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 MEDIOS (ANSA) - CIUDAD DE MEXICO.

- La cúpula de la empresa privada de


México rechazó la aprobación de una nueva reforma laboral en el Senado, la
última aduana antes de ser promulgada por el presidente Andrés López Obrador, y
estimaron que se trató de una "imposición de Estados Unidos".

Los hombres de negocios reprocharon a la mayoría oficialista en la Cámara Alta


de no haber tomado en cuenta sus observaciones a pesar de que se habían
comprometido a analizarlas e incorporarlas en la reforma.

El proyecto de ley incluye aspectos como la libertad sindical, la justicia laboral y la


negociación colectiva, lo que allana el camino para la ratificación en Washington
del Tratado de Libre Comercio México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC, antes
NAFTA).

La mayoría demócrata en la Cámara Baja había advertido por conducto de su


líder, Nancy Pelosi, que no ratificarían el instrumento a menos que se incorporaran
reformas laborales análogas a las vigentes en Estados Unidos.

Los capitanes de industria mexicanos sin embargo protestaron al estimar que


"desincentiva las inversiones y crea incertidumbre para las empresas".

Gustavo de Hoyos, presidente de la influyente Confederación Patronal de la


República Mexicana (Coparmex) calificó como "imperfecta" la reforma y como "un
factor de pérdida de competitividad de México frente a sus socios" de América del
Norte.

"En un momento en que un país requiere crecer y en el que el presidente nos ha


convocado a que haya más inversiones para tener un crecimiento promedio de 4%
a lo largo del sexenio, esta norma para nada es un incentivo de que se den estos
niveles de inversión", consideró el dirigente.

Tomás Natividad, presidente de la Comisión Laboral del Consejo Coordinador


Empresarial, señaló que "hay aspectos preocupantes en la reforma laboral que no
están comprometidos" en el T-MEC y que deberán corregirse "más adelante
porque, de no hacerlo, pueden hacer daño a la industria".

Una de las cuestiones que más peleaba el sector privado era que los trabajadores
tuvieran el derecho a la libertad de no sindicalización.

"Esto debió estar contemplado en la reforma y no quedó", dijo Natividad.

Legisladores de oposición del Partido Acción Nacional (PAN, conservador) y


Movimiento Ciudadano (centro) indicaron que "se necesitan mecanismos para que
la mayoría de los trabajadores puedan concluir una huelga mediante acuerdo con
el patrón".

"Van a dejar a las empresas a expensas de líderes sindicales y las van a seguir
extorsionando", dijo el senador Samuel García, del MC.

Pero la ministra del Trabajo Luisa María Alcalde aplaudió la aprobación de la


reforma laboral mediante "una votación histórica".

El presidente de la Comisión de Trabajo, Napoleón Gómez, se comprometió a que


en un periodo extraordinario o en el siguiente lapso ordinario de sesiones, se
atenderán las peticiones del sector patronal.

El senador del ex gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI, centro) y


líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Carlos Aceves, pidió
a Gómez "firmar en papel" esos compromisos.

Los cambios en la nueva legislación permiten a los trabajadores elegir a sus


líderes con voto personal, libre, directo y secreto, y garantizar que "sean realmente
representados por los gremios".

Con ello, se pretende frenar a los denominados sindicatos "blancos" o "de


protección patronal", que eran meros entes fantasmas.

Otro avance consiste en la creación del Centro Federal de Conciliación y Registro


Laboral que sustituye a las Juntas de Conciliación y Arbitraje, que eran tribunales
pero no gozaban de autonomía, pues no dependían del poder judicial, sino del
ejecutivo.

Gerardina González, directora de la Oficina de la Organización Internacional del


Trabajo (OIT) para México y Cuba, estimó que los cambios "van en línea con el
convenio 98 de la entidad relativa a garantizar y promover la libertad de asociación
sindical y la negociación colectiva.

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