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Universidad de la Salle

Facultad de filosofía y Letras


Justicia e injustica global
Sylvanna Martínez G.
30121222

Hablar de justicia global por estos días, en nuestro contexto parece un tema
utópico teniendo en cuenta que vivimos en un mundo dominado por la
desigualdad. En todos los riñones del mundo se vulneran diariamente los
derechos humanos, mujeres y hombres de todas las edades mueren esperando
por ayuda que nunca llega sin mencionar que la violencia y pobreza son noticia
cada día. Con una suerte de paranoia se nos presenta una visión clara de la
vulnerabilidad de gran parte de los habitantes del mundo y con ello se hace
urgente una reorientación de nuestro pensamiento y nuestro comportamiento.

Paradójicamente, vivimos en la era de la globalización y con su creciente


interconexión, esta trae consigo el desarrollo de los mercados, la integración de
las economías, la aceleración industrial etc. Esta dinámica pareciera ser una forma
oportuna de cerrar la amplia brecha de desarrollo que separa los países de tercer
mundo de los del primer mundo; sin embargo en este vertiginoso e irreversible
proceso poco o nada hace referencia a una ética que rija las políticas de
desarrollo, bien sea dentro de los estados o en lo relacionado a las relaciones
internacionales. Se nos dice que la globalización unifica el planeta y elimina
fronteras pero la globalización a mi parecer ha generado más rupturas y ha abierto
brechas entre los países, y dentro de los mismos países genera divisiones entre
pobres y ricos.

Frente a la justicia e injusticia global surgen infinidad de temáticas para analizar,


bien sean de orden social, económico, cultural, moral o político. El propósito de
este texto es analizar las responsabilidades de los individuos y las instituciones
frente al hambre y la miseria que padecen millones de personas alrededor del

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mundo y a la vez considerar las prioridades que se deberían adoptar en las
políticas económicas en el propósito de avanzar en la eliminación de las
desigualdades globales que son tan marcadas.

Frente a las responsabilidad que tienen las organizaciones estatales Pogge, hace
un cuestionamiento frente a la teoría de Rawls en la que este establece que las
instituciones sociales son ámbitos separados de toda valoración moral y donde
además la justicia social está separada de la ética ya que solo obedece una
valoración de la normatividad social pero alejada de la valoración moral del
comportamiento y el carácter de los agentes individuales y colectivos [CITATION
Pog08 \l 9226 ] argumenta Pogge, que los diagnósticos morales son
imprescindibles porque nos ayudan a evaluar conductas individuales, colectivas e
institucionales en aras de determinar causas, consecuencias y/o posibilidades, así
mismo se determina si las normas deben ser modificadas y si existen
responsables de estos defectos normativos[CITATION Pog08 \l 9226 ].

Lo que se pretende con la justicia global es ampliar el contexto del análisis moral
institucional y disolver las fronteras de las relaciones nacionales e internacionales,
en otras palabras, aplicar el análisis moral institucional de una forma
global[CITATION Pog08 \l 9226 ] en este punto es importante mencionar que Las
relaciones políticas entre naciones representa una gran desventaja a la hora de
referirnos a la toma de decisiones y esa desventaja viene dada por la relación de
identidad del gobernante de un país con su pueblo, con esto me refiero a la
representación de los intereses de su sociedad reducido a un sujeto, en este
sentido la justicia global actuaria no obedeciendo cada contexto estatal si no que
operaria en un marco general, compartiendo la responsabilidad sobre el orden
institucional global y todo lo que trae consigo como los tratados comerciales que
benefician a los países ricos obstaculizando el progreso de los países en vía de
desarrollo o la escasa representación y voz de los países pobres frente a las
instituciones que aparentemente buscan eliminar los altos índices de desigualdad
social como la ONU.

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El marco de la justicia global y también hace evidente la relación y responsabilidad
que tienen los habitantes de los países desarrollados respecto a la pobreza, la
violencia y la opresión que aqueja a los habitantes de países subdesarrollados.

Considero pertinente referirme también a la errónea idea respecto al progreso, en


la que se identifica el desarrollo de un país como un asunto exclusivamente
económico, medible en términos del incremento del PIB sin atender a otros
aspectos que deberían ser tenidos en cuenta, como la equidad en la distribución
de la riqueza y la satisfacción de las necesidades básicas de la población. Estos
principios económicos tienen una incidencia directa en la ética y la racionalidad de
las personas: es mejor ser rico que ético, es mejor expandir la economía aunque
cueste los recursos naturales, la integridad o la vida, siempre y cuando la vida que
se pierda sea la los demás, la del otro, el que esta fuera de nuestra frontera.

En nuestro mundo irremediablemente interconectado requerimos reglas


enmarcadas en un carácter ético y un contexto global. Esta nueva normatividad
debe implicar a toda la sociedad y todos los seres humanos como ciudadanos
políticos debemos exigir a nuestros gobernantes y organismos internacionales una
verdadera justicia y no solo la defensa de los intereses particulares de cada uno
de los estados que a su vez obedecen las demandas de las multinacionales donde
además siempre llevan las de perder los más pobres.

Más allá de la globalización como acontecimiento colectivo quisiera pensarla


desde el sujeto como actor individual, con responsabilidades sociales,
obligaciones colectivas y compromiso con la disminución de la desigualdad de
nuestras sociedades. Es por esto que me permitiré pensar la globalización en
relación a ilustración desde la interacción de sujetos que construyen y constituyen
sociedad.

Si hablamos de ilustración pensaremos en un individuo sensato y con gran


capacidad de razonar de manera autónoma, consciente y con un alto sentido de
responsabilidad moral y autodeterminación.

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Pensar en una sociedad conformada por ciudadanos ilustrados llega a ser una
utopía y una muy lejana, más aun cuando la pensamos frente a nuestra cultura
globalizada donde pareciera ser que todo está determinado y se nos impone una
forma de ser para poder estar. Se nos invita a comprar determinados artículos, se
nos enseña a participar de nuevas tendencias que nos permiten ser diferentes y
menos peores; los mercados nos indican que estilos de vida llevar, en donde, con
quien, en qué momento y paradójicamente, no querer ser parte de algo
automáticamente nos incluye en otros parámetros dentro del mismo sistema. Con
una suerte de paranoia sentimos que esta paradoja aplica a todo ámbito y huir de
ella es una tarea titánica pero urgente.
En este nuevo y cosmopolita contexto ¿Es posible pensar en una globalización
ilustrada? Cuando los marcos de poder dictaminan los modelos políticos,
culturales, económicos, sociales y hasta el sistema de creencias es manipulado, la
autonomía del sujeto debe jugar un papel crucial y mostrarse fuerte para ser
protagonista de un proceso que se hace necesario cuando de hallar armonía en la
vida social se trata. Con esto se quiere decir que una sociedad avanza en la
medida en que sus habitantes busquen ser ciudadanos ilustrados y desarrollen
sus habilidades según su capacidad de ilustración. Mendelssohn pensaría que la
sociedad actual no logra avanzar culturalmente porque no ha logrado dominar el
conflicto entre la ilustración del hombre y la del ciudadano; dos contextos
inherentes pero necesariamente con sus propias distinciones y divergencias entre
sí, sin embargo es necesario que vayan de la mano y la educación será elemento
primordial para evitar toda forma de corrupción.
Analizar el uso público de la razón que menciona Kant, será también muy útil a la
hora de determinar el papel del individuo como parte de la totalidad de un estado y
los alcances de su entendimiento en esta.
Cuando se vive en sociedad y somos doblegados por los modelos institucionales
es más cómodo permitir que se nos indique que hacer y peor aún esperar que
otros, ya sean particulares o instituciones hagan frente y den solución a las
problemáticas sociales, económicas o culturales para luego con una suerte de
lavado de manos responsabilizar a otros de lo que en mi posibilidad de ayudar yo

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también soy responsable. Estas dinámicas, sin duda favorecen los intereses
estatales y permiten un mayor despliegue de normatividades que abren aún más
la brecha de la desigualdad y la injusticia social escudándose en la democracia.
Esta minoría de edad, menciona Kant prácticamente constituye la naturaleza de
los individuos y por ello es difícil salir de ella más aun, cuando obedeciendo
intereses particulares se le ha mostrado equívocamente desde las dificultades que
representa una autonomía de pensamiento y los beneficios de vivir condicionado y
dependiente.
Con lo anterior no se está diciendo que sea imposible una globalización ilustrada,
se hace más bien referencia a los obstáculos para el desarrollo del pensamiento
que representan los modelos institucionales y si bien es posible una ilustración
colectiva este proceso tomaría demasiado tiempo puesto que hacer uso público de
la propia razón viene dado por la libertad y es esto justamente lo que más se
condiciona y limita desde todas las esferas estatales hacia los individuos; si se
goza de libertad es inevitable que algunos individuos lleguen a pensar por sí
mismos.
También puede pensarse que un mundo ilustrado en su totalidad es utópico, ya
que si bien por medio de movimientos y revoluciones es posible crear resistencias
sociales y transformar modelos establecidos, nunca es posible una transformación
completa en el pensamiento de la totalidad de la población, esto debido a que los
viejos paradigmas y prejuicios son la columna vertebral de la estructura de la
creciente globalización, constituida en su mayoría por individuos sin pensamiento
propio, esto gracias a la obligación de obediencia y negación de razón que exige
el sistema.
Según Kant el uso público de la razón implica una libertad total y sin límites,
mientras que el uso privado de la razón puede tener limitaciones, el uso público de
la razón se produce cuando el individuo es docto en una materia y lo utiliza ante
los demás como por ejemplo en un cargo público, por otro lado el uso privado de
la razón corresponde a lo que el individuo hace desde su lugar civil. Esto tiene que
ver con el cumplimiento de las funciones sociales de cada ciudadano dentro de
una configuración social ordenada my los fines de interés público. Para Kant esta

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limitación de libertad no obstaculiza el desarrollo de la ilustración mientras se
garantice la libertad del uso público de la razón, el uso libre de la razón sin
imposiciones ajenas en un sentido más estricto es la libertad de opinión o
expresión, es por tanto un requisito para la ilustración porque mediante la crítica,
la argumentación razonada y las propuestas públicas pueden transformarse y
mejorarse las creencias y las leyes en cualquier ámbito. En nuestro contexto
globalizado es el único camino pacifico hacia el progreso de la humanidad.
Para aclarar estos conceptos Kant utiliza tres ejemplos: un militar, un ciudadano y
un sacerdote. Estos deben obedecer siempre las órdenes de sus superiores
(ejército, gobierno e iglesia) pero pueden manifestar públicamente su pensamiento
sobre la injusticia de sus obligaciones impuestas. En caso de no querer cumplir las
normas o leyes, solo les queda abandonar su institución. Según Kant, en el ámbito
del uso privado de la razón no hay libertad. A pesar de todo, la falta de libertad del
uso privado de la razón no impide la ilustración, siempre que exista libertad para
informar, pensar y expresar públicamente las ideas.
En este punto es posible responder al interrogante: ¿Cuál es entonces el enfoque
correcto hacia la globalización ilustrada?
Pues bien, la globalización hace evidente la relación y responsabilidad que tienen
los individuos respecto a la pobreza, la violencia y la opresión que aqueja a la
sociedad y como ya se ha hecho referencia anteriormente; los modelos
institucionales son, sin duda alguna, los causantes de este trastorno social. Ante
esta compleja problemática se hace urgente y necesaria una reconfiguración, la
intervención de sujetos ilustrados
El sensus comunis al que hace referencia Kant donde se cotejan en juicio propio y
los demás juicios posibles con el fin de evitar los juicios subjetivos que se toman
por objetivos, tiene principios empáticos que sugieren una gran herramienta para
construir individuos ilustrados muy útiles a la hora de resistir a los modelos
institucionales impuestos por la globalización. Las máximas de este sentido común
comprenden: El pensamiento propio alejado de los prejuicios que abandona la
superstición siendo el paso mas amplio hacia la ilustración pues ya no es
necesario que nuestro pensamiento sea guiado o manipulado por otros aun

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cuando se nos imponen prejuicios y casi que se obliga a pensar de modos fijados
con antelación. Pensar en el lugar de los otros; esta máxima sin duda contiene el
mayor contenido empático a su vez que no contempla una forma de entendimiento
si no mas bien la forma de pensar que se amplía, porque se aparta de los juicios
subjetivos y privados y se extiende a más individuos, desde luego, no se
abandona la reflexión individual si no que por el contrario se reflexiona desde el
propio juicio, pero desde un punto de vista universal. Por último, pensar de
acuerdo consigo mismo que se refiere a la necesidad de pensar de manera
consecuente y obedeciendo a los principios que se profesan, dicho de modo
cotidiano, no traicionarse o vender los ideales ya que nuestros deberes sociales
son también deberes personales. Si los modelos institucionales fueran dirigidos
por estas máximas de entendimiento, juicio y razón progresivamente sería posible
un tránsito de la minoría de edad a la ilustración, pero es sabido que al sistema
globalizado lo que menos le interesa es tener ciudadanos ilustrados que
representen peligro de sublevación, es mas conveniente unos pocos que puedan
doblegar a minoría de edad de la mayoría.
Dicho lo anterior, es pertinente mencionar que si bien estamos lejos de lograr una
sociedad ilustrada mas aun en el marco de la creciente globalización es un
proceso posible si no en su totalidad en pequeños grupos o culturas. Esto dado
desde luego por iniciativas y compromisos personales que se extienden al
contexto amplio comunidades. Existe una constante resistencia a la manipulación
del pensamiento o el arrebato de la libertad para valerse del propio entendimiento
y la reflexión, esto genera esperanza y motiva a derribar obstáculos y salir de la
inútil e insulsa minoría de edad que nos ofrece el sistema.

Bibliografía
Kant, I. (s.f.). ¿Qué es la ilustración? En I. Kant, ¿Qué es la ilustración? (págs. 17 - 29).
Tecnos.

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Mendelsshon, M. (s.f.). ¿A qué se llama ilustrar? En M. Mendelsshon, ¿Qué es la
ilustración? (págs. 11 - 15). Tecnos.
Pogge, T. (2008). ¿Qué es la justicia global? Revista de economía institucional, 99-114.
Pogge, T., & Álvarez, D. (2010). Justicia global: dos enfoques. ISEGORÍA. Revista de Filosofía
Moral y Política , 573 - 588.
Sen, A. (2009). La racionalidad y las otras personas . En A. Sen, La idea de la Justicia (págs.
205 - 224). Bogotá: Taurus.
Sen, A. (2009). Vidas, libertades y capacidades . En A. Sen, La idea de la justicia (págs. 255 -
282). Bogotá: Taurus.

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