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Facultad de Ciencias Sociales

Departamento de Trabajo social


Mención Políticas Sociales: Desarrollo Humano
Profesora: Ana Farías Antognini
Estudiante: Ignacio Cuevas Olivares

Trabajo de investigación

Sobre la Política Nacional de Inclusión para personas con


discapacidad.

Pregunta de investigación: ¿Cuáles son los principales nudos críticos identificados desde un
enfoque de desarrollo humano que se generan a partir de la Política Nacional para la inclusión de
personas con discapacidad?

Justificación: se busca construir aportes a la política pública desde un enfoque de desarrollo


humano. Esto es posible identificando los cambios que ha tenido la misma desde la creación de las
primeras políticas sobre la temática a principios de la década del ’90 en Chile. A partir de esta
revisión se vislumbra un escenario donde se comprende a la discapacidad como una situación social
que comprende tanto al individuo afectado como a su entorno, a la vez que se reconoce que no
significa sólo una condición de enfermedad que requiere atención.
Introducción

A lo largo de la historia del hombre político, desde Aristóteles en adelante, se ha utilizado la


comparación como generador de conocimiento y ratificador de juicios y evaluaciones en el ámbito
social (Bulcourf y Cardozo, 2008, p.3). El análisis de políticas a la luz de otras aplicadas en otras
latitudes entrega las posibilidades de visualizar aquellas falencias que se pueden presentar en la
política aplicada con el fin de propiciar una política pública más completa e integral.

En el presente trabajo se abordará la política pública de inclusión de personas con discapacidad, la


cual será expuesta desde el plano nacional como también tomando el caso de la misma en Colombia.
A partir de esta doble muestra es posible estructurar varias dimensiones para continuar un análisis
más acabado. Al tratarse de un trabajo sistemático permite una fácil lectura e identificación de
aquellos nudos críticos que pueden existir entre las políticas y que merecen ser reflexionados, tanto
si se quiere como si no se quieren volver a aplicar en otras políticas públicas. (Bulcourf y Cardozo,
2008, p.4)

Es así como se busca analizar, iniciando desde una comparación de dos políticas públicas, el
escenario local en materia de políticas sociales sobre personas con discapacidad, a fin de identificar
sus semejanzas y diferencias, descubrir algunos nudos críticos y las fortalezas y debilidades que
presentan ambas políticas y que pueden ser utilizadas como base para la creación de próximas
políticas públicas en la misma área, todo ello desde un enfoque de desarrollo humano integral que
va marcando una tensión en cuanto busca abarcar diferentes dimensiones del ser humano. Para
aproximarnos a mejores conclusiones hemos sido apoyados por una trabajadora del Programa de
Inclusión, Equidad y Permanencia de la Universidad Santiago de Chile; quien nos ha brindado una
entrevista sobre el tema.

Marco teórico inicial

Para aproximarnos de manera más certera a esta investigación es necesario repasar algunas líneas
conceptuales que guiaron la creación de políticas públicas sobre la situación de discapacidad. En
este sentido, conocer el marco internacional y nacional sobre qué es la discapacidad nos permitirá
ahondar en ella desde diferentes ámbitos.

El tema de la política pública en torno a las personas en situación de discapacidad es un área que
posee una corta historia en el tiempo en Chile. Sin embargo el tema ha sido profundizado desde
diferentes aristas y modelos, “formas de comprender” la discapacidad que viene de la mano con
una visión global de cómo se entiende la misma. En nuestro país, a partir de la ratificación de la
Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (del año
2008), el enfoque ha sido puesto en el respeto de los derechos de las personas que posean algún
tipo y grado de discapacidad mental o física, haciendo esfuerzos en propiciar autonomía de dichos
sujetos en desmedro del asistencialismo, la estigmatización y la poca educación con respecto al
tema. Esto significa que el foco principal a abordar por la política nacional ya no es la condición de
salud de la persona sino que la interacción de esta persona con diferentes elementos del contexto
y en la participación de ella en distintas esferas de la sociedad. Se busca también la igualdad de
condiciones para/con los demás (Servicio Nacional de la Discapacidad, s/f).

En este sentido se entenderá a la persona en situación de discapacidad como aquella que “en
relación a sus condiciones de salud física, psíquica, intelectual, sensorial u otras, al interactuar con
diversas barreras contextuales, actitudinales y ambientales, presentan restricciones en su
participación plena y activa en la sociedad” (también reconocida como PeSD)(Ministerio de
Desarrollo Social, 2015).

La política pública en relación a la discapacidad, en Chile, partió en el año 1994 con la ley N°19.284,
en la cual se establecían Normas Para la Plena Integración Social de Personas con Discapacidad, en
donde se buscaba abordar directamente la discapacidad desde los ámbitos de la educación, salud,
capacitación y trabajo, vivienda, entre otros; sin embargo esta ley no fue suficiente para que se
consiguiera una real inclusión de las personas con discapacidad en los diversos ámbitos de la vida.
(Servicio Nacional de la Discapacidad, 2013). En el mismo año se crea en Fondo Nacional de la
Discapacidad (FONADIS), a fin de palear las políticas discriminatorias y trabajar con fondos
exclusivamente destinados a lograr la inclusión de las personas con discapacidad a la sociedad.
(UNICEF, 2004); y entre sus funciones se encuentran el coordinar acciones que contribuyan de
manera directa o indirecta a la igualdad e inclusión de la población discapacitada; asesorar la
construcción de políticas nacionales; difundir y sensibilizar en relación a las políticas en este ámbito;
entre otras. (SENADIS, 2013)

Frente a lo anterior es que en Chile con la ratificación de la Convención de las Naciones Unidas sobre
los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo del año 2008 ha derivado
en la creación de la Ley N°20.422, la cual Establece Normas Sobre Igualdad de Oportunidades e
Inclusión Social de Personas con Discapacidad, la que ha sido proclamada en el año 2010, a fin de
que, tanto el Estado como la sociedad, tomen medidas concretas en cuanto a la inclusión de aquellos
que presentan diversos tipos de discapacidad, dentro del ámbito social y laboral, tomando como
referente el respeto por los derechos humanos y su promoción. (Servicio Nacional de la
Discapacidad, 2013).

Algunas estadísticas básicas

Según el segundo estudio desarrollado en Chile sobre la discapacidad en el año 2015, existían
2.606.914 personas con discapacidad, lo que corresponde a un 20% de la población total de ese año.
Según el mismo estudio el 10% de las personas con discapacidad no ha aprobado ningún año escolar,
el 23% no había logrado completar la enseñanza básica, y tan sólo un 5,9% pudo acceder a la
educación superior. (Ministerio de Desarrollo Social, 2015). Del total de personas con discapacidad
un 58,2% son mujeres. Por su parte, en los rangos etáreos la mayor población se encuentran entre
los 45 y los 64 años, concentrando al 51% del total.

Este estudio viene a aportar en algunos indicios identificados a partir de la encuesta CASEN del 2011,
en la cual se ha realizado una reconceptualización de la discapacidad, y se le ha otorgado el grado
de “dificultades de salud de larga duración”, y es en relación a esta nueva concepción de la
discapacidad que se realizaron las preguntas, cuyos resultados reflejaron que el 42% de la población
con dificultades de salud de larga duración pertenece a los tres primeros deciles de ingreso o que el
78% de la población con dificultades de salud de larga duración en edad de trabajar se encuentra
inactiva. Así también, se observa que el 33,6% presenta algún tipo de dificultad para llevar a cabo
actividades de la vida diaria en forma autónoma. (SENADIS; 2013).

Descripción de la Política Pública: Chile - “Política Nacional para la inclusión social de las personas
con discapacidad 2013 – 2020”
La actual política Nacional en Chile sobre la discapacidad nace de una evolución histórica de modelos
y visiones que han ido cambiando producto del tiempo y el contexto en el que nos encontramos
inmersos, la cual busca dejar atrás el asistencialismo que la caracteriza y enfocarse en generar
condiciones que permitan la inclusión social y una efectividad en la igual de oportunidades para las
personas con discapacidad.

“Esta Política se inspira en el nuevo paradigma de la discapacidad, los principios y orientaciones


establecidos en los instrumentos internacionales y recogidos por nuestra legislación en la materia, y
por tanto, tiene como base el respeto de los derechos humanos y su promoción, así como la
concepción y construcción de una sociedad inclusiva y respetuosa de la diversidad, con las
consecuencias sociales y culturales que de ello se derivan”. (SENADIS, 2013, p.4)

El nuevo modelo social basado en los derechos humanos deja de comprender la discapacidad como
una condición del individuo generada por un problema de salud (mirada asistencialista) sino que
entiende que las causas son sociales puesto que se encuentran en el entorno y no en el individuo.
Esta política tiene como objetivo general “contribuir a la generación de una cultura de respeto y
resguardo de los derechos de las personas con discapacidad física, sensorial, mental y multidéficit,
promoviendo su participación efectiva en la vida cívica, educacional, económica, social y cultural”
(SENADIS, 2013, p.18), todo esto dentro de un marco legal que permita los principios de igualdad
de oportunidades, corresponsabilidad, respeto a la diversidad, autonomía, diálogo social, y
territorialidad (SENADIS, 2013)

La nueva política pública que apunta al bienestar social de las personas con discapacidad se
fundamenta bajo la constitución de la república de Chile a través de sus artículos que promueven el
bien común, la igualdad y la no discriminación a todas las personas que habitan la nación, “su
artículo 1 la igualdad de las personas en dignidad y derechos, y en su artículo 19 numerales 2° y 3°
asegura a todas las personas la igualdad ante la ley, de forma que “ni la ley ni autoridad alguna
podrán establecer diferencias arbitrarias”, a la vez que reconoce “la igual protección de la ley en el
ejercicio de sus derechos”. Ambos derechos se encuentran cautelados por el recurso de protección,
acción constitucional –consagrada en su artículo 20– que resguarda la vigencia de las garantías
fundamentales en caso de su privación, perturbación o amenaza por causa de una acción u omisión
arbitraria o ilegal”.(SENADIS, 2013, pp.9)

También se implementan nuevas medidas a partir de leyes antidiscriminación, el rediseño de


políticas de interdicción, incluyendo a las personas con discapacidad y a las organizaciones civiles
necesarias, y políticas dirigidas a este sector de la población. Se observa aquí la búsqueda por
concientizar a la población, considerando la relación que tendría esta concientización con el trato y
la dignidad a las PeSD. Se señala que el Estado impulsará y aplicará medidas y acciones positivas
como instrumentos de la acción estatal para fomentar la accesibilidad y la no discriminación, en los
siguientes ámbitos: a) accesibilidad a la cultura, entorno físico transporte, entre otros; b) educación
e inclusión escolar; c) capacitación e inserción laboral; d) exenciones arancelarias; y e)
reconocimiento de la lengua de señas como el medio de comunicación natural de la comunidad
sorda (SENADIS, 2013, p.13). Cabe destacar finalmente que los actores claves en la Política Nacional
son: Comité Interministerial de Desarrollo Social, Consejo Consultivo de la Discapacidad, Servicio
Nacional de la Discapacidad, Sector Privado y Sociedad Civil,

La política pública va dirigida a todas las personas que presenten alguna discapacidad, es de carácter
universal y no discrimina por sexo, género ni condición socioeconómica ya que el Estado debe ser
garante de que se cumplan los derechos de todas las personas que habitan la nación. En cuanto a la
implementación "plantea como desafío la participación no sólo de organismos públicos, sino de la
sociedad en su conjunto." (SENADIS, 2013, p.41)

Descripción de la política pública: Colombia - “Política pública nacional de discapacidad e inclusión


social 2010-2014”

La Política Pública Colombiana en el ámbito de discapacidad no tiene mucha trayectoria, esta


política busca la inclusión de las personas con discapacidad en la sociedad y que puedan ejercer su
vida al igual que las otras personas “El concepto de discapacidad ha tenido un desarrollo significativo
en la última década, al punto que su abordaje ya no se concibe dentro del manejo social del riesgo,
sino desde el enfoque de derechos, conforme lo consagra la Convención sobre los Derechos de las
PcD de Naciones Unidas” (Conpes Social, 2013, p.6)

Bajo la nueva concepción de enfoque de derechos, dejando atrás la visión de riego y/o
vulnerabilidad sobre las personas con algún tipo de discapacidad se buscan nuevos principios, los
cuales se basan en la inclusión social y principalmente en el respeto de sus derechos, “los principios
de respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de tomar las
propias decisiones, la independencia de las personas, la no discriminación, la participación e
inclusión plena y efectivas en la sociedad, el respeto por la diferencia y la aceptación de las personas
con discapacidad como parte de la diversidad y la condición humana, la igualdad de oportunidades,
la accesibilidad, la igualdad entre hombre y la mujer y el respeto a la evolución de las facultades de
los niños y las niñas con discapacidad y de su derecho a preservar su identidad” (Conpes Social,
2013, p.7).

La base normativa se genera en los últimos años en conjunto con la política pública; "la
jurisprudencia constitucional colombiana ha ordenado la formulación de políticas públicas y de
ajustes a las intervenciones del Estado para garantizar el goce pleno y en condiciones de igualdad
de los derechos de las PcD" (Conpes Social, 2013, p.8); ya que anteriormente eran entendidas como
personas que necesitaban algún tipo de protección y/o asistencia y no era vista como personas con
capacidades de acceder a oportunidades dentro de la sociedad. Este cambio también se genera
dado que Colombia ratificó la Convención de Naciones Unidas de los derechos de las personas con
discapacidad mediante la Ley 1346 de 2009 y todo país que se une o ratifica tiene la obligación de
unirse a la concepción o visión que ellos tienen de discapacidad; "La discapacidad es un concepto
que evoluciona y que resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras
debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en
igualdad de condiciones con las demás.” (Conpes Social, 2013, p.14)

Debido a esto el que bajo esta política pública se crea el modelo biopsicosocial entendiendo el
concepto de discapacidad desde dos ámbitos , el modelo médico biológico, que entiende a una
persona con discapacidad que padece de un problema individual centrado en una alteración
biológica y que debe ser atendido por un médico y asume la condición de paciente, el segundo
modelo es social y entiende que las personas con discapacidad son excluidas de la sociedad ya que
en el entorno no se encuentran las condiciones necesarias para que PcD desarrollen sus
capacidades, por lo tanto debe ser modificado el entorno para que puedan participar en pleno goce
de la sociedad. Bajo este nuevo modelo, que considera dos ámbitos que son vistos como opuestos
establece que “es posible establecer un lazo entre los distintos niveles (biológico, personal y social)
que sustentan la discapacidad y desarrollar políticas y actuaciones dirigidas a incidir de manera
equilibrada y complementaria sobre cada uno de ellos. Se facilita además, gracias a esta visión
integradora, el establecimiento de una diferenciación entre los distintos componentes de la
discapacidad, por ejemplo entre las deficiencias, las actividades personales y la participación en la
sociedad, lo cual nos clarifica la naturaleza de las actuaciones que son requeridas y los niveles a los
que dichas actuaciones han de estar dirigidas” (Conpes Social, 2013, p.13).

El rediseño de la política actual de discapacidad, es decir, la Política Pública de Discapacidad e


Inclusión Social (PPDIS) se base en cuatro enfoques principales, los cuales nos darán pie a entender
cómo se trabaja y comprende el concepto de discapacidad en Colombia y la forma también en la
que buscan la inclusión.

El primero de ellos es el enfoque de derechos. Se considera que el primer paso para la inclusión
efectiva de la población con discapacidad, es reconocer que ésta es titular de derechos que obligan
al Estado a garantizar su ejercicio. Al introducir este concepto se procura cambiar la lógica de los
procesos de elaboración de políticas, para que el punto de partida no sea la existencia de personas
con necesidades que deben ser asistidas, sino sujetos con derecho a exigir prestaciones y conductas
en un marco de deberes y de corresponsabilidad. (Conpes Social, 2013). El segundo es el enfoque
diferencial, este involucra las condiciones y posiciones de los distintos actores sociales como sujetos
de derecho, desde una mirada de género, etnia e identidad cultural, discapacidad o ciclo vital. Luego
está el enfoque territorial, el cual busca transitar de la formulación de políticas que privilegian una
visión fraccionada de la realidad, a políticas que se centran en el lugar y privilegian la
multidimensionalidad (económica, social, política, ambiental y cultural) del espacio. (Conpes Social,
2013)

Finalmente se vislumbra el enfoque de Desarrollo Humano. Este enfoque pretende cambiar la


comprensión que se tiene de desarrollo y hacer partícipe a todas las personas, pretende darle una
concepción más humana, vinculada con las libertades y opciones que tienen la personas con
discapacidades para vivir y acceder a mejoras en su calidad de vida situándolas en el centro del
proceso como agentes activos y no receptores, para generar un plano de igualdad con los demás
"Este proceso debe beneficiar a todos los individuos equitativamente y forjarse en la participación
de cada uno de ellos en dichos procesos de desarrollo, cambiando la visión de receptores a
participantes (...) la promoción de un entorno material y social adecuado que permita la realización
de los individuos, lo cual implica que éstos tengan garantizados los medios necesarios para hacer
uso de sus capacidades." (Conpes Social, 2013, p.17).

En base a los enfoques mencionados anteriormente y el modelo bajo el cual se entiende el concepto
de discapacidad la política pública se plantea el objetivo principal de "Garantizar el goce pleno, y en
condiciones de igualdad, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de las PcD, a
través del fortalecimiento de la implementación de la Política Pública Nacional de Discapacidad e
Inclusión Social" (Conpes Social; 2013; p.31)

De este se desprenden objetivos como: Generar y promover procesos de gestión pública que sean
eficientes, efectivos, articulados y transparentes, y que se traduzcan en el diseño e implementación
de planes y programas orientados a las PcD a nivel nacional y territorial; Garantizar el acceso
efectivo a la justicia, al pleno reconocimiento de su personalidad y capacidad jurídica de las PcD.; y
Promover la organización, articulación, movilización e incidencia política de las PcD. Los actores
claves en la política pública de este país sobre el fenómeno de la discapacidad son el Departamento
nacional de Planeación y el Consejo Nacional de Política Económica y Social.

Análisis

En este apartado se abordarán algunas líneas de análisis en donde se revelan dimensiones


importantes para el desarrollo humano, el cual será comprendido como "un proceso mediante el
cual se amplían las oportunidades de los individuos, las más importantes de las cuales son una vida
prolongada y saludable, acceso a la educación y el disfrute de un nivel de vida decente. Otras
oportunidades incluyen la libertad política, la garantía de los derechos humanos y el respeto así
mismo" (PNUD, 1990, p.33). Sin embargo el desarrollo humano como enfoque requiere comprender
los diferentes niveles y dimensiones en que se expresa.

Autores como Ul Haq han planteado que este desarrollo humano guarda un paradigma
históricamente, se cuestiona al vínculo automático que se genera entre la ampliación del ingreso y
la ampliación de las vidas humanas, en base a los postulados de dos escuelas influyentes en las
naciones y en las creaciones de las políticas públicas. La primera de ellas es la escuela de crecimiento
económico, en la cual la principal preocupación es ampliar el espectro económico y monetario;
dándole una mayor importancia al uso del ingreso en la sociedad en vez de preocuparse del cómo
se generan estos ingresos, provocando que los intereses de la integralidad de la vida de las personas
se transformen en los intereses económicos de unos pocos; por el otro lado, encontramos la escuela
de desarrollo humano, en donde se postula que lo importante es abarcar la totalidad de los aspectos
de la vida humana, incluyendo el aspecto económico ya que muchas de las opciones o intereses no
dependen exclusivamente o en gran medida del crecimiento económico o de los ingresos.

El autor plantea que generalmente las sociedades comprenden la expansión de los ingresos como
la clave para la ampliación de las opciones humanas, sin embargo argumenta que esta relación es
incorrecta puesto que el crecimiento económico de un país o de una nación no representa el
bienestar de todas las personas que viven en el, ya que por lo general la distribución de los ingresos
es desigual, lo que genera opciones limitadas para la población más pobres y no logra abarcar en su
totalidad la ampliación de las vidas humanas en relación a las prácticas sociales, culturales y/o
políticas. El desarrollo también tiene que ser entendido en términos humanos, donde las personas
ocupen el lugar central, y se amplíen sus opciones, a través de la formación de las capacidades
humanas que les permitan asegurar un acceso equitativo a las oportunidades, y que los procesos
productivos adquieran un contexto humano, y no se transforme en un proceso en pos de la
acumulación del capital sin sentido alguno (ul Haq, 1995).

Es importante identificar que el propósito básico del desarrollo humano es ampliar las opciones de
las personas. Estas opciones pueden ser de corte infinito e ir modificándose con el pasar del tiempo
(Ul Haq, 1995), cabe destacar el valor que se le entrega al tiempo dentro del concepto de desarrollo,
el tiempo avanza sin que nadie tenga opciones de detenerlo, por lo tanto la sociedad necesita
adaptarse a la fluidez y a las cualidades que el medio le brinde. Ahora bien, si se define que el
desarrollo humano tiene como propósito el ampliar las opciones de vida, por consiguiente, se
genera una posibilidad de un mejor porvenir, que lo que viene tendrá muchas más cosas buenas
que lo que ya se ha vivido y que ese debe ser el punto de meta para la sociedad, un futuro mejor,
desarrollado y armónico con lo que necesitamos.

El desarrollo humano siempre requiere que los círculos de poder, tanto en la política como en la
economía, mantengan un compromiso firme con las condiciones básicas que podemos apreciar de
desarrollo humano sean longevidad, conocimiento y calidad de vida. “Ningún aspecto del modelo
de desarrollo cae fuera de su alcance, pero la posición ventajosa es la ampliación de las opciones
de las personas y el enriquecimiento de sus vidas. Todos los aspectos de la vida -económico, político
o cultural- son vistos desde esa perspectiva” (Ul Haq, 1995, p.5). Debemos siempre tener claro que
el desarrollo humano genera una visión holística de los problemas que afectan a la sociedad, es por
esto que se necesita siempre abarcar la multiplicidad de factores que influyen en las problemáticas
contemporáneas y también las que puedan aparecer en un futuro. Por lo tanto debemos fijarnos
“tanto fines como medios, tanto productividad como igualdad, tanto desarrollo social como
económico, tanto bienes materiales como bienestar humano” (Ul Haq, 1995, p. 5). Tomando
aquellos datos anteriores sobre las políticas que adopta cada país sobre la discapacidad, algunos
elementos del curso y a partir de un enfoque de desarrollo humano se generan estos tres ejes de
análisis: inclusión social, educación y salud.

La inclusión social

Consideramos relevante incorporar este concepto como una categoría de análisis ya que nos
entrega la posibilidad de visualizar las características de desarrollo humano presentes en cada
política. Entenderemos por inclusión social "En sentido más extenso, la inclusión alude a la
titularidad efectiva de ciudadanía política, civil y social, lo que implica la participación en
deliberaciones, el acceso a activos, la afirmación de identidad y la posibilidad de contar con redes
de relaciones que ayudan a desarrollar el proyecto de vida" (CEPAL, 2006). De esta definición
podemos desprender que la participación es un importante factor de la inclusión social, y que a su
vez es uno de los principios del desarrollo humano, "indica que las personas son gestoras de su
propio destino. Ellas son, a la vez, sujeto y fin último del progreso humano, es preciso por tanto que
participen organizadamente en las decisiones y en los procesos que conforman su vidas.” (PNUD,
2000, p.78). Es por esto que necesitaremos conocer cada una de las visiones que tienen las políticas
en torno a la inclusión social.

En el caso de Colombia es preciso destacar que la política de inclusión presente escapa de los
tradicionales preceptos cercanos a la beneficencia o a la asistencia, para desenvolverse en el espacio
de los derechos humanos, en especial en el desarrollo humano donde esta visión “incluye el acceso
a bienes y servicios con criterios de pertinencia, calidad y disponibilidad; procesos de elección
colectiva, la garantía plena de los derechos de los ciudadanos y la eliminación de prácticas que
conlleven a la marginación y segregación de cualquier tipo” (Conpes Social, 2013, p.9). Es este
proceso el que permite generar un acceso creciente y progresivo al desarrollo humano través de
los espacios culturales, sociales, políticos y económicos para promover la igualdad de
oportunidades. Por lo tanto es sólo a través de la mantención en funcionamiento del desarrollo
humano que se puede llegar a generar procesos de inclusión social.

En el caso de Chile se presenta a una sociedad que necesita adaptarse a las nuevas necesidades de
las personas, se necesitan hacer nuevas adecuaciones para lograr incluir a las personas con algún
tipo de discapacidad, eliminando las barreras y evitando esas restricciones que impiden a las
personas con discapacidad estar en igualdad de condiciones con las demás.

En Chile además aparece en 2010 una ley que establece normas sobre igualdad de oportunidades e
inclusión social de Personas con Discapacidad. “Esta Ley mandata la elaboración de un instrumento
que aborde integralmente la temática y se transforme en una verdadera carta de navegación para
la acción del Estado y una guía para nuestra sociedad, lo que se concreta con la presente Política
Nacional para la Inclusión Social de las Personas con Discapacidad” (SENADIS, 2013, p.11). Es a través
de este tipo de políticas que en el país se intenta construir un nuevo paradigma que vaya en
beneficio de las personas con discapacidad, donde los derechos humanos y su promoción sean el
principio de la construcción de una sociedad más respetuosa e inclusiva.

De esta forma es posible identificar diferentes estrategias que apuntan a la promoción de la


inclusión. En el caso de Colombia estas serían la Estrategia para la transformación de lo público, en
la que se busca mejorar la calidad de la información sobre discapacidad ampliando la cobertura,
además de otros mecanismos como el Observatorio Nacional de Discapacidad.

Otra estrategia identificada es la de la participación de la vida política y pública, la que busca


fortalecer la participación plena y efectiva de las personas con discapacidad, y en donde el gobierno
tendrá la misión de asesorar y acompañar a las organizaciones sociales de personas con
discapacidad, a sus familias, a sus cuidadores, o asociaciones en los cuales promoverá la
organización, articulación, movilización e incidencia política de las personas con discapacidad.
Finalmente podemos considerar una estrategia para la garantía jurídica, que busca proteger los
derechos de las personas con discapacidad en conformidad con los derechos internacionales
determinados en los derechos humanos. De esta forma también se busca mantener los derechos de
las personas con discapacidad que se encuentran privadas de libertad.

En el plano chileno se entienden estos objetivos bajo un esquema de principios, con los cuales se
pretende promover la inclusión de las personas con discapacidad. Ellos son la igualdad de
oportunidades, la corresponsabilidad (apelando a todos los sectores sociales), el enfoque de
derechos y participación, vida independiente, diálogo social, transversalidad e intersectorialidad,
territorialidad (enfoque en territorio) y universalidad (en tanto busca generar la mayor expansión
posible de ésta para así lograr que los procesos, bienes, productos y servicios puedan llegar a todas
las personas.

Salud

La esperanza de vida es un indicador o medio utilizado para el cálculo del índice de desarrollo
humano que representa cada país, "refleja la incidencia de las condiciones de vida sobre la situación
de morbi/mortalidad de los seres humanos. La adopción de este indicador obedece principalmente
a tres consideraciones: el valor cultural intrínseco de la longevidad; su valor como forma de ayudar
a las personas a plantearse aspiraciones y metas; y su relación con buena salud y nutrición." (PNUD,
2000, p.80) Es por esto que se alude a este eje para generar análisis y comparación.

Sucede que en Colombia la cobertura de afiliación al Sistema General de Seguridad Social en Salud
para las personas con discapacidad es del 81,9%, donde un 57,7% de estas afiliaciones pertenece al
régimen subsidiario. Un dato a destacar es que en Colombia existe un 56% de personas con
discapacidad que pertenecen a grupos sin capacidad de pago y por consiguiente su aseguramiento
es provisto por el Estado con la afiliación a través del Régimen Subsidiado (Conpes Social, 2013,
p.24). A través de un análisis realizado en un cruce del Registro Individual de Prestación de Servicios
se encontró que la infección de vías urinarias, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y la
diabetes mellitus no insulinodependiente sin mención de complicación son las enfermedades más
frecuentes en la población con discapacidad. (Conpes Social, 2013, p.24).

En Chile se caracteriza la salud como un factor preponderante en la calidad de vida de las personas,
a través de esto la Convención Internacional de Derechos de las Personas con Discapacidad nos
detalla que las personas con discapacidad tienen derecho a gozar de una salud sin discriminación
por lo tanto se determinará que el Estado deberá adoptar las medidas pertinentes para asegurar el
acceso de las personas con discapacidad a servicios de la Política Nacional para la Inclusión Social
de las Personas con Discapacidad de salud, incluida la promoción, prevención, tratamiento,
habilitación, rehabilitación y atención a la situación de dependencia; así como también otorgar el
derecho de las personas con discapacidad a acceder al sistema de salud en igualdad de condiciones,
respecto al resto de la población y concordante con el nivel de desarrollo que ostente el país
(SENADIS, 2013, p.24)

A través de lo anterior se implementarán lineamientos teóricos en el ámbito de la salud (SENADIS,


2013, pp.24): como diseñar e implementar políticas, planes y programas de salud integral y de
rehabilitación que apunten a mejorar las condiciones psicosociales y favorecer la autonomía e
independencia de las personas con discapacidad, sus familias y cuidadores; Desarrollar y consolidar
una Red Nacional de Salud y Rehabilitación Integral que permita a las personas con discapacidad,
cualquiera sea la naturaleza de ésta, acceder de manera oportuna a intervenciones en el ámbito de
la rehabilitación; Generar políticas integrales e implementar programas específicos hacia las
personas con discapacidad mental, psíquica e intelectual o cognitiva; y Promover programas de
habilitación y rehabilitación para el trabajo que faciliten la inserción o reinserción laboral de las
personas con discapacidad de carácter congénito o adquirido, entre otros.

Educación

Durante la historia ha sido común encontrar muchos casos de personas, sobre todo niños y niñas
que han vivido su etapa educacional en espacios excluidos al sistema tradicional y se han generado
espacios de segregación entre personas con algún tipo de discapacidad y los que no la tienen.

En Colombia existe información reportada que muestra que de cada 100 colombianos con
discapacidad, 66 saben leer y escribir, en el caso de los niños entre 5 y 14 años de edad, esta cifra
es de 33%. Las personas con discapacidad que culminaron sus estudios de bachillerato representan
el 17% y los estudios técnicos, tecnológicos y profesionales solo han sido alcanzados por el 3,4% de
esta población (Conpes, 2013, p.23). Esto demuestra que en Colombia aún existen problemas de
ingreso a la educación por parte de las personas con discapacidad, en especial las personas
económicamente más vulnerables, esto en comparación con las personas que no tienen alguna
discapacidad, por lo tanto se necesita “una mayor articulación y acciones de política pública para
garantizar este derecho a las personas con discapacidad, con el fin de aumentar la igualdad de
oportunidades y la calidad de vida de ésta población” (Conpes, 2013, pp.23).

En el caso de Chile el Estado procura asegurar el desarrollo de un sistema de educación inclusivo y


con igualdad de oportunidades entre personas con algún tipo de discapacidad y las que no las
tengan, desde la educación parvulario hasta la educación superior. Las escasas posibilidades de
acceso principalmente en educación inicial y superior demarcan mucho los espacios de exclusión
social, lo que implica un menoscabo en las oportunidades de progreso individual y de inclusión
social. Bajo este contexto la política chilena plantea los siguientes lineamientos estratégicos
(SENADIS, 2013, PP.27): Incluir a las personas con discapacidad en el sistema general de educación,
en todos los niveles y modalidades, promoviendo el ingreso a la trayectoria educativa; Proveer
servicios, recursos humanos, técnicos, conocimientos especializados y ayudas necesarias para
fomentar un aprendizaje de calidad de niños, niñas y jóvenes con necesidades educativas especiales
(NEE) ; Promover la implementación del diseño universal como principio y modelo transversal, a
instalar en todos los niveles educativos y modalidades.

Algunos nudos críticos

Con relación a Colombia los principales nudos críticos bajo mi perspectiva es la mirada que tienen
acerca de la participación sobre las personas con discapacidad. A diferencia de la política Chilena en
ningún momento mencionan tomar en cuenta la voz y la opinión de las personas con discapacidad,
la ausencia de dicha mención permite ver una carencia en el sentido de participación en la creación
de la misma política pública, más allá de los programas donde se participará.

Otro nudo crítico es la perspectiva del modelo médico que ocupa Colombia, que si bien plantea que
se trabaja en conjunto de un modelo social, para que las personas con discapacidad sean entendidas
como sujetos de derechos, y tengan libertades en la toma de decisiones y mayores oportunidades
la discapacidad no debe ser entendida como un problema de salud individual que requiere
rehabilitación, sino revisada como y desde un modelo social, donde el problema se genera en el
entorno, el cual no tiene las condiciones necesarias para que todas las personas desarrollen sus
capacidades, sin importar las características que tengan.

Con relación a la Política Pública Chilena los principales nudos críticos que se pueden identificar se
relacionan con el enfoque territorial, a pesar de que la política es universal y pretende llegar a todas
las personas con discapacidad hay lugares o territorios dentro del país donde no existen servicios
básicos, y por lo tanto las personas no pueden ejercer sus derechos con total libertad, no existiendo
igualdad de oportunidades para todos ya que no todos los entornos permiten que todos desarrollen
sus capacidades.

Desde la perspectiva integral del Desarrollo Humano las principales fortalezas que presentan ambas
estrategias es la universalidad de la política pública, puesto que en ambos casos pretende llegar a
todas las personas que tengan alguna discapacidad, sin hacer diferencia por su situación económica,
y las capacidades que tengan, sino que buscan una inclusión social y llegar al bienestar social de
todas las personas. Sin embargo, esta universalidad también, en aspectos muy concretos, puede
resultar una debilidad, ya que en términos de infraestructura, para la inclusión de personas con
discapacidades cognitivas no son las mismas que para aquellos que presentan discapacidades
físicas, y así mismo ocurre con las diferentes discapacidades físicas que se pueden encontrar, ya que,
por ejemplo, una rampa para acceder a alguna institución no será igual de vital para alguien inválido
como para una persona ciega. El no diferenciar entre los distintos tipos de discapacidades puede
provocar que la universalidad que busca la política sólo esté destinada al sector más visible de los
discapacitados, es decir, los discapacitados físicamente.

Otra fortaleza que presentan ambas políticas es que para la inclusión social de las personas con
discapacidad consideran importante trabajar en base a los derechos básicos de las personas,
entendiéndose como sujetos de derecho que son libres de tomar decisiones y desarrollar sus
propias capacidades, por lo que pretenden construir un entorno donde se presenten igualdad de
oportunidades, por lo tanto se amplía el campo de elección sobre la vida que ellos quieren llevar y
no la que es impuesta por la sociedad. Ambos países generan un diagnóstico de las condiciones en
las que se encuentran, y se enfocan en trabajar aquellos ámbitos que se presentan más débiles,
cómo es el caso de la educación y el trabajo, poniéndose como objetivo terminar con la
discriminación y exclusión por no tener capacidades comunes.
En el punto anteriormente mencionado se puede visualizar una debilidad, ya que si bien ambos
países se han propuesto trabajar en los ámbitos más débiles, educación y trabajo, las propuestas
concretas se basan principalmente en realizar capacitaciones para los puestos de trabajo, olvidando
que existe un amplio segmento de la población discapacitada que no ha finalizado sus estudios
básicos. Los países y sus políticas, antes que promover fuertemente el empleo debe asegurar la
universalidad de la enseñanza primaria y secundaria, para que las personas puedan efectivamente
postular a los puestos de trabajo que se buscan generar. Se conocen casos en Norteamérica de
propuestas educacionales orientadas a personas en situación de discapacidad (universidades para
sordos por ejemplo) y en el contexto local planes de casas universitarias con enfoque inclusivo. Uno
de ellos es el Programa de Inclusión, Equidad y Permanencia de la Universidad Santiago de Chile,
que tiene como propósito favorecer el ingreso por vías de acceso especial a estudiantes que vienen
de contextos complejos, uno de los cuales son los estudiantes en situación de discapacidad y en el
cual no sólo se establecen formas para que estos accedan, sino que “una serie de dispositivos y
estrategias para que los estudiantes puedan permanecer en la universidad con las mismas
oportunidades que el resto de sus pares” (Karen Roberts, entrevista).

En este tipo de programas como el mencionado se posiciona desde el modelo social de la


discapacidad el cual desde un enfoque de derechos, guarda “una intención ligada lo restaurativo,
comprendiendo con ello, que se deben igualar las oportunidades y condiciones para que las
personas en situación de discapacidad tengan las mismas posibilidades que cualquier otro sujeto”
(Roberts, entrevista). De esta forma se busca también adecuar al entorno a las necesidades de
quienes la requieran, se plasma una idea de incluir frente a la diversidad. En ojos de la propia Karen
Roberts, (trabajadora del Programa de Inclusión, Equidad y Permanencia de la Universidad Santiago
de Chile) es necesario que la universidad en todas sus esferas “se haga consciente y comprenda
desde esta mirada la discapacidad, porque en el cotidiano se sigue reaccionando desde un punto de
vista más asistencialista, donde muchas veces la única discapacidad que se reconoce como tal es la
discapacidad física, dejando de lado los otros diversos tipos de discapacidades”(entrevista). Este
caso sirve como un claro ejemplo al momento de mirar este fenómeno desde un enfoque de
desarrollo humano. Se busca apelar a la conciencia de muchos sentires y valores de las personas, en
tanto la inclusión no pasa únicamente por un factor económico, así como tampoco la discapacidad
pasa únicamente por un factor físico de una persona. Es necesario complejizar el “para qué” se
construye la inclusión en el sentido que sea en concordancia y respeto por el ejercicio pleno de los
derechos de las personas y no responda únicamente a estándares o modelos menos integrales.

Por otra parte se ve como una debilidad que presentan ambas políticas públicas, tanto la chilena
como la colombiana, la centralización de la política misma. En ninguno de los dos países se hace
alusión a aquellos lugares donde no hay servicios públicos básicos para que las personas puedan
desarrollarse libremente y ejercer sus derechos, como los pueblos rurales y los sectores alejados de
las grandes ciudades. Este es un punto que se pasa por alto y que debiese ser incorporado para
asegurar una real inclusión a la vida social de las personas discapacitadas.

Se trata de un círculo correlativo entre las tres dimensiones - salud, educación, ingresos - necesario
de considerar al momento de crear las políticas públicas, para que estas sean realmente efectivas e
inclusivas para los ciudadanos con algún tipo de discapacidad.

Resulta importante considerar los aspectos biológicos, psicológicos y sociales de la problemática,


puesto que no resulta suficiente abordar la temática exclusivamente desde una perspectiva de
salud, puesto que se cubriría sólo una parte que, por lo demás, debería ser cubierta por igual al total
de la población nacional según la Constitución Política (en el caso de Chile y Colombia, ambos
incluyen este aspecto en su Constitución). Y tampoco basta con abordar la problemática desde la
inclusión laboral, puesto que si no existe la infraestructura necesaria, tanto en los privados como en
la vía pública, las personas con discapacidades físicas presentarían problemas para llegar a los
puestos de trabajo. El fenómeno de la discapacidad posee varias aristas que, hasta el momento, no
han sido consideradas a la hora de crear una política social, puesto que se considera como un todo.
La discapacidad puede ser física y/o cognitiva, y en honor a la riqueza de las diferencias, una política
pública social no puede ser realmente completa si entre los elementos generadores de ésta no
consideran estas diferentes discapacidades, puesto que no es lo mismo generar inclusión laboral
para personas con discapacidad física - como la ceguera por ejemplo - que para alguien con
discapacidad cognitiva - como por ejemplo alguien con bipolaridad.

En este sentido, la política nacional de inclusión de personas con discapacidad a pesar de reconocer
en muchos aspectos una verdadera necesidad para avanzar en materia de inclusión social, carece
hasta el momento de realidades concretas que complementen este discurso. Existe una visión
limitada acerca de la inclusión, o “no se comprende que la inclusión no depende sólo de unos pocos,
sino que deben estar comprometidos todos los actores” (Roberts), esto es un reflejo también de los
efectos de las campañas concientizadoras llevadas a cabo, donde se observa una mirada social que
reconoce barreras en el entorno y llama a desnaturalizar la condición. Hace falta sin dudas también
que se realice un trabajo intersectorial, donde se acompañen y apoyen distintas entidades tanto
públicas como privadas para materializar el discurso presentado por el Programa tratado en este
trabajo.

Si se observa esto desde un prisma integrador es necesario también apelar a una mayor autonomía
e independencia de las y los sujetos en situación de discapacidad, esto pensando también en un
bienestar personal y saberse de las capacidades para subsistir como todas las personas por igual.
Para ello, y en palabras de Roberts, “faltan principios y lineamientos que favorezcan la organización
de las propias personas en situación de discapacidad, donde puedan dar cuenta de sus experiencias,
exigir sus demandas, denunciar y criticar aquello que dícese ser inclusivo, y no sigue siendo más que
una acción “inclusiva” que excluye, o como se dice, una discriminación positiva” (entrevista). Es así
como la idea de la Política Nacional es que la inclusión no sea un simple eufemismo, sino un
instrumento que nos lleve hacia la igualdad entre las personas del país.
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