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El Principio del UTI POSSIDETTIS

Uti possidetis iuris


El uti possidetis iuris (locución procedente del latín que significa ‘como poseéis de acuerdo al
derecho, así poseeréis’) es un principio legal de acción; su aplicación en el Derecho
Privado consiste en el dominio que ejerce un propietario sobre el inmueble o cosa objeto de su
derecho, y en el Derecho Internacional Público, la de los Estados sobre los territorios que
geográfica e históricamente les pertenecen.
Este principio proviene del derecho romano, que autorizaba a la parte beligerante reclamar el
territorio que había adquirido tras una guerra. A partir de ello, el término ha sido utilizado
históricamente para legitimar conquistas territoriales, por ejemplo, la anexión de la Alsacia-
Lorena por parte del Imperio alemán en 1871. Este principio fue aplicado en el siglo XVIII entre
España, Portugal y el Reino Unido al finalizar la Guerra del Asiento (1739-1748).

Aplicación contemporánea para la delimitación de fronteras


Tras los procesos de descolonización surgidos desde el siglo XIX, el principio ha sido utilizado
para establecer las fronteras de los nuevos estados, tal como en el caso de los
países latinoamericanoslos cuales mantuvieran los límites de los viejos territorios coloniales de
los cuales emergieron.2 Asimismo, fue el principio rector del proceso de descolonización
en África.
Simón Bolívar, al finalizar las Guerras de independencia hispanoamericana, fue el primero en
proponer que los países hispanoamericanos emancipados conservasen las antiguas fronteras
de las posesiones del Imperio español en América. Es decir, que los nuevos estados surgidos
tendrían provisionalmente como límites los que le corresponderían en el año 1810 hasta la
existencia de un tratado, alegando el año 1810 como el último de la monarquía española para
la posesión legítima de sus dominios americanos.4 Este principio ha sido alegado por diversos
países hispanoamericanos.
El principio fue confirmado por la Corte Internacional de Justicia en la sentencia de 1986
entre Burkina Faso y Malí.
Derecho de autodeterminación
El derecho de libre determinación de los pueblos, más conocido como derecho de
autodeterminación, es el derecho de un pueblo a decidir sus propias formas de gobierno,
perseguir su desarrollo económico, social y cultural, y estructurarse libremente, sin injerencias
externas y de acuerdo con el principio de equidad. La libre determinación está recogida en
los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, aunque no en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos. También numerosas resoluciones de la Asamblea General de la
ONU hacen referencia a este principio y lo desarrollan: por ejemplo, las resoluciones 1514 (XVI)
o 1541 (XVI), relativas al derecho de autodeterminación de los pueblos coloniales. Es un
principio fundamental del Derecho internacional públicoy un derecho de los pueblos, que tiene
carácter inalienable y genera obligaciones erga omnes1 para los Estados. Incluso, de acuerdo
con muchos autores, la libre determinación ha devenido norma de ius cogens. La ONU afirma
que este derecho solo se puede aplicar a territorios sin autogobierno y que tengan motivos
históricos.
El concepto de libre determinación tiene una gran fuerza y un carácter especialmente polémico.
El Comité de Derechos Humanos ha puesto de manifiesto su naturaleza fundamental al señalar
que es requisito necesario para la plena efectividad de los derechos humanos individuales. Pero
su mención en el discurso político contemporáneo puede levantar temores de desestabilización,
incluso violenta; también se ha asociado con posiciones políticas extremistas
y chauvinismos étnicos.3 La Revolución francesa se considera un paradigma básico de cómo
el pueblo derrocó a la monarquía y a la aristocracia en el poder, y estableció un régimen
republicano donde el pueblo se gobernaría a sí mismo.
Esta multiplicidad de sentidos se deriva de que la libre determinación está estrechamente ligada
al término «pueblos», término que es a su vez problemático y que no ofrece un único significado.
Por el contrario, tanto la doctrina como los Estados u otros agentes internacionales han tratado
de hacer valer sus respectivas concepciones. A partir de 1960, la definición de los pueblos
coloniales como sujetos de la libre determinación supuso un impulso esencial para
la descolonización y colaboró en una auténtica universalización de la sociedad internacional.
Una concepción mayoritariamente occidental considera también «pueblo» al conjunto de
habitantes de un Estado unitariamente considerado, mientras que diversas minorías
nacionales o pueblos indígenas dentro de Estados se han autodefinido como pueblos. Sus
reivindicaciones ponen de manifiesto la tensión y los conflictos que existen entre el derecho de
libre determinación de los pueblos y la integridad territorial de los Estados. El tratado de Helsinki
de 1972, como recoge la sentencia sobre la independencia de Kosovo de la Corte Internacional
de la Haya,la integridad territorial, solo es válida ante otros Estados, no para impedir la libre
determinación de los pueblos.
Por otra parte, el derecho de autodeterminación no se articula exclusivamente con la fórmula
de la independencia, sino que tal como aseguro la Comisión Africana de Derechos Humanos y
de los Pueblos puede articularse en "independencia, autogobierno, gobierno local, federalismo,
confederalismo, unitarismo o cualquier otra forma de relación conforme a las aspiraciones del
pueblo, pero reconociendo los otros principios establecidos, como la soberanía e integridad
territorial
Uti possidetis de facto
El uti possidetis de facto (locución procedente del latín que significa ‘como poseéis de acuerdo
al hecho’) es un principio legal de acción; su aplicación en el Derecho Internacional Público
consiste en el dominio que un Estado ejerce sobre los territorios que efectivamente puede
controlar.

Aplicación contemporánea para la delimitación de fronteras

Tras los procesos de descolonización surgidos desde el siglo XIX, el principio fue utilizado por
el Brasil para establecer sus fronteras con los estados hispanoamericanos emergidos al
finalizar las Guerras de independencia hispanoamericana,23 particularmente con Venezuela,
Colombia, Paraguay y Uruguay.
La aplicación de este principio se contrariaba a la del uti possidetis iuris, pues mientras este se
refería a las posesiones territoriales basadas en las leyes, el de facto se basaba en la ocupación
y control del mismo. Esto generó varios conflictos entre las antiguas posesiones españoles y
portuguesas, pues cada uno de ellos veía de manera distinta la manera de delimitar sus
territorios.1 También fue aplicada, en conjugación con el derecho de iure, por otros países de
la región como El Salvador, Honduras, Bolivia y Perú.

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