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La educación es una necesidad que todo el mundo debe tener, nos da las directrices para

que como seres humanos podamos desenvolvernos en una sociedad pluralista, es decir,
un conjunto de gente que vive con distintas realidades, y todas esas realidades bajo un
contexto, ya que independiente de la realidad de cada uno, siempre habrá un contexto
que será la base de nuestro crecer. La educación pública y de calidad fue una invención
que nace en el siglo XVIII, antes no se sabía nada de aquellos conceptos.

El investigador Carlos Calvo cree que el estudiante en doce años no aprende, y no es el


culpable de este fracaso, sino que el sistema que estamos planteando. Este problema que
nace apunta hacia el concepto que se le dio a escuela, crear mano de obra barata. El
sistema busca imponernos los conocimientos formales, les es más fácil que como
alumnos aprendamos algo que viene comprobado y estructurado, para así, no se nos
permita pensar.

Gines de Castillo nos da el ejemplo de la típica consulta que hacen los alumnos: - ¿Para
qué sirve esto? - Lo que el profesor responde: - Algún día lo podrás necesitar. Esto nos
lleva a cuestionarnos y preguntarnos: ¿Estamos recibiendo una buena educación?

Las leyes en todo momento nos hablan de principios y valores que nosotros debemos
forzar, como lo son el respeto, la solidaridad, compromiso, etc., pero lo que en realidad se
promueve es la competencia y la desigualdad.

Calvo nos plantea la idea de que nosotros podemos prescindir de la escuela, ya que,
como tal, muchas veces merma nuestro aprendizaje y la mayoría de las veces se nos
moldea de la forma en que el sistema quiere que seamos. Al tener impuesto aquel modelo
de enseñanza nos hace remontar al siglo XVIII, en donde la educación nace para buscar
fin a las revoluciones, fomentar la disciplina, la obediencia y así, poder dirigir a los
súbditos. En aquellos tiempos la instrucción obligatoria era solo para esclavos, la gente
que gustaba de aprender, lo hacía pensando. También nos habla de una pequeña fábula,
con la finalidad de marcar una diferencia entre mapa y territorio, ya que la educación está
creada bajo el modelo de un mapa, algo que no muestra la realidad, no así como lo hace
un territorio, el verdadero lugar en donde se debería apuntar para poder crear una
verdadera educación.

Rafael Gonzales, investigador, cree que hasta el día de hoy esto ocurre, en donde la
escuela lo que busca es un pueblo dócil y manipulable, en donde la cultura se repite
constantemente, por lo tanto, el estado siempre tendrá ese poder de manejar las cosas,
manejar la escuela y manejar la educación.

Fácilmente podemos comparar las grandes fábricas con las escuelas, se busca el control
social y los alumnos terminan convirtiéndose en números, calificaciones. Los servicios
públicos en Chile, en donde explotan a sus trabajadores, no por nada mantienen los
mismos horarios que las escuelas, en donde tienen que estar casi 9 horas explotando a
las personas con condiciones pésimas.

¿Estamos viviendo la educación como en sus inicios?

La verdad es que sí, el sistema de manera oculta lo que busca es fomentar a los alumnos
a convertirse en títeres que solo reciben información, se basa en un modelo que puede
ser llamado educación bancaria, así mismo como nos lo presentó Paulo Freire, una
educación en que el estudiante es un recipiente vacío que solo recibe información, y el
encargado de llenar ese ‘’vacío’’ es el profesor, que muchas veces solo lo hace con
información que no lleva a ningún lado.

El verdadero problema de la educación es que se fija en cómo podrán ser los alumnos
como adultos, pero el verdadero centro de la educación es el niño. La educación al buscar
que los niños estén bajo una doctrina no promueve lo esencial de aquellos: las ganas de
preguntar, de imaginar y crear. Los niños se construyen a sí mismo, y como dice Vicky
Colbert, ellos dan lo que reciben. Entonces, esto nos lleva a sacar conclusiones y
entender que el estado conoce todo esto, no por nada les promueven la competencia para
que en el futuro sean personas con ganas de producir, pero no ideas.

Si no se disfruta del aprendizaje es imposible que exista aprendizaje. Es importante que al


ser el niño el pilar fundamental de la educación y la escuela, se le enseñe e inculque lo
que es significativo para él, sin embargo, el modelo educativo proyecta una diminuta
información de lo que de verdad importa para la formación de los niños.

Los niños al momento de comenzar la escuela llegan con un notable poder de innovación,
y eso es lo que el crear produce. La idea de que los alumnos imaginen los hace tener
ganas de experimentar. Es tarea del educador mostrar misterios, para que el educando se
sorprenda y trate de buscar explicación a dichos misterios. Es por eso, que al buscar
dichas explicaciones y comience a experimentar, lo va a llevar al errar, entonces, por si
solo se dará cuenta de sus equivocaciones e inconscientemente el niño reflexionará sobre
sus errores y tratará de remediarlos. Calvo ratifica lo anterior y dice que los errores son
bienvenidos, ya que, si hay error, existe avance.

Es de esta manera en la que debemos hacer el cambio, fomentando la escuela activa, en


donde el estudiante explota sus habilidades y produce, pero esta producción sí es del
pensamiento, por lo tanto, sus acciones lo llevan a crear su propio conocimiento y
aprendizaje. Estos modelos a diferencia por los impuestos sí buscan la humanización, y si
a los pequeños que son la base de la educación se les potenciar el hecho de preguntar,
imaginar y crear, es ahí en donde se ha dado en el clavo, ya que, a futuro, ellos mismos
serán los responsables de crear un pensamiento crítico, de reflexionar y generar
conocimiento más avanzado.

Rafael Gonzáles señala que al sistema no les preocupa el ser humano como individuo,
como persona, y toda aquella educación que busque otra cosa, tiene que ser prohibida.

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