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Nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio (Córcega) y recibió el nombre de Napoleone.

Fue uno de los ocho hijos de María Letizia Ramolino y Carlo Buonaparte, un abogado que
luchó por la independencia de Córcega.
Su formación en Brienne y en la Escuela Militar de París estuvo subvencionada por el reyLuis
XVI. Fue teniente en un regimiento de artillería y durante la Revolución Francesa, teniente
coronel de la Guardia Nacional corsa (1791); sin embargo, cuando Córcega declaró su
independencia en 1793, Bonaparte, decididamente partidario del régimen republicano,
huyó a Francia con su familia.
Le nombraron jefe de artillería del ejército encargado de la reconquista de Tolón, una base
naval con el apoyo de Gran Bretaña (que junto a Prusia, Austria, Holanda y España, tras la
declaración de guerra francesa a esta última, habían constituido la Primera Coalición contra
Francia en 1793). Expulsó del puerto a las naves británicas y reconquistó finalmente la
posición. Gracias a esta acción, le ascendieron al grado de general de brigada a la edad
de 24 años. En 1795 salvó al gobierno revolucionario restableciendo el orden tras
una insurrección realista desatada en París.

En 1796 contrajo matrimonio civil con Josefina de Beauharnais, viuda de un aristócrata


guillotinado durante la Revolución y madre de dos hijos.

En 1796 fue comandante del ejército francés en Italia. Venció sucesivamente a cuatro
generales austriacos cuyas tropas eran superiores en número y obligó a Austria y sus aliados
a firmar la paz. El Tratado de Campoformio estipulaba que Francia podía conservar los
territorios conquistados, en los que Bonaparte fundó, en 1797, la República
Cisalpina(Venecia), la República Ligur (Génova) y la República Transalpina (Lombardia).

En 1798 dirigió una expedición a Egipto, que se encontraba bajo el dominio turco, para
cortar la ruta británica hacia la India. Su flota fue destruida por el almirante
británico Horatio Nelson y quedó aislado en el norte de África tras ser derrotado en
la batalla del Nilo. En 1799 no logró hacerse con la conquista de Siria, pero venció a los
turcos en Abukir. Mientras tanto, Francia hacía frente a una nueva situación internacional:
Austria, Rusia, Nápoles y Portugal se habían aliado con Gran Bretaña, configurando
la Segunda Coalición.

A su regreso a París se unió a una conspiración contra el gobierno y junto a sus compañeros
tomaron el poder durante el golpe de Estado del 9-10 de noviembre de 1799 (18-19
de brumario según el calendario revolucionario) y establecieron un nuevo régimen,
el Consulado. Según la Constitución del año VIII, Napoleón, que había sido nombrado primer
cónsul, disponía de poderes casi dictatoriales. La Constitución del año X, por él dictada en
1802, otorgó carácter vitalicio a su consulado y, finalmente, se proclamó emperador en
1804.

En 1800 cruzó los Alpes venciendo a los austriacos en la batalla de Marengo y en 1801 firmó
el Concordato con el papa Pío VII, que apaciguó los ánimos en el interior del país al poner
fin al enfrentamiento con la Iglesia católica. Gran Bretaña reanudó la guerra naval con
Francia en abril de 1803 y en 1805, Rusia y Austria se unieron a los británicos en la Tercera
coalición. Decidió que todos sus ejércitos fuesen contra las fuerzas austro-rusas, a las que
derrotó en la batalla de Austerlitz el 2 de diciembre de 1805.

Conquistó el reino de Nápoles en 1806 y nombró rey a su hermano mayor, José; se tituló rey
de Italia (1805), desintegró las antiguas Provincias Unidas (hoy Países Bajos), que en 1795
había constituido como República de Batavia, y fundó el reino de Holanda, al frente del cual
situó a su hermano Luis, y estableció la Confederación del Rin que quedó bajo su
protección. Fue entonces cuando Prusia y Rusia forjaron una nueva alianza y atacaron a la
confederación. Aniquiló al ejército prusiano en Jena y Auerstedt (1806) y al ruso
en Friedland. En Tilsit (julio de 1807), estableció un acuerdo con el zar Alejandro I por el
que se reducía enormemente el territorio de Prusia y también incorporó nuevos estados al
Imperio: el reino de Westfalia, gobernado por su hermano Jerónimo, y el ducado
de Varsovia, entre otros.

Impuso el Sistema Continental en Europa, que consistía en un bloqueo sobre las mercancías
británicas con el propósito de arruinar el poderoso comercio de Gran Bretaña. En 1807
conquistó Portugal y un año después nombró a su hermano José (Pepe Botella) rey
de España, tras lograr la abdicación de Fernando VII en Bayona e invadir el país, dejando
Nápoles como recompensa para su cuñado, Joachim Murat. La llegada a España de José
Bonaparte recrudeció la guerra de Independencia española. Napoleón pasó algún tiempo
en España y consiguió varias victorias, pero la lucha se reanudó tras su partida,
prolongándose durante cinco años la guerra entre las tropas francesas y las españolas
(apoyadas por Gran Bretaña), jugando un papel fundamental la lucha de guerrillas.

En 1809 derrotó a los austriacos en Wagram, convirtió los territorios conquistados en


las Provincias Ilirias (en la actualidad parte de Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina,
Serbia y Montenegro) y conquistó los Estados Pontificios.

Se volvió a casar, en 1810 con María Luisa, archiduquesa de Austria e hija del
emperador Francisco I de Austria, perteneciente a la casa de Habsburgo. Con este enlace
vinculaba su dinastía a la más antigua de la casas reales de Europa, con la esperanza de que
su hijo, nacido en 1811 y al que otorgó el título de rey de Roma como heredero del Imperio,
fuera aceptado por los monarcas reinantes.

El Código Napoleónico se implantó en todos los Estados creados por el Emperador,


el feudalismo y la servidumbre fueron eliminados, y se estableció la libertad de
culto (excepto en España). Le fue otorgada a cada Estado una constitución en la que se
concedía el sufragio universal masculino y una declaración de derechos y la creación de
un parlamento; fue instaurado el sistema administrativo y judicial francés; las escuelas
quedaron supeditadas a una administración centralizada y se amplió el sistema educativo
libre. Cada Estado disponía de una academia o instituto destinado a la promoción de las
artes y las ciencias.
Su alianza con el zar Alejandro I quedó anulada en 1812 y emprendió una campaña contra
Rusia que terminó con la trágica retirada de Moscú. Tras este fracaso, Europa se unió para
combatirle. Sus mariscales se negaron a continuar combatiendo en abril de 1814. Al ser
rechazada su propuesta de renunciar a sus derechos en favor de su hijo, hubo de abdicar,
permitiéndole conservar el título de emperador y otorgándosele el gobierno de la isla de
Elba. María Luisa y su hijo quedaron bajo la custodia del padre de esta, el emperador de
Austria Francisco I, y no volvió a verlos nunca.

En 1815 huyó de Elba, llegó a Francia y marchó sobre París tras vencer a las tropas enviadas
para capturarle, iniciándose el periodo denominado de los Cien Días. El resultado fue la
campaña de Bélgica, que concluyó con la derrota en la batalla de Waterloo el 18 de junio
de 1815.

Abdicó en favor de su hijo, Napoleón II y marchó a Rochefort donde capituló ante el capitán
del buque británico Bellerophon. Fue recluido entonces en Santa Elena, una isla en el sur
del océano Atlántico.

Cautivo de los ingleses y rodeado de un pequeño grupo de seguidores, empezó a sufrir un


dolor en el costado derecho idéntico al que su padre tuvo poco antes de su muerte,
posiblemente a causa de un cáncer de estómago. El dolor, que algunos expertos también
han apuntado a que pudo ser causado por envenenamiento, fue consumiendo poco a poco
a Bonaparte.

El 5 de mayo de 1821 a las 17:49 horas falleció Napoleone di Buonaparte a los 51 años de
edad. Según las personas que estuvieron presentes en su lecho de muerte, sus últimas
palabras fueron: «Francia, el ejército, Josefina». Aunque pidió en su testamento ser
enterrado en París, los ingleses no quisieron alimentar el mito y ordenaron que el cuerpo no
saliera de Santa Elena. Más tarde, en 1840, a instancias del gobierno de Luis Felipe I, sus
restos fueron repatriados.
Napoleón I [Napoleón Bonaparte]
(Ajaccio, Córcega, 1769 - Santa Helena, 1821) Militar y estadista francés.
Como Primer Cónsul (1799-1804) y Emperador de los franceses (1804-
1814), dirigió los destinos del país y llevó a Francia a ejercer la hegemonía
europea tras una serie de brillantes campañas militares por las que ha
sido considerado uno de los mejores estrategas de todos los tiempos.
Aunque acabó con la República surgida de la Revolución Francesa para
centralizar el poder en torno a su figura, conservó parte de las conquistas
revolucionarias y contribuyó a su difusión por todo el continente.

Biografía
Nacido en una familia modesta de la pequeña nobleza de la isla de Córcega
-recién incorporada a Francia-, Napoleón siguió la carrera militar como
becario, graduándose en la Academia de París en 1785. Tras el triunfo
de la Revolución francesa (1789) simpatizó con el nuevo régimen, pero
fracasó en su intento de intervenir en política en pugna contra el
nacionalismo corso representado por Paoli.
En 1793 conoció a Robespierre y se adhirió al partido jacobino. En aquel
mismo año adquirió notoriedad militar: se le encargó el mando de la
artillería francesa en el asedio contra Tolón (ocupada por los británicos),
y el éxito de la operación le valió el ascenso a general. Caído Robespierre,
la Revolución dio un giro a posiciones moderadas; se iniciaba la etapa del
Directorio (1795-1799), nuevo poder ejecutivo que confió a Napoleón la
represión de los múltiples intentos de derrocamiento, procedentes tanto
de los realistas (que aspiraban a restaurar el absolutismo monárquico)
como de la izquierda radical.

Su prestigio culminó con el mando de la campaña de Italia (1796), que,


concebida como una mera maniobra de distracción en la guerra contra
Austria, fue llevada con tal éxito por el joven general que le hizo dueño
de todo el norte de Italia y llegó a amenazar Viena, obligando a los
austriacos a la rendición y desbaratando la coalición de príncipes italianos
que se había agrupado en torno a Austria contra la Francia revolucionaria:
batallas victoriosas como las de Mondovi, Lodi, Arcole, Rivoli y Bassano
acabaron llevando a la Paz de Campoformio (1797), que otorgó a Francia
la orilla izquierda del Rin y un Estado satélite en el norte de Italia (la
República Cisalpina).

Napoleón fue recibido en Francia como el salvador de la República (tanto


más cuanto que el botín enviado desde Italia contribuyó a sanear las
agotadas arcas de la Hacienda francesa). La tarea de deshacerse del
último enemigo que le quedaba a Francia -Gran Bretaña- resultaba más
difícil: tras desistir del proyecto de desembarcar directamente en la isla,
el Directorio concibió la idea de cortar las comunicaciones británicas con
sus colonias en Asia mediante la ocupación de Egipto, y puso al mando de
la operación a Bonaparte para alejarle de París, donde su popularidad
resultaba preocupante.

Napoleón desembarcó en Alejandría en 1798 y luchó con suerte desigual


contra turcos y mamelucos; pero el almirante inglés Horacio Nelson le cortó
la retirada al hundir la flota francesa en Abukir, y Napoleón prefirió
regresar a Francia dejando a sus tropas abandonadas en Oriente Medio
(1799). Antes de que su popularidad pudiera verse deteriorada por aquel
fracaso o de que se le pudieran exigir responsabilidades por su conducta,
se unió a un grupo de conspiradores en el que participaban su propio
hermano Luciano y el abate Sieyès; Napoleón aportó la fuerza militar que
hizo triunfar el golpe de Estado del 9 de noviembre de 1799 (el 18 de
Brumario, según el calendario republicano).
El Consulado (1799-1804)

Napoleón se erigió enseguida en el hombre fuerte de la nueva situación,


que se diseñó como una dictadura personal conservadora, encaminada a
salvaguardar algunas conquistas esenciales de la Revolución (impidiendo
el triunfo de una contrarrevolución monárquica), pero evitando
igualmente su prolongación en un sentido democrático y poniendo fin a la
inestabilidad social (descartando toda posible revancha de los jacobinos).
La dictadura, apoyada en la primacía de los notables, se institucionalizó
con la llamada Constitución del año VIII (1799), en la que formalmente la
República quedaba gobernada por un triunvirato con amplias
prerrogativas (el Consulado) que presidía el propio Napoleón como Primer
Cónsul.

El fortalecimiento del poder ejecutivo le permitió pacificar el país


(acabando con la insurrección realista de la Vendée) y realizar importantes
reformas de orden interno: normalizó las relaciones del Estado francés
con la Iglesia (Concordato de 1801), completó la obra jurídica de la
codificación (promulgando, entre otros, el Código Civil en 1804),
centralizó y racionalizó la administración en torno a la figura del prefecto,
puso en pie un sistema educativo público laico y eficaz, reorganizó la
administración de Justicia estableciendo una jerarquía única de tribunales
estatales, creó el Banco de Francia (1800) e impuso el franco como unidad
monetaria nacional (1800).

Estas reformas, en las que predominó un sentido racionalizador,


uniformizador y estatista, moldearon las instituciones francesas con
arreglo al principio de igualdad jurídica surgido de la Revolución. Una
combinación de reformas militares y genio estratégico personal le permitió
completar la obra en el exterior, venciendo de nuevo a los austriacos (Paz
de Luneville, 1801) y asegurando la hegemonía continental francesa en
un reparto de esferas de influencia con Gran Bretaña, que conservaba el
control de los mares (Paz de Amiens, 1802).

El Primer Imperio (1804-1814)

Todos estos éxitos permitieron a Napoleón acentuar la orientación


autoritaria de su gobierno, decretando primero el carácter vitalicio del
Consulado (1802); en 1804, gracias a su inmenso prestigio, hizo aprobar
una Constitución a su medida que anulaba la República y configuraba un
régimen centralista y autocrático mucho más parecido a una monarquía
hereditaria: el Imperio. Se conservaban, no obstante, algunas conquistas
de la Revolución Francesa, como la igualdad de derechos ante la ley y las
libertades civiles y políticas. El 2 de diciembre de 1804, Napoleón fue
coronado Emperador de los franceses.

Aparte de constituir una respuesta a los intentos por restablecer en el


trono francés a los Borbones, el Imperio suponía un ideal de poder
continental por encima de los Estados nacionales. Efectivamente,
apoyándose en el poder de sus ejércitos, Napoleón procedió a reorganizar
el mapa de Europa en torno a una Francia fortalecida y extendida por
múltiples adquisiciones territoriales (los Países Bajos, la costa alemana del
mar del Norte, la orilla izquierda del Rin, Cataluña, Piamonte, Génova,
Toscana y Roma). El propio Napoleón se hizo coronar rey de un nuevo
reino de Italia, y situó a otros miembros de la familia Bonaparte como
soberanos de Estados satélites en Nápoles (el mariscal Joachim Murat,
cuñado suyo), España (José I Bonaparte), Westfalia (Jerónimo Bonaparte) y
Holanda (temporalmente entregada a su hermano Luis Bonaparte).
Napoleón reorganizó Suiza convirtiéndola en un Estado dependiente de
Francia; controló personalmente el Estado creado en la costa dálmata bajo
el nombre de Provincias Ilíricas; y reorganizó Alemania en 1806,
estableciendo el protectorado francés sobre la llamada Confederación del
Rin, en detrimento de la influencia de Austria (a la que venció en Ulm y
Austerlitz en 1805, y de nuevo en Wagram en 1809) y de Prusia (vencida
en Jena y Auestadt, 1806). Tras vencer a Rusia en Friedland (1807), le
arrebató Polonia, creando en aquel territorio un Gran Ducado de Varsovia
gobernado por el rey de Sajonia, aliado de Napoleón; e incluso consiguió
que uno de sus generales, Jean-Baptiste Bernadotte, se hiciera con la Corona
de Suecia.
Controlada la práctica totalidad de Europa occidental, el poderío naval de
Gran Bretaña le impidió una vez más doblegar a este último enemigo
(batalla de Trafalgar, 1805); intentó entonces rendir a Gran Bretaña
mediante un bloqueo continental que la aislara de los mercados europeos
(Decreto de Berlín, 1806), pero los perjuicios fueron mayores para los
comerciantes europeos que para la economía británica. Aquel primer
ensayo de unificación europea llevó a gran parte del continente las ideas
e instituciones surgidas de la Revolución francesa, extendiendo a otros
países la dinámica de transformaciones políticas, económicas y sociales
del liberalismo que habrían de marcar su entrada en la Edad
Contemporánea.
Las ambiciones napoleónicas, sin embargo, topaban con demasiados
enemigos: nacionalistas, liberales, católicos, tradicionalistas y víctimas del
bloqueo continental. La invasión de España (1808) dio lugar a una
insurrección permanente en la península Ibérica, con una lucha guerrillera
que absorbería grandes recursos humanos y financieros del Imperio. El
posterior intento de invadir Rusia en 1812-13 le permitió tomar Moscú,
pero hubo de retirarse ante la estrategia rusa de «tierra quemada» y de
rehuir las batallas decisivas; la retirada del Gran Ejército del emperador
constituyó un desastre por el efecto combinado del clima, las grandes
distancias y el acoso enemigo, iniciándose entonces el derrumbamiento
del sistema napoleónico (1813).

Una gran coalición de todos los enemigos de Napoleón (con Rusia, Austria,
Prusia y Gran Bretaña a la cabeza) acabó por consolidarse y derrotarle en
la batalla de Leipzig (1813): el emperador tuvo que retirarse hasta
territorio francés, mientras veía esfumarse su anterior poderío en el resto
de Europa. En 1814 los aliados completaban su avance tomando París y
Napoleón era obligado a abdicar.

El Imperio de los Cien Días (1815)


Mientras los aliados iniciaban la restauración del Antiguo Régimen en el
Congreso de Viena, Napoleón era confinado en la isla mediterránea de
Elba. Restablecida en Francia la monarquía borbónica en la persona de Luis
XVIII, la arbitrariedad y el revanchismo de los vencedores causaron pronto
descontento entre la población. Unido esto a las disensiones políticas que
surgieron entre los antiguos aliados, el depuesto emperador se decidió a
intentar recuperar el poder.

Napoleón escapó de su confinamiento y desembarcó en Cannes, reuniendo


a sus fieles en apoyo del que, por su breve duración, sería llamado «el
Imperio de los Cien Días» (1815). El rey huyó y Napoleón se puso de
nuevo al frente del Estado y del ejército y, mientras intentaba ganarse a
los franceses presentándose con un proyecto más liberal, preparó la
inevitable confrontación militar contra los aliados.

Ésta se produjo en la batalla de Waterloo (Bélgica), donde los aliados


derrotaron definitivamente a Napoleón bajo el mando de duque de Wellington.
La segunda restauración castigó más duramente a Francia y a Napoleón,
que fue desterrado en peores condiciones a la lejana isla de Santa Helena
(océano Atlántico), bajo control británico. Allí permaneció hasta su
muerte, viendo deteriorarse su salud gradualmente, al tiempo que dictaba
al conde de Las Cases unas memorias en donde interpretaba su labor
como un intento de continuar y consolidar la obra de la Revolución de
1789, añadiéndole una idea de orden y extendiéndola por el resto de
Europa.
La figura de Napoleón Bonaparte emergió durante la Revolución
Francesa, y con el paso de los años se agigantó hasta convertirse
en uno de los símbolos militares y políticos más importantes de
la historia de Europa. Como emperador, dominó su país y lo
embarcó en una espiral expansionista: las Guerras Napoleónicas.
Consumado estratega, ganó buena parte de las batallas que libró,
hasta las que fueron sus dos grandes derrotas, en Leipzig y Waterloo.
Más allá del ámbito militar, como gobernante francés
Napoleón promovió un nuevo código civil, que, entre otras cosas,
prohibía los privilegios basados en el nacimiento, establecía la
meritocracia en el funcionariado y abogaba por la libertad religiosa.
El genio y la ambición de este militar y estadista francés le llevaron a dominar gran parte
de Europa. Sus tropas extendieron los ideales de Revolución Francesa por todo el
continente, contribuyendo a cambiar la historia incluso después de su derrota.
Napoleón Bonaparte nació el 15 de agosto de 1769, en Ajaccio, Córcega, en el seno de
una familia de escaso patrimonio que pretendía descender de la nobleza italiana. En 1784
ingresó en la escuela militar de París. Un año después, a los dieciséis años, ya era
teniente de artillería. Ese año murió su padre y tuvo que ocuparse del mantenimiento de
su numerosa familia. Durante tres años de servicio estudió las obras
de Rousseau, Voltaire o Mirabeau, aunque le interesaban especialmente la geografía y
las artes militares.

Escribió entonces muchos de sus trabajos sobre balística, novelas como La máscara del
profeta o Diálogos sobre el amor y algunos poemas en los que ya se vislumbra su deseo
de gloria. Cuando estalló la Revolución (1789) estaba en Auxone y en 1792, en París, fue
consciente de la importancia mundial del acontecimiento. De permiso en Córcega, se
produjo un motín antífrancés y, tras tomar el mando de los guardias nacionales, aniquiló
a tos insurgentes. Regresó a París para justificar sus actos y presentarse como defensor
de las ideas revolucionarias, recibiendo el apoyo de la Asamblea Legislativa, que le
nombró capitán. Fruto de esta acción, el consejo local corso obligó a abandonar la isla a
la familia Bonaparte. Se trasladaron a Vallete (Tolón) y después a Marsella.

En 1793 Napoleón fue nombrado jefe de los artilleros encargados de la reconquista de


Tolón, que había sido entregada a los británicos por los realistas franceses enemigos de
la Revolución. Tolón se rindió y, como recompensa, la Convención le ascendió a general
de brigada. En 1794, el hermano de Robespierre le propuso para ocupar el mando de la
artillería en el ejército que se estaba organizando contra el Piamonte. Sin embargo,
después del golpe de Estado de termidor (27 de julio 1794) Robespierre fue ejecutado y
se acusó a Napoleón de conspiración, por lo que se le arrestó y degradó.

Tras ascender un nuevo Directorio, Barras, miembro de la comisión encargada frenar la


contrarrevolución, le nombró comandante en jefe del ejército del interior (octubre de
1795) y, junto con Murat, atacó a los amotinados realistas presentándose así como
salvador de la Convención y convirtiéndose en el hombre más polar de Francia. En 1796
se casó con la viuda Josefina de Beauharnaís, antigua amante de Barras. En ese mismo
año recibió el mando del ejército francés en Italia. Fundó la República Cisalpina y
Liguriana, e impuso la paz a Austria con el trato de Campo Formio (octubre de 1797).
Esta fulgurante y victoriosa campaña hizo que se le recibiera en París como un héroe.
Receloso el Directorio ante su poder, decidió alejarle de Francia y le encomendó la
conquista de Egipto para interceptar las líneas comerciales británicas. Pronto obtuvo
victorias en Alejandría y airo (julio de 1798). Mientras, el almirante británico Nelson
destruyó en Abukir la flota francesa (agosto de 1798). Napoleón decidió volver a Francia,
donde recibió las noticias de la pérdida de Italia y del avance por el Rhin del enemigo. El
peligro exterior propició la vuelta al poder de los jacobinos, al tiempo que desde el ¡flor
mismo del Directorio se preparaba el golpe de Estado con la participación de Sieyés,
Talleyrand y Fouché, quienes consiguieron nombrar a Bonaparte comandante militar de
París. El 18 de brumario (9 de noviembre de 1799), Napoleón entró la Asamblea con sus
tropas.
Napoleón fue designado primer cónsul por diez años y dictó la Constitución del año VIII.
En 1800 sufrió un atentado que utilizó como excusa para depurar a los sospecho-
jacobinos. Pronto se descubrió que los verdaderos responsables eran
los chuanes (realistas), a los que también eliminó. Se reconcilió con la Iglesia y con el
papa Pío VII, firmando el concordato de julio de 1801. En el exterior, atacó a Austria, que
ocupaba el norte de Italia. Tras la victoria de Marengo (junio de 1800) y la
de Hohenlinden (diciembre de ese mismo año), Austria reconoció la frontera del Rhin y
entregó parte de los territorios italianos. Gran Bretaña, viendo afectado su’ comercio,
firmó la paz de Amiens(marzo de 1802), por la que se comprometía a devolver las
colonias francesas.
En 1802, Napoleón dictó la Constitución del año X que le nombraba cónsul vitalicio,
controlando desde entonces todos los poderes. Fue nombrado presidente de la
República Italiana (enero de 1802), mediador de la Confederación Helvética,
reorganizador de Alemania, y anexionó a Francia la isla de Elba y el Piamonte, pero la
guerra con Inglaterra se reanudó al negarse ésta a abandonar Malta (mayo de 1803).
Mientras, los realistas intentaron un nuevo atentado que sirvió de excusa a Napoleón
para endurecer la policía y reforzar la dictadura.

El 18 de mayo de 1804 se proclamó emperador con el nombre de Napoleón I y fue


consagrado en Notre-Dame por Pío VII. Organizó una fastuosa corte imperial
recuperando las viejas instituciones borbónicas abolidas en la Revolución. Como
contrapunto, dotó a la sociedad de un Código Civil, que afirmaba las concepciones
burguesas de propiedad y fue imitado en muchos países. Además, creó institutos y
universidades, estimuló las actividades financieras gracias a la creación del Banco de
Francia y se convirtió en mecenas y modelo de artistas como David.

Napoleón pretendía unificar el continente bajo el dominio de Francia y aislar a Gran


Bretaña, por lo que ocupó toda Europa expandiendo también, junto a sus soldados, las
ideas modernas nacidas de la Revolución.

La guerra continuó con Gran Bretaña como principal e invencible enemigo. En 1805,
Austria, Rusia, Suecia y Nápoles se unieron a Gran Bretaña contra Francia, España y los
Estados meridionales de Alemania. Napoleón organizó la Grande Armée con la que
pretendía invadir Inglaterra, pero fue derrotado en Trafalgar por Nelson (1805). Victorioso
en UIm y Austerlitz, conquistó Viena y firmó la paz de Presburgo, lo que le permitió
reorganizar Alemania y construir un gran imperio que rodeaba a Francia de Estados
soberanos. El reino de Holanda fue entregado a su hermano Luis y el de Nápoles, a José.
Sin embargo, Napoleón no logró concluir las negociaciones entabladas con Gran
Bretaña, que, en 1806, organizó la cuarta coalición con Prusia y Rusia contra Francia.
Bonaparte venció de nuevo y firmó la paz de Tilsit (julio de 1807), por la que el reino
de Westfalia pasó a manos de su hermano Jerónimo. A pesar de tantas victorias, era
incapaz de derrotar a su principal enemigo, por lo que decidió presionarle
económicamente mediante un bloqueo. Para ello organizó un cinturón de Estados
vasallos, anexionando Etruria, ocupando los Estados Pontificios y conquistando
Portugal. En España hizo abdicar a Carlos IV y Fernando VII y colocó en el trono a su
hermano José, quien se encontró con una fuerte resistencia del pueblo español (2 y 3 de
mayo de 1808). Austria aprovechó las dificultades en España y le declaró la guerra.
Napoleón fue derrotado en Aspern pero triunfó en Wagram y firmó la paz de Viena (1809),
dando a Francia nuevos territorios.

Aprovechando la victoria y ante el deseo de tener un heredero, concertó su matrimonio


con la archiduquesa María Luisa de Austria con la que, tras divorciarse de Josefina, se
casó en París en 1810.
Excepto España, toda Europa parecía sumisa, por lo que, confiando en las alianzas
firmadas con Prusia y Austria y desconociendo los acuerdos secretos de estas
potencias con el zar Alejandro I, decidió invadir Rusia (1812). Pero sus tropas fueron
derrotadas por el clima y la oposición de la población rusa. En la retirada hacia
Alemania, el resto del ejército fue aniquilado por las guerrillas nacionales.

Wellington entró en Madrid, obligando a José a huir tras la derrota francesa en Vitoria.
En agosto, Prusia, Rusia, Gran Bretaña, Austria y Suecia organizaron una sexta coalición
contra Napoleón, que fue derrotado en Leipzing (octubre de 1813). El 31 de marzo de
1814, los aliados entraron en París. El pueblo francés estaba cansado de las guerras, la
grave situación económica y el desprecio de Napoleón hacia los principios
revolucionarios, por lo que no opuso resistencia. Los aliados formaron un gobierno
presidido por Talleyrand. Napoleón abdicó en Fontainebleau el 11 abril de 1814 y fue
confinado a la isla de Elba, si bien conservaba el título de emperador y se le otorgó el
gobierno de la isla. El 30 de mayo de 1814 se firmó el primer tratado de París, por el que
Francia volvía a sus fronteras de 1792. Luis XVIII regresó para ocupar el trono, lo que
provocó el descontento de la población, fiel a los principios de la Revolución.
Descontento popular que animó a Napoleón a regresar y recuperar su imperio.

Los Cien días y el último exilio


Napoleón llegó a París, donde fue recibido con entusiasmo por el pueblo, redactó la
Constitución del año XII y reorganizó rápidamente el ejército, lanzándose contra los
ingleses dirigidos por Wellington. Estos, apoyados por los prusianos, le derrotaron
en Waterloo, su última batalla (18 de junio de 181 5). Napoleón abdicó por segunda vez
en su hijo y embarcó hacia Estados Unidos, pero fue interceptado por los ingleses, que
ordenaron su deportación a Santa Elena, donde escribió Memorial de Sainte-Héléne y
donde murió el 5 de mayo de 1821.
LOS 6 SECRETOS DE LIDERAZGO DE
NAPOLÉON
Estrategia, perseverancia y sentido común: qué estrategias podemos
aprender de uno de los más grandes referentes políticos de la historia.
“La victoria pertenece al más perseverante". "Para triunfar es necesario, más que nada,
tener sentido común". Estas frases que resultan máximas infaltables en cualquier curso de
managment y liderazgo, pertenecen nada menos que al gran Napoleón Bonaparte.
Este militar y gobernante francés, demostró la grandeza de su liderazgo al conquistar casi
toda Europa Central y Occidental. Y fue precisamente esta capacidad de conducción,
expresada a través de sus estrategias militares exitosas y su gran visión de triunfo, el que
lo convirtió en una leyenda y un ejemplo para alcanzar el éxito y la victoria.
Hoy, sus modos de operar han sido estudiados en todo el mundo y han reformulado
conceptos claves como el de “estrategia”, “batalla” y “gloria”. En su libro “Napoleon on
project management”, Jerry Manas estudia en detalle la vida del conquistador y explica
cuáles fueron los seis principios que rigieron su vida e historia y lo volvieron ser un ejemplo
de éxito del que todos podemos aprender:
1. Exactitud. Napoleón era considerado un hombre legendario y respetable, sin embargo,
nunca fue catalogado de arrogante y vanidoso. Su obsesión por la exactitud y el detalle era
conocida: necesitaba conocer cada parte de los movimientos a realizar y, según la historia,
creaba en su mente las infinitas posibilidades de sus movimientos. Sus resultados fueron
imponentes: dirigió al ejército francés en más de cien batallas de las cuales sólo perdió
tres. Trasladando esta noción al ámbito de las Pymes, para cualquier líder, el conocimiento
a fondo de sus movimientos y estrategias es necesario, tanto como la preparación
constante, para asegurar la precisión en sus actos y minimizar los márgenes de error.
2. Flexibilidad. Para Manas, la flexibilidad no sólo habla de la capacidad que tuvo
Napoleón para cambiar de planes según las exigencias de las circunstancias, sino también
la unificación en sus fuertes de batalla: actuar como si fueran uno mismo, fue estratégico.
Para los empresarios Pyme, contar con equipos empoderados, preparados y unificados
significa no sólo ganar una batalla, sino un éxito para sus compañías. La mejor forma de
ver este principio es capacitar a tus colaboradores y unificar la cultura en las
organizaciones; esto ayuda a tener identidad y fidelidad.
3. Fuerza moral. "Cada uno de los movimientos de todos los individuos se realizan por tres
únicas razones: por honor, por dinero o por amor", aseguraba Bonaparte. Para las
empresas es igual: tener un objetivo claro y saber bien a dónde se quiere llegar, cómo
hacerlo y bajo qué principios se llevará a cabo, es fundamental para crear Pymes
fortalecidas y con mayores oportunidades de éxito. Los líderes deben permear a sus
equipos de trabajo de la fuerza moral necesaria para continuar en su labora día con día.
¿Cómo? Motivándolos, hablando con ellos sobre sus triunfos y derrotas e incentivándolos
con compensaciones y beneficios.
4. Velocidad. Reducir la resistencia, incrementar la urgencia y concentrarse: ese era el
foco de Napoleón. Él nunca pospuso sus batallas, siempre procuró reducir sus
posibilidades de derrota a través de estrategias precisas y mantuvo intacta su
concentración. Para un líder o un ejecutivo, el consejo es el mismo: descartá todos las
circunstancias en contra, agilizá los movimientos para concluir tu objetivo y nunca dejes la
concentración en tus procesos, porque te ayudará a alcanzarlos.
5. Simplicidad. Para este gran estratega, la simplicidad significaba sólo una cosa: tener
objetivos, mensajes y procesos sencillos. Sé claro en cada una de tus órdenes, porque la
comunicación exitosa con tus equipos de trabajo es necesaria para una clara comprensión
de los procesos operativos y estratégicos en las empresas. No te olvides: simplicidad no
significa desinformación, sino objetividad.
6. Carácter. "La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo", decía este gran
referente. El carácter es fundamental para que un líder tenga precisión y convocatoria.
Dirigir tu Pyme con integridad, calma y responsabilidad son los principios fundamentales
para ser un gran empresario. Buscá integrar todas estas cualidades en tu liderazgo y
tendrás buenos resultados.
Aprender de los más grandes y recibir sus legados con humildad y apertura será
importante para fortalecer nuestra propia capacidad de liderazgo y crecer como
empresarios.
NAPOLEON, COMO LIDER

(REALIZADO POR EL CAP. 1RO. DE INFANTERIA


JAIME ANTONIO MARIN OCHOA)

ÍNDICE:
INTRODUCCIÓN
RESEÑA HISTORICA:
• PRIMEROS AÑOS
• UN ARTILLERO PROMETEDOR
• HACIA LA CUMBRE
RESUMEN
CONCLUSIONES
RECOMENDACIONES
BIBLIOGRAFIA.
• ANEXO 1 (Los seis principio de Napoleón)
• ANEXO 2 (Estructura del Código de Napoleón)
• ANEXO 3 (Frases Célebres de Napoleón)

INTRODUCCIÓN
A continuación encontraremos una pequeña reseña histórica de Napoleón Bonaparte,
en la cual analizaremos que cualidades poseía este militar que lo convirtieron en uno de
los más exitosos militares en el campo de batalla. Napoleón Bonaparte es considerado
por muchos historiadores tal vez el líder militar más grande de la historia. Más de 10.000
libros han sido escritos acerca de él desde su muerte.
Ejercía e irradiaba a sus soldados liderazgo, logrado en gran medida al conocimiento
que tenía de las cosas. La mayor parte del miedo se basa en la ignorancia. Cuanto más
conocimiento o habilidades poseas de un área determinada menos miedo tendrás en
torno a ese tema.
La audacia y el coraje de Napoleón fueron legendarios. Napoleón fue famoso por su
obstinada atención al detalle, por esforzarse en estudiar y comprender minuciosamente
cada situación militar con la que se enfrentaba. Dirigió al ejército francés en cientos de
batallas y perdió sólo tres. La última de ellas e Waterloo. Cuanto más conoces a lo que
te enfrentas, menor será tu nivel de ignorancia y naturalmente, mayor coraje y confianza
tendrás. . Napoleón planificaba cada uno de sus ataques, cada uno de los movimientos
que realizaría frente a determinada circunstancias.

PRIMEROS AÑOS
Napoleón I Bonaparte (Ajaccio, 15 de agosto de 1769 – Santa Helena, 5 de mayo de
1821)

Su familia formaba parte de la nobleza local. Su padre, Carlo Buonaparte, abogado, fue
nombrado en 1778 representante de Córcega en la corte de Luis XVI, lugar donde
permaneció por varios años, por lo que fue su madre, María Letizia Ramolino, la figura
fundamental de su niñez. Adelantada a su época, exigía que sus ocho hijos se bañaran
diariamente, cuando lo común era bañarse, llegado el caso, una vez al mes. Napoleón,
de carácter huraño y taciturno, se mantuvo apartado de sus compañeros. Le gustaba
estar solo para meditar y sentía profunda aversión hacia los franceses, a quienes
acusaba de ser los opresores de los corsos. No era muy buen estudiante y sólo le
preocupaban las matemáticas, ciencia en la que progresaba asombrosamente. También
se dedicó a la lectura de obras de la literatura clásica, como Historia Universal de Polibio,
Vidas paralelas de Plutarco o Expedición de Alejandro de Arriano de Nicomedia, obras
que tuvieron una profunda influencia en su espíritu.

UN ARTILLERO PROMETEDOR
Su padre consiguió que Napoleón y su hermano José se trasladaran a la Francia
continental, para estudiar en la escuela militar francesa de Brienne-le-Château a la edad
de 10 años. Antes de entrar debía aprender francés, idioma que habló con un marcado
acento italiano por el resto de su vida. Obtuvo notas destacadas en matemáticas y
geografía, consiguiendo también las necesarias para aprobar las demás materias. Tras
su graduación en 1784, fue admitido en la École Royale Militaire de París. Aunque había
buscado en un principio una formación naval, terminó estudiando artillería en la École
Militaire. Después de su graduación en septiembre de 1785, fue comisionado como
teniente segundo de artillería. Tomó sus nuevas obligaciones en enero de 1786, a la
edad de 16 años.
En 1793 conoció a Robespierre y se adhirió al partido jacobino. En aquel mismo año
adquirió notoriedad militar, al encargársele el mando de la artillería francesa en el asedio
contra Tolón (ocupada por los británicos); el éxito de la operación le valió el ascenso a
general. Posteriormente, el régimen del Directorio (1795-99) le empleó en la represión
de los múltiples intentos de derrocarle, procedentes tanto de los realistas como de la
izquierda.
Su prestigio culminó con el mando de la campaña de Italia (1796) que, concebida como
una mera maniobra de distracción en la guerra contra Austria, fue llevada con tal éxito
por el joven general que le hizo dueño de todo el norte de Italia y llegó a amenazar
Viena, obligando a los austriacos a la rendición y desbaratando la coalición de príncipes
italianos que se había agrupado en torno a Austria contra la Francia revolucionaria:
batallas victoriosas como las de Mondovi, Lodi, Arcole, Rivoli y Bassano acabaron
llevando a la Paz de Campoformio (1797), que otorgó a Francia la orilla izquierda del
Rin y un Estado satélite en el norte de Italia (la República Cisalpina).

HACIA LA CUMBRE
La tarea de deshacerse del último enemigo que le quedaba a Francia -Gran Bretaña-
resultaba más difícil: tras desistir del proyecto de desembarcar directamente en la isla,
el Directorio concibió la idea de cortar las comunicaciones británicas con sus colonias
en Asia mediante la ocupación de Egipto, y puso al mando de la operación a Bonaparte
para alejarle de París, donde su popularidad resultaba preocupante.

Napoleón desembarcó en Alejandría en 1798 y luchó con suerte desigual contra turcos
y mamelucos; pero Nelson le cortó la retirada al hundir la flota francesa en Abukir, y
Napoleón prefirió regresar a Francia dejando a sus tropas abandonadas en Oriente
Medio (1799). Antes de que su popularidad pudiera verse deteriorada por aquel fracaso
o de que se le pudieran exigir responsabilidades por su conducta, se unió a un grupo de
conspiradores en el que participaban su propio hermano Luciano y el abate Sieyès; él
les aportó la fuerza militar que hizo triunfar el golpe de Estado de 1799 (el 18 de
brumario, según el calendario republicano).
Napoleón se erigió enseguida en el hombre fuerte de la nueva situación, que se diseñó
como una dictadura personal conservadora, encaminada a salvaguardar algunas
conquistas esenciales de la Revolución (impidiendo el triunfo de una contrarrevolución
monárquica), pero evitando igualmente su prolongación en un sentido democrático y
poniendo fin a la inestabilidad social (descartando toda posible revancha de los
jacobinos). La dictadura, apoyada en la primacía de los notables, se institucionalizó con
la llamada Constitución del año VIII (1799), en la que formalmente el país quedaba
gobernado por un triunvirato que presidía el propio Napoleón como primer cónsul.
El fortalecimiento del poder ejecutivo le permitió pacificar el país (acabando con la
insurrección realista de la Vendée) y realizar importantes reformas de orden interno:
normalizó las relaciones del Estado francés con la Iglesia (Concordato de 1801),
completó la obra jurídica de la codificación (promulgando, entre otros, el Código Civil en
1804), centralizó y racionalizó la administración en torno a la figura del prefecto, puso
en pie un sistema educativo público laico y eficaz, reorganizó la administración de
Justicia estableciendo una jerarquía única de tribunales estatales, creó el Banco de
Francia (1800) e impuso el franco como unidad monetaria nacional (1800).
Estas reformas, en las que predominó un sentido racionalizador, uniformizador y
estatista, moldearon las instituciones francesas con arreglo al principio de igualdad
jurídica surgido de la Revolución. Una combinación de reformas militares y genio
estratégico personal le permitió completar la obra en el exterior, venciendo de nuevo a
los austriacos (Paz de Luneville, 1801) y asegurando la hegemonía continental francesa
en un reparto de esferas de influencia con Gran Bretaña, que conservaba el control de
los mares (Paz de Amiens, 1802). Todos estos éxitos permitieron a Napoleón acentuar
el carácter autoritario y monárquico de su régimen, decretando primero el carácter
vitalicio del Consulado (1802) y proclamándose después emperador (1804).
Durante un periodo de poco más de una década, adquirió el control de casi toda Europa
Occidental y Central mediante conquistas o alianzas y sólo fue, tras su derrota en la
Batalla de las Naciones cerca de Leipzig en octubre de 1813, que se vio obligado a
abdicar unos meses más tarde. Regresó a Francia en lo que es conocido como los Cien
Días y fue decisivamente derrotado en la Batalla de Waterloo en Bélgica, el 18 de junio
de 1815, siendo desterrado por parte de los ingleses a la isla de Santa Elena, donde
falleció.
Napoleón es considerado como uno de los mayores genios militares de la Historia,
habiendo comandado campañas bélicas muy exitosas, aunque con ciertas derrotas
igualmente estrepitosas. Sus agresivas guerras de conquista se convirtieron en las
mayores guerras conocidas hasta ese momento en Europa, involucrando a un número
de soldados jamás visto en los ejércitos de entonces. Además de estas proezas bélicas,
a Napoleón también se le conoce por el establecimiento del Código Napoleónico (VER
ANEXO 2) y es considerado por algunos un «monarca iluminado» debido a su
extraordinario talento y capacidad de trabajo. Otros, sin embargo, lo consideran un
dictador tiránico cuyas guerras causaron la muerte de millones de personas, y uno de
los personajes más megalómanos y nefastos de todos los tiempos.
Se le considera el personaje clave que marcó el inicio del siglo XIX y la posterior
evolución de la Europa contemporánea.
Sus soldados lo llamaban el Pequeño Cabo (Le Petit Caporal), en tanto que los ingleses
se referían a él con el despectivo Boney y las monarquías europeas como el tirano
Bonaparte, el Ogro de Ajaccio o el Usurpador Universal.
Napoleón Bonaparte murió el 5 de mayo de 1821. Sus últimas palabras fueron: «France,
l'armée, Joséphine» («Francia, el ejército, Josefina»). Tenía entonces cincuenta y un
años.
RESÚMEN
A continuación enumeraremos algunos de los aportes más significativos que el
emperador Napoleón Bonaparte, implementó durante su reinado en Francia y naciones
que tenía bajo su control:
1. Napoleón fue uno de los más grandes comandantes militares en la historia.
2. Contribuyó a la construcción de una federación de pueblos libres en una Europa unida
bajo un gobierno liberal.
3. Concedió constituciones y códigos de la ley
4. Abolió el feudalismo
5. Creó los gobiernos eficaces.
6. Fomentó la educación, la ciencia, la literatura y las artes.
7. Demostró ser un excelente administrador civil.
8. Instituyó la tolerancia religiosa y la abolición de la servidumbre.

CONCLUSIONES
• Napoleón, en base a su disciplina, audacia, inteligencia y conocimiento se convirtió en
un experto en su área.
• Cuando impartía las órdenes a sus Generales, se aseguraba de que estas se
cumplieran, chequeando personalmente las tropas.
• En todas las campañas militares que Napoleón emprendía, marchaba a la vanguardia.
RECOMENDACIONES:
• Nunca hay que parar de aprender o de crecer, cuanto más conocimiento se tenga, más
confianza se adquiere, lo cual se reflejará en sus soldados.
• Chuequeo y supervisa las ordenes que se imparten. La actitud se vincula al liderazgo,
por lo que podría decirse que es una de las características esenciales del liderazgo.
• “Las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra”, este conocido refrán nos dice todo,
donde va el comandante lo siguen los soldados.

ANEXO 1.

LOS SEIS PRINCIPIOS DE NAPOLEÓN

1- Exactitud:
Tener capacidad de observación y reacción, ser capaz de digerir y clasificar información
para tomar la decisión acertada, estudiar el terreno, estudiar los proyectos pasados,
identificar riesgos, anticipar riesgos.
2- Flexibilidad:
Significa ser capaz de modificar los planes de acuerdo con las circunstancias, estar
siempre listo para el cambio.
3- Fuerza moral:
La fuerza moral es la que permite conseguir la victoria. Los líderes deben conseguir que
los equipos estén motivados, que sientan augusto con su trabajo. que sus esfuerzos se
reconocen públicamente y se recompensan.
4- Velocidad:
Significa ser consciente, que si no se cumplen las fechas límites puede producirse un
efecto contrario al deseado, se requiere dar respuestas rápidas y acertadas.
5- Simplicidad:
Significa ser conciso, claro y tener un foco preciso para reducir la confusión y los malos
entendidos y ser capaz de formular objetivos simples, transmitir mensajes
claros y diseñar procesos simples.
6- Carácter:
Los líderes deben tener integridad, calma y asumir sus responsabilidades.
Resumen del libro “Napoleón - Gestión de proyectos” de Jerry Manas

(ANEXO 2.)
ESTRUCTURA DEL CODIGO DE NAPOLEÓN
• Cuatro principios:
1- Legislativismo.
2- Responsabilidad internacional de las potencias.
3- Congresos.
4- Intervención.
Fue ideado para dotar a todas las provincias de las mismas leyes civiles. Su realización
fue confiada a cuatro juristas: Bigot de Prèameneau, Tronchet, Portalis y Maleville.
Expone los grandes logros de la Revolución:
a) Libertad individual.
b) Libertad de trabajo.
c) Libertad de conciencia.
d) Laicismo del Estado.
e) Estipula la abolición del régimen feudal, haciendo imposible su resurrección.

(ANEXO 3)
FRASES CÉLEBRES, ATRIBUIDAS A NAPOLEÓN
1. “Antes de pensar en la injuria que hemos recibido, hay que dejar pasar cuando menos
una noche”
2. “En los negocios de la vida no es la fe lo que salva, sino la desconfianza.”
3. “Para hacer la guerra hacen falta tres cosas: dinero, dinero y dinero.”
4. “Hay calumnias frente a las cuales la inocencia misma se siente desfallecer.”
5. “Hay pícaros suficientemente pícaros para portarse como personas honradas.”
6. “Hay que desplegar más energía en los asuntos administrativos que en la guerra.”
7. “La actitud ociosa de un ejército es su más seguro camino hacia la derrota”
8. “La realidad tiene límites; la estupidez no.”
9. “Los sabios buscan la sabiduría; los necios creen haberla encontrado.”
10. “Los ejércitos se mueven sobre sus estómagos.”
11. “Las batallas contra las mujeres, son las únicas que se ganan huyendo”
12. ¿Queréis contar a vuestros amigos? Caed en el infortunio.
13. A veces una batalla lo decide todo, y a veces la cosa más Insignificante decide la
suerte de una batalla.
14. Cada soldado lleva en su mochila un bastón de mariscal.
15. Cada uno de los movimientos de todos los individuos se realizan por tres únicas
razones: por honor, por dinero o por amor.
16. Con audacia se puede intentar todo; mas no se puede conseguir todo.
17. Cuando no se teme a la muerte, se la hace penetrar en las filas enemigas.
18. El hombre no se destaca en la vida sino dominando un carácter o creándose uno.
19. El infortunio es la comadrona del genio.
20. El más peligroso de nuestros consejeros es el amor propio.
21. En las revoluciones hay dos clases de personas: las que las hacen y las que se
aprovechan de ellas.
22. En un país conquistado, la benevolencia no puede ser humanitaria. Es un axioma
político general que un conquistador no puede tener una imagen benevolente hasta que
haya quedado probada su severidad ante los malvados.
23. Es bueno abrir alguna vez las tumbas para conversar con los muertos.
24. Es injusto que una generación sea comprometida por la precedente. Hay que
encontrar un medio que preserve a las venideras de la avaricia o inhabilidad de las
presentes.
25. Hace falta más valor para sufrir que para morir.
26. Imposible es el adjetivo de los imbéciles.
27. La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo.
28. La guerra es para el hombre un estado natural.
29. La guerra es un arte singular. Yo he sostenido sesenta batallas y no he aprendido
más de lo que sabía cuando sostuve la primera.
30. La guerra es un juego serio en el que uno compromete su reputación, sus tropas y
su patria.
31. La independencia, igual que el honor, es una isla rocosa sin playas.
32. La mayor parte de aquellos que no quieren ser oprimidos, quieren ser opresores.
33. La primera virtud es la devoción a la patria.
34. La victoria pertenece al más perseverante.
35. Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes.
36. Los generales deben mezclarse con los simples soldados. El sistema espartano era
excelente.
37. Nada mas difícil, pero nada mas precioso que el saber decidirse.
38. Nos elevamos sobre aquellos que nos insultan perdonándolos.
39. Nunca emprenderíamos nada si quisiéramos asegurar por anticipado el éxito de
nuestra empresa.
40. Nunca sabréis quiénes son vuestros amigos hasta que caigáis en desgracia.
41. Para hacer la guerra hacen falta tres cosas: dinero, dinero y dinero.
42. Para tener buenos soldados, una nación debe estar siempre en guerra.
43. Quien practica alguna virtud sólo con la esperanza de alcanzar así un gran nombre,
está muy próximo al vicio.
44. Si la obediencia es el resultado del instinto de las muchedumbres, el motín es el de
su reflexión.
45. Si quieres que algo sea hecho, nombra un responsable. Si quieres que algo se
demore eternamente, nombra una comisión.
46. Si yo hubiera creído en un Dios de recompensas y castigos, puede que hubiera
perdido el ánimo en las batallas.
47. Sólo hay dos poderes en el mundo: la pluma y la espada.
48. Todos los hombres tienen la misma parte de felicidad.
49. Un general que ve con los ojos de otro nunca será capaz de mandar un ejército
como es debido.
50. Un hombre de estado debe tener el corazón en la cabeza.
51. Una cabeza sin memoria es una plaza sin guarnición.
52. Yo estimo a un soldado valeroso que ha sufrido su bautismo de fuego, cualquiera
que sea la nación a que pertenezca.
53. Yo no merezco más de la mitad del mérito por las batallas que he pasado. Por regla
general, son los soldados lo que ganan las batallas y los generales los que se llevan la
fama.
BIBLIOGRAFIA:

1. www.sobrehistoria.com
2. www.portalplanetasedna.com
3. www.sabiduria.com
4. www.globalpolitica.wordpress.com
5. www.liderazgomercadeo.com
6. www.cpii.org.ar/resourcenter/data/.com
7. www.tyhturismo.com
8. Grandes Personajes (Oceano)
9. Enciclopedia Encarta.
Publicado por GODINEZ en 10:28

No hay comentarios:
Fue un líder muy metódico que consideraba que la clave de su éxito era la confianza ya
que pensaba que la mayor parte del miedo se basa en la ignorancia. Cuanto más
conocimiento o habilidades poseas de un área determinada menos miedo tendrás en
torno a ese tema. Es considerado por muchos historiadores tal vez el líder militar más
grande de la historia. También Prestaba mucha atención a los detalles; fue famoso por
su fastidiosa atención al detalle, por esforzarse en estudiar y comprender
minuciosamente cada situación militar con la que se enfrentaba. Dirigió al ejército
francés en cientos de grandes y pequeñas batallas y perdió sólo tres. El planificaba cada
uno de sus ataques, cada uno de los movimientos que realizaría frente a determinada
circunstancia, para minimizar sus errores. A su vez pensaba en las posibilidades
consideraba cuidadosamente cada ataque, cada posibilidad de derrota que pudiera
encontrar y luego se preparaba contra ella. No estar preparado para situaciones
imprevistas es un rasgo de debilidad en un líder. La confianza proviene del uso
constructivo del pesimismo, pensando en cada una de las cosas que pueden salir mal
tiempo antes de que ocurran.
El liderazgo y las claves de las
victorias de Napoleón Bonaparte
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El único parámetro verdadero de medición de liderazgo en empresas son sus


resultados. Esto requiere la habilidad de actuar audazmente sin garantía de
éxito. El obstáculo más grande a superar es el miedo a lo desconocido.

La clave de la confianza
La mayor parte del miedo se basa en la ignorancia. Cuanto más conocimiento o
habilidades poseas de un área determinada menos miedo tendrás en torno a ese
tema. Napoleón Bonaparte es considerado por muchos historiadores tal vez el
líder militar más grande de la historia. Más de 100.000 libros han sido escritos
acerca de él desde su muerte en Santa Helena.

Prestar atención al detalle


El coraje de Napoleón fue legendario, pero no era ni vanidoso ni impetuoso.
Napoleón fue famoso por su fastidiosa atención al detalle, por esforzarse en
estudiar y comprender minuciosamente cada situación militar con la que se
enfrentaba. Dirigió al ejército francés en cientos de grandes y pequeñas batallas
y perdió sólo tres, la última de ellas en Waterloo. Cuanto más conoces a lo que te
enfrentas, menor será tu nivel de ignorancia y naturalmente, mayor coraje
y confianza tendrás. Cuanto más tiempo pasas pensando como atravesar una
dificultad, más capaz serás de luchar contra esta cuando se presenta. Napoleón
planificaba cada uno de sus ataques, cada uno de los movimientos que realizaría
frente a determinada circunstancia, para minimizar sus errores.

Piensa en las posibilidades


Este militar consideraba cuidadosamente cada ataque, cada posibilidad de
derrota que pudiera encontrar y luego se preparaba contra ella. No estar
preparado para situaciones imprevistas es un rasgo de debilidad en un líder. La
confianza proviene del uso constructivo del pesimismo, pensando en cada una
de las cosas que pueden salir mal tiempo antes de que ocurran.
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Ponerlo en práctica
Aquí hay dos reglas derivadas de las estrategias de Napoleón para que puedas
aplicar dentro de tu propia vida. Primero conviértete en un experto en tu
área. Nunca pares de aprender o de crecer, cuanto más sepas, más confianza
tendrás en ti mismo. Segundo, apégate a los hechos. Chequea todo dos veces.
Estáte preparado para cualquier imprevisto. Cuanto más preparado estés, más
confianza tendrás. Recuerda que la actitud se vincula al liderazgo, por lo que
podría decirse que es una de las características esenciales del liderazgo
auténtico.
https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/717/Napoleon%20Bonaparte

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/n/napoleon_i.htm

https://www.nationalgeographic.com.es/personajes/napoleon

http://liderazdo.blogspot.com/2011/07/napoleon-bonaparte.html

https://www.comafi.com.ar/EspacioPyme/168-Los-6-secretos-de-liderazgo-de-Napoleon.Espacio-Pyme-
Nota.note.aspx

http://personajeshistoricos.com/c-militares/napoleon-bonaparte/

http://byrongodinez.blogspot.com/2010/01/napoleon-como-lider.html

http://marielasupervision.blogspot.com/2013/05/napoleon-bonaparte-como-lider.html

http://www.sabiduria.com/liderazgo/claves-victorias-napoleon/

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