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LA VERDADERA DISTINCIÓN ENTRE PRESCRIPCIÓN Y CADUCIDAD

por Fiorella Pastrana Espinal

MARZO 29, 2017

Sumario:

1. Introducción,
2. Naturaleza jurídica y objeto,
3. No es «qué» se extingue, es «cómo» se extingue.
4. Palabras finales.

1. Introducción

La prescripción y la caducidad como instituciones jurídicas de larga data son estudiadas


y reguladas por diversos códigos civiles, con un vasto desarrollo doctrinario y
jurisprudencial. Hoy en día aún se elaboran publicaciones, conferencias, clases y
jurisprudencia numerosa destinada a establecer la distinción entre ambas instituciones,
pues no existe todavía consenso en cuanto a la naturaleza jurídica y la operatividad
práctica de cada una de ellas en relación con la otra. Por ejemplo, existen serias dudas
respecto a su objeto (¿qué extinguen?, ¿la acción, el derecho, la pretensión, la relación
jurídica?), su formación (¿ambas se configuran con el sólo paso del tiempo?, ¿las puede
declarar el juez de oficio o deben ser alegadas por la parte interesada?) y su utilidad
(¿qué consecuencias prácticas tiene actualmente la distinción?).

Con la finalidad de responder a estas preguntas, analizaremos brevemente las


cuestiones sustantivas de fondo en la distinción, tomando en cuenta nuestra normativa
y las posiciones doctrinarias en la materia. Asimismo, sin perder de vista el enfoque
práctico, explicaremos las razones por las cuales es importante plantear correctamente
las diferencias entre ambas instituciones jurídicas y las implicancias procesales que
esto conlleva.

2. Naturaleza jurídica y objeto

Es necesario tener presente que tanto la prescripción como la caducidad son


instituciones de derecho sustancial que constituyen mecanismos de extinción de
diversas situaciones jurídicas con el transcurso del tiempo1. De este modo, más allá de
su relevancia procesal como excepciones en el Código Procesal Civil, su lugar y su
estudio corresponde al Derecho Civil, razón por la cual ambas instituciones jurídicas son
debidamente reguladas en el Libro VIII del Código Civil de 1984, desde el artículo 1989º
hasta el artículo 2007º. Esto último tiene especial repercusión en sede casatoria, pues
al tratarse de normas jurídicas de derecho material, su interpretación errónea o
inaplicación puede ser revisada a través del recurso de casación. Lo mismo que no
ocurriría en caso de que la Corte Suprema considerara que se trata de instituciones
jurídicas de naturaleza procesal, que por su naturaleza no pueden ser objeto de análisis
a través de dicho recurso.

Ahora bien, una vez establecida su naturaleza jurídica, pasemos a analizar qué nos dice
el actual Código Civil respecto a ambas instituciones y cuál es su objeto, es decir, ¿qué
extingue cada una de ellas? De acuerdo con el artículo 1989º, la prescripción extingue

1
Merino, Roger. “Algunos apuntes en torno a la prescripción extintiva y la caducidad”. Dialogo con la Jurisprudencia.
Lima: Gaceta Jurídica, N° 104, 2007, p. 20.
la acción, pero no el derecho mismo; mientras que sobre la base del artículo
2003º, la caducidad extingue ambos, el derecho y la acción correspondiente.

Hasta el momento, lo único en común que tienen ambas instituciones jurídicas es que
conllevan un efecto extintivo, provocado por la inacción de quien debió actuar en un
determinado tiempo y que, sin embargo, no lo hizo2. De este modo, ambos fenómenos
operan privando de tutela determinada relación jurídica por el transcurso del tiempo y la
inacción de su titular, pues ya sea por razones de interés público o para proteger el
interés de la contraparte, se evita continuar en una situación de incertidumbre jurídica.
Pero entonces, ¿qué quiere decir que la prescripción sólo extingue la acción mas no el
derecho?, ¿es realmente útil este criterio distintivo entre ambas instituciones jurídicas?

Consideramos que esta distinción basada en el objeto o aquello que se extingue en uno
y otro caso, surge de un concepto anacrónico del derecho de acción, el cual antes de
concebirse como derecho fundamental abstracto, público y autónomo, dependía
siempre de la existencia de un derecho subjetivo subyacente. En este sentido, el Dr.
Roger Merinosostiene que “la fórmula de que la prescripción extingue la acción sólo
tiene sentido en un ordenamiento jurídico como el romano, donde cada pretensión está
ligada a tipos específicos de acciones (actio), es decir, solo había derecho si estaba
protegido por una determinada acción, siendo ambos indisolubles3”.

Del mismo modo, la Dra. Eugenia Ariano señala que “aunque parezca lo contrario,
el Código Civil no distingue entre derecho y acción, sino que la acción viene concebida
a lo antiguo4[4]”. Con lo cual, siguiendo a Chiovenda antes de su conversión a la tesis
dualista, este concepto sostiene que “la acción, o derecho de hacer valer el derecho, no
es más que el derecho mismo hecho valer; el derecho en un nuevo aspecto o en una
nueva fase, pasando del estado de reposo al estado de combate, en cuanto si cada
acción presupone un derecho, no hay acción sin derecho, pero sí puede haber derecho
sin acción5”.

Por su parte, de acuerdo con este concepto, nuestro Código Civil erróneamente parte
de la premisa que la acción es la otra cara del derecho, al que presupone existente,
pues no concibe el derecho de acción de manera autónoma al derecho subjetivo que se
busca tutelar a través de su ejercicio. Una concepción del derecho de acción como esta,
además de desfasada en el tiempo, resulta inútil, pues desconoce la naturaleza
abstracta del derecho de acción como derecho fundamental de acuerdo con nuestra
Constitución y no aclara la diferencia entre las instituciones jurídicas de la prescripción
y la caducidad, pues no es para nada práctica.

Por otro lado, un sector de la doctrina, tomando como modelo al ordenamiento jurídico
alemán, considera que aquello que se extingue por prescripción es la “pretensión” y no
el derecho de acción. No obstante, ello contribuye con la confusión respecto a la
equívoca naturaleza procesal6 que algunos atribuyen a la prescripción, pues el vocablo
“pretensión” es un concepto netamente procesal en nuestro ordenamiento jurídico,
distinto al tratamiento que se le brinda en el BGB alemán, de donde emana esta
concepción. Así, teniendo en cuenta la experiencia comparada, países
como Francia, Alemania e Italia, no presentan este tipo de problemas pues de una u
otra manera, señalan que la prescripción extingue la acción y el derecho, la pretensión

2
Ariano, Eugenia. “Reflexiones sobre la prescripción y la caducidad a los treinta años de vigencia del código civil”.
Themis, Lima, número 66, 2014, p. 330.
3
Merino, Roger. Op. cit., p. 21.
4
Ariano, Eugenia. “Renuncia y alegación de la prescripción entre el Código Civil y el Código Procesal Civil”. Ius et
Veritas. Lima, número 33, Año XVI, 2006, p. 169.
5
Ibid.
6
Monroy, Juan. “Algunas interrogantes sobre el Código Procesal Civil Peruano”. La formación del proceso civil
peruano. Escritos reunidos. Lima: Comunidad, 2003, p. 608.
y el derecho subyacente, y el derecho subjetivo mismo sin hacer referencia a la acción,
respectivamente.

Entonces, ¿qué es lo que realmente extinguen la prescripción y la caducidad? De


acuerdo con un autorizado sector de la doctrina7, el objeto de la prescripción y también
de la caducidad, no es la acción, la pretensión, ni el derecho, sino la entera relación
jurídica y dentro de ella, las situaciones jurídicas subjetivas activas y pasivas que
forman parte de dicha relación. Por lo tanto, ambas instituciones jurídicas
son mecanismos extintivos de situaciones jurídicas subjetivas, entre ellas no solo el
derecho subjetivo como situación de ventaja sino también el correlativo deber jurídico
como situación de desventaja, etc. Por este motivo, compartimos la opinión de quienes
afirman que la distinción entre ambas instituciones debe hacerse en función a su
operatividad, es decir, en base a cómo ocurre la extinción de las situaciones jurídicas
subjetivas o de la relación jurídica sustancial en cada caso.

3. No es «qué» se extingue, es «cómo» se extingue

A continuación, las principales diferencias procedimentales entre ambas:

En primer lugar, para que el efecto extintivo propio de la prescripción opere debe ser
requerido voluntariamente por quien pretende favorecerse con ella. En este sentido, una
vez vencido el plazo legal, de acuerdo con el artículo 2002º del Código Civil y en función
a los tipos de situaciones jurídicas tuteladas en el artículo 2001º, no basta con que el
tiempo haya transcurrido, sino que es imprescindible que esta prescripción ganada sea
alegada por la parte interesada para que la extinción misma opere. De este modo, la
prescripción opera de una manera especial, configurando un fenómeno sustancial que
se perfecciona a nivel procesal8. Por su parte, la caducidad, según el artículo 2007º,
opera automáticamente por el mero transcurso del plazo legal; es decir, transcurrido el
último día del plazo correspondiente a cada situación jurídica tutelada, el efecto extintivo
se produce lo quiera o no la parte interesada.

En este sentido, el Dr. Roger Merino aclara que “la diferencia


fundamental entre prescripción y caducidad es que mientras en el primero es necesaria
la actuación del derecho potestativo del beneficiario (en vía de excepción o de acción),
en fin, la actuación de su autonomía privada; en el segundo, se trata de un fenómeno
de extinción heterónomade las situaciones jurídicas subjetivas, es decir,
se prescinde totalmente de la intención, voluntad y actuación del beneficiado con el
plazo”9.

En segundo lugar, como consecuencia del carácter necesariamente voluntario de


la prescripción, la misma no puede ser declarada de oficio por el juez, porque faltaría
necesariamente la actuación o manifestación de voluntad del sujeto interesado (artículo
1992º del Código Civil); mientras que, en el caso de la caducidad, de acuerdo al artículo
2006º del mismo cuerpo normativo, es deber del juez pronunciarse de oficio y declarar
el efecto extintivo, pues la caducidad opera desde el vencimiento del plazo, poniendo
fin a todas las situaciones jurídicas sustanciales.

En tercer lugar, producto de esta distinción fundamental en el modo en que operan


ambas instituciones jurídicas y pese a que su ejercicio de acuerdo al Código Procesal
Civil se dé a través del planteamiento de excepciones procesales, el plazo

7
Ariano, Eugenia. “Reflexiones sobre la prescripción y la caducidad a los treinta años de vigencia del Código Civil”. Op.
cit., p. 330. En el mismo sentido Merino, Roger. Op. cit., p. 23.
8
Ariano, Eugenia. “Renuncia y alegación de la prescripción entre el Código Civil y el Código Procesal Civil”. Op. cit., p.
203.
9
Merino, Roger. Op. cit., p. 25.
plecusorio del artículo 447º del Código Procesal Civil, no afecta a la caducidad, pues la
misma no debe necesariamente ser alegada en el proceso por esta vía, pudiendo
plantearse y declararse en cualquier etapa del proceso, en vista que el efecto extintivo
ya se perfeccionó con el mero transcurso del tiempo. De este modo, cuando se presenta
una demanda con la finalidad de tutelar un derecho ya caduco, más precisamente
una relación jurídica ya inexistente, el juez tiene el deber de declarar la caducidad de
oficio, en cualquier etapa del proceso, dado que se habría constituido una relación
jurídico procesal inválida, pues el derecho sustancial que se busca tutelar ya se
encuentra extinto, ya no existe. Por otro lado, la prescripción está sujeta a este plazo
plecusorio, que bien señala la Dra. Ariano, es pernicioso, pues no se da un tratamiento
coherente a la institución de la prescripción dentro de un proceso de naturaleza
publicístico.

Finalmente, la institución jurídica de la caducidad al fundarse en razones de orden


público10 o en una defensa más intensa del interés privado o de “alguien”11, no sólo
es irrenunciable sino que además no tiene plazos de suspensión ni de interrupción
(plazo perentorio), salvo el supuesto del artículo 1994º del Código Civil, inciso 8, el
mismo que contiene una cláusula normativa general, la misma que señala la suspensión
del decurso prescriptorio y del plazo de caducidad mientras sea imposible reclamar el
derecho ante un tribunal peruano. En este sentido, el único mecanismo para poder
evitar la caducidad de la relación jurídica, es decir, su extinción, es realizando el acto
previsto por la ley, siendo la más típica la presentación de la demanda y, en opinión de
algunos, la notificación esta.

Por su parte, la prescripción ya ganada (y no antes de ello), es renunciable de


manera expresa o tácita inclusive, o sea, realizando un acto incompatible con la
voluntad de favorecerse con la prescripción, de acuerdo al artículo 1991º del Código
Civil. Asimismo, tiene plazos de suspensión e interrupción de acuerdo a ley (artículo
1994º y 1996º), pues dependiendo de si se trata de impedimentos o dificultades para el
ejercicio del derecho o de actos que claramente le dan vitalidad a la relación jurídica, se
producirá uno u otro efecto que frene la extinción de esta última por el transcurso del
tiempo.

4. Palabras finales

Para terminar, coincidimos con aquellos autores que, más allá de las disquisiciones
teóricas respecto a la naturaleza jurídica de cada institución, rescatan la relevancia
práctica de la distinción entre ambas, pues en términos operativos dentro y fuera del
proceso, es muy importante saber con claridad si nos encontramos frente a un plazo
de prescripción o de caducidad, pues esto determinará de la manera más adecuada
cómo debemos proteger nuestra situación jurídica subjetiva, analizando si es relevante
o no la voluntad del beneficiario en cada caso, si existe o no posibilidad de suspender o
interrumpir el plazo legal, si el juez puede declarar de oficio el efecto extintivo o si por el
contrario, el perfeccionamiento de dicho efecto ya ocurrió con anterioridad, etc.

10
Ibid., p. 29.
11
Ariano, Eugenia. “Reflexiones sobre la prescripción y la caducidad a los treinta años de vigencia del código civil”. Op.
cit., p. 334.

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