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La Vuelta al Corazón en 80 Arritmias – I. Zerimar – N.

Ramírez

Capítulo II
Una tarde de…

Todavía permanencia flotando en el ambiente el recuedo de


Laura Nievas. Curiosa y llamativamente, había dejado olvidado un
llavero con una margarita, tenía trece pétalos. Comencé a contar…

- ¿Doctor Peralta, puedo pasar? Hay un señor que desea verlo.


¿Puede atenderlo?-, preguntó Patricia la secretaria del servicio.
Además, doña Justina la correntina, su fan, le dejó esta bolsita con
maní salado.

- Gracias por el maní, sírvase lo que quiera. Y ahora hágalo


pasar al otro señor por favor-.

- Buenas tardes. ¿Es Ud. el Jefe del Servicio de Cardiología?-


preguntó con un tono muy àspero y seco. Era de estatura baja, su
nariz roja y prominente, al igual que sus pómulos y frente.

- Sì. Soy el Dr. Peralta ¿En què puedo ayudarlo?-.

- Soy oficial del Juzgado Nº 4 contencioso en lo Penal a cargo


del Dr. Chopitea Villaflor. Tengo que entregrale una notificación de su
Juzgado. Por favor firme aquí, en constancia que le entrego un
ejemplar firmado por el señor juez- Hizo una cruz con un lápiz rojo
mal cuidado, un extremo tenìa huellas de haber sido masticado con
nerviosismo y vehemencia. Esperó parcamente a que se cumpliera su
pedido, mientras marcaba el ritmo con su pie. Con muy poca
delicadeza tomó la hoja firmada, al tiempo que me entregó otra. Salió
con muestras de la más mínima gentileza necesaria.

- Gracias. Muy amable- atiné a decir. Me respondió como si se


sacase el sombrero. Luego sonrió amablemente, diría que hasta con
afecto, lo cual me desconcertó.

Despliego la hoja. Mi primera reacción fue de pesar por la


referencia del fallecimento de un paciente nuestro. Pero luego, no
atino a entender lo que estoy leyendo. Pues recuerdo claramente lo
que pasó con el paciente al que se hacía referencia. Hacía como unas
cuatro semanas lo habíamos atendido por un infarto de miocardio de
cara inferior ya en fase evolucionada, con enzimas elevadas, con
complejos QS en DII-III y aVF, sin angor, éste lo había tenido hasta
unas 3 horas previas a su ingreso. Durante su internación en la
Unidad Coronaria, el segundo día del evento, presentó un episodio de
bloqueo aurículo-ventricular tipo Wenckebach con FC entre 48 – 60
lpm, de unos 10 minutos de permanencia, estuvo asociado a angor de
unos 5 minutos, razón por la cual le hicimos una cinecoronariogafía
ese mismo día. Encontramos que tenía, una lesión proximal del 30%
en la circunfleja, otra del 40% en el tercio distal de la descendnete
anterior y, una lesión larga del 50% en el tercio medio de la coronaria
derecha, a la que los colegas hemodinamistas decidieron tratarla con
un stent liberador de drogas. El holter que se le puso mientras estaba
deambulando en la sala no mostró ninguna alteración en la
conducción AV y tenía una adecuada frecuencia cardiaca durante todo
el registro. Le dimos de alta como al 8vo o 9no día del infarto de
miocardio, asintomático y sin signos de falla cardiaca. Yo estaba en
esa cavilación cuando siento que llaman a la puerta.

- ¡Hola Manuel! ¿Puedo hablar con vos, ahora? Quiero pedirte


que autorices mis vacaciones de invierno, quiero irme con mis hijos a
Bariloche, se los debo del año pasado-, entró sonriendo Juan Carlos,
uno de nuestros médicos de guardia.

- Claro que sí. ¿Dónde debo firmarlo…? ¡Ah! ya está…


¿Quieres algo de maní salado? Nos lo trajo Justiina, la señora de
Corrientes. Ah, una cosa más. ¿Te acuerdas de Carlos Belaundi el
paciente que ingresó con el infarto evolucionado?-.

- Sí, lo recuerdo. El tenía el sobrino médico y quería que le


pongamos un marcapasos por que tuvo un BAV tipo Wenckebach.
Además, no vino al control posterior al alta porque decía que quería
atenderse en otro lugar. Eso fue hace como una semana o un poco
más. ¡Por supuesto que me acuerdo de él!. ¿Qué le pasó?-, respondió
en tono preocupado.

- Murió-.

- ¡Epa! Cuànto lo lamento, qué pena ¿Y cómo te enteraste de


eso?-. Me respondió sorpendido.

- Unos 5 minutos antes de que llegaras me entregaron un


oficio de un juzgado. Allí entre otras cosas nos acusan de alguna mala
praxis nuestra, la cual quieren hacer valer, supongo, como causa de
su fallecimiento.

- ¡Pero eso no tiene sentido! ¡Creo que no nos faltó nada para
hacer con él! Le hicimos la cinecoronariografía, la angioplastía,
controlamos que en los dos Holter no tuviese bradi ni taquiarritmias,
se fue asintomático ¡yo le di el alta! Eso sí, se quejaba de todo, de la
luz, de la comida, del ruido.

- Voy a ver, a revisar cuidadosamente la historia clínica.


Quiero comprobar que todo esté claro. Ahora que recuerdo… el
sobrino médico nos pidió la historia clínica para verla… Ah, ah.

- ¿Vos se la diste, Manuel?

- Sí. Me la pidió por escrito el paciente. Con una nota hecha a


letra de puño, estando presente el sobrino.

- Ya venía mal parido el asunto…- dijo Juan Carlos,


notablemente enojado.
- Y como lo sabes, es un derecho que tiene el paciente el cual
no podemos negárselo. ¿Cómo sabes que no vino al control posterior
al alta?- Yo también empezaba a preocuparme.

- Porque yo tenía que atenderlo. Lo sé por eso. Y anoté en la


historia clínica que faltó al control. Nunca hago eso de anotar cosas
así. Pero esa vez lo hice.

- ¡Muy bien Juan Carlos! Esa anotación tuya va a sernos muy


conveniente. Ahora voy a retener la historia clínica para que no vuele.
Mandaré a que hagan copias de ella y voy a dárselas a quienes lo
atendimos. Te recuerdo que no debemos por nada del mundo hacer
modificaciones en las evoluciones o indicaciones. No vaya a ser que,
además, nos acusen de falsificación de documento público.

- Y ¿a quienes nos acusan de mala praxis? Yo, seguro estoy en


primera fila.

- Sí. Así es. Estamos los dos, también está Rogelio y dos más
de nosotros. Así dice la carátula de la causa: Carlos Belaundi contra
Manuel Peralta, bla, bla, bla y otros por mala praxis. La causa está
iniciada por el sobrino.

- ¡No voy a dejar de ser médico, ni cardiólogo, nunca! Porque


de tiempo en tiempo te encuentras en la vida con personas sencillas
como Justina, quien nos hace felices regalándonos maní salado.
Aunque por otro lado, la vida nos golpee por los cuatro costados. Si no
fuese por la sístole, la diástole no existiría-, en ese momento suena su
teléfono, responde sonriendo: Si mi amor pequeño ya tengo mis
vacaciones firmadas. Dile a tu hermanita que nos vamos a Bariloche,
en cocheeee.

La Vuelta al Corazón en 80 Arritmias – I. Zerimar – N. Ramírez

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