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Epilepsia

El síntoma epiléptico por excelencia, y aquel que define la enfermedad, es la crisis epiléptica,
ya que es preciso que se presenten dos o más crisis espontáneas para que se diagnostique esta
patología, debido a que se puede tener una crisis epiléptica aislada y ello no significa que se
padezca epilepsia.
síntomas de la epilepsia son: mareos, dificultad para hablar, sensación de desconexión con el
entorno, convulsiones, rigidez muscular, etcétera

Los síntomas dependen del área cerebral en la que se origina la descarga, y de su extensión
o no al conjunto del cerebro. Una crisis epiléptica se considera un síntoma y, con carácter
aislado, no demuestra la existencia de un síndrome o enfermedad epiléptica; de hecho, del
2% al 3% de la población sufre una crisis epiléptica en algún momento de su vida.

Diagnostico

El diagnóstico de la epilepsia es clínico y se basa en el interrogatorio. Es necesario obtener


información de un familiar o allegado que haya sido testigo de los ataques, pues el paciente
no es capaz de describirlos en su totalidad.

Hay que intentar conocer todo lo ocurrido antes, durante y después de la crisis. Es muy
importante incidir en los antecedentes personales (trauma perinatal, alteraciones del
desarrollo psicomotor, convulsiones febriles, meningoencefalitis, traumatismos cerebrales, o
historia familiar de epilepsia).

Igualmente, se deben realizar siempre análisis de sangre y orina, radiografía de tórax, un


electrocardiograma (ECG) y un electroencefalograma (EEG).

La neuroimagen por TAC-RMN permite identificar la mayoría de las lesiones cerebrales


causantes de la epilepsia (lesiones anatómicas visibles), pero no se puede realizar a todos los
pacientes. Se utiliza en aquellas epilepsias de causa desconocida, especialmente si es de
comienzo reciente, si la exploración neurológica es anormal o si en el EEG existen signos de
sufrimiento cerebral focal.

Tratamiento
El tratamiento de la epilepsia es principalmente farmacológico. En un 50-60% de los
pacientes, el tratamiento farmacológico es sencillo, eficaz al primer intento, y requiere poca
supervisión; un 20% de los pacientes necesitan ajustes o combinaciones de fármacos, y otro
20% de pacientes son incontrolables con los fármacos actuales. Una minoría de pacientes
son susceptibles de tratamiento quirúrgico.
Los fármacos antiepilépticos (FAEs) tienen como objetivo el control total de las crisis sin
producir efectos adversos. En general, inhiben los circuitos neuronales cerebrales y son
eficaces si se prescriben correctamente.
Los FAEs se deben introducir de forma lenta y progresiva. En general las dosis se
incrementan en 4-6 semanas. Es importante el cumplimiento estricto del tratamiento y es
muy grave el abandono brusco del mismo.
Si el tratamiento es eficaz y sin efectos secundarios no debe modificarse por ninguna razón.
Sin embargo, se considera que tras un plazo de varios años sin crisis se puede plantear la
suspensión del tratamiento (en general de 2-5 años). Esta decisión debe ser individualizada
y aconsejada por un neurólogo.

Los cuidados de Enfermería a los pacientes con epilepsia tienen que ver con la
formación sanitaria de las personas que tratan con pacientes epilépticos:

 Enseñar a la familia a administrar los medicamentos prescritos destacando la


importancia de seguir escrupulosamente las medidas terapéuticas.
 se debe enseñar a reconocer y evitar los estímulos que puedan ayudar a
desencadenar las crisis: luces centelleantes, ingestión de alcohol, ruidos,
excitación, arrebatos emocionales…
 Las personas con epilepsia no controlada deben abstenerse de conducir
vehículos, asearse con la puerta cerrada por dentro, etc. No debe sobreprotegerse
a los pacientes, estos deben llevar una vida autónoma, siempre llevando un buen
control y tratamiento.
 Enseñar a familia y medio inmediato del paciente cómo actuar en el caso de un
brote agudo, insistiendo en qué hacer y qué no hacer en cada caso y
recomendándoles tener siempre presente cuál será el centro de referencia al que
acudirán en caso de presentarse la crisis.

Los cuidados de Enfermería en el brote agudo de la epilepsia

 Colocar al paciente en una superficie dura y plana. Cama, suelo…


 Frenar la cama y mantener las barandillas elevadas.
 Retirar todos los objetos que puedan dañarle al convulsionar: muebles, objetos
cortantes o puntiagudos.
 Descomprimir la ropa que pudiera estar apretada especialmente en torno al
cuello. Colocar una toalla a modo de almohada.
 No sujetar al paciente. No utilizar la fuerza.

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