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DEDICATORIA
Este trabajo lo dedico a mis seres queridos especialmente a mi hija y a mi
esposo porque ellos son mi inspiración para seguir estudiando.
INTRODUCCION

Una de las tareas más usuales en las ayudas psicológicas, es la promoción de


nuevas formas de comportamiento.
El desarrollo de conductas es natural: A escala cultural, el proceso de
civilización, y, a escala biográfica, los procesos de educación, socialización o
desarrollo psicológico, constituyen los antecedentes informales de las técnicas
para el desarrollo de nuevas conductas.

Hay 2 tipos de procederes básicos para el desarrollo de nuevas conductas (de


acuerdo con la lógica operante):
Moldeamiento: desarrollo gradual.
Encadenamiento: combinación de conductas ya tenidas.
Antecedentes formales de estos procedimientos:
El diálogo socrático: Como forma de moldeamiento. El desarrollo del
conocimiento por aproximaciones sucesivas sabiamente moldeadas.
El arte de la retórica (Cicerón): Como ejemplo de encadenamiento. El
encadenamiento de la argumentación y del estilo, son decisivos para el efecto
que se trate de conseguir.
TÉCNICAS OPERANTES

Las técnicas operantes han sido unas de las que se han empleado primero y
con mayor frecuencia en modificación de conducta. Tienen su origen en los
trabajos de Thorndike sobre aprendizaje animal y en el condicionamiento
operante de Skinner. Por lo tanto, se basa en la presentación de reforzadores
positivos o negativos para la adquisición de una conducta adaptativa.

Las técnicas operantes implican la disposición ordenada de estímulos


antecedentes y consecuentes con objeto de alterar la probabilidad de emisión
de una conducta. Se trata de un grupo heterogéneo de procedimientos que
pueden utilizarse para mantener o incrementar conductas (ej.: programas de
reforzamiento directo, contratos conductuales, economía de fichas, control de
estímulos, reglas) para enseñar o establecer conductas nuevas (ej.:
encadenamiento, moldeamiento), o bien para eliminarlas o disminuirlas.

Las técnicas operantes ocupan un lugar preeminente entre las estrategias de


intervención conductual, hasta el punto que es difícil imaginar una intervención
en la que no se vean implicadas o en la que no se utilicen, en un momento u
otro, a lo largo del tratamiento. Igualmente, suelen formar parte de los
programas conductuales que se aplican en el ámbito de la salud, teniendo
como objetivo básico propiciar la aparición de conducta y hábitos saludables, y
disminuir la emisión de conductas perjudiciales para la salud o que deterioran
la calidad de vida de los individuos, o que interfieren la emisión de conductas
saludables. Con frecuencia, su aplicación supone la participación de personas
del medio del sujeto.

El alcance de estas técnicas dentro del ámbito de la salud abarca cualquier


programa en el que se intente incrementar, potenciar o mantener la emisión de
una respuesta (generalmente mediante contratos conductuales y reforzamiento
positivo o programa de economía de fichas), o bien, y menos frecuentemente,
enseñar una conducta nueva, no existente en el repertorio del sujeto (ya sea
por moldeado o encadenamiento). Entre los usos más habituales destacan:

MEJORA DE LA ADHERENCIA A TRATAMIENTOS MÉDICOS

Se aplican programas de reforzamiento positivo director, economía de fichas o


contratos conductuales, en los que se refuerza al sujeto por el cumplimiento de
las prescripciones médicas, pudiendo además penalizar los incumplimientos.
Mantenimiento y mejora de hábitos de salud y de la calidad de vida de los
individuos (ej.: cambio de hábitos de alimentación, hacer ejercicio)

Este tipo de programas suele implicar el establecimiento de objetivos


progresivos, el reforzamiento de las conductas a potenciar, y, en su caso, el
coste de respuesta por su incumplimiento o por la emisión de conductas
incompatibles con éstas. Las condiciones de los programas suelen
especificarse en contratos conductuales. Este tipo de programas es
especialmente relevante en conductas como hacer ejercicio, cuyas
consecuencias positivas se producen a largo plazo, mientras que las
consecuencias a corto plazo resultan aversivas. En estos casos es crucial
recurrir a la aplicación de reforzadores externos que ayuden al sujeto a
mantener la conducta en aquellos momentos iniciales en los que ésta tan solo
obtiene consecuencias negativas.

TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO

Como parte integrante de los programas de tratamiento para este tipo de


problemas se incluyen técnicas para la reorganización de las contingencias de
reforzamiento presentes en el medio del sujeto y que contribuyen a mantener
las conductas de dolor del sujeto. Las quejas, peticiones de ayuda y solicitudes
de reposo de los pacientes con dolor, son conductas que suelen ser reforzadas
por la atención de las personas que rodean al enfermo, así como por la
evitación y delegación de responsabilidades. Resulta esencial entrenar a los
familiares y personas que conviven con el paciente en los principios básicos del
aprendizaje, y enseñarles a extinguir las conductas inadecuadas y reforzar, en
su lugar, conductas adaptativas del paciente.

OTRAS APLICACIONES

También se han utilizado programas de economía de fichas para fomentar las


conductas de higiene y autocontrol entre pacientes con deterioro cognitivo,
niños institucionalizados o ancianos internados en residencias. También se
puede recurrir a la aplicación de moldeado o encadenamiento para la
enseñanza de hábitos higiénicos básicos, no presentes en el repertorio
conductual del sujeto, o de tratamientos médicos auto-aplicados.
Así mismo, es frecuente la utilización de contratos conductuales, centrados en
diversos aspectos de la terapia, entre los que figuran horario, duración,
cumplimiento de las tareas para casa, colaboración activa, participación en las
sesiones de seguimiento, etc. Este tipo de contrato actúa como facilitador de la
adherencia al tratamiento o como factor motivador; para incrementar este
último efecto, incluso puede establecerse un contrato de contingencias
acompañado de un depósito monetario que el sujeto irá recuperando
paulatinamente y contingentemente a la asistencia a las distintas fases del
tratamiento y a los sucesivos seguimientos.

DESARROLLAR Y MANTENER CONDUCTAS

Dentro de estas técnicas vamos a diferenciar entre tres métodos diferentes:

1. Moldeamiento
2. Desvanecimiento
3. Encadenamiento

Antes de entrar a explicar cada método es necesario entender el concepto de


refuerzo o reforzador. Un reforzador positivo es un evento que al presentarse
inmediatamente después de una conducta, provoca que aumente la frecuencia
de dicha conducta.
Por otro lado el refuerzo negativo es aquel que incrementa la frecuencia de una
respuesta o conducta por la terminación de un estímulo aversivo
inmediatamente después de que se ejecute dicha conducta.

MOLDEAMIENTO

Se trata de un procedimiento operante en el cual se refuerzan las


aproximaciones sucesivas a una conducta objetivo determinada. Tenemos que
tener en cuenta que para poder establecer una conducta concreta se ha de
reforzar la misma, es decir, que tenemos que buscar un reforzador apropiado y
utilizarlo adecuadamente. Este método se utiliza con frecuencia para lograr
comportamientos deseados en los niños. El comportamiento que buscamos no
está en el repertorio del niño y, por lo tanto, nunca se produce; entonces, hay
que entrenarlo reforzando las aproximaciones a dicho comportamiento. El
moldeamiento implica el uso del refuerzo diferencial, reforzando las respuestas
más cercanas al comportamiento deseado. Esta técnica se suele utilizar
cuando hay que mejorar destrezas que implican paciencia, constancia,
precisión y/o velocidad. También es muy utilizada para la adquisición del
lenguaje.
DESVANECIMIENTO

En este procedimiento se proporcionan ayudas externas para que la persona


consiga realizar la conducta deseada, para posteriormente retirar esas ayudas.
En el procedimiento, por tanto, haya una fase aditiva, en la que se van
proporcionando instigadores o ayudas cada vez mayores hasta que se logra
que la otra persona realice la conducta, y una fase sustractiva en la que se
retiran gradualmente las ayudas. Existen diversas variantes en las que se
puede:

Disminuir la intensidad de la ayuda una vez que la otra persona le imita.


Demorar el tiempo antes de ayudar.
Disminuir la extensión de la ayuda.
Algunas de sus aplicaciones son el aprendizaje de la escritura, la denominación
de objetos o las habilidades motoras.

ENCADENAMIENTO

En este método se descompone una conducta compleja en diversas partes o


segmentos elementales, que pueden entrenarse por separado. Las
características de las cadenas conductuales son:

Debe ejecutarse una secuencia de respuestas discretas.


Cada respuesta adquiere la propiedad de ser reforzador para la respuesta
anterior y de ser estímulo discriminativo para la siguiente.
Toda la cadena se ejecuta siguiendo una secuencia específica.
Hay 3 variantes de la técnica:

a. Presentación de la cadena completa.


b. Encadenamiento hacia delante.
c. Encadenamiento hacia atrás.
Por ejemplo: la conducta de lavarse los dientes. Podríamos dividirla en
pequeños fragmentos; modo de coger el cepillo, moverlo de arriba abajo,
enjuagarse y limpiar los utensilios.
De esta manera, se puede presentar la cadena completa de golpe, pero
también se puede presentar y reforzar cada fragmento uno a uno empezando
por el modo de coger el cepillo y acabando por limpiar los utensilios (hacia
delante) o al revés, empezando por limpiar los utensilio y acabando por el
modo de coger el cepillo (hacia atrás).
Entre sus aplicaciones destacan la educación especial, adquisición de
habilidades de autocuidado (aseo, vestido…), juego, manualidades, deportes,
etc.

REDUCIR Y ELIMINAR CONDUCTAS

El objetivo de estas técnicas es eliminar conductas inapropiadas mediante la


pérdida de un reforzador positivo. Entre sus aplicaciones destacan las
conductas perturbadoras, la agresividad o la desobediencia.
Entre los métodos más utilizados destacan:

• Tiempo fuera
• Saciación
• Sobrecorrección

TIEMPO FUERA
Se trataría de suprimir de forma contingente la posibilidad de obtener
reforzamiento positivo durante un determinado período de tiempo.
Variantes que se utilizan:
a. Tiempo fuera de aislamiento. Es la variante más intrusiva y restrictiva. La
persona es trasladada desde un área de reforzamiento a otro lugar menos
reforzante.
b. Tiempo fuera de exclusión. Se restringe el acceso a un reforzamiento
inmediato. La persona, en este caso permanece en la habitación pero de cara a
la pared o tras una pantalla. Tiene un nivel de intrusividad intermedio.
c. Tiempo fuera de no exclusión. Es la variante menos intrusiva y en ella la
persona permanece al margen de la actividad, observando el reforzamiento de
la conducta apropiada de sus compañeros durante un breve período.
A continuación se listan algunas recomendaciones para aplicar la técnica
adecuadamente.
El sitio al que lo retiremos temporalmente debe ser un sitio en el que no tenga
al alcance juegos u otras compañías para entretenerse. No se trata de buscarle
un sitio hostil sino un sitio que sea aburrido con escasas posibilidades de que
pueda hacer algo para pasar el tiempo.
Debemos trasladarlo inmediatamente después de aparecer la conducta o en el
momento que ha llegado a un punto insostenible (por ejemplo, discusión entre
hermanos que llega a un punto de descontrol).
No discuta con él, no entre en recriminaciones ni calificativos despectivos
como: "Eres muy malo y te voy a castigar" o "Me tienes harta, no tienes
remedio... “Sí puede explicarle, con un tono calmado pero seguro e imperativo,
el motivo de su retirada. Para ello dígaselo concretando su queja "Como has
pegado a tu hermanito no vas a poder jugar con él". Haga caso omiso de sus
protestas o promesas. La idea es lanzarle un mensaje muy claro de que ha
hecho algo mal y que estamos disgustados con él. Al respecto y de forma muy
breve puede también decirle (ajustando el mensaje a la edad del niño) algo así
como: "me has decepcionado tanto que, en estos momentos no quiero estar
contigo. Me siento muy triste".
No permita que salga antes de tiempo del lugar de aislamiento. Si lo hace
adviértale de consecuencias más negativas como que deberá estar más rato
en esta situación.
El tiempo de aislamiento normalmente se calcula en base a un minuto por año
del niño con un máximo de 20 minutos. Sin embargo, esto debe ser valorado
por los padres. No se aconsejan tiempos más largos ya que pueden producir la
conducta contraria a la que queremos eliminar.
Si cuando lo vamos a buscar nos vuelve a regalar con conductas inadecuadas,
hay que advertirle que si quiere salir deberá estar al menos 15 segundos sin
efectuarlas. Manténgase firme en la decisión. Si pasa la prueba es muy posible
que los episodios remitan, si cede aumentarán con toda probabilidad.
En el caso de que haya provocado desperfectos en el interior del habitáculo (ha
desordenado o roto alguna cosa) deberá reponerlo o corregirlo con alguna
acción antes de salir.
Debemos tener cuidado que esta retirada física no comporte algún tipo de
beneficio indirecto al niño. Por ejemplo si el niño consigue dejar de estudiar o
evitarse comer algo que no le gusta, lo que haríamos es reforzar la conducta
inadecuada.
Ésta técnica suele ser muy efectiva si se utiliza adecuadamente y con decisión.
La efectividad de la técnica, independientemente de que le estamos retirando la
atención, es que estamos despertando, contingentemente con la aparición de
las conductas no deseadas, uno de los "fantasmas infantiles" más presentes en
la etapa infantil: la ansiedad de separación. Aunque el niño tenga suficiente
edad para saber que no será abandonado realmente, el hecho de hacerle
revivir esta ansiedad puede dispararle interiormente ciertas alarmas. Lo que
ahora puede temer no es la separación física sino la emotiva, de tal forma que
el niño corregirá su conducta actual y futura no por las razones de los padres
sino por las suyas (temor a perder el respaldo emocional de los padres).
Como en todas las técnicas basadas en la retirada de atención, recuerde que
deben introducirse momentos de atención hacia el niño contingentemente a la
aparición de conductas deseadas. El refuerzo verbal y físico (halagos, abrazos,
manifestación de alegría, entrega de algún premio, etc.).

SACIACIÓN
El objetivo es el mismo que antes, suprimir conductas inapropiadas mediante la
retirada de un refuerzo positivo, pero en este caso se trataría de alcanzar esta
meta mediante el proceso de saciación. Hay dos variantes:
• Saciación de estímulo o de reforzador: se proporciona tal cantidad del
reforzador que mantiene la conducta, que acaba perdiendo su valor reforzante.
• Saciación de respuesta, práctica negativa o práctica masiva: en este caso
se trataría de que la persona emitiera de forma masiva la conducta que se
pretende eliminar.
Entre sus aplicaciones destacan los trastornos por tics y las conductas de
atesoramiento.

SOBRECORRECCIÓN

Este procedimiento consistiría en la administración contingente de


consecuencias aversivas que se relacionan con la conducta inapropiada a la
que siguen.
Variantes:
• Sobrecorrección restitutiva: la persona deja su entorno en un estado mucho
mejor al que tenía antes de la conducta.
• Sobrecorrección de práctica positiva: se trataría de practicar repetidamente
una conducta positiva.
Las conductas agresivas, la autoestimulación y la enuresis están entre sus
principales aplicaciones.
SISTEMAS DE ORGANIZACIÓN DE CONTINGENCIAS
En este apartado veremos la técnica de economía de fichas y los contratos de
contingencias.
Economía de fichas
Esta técnica tiene el objetivo de eliminar conductas inapropiadas y fomentar las
conductas adecuadas. Es muy frecuente aplicarla en ambientes
institucionalizados como escuelas, psiquiátricos o prisiones. Tiene una fase de
implantación, en la que se deciden los siguientes temas:
• Identificación de las conductas objetivo.
• Elección del tipo de fichas.
• Selección de los reforzadores de apoyo.
• Establecimiento de las condiciones de canje.
• Sistemas de penalización.
• Registro para contabilizar las fichas.
Y posteriormente tiene otra fase de desvanecimiento, que puede tomar
diversas variantes:
• Aumentar el tiempo entre las entregas de las fichas.
• Incrementar el criterio para el canje.
• Reducir el número de fichas ganadas por una conducta.
• Aumentar el número de fichas necesarias para la obtención de un
reforzador.

Esta técnica suele funcionar muy bien para regular los refuerzos que reciben
los niños. Para obtener un premio (juguete, salida a parque temático,
excursión, etc...) deberá efectuar una serie de conductas deseadas (o dejar de
hacer otras) que deben concretarse (portarse bien, obedecer, estudiar, ordenar
sus cosas, etc...).

Tras efectuar esta conducta se le dará inmediatamente un reforzador (puntos,


fichas...) que el niño ira recogiendo hasta llegar a una determinada cantidad,
momento en el que se le entregará el premio final. También se pueden pactar
pequeños premios inmediatos para ciertas conductas deseadas al tiempo que
se acumulan puntos para el premio mayor (refuerzo demorado). Lo importante
es conseguir que el niño se dé cuenta que obtiene mayores beneficios y
privilegios actuando de forma correcta.

ALGUNOS PUNTOS CLAVES PARA EL BUEN FUNCIONAMIENTO:

Dichos premios deben estar pactados de antemano, ser claros y atractivos para
el niño. Busque realmente cosas que le gusten (no sirve pretender que se gane
algo que necesita, por ejemplo, unos nuevos lápices para el colegio).
Asegúrese de que al principio puede ganarlos más fácilmente para motivarle.
La entrega de estos premios debe ir acompañada de un halago sincero "estoy
muy contento", "lo haces muy bien...." y, evidentemente, nunca deben ir
acompañados de verbalizaciones negativas del tipo "a ver cuánto dura..."
Cuanto más pequeño sea el niño o más inquieto, más cortos deben ser los
períodos en los que se evalúa la conducta (no funcionará prometerle algo si
aprueba el curso dentro de tres meses).
En el caso de niños hiperactivos tenga en cuenta que hay especial dificultad
para posponer las cosas. En todos estos casos, si se entrega una ficha como
reforzador, ésta podrá ser intercambiada (al menos al principio)
inmediatamente por algún objeto de su deseo (pequeño juguete, golosinas,
etc...). Deberá procederse de igual modo con niños que presenten
discapacidad intelectual.
Es importante que se cree una lista o cartel donde se puedan visualizar el
estado de los puntos obtenidos y los que le faltan para llegar al premio, cuando
éste se demora según el plan establecido. En caso de la aparición de mala
conducta puede también utilizarse la retirada de alguno de los puntos (coste de
la respuesta).
Sea constante en la aplicación de ésta técnica y no se deje llevar por la
frustración en el primer contratiempo. Se necesita tiempo para cambiar hábitos
mal adquiridos y no hay soluciones mágicas al respecto.
Recuerde que cuando dé instrucciones a su hijo, debe hacerlo de forma clara y
concreta, sin contradicciones y de forma que sean comprensibles para su edad.
Procure no hacerlo acompañado de contacto físico instigador (la utilización de
la instigación ha demostrado ser un gran potenciador del incumplimiento).
-Estas técnicas suelen ser muy efectivas para el control de las conductas tanto
en el ámbito familiar como en el escolar. No se trata de que el niño aprenda a
funcionar siempre a base de premios sino de darle, al principio, motivos para
iniciar un cambio en sus conductas. Lo que se espera en el futuro es que las
conductas adecuadas se mantengan no por los premios sino por lo que
llamamos "reforzadores naturales". Por ejemplo, un niño puede empezar a no
efectuar determinadas conductas disruptivas por ganarse el premio, pero este
cambio de comportamiento puede hacer que funcione mejor con sus amigos y
esto convertirse a medio plazo en un reforzador más potente que el premio
inicial. Las conductas pasan a ser controladas por las consecuencias positivas
que se generan en su entorno.

CONTRATOS DE CONTINGENCIAS

Lo mismo que en el caso de la economía de fichas, se trataría de controlar las


consecuencias de las conductas, a fin de que no se produzcan refuerzos
inadecuados para conductas incorrectas, o falta de refuerzo para las deseadas.

El contrato de contingencias es un documento escrito que explicita las acciones


que una persona (contrato unilateral) o varias personas (contrato multilateral)
están de acuerdo en realizar, y establece las consecuencias del cumplimiento o
no cumplimiento de tal acuerdo.

LA MAYORÍA DE NUESTRAS CONDUCTAS ESTÁN REGULADAS POR


CONTRATOS

El problema se presenta en los casos en los que no está claro qué


consecuencias se derivarán para la persona, por no cumplir un contrato. Es
decir, cuando existe un cierto contrato "implícito", pero no están explicitadas
claramente, ni las conductas a realizar ni sus consecuencias.

Es posible que esta falta de precisión explícita, permita que una persona
desarrolle conductas poco adaptativas a su medio (llegar todos los días tarde a
casa).

Los contratos son especialmente útiles para personas con escasa capacidad
de autorreforzamiento.

En un contrato deben especificarse:

La conducta o conductas que se espera que emita cada una de las personas
implicadas.
Las consecuencias que obtendrán caso de realizar esas conductas.
Las consecuencias que obtendrán caso de no realizar esas conductas.
Eventualmente, pueden incluirse dos elementos más:
Una cláusula de bonificación por largos periodos de cumplimiento.
Un sistema de registro que permita controlar las conductas emitidas y los
reforzamientos recibidos.

CONDICIONES GENERALES QUE DEBE REUNIR UN CONTRATO


1. Debe incluir un enunciado detallado de la conducta o conductas
específicas que se desean modificar o controlar.
2. Deben establecerse criterios sobre la frecuencia de las conductas
especificadas y el límite de tiempo en que deben llevarse a cabo, para cumplir
los objetivos del contrato.
3. Deben especificarse las contingencias que se derivarán caso de llevar a
cabo las conductas señaladas como objetivo.
4. Deben especificarse las contingencias que se derivarán caso de no
llevarse a cabo las conductas objetivo, bien por fallos en la frecuencia, en la
intensidad y en el tiempo.
5. Conviene incluir bonificaciones adicionales si la(s) persona(s) implicada(s)
exceden los requisitos mínimos del programa, a fin de que sea más ventajoso
procurar las mejores realizaciones posibles.
6. Deben especificarse cómo van a ser observadas y medidas las conductas
para establecer si se cumplen o no los criterios establecidos (Ha de hacerse
sobre conductas observables y medibles).
7. Las contingencias especificadas, tanto las positivas como las negativas,
deben seguir con la mayor rapidez posible a la emisión o no emisión de las
conductas, especialmente en los primeros momentos de vigencia.
Posteriormente, es posible establecer una demora mayor.
8. Los contratos iniciales deben buscar y recompensar pequeñas
aproximaciones al rendimiento deseado: Se deben maximizar las posibilidades
de éxito del contrato inicial, de modo que ambas partes se animen a intensificar
sus exigencias en contratos futuros.
9. Como en todas las técnicas operantes, los contratos conductuales deben
hacer especial hincapié en las consecuencias positivas, frente a las negativas.
10. Conviene que, en los primeros momentos, el contrato provea de
consecuencias más positivas a la persona implicada que las que obtendría al
no implicarse.
11. Las condiciones del contrato deben establecerse por acuerdo entre las
distintas partes implicadas.
CONCLUSIONES:
Es importante mencionar que dentro de la educación especial al igual que en
cualquier otra área estos programas son de gran utilidad ya que se centran en
las necesidades individuales del sujeto.
El éxito depende no solo de las técnicas específicas empleadas, sino también
de las formas en que se miden las conductas y se evalúan los programas de
intervención

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