Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Corporaciones en el poder
Agradecimientos
Prólogo argentino
Prólogo brasileño
Presentación
3 | IPÊS
5 | FIEL
6 | Fundación Mediterránea
Bibliografía
Epílogo
Agradecimientos
Jorge Schvarzer
Enero de 2007
Prólogo brasileño
“[...] estudiamos cada vez más a los pobres, a los desterrados, a las
tribus primitivas, a los pueblos subdesarrollados. Idéntico microscopio
podría aplicarse, con la misma impiadosa y prolífica meticulosidad, a
las vidas de los poderosos, los ricos y los muy ricos.” Los cientistas
sociales tienen especial atracción por los estratos inferiores. Esas
clases sociales son consideradas el objeto sociológico ideal, porque
son “pasivas, incapaces de reacción y porque se encuentran a
nuestra merced. [...] A los poderosos, dejémoslos en paz.” Ellos
permanecen protegidos por el misterio, por la distancia, por las
dificultades de acceso y por la presencia esquiva que les confiere un
“halo religioso”.[1]
Aspásia Camargo (1984)
Hace un tiempo que nos surgió la inquietud de estudiar la vida de las élites,
tal vez por el desafío que eso representa y como forma de comprender
algunos fenómenos sociales que consideramos medulares. Este libro
presenta los resultados a los que llegamos en nuestra tesis de doctorado, en
la cual abordamos como tema de análisis algunos de los principales centros
de estudio e investigación en economía, financiados por grupos de
empresas, que llegaron a la conducción de la política económica en Brasil y
Argentina aproximadamente en el último tercio del siglo pasado. Nos
referimos, en particular, a tres entidades: el Instituto de Pesquisas
Econômicas e Sociais (IPÊS),[2] en el caso brasileño; la Fundación de
Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) y la Fundación
Mediterránea, patrocinadora del Instituto de Estudios Económicos de la
Realidad Argentina y Latinoamericana (IEERAL) –actualmente, IERAL–,
en el caso argentino.
El IPÊS fue fundado por importantes líderes empresariales y militares en
1961. Al comienzo, con sede en São Paulo, posteriormente sería creada
una sección en Rio de Janeiro, así como entidades congéneres,
principalmente en Minas Gerais, Paraná y Rio Grande do Sul. Esa
institución tuvo gran participación en la desestabilización del gobierno de
João Goulart, en el golpe de 1964 y en la consolidación posterior del
régimen militar.
FIEL fue creada por cuatro entidades corporativas de cúpula de la
burguesía argentina en 1964: la Unión Industrial Argentina, la Sociedad
Rural Argentina, la Cámara Argentina de Comercio y la Bolsa de Comercio
de Buenos Aires. En FIEL se congregó gran parte de los representantes de
la alta burguesía y los intelectuales ligados al liberalismo ortodoxo –tal como
se lo entiende en Argentina–, quienes participaron ampliamente en los
gobiernos constituidos después de diversos golpes de Estado que se
sucedieron en las décadas de 1960 y 1970.
En 1977 se creó la Fundación Mediterránea, que aglutinó, en primera
instancia, a medianos y grandes empresarios de la provincia de Córdoba y,
posteriormente, del Interior argentino, vinculados en su mayoría al
Movimiento Industrial Nacional. A través del IEERAL, la Fundación
Mediterránea albergaba en sus filas a técnicos que profesaban posturas
económicas liberales –consideradas heterodoxas por los liberales
ortodoxos argentinos–, tuvo participación durante la última dictadura militar
y, después de la restauración democrática, ya con mayor relieve,
especialmente durante la presidencia de Carlos Saúl Menem.
Debido a la magnitud del trabajo no haremos incursiones en algunos centros
patrocinados por una sola empresa, como los casos de Di Tella o Bunge y
Born, que llegaron a la conducción de la política económica con José María
Dagnino Pastore, en el primer caso, y Miguel Roig y Néstor Rapanelli, en el
segundo, si bien todos ellos también participaron en FIEL. No
mencionaremos tampoco otros centros privados que gozaban de una mayor
independencia en relación al mundo empresarial, como el Instituto de
Desarrollo Económico y Social (IDES) y el Centro de Estudios de la
Economía y la Sociedad (CEDES) –que llegaron al Ministerio de Economía
con Juan Vital Sourrouille durante la presidencia de Raúl Alfonsín–, el
Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina (CEMA) –que
ascendió al Ministerio de Economía con Roque Fernández, entre 1996 y
2001– y la Fundación UIA.
Tales advertencias son válidas también para el caso brasileño. Dejamos
fuera de nuestra mirada algunos centros importantes, como el Instituto
Brasileiro de Economia, la Fundação Getulio Vargas, el Instituto Superior
de Estudos Brasileiros y los Institutos Liberais, así como a grupos de
intelectuales que operaron dentro de las universidades, especialmente la
Universidade de São Paulo y la Pontifícia Universidade Católica de São
Paulo, de gran significación en el pasado reciente, y diferentes organismos
de gobierno especializados en planeamiento y cuestiones económicas.[3]
Estas exclusiones obedecen al hecho de querer fijar nuestra atención en
aquellos centros que tuvieron relación más orgánica tanto con el poder
político cuanto con organizaciones empresariales representativas de grupos
económicos concretos. De este modo, aunque el número final de institutos
estudiados es reducido, los casos son altamente significativos, ya que tanto
el IPÊS como FIEL y la Fundación Mediterránea estuvieron vinculados a
momentos importantes del desarrollo histórico de sus respectivos países e
influyeron decisivamente en la vida política e institucional.
Además, trabajar con tres organizaciones ofrece la ventaja de huir a la
tentación de las “comparaciones enormes” y permite concentrarse en el
análisis de casos históricos concretos, con referencia a tiempos, lugares y
personas reales, e insertos en estructuras y procesos que se pueden cotejar
(Tilly, 1991).
La elección de casos pertenecientes a Brasil y Argentina se basa en
múltiples razones, que obedecen en esencia a lo anteriormente expuesto.
Las estructuras económicas y sociales de estos dos países, así como sus
respectivos desarrollos históricos tienen puntos en común. En el período
estudiado, ambos transitaban por una etapa de agotamiento del modelo
sustitutivo de importaciones, tenían un tejido social complejo, propio de
sociedades capitalistas subdesarrolladas, que experimentaba cambios
producto de esa crisis, y compartían procesos políticos equivalentes,
incluidas las interrupciones del régimen constitucional. Los gobiernos cívico-
militares que se instalaban a continuación de los golpes de Estado llevaron
adelante reformas estructurales que cambiaron de manera radical las
antiguas facciones de ambos países, y las transiciones democráticas que les
siguieron debieron hacer frente a las graves crisis estructurales heredadas.
Sin embargo, los casos particulares presentan algunas diferencias
importantes, especialmente en cuanto a los períodos de existencia de los
institutos seleccionados. Pero, como decía Marc Bloch, la historia
comparativa no es apenas la búsqueda de las semejanzas, sino también de
las diferencias, pues sólo así pueden deshacerse falsas analogías (Bloch,
1963 y 1976).
Por eso, para realizar un abordaje integral de los procesos vividos por los
institutos decidimos, en primer lugar, adoptar una posición lo más amplia
posible frente al período considerado, con el fin de evitar el peligro de
amputarlos por dejar fuera de nuestro análisis cuestiones medulares.
Establecimos como fechas límite aquellas que abarcaran los momentos de
inicio, madurez, auge y decadencia en el funcionamiento de todos ellos. De
esa manera, el año 1961, con la creación del IPÊS, abre nuestro intervalo
temporal, que se cierra en 1996, momento de la renuncia de Domingo
Felipe Cavallo como ministro de Economía y con ella, el fin del apogeo de
la Fundación Mediterránea.
Mediante ese amplio recorte podemos englobar la historia de instituciones
con procesos más o menos semejantes, aunque con períodos de madurez
diferentes: el IPÊS tuvo gran participación en el golpe de 1964 y en la
consolidación del régimen militar y dejó de existir en 1971; FIEL alcanzó
sus años de gloria entre 1976 y 1983, y la Fundación Mediterránea tuvo
participación destacada en 1982 y llegó a la cúspide del poder entre 1991
y 1996.
La diferencia visible en el hecho de que el IPÊS deja de existir rápidamente
puede ayudarnos a demostrar algunas de nuestras hipótesis, especialmente
las que se refieren a la vuelta a los controles indirectos por parte de la clase
dominante después de la reducción de los conflictos y a la necesidad de
constituir una estructura fuerte y autónoma como garantía de supervivencia.
La importancia de estos centros radica en el hecho de que actuaron como
vértice de confluencia de las esferas de poder económico, político e
ideológico. Conocer su funcionamiento y desempeño nos ayudará a
desentrañar cómo se concibieron y concretaron los procesos más
importantes de reestructuración económica, social y política que, nos guste
o no, experimentaron Brasil y Argentina en el último tercio del siglo XX, y
servirá también para explicar el fracaso de otros intentos.
Un trabajo de este tipo es útil, asimismo, para comprender las dificultades
que el Estado y otras organizaciones tienen para encontrar rumbos sólidos
en el diseño de políticas públicas sin el auxilio de una tecnocracia o
burocracia paraestatal, que, en el presente, ha alcanzado un creciente o casi
exclusivo protagonismo. La formación aparentemente común de esta
tecnocracia o burocracia paraestatal y la dependencia profesional y
económica de redes institucionales separadas de filiaciones orgánicas
partidarias hacen pensar a muchos, quizá erróneamente, que nos
encontramos en presencia de una especie de estructura transversal, que
atraviesa diferentes formaciones partidarias y que permite el mantenimiento
de las orientaciones básicas de las políticas públicas estratégicas, más allá
de los aparentes cambios que cada tanto se producen después de las
elecciones. Sin embargo, el surgimiento de esa tecnoburocracia no nos
debe hacer perder de vista su interacción con intereses económicos
concretos, en la que se establecen algunas simbiosis de las cuales
dependerá el resultado de las políticas que eventualmente emprenda.
Si bien se han elaborado pocos estudios específicos sobre los casos aquí
tratados –IPÊS, FIEL y Fundación Mediterránea–, la lista de la bibliografía
que los aborda tangencialmente es extensa. Aquí haremos, por tanto,
mención a algunos trabajos que conjugan una importante cuota de evidencia
empírica con aportes teóricos de relevancia, estrictamente concentrados en
nuestro tema. Discusiones más amplias sobre el referencial teórico y las
características generales del desarrollo económico, político y corporativo
de Brasil y Argentina serán presentadas en capítulos separados.
Para el caso brasileño, de los trabajos que tuvimos la oportunidad de
examinar, merece destacarse la voluminosa tesis de doctorado de René
Armand Dreifuss, 1964: A conquista do Estado. Ação política, poder e
golpe de classe (Dreifuss, 1981). Ese trabajo, aparte de ofrecer abundante
evidencia empírica, bebe en corrientes teóricas de nuestro interés –en
particular, la obra de Ralph Miliband– y trata la relación entre empresarios,
técnicos y burócratas de forma básicamente similar a la aquí propuesta,
estimulando, por tanto, el establecimiento de diálogo.
Fruto de su opción teórica, la meticulosidad y abundancia de los datos
ofrecidos por Dreifuss es de tal magnitud que se torna difícil muchas veces
realizar contribuciones nuevas, especialmente hasta 1964. Por esta razón,
las novedades en ese período han sido limitadas y se centran en los aportes
extraídos de los balances de 1962 y 1963 y las actas del Conselho
Orientador del IPÊS, que no fueron indicados expresamente como fuentes
por Dreifuss.
Nuestros descubrimientos en lo que se refiere a sucesos posteriores a 1964
han sido mayores y la posibilidad de realizar un abordaje integral de la vida
del IPÊS, a diferencia de Dreifuss, quien sólo trabajó una parte, nos
permitió adquirir una perspectiva de conjunto, confiriendo nuevos
significados a lo ya conocido.
Más específicos son otros cinco trabajos que circunscriben su abordaje a
aspectos particulares o lanzan una mirada regional sobre las actividades del
IPÊS. Así, tenemos la tesis de maestría en Pedagogía de Maria Inêz
Salgado de Souza, Os empresários e a educação: o IPES e a política
educacional após 64 (Souza, 1981), que hace un estudio pormenorizado
de la política educativa propuesta, fundamentalmente durante el Fórum da
Educação que promoviera este instituto; dos tesis de maestría en Ciencia
Política bajo orientación de Dreifuss: la de Solange de Deus Simões, Deus,
Pátria e Família: as mulheres no golpe de 1964 (Simões, 1985), que
realiza un exhaustivo estudio de esa problemática, y la de Heloisa María
Murgel Starling, Os senhores das gerais. Os novos inconfidentes e o
golpe de 1964 (Starling, 1986), metodológicamente semejante a la
investigación de su orientador y enfocada en la actuación del IPÊS en
Minas Gerais, con un tópico destinado a la participación del segmento
femenino. Por último, el libro de la periodista Denise Assis, Propaganda e
cinema a serviço do golpe: 1962-1964 (Assis, 2001) y la tesis de
maestría en Multimedios de Marcos Corrêa, “O discurso golpista nos
documentários de Jean Manzon para o IPÊS (1962/1963)” (Corrêa,
2005), están enfocados en el análisis de la producción fílmica del Instituto.
Para los casos argentinos, las referencias son un poco más extensas, pero
menos específicas. En primer lugar, nos referiremos particularmente a la
tesis de maestría del canadiense Pierre Ostiguy, Los capitanes de la
industria. Grandes empresarios y política en la Argentina de los años
80 (Ostiguy, 1990), que toma como objeto de estudio ese agrupamiento
informal de empresarios que apareció en 1984 y que significó un cambio
importante en la forma como se encaminaron las relaciones entre Estado y
empresas. El trabajo posee una forma particular de abordaje que, a pesar
de pequeñas diferencias, comparto en su amplitud, especialmente en cuanto
a la metodología empleada y su visión teórica.
Otra mención merecen las tesis doctorales del argentino Antonio Camou,
dirigida por Norbert Lechner, “De cómo las ideas tienen consecuencias.
Analistas simbólicos y usinas de pensamiento en la elaboración de la política
económica argentina (1983-1985)” (Camou, 1997), y del alemán Peter
Birle, Los empresarios y la democracia en la Argentina: conflictos y
coincidencias (Birle, 1997).
A pesar de que el primer trabajo goza de un bagaje empírico y teórico
considerable, mantenemos con él divergencias profundas, que serán objeto
de una exposición detallada en el transcurso del libro –en particular, las que
se refieren al grado de autonomía otorgada a la producción de ideas e
implementación de determinadas políticas públicas–, derivadas en parte de
su óptica neoinstitucionalista de segunda generación.
Con el segundo trabajo, por el hecho de beber en algunas vertientes
teóricas comunes, las diferencias son menores y aunque compartimos la
casi totalidad de sus hipótesis iniciales, no coincidimos con su resolución, ya
que el autor otorga demasiada importancia a los acuerdos de cúpula. En
particular, discrepamos con el enunciado de que la capacidad de
negociación de una asociación será tanto mayor cuanto más capacidad de
conflicto posean los intereses por ella representados. Por nuestra parte,
sustentamos una idea más relativista, que incluye otros factores en esa
relación. Nuestro trabajo no pretenderá derribar esas cuestiones, sino, en
todo caso, responderlas de otro modo, además de avanzar sobre otros
interrogantes que intentaremos desvelar en claves diferentes.
Recientemente, el equipo liderado por Alfredo Raúl Pucciarelli ha
producido una interesante serie de trabajos sobre la vinculación entre
empresarios, tecnócratas y militares, en especial los textos del propio
Pucciarelli, y los de Paula Canelo, Ana María Castellani y Mariana Heredia,
que constituyen esfuerzos preliminares de estudios más ambiciosos y nos
han ayudado con datos, así como en la discusión teórico-metodológica
acerca de la forma de abordaje de nuestros objetos de estudio (Canelo,
2004; Castellani, 2004a y 2004b; Heredia, 2004a y 2004b; y Pucciarelli,
2004a y b).
Por último, contamos con cuatro trabajos de autores pertenecientes a FIEL
y la Fundación Mediterránea que, por estar cargados de cierto
subjetivismo, más que obras de consulta resultan importantes fuentes
primarias que nos ayudan a desvelar su discurso legitimador: cada uno, en
diferente medida, procura hacer un rescate de las instituciones que los
abrigaron, lindando por momentos en lo laudatorio.
Nos referiremos, en primer lugar, al artículo de Adolfo Sturzenegger, “Una
década de labor intelectual de FIEL. Una revisión personal” (Sturzenegger,
1994). Este autor fue uno de los más conocidos investigadores jefes de la
entidad y relata pormenorizadamente la naturaleza de los trabajos llevados
a cabo por ella de 1984 a 1994. En este período, la organización y sus
figuras principales estuvieron lejos del poder, excepto durante el intervalo
que va de 1989 a 1990, cuando ocuparon el Ministerio de Economía
Miguel Roig y, después de su muerte, Néstor Rapanelli. En su trabajo,
Sturzenegger expone las contribuciones hechas por los investigadores de
FIEL al debate eminentemente académico y político, pero no entra en el
análisis del papel que desempeñó la entidad como uno de los más
poderosos grupos de presión existentes en el país.
Le siguen los trabajos de Juan Carlos de Pablo, “Mi paso por FIEL” (De
Pablo, 1994), publicado también en el número conmemorativo del trigésimo
aniversario de esa entidad, y Apuntes a mitad de camino (economía sin
corbata) (De Pablo, 1995). El autor, que en esa época mostraba una cierta
aproximación con Domingo Cavallo, ofrece una visión desde su óptica de
ex investigador jefe y se esfuerza por escribir una historia más simpática de
la institución.
Por último, el ensayo de Enrique N’haux, Menem-Cavallo: el poder
mediterráneo (N’haux, 1992), perteneciente a un miembro algo marginal
de la Fundación Mediterránea, nos ofrece un inestimable aporte para
entender las tentativas de entrelazar la historia de la institución con la propia
historia nacional, aunque, por momentos, el autor recurra a procedimientos
escasamente verosímiles.
Notas
[1] Las comillas corresponden a citas de Ferrarotti, 1980.
[2] Contrariamente a su uso más común, empleamos la sigla con acento circunflejo, tal como se
registró oficialmente su logo.
[3] La investigación más amplia en ese sentido corresponde a la obra de Loureiro (1997); para
los Institutos Liberais ver Gros (2003).
7 | Tras nuevos horizontes