Sunteți pe pagina 1din 8

MATERIA: DIDÁCTICA DE LA LENGUA Y LIT.

I
PROF.: FIGUEROA, MARÍA ELISA.
ALUMNA: VEGA, KATERIN.
INSTITUCIÓN: IES PROF. MANUEL
MARCHETTI
CARRERA: PROF. DE LENGUA Y LITERATURA
AÑO:2018

CANON Y
CORPUS
Introducción
El presente trabajo monográfico presenta como tema el corpus y canon, en dicho
tema se planteara acerca de que si los textos que son abordados allí son
recomendables o no y como han influido en la construcción del camino lector y en
las instituciones escolares, realizando con anterioridad una definición del canon y
corpus.

Desarrollo
Originariamente, el canon fue concebido por los griegos como una vara o caña recta
de madera, que los carpinteros usaban para medir, luego paso a significar ley o
norma de conducta ética. Ya en el siglo IV, el término comenzó a ser usado para
designar los libros de la Biblia, ya que se consideraba que aquellos textos debían
ser preservados. A partir de allí se unieron estas dos concepciones, y el canon pasó
a constituir una lista de obras, a las que se las debía considerar valiosas y dignas
de ser estudiadas y comentadas. Por otro lado el canon literario se relacionará con
aquellas instituciones que interpretan y valoran los textos, dependiendo del
momento histórico y de los propios intereses de aquellas instituciones.
El canon literario es muy importante dentro de una época y sociedad
determinada, ya que éste decide que es lo que se concibe como literatura y si esas
obras contribuyen a conformar la identidad de la propia comunidad a partir de los
corpus de textos que integran las literaturas nacionales. Ahora bien, ¿será que esos
textos que están incluidos y que se abordan en el corpus son recomendables o no,
y cómo influyen en la vida del lector y en las instituciones escolares? Muchas veces
quien escribe comenta en su obra lo que le toca vivir, aunque a veces no lo haga
directamente, esa obra o comentario, puede significar para ese escritor el resultado
de una exploración y la búsqueda de respuestas. Cada persona debe construir
su camino lector, y las obras y textos deben contribuir a esa construcción, ya que
ese camino, no es un camino acumulativo ni recto, sino que consiste en un
entramado de textos. Permanentemente estamos realizando lecturas de la realidad,
a través de la escucha, situaciones no formales, que muchas veces se las considera
por asistemáticas o eventuales. El siglo XX trajo consigo una renovación del corpus
que se tradujo, en el curriculum universitario de enseñanza de la literatura en la
Argentina, como un giro culturalista de los sistemas interpretantes es decir como
una solución para la inclusión y el tratamiento de textualidades de difícil lectura
desde marcos inmanentistas de las lecturas estructuralistas y posestructuralistas.
En los años 80 en nuestro país se registró un gran proceso de automatización
de la literatura, el surgimiento de la literatura infantil consolidó las distintas
instituciones del campo literario y editoriales dedicadas a esta producción. No se
trataba de una literatura que produjo una ruptura con la literatura retorizante de
intención didáctica, sino que proponía un conocimiento articulado sobre la lectura
de textos, y a la vez reconstruía las condiciones de circulación y consumo de este
objeto: docentes, padres, alumnos y niños podían seleccionar lecturas a partir del
conocimiento de autores, editoriales, libros y libreros especializados.
La inclusión de la literatura infantil al corpus de la escuela supuso una modificación
en las prácticas de lecturas en tanto lo leído es un texto identificable con autor
reconocibles, entonces hacia 1980 la apertura del canon escolar a nuevos textos,
textos de literatura infantil y por ende sus objetos culturales fueron consolidadas por
la escuelas y encontró una nueva manera pedagógica-didáctico adecuado para su
consideración en la enseñanza, estableció un clima de permeabilidad, altamente
favorable.
Por otro lado la selección de obras y textos que integran el corpus, es una de
las principales tareas de los momentos fundacionales de la nacionalidad, por
ejemplo, en el caso de la literatura argentina, esta selección ha sido muy importante
para la constitución como nación, ya que esto estuvo vinculado al problema del
idioma nacional, primeramente por las polémicas acerca del idioma de los
argentinos por oposición del español peninsular, y en segundo por el proceso
inmigratorio de fines del siglo XIX y principios del XX.
En 1910 se establecerán las condiciones para la fundación de una literatura
argentina y su clásico correspondiente. Hacia 1913 Leopoldo Lugones dictara
conferencias en las que el Martin Fierro, se constituirá como nuestro poema épico
nacional, esta canonización dejaba atrás el rechazo por parte de los académicos,
los cuales cuestionaban la calidad de la obra por los peligros del desvío lingüístico
que representaba.
Más tarde Borges siguió en Argentina un proceso de canonización, aunque
fue muy discutido por sus contemporáneos escribió textos que lo hicieron canon, sin
embargo después de él, el canon de la literatura argentina ha sido objeto de
múltiples discusiones limitadas tan solo ámbito académico, y desde fines del siglo
XX, se transformó en un problema de la teoría literaria y de la didáctica de la
literatura. Por otro lado las instituciones educativas desempeñan un papel
fundamental a la hora de elegir los textos que conforman ese corpus, ya que a través
de sus programas y prácticas buscan transmitir ciertos tipos de reglas, ideas y
valores, y muchas veces lo hacen a través de los llamados libros o textos literarios
“clásicos”. Sin embargo los modos de enseñar y aprender literatura, son preguntas
que continúan generando preocupaciones a los maestros, profesores, pedagogos e
investigadores. Estas preocupaciones no son recientes, sino que han estado
vigentes en la práctica de la historia de la lengua y literatura, pero aun así ella ocupa
un lugar muy importante dentro del curriculum escolar y supone diversas maneras
para introducirse en las escuelas. Si bien es necesario la existencia de ese conjunto
de obras, libros, textos y poesías, en las escuelas pero también debe haber un
maestro, profesor conocedor de esas literaturas, también esos textos abordados
ayudan a valorizar más las disponibilidades poéticas, narrativas o para leer y
escuchar, etc. Diderot y D’Alembert definen la palabra clásico, como a los autores
explicados en los colegios y a las palabras y maneras de expresarse de dichos
autores, que sirven de modelos para los jóvenes.
A partir de allí surge la consideración por el canon escolar, este obedecería a una
doble determinación: la de la tradición literaria y la de la institución escolar, como
mecanismo de reproducción cultural, se espera que este canon no reproduzca la
perceptiva del canon oficial sino que asegure las condiciones para su perpetuación.
Dentro del canon escolar se plantean objetivos de enculturación, a través de obras
y autores, a los cuales se los considera como patrimonio simbólico de un país. Los
textos que conforman ese corpus, deben promocionar una comunicación cultural
que le permita al individuo vincularse con un círculo más amplio que el hogar, pares,
ya que esos textos constituyen un puente hacia cosas ocultas, si bien puede ser
temible pero es muy estimulante para la curiosidad, y por ende recurrimos a una
segunda lectura para reincidir esas emociones que ya hemos experimentado y para
satisfacer nuevas apetencias a medida que accedemos a esas obras. Entonces lo
primero que se deben conocer son los textos valorados por la cultura. La invención
de una identidad cultural, consistirá en procurar la aceptación y la valoración de
aquellos textos que permanecen como clásicos y auspiciar el desarrollo de la
individualidad. Pero para que esto se de John Searle, señala que es imposible
enseñar literatura sin la existencia de un canon, ya que el propósito de la educación,
es brindar el acceso a los estudiantes a las obras de mayor calidad.
A partir de allí, se gesta la idea de “placer por la lectura”, con el objetivo de
desescolarizar las prácticas de lectura literaria, es decir se busca a través de acceso
a las obras más sobresalientes por parte de los alumnos, evitar las lecturas
enciclopedistas y teóricas. Los alumnos deben leer los textos que le proporciona la
escuela, y compartir con sus compañeros y profesores, las impresiones, emociones
y también los sentimientos, pero ese tipo de experiencia con la lectura no debe
dejarse influenciar por las pesadas e interesadas cargas de las tareas escolares. Ya
que se busca a través de las experiencias, la cultura y políticas educativas
específicas trabajar con el sujeto, para que pueda iniciarse como lector, no como un
aprendiz de lector, sino como un lector novel.
Rosenblatt enfatiza en la necesidad de que el alumno debe realizar un
descubrimiento personal y distingue que el lector realiza una lectura eferente, es
decir el lector se preocupa por lo que conseguirá después y si le servita la
información para solucionar un problema, por otro lado el autor habla acerca de una
lectura estética, en el que el lector tiene una relación más vivencial, es decir a través
de la lectura experimenta y vive emociones, sensaciones, ve la realidad de otra
manera. Las instituciones escolares buscan que toda la comunidad escolar
desarrollen experiencias propias a través de la lectura de cuentos, novelas, que
integran ese corpus, y que esos textos inculquen en los alumnos hábitos para que
puedan desarrollaros en la vida cotidiana.
Ese conjunto de textos a los cuales se los consideran importantes dentro del
canon, deben ser puestos en actividad y se debe evocar imágenes en la que se
pueda percibir otras resonancias, que afloren en nosotros las ganas de comunicar
a los otros lo que sentimos y descubrimos y hasta poner en juego la disponibilidad
para escuchar, leer y escribir. Las formas literarias no son arbitrarias, no nacen solo
por una voluntad estética de las personas que escriben, nacen porque son una
manera de construcción que circula y moviliza. Los textos abordados en el corpus
suelen constituir el piso para que la literatura tenga presencia en la vida cotidiana,
el lugar en el que se puede hacer pie para dar paso natural hacia la lectura en el
sentido más creativo. Entre los recursos más eficaces para el crecimiento del
camino lector, tanto personal como grupal, están el reconocimiento del deseo de
leer y la satisfacción de tal deseo a través de variados textos, en especial la ficción
y poesía. En Latinoamérica, los ciudadanos no cuentan con suficientes libros para
poder ser lectores ya que su acceso es limitado y muchas veces tienen acceso a
algunos libros o textos, pero no contribuye al desarrollo de acciones y de
pensamientos, esto genera espacio aislados, en donde no hay un apoyo adecuado,
tanto del gobierno como de la sociedad, sin embargo es imprescindible que las
sociedades más bajas accedan a cuentos, novelas, poemas y teatro como un
práctica cotidiana. Se deben crear espacios de lecturas, que ayude a descubir y
aceptar múltiples formas de decir las cosas, conocer más de nosotros al tener un
dialogo y debemos aprender a no quedarnos con una sola cara de la realidad. La
literatura y el arte plantean universos complejos y muy ricos, estos no se perciben
solamente por la vía del conocimiento erudito de las técnicas del lenguaje, ese
conocimiento se construye a través de un camino lector. Si pretendemos ser
lectores y no frecuentamos esos diálogos con autores de obras literarias, perdemos
las capacidades y cierta disponibilidad que nos pueda hacer sentir que leer cuentos
y poesía no sirve para nada o es una pérdida de tiempo. Con los poemas y cuentos,
se puede llegar a instalar una forma diferente de ver el mundo, en ellos es decir en
la ficción, hay ideas, nociones, sensaciones, que puede llevar a los lectores a sentir
la realidad de diferente manera. Cada persona, ya sea profesional, padre, alumno y
profesores encuentran su zona de cuento, y saben qué hacer con ellos, en algunos
casos saben escuchar más y mejor que aleccionar o prescribir como respuesta
rápida, pueden ayudar a los demás a descubrir que pueden vibrar como ha vibrado
antes quien lo incita a la lectura, impulsan la necesidad de estar curiosos o tristes
con las emociones que el escritor, ha escrito en su cuento, ya sea realista o de
ficción. Es muy importante, aprender a respetar los silencios después de leer o
escuchar un texto y a contagiar por el gusto de leer y que este no sea visto como
una costumbre voluntaria y racional. Una variada biblioteca, ya sea en cualquier
ámbito, escolar, en la comunidad, en la casa, que impulse a adultos, jóvenes y niños
a leer, a compartir párrafos, a contar que es lo que los cuentos, novelas, poesías le
hizo sentir, imaginar, logran que la comprensión lectora se convierta en una actitud
vital. Pero quien no sufre o goza, o se activa con la lectura u otra actividad
difícilmente va a llegar a transmitir virtudes amorosas y difícilmente llegara a leer
para y con los demás ya sean pequeños y grandes con toda honestidad, partir de
allí no podemos pretender que los chicos sean lectores, cuando nuestra actitud es
diferente. El autor de esos textos que genera en nosotros una multiplicidad de
sensaciones, muchas veces toca zonas misteriosas en donde viven como peces las
cosas que provocaron esa multiplicidad de emociones, como ser las risa, la angustia
o la transgresión, el odio y porque no el miedo al amor. Estos son movimientos
internos que se transmiten a través de la palabra y figuran como temas propios del
autor. Las auténticas obras literarias salen sale de esa zona misteriosa, suele
suceder que ese texto no es muchas veces como el autor lo pensó a comienzo, sin
embargo luego se dan los ajustes y las correcciones necesarias, pero esos textos
que pasaron por la zona misteriosa, que solamente transitaron por pura
intencionalidad, difícilmente va a aparecer su objeto artístico.
Vivimos en épocas de cambios, en las que muchas veces os significados más
profundos se construyen con las personas que tenemos al lado y muchas veces ese
camino lector se construye en compañía, pero también de forma privada y
autónoma.
No existe una literatura instrumental, y tampoco un cuento unidireccional,
sino que existe una relación y conexión amplia, libre, recurrente, curiosa y afectiva
entre las obras. Dentro del canon hay mucho más que una lista, detrás de ese
repertorio y de las motivaciones que se actualizan en cada elección por lo que se
reconoce un verdadero campo de poder donde distintas obras luchan por imponer
sus sentidos. Siempre dinámico, que involucra a todos los agentes del sistema
literario, autores, lectores, críticos, profesores, traductores, editores y a sus
instituciones.
Conclusión
Si bien, en muchas ocasiones la enseñanza de la literatura estuvo ligada a la
transmisión de contenidos relacionados con la nacionalidad y valores ligados a la
formación del buen ciudadano. En la escuela secundaria esto aparece nítidamente
marcada a partir del establecimiento de un corpus de textos que se leen
obligatoriamente y constituyen el canon. De esta manera, el Martin Fierro de
Hernández, Facundo o Recuerdos de Provincia de Sarmiento, son textos que
promueven la identidad nacional. Tanto la escuela primaria, secundaria, como los
niveles terciarios y universitarios y también en la sociedad en su totalidad, es
necesario que se produzca una ampliación del canon y corpus, para no quedarse
con un solo tipo de literatura, y para que las personas puedan desarrollar sus
propios pensamientos y no se produzca una reproducción de ideas, sino que sean
capaces de valorarse como autores de sus propias palabras y pensamientos.
Los textos abordados en ese corpus van a ser recomendables si ayudan a
valorizar las disponibilidades, ya sean poéticas, narrativas, disponibilidades para
escuchar y leer. A partir de allí se tomara conciencia de que el sonido de la vida está
antes del sonido de la palabra, y que esos textos no son puramente técnicos y
racionales creados por un escritor en su escritorio, ya que si o fueran solo
contribuirían a reproducir una forma de sociedad en la que todas las personas
pensarían lo mismo y no se cuestionarían lo que realmente pretenden comunicar
esos textos. Entonces se debe trabajar de manera correcta con ese canon, debe
estar bien formulado y debe resolver la mayoría de las dudas que se puedan gestar
y sobre todo se deben abrir nuevos espacios de referencias, en donde esos textos
abordados permita compartir las ideas, sentimientos, sensación y porque no la
visión de una nueva realidad entre los miembros de la comunidad social y escolar.
Bibliografía
 Devetach, Laura (2009) La construcción del camino lector. Comunicare,
Argentina.
 Piacenza, Paola (2012) “lecturas obligatorias”. En: Bombini Gustavo
(coordinador): Lengua y Literatura: teorías, formación docente y enseñanza.
Editorial Biblos, Argentina

S-ar putea să vă placă și