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Aunque tienen raíces comunes y a veces se intercambia su uso, sobre todo cuando se
habla de España, el término hispano no debe confundirse con hispánico. El término
"hispano" es mucho más abierto en su uso más común, pues incluye a todos los países
donde la influencia de la lengua y la cultura española son notables además de España,
mientras que la primera acepción del término "hispánico" se relaciona más con asuntos
propios de España o de la lengua española, en particular aquellos relacionados con la
historia temprana de España. En América Latina, el término "hispano" es usado con muy
poca frecuencia hoy, mientras que "hispánico" se usa solo para referirse a España, a la
herencia cultural española en la región, o a asuntos propios de la historia o literatura
española. En Estados Unidos, sin embargo, "hispano" ("hispanic", en inglés) se ha vuelto
un término de uso común.
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ORGANIZACION HISPANA
Hispanidad es una expresión que puede referirse tanto a la comunidad y conjunto de
pueblos hispánicos como al grupo de características lingüísticas y culturales que estos
comparten entre sí.12 El término existe desde antiguo pero fue resignificado por el filósofo
español Miguel de Unamuno en 1909 y retomado en el periodo de entreguerras por
corrientes tanto nacionalistas como de derecha y reaccionarias. Se identificaría a partir de
entonces con el catolicismo y se vincularía con la noción significada por el Día de la Raza.
Aunque tienen raíces comunes y a veces se intercambia su uso, sobre todo cuando se
habla de España, el término hispano no debe confundirse con hispánico. El término
"hispano" es mucho más abierto en su uso más común, pues incluye a todos los países
donde la influencia de la lengua y la cultura española son notables además de España,
mientras que la primera acepción del término "hispánico" se relaciona más con asuntos
propios de España o de la lengua española, en particular aquellos relacionados con la
historia temprana de España.
Ambos derivan de la palabra «Hispania», que era como los fenicios denominaban a
la península ibérica («Iberia» para los griegos), y que posteriormente los romanos
latinizaron para nombrar Hispania como una división político-administrativa territorial.
Durante la Edad Media, por derivación de Hispania, se llama españoles a todos los reinos
cristianos peninsulares, por ejemplo, Jaime I de Aragón en sus crónicas se refiere a sus
conquistas para la "mayor gloria de España", o durante un concilio en Francia para una
nueva cruzada, al no aceptarse su propuesta de hacerla inmediatamente dice "Barones, ya
podemos marcharnos: hoy a lo menos hemos dejado bien puesto el honor de España". Esta
denominación queda en desuso en Portugal tras la segunda independencia en 1640, y
continúa para España, nombre bajo el que también estaban incluidas las diferentes
provincias y virreinatos de ultramar. De este origen es de donde proviene la definición
actual.
Los términos hispano e hispánico son derivación de España ―que deriva a su vez
de Hispania―. Según las definiciones que da la Real Academia Española del término
«hispánico», estos son los habitantes de la antigua Hispania romana (habitantes de la
península ibérica) y los ciudadanos de las naciones de Hispanoamérica, entre las que se
incluyen España y los países hispanohablantes de América, África y Asia así como los
habitantes de Estados Unidos que sean originarios de alguno de estos países. El término
«hispanoamericano» viene a significar lo mismo en sus distintas definiciones ya que agrupa
a españoles y americanos de países de Hispanoamérica.1
Etimología
Etimológicamente, la palabra «hispanidad» deriva de Hispania, nombre que
los romanos dieron a la península ibérica.
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El 12 de octubre de 1928 la Virgen de Guadalupe fue
proclamada «Reina de la Hispanidad» por el Primado de
España (legado especial de Pío XI) en presencia de Alfonso
XIII.
A principios del siglo XX la palabra surgió con nuevos
significados, atribuyéndose al filósofo español Miguel de
Unamuno su reintroducción en 1909.4 El 11 de marzo de 1910
Unamuno la utilizó en un artículo publicado en el diario La
Nación de Buenos Aires titulado "Sobre la argentinidad", para
comentar elogiosamente el libro La restauración
nacionalista del pensador radical argentino Ricardo Rojas (el propio Rojas publicaría en
1916 un libro titulado La argentinidad).5 Allí comparó la palabra "hispanidad" con otras
expresiones equivalentes como "argentinidad", "americanidad", "españolidad" e
"italianidad".36 Unamuno asoció la expresión a la variedad de pueblos que hablan el
mismo idioma español, hecho al que limita la idea de "raza", y le
confiere un sentido igualitario cuestionando la idea de "Madre
Patria" asignada a España para sostener que habría que hablar de
"hermanas" para referirse a las repúblicas sudamericanas "y
dejarnos de primacías y maternidades".7
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Ramiro de Maeztu en 1934
4
La narrativa de la Hispanidad figuró con un papel destacado en
«América es la obra de el mensaje del bando sublevado durante la Guerra Civil
España. Esta obra de española,29 empleándose como herramienta bélica.30 En una
España lo es conferencia celebrada en 1938 en Buenos Aires, otro
esencialmente de contribuidor al concepto de Hispanidad, el filósofo y
catolicismo. Luego propagandista franquista Manuel García Morente, convertiría al
hay relación de general Franco en el salvador del legado de la Hispanidad frente
igualdad entre a un «ejército invisible» enviado ya en 1931 por la Internacional
hispanidad y comunista de Moscú.31 García Morente sintetizaría la esencia de
catolicismo, y es la Hispanidad en el ideal arcaizante del «caballero cristiano»,
locura todo intento de mitad monje mitad soldado,32 figura que tuvo cierto recorrido
hispanización que lo plasmada en las páginas de los primeros libros de texto del
repudie.»27 franquismo.33 El médico español Antonio Vallejo-Nájera,
recuperaría el concepto de Hispanidad de Maeztu y Vizcarra,34
—Fragmento de no biologicista sino cultural, en su obra Eugenesia de la
«Apología de la Hispanidad y Regeneración de la Raza (1937); en la obra se
Hispanidad» de Isidro defendería la consecución de la regeneración nacional mediante
Gomá Tomás (Buenos la tutela jurídica del Estado, propiciando un marco justificador de
Aires, 1934), recogido la apropiación de menores.35 La Virgen del Pilar, cuya fiesta
en Acción Española (1 estaba vinculada ya a la llamada Fiesta de la Raza, acabaría
de noviembre de siendo considerada en España «símbolo de la Hispanidad», y
28
1934). se uniría durante el nacionalcatolicismo de la dictadura
franquista a la idea de patriotismo y a las «esencias
hispánicas».36
Franco crearía el 2 de noviembre de 1940 el Consejo de la Hispanidad3738 organismo, que,
aunque se había llegado por momentos a pretender que constituyera una suerte de
institución supranacional,39 se limitaría a un consejo de 74 miembros nombrados por el
régimen al que le fue encomendada la coordinación de las relaciones con Latinoamérica.40
La Hispanidad se constituiría en el origen de un nacionalismo expansivo, primero
imperialista y después cultural.41nota 2 Además de como elemento identitario nacional y
baluarte del catolicismo, el franquismo emplearía la Hispanidad como «tarjeta de
presentación» de España de cara a las relaciones internacionales.43 El Consejo de la
Hispanidad se transformaría en 1946 en el llamado Instituto de Cultura Hispánica,
experimentando a su vez una transición del perfil anterior más bien falangista a uno
predominantemente católico44 en el marco de un cambio general en la proyección de la
doctrina de la Hispanidad entre 1945 y 1957, con Alberto Martín-Artajo a la cabeza del
ministerio español de Asuntos Exteriores, empleando durante este periodo un discurso de
índole «defensiva», dejando atrás las menciones a imperio y raza (biológica).45
Posteriormente, durante el Segundo franquismo —menos constreñido por la comunidad
internacional—, se pasaría con Fernando María Castiella al frente de la cartera de
Exteriores a proyectar desde las instituciones franquistas una retórica más ofensiva, aunque
sin alcanzar los extremos del periodo de Serrano Súñer como ministro de Exteriores.46
En 1938 y 1940 el nicaragüense Pablo Antonio Cuadra publicó en Buenos Aires y Madrid
respectivamente, su libro Hacia la Cruz del Sur, en el que profundiza las ideas hispanistas
de Ramiro de Maeztu, las monárquicas antidemocráticas de Eugenio Vegas Latapie y del
"nacionalismo integral" de Charles Maurras. Elevando a lo más alto los valores del
catolicismo, el nacionalismo y de la hispanidad, Cuadra desarrolló un pensamiento
orientado a rechazar el liberalismo, el indigenismo, la democracia y el erróneamente
llamado imperialismo de Estados Unidos:
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América ha sido formada a base de la Cruz y de la Espada. De la Cruz, arma de la
Catolicidad, y de la Espada, arma de la Hispanidad; y si La Cruz y la Espada eran abolidas
como signos sostenedores del espíritu de unidad de nuestras tierras, vendría —como ha
venido—, la disolución y el caos levantando la masa amorfa sobre la cual opera la
conquista, es decir el bárbaro.47
Ya en la década de 1930 el escritor conservador mexicano Alfonso Junco ejercería de
activo propagandista de la Hispanidad.48 Uno de los elementos clave de la ideología del
mexicano panista Efraín González Luna fue, enorgulleciéndose del mestizaje, la
hispanidad, concebida en términos una comunidad de estados soberanos unidos,
defensores de sus valores frente a amenazas externas, como sería, para el autor, el
comunismo.49 Otras figuras críticas con el México posrevolucionario en las que dejó huella
la doctrina de la Hispanidad fueron Miguel Palomar y Vizcarra, Jesús Guisa y
Azevedo, Salvador Abascal y Salvador Borrego.50 El sinarquismo vio en la Hispanidad un
componente fundamental de la vitalidad de la nación mexicana.51
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CONCLUSIÓN