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En cualquier tipo de sociedad existen circunstancias en las cuales el soberano frente al gobernado

exige la realización de una conducta específica, pero este tipo de situación es no son y no deberían
ser la forma en que se lleve a cabo el derecho.
Este tipo de exigencias son formas de control con las cuales el soberano se encarga de que se
lleven a cabo sus deseos ya sea por medio de imperativos, amenazas, advertencias, suplica so
peticiones. Pero en esta relación de soberano y gobernado, no se externa como tal mediante una
amenaza, como es en el caso del código penal, podemos encontrar que tipo de conductas con las
no aprobadas y que consecuencia será la que tenga el acto realizado por el gobernado en caso de
contradecir el ordenamiento. Esta se realiza de una forma general, teniendo como destinatario a
cualquiera que pueda incurrir en las acciones prescritas.
Las directivas oficiales individualizadas, en este caso al ser cara a cara, ocupan un lugar secundario,
al cual se dará lugar en caso de que las directivas primarias no sean obedecidas por un individuo
en particular. En este tipo de relaciones el funcionario le puede recordar al sujeto y exigirle que
acate la norma, como es el caso de los impuestos; o en su defecto se puede documentar e
imponerse el castigo previsto por parte de un tribunal.
Con esto podemos entender que, de forma primaria, el control jurídico es un control mediante el
cual se emiten indicaciones generales, la cual es la principal característica. Este tipo de
indicaciones se aplican en un estado moderno a todo aquel que se encuentre dentro del territorio
cobre el cual se ejerza la soberanía, volviendo así las pronunciaciones generales y obligatorias para
todos. En un derecho canónico, este tipo de control se emite para todos aquellos que compartan
el culto y los ideales, así como los que sean devotos y cumplan al pie de la letra las indicaciones
emitidas por la iglesia, siempre y cuando no se emitan para una clase limitada de la sociedad
canónica.
Los autores indican que las normas jurídicas son dirigidas a clases de personas, especificas, dando
a entender que existen clases privilegiadas u otras de las cuales sea necesario regular más la
conducta.
El ordenar a los demás que realicen cierta conducta, es una forma de comunicación por la cual el
soberano se dirige a los gobernados, o no necesariamente, se puede dar el caso en que el que se
dirija a un grupo sea de la misma clase y del mismo rango, pero se respalde en un temor generado
hacia el público.
En estas pronunciaciones entendemos el uso de la amenaza y la advertencia como esencial para la
emisión de los comunicados y el cumplimiento u obediencia de los mismos. Cuando es el caso de
dictar normas jurídicas, se realizan con el fin de que el gobernado las acate y se siga llevando a
cabo el estado de derecho con un sentimiento de respeto mismo a las normas y al legislador.
Cuando se alude a que ciertas normas están dirigidas a un grupo de personas determinado, se
refieren a que usualmente son personas a las que la norma partículas se les aplica, pero se exige
un cierto comportamiento.

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