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La Vanguardia en Perú nace con una clara conciencia política. El libro que abre este
proceso singular, Trilce, se gesta en medio de un conflicto revolucionario y su medio
singular de producción es la cárcel.
Sin embargo no existe en la redacción de los Cinco poemas un propósito político, pero
sí una actitud revolucionaria como se deriva de las palabras que le dedicó Vargas Llosa
al recibir en Caracas el premio Internacional de novela Rómulo Gallegos (1967), quien
le define como "un hechicero consumado, un brujo de la palabra, un osado arquitecto de
imágenes, un fulgurante explorador del sueño, un creador cabal y empecinado que tuvo
la lucidez y la locura necesarias para asumir su vocación de escritor como hay que
hacerlo: como una diaria y furiosa inmolación" 3. Su vida, marcada por la anécdota, no
presenta la angustia desesperada que tendrá la de Vallejo, sino un sentido infantil y
lúdico, como reveló Carlos Meneses 4, uno de sus primeros y más interesantes
biógrafos.
"En el Perú se siente desde hace algún tiempo una corriente, cada día más vigorosa y
definida, de renovación. A los autores de esta renovación se les llama vanguardistas,
socialistas, revolucionarios, etc. (...) Pero por encima de lo que los diferencia, todos
estos espíritus ponen lo que los aproxima y mancomuna: su voluntad de crear un Perú
nuevo dentro del mundo nuevo 5." (Mariátegui).
De este modo se inaugura el rechazo hacia al cultura heredada 6 que coincide con un
cambio en el sistema tradicional de representación artística en el ámbito literario.
Sistema compartido así mismo por las vanguardias europeas. En consecuencia la
revolución vanguardista se conjuga con el pensamiento político.
A comienzos del siglo XX la duda ante la posibilidad de captar una realidad total hace
que se busquen distintas formas de representación. En realidad se mantiene la tensión
que describía Durand en La imaginación simbólica cuando distribuía en dos las formas
de representación del mundo, bien directa y por tanto referencial o contemplativa, o
bien indirecta ante la incapacidad real para representarla. Esta es la diferencia que se
establece entre Oquendo y la poética anterior de su admirado Eguren. La realidad ya no
puede ser contenida en la significación del símbolo, por más que éste tienda a establecer
la unidad entre dos realidades. El mundo se percibe en una complejidad que impide su
armonización en el símbolo, es decir, en el uno, su resonar en la unidad:
Por otra parte si la vanguardia supone una vía de escape respecto a la mímesis
tradicional, por el contrario "el componente visual del caligrama denota (...) una
analogía esquemática e ingenua" 7.
La visualización poética que, de acuerdo con Mª Ángeles Vázquez 8, es característica de
Oquendo, se corresponde con este esquematismo y hace que el caligrama se relacione
con otro tipo de poesía como el haikú del mexicano José Juan Tablada. E incluso puede
ofrecer aquella visión sorpresiva de la realidad que se manifestaba en la greguería de
Gómez de la Serna como el tranvía que aparece en su poema "reclam" en el que
"Desde un tranvía
el sol como un pasajero
lee la ciudad"
Pero las relaciones no terminan aquí: Oquendo lleva a cabo un proceso coincidente con
la Vanguardia que trata de eliminar la forma poética mediante una visualización que
implica la disposición tipográfica del texto poético. El plegado del papel recuerda la
práctica del origami 9, que tuvo en Unamuno a uno de sus máximos defensores 10. Un
sistema que nos habla directamente del sentido lúdico que adquiere la poesía al tiempo
que expresa desde su formato un claro deseo de renovación y descubrimiento o
fundación de un mundo nuevo, o dicho en otras palabras, una deconstrucción de la
poética tradicional.
El libro está marcado por el tiempo. Las imágenes temporales se tratan de visualizar
mediante el sistema circular de empiece y final presente en el poema II de Trilce de
Vallejo también dedicado al tiempo, puesto que comienza con Tiempo Tiempo, para
terminar con la mayúscula que cierra el poema del mismo modo que lo inicia :
frente a Vallejo que abandona el texto a la interpretación del lector. Sin embargo en
ambos se encuentra implícito la idea de circularidad y el propósito de visualizar ese
tiempo . En la poesía de Vallejo mediante la utilización de la mayúscula al final del
poema (nombrE) y en la poesía de Oquendo, mediante la repetición de la palabra
ETERNA y su deseo de destacarla dentro del texto mediante la utilización de las
mayúsculas
En nota al pie se define el poema acéntrico 11. Una paradoja puesto que precisamente
ese Dios o nada sitúa lo que entendemos como centro en la o. Significativamente para
Vallejo la O en el espacio en blanco se corresponde con la O de burla del ataúd, es
decir, caída en el vacío, que expresa en los siguientes versos de "Avestruz" (Heraldos
negros)
De este modo podemos interpretar -si consideramos que Oquendo puede tener cercano
el ejemplo de Vallejo- que el centro, la o, es el vacío, la nada, de ahí que predique ese
poema acéntrico en un doble sentido.
Los significados de falta de centro se repiten, pues si el tornillo sirve para ajustar dos
realidades la risa destornilla, y los significados múltiples se superponen en el verso:
"Nosotros desentornillamos todo nuestro optimismo".
"Film de los paisajes" resume todo un universo de imágenes posibles a través de los
sentidos. Si nos centramos en los versos que contienen la palabra paisaje, nos
encontramos con
Por supuesto que ignoro el contenido que Oquendo trataba de otorgar al término paisaje
pero parece bastante cercana la idea de una llamada a sentidos como el gusto, el olfato y
la vista, para finalmente terminar el paisaje en el vacío o la nada.
De igual modo la realidad que describe el paisaje es acéntrica: las nubes, los
automóviles, las casas, la amada, la casa concreta que llama a lo sonoro de la audición
("Tocaremos un timbre"). En el escenario parisino surgen las bicicletas, mientras el
paisaje desdoblado, se supone que en las secuencias de la cinta, nos convierte a todos en
esos pequeños seres que podemos ver en cada una de las fotografías recogidas en el
negativo.
La fotografía nos puede hacer a todos enanos y a las ciudades tener la apariencia de ser
construidas sobre la punta de un paraguas y nuestros ojos, contemplando las imágenes,
más altos. Hemos alcanzado el progreso.
Pero si podemos recoger la instantánea nos falta aún otra llamada a los sentidos: el olor.
¿Qué sentido tiene? Nada, aunque recojamos todo el paisaje no podemos ni pintarnos el
alma de inteligentes, ni matar a la oscuridad, ni desentornillar el optimismo ni llenarnos
la carteras de estrellas ni firmar un cheque en el cielo. ¿Cómo si no limpiar con un
plumero los paisajes?
¿Qué puede quedar después de una película de los paisajes? Es decir, cuál es el sentido
último?
"Dios o nada". El poeta que no puede afirmar ni una cosa ni otra, nos emplaza por tanto
para el próximo capítulo, porque como dice en la nota, no hay centro. El paisaje
finalmente se borra, la cámara hace un barrido y nos deja la lluvia de la pantalla.
Finalmente, propongo una lectura de los tres poemas, jardin, poema y obsequio
En los tres, mientras que los poemas e incluso su título, se escriben en minúsculas, el
último verso se escribe con mayúscula. Entre el uno y el dos se encuentra el poema
"Mar" pero de acuerdo con el plegado del libro se puede pasar al tercer poema, sin ver
el anterior, el segundo, mientras sí que vemos el tercero, "poema" y el cuarto
"obsequio".
Se construyen de este modo tres versos relacionados por: tener una tipografía en
mayúsculas, ser el último verso y completar un sentido entre los tres
Por otra parte el poemario se construye como un círculo del transcurso: la dedicatoria
nos orienta al nacimiento "estos poemas inseguros/ como el primer hablar dedico a mi
madre", mientras que la conclusión o biografía remite al transcurso: "tengo 19 años/ y
una mujer parecida a un canto". En los dos momentos, principio y final del poemario
existe una concreta referencia al acto del lenguaje , el primero como balbuceo; el último
como arte, y ambos relacionados con los roles esenciales de la mujer: madre y amada.
Estos dos elementos palabra y mujer se repiten en la poética de Paz que de igual modo
inicia Libertad bajo palabra desde el vacío o el silencio. Las relaciones con Oquendo
no se quedan exclusivamente en la coincidencia temática sino que de igual modo
establece su poema Blanco, crucial en su poética, adoptando el mismo sistema de
plegado que adoptara Oquendo como sistema de continuidad y adaptación de un
referente preciso al contenido del poema.
L
s o
m s
u p
b e l
r a f
n u e
m r e
b s a
Por otra parte, en el barroco existe un claro sentido didáctico y lúdico, que privilegia la
enseñanza puesto que en su mayoría se basaba en los libros de sentencias y en los
aforismos recopilados de la Antigüedad clásica. Condición que exige una única
dirección e interpretación. Por el contrario, en la Vanguardia domina la ambigüedad y la
libre interpretación por lo que todo lo expuesto hasta aquí puede ser negado y discutido
por cualquier otro intérprete o lector. Y en segundo lugar en la poesía de Oquendo
domina el sentido lúdico porque hasta lo trascendente del tiempo, de la muerte o del
amor ha dejado de obtener una respuesta, se disuelve en el eje equilibrado de la o
disyuntiva ( "Dios o nada"). Cita y enfrentamiento
con Dios cuya ausencia en el pensamiento de las vanguardias fagocita a su vez una duda
en torno al pensamiento tradicional y las normas establecidas hasta llegar al poeta como
pequeño Dios 12.
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Notas:
13 "Dos apuntes sobre Oquendo de Amat": "mientras que Eguren opta por refugiarse en
el escapismo, Oquendo elige la alegría. La poesía de Oquendo es una celebración
obstinada de la niñez que Eguren contempla con nostalgia. Naturalmente, Oquendo no
encuentra colores en la realidad, porque la realidad carece de color: por eso, antes que
abandonarla en pos de algo mejor, primero hay que pintarla. Con júbilo en la paleta, por
supuesto, ya que sería imposible hallarlo en otro sitio. El proyecto es declaradamente
creativo: si no existe la alegría, habrá que generarla, pero no desde la nada, sino
mediante el viaje. Viaje que es un sueño, sueño que es un viaje de la realidad misma,
transfigurada. La mano del poeta guía la luz desde los manantiales más puros hacia las
zonas más negras. Oquendo reconoce la alegría en una rueda, en un color, en un paso, y
hunde su pincel en la belleza inadvertida para llevarla hacia lo oscuro, pero no
renegando de la oscuridad, sino abrazando la locura. Locura prodigiosa que, como la
mejor literatura fantástica, cumple el deber de transformar la realidad, de alegrar la
tristeza"
http://huesohumero.perucultural.org.pe/textos/luisc.doc
15 de marzo de 2006