muestran aspectos de


la maduración del cerebro en donde se evidencia que está incompleta, especialmente
aquellas zonas donde se desarrollan las funciones ejecu

- tivas del cerebro relacionadas a la cognición y el control de los impulsos.

Por otro lado el informe del amicus curiae Asociación Americana de Psicología y de la
Asociación de Psicólogos de Missouri y en el informe de la Asociación Médica Americana,
Asociación de Psiquiatras Americanos, Sociedad americana de psiquiatras para
adolescentes entre otros nos indicaron sobre la madurez del cerebro adolescente:

- El lóbulo frontal es el que modula las transmisiones sinápticas de la amígdala a la


que está fuertemente conectada, no obstante en el caso de los adolescentes al ser la
maduración un proceso incompleto se concluye que el lóbulo frontal ejerce un
control sobre la amígdala.

- También se menciona en las nuevas investigaciones que el sistema límbico tiene


una mayor actividad en el caso de los cerebros adolescentes que en el de los adultos,
especialmente en la amígdala y que los lóbulos frontales de los cerebros
adolescentes son menos activos.

- Los lóbulos frontales son estructuralmente inmaduros hasta bien entrada la


adolescencia.

En cuanto a esto último es importante señalar pues constituye uno de los principales
objetivos de la presente investigación. Sostener que el proceso de maduración cerebral es
un desarrollo continuo implica que sobrepasa los 18 años, edad que se establece en nuestro
sistema jurídico para alcanzar la mayoría de edad. Esto nos permite colegir que la edad
cronológica no se condice con la edad biológica1.

¿A qué se puede denominar madurez del cerebro?

En un importante artículo desarrollado por la doctora Leah Somerville: Searching for


signatures of brain maturity: ¿what are we searching for? (Buscando signos de la madurez
cerebral: ¿Qué estamos investigando?). En este trabajo se plantea el cuestionamiento al
parámetro utilizado en los estudios neurológicos para evaluar como adulto o maduro un
cerebro.

La profesora nos indica que el parámetro para asumir como adulto un cerebro son los
siguientes:

- Tradicionalmente en la literatura especializada de neurología se denomina como


maduro, cuando coincide (en un grado determinado) con adulto (2016, Somvervile,
p. 1164).

- En el caso del nivel estructural, el desarrollo cerebral exhibe reducciones en la


materia gris cortical y aumento en el volumen junto a la anisotropía de la materia
blanca desde la infancia a la edad adulta. Existen modificaciones subyacentes a los
cambios son observables mediante la resonancia magnética (MRI), estos cambios
son la poda sináptica, mielinización, también se puede incluir entre a la
conectividad mediante las redes neuronales que se distribuyen ampliamente por el
cerebro (2016, Somvervile, p. 1165).

- Se puede denominar madurez, cuando existe una reducción en la sustancia gris


cortical y aumento del volumen del cerebro. Ésta alcanza su desarrollo a los veinte
años y cierto grado de estabilidad. La corteza prefrontal alcanza su mayor desarrollo
después de un periodo largo. Uno de los rasgos de madurez es también cuando se
han desarrollado los patrones de conectividad de las redes neuronales del cerebro,

1
En este aspecto es importante señalar que los antiguos romanos consideraban de una forma distinta la edad: a) Se consideraba púber
hasta los quince años, b) El periodo de la adolescencia duraba desde los quince hasta los treinta años, c) la juventud se prolongaba desde
los treinta a los cuarenta y cinco años.
medios que han hecho posible la comunicación entre sus diversas partes. Estas redes
se forman desde la infancia hasta la edad adulta y se caracteriza porque se reducen
en conexiones locales y aumenta cuando son conexiones que distribuyen
información (2016, Somvervile, p. 1165).

- El término neurodesarrollo continuo ha sido acuñado a la evolución del cerebro


durante el crecimiento del ser humano: este crecimiento se realiza durante la
infancia, adolescencia e incluso la adultez (2016, Somvervile, p. 1165).

- Estudios especializados nos refieren que existen varias regiones del cerebro en las
que el crecimiento no se estanca ni siquiera a los 30 años, siendo esta la edad mayor
en la muestra (2016, Somvervile, p. 1165).

- Hay estudios que demuestran que no es posible la nivelación en cuanto a la masa y


la estructura del cerebro a pesar de la existencia de un amplio margen para
desarrollarse, esto se demostró cuando se analizaron individuos desde los quince
hasta los noventa años en los que su masa cerebral en determinado punto no alcanzó
un volumen ni tamaño similar (2016, Somvervile, p. 1165).

- Especialistas también han realizado estudios mediante computadoras en los que


buscaron establecer una edad cerebral, entre sujetos de siete a treinta años, en los
que podría estimarse una “edad cerebral”. Estos estudios ratificaron que es durante
la adolescencia donde existe una rapidez y un aumento generalizado de la
conectividad pero que es continuado de una tasa de desaceleración hasta los
veintidós años (edad que está más allá de lo impuesto por la ley). Este análisis se
grafica en la figura (B) de la siguiente página (2016, Somvervile, p. 1165).

- También es importante mencionar el desarrollo neurológico que se manifiesta en los


neurotransmisores. En cuanto a la comunidad académica se considera que existe un
reconocimiento parcial en cuanto se reconoce como características de la madurez al
cambio estructural y al desarrollo de las redes hormonales que son desarrolladas
más allá de los dieciocho años (2016, Somvervile, p. 1165).
- En los cuadros (diseñados por la profesora Leah H. Sommerville en el artículo
materia de análisis) que les mostramos a continuación se describe las relaciones
existentes entre volumen cortical- edad (A) y la edad cronológica y el desarrollo
cerebral (B) (2016, Somvervile, p. 1165).

- En el recuadro (A) se muestra la relación existente entre el volumen de masa


cortical y la edad. Esto se muestra tanto a nivel de lóbulo frontal, lóbulo temporal,
lóbulo parietal y lóbulo occipital. También se puede apreciar que existe una
trayectoria del volumen de la materia gris y que a medida que pasa el tiempo se
ajusta con el tamaño total del cerebro (2016, Somvervile, p. 1165).

- En el recuadro (B) se analiza el cerebro, lóbulo frontal, lóbulo parietal, lóbulo


occipital y las características de estos como son el grado de conectividad de las
redes neuronales existentes en el cerebro, el espesor de la materia cortical y la
anisotropía fraccional (propiedad de la masa cerebral que indica el grado de
transporte de las moléculas de agua en el tejido cerebral). Por otra parte la
anisotropia (criterio que se incluye para evaluar la madurez de un cerebro) hace
referencia a la propiedad del tejido cerebral que depende de la direccionalidad de las
moléculas del agua y de la integridad de las fibras de la materia blanca del cerebro.
Es decir la anisotropia es una propiedad que mide el funcionamiento del tejido
cerebral en una determinada zona de ahí que en el gráfico se muestre que pasando
los treinta años existe un mayor grado de funcionalidad en la corteza prefrontal, uno
de las últimas zonas del cerebro en completar su madurez (2016, Somvervile, p.
1165).

- El funcionamiento de los cerebros de los denominados adultos emergentes


(individuos de dieciocho a veintidós años) a quienes en nuestras sociedades se les
trata como adultos pero para quienes en términos neurobiológicos la maduración
todavía se encuentra incompleta por casi cualquier examen. Un grupo de
investigadores probó en los cerebros de adolescentes de dieciocho a veintiuno años
que durante condiciones de amenaza su funcionamiento es más similar a un grupo
de trece a diecisiete que el grupo de referencia de veintidós a veinticinco años. Estos
hallazgos hacen evidente que existe un desarrollo cerebral posterior a los veintiun
años (2016, Somvervile, p. 1166).

- Finalmente la profesora Somerville nos indica que un concepto restringido de


madurez debe dejarse de lado algunas cuestiones asumidas tradicionalmente. Los
criterios asumidos para calificar como madurez cerebral se basaron únicamente en
un conjunto de rasgos madurez física del cerebro que no implicaba necesariamente
un cambio cualitativo. El cerebro nunca deja de cambiar a lo largo de la vida.
Reflexionando una edad posible en la que el cerebro podría alcanzar su madurez, la
profesora nos indica que estaría entre los treinta años y en un tiempo aun no
definido (2016, Somvervile, p. 1166).

BIBLIOGRAFÍA
García-Molina, A.; Enseñat-Cantallops, A.: Tirapu-Ustárroz, J; Roig-Rovira, T.,
Maduración de la corteza prefrontal y desarrollo de las funciones ejecutivas durante los
primeros cinco años de vida. En: Revista de Neurología, 2009. Recuperado de: Disponible:
http://eseupe.com/wp-content/uploads/2018/03/Garcia-Molina-et-al-2009-Rev-Neurol-
FFEE-infantil.pdf
Somervile, L. (2016). Review of neurology, p. 435-440

S-ar putea să vă placă și