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Blumenberg -

Blumenberg cuestiona la ideal del sattelzeit de Koselleck y parte de la idea de Husserl que niega
que la ciencia haya sido la causa de la secularización del mundo (la muerte de Dios), sino a la
inversa. Para que el mundo pudiera volverse objeto de análisis científico fue necesario que
previamente haya habido un cambio en los horizontes de sentido que no se explica a través de la
historia conceptual. La historia conceptual presupone ya un cierto horizonte de sentido cuyo
origen ellos mismos no pueden llegar a explicar. Blumenberg cuestiona la historia conceptual
porque puede explicar cómo cambian los conceptos pero no porqué cambian los horizontes de
sentido dentro de los cuales los conceptos se despliegan. Para acceder a esos cambios es
necesario acceder a una metaforología.

El surgimiento de una historia en singular no se explica sin los cambios científicos, pero es
cierto que la revolución francesa no se podría haber producido sin cambios conceptuales que le
precedieron (si los rayos eran vistos como sagrados no se los podía ejecutar). Tampoco es
aceptable que la historia social aparezca como determinante de los cambios que se produzcan
porque estos deben explicarse a partir de experiencias previas, no desprendidas de lo
conceptual.

Blumber dice que no hay historia que no esté imbricada por lo simbólico. Va a proponer
una visión mucho más compleja y estratificada del universo simbólico, donde más allá del
plano de las ideas y los conceptos existe otro plano de simbolización más primitivo que nos
permitiría acceder a cómo se configuran los grandes horizontes de sentido. Apela aquí a los
mitos, las metáforas y otras formas de inconceputalidad porque en el instante primitivo de
institución de un concepto como tal, en su base existen mitos, metáforas, distintas formas de
procedimiento retórico. La forma de acceder esos momentos de institución primitiva de sentido
se logra mediante instancias de simbolización que son previas a lo conceptual y que es lo que
orienta su teoría de inconceptualidad. Existe un momento de configuraciones de sentido que
son súbitas, globales, que crean estructuras o totalidades de sentido dentro del cual se
despliega el conocimiento de orden discursivo. El gran aporte de Blumenberg es que
establece un giro conceptual en los modos de interrogarse, el gran problema no es tanto ver qué
es aquello que viene de afuera a irrumpir sobre el lenguaje y trastocarlo, sino más bien la
inversa: ¿cuáles son esas lagunas propias de nuestros sistemas de simbolización (del lenguaje)
que nos llevan permanentemente a postular la existencia de agentes tales como la naturaleza el
sujeto, etc.? El problema de que la afirmación de que el hombre construye la historia es que es
interpretada de modo literal y en realidad es una metáfora. De lo que se trata es de descubrir qué
lagunas del lenguaje esas metáforas vienen a llenar.

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