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“La recolección informal en Rosario.

Condiciones de trabajo, lógicas territoriales y tensiones políticas”

Autores:
Rodríguez Musso, Jazmín: CEDeT-Rosario, Fac. de Ciencia Política y RRII-UNR
jazminrodmuss@gmail.com
Piatti, Matías: Fac. de Ciencia Política y RRII-UNR
matiaspiatti@hotmail.com
Moskat, Vladimir: Fac. de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura-UNR. Taller Ecologista
moskat.mirko@gmail.com
Castagno, Alejandro: CEDeT-Rosario, Fac. de Ciencia Política y RRII-UNR
alecastagno@gmail.com
Beckmann, Erika: CEDeT-Rosario, Fac. de Ciencia Política y RRII-UNR
eri.beckmann@gmail.com

Resumen: Los recolectores informales de residuos de Rosario constituyen un colectivo


social amplio, diverso y dinámico. Son múltiples las trayectorias laborales y de vida de sus
integrantes: al sector lo nutren trabajadores “de oficio” que heredaron el “saber hacer” en el
marco de una tradición familiar y trabajadores “caídos” de la clase media que, excluidos del
mercado laboral formal participan de la actividad en función de las coyunturas económicas.
Cada crisis económica que azota a nuestro país vuelca nuevos trabajadores a la actividad,
que parece adormecerse o matizarse con otras, en los años de bonanza.

En este marco, y dada la escasa información con que se cuenta acerca de los modos
de realización de esta actividad en nuestra ciudad, en la presente ponencia nos proponemos
visibilizar y analizar las lógicas de trabajo de los recolectores informales, en particular: las
condiciones sociales y económicas de las familias que lo realizan, los modos de ejercicio de
la recolección, y los espacios y actores vinculados a la comercialización.

Por otro lado, nos proponemos reconstruir algunos eslabones de la cadena de valor del
plástico, sobre todo de aquellos más próximos a la actividad de los recolectores para situar y
valorizar el aporte que realizan.

Trabajo preparado para su presentación en el XIII Congreso Nacional y VI


Congreso Internacional sobre Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia
Política y RRII de la Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 10 al 13 de septiembre
de 2018.

1
Introducción

La ponencia es un producto de los debates, aprendizajes e información recolectada en


el marco del proyecto "Asociativismo y Economía Social como estrategia de organización
colectiva e inclusión social: Fortalecimiento del sector de Recolectores y Recuperadores de
la Ciudad de Rosario" en el cual trabajamos entre los años 2015 y 2017. Esta iniciativa fue
seleccionada por la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la
Nación en el marco de la primera convocatoria del Programa de “Educación en
Cooperativismo y Economía Social en la Universidad” y se encuentra radicada en la
Universidad Nacional de Rosario. En el marco de este proyecto, se desarrolló un trabajo de
campo que incluyó la realización de entrevistas a diversos actores, y una encuesta a
recuperadores informales. La información referente a las encuestas está actualizada al mes
de Octubre de 2016, mientras que las entrevistas correspondientes a la reconstrucción de la
cadena de valor fueron realizadas entre Julio y Septiembre de 2017.

Los inicios de esta investigación se enmarcaron en un contexto de mucha convulsión


social debido a la sanción en el año 2010 de una ordenanza -Ordenanza 87261- que establecía
acciones tendientes a la reducción de la utilización de la tracción a sangre, hasta llegar a su
total prohibición, efectivizada en marzo de 20172. Por lo que el espíritu del proyecto intentó
conjugar tanto la producción de información acerca del trabajo de carreros, cartoneros y
cirujas, como la realización de un aporte a la valorización del trabajo de recolección,
separación y reciclaje de residuos sólidos urbanos, que varios grupos -con muchas
dificultades- vienen realizando en la ciudad.

1
La Ordenanza 8.726 es una normativa municipal que “tiene por objeto el ordenamiento de las
actividades de los Recolectores Urbanos Informales de Residuos Sólidos y el reemplazo de los
vehículos de tracción a sangre animal”. La misma responde a “planteos, denuncias y reclamos en
muchas oportunidades de todas las asociaciones proteccionistas que trabajan en la ciudad” sobre el
uso de equinos para la recolección de materiales reciclables. Por ende, plantea la creación de un
equipo de autoridad de aplicación para realizar un registro de personas carreras, controlar las situación
de circulación y evaluar la situación social de cada persona y/o grupo familiar vinculada a la actividad
para considerar su posterior conversión a otro tipo de labor. Con la normativa se desarrolló en el año
2011 el único registro oficial de personas relacionadas con la recolección informal basada en el uso
del caballo para trabajar y el chipeo de los animales. Véase:
http://www.rosario.gov.ar/mr/normativa/otras-normas/ordenanzas/ordenanza-8726-2010-1
2
Se efectiviza a partir de que el 26 de Marzo del 2017, la Intendenta Mónica Fein declara en el discurso
de inicio de sesiones del Concejo que se “finaliza la tracción a sangre en la ciudad” en el marco del
Programa Andando. Por lo que se avanzó con la quita de los animales que estuviesen en la vía pública
transportando materiales reciclables.
El Programa Integral para Recuperadores Urbanos y Eliminación de Tracción Animal “Andando”, se
explica como el periodo de transición, de un lapso de 24 meses, entre la ordenanza 8.726 y su fecha
límite de tolerancia que era, precisamente, el 31 de Marzo de 2017. El objetivo del programa se
presenta como el de "generar condiciones de oportunidad laboral alternativas a la recolección de
reciclables con tracción a sangre" con el fin de eliminar la tracción a sangre en la vía pública. A los
carreros se les ofreció un "menú de opciones" o alternativas laborales a cambio de la entrega del
caballo: ayuda económica; bicicletas, máquinas de coser, herramientas de jardinería, bordeadoras,
maquinas panificadoras y hornos de cocina, y también, cursos de capacitación en oficios como
albañilería, pintura, herrería, panificación, auxiliar de peluquería y manicura, electricidad y reparación
de artefactos eléctricos, carpintería básica, operador de máquinas de coser industriales y camisería,
computación. Otros pocos comenzaron a trabajar en la Planta de Tratamiento y Compostaje de
Residuos y en huertas de Agricultura Urbana. Si bien se avanzó con el registro de equinos, y algunos
carreros entregaron su animal, pocos de ellos lograron una efectiva reconversión e inserción laboral
en las alternativas ofrecidas por el municipio.

2
Es necesario aclarar que este proyecto fue formulado y desarrollado en conjunto entre
un equipo de la Facultad de Ciencia Política de la UNR y la Asociación Civil Taller Ecologista.

1. El trabajo de “carreros”, “cartoneros” y “cirujas” en la ciudad

En los últimos años en la ciudad de Rosario la tarea de la recolección informal ha visto


incrementar la cantidad de personas que recurren a esta actividad como medida de sustento
para ellos y sus familias. La pérdida de puestos de trabajo -significativa en el sector formal, y
mucho más en el informal-, la contracción del mercado interno y el aumento en el costo de
vida impulsado por la suba de los precios de los productos de primera necesidad, hicieron
que más personas se volcaran a la recolección y venta de materiales en la ciudad. Al conjunto
de personas que se vienen dedicando a la actividad desde hace años, hasta llegar a ser una
labor transmitida intergeneracionalmente entre las familias, se han incorporado todo un nuevo
grupo de personas que se acercan por primera vez o, en todo caso, habían podido acceder a
un empleo y nuevamente deben recurrir a este tipo de trabajo para poder subsistir.3

La información sobre este colectivo de trabajadores y este tipo de actividad en la ciudad


de Rosario suele ser escasa, y es muy difícil cuantificar cuántos trabajadores se desempeñan
en ella. En los últimos años las únicas fuentes documentales fueron relevamientos parciales
desarrollados por el municipio (uno de ellos, abarcó sólo uno de los seis distritos de la ciudad)
y los registros de grupos particulares de recolectores: aquellos a quienes se les autoriza el
trabajo en el microcentro de la ciudad; los que ingresan al único basural municipal aún
existente en el éjido urbano de Rosario -conocido como “Bella Vista”, por el barrio en que se
ubica-; y el registro de carros y caballos desarrollado a partir de la sanción de la Ordenanza
mencionada al inicio, cuyo propósito era reducir progresivamente el uso de carros tirados por
caballos. Pero muchos trabajadores, por no estar incluidos en estas particularidades, o por
temor a posibles restricciones en su actividad, no participaron de estos relevamientos, por lo
cual, la magnitud de este colectivo de trabajadores en la ciudad es aún incierto.

A la escasa información oficial hay que sumarle la dificultad de obtener o recolectar


datos sobre los modos de realización de la actividad, que son amplios y variados de acuerdo
al sector de la ciudad donde se realice, los medios de transporte utilizados y las estrategias
organizativas que cada grupo lleva adelante. Y como referimos más arriba, tanto el ingreso
como el egreso de la actividad son constantes, lo que hace muy fluctuante su población por
lo que los datos brindados sobre la recolección informal pueden quedar rápidamente
desactualizados.

En función de estos factores y situaciones es que nos propusimos visibilizar y analizar


las lógicas de trabajo de los recolectores informales, en particular: las condiciones sociales y
económicas de las familias que lo realizan, los modos de ejercicio de la recolección, y los
espacios y actores vinculados a la comercialización. Por otro lado, nos proponemos
reconstruir la cadena de valor de uno los principales materiales: papel y cartón, plásticos
(polietileno, polipropileno y pet), y vidrios; situando y valorizando en ella el aporte de los
recuperadores informales. Sin embargo, dado que se trata de una investigación en curso, sólo

3
“Por la crisis, se triplicaron los recolectores informales” La Capital, 22/06/17. Disponible en:
http://www.lacapital.com.ar/la-ciudad/por-la-crisis-se-triplicaron-los-recolectores-informales-
n1420565.html

3
incluimos aquí información relativa a los emprendimientos de transformación de plástico. Los
emprendimientos o empresas que industrializan otros materiales forman parte del
relevamiento que estamos realizando al momento de cierre de este artículo.

Para cumplir con estos propósitos, recurrimos a variadas técnicas de producción de


información. Los resultados que aquí se presentan -que son parciales- se apoyan
principalmente en una serie de entrevistas realizadas a referentes territoriales, de grupos de
cartoneros, a titulares de comercios de compra y venta de materiales, y a emprendimientos
de agregado de valor; y por otro lado, en una encuesta realizada entre los meses de junio y
octubre de 2016. Se realizaron un total de 119 encuestas en seis barrios de la ciudad
(Empalme Graneros, Vía Honda, La Antenita, La Lagunita, Saladillo y Mangrullo) y cinco
puntos de acopio ubicados en el microcentro. Las encuestas no pueden considerarse
representativas del universo de recuperadores que trabajan en Rosario, pero contribuyen a
ilustrar diferentes lógicas de ejercicio de la actividad.

Mapa 1: Puntos de realización de encuestas a recolectores

Referencias:

1- Empalme Graneros: Las encuestas se realizaron en la sede de la Cooperativa “Cartoneros Unidos”,


ubicada sobre Felipe Moré casi en la esquina con Juan José Paso, muy próxima a las vías del FFCC Belgrano.

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2- Acopio Wheelwright y Pueyrredón: Este es un punto de acopio autorizado (de manera informal) por
el municipio. Funciona en terrenos fiscales nacionales, en inmediaciones de la playa de maniobras del FFCC y la
Estación de Trenes Rosario Norte. Allí, un referente del lugar compra materiales a recuperadores que recorren el
microcentro a pie.

3- Barrio Vía Honda: Es un barrio muy extenso, recostado sobre las vías del tren, entre Bv. Segui y Av.
Uriburu. Las encuestas se realizaron con el acompañamiento de una referente territorial, en torno al Pje.
Patagones, entre Quintana y Garibaldi, aproximadamente.

4- Barrio Saladillo y Mangrullo: Localizados en el extremo sur de la ciudad, Saladillo se encuentra entre
las calles Lamadrid, Belgrano, Avenida de la Circunvalación y Calle Huella. El asentamiento Mangrullo, se halla
pasando la Av. de la Circunvalación, alrededor del Rió Mangrullo y en parte de los terrenos del Ente Administrador
del Puerto Rosario (ENAPRO) donde están las calles Mangrullo, extensión de la Calle Lamadrid, calle Huella y
Plutarco Bis. Allí, las encuestas fueron realizadas predominantemente a recolectores que utilizaban carros tirados
por caballos.

5-Barrio La Antenita: Este barrio está situado en cercanías del Mercado de Concentración de Fisherton,
se accede por calle San José de Calasanz (continuación de calle Mendoza) al 8500 aproximadamente. En este
barrio también fue muy importante la presencia de carreros.

6-Esquina Paraguay y San Lorenzo: Se trata de otro de los puntos de clasificación y acopio que funciona
con autorización del municipio, y con el cual se referencia un grupo de 5 recolectores.

7-Centro Cultural La Toma: Ubicado en Tucumán al 1300, la cooperativa de trabajo que gestiona el
edificio (recuperado a partir de la quiebra del ex-Supermercado Tigre) cedió a un grupo de recolectores (con
vínculos principalmente familiares), un espacio del amplio predio destinado al estacionamiento para clasificar y
acopiar allí material, que es comercializado una vez por semana.

8-Barrio Martín (Ayacucho y Pje. Santa Cruz): Este punto de acopio está ubicado también muy cerca del
microcentro. Tiene la ventaja de estar emplazado en una manzana cercada pero sin construcción, por lo que no
tiene mucho tránsito de peatones.

9- Esquina Italia y San Luis: Se trata de otro de los puntos de clasificación y acopio que funciona con
autorización del municipio. Allí trabaja un grupo de recolectores donde se tiene como referencia al Sr.Junco. Al
igual que en los casos de Paraguay y San Lorenzo y de Barrio Martin, los materiales deben ser retirados todos los
días.

10- Barrio La Lagunita: Las encuestas fueron realizadas en la plaza del barrio, en las inmediaciones de
Bv. Segui al 6300. También se recorrieron algunas casas cercanas.

Del total de personas entrevistadas, 95 fueron varones (lo cual equivale al 80%) y 24
mujeres (20%). En cuanto a las edades, obtuvimos la siguiente distribución:

Tabla 1: Distribución por edad de las personas encuestadas

Rango de edad Cantidad Porcentaje

Menores de 18 10 8%

De 18 a 29 52 44%

De 30 a 39 28 24%

De 40 a 49 12 10%

De 50 a 59 13 11%

De 60 en adelante 4 3%

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Observamos en torno a las edades que el rango con mayor presencia en la actividad
corresponde a aquellos que se encuentran en la franja de los 18 a 29 años. Esto podría
señalar la existencia de una población joven que busca en la recolección una estrategia de
subsistencia. Si a esto le sumamos que el 24% corresponde a la franja de 30 a 39 años
obtenemos que el rango de los 18 a 39 años suponen un 64% del total de encuestados.

1.1 Descripción de las condiciones sociales y económicas del sector analizado

A la hora de observar la información en torno a los datos sociales de los encuestados,


empezaremos con los relacionados a la escolaridad. En cuanto a la asistencia o no a
establecimientos educativos, un 85% dice que no asiste pero asistió. El resto de las opciones
se completan con un 8% que asiste actualmente (son 10 personas, cinco de las cuales están
cursando el primario, y cinco el secundario) y un 7% que nunca lo hizo.

Gráfico 1: Asiste o asistió a la escuela

Con respecto a los niveles de escolaridad alcanzados por la población encuestada,


comprobamos que un 46% tiene primario incompleto, seguido por un 32% que alcanzó a
terminar el nivel primario. Solo un 15% llega a cursar el nivel secundario y sin poder
completarlo. De estos datos podemos comprobar la alta cantidad de personas (casi el 50 %)
que debieron abandonar su escolaridad en el nivel primario.

Gráfico 2: Nivel de escolaridad alcanzado

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Otro dato interesante obtenido de las encuestas realizadas gira en torno a la pregunta
de si estas personas realizan otro trabajo. Observamos cierta paridad entre las dos opciones
consultadas, con una leve preponderancia de aquellos que tienen a la recolección como única
actividad laboral por sobre los que la complementan con otros trabajos.

Gráfico 3: ¿Realiza otro trabajo además de la recolección?

Cuando nos detenemos en el tipo de trabajo de aquellos que contestaron por la


respuesta afirmativa, encontramos una clara prevalencia de trabajo en albañilería. Muchos de
los encuestados que se dedican actualmente a la recolección informal tienen experiencia en
este rubro y suelen alternar entre una actividad y la otra. Luego, aparecen más relegados
trabajos que se inscriben dentro de la categoría changarín, limpieza y atencion en kiosco.

Gráfico 4: Trabajos realizados además de la recolección

En cuanto a las condiciones de ejercicio de ese trabajo alternativo, surge como nota
principal la precariedad, ya que en la mayor parte de los casos se trata de changas y trabajo
temporario4.

4
Entendemos por “changas” los trabajos que se realizan de manera informal, muchas veces
ocasionales o de corta duración y en general signados por la precariedad en los modos de contratación.
El trabajo temporario, por su parte, es aquel que tiene una duración predeterminada -por lo cual

7
Gráfico 5: Condición de los trabajos realizados además de la recolección

Siguiendo con el aspecto laboral de los encuestados, se les consultó acerca de si


contaban con alguna experiencia en el mundo del trabajo anterior al de la recolección. Un
61% respondió afirmativamente mientras que un 38% respondió negativamente. Esto nos
arroja que para la mayoría de los encuestados la actividad de recolección representa una
estrategia para continuar generando ingresos por la pérdida de la situación laboral anterior.
También se les preguntó por el tipo de actividad realizada anteriormente, apareciendo la
albañilería como la más recurrente.

Gráfico 6: ¿Tuvo algún trabajo anterior?

Cuando se le consultó a los encuestados si recibían algún tipo de beneficio social, un


75% respondió afirmativamente, mientras que un 25% lo hizo negativamente. Este dato es

tampoco es estable- pero que es conocida de antemano por el trabajador, mientras que
conceptualizamos como “trabajo de duración indefinida”, aquel cuya duración el trabajador desconoce,
pero que no necesariamente lo considera estable. Finalmente, entendemos como trabajo permanente
aquél que los trabajadores reconocen como estable o fijo.

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interesante para ponderar la incidencia del Estado en las condiciones de vida de la población
que se dedica a la recolección informal.

Gráfico 7: ¿Alguien de su familia recibe algún beneficio social?

A la hora de detallar el tipo de beneficio social recibido, observamos una clara


preponderancia de la Asignación Universal por Hijo (AUH) con un 67%, seguido por la pensión
no contributiva con un 21%. Otro tipo de prestaciones mencionadas por los encuestados son
la tarjeta de ciudadanía, Progresar y jubilación.

Gráfico 8: ¿Qué tipo de beneficio social recibe?

1.2) Modos de ejercicio del trabajo de recolección

Consultados por la frecuencia con que recorren la ciudad en busca de materiales, el


mayor porcentaje (57 personas sobre 116 respuestas, un 49% del total) informó que trabaja
sin descanso semanal: de lunes a lunes. Luego se destacan las frecuencias de 3, 5 y 6 días
a la semana con porcentajes respectivos del 12%, 15% y 9%.

9
Gráfico 9

Con respecto a las horas de trabajo dedicadas a la recolección, sobre 117 respuestas
el mayor porcentaje declaró trabajar en jornadas de 4 a 6 hs de duración (44 personas, el
37% del total) mientras que quienes destinan más de 9 horas a esta tarea representan casi la
mitad de ese valor (17%, 20 personas).

Gráfico 10: Horas diarias dedicadas a la recolección

En referencia a los materiales trabajados, la gran mayoría de los encuestados manifestó


recolectar cartón (114 personas) y algo menos papel (94 personas). Llama la atención la
cantidad de recuperadores que recolectan metales (75 personas nombraron mencionaron
aluminio y cobre, 68 chatarra), superando en su “demanda” a otros como botellas y envases
plásticos, vidrios, nylon, altamente demandados por sus respectivas cadenas de valor. Sin

10
embargo, estos últimos materiales, no siempre son buscados por los recolectores debido a su
bajo precio (en el caso del vidrio) o del alto volumen que ocupan haciendo más dificultoso su
traslado (en el caso de envases plásticos).

También, preguntamos si además de los materiales recuperables recolectaban también


otras cosas, no destinadas a la venta. 96 personas (81%) respondieron que sí; y de ellos, 64
encuestados respondieron que recolectan ropa, 41 expresaron que buscan alimentos, y
similar cantidad apuntó que recuperan muebles y electrodomésticos durante sus recorridos
por la ciudad. Esto señala claramente que la recolección se encuentra íntimamente
entrelazada con las condiciones de reproducción de la vida de las familias que lo ejercen, y
no sólo porque les asegura ingresos, sino que también les brinda otros elementos
indispensables a la vida, que por su costo les está vedado acceder por vía de la adquisición
en el mercado.

Gráfico 11: Tipo de material recuperado

Con respecto a las cantidades recolectadas semanalmente, la mayoría (57 personas)


de quienes recordaron los volúmenes recolectados la semana previa a la encuesta juntó entre
75 y 750 kg de cartón.

Gráfico 12: Cantidades de cartón recolectadas por semana

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Con respecto al papel, 8 personas -el 25% de quienes pudieron informar lo recolectado-
juntó entre 20 y 50 kg en una semana. Sólo un recuperador superó la tonelada de material
recolectado en una semana (juntó entre 1750 y 2000 kg)

Gráfico 13: Cantidades de papel recolectadas por semana

En cuanto al Vidrio, el 40% (5 personas) recolectó entre 20 y 50 kg en una semana.

Gráfico 14: Cantidades de vidrio recolectadas por semana

Ninguno de los encuestados informó haber recolectado más de 500 kg semanales de


plástico siendo los volúmenes más citados: entre 5 y 10 kg y entre 20 y 50 kg (4 y 3 personas
respectivamente).

12
Gráfico 15: Cantidades de plástico recolectadas por semana

En relación a los metales, los que informaron sobre sus volúmenes de trabajo siempre
lo hicieron en la franja de 0 a 500 kg semanales. A juzgar por los resultados, los encuestados
se caracterizan por recolectar pequeñas cantidades (de 0 a 5 kg por semana fue el volumen
más declarado, englobando a 17 personas entre los 5 materiales consultados) y sólo un
recuperador lograba juntar hasta media tonelada de chatarra en una semana.

Gráfico 16: Cantidades de metales recolectadas por semana

La recolección de materiales es realizada con múltiples recursos: a mano, con carros


manuales (tirados por el propio cuerpo), en bicicletas (con y sin carro), con carros tirados por
caballos, y en diversos vehículos de combustión interna.

Gráfico 17: Vehículos utilizados para la recolección

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Referencias:

Propio

Prestado

Alquilado

Total

Como se desprende del gráfico, carro manual y carro con caballo resultan los vehículos
de recolección más empleados, siendo utilizados por 55 y 35 personas respectivamente en
sus tres variantes: propios, prestados y alquilados5.

El contexto barrial en que se desenvuelve la vida de los recuperadores dificulta la


conducción de determinados medios de transporte: calles de tierra, presencia de charcos,
zanjas y montículos vuelven intransitable la circulación con bicicletas y motos lo que parece
explicar su baja incidencia. Llama la atención la importante presencia de personas que
recolectan a mano y la de aquellos que cuentan con un automóvil o camioneta para realizar
la actividad: en el primer caso, por el esfuerzo físico que esto implica y el impacto sobre la
propia salud; en el segundo, por los elevados costos que reviste el funcionamiento de los
mismos (combustible, mantenimiento, seguros, etc.)

Por otro lado, se preguntó a los encuestados por el ingreso percibido a raíz de la
actividad de recolección. Para exponer con nitidez los resultados arrojados, se agrupan las
respuestas de los 58 encuestados que informaron volumen de ingresos en cuatro categorías
generales. Observamos que quienes reciben menos de $100 semanales representan el 5%
de los encuenstados. En el intervalo de los $100-500 semanales se ubica el 48% de los
recolectores. E el segmento que sigue, entre los $500 y 1000 está comprendido el 33%. Entre
los que más recaudan, más de $1000 semanales, se identificó el 14%. Los datos expuestos
evidencian la existencia de una estructura piramidal con una amplia base donde se ubica la
mayoría con los menores ingresos, y dos escalones superiores que se reducen
progresivamente a medida que aumenta el nivel de ingresos. De las categorías establecidas

5
Como se señaló anteriormente, las encuestas se realizaron en el año 2016, previo a la entrada en
vigencia de la prohibición de circulación de carros tirados por caballos. Por lo tanto, la situación actual
probablemente haya variado respecto de esta estimación.

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en el cuestionario vemos que la más elegida fue aquella que establece un ingreso de entre
$300 y 400 semanales. De más está aclarar que estos ingresos no alcanzan a cubrir el salario
mínimo vital y móvil, que en 2016 había sido fijado en $8.060, ni, en algunos casos, la canasta
básica alimentaria, situada en septiembre del mismo año en torno a los $5.2006.

Gráficos 18 y 19: Ingresos semanales

6
Ver: Télam, 22/09/2016: Una familia tipo necesita $12.489 para adquirir la canasta básica.
http://www.telam.com.ar/notas/201609/164116-indec-canasta-basica-agosto.html (Consultado el
03/10/2017).

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Una cuestión que nos resultó importante conocer fue la antigüedad de los recolectores
en la actividad. Al respecto el 26% de los encuestados (30 personas) informó hacerla desde
chico/toda la vida, lo que señala una pauta de transmisión familiar de la actividad
relativamente importante. Asimismo es interesante observar que la segunda categoría con
mayor número de respuestas son las opciones “reciente (hace menos de un año)” y “Desde
hace 10 años” que concentraron un 16% de los encuestados cada una. Los incorporados
recientemente pueden ser personas que hayan estado vinculadas a la actividad en el pasado,
la abandonaron al conseguir otro empleo y por diferentes circunstancias volvieron a la tarea
de la recolección. Esta diversidad de trayectorias permite señalar la alta volatilidad del sector
y la convivencia en él de trabajadores con diferentes estrategias: quienes ingresan por primera
vez a la actividad, quienes la habían abandonado por otros trabajos pero reingresaron, y
quienes desde hace años la desarrollan. Por su parte, el alto porcentaje de quienes la
desarrollan “Desde hace 10 años”, remite a la merma de la actividad económica ocurrida entre
2008 y 2009. Incluso, algunos medios locales reflejaron el repunte de la recolección de
residuos en esos años7.

A partir de los datos recabados podría ensayarse otra organización del universo de
recolectores en dos grandes grupos según la antigüedad en la actividad: un 54% que la
desarrolla desde hace 10 años o más (63 personas) y el 46% restante que se vinculó con el
cirujeo durante la última década.

Gráfico 20: Tiempo de ejercicio del trabajo de recolección

¿Cuándo empezó a recolectar?

7
Ver: La Capital, 29/07/2008: La actividad de los cartoneros crece al compás de la pobreza
http://www.lacapital.com.ar/la-ciudad/la-actividad-los-cartoneros-crece-al-compaacutes-la-pobreza-
n288328.html (Consultado el 02/10/2017).
Rosario/12, 25/05/2009: Cuando sólo queda la basura: Aumentó un 60 por ciento la cantidad de
recolectores informales
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/9-18657-2009-05-25.html (Consultado el
02/10/2017).

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En cuanto a la existencia o no de acuerdos fijos entre recuperadores y otros actores
sociales (comerciantes, porteros de edificios, etc) para recolectar materiales, un 58% dijo no
tenerlos frente a un 42% que manifestó haberlos alcanzado.

Gráfico 21: Acuerdos fijos para el retiro de materiales

¿Tiene acuerdos fijos para retirar materiales?

Quienes sí tienen algunos acuerdos fijos para retirar materiales lo realizan


principalmente con comerciantes, bares/restaurantes, oficinas, vecinos y talleres/industrias,
entre otros (el 54% de los que expresaron tener tales acuerdos). En concordancia con esto
se pudo observar una mayor cantidad de respuestas afirmativas en aquellos que recorren el
área del centro o zonas comerciales para asegurarse los materiales de comercios y otros
rubros.

Gráfico 22

17
En la encuesta, también preguntamos por el lugar físico donde se realizan las tareas de
clasificación de los materiales recolectados. Al respecto la mayoría manifestó hacerlo en el
propio domicilio, seguido por quienes declaran clasificar en un “punto de acopio”. Éstos son
lugares ubicados en el centro de la ciudad en los que algunos grupos de recolectores reúnen
y clasifican lo recolectado; estos puntos de acopio se encuentran autorizados de manera
informal por la Municipalidad. Muchas de las entrevistas de nuestra muestra de hecho se
hicieron en dichos puntos, es probable que si observáramos el universo total de recolectores
de la ciudad, la clasificación en estos lugares no alcanzaría un porcentaje tan considerable.

Gráfico 23: Lugar de clasificación de materiales

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2) Actores y redes de relación vinculados a la comercialización: hacia la
reconstrucción de la cadena de valor

2.1) A quiénes y dónde se vende lo recolectado

La mayoría de los encuestados (90%) tiene compradores fijos a quienes le vende


regularmente lo recolectado. A su vez, la mayoría (81%) identifica compradores que les
compran las distintas tipologías de materiales (cartón, papel, plástico, etc), es decir que la
estrategia de buscar sitios específicos para vender cada material con el fin de lograr un mejor
precio no es la regla entre los recuperadores relevados.

Respecto a la antigüedad de esta relación comercial, en el caso de compradores de


todos los materiales las respuestas se concentran en los dos extremos, en los que “desde
siempre le venden al mismo comprador” y los que lo hacen recientemente. Esto se
correlaciona con la antigüedad de los recuperadores en la actividad: tal como se observó en
el gráfico 20 las respuestas expresaron el mismo parámetro, concentrándose en ambos polos,
con una mayoría que lo hacía desde hace diez años o más y un segundo grupo que se
incorporó durante la última década.

Gráfico 24: Tiempo de vinculación con la empresa o comercio donde vende

Los principales motivos para tener un comprador fijo de materiales son la cercanía (41%
de las personas con compradores fijos) y el buen precio (28%). En tercer lugar, podemos
agrupar un conjunto de respuestas que aluden al conocimiento previo y eventualmente cierta
relación con el comprador (24% de las respuestas). A su vez entre los pocos que dicen no
tener compradores fijos, el principal motivo identificado es la búsqueda de mejores precios.

Los encuestados se dividen en partes similares entre quienes no estarían interesados


en cambiar de comprador (59%) y los que sí (41%). El principal motivo alegado por el cual
cambiarían de comprador es lograr mejores precios (76% de los que sí cambiarían). A su vez
entre quienes no están interesados en cambiar de comprador los principales motivos son
cercanía y comodidad (37%) y buen precio (20%).

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En resumen en la elección de dónde vender los materiales recolectados podría decirse
que lo que se valora principalmente es una mayor conveniencia económica y logística. En
segundo lugar aparecen factores como la relación personal con los acopiadores.

Los compradores identificados se ubican principalmente en la periferia de la ciudad,


como puede observarse en el Mapa 2. Estas zonas en la cual hay acopiadores son, a su vez,
los barrios en donde viven muchos de los entrevistados. Retomando lo anterior acerca de los
compradores fijos y el motivo de cercanía que cerca de la mitad refiere como motivo para
elegirlos, se sugiere que los acopiadores se concentran más en los lugares de vida de los
recolectores informales, territorios en los cuales se trazan además en algunos casos
relaciones entre las dos partes.

Mapa 2: Comercios y empresas a los que los recolectores venden los materiales

20
2.2) Emprendimientos de materiales recuperados

Como parte de una segunda instancia de la investigación, nos propusimos avanzar en


el análisis de las redes de compra, venta y transformación de los materiales recuperados. Tal
es así que realizamos una serie de entrevistas a acopiadores y a quienes llevan adelante
microemprendimientos o cooperativas dedicadas a la transformación de los materiales que
provienen de la recolección. En este apartado, vamos a referirnos a aquellas hechas a quienes
se ubican en las primeras etapas de conversión y que tienen algún grado de relación con los
recolectores informales. Pretendemos poder determinar de qué manera se conecta y cuál es
la influencia que pueden tener los cambios en las actividades del recolector informal sobre el
trabajo de los emprendimientos.

Entrevistamos tres emprendimientos de agregado de valor: el primero de ellos dedicado


a la molienda de polipropileno y el polietileno; otro que realiza la transformación de la molienda
de polietileno de soplado con inyección para crear tapones de garrafas de gas; y un tercer
emprendimiento que utiliza material de alto impacto para fabricar fratachos fieltro. Estas voces
relatan cosas muy distintas respecto a cómo agregan valor y transforman el material, pues
sólo los dos últimos son los que producen un nuevo producto final para insertar en el mercado;
asimismo, cada uno de ellos tiene un vínculo diferente con el sector de los carreros y
recuperadores. Sin embargo, a pesar de algunas diferencias es interesante mostrar que su
relato coincide respecto al impacto a partir de la prohibición de la tracción a sangre en la
ciudad.

A continuación, haremos una breve descripción de qué realiza cada uno de ellos. Como
hemos adelantado, el primero de los emprendimientos entrevistados se dedica meramente a
la molienda. Comenzaron hace unos 10 años en un terreno del barrio Empalme Graneros,
bajo un pequeño techo y el resto al aire libre, junto a 5 integrantes de su familia. Su trabajo
consiste en comprar el material a acopiadores de diferentes partes de la ciudad, lo clasifican
por clase (polipropileno y polietileno), luego lo cortan al pasarlo por una sierra, hacen una
primera instancia de molienda, lavan y centrifugan el material, continúan con una segunda
etapa de molienda y finalmente lo pelletizan. El ciclo concluye con el embolsado listo para
vender. Para realizar este trabajo el microemprendimiento cuenta con diferentes tipos de
herramientas como 3 sierras, 2 molinos, una lavadora, una centrifugadora y una pelletizadora,
por lo que poseen una buena cantidad de instrumentos para realizar su trabajo. Asimismo,
tienen su propio camión de traslado para obtener y comercializar el material, algo importante
pues los costos del flete son cuestiones que encarecen la producción.

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Respecto a las condiciones de trabajo, consiguieron hace aproximadamente dos años
dos galpones de grandes dimensiones donde instalarse. Allí tienen acopiado el material y sus
máquinas, situación también a remarcar para comparar con otros emprendimientos. Además
de los dos titulares -que se dedican a la logística, a llevar las cuentas de lo producido y a la
restauración de las máquinas-, trabajan unas 16 personas.

Como se dijo anteriormente, a los plásticos los consiguen en acopios. Dicen trabajar
con unos 5 fijos que se ubican en la zona, mientras que otros 5 acopiadores no son estables,
encontrándose en otras partes de la ciudad y a los que recurren ante la necesidad de cubrir
la producción -que ronda los 5.000 o 6.000 kg semanales. Afirman que en años anteriores
podía conseguir la cantidad de plástico requerida en tan sólo 5 lugares, pero que últimamente
debe hacer un mayor recorrido pues hay una merma en los acopios: “Mermó, mermó. Llega
menos cantidad, antes con 5 acopios me arreglaba, ahora necesito 10” (Entrevista a titular
del emprendimiento 1, Rosario, 31/07/17). Al preguntarle, afirmó que esta situación tiene una
relación directa con la prohibición de los caballos y carros en la ciudad, y que también se debe
a una prohibición en el ingreso a los basurales para recolectar residuos: “Es más, lo se porque
me lo han comentado. Que a la gente de los basurales la están sacando y le están dando una
especie de subsidio desde 11 mil pesos y le dan herramientas y otras cosas para hacer otro
tipo de trabajo” (Entrevista a titular del emprendimiento 1, Rosario, 31/07/17). En este sentido,
hay una coincidencia entre el contexto en que se toma la medida de prohibición de la tracción
a sangre y el momento en que este emprendimiento comienza a tener que recorrer mayor
cantidad de lugares para poder proveerse de volúmenes suficientes de material.

Respecto a quiénes y cómo venden, en las entrevistas nos comentó que todo se hace
por encargue previo. Su material va a fábricas de baldes o de conos de seguridad, entre otras
empresas que hacen productos finales. Haciendo una referencia a la situación económica del
emprendimiento, el entrevistado dice que en los últimos 12 meses la producción sólo alcanza
para cubrir los costos y los salarios: “”Cuando vos te pones a hacer la cuenta, nosotros
hacemos 6 toneladas acá y nos alcanza sólo para pagar los sueldos. Desde que estamos acá,
coincide… por ahí una semana te vas para atrás, otra recuperás (...) Es mucho laburo, mucha
mano de obra y poca ganancia” (Entrevista a titular del emprendimiento 1, Rosario, 31/07/17).
Aparentemente, el mayor problema con este emprendimiento es el estancamiento del valor
del plástico virgen que limita la posibilidad de aumentar el precio de lo recuperado: “Vos
calculá que nosotros venimos con el mismo sueldo que tenemos desde hace 18 meses. (...)
Creo que esto tiene que mejorar, va a pegar un salto. Y si no pega ese salto, no se, tendremos
que cerrar, o ver qué hacemos” (Entrevista a titular del emprendimiento 1, Rosario, 31/07/17).
El estar atado a ello, hace que su situación sea muy dependiente y vulnerable, sumado al
aumento en el precio de las tarifas de luz que se les incrementó en un 400%. Esta realidad es
algo que se repite en los diferentes emprendimientos visitados, todos dicen que lo que logran
producir no deja las suficientes ganancias como para invertir e incrementar la producción, y
lograr posicionarse de una manera más cómoda en el mercado.

El segundo emprendimiento entrevistado se dedica a hacer tapones para garrafas de


gas. Según nos relató, a partir de fabricar un tipo específico de tapones sin puntera pudo
evitar salir de una situación muy complicada por la que estaban pasando unos años atrás.
Este emprendimiento se abastece de la molienda que le compra al emprendimiento anterior.
Nos pareció interesante incluirlo en el análisis porque es una instancia de elaboración de
producto final que, a partir del emprendimiento de pelletizado, está ligado al sector de
recuperación de residuos.

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Su producción se nutre de una mezcla específica de soplado e inyección de polietileno.
A ese material lo insertan en una tolva, que lo disuelve a unos 180° y luego, por medio de un
inyectado con un molde específico, sale el tapón que es la pieza terminada. En el lugar
trabajan 3 personas: el titular que se dedica a la dirección de la producción y la logística, su
hijo con un turno de 8 horas para trabajar en la máquina de inyección y un empleado que
trabaja otras 8 horas en las mismas tareas. Por el momento, se abastece a partir de un único
proveedor, a quien le compra unos 500 kg de material por semana para producir alrededor de
70 mil tapones, también por semana. Por lo que si bien por el momento, en función de la
producción que realizan, lo que él les provee les alcanza, en el caso de que crezcan, temen
que no puedan lograr el abastecimiento suficiente. Esto es interesante remarcarlo por los
comentarios respecto a la merma en la provisión de materiales a los acopios, sobre lo cual
profundizaremos más adelante.

En este caso, también se cuenta con un galpón donde tienen su máquina y los
automóviles con los que reparten los productos. Actualmente, comercializan con tres plantas
de gas localizadas en Bell Ville (Córdoba), San Justo (Santa Fe), Santa Fe ciudad y en Mar
del Plata; es decir que su producto tiene una inserción interesante en aquellas empresas
llenadoras de garrafas de gas. Según él, nuevamente la problemática está en sus limitaciones
para “dar el salto” a una mayor producción. Dice que su producto tiene gran demanda pero
que en las condiciones actuales de producción, no podría responder pues debería tener una
nueva inyectora y una matriz con mayor capacidad de producción. En el caso de poder
hacerlo, él plantea la posibilidad de duplicar la producción y la cantidad de personas
empleadas: “No.... estamos hablando, suponete, más o menos de 1 millón de pesos, 800 mil
pesos. Cómo decir, pongo dos máquinas más con dos matrices no de 10 bocas como esta
que es poca, pero de 30 bocas… ponele que entre material y todo gastas 1 millón de pesos y
vos ya pones cuatro muchachos trabajando. O de última, si la demanda te lo exige y tenés
que trabajar las 24 horas, ponés 6 en vez de 4.” (Entrevista a titular del emprendimiento 2,
Rosario, 18/08/17).

La solicitud que hacen los diferentes emprendimientos al gobierno local es de ayudas


ya sea en créditos blandos o subsidios para poder estabilizar sus emprendimientos y, en el
caso de la oportunidad, crecer y consolidarse. Son conscientes de cómo su trabajo se basa
en la reutilización de materiales que, de esta manera, no llegan a los rellenos sanitarios:
“Desde un plástico que la gente tira, terminamos con un fratacho embolsado y todo, que lo
vendemos a un distribuidor que lo lleva a las ferreterías” (Entrevista a titular del
emprendimiento 3, Rosario, 28/09/17). Por eso, reconocen su aporte al medio ambiente y
plantean la necesidad de colaboración desde el municipio. En todos estos casos, los inicios
fueron difíciles, en contextos de crisis económicas y vieron en la transformación de los
materiales reciclados una manera de lograr nuevos ingresos a sus bolsillos. Comenzaron con
una producción muy simple y precaria, muchas veces en sus propias viviendas o terrenos
cercanos. Lo mismo se repite en el caso que a continuación se describe, que posee sus
maquinarias bajo un armado de chapa y toldos en el medio del patio de su vivienda. En esta
línea, la artesanalidad con la que comenzaron y van produciendo los avances es una
coincidencia que se hace presente en las tres situaciones. Las primeras máquinas de
molienda suelen crearse a partir de conocimientos propios o de ver cómo trabajan
emprendimientos colegas, o por el contrario, utilizan unas muy viejas que han comprado o por
donación. Asimismo los moldes, los diseñan junto a los fabricantes en relación a la intuición
que fue creándose a la par de las situaciones de trabajo.

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El emprendimiento de fratachos de esponja nos dio un relato muy interesante, no sólo
de cómo es la elaboración de sus productos, sino de su relación con los recolectores
informales. Este tercer emprendedor comienza sus actividades como acopiador en los años
90, comprándole a los recolectores informales. Luego pasó a dedicarse únicamente a
plásticos de alto impacto por la demanda de un fabricante de fratachos; en tanto le pagaban
más por ese material, es que decidió focalizarse. Le agregó valor al realizar la molienda
fabricando un molino casero chico para venderlo ya procesado. De esta manera, se dio cuenta
que pocos trabajaban con el plástico de alto impacto, por lo que avanzó en la producción de
fratachos como actividad secundaria, de horas extras a su labor oficial: “me di cuenta que el
fratacho es un producto que se vende en todos lados (…) se usa y se tira (… ) tiene como un
poliéster que una vez que se gasta, ya está, tenés que comprar otro” (Entrevista a titular
emprendimiento 3, Rosario, 28/09/17).

En este emprendimiento trabaja el titular junto a su hijo, su esposa y dos miembros más
de la familia. Ellos compran el material ya sea a recolectores informales, acopiadores, colegas
o los rezagos de fábrica. Cortan, lavan los materiales, hacen un proceso de secado, lo muelen
-o lo llevan a moler según la cantidad que posean- y lo insertan en la máquina inyectora.
Desde un principio, las condiciones de trabajo fueron muy rudimentarias: un molino casero,
un tinglado hecho de chapas y toldos, el material al aire libre. Hoy en día, la situación no ha
cambiado mucho, sus máquinas de inyección siguen bajo esa cobertura y poseen secadores
de materiales caseros, hechos con el armazón de heladeras viejas donde les entra calor por
un calefactor a vela eléctrico.

En el lugar se trabaja unas 6 o 7 horas diarias. Cada fratacho vendido le deja, en


promedio unos $3,00 de ganancia, sin tener en cuenta el costo de su esfuerzo por seleccionar
el material, cortarlo, hacerle el lavado; por eso es que la modalidad de utilizar material
proveniente de la recolección implica un arduo trabajo. También aquí se reconocen las
dificultades para generar mayores ingresos: “No podés pagar a empleados porque estamos
con los márgenes ahí, y a veces vos dejás de lado tu salario dentro del costo, lo achicas cada
vez más dentro del límite para poder competir en el mercado y para poder vender” (Entrevista
a titular del emprendimiento 3, Rosario, 28/09/17). En su entrevista relata el esfuerzo de la
informalidad. Dice que constantemente tiene que estar atento a la necesidad de material que
requiere, debe revisar personalmente qué es lo que le llega, debe buscar alternativas de
provisión para no quedarse sin plástico, manifiesta que es un sin fin de idas y vueltas, y que
eso no es contabilizado en el costo del producto que fabrica: “A veces los que están detrás
de un escritorio se creen que esto es informal y es fácil. La economía es informal por eso, es
muy variante, entonces si no le buscás esas vueltas, otro a la primera se cae y se fue otra vez
al carajo...” (Entrevista a titular del emprendimiento 3, Rosario, 28/09/17).

También afirma que hay una incipiente merma en la cantidad de material disponible:
“Sí, mermó el material. Los carros no andan por las calles. Pero andan chatitas, vas a ver
mucha chata de esos modelos viejos, no sé cómo andan, pero andan. Pero mermó en un 90%
(...) Porque los carritos juntaban antes, lo que no te lo traían a vos, se lo vendían a otros, se
lo vendían al acopiador y a lo mejor yo iba y se lo compraba ahí” (Entrevista a titular del
emprendimiento 3, Rosario, 28/09/17). Carlos es muy consciente de la situación que
atraviesan los recolectores informales y de cómo ello no sólo le afecta a él, respecto a las
limitaciones de depender únicamente de los trabajadores carreros para conseguir material,
sino de las posibilidades de supervivencia de los mismos cartoneros y cirujas:

24
“Porque ahora la gente sale con carrito de mano, los que están cerca van con el carrito
de mano porque la gente que junta en la calle a veces no va tanto por lo que junta, por el
plástico, por el cartón, sino que va por la comida en los negocios y por la ropa que le da la
gente en el camino, la gente que los conoce les da zapatillas, ropa, hasta dinero para los
remedios...entablan una relación con un recorrido que hacen diariamente y van a la verdulería,
a la carnicería, a la panadería y de paso si encuentran algo lo van juntando, lo van acopiando
para vender. Pero a la gente esa también le cambió la vida ”

“A veces traen y revenden lo que traen. Traen, por ejemplo, facturas, ropa, carne, y
revenden a los vecinos. Porque ellos van a lugares periféricos, a lugares marginales. Porque
además tenés otra cosa, ellos nacieron con el carro y el caballo, y el carro y el caballo es
como un auto para ellos, ellos se mueven ahí arriba”. (Entrevista a titular del emprendimiento
3, Rosario, 28/09/17)

De esta manera, cuenta cómo él se encuentra en una encrucijada, por un lado


comprende la situación de vulnerabilidad de las personas que ya no pueden andar con el
caballo para recolectar, y de hecho, hasta reconoce que cuando él les enseña a los
recolectores informales cuál es el material que necesita y en qué condiciones, los prefiere por
traerles el alto impacto limpio y listo para trozar. Pero también le sucede que el precisa cierta
cantidad de plástico para sus productos, y que de esta manera, debe pensar en alternativas
al carrero: “Estoy intentando dejar de comprarle al carrero, porque el carrero no me va a traer
más. No sé hasta cuándo, porque andan por los caminos de tierra, viste (...) Cuando vino toda
esta movida, yo ya me di cuenta de que iba a haber cada vez menos material para nosotros.
El mismo acopiador… entonces ahora estoy buscando rezago de fábrica… entonces ya les
compro a ellos listo para usar y voy mezclando lo que voy usando acá y haciendo un promedio
de costos” (Entrevista a titular del emprendimiento 3, Rosario, 28/09/17).

Apunta al gobierno local en tanto entidad que debe involucrarse y mediar en estas
situaciones, según él el Estado no “está viendo” las realidades que se le presentan tanto a él
como a los recolectores: “El Gobierno no se ocupa de ayudarnos a nosotros, porque a mi me
tendrían que buscar rezagos. Por ejemplo, el emprendimiento Segovia, hace fratachos, con
reciclado, toda la industria blanca que tiene rezagos de fábrica, en vez de vendérselo al otro,
tráelo acá. Entonces yo busco un molino de 30/40 caballos, busco 3 o 5 muchachos, les doy
trabajo y saco un producto terminado. Pero dónde está eso? (...) “El Gobierno me tendría que
subvencionar lo que no puedo sacar a la venta. Es un recupero de materiales que no va al
relleno.” (Entrevista a titular del emprendimiento 3, Rosario, 28/09/17). Tal como en los otros
dos casos considerados, estos trabajadores asumen cuán valioso en términos
medioambientales es lo que realizan, pero cuán laborioso se les hace cada paso de la cadena
de la producción. Al momento de preguntarles cuál es su perspectiva o pretensión a futuro
coinciden en que por un lado están deseosos de que su actividad “se acomode”, deje de estar
atada a vaivenes que les impide lograr una sostenibilidad fuerte y seguridad para pensar en
qué pasos dar para poder estabilizarse económica y productivamente. Los tres creen que, en
el caso de poder hacerse de nuevas maquinarias, estarían en condiciones de “hacer el salto
productivo” ya sea mejorando su producto final o generando nuevos elementos de venta en
el mercado.

En este sentido, lo que rescatamos de los relatos de las personas que llevan adelante
los diferentes emprendimientos son ciertas cuestiones que coinciden o se conectan con la
realidad de los cartoneros y recolectores informales. Por un lado, la volatilidad del mercado

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de este tipo de materiales resulta una preocupación que afecta de manera estructural a estas
actividades. Desde el momento en que se prohibió el uso del carro y el caballo, los cartoneros
se han visto complicados para recolectar la cantidad que antes podían cargar, pues con el
esfuerzo sólo de su propio cuerpo no tienen la misma capacidad de recolección y
disponibilidad de traslado de materiales hacia los puntos de venta. Ello no solo afecta a los
carreros sino que tiene impacto en una situación de merma de materiales disponibles para el
sector de los emprendimientos. Ante este panorama, deben redoblar su empeño ya sea en
trabajar más horas recolectando, o desde el grupo de emprendimientos, recurrir a nuevos
proveedores, como también, acondicionar ellos mismos los materiales adquiridos para
garantizar trabajar con buenos insumos y así mantener su producción.

El “esfuerzo de la informalidad” parece estar institucionalizado, pues se vuelve una


constante. En tanto la preocupación está en el día a día resulta complicado poder pensar en
saltos productivos a futuro o largo plazo. Ante ello, el reclamo generalizado es el del apoyo y
colaboración desde el gobierno local, sobretodo en función del reconocimiento que reclaman
por transformar la basura y los desechos en materiales reinsertados en procesos productivos.
Ya sea desde los trabajadores cartoneros y recuperadores como desde los emprendimientos,
existe un positivo autoreconocimiento de su oficio y labor. En tanto a partir de cada etapa -
recolección, reciclado y reutilización- evitan que se sumen elementos a los rellenos sanitarios,
la interpelación al gobierno local es el de valorar su aporte medioambiental y apoyarlos para
que puedan lograr nuevas oportunidades productivas, consolidarse, crecer y aumentar el
volumen de materiales recuperados y reutilizados.

Consideraciones finales

Con esta ponencia nos propusimos contribuir a crear información en torno a los
recuperadores urbanos (carreros, cartoneros, cirujas) y las cadenas de valor de los residuos
en Rosario. Desde un principio, planteamos la realidad de la escasa información con que se
cuenta acerca de los modos de realización de esta actividad en nuestra ciudad, por lo que
intentamos visibilizar y analizar las lógicas de trabajo de los recolectores informales, en
particular: las condiciones sociales y económicas de las familias que lo realizan, los modos
de ejercicio de la recolección, y los espacios y actores vinculados a la comercialización.

Asimismo, partimos por reconocer que la dificultad de generar conclusiones amplias


yace en que los recolectores informales de residuos de Rosario constituyen un colectivo social
amplio, diverso y dinámico. Son múltiples las trayectorias laborales y de vida de sus
integrantes: los modos de realización de la actividad son amplios y variados de acuerdo al
sector de la ciudad donde se realice, los medios de transporte utilizados y las estrategias
organizativas que cada grupo lleva adelante son diferentes. Como referimos más arriba, tanto
el ingreso como el egreso de la actividad son constantes, lo que hace muy fluctuante su
población por lo que los datos brindados sobre la recolección informal pueden quedar
rápidamente desactualizados. Aun así, nos atrevemos a rescatar algunas reflexiones en
función de lo analizado.

Por un lado, según pudimos registrar, es un colectivo conformado con un rango de edad
muy variado, desde niños muy pequeños que colaboran en cierta forma con la recolección y
clasificación, hasta personas de edad mayor, que creen que otro tipo de trabajo no podrían

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conseguir porque nadie los contrataría. Es un trabajo que reconoce una lógica de
organización familiar, donde distintos miembros de la familia asumen diferentes roles, pero
que de variados modos se vinculan con el recupero, clasificación y venta de los materiales.

La economía de la recolección es ajustada en cuanto a los ingresos por la venta de


materiales. Esto se evidencia por ejemplo en el hecho de que el buen precio es algo muy
valorado a la hora de elegir uno u otro lugar donde vender. La mayor parte de los recolectores,
además, recolecta otros elementos no destinados a la venta tales como ropa, alimentos,
muebles o electrodomésticos. Se sugiere que difícilmente la economía de los recolectores
puede sostenerse solamente con la venta de materiales teniendo en cuenta que la mayor
parte de los encuestados dice ganar menos de $500 semanales. Tal es así, que la actividad,
para buena parte del sector, se complementa y/o se alterna con otro tipo de trabajos. Hay
una gran diversidad, pero la albañilería aparece como la más frecuente. Esos otros trabajos,
asimismo, se desarrollan mayormente de manera temporal o como changas.

Respecto a cómo se relacionan con las medidas tomadas por el poder local, ante la
prohibición de la tracción a sangre sin dudas la actividad de recolección de residuos y todo el
circuito de reciclaje, se han visto afectados. En nuestra muestra un tercio utilizaba carro con
caballo. Los emprendimientos entrevistados confirman el impacto que ya está teniendo esta
medida en las cantidades de materiales recuperados. En este sentido, vemos el vínculo entre
las medidas que afectaron directamente a los carreros y su impacto sobre los
emprendimientos de agregado de valor entrevistados. Esta interrelación también pudimos
notarla a partir de cómo el estancamiento en el valor de los materiales aparece señalado
como un problema que impacta tanto en los acopiadores y transformadores como en los
mismos recolectores.

Por otro lado, respecto a la intención de reconstruir la cadena de valor de los materiales
transformados podemos distinguir ciertas características. La base de organización de los
emprendimientos es, al igual que en los recuperadores, generalmente familiar. Otra cuestión
que pudimos notar de los emprendimientos es que, incluso llevando muchos años en el rubro,
siguen operando con mucha precariedad física y con dificultades económicas para sostenerse
y crecer. Esto es algo que nos lo señalaron en cada entrevista, remarcando sus
potencialidades productivas pero las serias dificultades para avanzar en “dar el salto” de
manera autónoma. El incremento de las tarifas de servicios de luz ha impactado sobre sus
costos, al igual que los problemas de rentabilidad originados en el estancamiento del valor
del material virgen (cuyo precio opera como un “techo” para los subproductos fabricados con
plástico recuperado). Bajo estas dos cuestiones dificultosas, los emprendimientos de
agregado de valor reflexionaron sobre la necesidad de ayudas y colaboración del gobierno
local a partir de subsidios o préstamos para sus microemprendimientos. En este punto,
también hay una coincidencia con el sector de los recuperadores urbanos en el sentido de
interpelar al municipio para que les brinde un sostén y apoyo al sector, para poder lograr
mejoras en las formas de desarrollar la actividad, como también, un reconocimiento sobre el
valor medioambiental que aportan en la ciudad.

Al analizar estas instancias de la recuperación de materiales, nos encontramos con


sectores muy valiosos, que son conscientes de su aporte a la preservación del ambiente,
pero, por la precariedad en que se apoya su actividad y la baja escala productiva, están muy
preocupados por los resultados económicos, y enfocados en que su actividad no termine por
dejar de funcionar, quedándose sin ingresos a partir de lo que “saben hacer”. La cuestión

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ambiental es una preocupación cada vez más incorporada por este sector, y es un argumento
a partir del cual intentan interpelar tanto a la ciudadanía como a los gobiernos locales,
valorizando su lugar en la recuperación e industrialización de materiales, y reclamando
políticas de apoyo específico al sector. Muchos de estos emprendimientos encuentran serias
dificultades para ampliar su capacidad productiva e industrializar mayor volumen de
materiales, por lo que la posibilidad de contar con políticas de promoción y apoyo podría
suponer beneficios no sólo económicos y laborales para los sectores que sostienen estos
proyectos; sino también ambientales, que impacten en la disminución de residuos enterrados
en la ciudad. Y ello requiere, claramente, de una articulación más fuerte de este sector con
los recuperadores informales de los cuales se proveen, por un lado, y con industrias de las
respectivas cadenas de valor, o que puedan apuntalar la provisión de materiales, por el otro.
Articulación que, para ser efectiva, debe ser impulsada, sostenida y enmarcada en iniciativas
de política pública local.

BIBLIOGRAFÍA

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problemática de los residuos. Políticas públicas de la Municipalidad de Rosario en relación al
sector de los recolectores informales. Ponencia presentada en el X Congreso Nacional y III
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Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 3 al 6 de
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Polvorines: Universidad Nacional de General Sarmiento.

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Análisis de una propuesta de remplazo de la tracción a sangre. Trabajo preparado para el XII
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2014.

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28
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● Schamber, Pablo y Suárez, Francisco (comp., 2007): Recicloscopio. Miradas sobre


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Polvorines: Universidad Nacional de General Sarmiento; Lanús: Ediciones de la UNLA.

Normativa consultada

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● Ordenanza 8.335/08: Adopción del concepto de Basura Cero y Plan de Máxima
Reducción de la cantidad de residuos depositados en rellenos sanitarios.
● Ordenanza 8.726/11: Ordenamiento de las actividades de los Recolectores Urbanos
Informales de Residuos Sólidos y reemplazo de los vehículos de tracción a sangre animal.
● Decreto Nº 1202/11: Reglamentación ordenanza 8.726/10. Véase:
http://www.rosario.gov.ar/mr/normativa/otras-normas/ordenanzas/ordenanza-8726-2010-1
● Andando - Programa Integral para Recuperadores Urbanos y Eliminación de Tracción
Animal. Documento presentado al Concejo Municipal (2015).

Páginas web consultadas

• http://www.rosario.gov.ar - Página web oficial del Municipio de Rosario

• http://www.rosarionoticias.gob.ar - Portal de noticias del Municipio de Rosario

• http://www.lacapital.com.ar - Diario de la ciudad de Rosario

• http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario - Suplemento local del diario


Página 12

• http://www.rosario3.com.ar - Diario Digital de Rosario

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