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Garcia Morales Yakin Ivan.

Argumentación filosófica.

Un argumento de regresión al infinito en Spinoza.


El objetivo del presente escrito es, exponer, de manera breve, un argumento de regresión al infinito, el cual es realizado por B. Spinoza, en su “Tratado
de la reforma del entendimiento” *, para lo cual, explicare, en principio, cual es el contexto en que el filósofo realiza tal argumento y posteriormente,
presentare el argumento.

La preocupación central de Spinoza en el “tratado de la reforma del entendimiento” es, el perfeccionamiento del ser humano, él menciona: “el hombre
concibe una naturaleza humana mucho más firme que la suya y ve, además, que nada impide que él la adquiera, se siente incitado a buscar los medios
que le conduzcan a esa perfección” (T.I.E13). Spinoza propone buscar el perfeccionamiento de la naturaleza humana, lo cual, inevitablemente lleva a
preguntar, ¿en qué consiste dicha perfección?, o ¿Qué es lo característico de dicho estado de perfección de la naturaleza humana? Aquello que, de
acuerdo con Spinoza, deberá entenderse como el estado de “perfección” de la naturaleza humana es: “el conocimiento de la unión que la mantiene con
toda la Naturaleza”.(T.I.E.13), esto es, que el ser humano alcanza su perfección cuando comprende la relación que guarda su especie con la totalidad
de la naturaleza, o ,en otras palabras, cuando se comprende al ser humano, o la naturaleza humana, no de una manera aislada, sino en el conjunto de la
naturaleza, como un elemento más de la naturaleza. Con lo cual, es posible afirmar que, el método que puede utilizarse para conseguir dicha perfección
será, una determinada forma de conocimiento, tanto de la naturaleza en general, como de la naturaleza humana, por lo cual, “es necesario entender la
naturaleza, en tanto en cuanto sea suficiente para conseguir aquella naturaleza (humana).”(T.I.E.14)

Para Spinoza el conocimiento que adquiere y posee el ser humano proviene de diversos “modos de percepción”, los cuales, de acuerdo con él, pueden
ser sintetizados únicamente a cuatro tipos distintos: “I. hay la percepción que tenemos de oídas, o mediante algún signo de los llamados arbitrarios.
II. hay la percepción que tenemos por experiencia vaga, es decir, por una experiencia que no es determinada por el entendimiento, sino que se llama
así porque surge casualmente y, como no tenemos ningún otro experimento que la contradiga, se nos ofrece como algo inconmovible. III. Hay la
percepción, en que la esencia de una cosa es deducida de otra cosa, pero no adecuadamente; lo cual sucede cuando por un efecto colegimos la causa,
o cuando concluimos algo de un universal, al que siempre le acompaña cierta propiedad. IV. Hay, finalmente, la percepción en que una cosa es
percibida por su sola esencia o por el conocimiento de su causa próxima.” (T.I.E.19). Para decidir cuál de estos “modos de percepción” es el adecuado
para la tarea que se plantea, Spinoza presenta algunos ejemplos, con la intención de mostrar cuales son las características del conocimiento que proveen
cada una de estas formas de percibir. Al respecto de la percepción de “oídas” (I) menciona que, por medio de ella sabemos quiénes son nuestros padres,
o cual es la fecha de nuestro nacimiento, datos de los que, generalmente no dudamos, más, no podríamos tener total certeza. En lo tocante a la
“experiencia vaga” (II) afirma que, por medio de dicho modo de percepción sabemos que somos mortales, pues al ver que los demás seres de nuestra
condición (seres humanos) mueren, aceptamos que nosotros, igualmente, debemos ser mortales, sin embargo, no tenemos a nuestro alcance algún
“experimento” para desmentirlo o afirmarlo. Sobre la “deducción inadecuada” (III) señala que, por este medio, al percatarnos de que sentimos en todo
momento, un determinado cuerpo y no el de otra persona o cosa, deducimos que, nuestra “alma” está unida a este cuerpo, y que es por motivo de dicha
unión que sentimos tal cuerpo, sin embargo, esto no explica nada al respecto de la forma en que el cuerpo y el alma están unidos, o si es esta unión,
efectivamente, la causa de lo que sentimos. El ejemplo propuesto por Spinoza al respecto de la cuarta forma de percepción: el conocimiento de la
“esencia” (IV) será tomado de la matemática, señala que, al sumar dos y tres, indudablemente obtenemos cinco, o que, al tener dos líneas paralelas a
una tercera, es necesario que todas sean paralelas entre sí, con lo cual, se pretende mostrar que, el conocimiento obtenido por este modo de percepción
es un conocimiento “indudable”, y no solo eso, sino que, tras adquirir dicho tipo de conocimiento, si en verdad sabemos, en este caso sumar, o ,a que
se refiere el que sea paralela una línea a otra, no podremos dudar de su veracidad, esto es, que tendremos cierta “certeza” de su verdad. Con lo cual, y
dadas las características de los conocimientos que los primeros tres modos de percepción proveen, podemos afirmar que ellos solo ofrecen un
conocimiento “parcial” de los asuntos que analizan, en comparación con el conocimiento que nos ofrece el cuarto modo de percepción, dado lo cual,
Spinoza se inclina por considerar como útil para la tarea que se propone, únicamente al cuarto modo de percepción: “solo, pues, el cuarto modo de
percepción comprende la esencia adecuada de la cosa y sin peligro alguno de error, por lo que es también el que más debe ser empleado” (T.I.E.29),
más adelante menciona, “una vez averiguado qué conocimiento nos es necesario, hay que mostrar el camino y el método por el que logremos conocer
mediante esa forma de conocimiento las cosas que hay que conocer”(T.I.E.29)

Con esta introducción, es posible abordar el argumento de regresión al infinito, empleado por Spinoza, pues, será en la discusión al respecto de, el
“camino y método” para emplear el cuarto modo de percepción, que este se presenta. El problema por el cual dicho argumento es empleado es el
siguiente: “lo primero que hay que advertir es que no se producirá una búsqueda al infinito, es decir, que para hallar el mejor método de investigar
la verdad, no se requiere otro método para investigar el método de investigar; y para investigar el segundo método, no se requiere un tercero, y así al
infinito, puesto que de ese modo no se llegaría nunca al conocimiento de la verdad o, mejor dicho, a ningún conocimiento.” (T.I.E.30). Spinoza se
propone mostrar, de qué manera se puede conocer la verdad al respecto de un objeto de estudio determinado, en este caso, la naturaleza en general y la
naturaleza humana, sin caer en un círculo infinito, pues, es latente el riesgo, al buscar un método para conocer la verdad, de pensar que, se necesita a
su vez otro método para conocer dicho método, el cual requiere otro método para ser conocido, y así, sucesivamente hasta el infinito. El filósofo
holandés, con la intención de dar mayor claridad a la cuestión, realizara una analogía, entre este caso, en que se buscan conseguir “instrumentos” para
el conocimiento de la verdad y uno similar en el terreno técnico, en el cual, se requiere de “instrumentos”, o herramientas para el trabajo o la producción
de objetos materiales: “sucede en esto exactamente lo mismo que con los instrumentos materiales, sobre los que se podría argumentar del mismo modo.
Y así, para forjar el hierro, se necesita un martillo; para poseer un martillo hay que hacerlo, y para ello se necesita otro martillo y otros instrumentos,
y para obtener estos se requieren otros instrumentos y así al infinito. En vano se esforzaría nadie en probar, de este modo, que los hombres no tienen
poder alguno de forjar el hierro.”(T.I.E.30). Tanto la persona que requiere un martillo como aquella que necesita un método para investigar la verdad,
podrían necesitar algún otro “instrumento” para conseguir, respectivamente, el martillo y el método de investigación, lo cual, podría llevarnos a suponer
que, en ambos casos, la cuestión se extiende al infinito, esto es, que para conseguir un martillo siempre se necesita otro martillo, y para conseguir un
método para investigar la verdad, siempre se necesita un método para conocer este método. Sin embargo, y si aceptamos la analogía, y además,
afirmamos que, de ser así, si se requiere necesariamente un martillo para fabricar un martillo, dado que inicialmente el ser humano no poseía un martillo,
sería imposible que existieran los martillos, no obstante, los martillos existen, por lo tanto, es evidente que no se requiere de un martillo para fabricar
un martillo, por lo cual, si bien, no contamos inicialmente con un método para investigar la verdad, es probable que tampoco se necesite un método
para conocer aquel método de investigación, como no se necesita un martillo para fabricar un martillo.

*las citas al texto de Spinoza serán realizadas con las siglas “T.I.E” (tractatus de intellectus emendiatione) seguidas del número de parágrafo en que se
localiza el fragmento citado. La traducción empleada fue realizada por Atilano Domínguez. (Alianza Editorial. Madrid. 1988)
La manera en que Spinoza argumentara, valiéndose de la analogía, para detener la cadena infinita de “causas y efectos” es la siguiente: “así como los
hombres, usando al comienzo instrumentos innatos, consiguieron fabricar, aunque con gran esfuerzo y escaso éxito, algunos objetos sumamente fáciles
y, una vez fabricados estos, confeccionaron otros más difíciles con menos esfuerzo y más perfección, y así, avanzando gradualmente de las obras más
simples a los instrumentos y de los instrumentos a otras obras e instrumentos, consiguieron efectuar con poco trabajo tantas cosas y tan difíciles; así
también el entendimiento, con su fuerza natural, se forja instrumentos intelectuales, con los que adquiere nuevas fuerzas para realizar otras obras
intelectuales y con éstas consigue nuevos instrumentos, es decir, el poder de llevar más lejos la investigación, y sigue así progresivamente, hasta
alcanzar la cumbre de la sabiduría.”(T.I.E.31)

Si bien, aceptando la analogía entre los procesos de formación de los instrumentos o herramientas de las disciplinas técnicas, y los procesos de formación
de los “instrumentos intelectuales”, de los que se vale el entendimiento para la investigación de la verdad, (en el caso particular de Spinoza, de la
naturaleza y la naturaleza humana) podríamos considerar que se ha frenado la tendencia a buscar “causas y efectos” eternamente, no obstante, y dado
que las herramientas o instrumentos de las disciplinas técnicas se han perfeccionado paulatinamente, o, en un proceso de perfeccionamiento progresivo,
partiendo de instrumentos innatos y, de igual manera, el proceso en el que se han desarrollado los “instrumentos intelectuales” con los que actualmente
contamos, dada su complejidad ha sido, igualmente, lento y progresivo, y a sí mismo, a partido de instrumentos innatos, aun es necesario preguntar,
¿ cuáles son aquellos instrumentos innatos de los que ha partido el desarrollo progresivo de los “instrumentos intelectuales”?.

El proceso de formación de los instrumentos intelectuales, al igual que el de los instrumentos materiales, es progresivo, esto es, que parte desde los
instrumentos innatos, hasta conseguir instrumentos mucho más complejos y útiles. En el caso del martillo, podríamos pensar, por ejemplo, que antes
de poder fabricarlo, posiblemente pudo haberse utilizado una piedra para desempeñar las funciones que el martillo, actualmente, desempeña. Al respecto
del progreso en los instrumentos intelectuales, Spinoza menciona: “a medida que la mente entiende más cosas, adquiere con ello otros instrumentos,
gracias a los cuales le es más fácil seguir entendiendo. Ya que, como se puede colegir de lo anterior, es indispensable, ante todo, que exista en nosotros
una idea verdadera, a modo de instrumento innato, para que, una vez entendida ella, se entienda a la vez la diferencia que existe entre esa percepción
y todas las demás.”(T.I.E.39). Aquella idea verdadera, como instrumento innato, es el punto de inicio del desarrollo y progreso de los métodos para
investigar la verdad. Por lo cual, para conseguir un método para investigar la verdad, no es necesario utilizar otro método, que me permita conocer el
método para investigar la verdad, de acuerdo con Spinoza, es necesario, analizar o prestar atención a las diversas “percepciones” o ideas, con la
intención de distinguirlas unas de otras, y discernir cuál de ellas puede considerarse una idea verdadera, y por lo tanto, puede ser tomada como punto
de inicio para el conocimiento. Esto es posible si admitimos la distinción realizada por Spinoza entre “idea” e “ideato”: “pues una cosa es el circulo y
otra, la idea del circulo”(T.I.E.33), esto es, que la idea, y el objeto que tiene como contenido dicha idea, son cosas distintas, con lo cual, si la idea de
circulo es diferente del círculo, podemos conceder que, la idea de circulo, en cuanto objeto con una existencia independiente de la cosa que ella tiene
como contenido, puede, a su vez, ser objeto de otra idea, es en este sentido que es posible reflexionar sobre las ideas y distinguirlas unas de otras: “el
método no es el mismo razonar para entender las causas de las cosas y, mucho menos, el entender esas causas. Es más bien entender que sea la idea
verdadera: distinguiéndola de las demás percepciones, e investigando su naturaleza para que conozcamos, a partir de ahí, nuestro poder de entender
y dominemos nuestra mente, de forma que entienda todas las cosas, que hay que entender, conforme a dicha norma.”(T.I.E. 37)

Por lo tanto, para frenar la caída en la necesidad de buscar infinitos métodos, que se busquen uno a otro, para poder proveernos un método para
investigar la verdad, Spinoza propone, tener como punto de origen para conseguir aquel método para investigar la verdad, una idea o, “percepción”
verdadera, a manera de “instrumento innato” el cual, debe ser conseguido, analizando los distintos tipos de ideas o percepciones, para definir cuál de
ellas es útil para el objetivo que se busca. Si bien, esto podría parecer extraño, en realidad ya Spinoza ha mostrado de qué manera podría realizarse esta
distinción entre diversos tipos de ideas o percepciones, si aceptamos que, es eso exactamente lo que hizo al distinguir entre cuatro diferentes “modos
de percepción” y, apoyándose en ejemplos mostro que tipos de ideas o percepciones son las que provienen de dichos modos de percepción, e incluso,
tras haber realizado dicha distinción entre los diversos tipos de ideas, tomando en consideración sus características, afirma que, desde su perspectiva,
la única manera de conocer la verdad al respecto de algo es, conocer su esencia y su causa próxima, con lo cual, podría afirmarse, que las ideas
verdaderas, son aquellas que muestran la esencia y la cusa próxima de aquello que tienen por objeto.

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