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La violencia contra las mujeres es la mayor atrocidad cometida contra los derechos humanos
en nuestros tiempos. Desde que nacen hasta que mueren, tanto en tiempo de paz como en la
guerra, las mujeres se enfrentan a la discriminación y la violencia del Estado, la comunidad y la
familia. Cada año, millones de niñas y mujeres sufren violaciones y abusos sexuales a manos de
familiares, hombres ajenos a la familia, agentes de seguridad o combatientes armados. Algunas
formas de violencia, como los embarazos y los abortos forzados, la “quema de novias” y los
abusos relacionados con la dote, son específicas de las mujeres. Otras, como la violencia en el
ámbito familiar —conocida también como violencia doméstica—, tienen entre sus víctimas a
un número desproporcionado de mujeres. Durante los conflictos armados, la violencia contra
las mujeres suele usarse como arma de guerra para deshumanizarlas o para perseguir a la
comunidad a la que pertenecen
En todo el mundo, la violencia o las amenazas de violencia impiden a las mujeres ejercitar sus
derechos humanos y disfrutar de ellos. Por tanto, la violencia contra la mujer es un problema
mundial, histórico y estructural. A lo largo de la historia se ha podido constatar que la mujer
cumple un rol determinado socialmente; es decir, que se ha ido construyendo una realidad
donde lo femenino es inferior a lo masculino. Además, la violencia contra la mujer se inscribe
en el plano de los significantes colectivos, por lo que se han desarrollado y sedimentado en los
imaginarios sociales prácticas discriminatorias que violentan la integridad física y psicológica de
las mujeres. Aunque las culturas por su dinamismo cambian, la violencia ejercida contra la
mujer por razón de su género se mantiene como un persistente y grave problema mundial que
afecta diariamente a millones de mujeres en el mundo.
En consecuencia, este problema no puede ser asumido de manera aislada como situaciones
que se desencadenan únicamente entre determinadas personas, culturas o comunidades.
Lamentablemente, constituye una grave violación a los derechos humanos, al punto que
sobrepasa las fronteras, los niveles económicos y sociales y las creencias religiosas; todo ello
conduce a que la mujer no sea asumida como sujeta de derechos, por lo que colectivamente se
va legitimando y tolerando la violencia ejercida hacia ella. Las estadísticas de violencia contra
las mujeres ponen al descubierto la existencia de una tragedia de dimensiones mundiales
desde el punto de vista de los derechos humanos. Los siguientes datos dan cuenta de la
magnitud del problema:
- Al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, obligada a mantener relaciones
sexuales o sometida a algún otro tipo de abusos en su vida, según un estudio basado en 50
encuestas de todo el mundo. Por lo general, el autor de los abusos es un familiar o un
conocido.
- Según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 70% de las mujeres que son
víctimas de asesinato mueren a manos de su compañero.
El género es una construcción cultural e histórica que nos da cuenta de la simbolización cultural
de la diferenciación anatómica que se va reproduciendo a través de las prácticas, ideas,
discursos y representaciones sociales que condicionan la conducta objetiva y subjetiva de las
personas en función a su sexo. Por lo tanto, se descarta que los hombres y mujeres sean
producto de una realidad natural; por el contrario, somos producto de una interpretación
histórica y cultural. La violencia contra la mujer por razones de género obedece a una lógica
jerarquizada entre los sexos, la cual es instaurada dentro de la cultura y la sociedad y es
trasmitida mediante discursos y representaciones; la constituyen todos aquellos
comportamientos y acciones que violenten, dañen o perjudiquen la integridad de las mujeres,
obedeciendo estas acciones a una racionalidad que discrimina a la mujer.
En los casos de lesiones graves contra cualquiera de estos grupos (física, sexual, psicológica,
etc.), la pena será de no menos de seis años ni de más de 12 años. Si la víctima muere por la
lesión y el agresor pudo prever el resultado, la pena será no menor de 12 ni mayor de 15 años.
Las mismas penas se aplicarán si la víctima es violentada por el hecho de ser mujer. La norma
también dispone la creación del Sistema Nacional para la Prevención, Sanción y Erradicación de
la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar, además de la reeducación de
los victimarios por parte del Estado.
Para saber con mayor entendimiento los tipos de violencia que se penarán en cuanto a la
mujer, se nombrarán algunos tipos: La violencia física, la cual las mujeres comprenden desde
bofetadas, puñetazos, estrangulación y patadas hasta golpes con bastones, porras o látigos, uso
del fuego o de ácidos para causar dolor y daños de larga duración e incluso el homicidio. La
violencia sexual, en la cual puede focalizarse inicialmente en las violaciones. Las definiciones de
esta conducta varían de una jurisdicción a otra. Sin embargo, durante el último decenio se ha
producido un importante desarrollo en el derecho internacional en lo relativo a la definición y
comprensión de la violación. Finalmente, la violencia psicológica o emocional, la cual consiste
en las amenazas, los comentarios degradantes, el lenguaje sexista y el comportamiento
humillante. Estos son componentes frecuentes de la conducta violenta hacia las mujeres que
pueden tener consecuencias para su bienestar psíquico o emocional. Toda violencia física o
sexual repercute también sobre el estado mental de la víctima.
FEMINICIDIO
Es un crimen de odio, que consiste en el asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer. El
concepto define un acto de máxima gravedad, en un contexto cultural e institucional de
discriminación y violencia de género, que suele ser acompañado por un conjunto de acciones
de extrema violencia y contenido deshumanizante, como torturas, mutilaciones, quemaduras,
ensañamiento y violencia sexual, contra las mujeres y niñas víctimas del mismo. Diana Russell,
promotora inicial del concepto, lo definió como "el asesinato de mujeres por hombres
motivado por el odio, desprecio, placer o sentido de posesión hacia las mujeres". Varios países
lo han incluido como delito en sus legislaciones penales, con variaciones en el tipo penal.
VIOLENCIA INFANTIL
De acuerdo a la OMS el maltrato infantil se define como los abusos y desatenciones que
reciben los menores de 18 años, incluyendo maltrato físico, psicológico o sexual que dañen su
salud, desarrollo o dignidad o bien que pongan en riesgo su supervivencia.
El abuso infantil ha sido un conflicto que ha persistido desde los pueblos y civilizaciones de la
antigüedad donde utilizaban a los niños para realizar sacrificios y rituales. Sin embargo, según
este texto, no hace tanto tiempo que la sociedad obtuvo control sobre el abuso en los menores
de edad. En los Estados Unidos se creó una organización la cual, se dedicó ayudar a niños
desamparados y la misma fue conocida como “Child Welfare Movement” (Movimiento
Bienestar de la Infancia). Además surgieron otras organizaciones contra el maltrato infantil tal
como la Sociedad Neoyorquina para la Reforma de los Delincuentes Juveniles en 1825, cuyos
propósitos fue ayudar a niños maltratados y abandonados por sus padres o familiares. Años
más tarde se fundó en el estado de Nueva York la “Society for Prevention of Cruelty of
Children” la cual, surgió como fuente de inspiración para desarrollar otras organizaciones
contra el abuso infantil en los Estados Unidos y Europa. Aunque, según el texto, en 1874 fue la
primera vez que se ganó un caso referido al abuso o maltrato de infantil cuando una menor de
nueve años nativa del estado de Nueva York fue sometida a abuso físico. Una trabajadora de
caridad ayudó a la criatura y la misma acudió a la Sociedad Americana para la Prevención de
crueldad de los animales donde la trabajadora, encargada del caso de la menor expresó lo
siguiente: “la menor merecía tanta protección como a un perro común” y con estos
testimonios pudieron ganar el caso.
El maltrato infantil es actualmente amparada por una Ley amparada por el Congreso de la
República el mes de diciembre del 2015, el cual indica que se prohíbe cualquier tipo de castigo
físico, psicológico o de cualquier otra índole de forma humillante para los niños. Esta norma
establece la definición del castigo físico como "el uso de la fuerza, en ejercicio de las
potestades de crianza o educación, con la intención de causar algún grado de dolor o
incomodidad corporal con el fin de corregir, controlar o cambiar el comportamiento de los
niños, niñas y adolescentes, siempre que no constituya un hecho punible". Asimismo, el castigo
humillante queda establecido como "cualquier trato ofensivo, denigrante, desvalorizador,
estigmatizante o ridiculizador en ejercicio de las potestades de crianza o educación con el fin
de corregir, controlar o cambiar el comportamiento de los niños, niñas y adolescentes, siempre
que no constituya un hecho punible".
EXPLOTACIÓN INFANTIL
La explotación infantil o también llamado "esclavitud infantil" es la utilización, para fines
económicos familiares o de otra índole, de menores de edad por parte de adultos, afectando
con ello el desarrollo personal y emocional de los menores y el disfrute de sus derechos.
Algunos autores utilizan este término como sinónimo de trabajo infantil, aunque otros
emplean este último de un modo más amplio, sin una necesaria carga negativa.
Actualmente, se busca erradicar el trabajo infantil, puesto que es una prioridad por los efectos
que las actividades laborales tienen sobre la salud y el desarrollo de los menores de edad.
Igualmente está demostrado que cuando los menores de edad trabajan en condiciones que
afectan el ejercicio de sus derechos, con frecuencia son explotados al no recibir salario o
porque las jornadas de trabajo son usualmente extensas. Algunos estudios muestran que en la
medida que más trabaje el menor de edad se expone a sufrir una mayor accidentalidad y
enfermedades. El trabajo de menores también afecta la educación al generar deserción escolar.
Está demostrado que el atraso escolar se relaciona con las horas de trabajo en la niñez.
En 1992, la OIT creó el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil para
combatir el trabajo de los niños y niñas que atentan con su desarrollo y en 2014 el fundador
del Centro Internacional sobre trabajo infantil y educación, Kailash Satyarthi fue galardonado
con el Premio Nobel de la Paz por su lucha contra la explotación infantil en la India.
Si bien el gráfico indica un menor número en América Latina, lo cierto es que las condiciones
de trabajo en muchos casos son de peligro, debiéndose reglamentar los trabajos peligrosos
para evitar el trabajo de niños, niñas y adolescentes. A la fecha en el Perú existe la propuesta
de erradicación del trabajo infantil desde el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo,
ninguna otra cubre esta problemática. Entre 1992 al 2012 existió la propuesta Educadores de
Calle de atención en calle, desactivada y reemplazada.
El abuso sexual infantil implica la transgresión de los límites íntimos y personales del niño o la
niña. Supone la imposición de comportamientos de contenido sexual por parte de una persona
(un adulto u otro menor de edad) hacia un niño o una niña, realizado en un contexto de
desigualdad o asimetría de poder, habitualmente a través del engaño, la fuerza, la mentira o la
manipulación.
El abuso sexual infantil puede incluir contacto sexual, aunque también actividades sin contacto
directo como el exhibicionismo, la exposición de niños o niñas a material pornográfico, el
rooming o la utilización o manipulación de niños o niñas para la producción de material visual
de contenido sexual.
La explotación sexual infantil y la trata de niños y niñas con fines de explotación sexual es la
forma más extrema en que se manifiesta esta violencia. Supone la utilización de menores de
edad en actos de naturaleza sexual a cambio de una contraprestación, normalmente
económica. La aceptación por parte del niño o la niña de esta transacción resulta irrelevante y
así lo establecen las principales normas internacionales.
Cualquier forma de violencia sexual contra los niños y las niñas es un problema social que tiene
consecuencias en su vida, en su entorno y en todos y cada uno de los contextos en los que el
niño o la niña víctima se desarrolla. De ahí que los ámbitos para la intervención en la
protección de los niños y las niñas contra este tipo de violencia incluyan, desde la familia y su
entorno social, a los ámbitos educativo, sanitario y policial, así como el legislativo y de políticas
públicas.
DERECHOS DE LOS ADOLESCENTES
Los derechos de los adolescentes pueden ser específicamente los siguientes:
Los abusos físicos o sexuales: cometidos por miembros de la familia contra los niños, son
acontecimientos terriblemente vergonzantes. Las víctimas de estos asaltos piensan que no
pueden controlar sus propios cuerpos. Es posible que no puedan desarrollar un fuerte sentido
de identidad porque no pueden establecer límites que serán respetados, entre ellos y los
demás.
Las víctimas del abuso físico: son tratadas con desprecio cuando se les castiga. Quizá les hayan
dicho que son malos o terribles. Es muy difícil que un niño pueda luchar contra esos mensajes
mientras está siendo dominado físicamente, y mucho tiempo después de que sus heridas
hayan sanado, se sentirá avergonzado. También es factible que experimente la humillación de
ser demasiado débil por no haber evitado una golpiza.
De esta manera el Perú se suma a otros países de la región como Uruguay, Venezuela y Costa
Rica que ya tienen leyes expresamente prohíben todo tipo de castigo físico y humillante como
mecanismo de corrección. Se advirtió que no existe otra forma de construir una nación
desarrollada, pues ningún país desarrollado ha crecido a través de la violencia o permitiéndola.
Otra de las cosas a recalcar, es que de acuerdo con estudios efectuados sobre esta
problemática se advierte que los principales agresores de los niños son los padres biológicos,
pero también se ha registrado violencia fuera del entorno familiar, como amigos, profesores,
vecinos y desconocidos, entre otros.