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María Noelia Gómez González

L.U. 344865820
Comisión 24

Considerando la relación hecho – método, defina expresión de las emociones, proceso volitivo,
respuesta emocional y pasión. Explicite en cada caso si interviene la conciencia y la voluntad y, en
caso afirmativo, de qué manera.

La expresión de las emociones es desarrollada por Charles Darwin, representante del naturalismo inglés,
en 1870. Darwin utilizó para sus estudios el método de la observación analítica, no la observación
experimental sino la observación minuciosa de la acción de un individuo en el medio. Se podría decir
también que utilizó el método patológico en tanto prestó especial atención a la observación de las
“excepciones” de la naturaleza, es decir, desde el estudio de lo patológico echó luz sobre lo normal 1.
Darwin considera la expresión de las emociones como una acción, un movimiento con anclaje en el cuerpo;
lo que va a interesarle de la emoción es exclusivamente su expresión, su mímica, su gestualidad, su
dimensión de acción. Plantea que los principales actos expresivos de las emociones en el hombre (y en los
animales2) son hereditarios y no producto de la educación, son acciones instintivas, cuestión que
comprueba con la observación de ciegos de nacimiento, niños de corta edad y razas humanas diversas.
Darwin diferencia tres principios para dar cuenta del origen de las expresiones de las emociones: En primer
lugar, la repetición de movimientos que satisfacen un deseo o calman una sensación desagradable hace
que se tornen habituales y que terminen por reproducirse automáticamente ante la aparición de dichos
estímulos, aunque no sean de real utilidad. Es decir, nuestros antecesores realizaban movimientos
voluntariamente para protegerse o evitar el dolor, su repetición los tornó habituales y, finalmente, llegaron a
nosotros hereditariamente. En segundo lugar, Darwin plantea el principio de la antítesis: el hábito de
ejecutar movimientos opuestos bajo impulsos opuestos, donde la voluntad interviene de manera indirecta.
En tercer lugar, dice que movimientos ejercidos anteriormente de manera voluntaria generan que cuando el
sistema cerebro-espinal es excitado actúe independientemente de la voluntad y, influido por la costumbre,
dirija la fuerza nerviosa por las vías que ha recorrido ya con frecuencia.
Ahora bien, si bien, como lo explica Darwin, los actos expresivos de las emociones fueron originariamente
movimientos voluntarios realizados con una finalidad por nuestros antecesores, se presentan para nosotros
como actos involuntarios, instintivos, hereditarios. Podemos decir entonces que la conciencia y la voluntad,
si bien son puestas en juego, no determinan el acto expresivo, no intervienen. Por ejemplo, el hombre
indignado toma una actitud de ataque al adversario aunque no tenga la intención de realizar tal ataque, en el
acto de torcer las cejas y bajar los extremos de la boca para impedir o detener el llanto si bien se tiene una
finalidad, no se sabe qué músculos se mueven para dar lugar a esa expresión. Sin embargo, en otras
situaciones estos movimientos expresivos pueden ser utilizados de manera conciente y voluntaria para
expresar el pensamiento. Por ejemplo, sonreír para mostrar satisfacción o subir las cejas para mostrar
sorpresa.

1
Si bien esto se ve con mayor claridad en sus estudios sobre el origen de las especies, en el estudio de la expresión de
las emociones utiliza, por ejemplo, observaciones de personas ciegas de nacimiento para sustentar su teoría.
2
El título de su trabajo “La expresión de las emociones (en el hombre y en los animales)” marca un cambio importante
traído por Darwin, rompe con el mapa de la época: el hombre es situado a la par de los animales, a diferencia de los
desarrollos teóricos anteriores (como Descartes y Hume) que se caracterizaban por ser antropocéntricos.
El proceso volitivo es desarrollado por William Wundt en 1874, representante del romanticismo alemán, en
el contexto de su estudio de los sentimientos y las emociones. Su método es el análisis experimental,
método científico de la época, por el cual logra que la psicología tenga estatus de ciencia independiente.
Wundt va establecer un paralelismo psicofísico donde del lado físico tenemos a las sensaciones (en su
relación con los estímulos) y del lado psíquico tenemos a los sentimientos. Estos últimos tendrán efectos en
el cuerpo, cuestión que invierte las prioridades darwinianas donde la acción era lo principal.
Ahora bien, el proceso volitivo es ubicado por Wundt dentro de lo que llama Movimientos del alma
(formaciones psíquicas) junto con los sentimientos compuestos y las emociones. Para este autor el proceso
volitivo es un proceso psíquico y es el resultado de la suma de una emoción y un acto volitivo. Cabe aclarar
que define la emoción como un curso de sentimientos que se desenvuelven en el tiempo conexo, un estado
prolongado en el que aparecen fenómenos físicos: movimientos mímicos (de la cara) y pantomímicos (del
cuerpo) que tienen valor sintomático.
Dijimos entonces que el proceso volitivo resulta de la suma de una emoción y un acto volitivo; al respecto,
Wundt explica que para que tenga lugar un proceso volitivo es necesario que en el curso de la emoción se
produzcan movimientos pantomímicos, movimientos del cuerpo, una acción externa que produzca un
cambio en el contenido representativo (de la sensación en estrecha relación con el estímulo, el lado físico) y
sentimental (el lado psíquico) que ponga fin a la emoción que tenía lugar. Este efecto que anula la emoción
es el acto volitivo, es un proceso psíquico que no tiene que ver con lo intelectual ni con lo racional. Por
ejemplo, y tomando el caso que plantea Wundt, en el curso de la emoción de la ira se producen
movimientos del cuerpo como pegarle al adversario y supongamos que este sangra, la sangre entonces
puede generar cambios en el contenido representativo (sensación de la sangre) y sentimental (por ejemplo
lástima) y poner fin así a la ira. En este sentido, no se trata aquí de que este cambio produzca un
razonamiento que llegue a la conclusión de ponerle fin a la emoción en curso. De ninguna manera. Desde
esa perspectiva estaríamos del lado cartesiano de la voluntad. El planteo de Wundt es otro, para él la
voluntad interviene en tanto es una voluntad emocional que nada tiene que ver con lo intelectual o lo
racional, no se trata de un razonamiento.
En cuanto a la conciencia, podríamos decir que Wundt habla sin hablar de ella, es decir, que si bien no la
nombra en su texto, podría pensarse que está presente en el proceso volitivo en tanto este es un proceso
psíquico que tiene lugar en ella. Aunque, reiteramos, el autor no la trabaja en su texto.

La respuesta emocional es teorizada por Watson, representante del conductismo, en 1925. Su método es
la observación experimental, la observación de la acción dentro del laboratorio. El modelo del conductismo
de Watson es cajanegrista, solo interesa lo que puede observarse, el Estímulo y la Respuesta, lo que el
autor considera como conducta.
En el estudio de las emociones Watson considera a la emoción como una conducta igual que cualquier otra.
Descarta el método introspectivo que proponía James, no habla de ninguna manera de “sentir” o “tener” una
emoción, se mantiene firme en su método y se limita a observar dentro del laboratorio las respuestas que da
un individuo ante un estímulo, es decir, las conductas emocionales. Watson diferencia dos tipos de
conductas: condicionadas e incondicionadas, las primeras son aprendidas y las segundas no, sino que
están presentes desde el nacimiento3.
3
Aunque a lo largo de la vida estas conductas, dice Watson, terminan modificándose por los condicionamientos del
ambiente. Watson simplemente dice que no son aprendidas, de base hereditaria, pero no dice que son innatas ya que
eso no puede comprobarlo a partir de su método de observación experimental.
Con respecto a las respuestas emocionales, Watson delimita, a través de la observación de niños
pequeños, tres conductas emocionales incondicionadas, es decir, de origen no aprendido (estímulos y
respuestas): el miedo, el amor y la ira, a las que considera inútiles, cuando no perjudiciales. Si bien no
puede asegurar que sean estas las únicas respuestas emocionales incondicionadas, de base hereditaria,
asegura que de ellas, por condicionamiento, procederán luego todas las reacciones emocionales futuras.
Entonces, describe Watson, el miedo4 se produce ante ruidos fuertes y ante la pérdida de base de
sustentación, el amor ante caricias en la piel, cosquillas y estimulación de zonas erógenas, y la ira ante la
obstaculización de los movimientos corporales. En esta línea, lo que plantea Watson es que es el estímulo
el que determina absolutamente la respuesta, y esto es la conducta. Por eso dice que el conductista es un
determinista absoluto.
Podemos decir ahora que en el trabajo de Watson la voluntad y la conciencia no tienen lugar. La conciencia,
al no poder ser abordada por la observación experimental queda absolutamente fuera de sus estudios. La
voluntad no tiene lugar dado que es el estímulo el que determina de manera absoluta la conducta
emocional, la voluntad no interviene.

La pasión es rescatada del olvido por Ribot en 1907, ya que el término había quedado en desuso y no
había sido utilizado en la psicología de la época, como hemos visto en los autores anteriores, sino que
había sido reemplazado por el de emoción. Ribot, como representante de la escuela francesa, utilizó el
método patológico en sus estudios. Este método tiene cierta reminiscencia en Darwin, extrae lo normal
desde lo patológico. Para Ribot, emoción y pasión no pueden ser reemplazados uno por otro, son modos
distintos de la vida afectiva.
En primer lugar, Ribot define a la pasión como una emoción prolongada e intelectualizada, estable y
duradera. La pasión implica una tendencia predominante mediatizada por una idea. Ahora bien, la emoción
es para Ribot un estado primario y en bruto, es intensa y breve, comienza por un choque, una ruptura de
equilibrio5; la pasión por el contrario es una formación secundaria y compleja, con predominancia de un
estado intelectual.
En segundo lugar, plantea que la pasión tiene causas internas y externas. Las causas internas son la
constitución fisiológica del individuo, su carácter. Para Ribot el hombre es un manojo de tendencias, de las
que por lo general una o varias sobresalen y dan un “sello afectivo” al individuo, una predisposición, una
modalidad afectiva. En la pasión, la tendencia que sobresale crece en desmedro de las demás, dejándolas
en un segundo lugar. Las causas externas no son realmente importantes ya que su influencia es
inversamente proporcional a la predisposición. Entonces, cuanto mayor sea la tendencia interna se
necesitarán menos causas externas para generar la pasión.
En tercer lugar, plantea tres caracteres para la pasión: idea fija, duración e intensidad. La duración de una
pasión es indeterminable, y habíamos dicho que para Ribot es muy prolongada. La intensidad no
necesariamente es evidente, el gasto de energía puede ser a veces muy notable (como en los celos) y otras
no tanto (como en la venganza). La idea fija es el componente intelectual que habíamos mencionado, le da
la duración a la pasión, funciona como su poder motor o inhibitorio y la constituye por medio de dos
mecanismos: la asociación (atraer todo aquello que sostenga la idea fija) y la disociación (alejar todo lo que

4
Dado que para Watson lo importante es la conducta (emocional en este caso), estímulo-respuesta, plantea que bien
podría decirse “miedo” o simplemente “una serie de respuestas bajo ese nombre”.
5
El tema del choque emocional es desarrollado con mayor profundidad por Dumas, otro autor de la escuela francesa.
la contradiga). Estos mecanismos siguen la lógica del juicio de valor o afectivo, van de la conclusión a la
premisa siguiendo un principio de finalidad. Esta, define Ribot, es la lógica propia de la pasión.
En la teoría de Ribot, la pasión aniquila a la voluntad, hace desaparecer el poder voluntario. Ribot considera
la voluntad a la manera cartesiana, del lado de la razón y, al funcionar la pasión bajo una lógica de juicio de
valor, deja totalmente de lado la lógica cartesiana y la voluntad por ende no interviene.
En cuanto a la conciencia, Ribot no habla específicamente de ella, simplemente menciona que la idea fija es
el fin consciente de la pasión y, luego, ubica dentro de las causas internas de la pasión a los influjos
inconscientes.

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