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Versión privada traducida por Leandro Stitzman ®

LA
TABLA

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INTRODUCCIÓN

En 1994 la doctora Rosa Beatriz, de Río de Janeiro, me envió una copia de este artículo que le
había sido entregado por el doctor Hans Thorner en 1971, cuando ella estaba en Londres. Le estoy
agradecida por hacer resurgir esta pieza, especialmente porque había desaparecido de mis registros y de
mi memoria y no había sido previamente publicado, con la excepción de su inclusión en una revista
conteniendo las contribuciones a un workshop mantenido en Río de Janeiro en noviembre de 1994. Bion
lo presentó en una reunión científica en la BPS el 2 de octubre de 1963; y creo que la fecha manuscrita en
la primera página, 2 de octubre de 1963, fue agregada por el doctor Thorner.
Fue escrito luego de la publicación de Aprendiendo de la experiencia (1962), en el cual la Tabla
no está mencionada, aunque sin embargo Bion ya había estado trabajando en la idea desde hacía cierto
tiempo. Habíamos discutido varios nombres posibles para el nuevo “florecimiento” acerca del cual él
estaba expresando el usual entusiasmo por una nueva invención, seguido como siempre por las igualmente
entusiasmantes realizaciones de sus defectos.
En este artículo de 1963, su objetivo era dar una explicación más clara y detallada de la
construcción de la Tabla y sus usos; esto lo hace admirablemente y no se “disgrega”, como puede decirse
que hizo en la versión de 1971, la cual es el doble de larga. Ese artículo contiene algún vívido material
clínico y una relativamente larga discusión de seis mitos (constructos de la Hilera C); a los que fue danto
creciente importancia desde que los empezó a usar en 1963 en Elementos de psicoanálisis.
Produjo montones de evidencia para resaltar las deficiencias de la Tabla: “podría decir que una
víctima temprana al tratar de usar la Tabla es la Tabla en sí misma”. Pero va incluso más lejos, “sin
embargo, su uso hizo que para mí fuera más fácil preservar una actitud crítica informativa en iluminadora
hacia mi trabajo” (Bion, 1977). En 1974, en Río de Janeiro, dijo que “la Tabla es un intento de producir un
instrumento… pienso que es suficientemente bueno saber cuán mala es, cuán inadecuada es para la tarea
para la que la hice” (Bion, 1974-75). E incluso en 1977, en Nueva York, sostuvo: “tan pronto como quité la
Tabla de mi sistema pude ver cuán inadecuada era… la satisfacción no duró para siempre”. Cuando le
preguntaron si era difícil, contestó, “no para mí, sólo una pérdida de tiempo porque no se corresponde
realmente con los hechos con los que me quiero encontrar” (Bion, 1980). A pesar de que ciertamente no
fuera su intensión, estas aclaraciones fueron desalentadoras, por decir lo mínimo; por otro lado, en San
Pablo en 1973, reaccionó con obvio interés y entusiasmo a una pregunta acerca de una posible ampliación
de la Tabla. Como respuesta habló acerca de visualizar la Tabla repitiéndose a sí misma como en una
hélice. Nuevamente en San Pablo, en 1978, tocó una interesante extensión de la Tabla (Bion, 1980): la
imaginó como si las distancias entre las líneas se volvieran más finas y lo llamó Grilla.
Bion enfatizó que la Tabla no es una teoría, ni debe ser usada durante la sesión, pero puede ser
usada para sacar ventaja “en situación de relativo aislamiento de los ataques”. Y dio una advertencia: “…
no puede dañar, así como está dada no se le permite entrometerse en la relación analista-analizado como
una teoría acerca del paciente que pueda ser almacenada y luego disparada como un misil en la batalla.”.
Podría ser útil listar los usos para los cuales él creyó, y de hecho encontró por medio de su propia
experiencia, que la Tabla podría servir. Estos son:
1.- para mantener la intuición del analista durante su entrenamiento,
2.- para ayudar a imprimir el trabajo de las sesiones en la memoria,
3.- para aumentar la precisión de las observaciones,
4.- para facilitar puentear la brecha entre los eventos de un análisis y su interpretación,

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5.- como un “juego” para los psicoanalistas para que ejerciten como método para desarrollar su
capacidad para la intuición,
6.- para ayudar a desarrollar un método de escritura y registro análogo a la comunicación
matemática, aún en la ausencia del objeto,
7.- como un preludio al psicoanálisis, no como un sustituto a él,
8.- para proveer de un marco de crecimiento mental en el cual los psicoanalistas puedan ejercitar
sus músculos mentales,
9.- como un instrumento para clasificar y entender acabadamente declaraciones.

Francesca Bion

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La Tabla

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Este artículo busca introducir un método que encontré útil para pensar acerca de problemas que
surgen en el transcurso de la práctica psicoanalítica.
Estamos familiarizados con las ansiedades que se despiertan durante el tratamiento de pacientes
y la necesidad de lidiar con estas ansiedades mediante el propio análisis. Hoy me interesa un aspecto de
esto que parece haber recibido muy poca o ninguna atención: principalmente, lo que podría llamarse la
ansiedad razonable, la cual surge cuando es realmente importante resolver un problema de muy difícil
resolución dada su complejidad. Debido a nuestro trabajo hay una tendencia a considerar dicha ansiedad
como contratransferencia y olvidarse que también pudo ser apropiada para la búsqueda de una respuesta
adecuada ante el peligro. No debo pensarse que mi enfoque implica que la necesidad del análisis personal
del analista sea menor . En realidad, lo que diré debiera constituir un aporte a dicho enfoque a través del
1

análisis personal.
Mi tema no pertenece directamente a la esfera del trabajo realizado en situaciones analíticas ni
contribuye demasiado a determinar cómo se registra una sesión. No obstante tiene que ver con la tarea
de la sesión dado que los procedimientos que voy a presentar contribuyen, por así decirlo, a mantener
ejercitada la intuición del analista y a registrar el trabajo de las sesiones en la memoria. Más adelante tal
vez contribuyan a desarrollar un método de registro escrito análogo al que goza el matemático, quien
puede registrar sus descubrimientos y usar el registro para la comunicación y ulterior elaboración de sus
descubrimientos aún en ausencia del objeto.
El instrumento que he elaborado para esta tarea es la Tabla (ver figura 1).
Se verá que hay dos ejes: uno vertical marcado A-H; y otro horizontal que está numerado 1, 2, 3,
... hasta n. El eje vertical es genético y está someramente dividido según las fases de sofisticación y
complejidad del enunciado. El sentido está indicado en forma aproximada por los términos que he
empleado. Han sido tomados de la filosofía y otros dominios pero no deben ser considerados como
conservando el significado con que han sido investidos por el uso riguroso dado por esa disciplina; deben
ser considerados como destinados en última instancia a tener significado apropiado para el psicoanálisis.
El eje horizontal tiene que ver con los ´usos´ a los cuales los elementos genéticos han sido puestos.
Usé los números de forma imprecisa y semejante a la que usé al anotar términos en el eje vertical. Cuando
un elemento en el eje vertical parece ser idéntico a otro en el eje horizontal se evitará la confusión si se
recuerda que el término en el eje vertical está destinado a denotar una fase en el desarrollo, mientras que
en el eje horizontal está destinado a denotar el uso que se hace de dicho elemento.
La Tabla está destinada a ayudar al analista en la categorización de los enunciados. No es una
teoría, aunque se hayan usado teorías psicoanalíticas para construirla, y tiene el status de un instrumento.
En este sentido, una o dos palabras son necesarias para explicar mi uso del término “enunciado”.
Por “enunciado” quiero decir cualquier cosa: desde un gruñido inarticulado hasta construcciones
relativamente elaboradas (tal como este trabajo). Una sola palabra ya es un enunciado; un gesto o mueca
son enunciados; para abreviar, es todo suceso que forma parte de la comunicación entre analista y
analizado, o cualquier personalidad y sí-misma.
El eje horizontal está incompleto y está correspondientemente dividido en columnas marcadas
para indicar que las series son extensibles. Si debe ser prolongada o no, y de serlo, en qué manera, queda
para ser determinado a través de su uso. Las columnas existentes han sido empleadas por mí y creo que
no deberían ser descartadas en forma ligera. Fueron ideadas principalmente teniendo presente lo que he
llamado el vínculo K y su utilidad afectada por L y H.

1
Bion entiende que la contratransferencia es un problema del análisis de la persona del analista.

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Podría explicar que K está destinada a denotar el dominio del aprendizaje de la experiencia, L el
dominio del amor en todos sus aspectos; y H, el dominio del odio. Se supone que los dominios se
superponen a pesar de la rigidez que los signos parecen impartirles. Las letras L, H y K son para facilitar
la discusión, en forma similar a lo que describo más adelante cuando discuto a y b.
El eje horizontal está destinado a referirse a un enunciado que es constante; su significado cambia
sólo porque su uso ha variado de acuerdo con la columna en la cual se siente que resulta apropiado
colocarlo.
La columna 1 se subtitula “Hipótesis Definitoria”. Este término, como otros que uso, no debe ser
tomado como conservando el significado que tiene cuando está aislado y sin modificar. Es usado para
indicar un aspecto de los enunciados que se corresponden con o son colocados en esta categoría. Esta
categoría es apropiada para enunciados que señalan a elementos que eran previamente considerados
como no relacionados y que ahora se los cree estando constantemente conjugados (Hume: Hume´s
inquires; Poincaré: Sciencie and Method) y teniendo coherencia. Un enunciado en esta columna debe ser
considerado como teniendo significación pero no significado. En este contexto, el término “gato” indica
que el observador se ha convencido de la conjunción constante de, digamos, piel, vida, ojos, y demás
cosas. Esta conjunción constante es experimentada como no siendo una conjunción constante de
existencia previa (Aristóteles- Tópicos VI, 4, 141 y 26 siguientes). El enunciado tiene el propósito de ligar
los elementos constantemente conjugados y definir el área dentro de la cual los elementos conjugados
residen; es en este aspecto que se asemeja a lo que generalmente es considerado como una hipótesis
definitoria. Del hecho de que el enunciado definitorio no se refiere a una conjunción anterior surge la
objeción que se ha hecho alguna vez de que una definición es negativa. La unión de una conjunción
constante y la implicación de significación que trae con ella posibilitan el próximo paso en el aprendizaje,
la tarea de determinar qué es lo que “gato” significa.
La columna 2 debe categorizar el “uso” en el que se pone a un enunciado (de cualquiera tipo que
sea y sin importar cuán equivocado esté en ese contexto) con la intención de impedir otro enunciado,
válido en el contexto, que implique una modificación en la personalidad y su perspectiva. He usado en
forma arbitraria al signo Ψ para enfatizar la estrecha relación de este “uso” y los fenómenos ya conocidos
por los analistas como expresiones de “resistencia”.
La columna 3 contiene las categorías de enunciados que son empleados para registrar un hecho.
Tales enunciados satisfacen la función descripta por Freud como notación y memoria (Freud, 1911b).
La columna 4 representa el “uso” descripto por Freud en el mismo trabajo, como la función de la
atención. El enunciado “gato” será entonces usado para asegurar la sensibilidad a una repetición de la
conjunción constante. Los enunciados considerados correctamente como apropiados para la columna 4
están relacionados con las conjunciones constantes que han sido previamente experimentadas. Así, el uso
representado por la categoría de la columna 4 difiere en este aspecto del uso representado por la columna
1.
La columna 5, en particular el encabezamiento “Edipo”, requiere algún tipo de explicación. En
tanto representa un uso similar al de la columna 4, se lo puede considerar redundante. Me disgusta
descartarlo en parte porque sirve como un ejemplo de un uso que permite sustraerse a formular usos en
forma prematura. Una crítica de Edipo, implícita en la historia (me refiero específicamente a la versión de
Sófocles) es la obstinación con que lleva adelante su indagación . Este aspecto de curiosidad puede
2

2
En Elementos de Psicoanálisis, Bion estudia profundamente el mito de Edipo desde el vértice de la
arrogancia.

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parecer sin importancia al filósofo de la ciencia pero es significativo desde el punto de vista clínico y por
lo tanto, vale la pena incluir las columnas 3 y 4 como representando algo que constituye más que una
diferencia de intensidad, de la misma forma en la que 4 (Atención), es más que una intensa 3 (Notación).
Una situación que servirá de ejemplo es una ocasión en la que el analista tiene que distinguir entre
permitirse abandonar muy fácilmente un acercamiento a la solución de un problema y llevarla más allá de
la capacidad de tolerancia del paciente.
La última columna, a la que llamo “Acción”, también requiere una aclaración. Se refiere a esos
fenómenos que se asemejan a la descarga motriz destinada a liberar “al aparato mental del aumento de
estímulos” (Freud, 1911b). Para poder ser incluida dentro de esta categoría, la acción deberá ser la
expresión de una teoría que sea rápidamente detectable, dado que de no ser así no podría ser descripta
como un “uso” de una teoría. El problema de esclarecer las categorías de la Tabla surge del hecho de que
el esclarecimiento debe depender de la experiencia. La inclusión dentro de una categoría de la Tabla es
en sí misma un enunciado, una declaración del analista: se puede considerar a todas las categorías de La
Tabla como teniendo las cualidades de la columna 1 en cuanto son significantes pero no tienen significado
hasta que la experiencia las invista con él.
Las dos primeras hileras del eje genético pueden ser discutidas en forma conjunta: los elementos-
β y los elementos-a están destinados a denotar objetos que son desconocidos y por lo tanto hasta
pueden no existir. Al hablar de elementos-a, elementos-β y función-a, tengo la intención de hacer que sea
posible discutir, hablar o pensar sobre algo antes de saber qué es. Arriesgándome a estar sugiriendo un
significado cuando deseo que el signo represente algo de lo cual el significado debe ser una pregunta
abierta a ser respondida por el analista desde su propia experiencia, debo explicar que el término
“elemento-β” está destinado a cubrir fenómenos que no pueden, de forma razonable, ser considerados
como pensamientos en ningún momento. Pertenecen a esta categoría los fenómenos que ya intenté
describir en las consideraciones sobre objetos bizarros (ver Aprendiendo de la experiencia). En mi opinión
el problema surge debido a que la tendencia del significa a aparecer cuando aún es prematuro. Idealmente,
cualquier significado que el término acumule, debería derivar de la práctica analítica y sólo de la práctica
analítica. Lo mismo ocurre con el elemento-a, a excepción de que este término debería comprender
fenómenos razonablemente considerados pensamientos. Los consideraré como elementos que posibilitan
al individuo el tener lo que Freud describió como pensamientos oníricos.
La hilera C incluye los sueños y otros posibles sistemas organizados de pensamientos oníricos.
Se debe incluir a los mitos junto con las estructuras organizadas que representan las formas primitivas de
un modelo.
Todas las hileras a excepción de la primera, representan categorías de enunciados que no son
saturados, o sea, capaces de acumular significado. En este respecto puede parecer equívoco el describir
a la hilera E como consistiendo en pre-concepciones con la exclusión de las hileras restantes puesto que
ellas también son capaces de funcionar como tales (dado que la pre-concepción puede referirse tanto una
fase del desarrollo como a un uso) en un orden ascendente de complejidad. Como ya lo he dicho en otro
lugar, no creo que sea probable que en la práctica analítica un analista descubra algo que pudiera ser
considerado, según el riguroso standard del método científico aceptado, para su inclusión en las hileras G
y H. Sin embargo considero importante que estas categorías existan, aunque ello involucre la paradoja de
emplear o aparecer como empleando standards rigurosos de manera liviana. Una razón para la existencia
de dichas categorías reside en el hecho de que los enunciados que sometidos al examen analítico, resultan

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ser enunciados ligeros, son generalmente empleados por los científicos y los filósofos como si fueran
rigurosos.
Si un artista competente, usando las convenciones artísticas conocidas en la civilización
occidental pintase un campo de amapolas, no tendríamos ninguna dificultad en decir que ese es un campo
de amapolas. Por qué esto debe ser así? Se cree que las líneas de un fragmento recto de las vías del
ferrocarril son paralelas, sin embargo, debemos aceptar una pintura en la cual son representadas
convergiendo. Y así sucesivamente . 3

Propongo usar el término “transformación” para describir el proceso, cualquiera sea, mediante el
cual el pintor ha transformado su experiencia en un óleo y pigmento diseminado sobre la tela. Pero no
quisiera que el término significara lo que significaría si digo que un edificio ha sido transformado por un
pintor o un decorador; ni que el campo de amapolas haya sido usado como materia prima para la
manufactura de una tela, óleos y pigmentos. Tampoco quisiera sugerir que el que observa la pintura piense
que ha descubierto la fuente de la materia prima si describe la pintura como un campo de amapolas. Para
abreviar propongo usar el término “transformación” según mi descripción de los elementos de la columna
1: como la ligazón de una conjunción constante de modo que pueda proceder, con la ayuda de este
término, a determinar lo que la conjunción constante significa. La conjunción constante a la que se refiere
mi término ocurre en las sesiones psicoanalíticas y espero poder ligarla mediante este término y poder
comunicarle la experiencia al lector. Si logro mi propósito, espero que aquéllos a los que se lo comunico,
puedan descubrir el significado del término transformación y la experiencia emocional cuyos elementos
constantemente conjugados representé con este término.
Como un primer paso hacia la comprensión del significado, resumiré mi discusión sobre mi
modelo del campo de amapolas y la pintura que lo representa, así como también mi “mito” de que el artista
ha efectuado una transformación. La realización, o sea el campo de amapolas y todos los otros objetos
similares, serán representados por el signo O.
En el análisis asumiré que el medio de la transformación es el inglés conversacional corriente. Con
esto quiero decir que no se debe buscar la exactitud verbal y gramatical y que el semblante y los gestos
están incluidos en los que llamo inglés conversacional corriente. También asumiré que la comunicación es
efectuada por el paciente y el analista. Para terminar supondré que la parte analíticamente relevante de la
comunicación de ambos es la experiencia emocional. Para abreviar usaré los siguientes signos:
Tαp representa el proceso de transformación en la mente del paciente
Tαa el mismo proceso, pero en la mente del analista
Tβp y Tβa representan, de manera similar, el producto terminado, el resultado del proceso de
transformación, el equivalente analítico del cuadro del artista.
En nuestro trabajo O debe ser siempre una experiencia emocional porque la premisa en
psicoanálisis es que los pacientes vienen en busca de ayuda; y por lo tanto se presume que quieren hablar
acerca de ello porque tienen dificultades emocionales.
Hay muchas ramificaciones interesantes en las que no puedo entrar a analizar acá. Sólo es
necesario considerar cuestiones tales como aquéllas que hacen a la naturaleza de la comunicación del
artista (ya sea que intente registrar un paisaje especial o sus emociones ante el paisaje o que desee influir
sobre el público ante el cual se exhibirá la obra y así sucesivamente) para ver las complejidades que están
involucradas. Entonces, introduciré sólo un punto más, esto es, la pregunta de la cual partí: por qué es que
no hay dificultad en reconocer que una pintura representa un campo de amapolas? La contestaré diciendo

3
Bion profundiza en el estudio de estos modelos en los primeros capítulos de Transformaciones

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que siempre hay algo en la transformación que es invariante tanto para O como para Tβ, el producto
terminado.
Volvamos a la Tabla. He dicho que la Tabla es un instrumento para clasificar y, en última instancia,
comprender los enunciados. El objeto de mis consideraciones sobre la transformación es el de introducir
la idea de que en la práctica analítica todos los enunciados deben ser considerados como
transformaciones. Aún, una sola palabra como “gato” acompañada de movimiento, entonación, etc., es
una transformación de una experiencia emocional O, en un producto final Tβp. Queda para el analista
determinar cuando la transformación se encuentra completa. Puede pensar que se alcanzó este punto con
la expresión de una sola palabra o luego de una comunicación verbal que se prolongue por un período
largo.
Las comunicaciones del analista deben ser examinadas por el mismo método de análisis al que
he sometido las comunicaciones del paciente. Pero debe tenerse en cuenta que el objetivo del analista es
dar interpretaciones. Cada interpretación es un enunciado y una transformación pero es también algo que
es más y menos que ambos, por lo que el término interpretación debería aplicarse sólo a algo peculiar a la
práctica del psicoanálisis. Espero que el uso de la Tabla para clasificar los enunciados del analista y
examinar la transformación pueda conducir a una comprensión más profunda y acabada de las cualidades
que son necesarias para que un enunciado pueda ser correctamente considerado como una interpretación
psicoanalítica.
Hasta aquí he intentado formular algunos de los elementos involucrados en la observación. Se los
puede incluir a todos bajo el título de determinar tres cosas: el significante, su significado y la interpretación
de ese significado. Se verá entonces que deseo establecer una distinción entre el significado y la
interpretación psicoanalítica. Para decirlo en otras palabras, considero que es útil hacer una distinción
entre lo que sería el significado del paciente en la conversación y lo que es la interpretación de eso, cuando
se trata de un psicoanálisis y no de una conversación corriente.
Para resumir: el analista se ocupa de hacer observaciones sobre la conducta en las cuales se
destacan varios componentes: la génesis y el uso de los enunciados, la naturaleza de los enunciados como
una transformación, el proceso por el cual la transformación se efectúa (Tap), el producto final de la
transformación (Tβp), las invariantes, y la categoría de la Tabla de la transformación.
Para observar en forma correcta, el analista debe ser sensible a tantos de los fenómenos que
están incluidos bajo estos encabezamientos como sea posible. Cuanto más cerca está de este ideal, más
cerca estará de cumplir el primer requisito del psicoanálisis o de cualquier otra ciencia, es decir, la
observación correcta. El complemento del primer requisito es el último requisito: una interpretación
correcta. Por “primer requisito” quiero decir no sólo prioridad en el tiempo, sino también prioridad en
importancia, porque si un analista puede observar correctamente siempre quedan esperanzas; por
supuesto que se trata de un gran “si”, de un “si” de suma importancia. Sin el último requisito no sería un
analista pero si cuenta con el primero puede llegar a serlo con el tiempo; en cambio si no cuenta con este
nunca podrá serlo y ninguna cantidad de saber teórico lo podrá salvar. Esto me lleva a reconsiderar la
naturaleza de la interpretación.
La interpretación es un caso especial: es como todos los demás enunciados en análisis, aunque
en términos ideales no debiera ser así, en tanto tiene cualquiera de las características que he atribuido al
enunciado y como todos los enunciados, es una transformación. Difiere en que debería tener las
características K y ser clasificable dentro de un límite restringido de hileras. Frente a esto tendría que
quedar restringida a las columnas 3 y 4 y menos frecuentemente 1 y 5. Más adelante, al referirme al juego

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psicoanalítico (ver pág. 113) demostraré que puede ser hipotéticamente colocada en cualquier categoría
de la Tabla por un analista que se esté replanteando las cosas y piensa que tal colocación puede estimular
una línea de pensamiento útil.
Luego voy a lidiar con estos puntos, pero antes quiero considerar algunas de las implicaciones
de mi propuesta de considerar sólo aspectos particulares de los sucesos en una sesión analítica como la
principal incumbencia de las observaciones psicoanalíticas. Esto ya está implícito en la aplicación de las
teorías psicoanalíticas: deseo hacerlo explícito como una teoría de las observaciones que deben estar en
correspondencia con las teorías psicoanalíticas. Ya que si la observación es atinada, la conclusión de que
ciertos fenómenos observados parecen aproximarse a una teoría psicoanalítica también será atinada. Pero
la sensatez de la conclusión se ve afectada si la teoría, que es siempre una pre-concepción (hilera D),
colorea la selección de los hechos observados. El objeto de La Tabla es el de contribuir a desarrollar una
pre-concepción en el analista que no es directamente psicoanalítica de modo tal que las observaciones
hechas, no llevan necesariamente a aproximar a una teoría psicoanalítica. Pero si la pre-concepción es
psicoanalítica, existe claramente el riesgo de que las observaciones hechas bajo tal pre-concepción
parezcan aproximarse a una teoría psicoanalítica porque en realidad derivan de ella. Tal situación lleva al
razonamiento circular. No tengo objeciones al razonamiento circular y consideraré la naturaleza de sus
peligros más adelante. Por el momento supondré que es preferible evitar el razonamiento circular para
retomar la consideración de los enunciados. Estos, como ya he dicho, deben ser considerados como
transformaciones en el sentido que he empleado este término más arriba, pero a las características ya
descriptas, se agregará que deben tener el carácter de una teoría. En otras palabras, los objetos del estudio
psicoanalítico (los objetos psicoanalíticos) tienen las características que he ligado en el término
“transformación” y ahora también las características que deseo ligar en el término “teoría”. Por lo que a
continuación consideraré el término “teoría”.
Si nos referimos a la Tabla se verá que podía igualmente elegir el término “pre-concepción” (hilera
D) pero prefiero un término que pueda ser ubicado con propiedad en una categoría relativamente más
compleja y sofisticada.
La teoría, no importa lo que el enunciado (o la formulación) sea o qué características ha derivado
de su naturaleza como una transformación, nunca es correcta o incorrecta: sólo es significativa. Es mucha
la confusión que reina entre científicos, debido a que sostienen que las teorías son correctas o incorrectas
y por lo tanto, exigen ser revalidadas por la prueba empírica. Debo dejar claro que tal enfoque está
destinado al fracaso y que cualquier suposición sobre la que se base, debe ser reemplazada, en lo que se
refiere al psicoanálisis y en el contexto de estas consideraciones, por la suposición de que el objeto
psicoanalítico (= enunciado + transformación + teoría) debe ser considerado en sus aspectos teóricos
como si fuera una formulación que liga a una conjunción constante. Para aclarar mi punto, elegiré un
ejemplo extremo.
Un paciente, a pesar de haberse dado cuenta de que se aproximaba un coche, caminó hacia el
vehículo, fue atropellado y sufrió daños menores. Este resultado era aparentemente insospechado.
Muchos de sus enunciados me habían preparado para suponer que en aquel momento él se encontraba
dominado por la convicción de que era una flatulencia.
Los enunciados que llevaron a la aseveración de que él era una flatulencia, constituyen un ejemplo
de lo que quiero decir con “teoría”.
Desde el punto de vista del paciente, no se trataba de una teoría que necesitara validación para
probar la veracidad o falsedad del enunciado. (A partir de este momento supondré que el lector está al

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tanto del sentido especial con que uso el término “enunciado”). Según mi teoría del enunciado, él estaba
comprometido en establecer su significado. Además de esto, el “enunciado” no era sólo el relato verbal
que trataba de darme sino que, en mi opinión, era también (aunque yo no hubiera estado allí para verlo),
probablemente, el término correcto para aplicar al suceso mismo: era un enunciado imposible de distinguir
de entre los otros muchos enunciados de los cuales yo, en tanto su analista, soy testigo. Consideraré ahora
las implicaciones de considerar esto como un enunciado.
Tomemos primero el punto de que un enunciado nunca está bien o mal sino que sólo es
significativo. Cualquier punto de vista que sostenga que el episodio fue una prueba empírica de una
hipótesis lleva a un callejón sin salida. Pero si se lo considera como un enunciado destinado a ligar a una
conjunción constante y por lo tanto dar el primer paso hacia el establecimiento del significado de la
conjunción, entonces se aclaran algunos aspectos del episodio. El accidente y las conclusiones
concomitantes no agregan ni contribuyen a dar un significado al enunciado que dice que él es una
flatulencia. Para que tal contribución fuera posible se debería encontrar una realización que se aproxime a
dicho enunciado. En cuanto a esto, la situación no difiere mucho de la que presenta un enunciado muy
sofisticado tal como la fórmula matemática para la expansión de los gases. El hecho que el investigador
logre alcanzar el ómnibus, no agrega significado a la fórmula. Pero si estuviera por experimentar una
explosión, podría hacerlo. Mas en el ejemplo que di, la realización (el accidente de mi paciente) no se
aproximaba a la teoría. Tampoco la falseaba. Lo que se necesita es una realización que realmente se
aproxime a la teoría. Desde un punto de vista sano, o lo que generalmente se conoce como tal, no es
probable que el paciente encuentre en el mundo de la realidad externa, realización alguna que se aproxime
realmente al enunciado como para constituir significado; no hay nada que pueda ser apareado con su
pre-concepción para producir una concepción. Por lo tanto no puede darse ningún desarrollo del tipo del
que está representado en la Tabla por el eje vertical. Pero en el mundo de la realidad psíquica hay
realizaciones que se aproximan al enunciado del paciente.
Este hecho, reconocido por los psicoanalistas desde que Freud realizó sus descubrimientos, no
es suficientemente tomado en cuenta por el científico que considera que un solo hecho negativo puede
invalidar la teoría que este hecho contradice. Tal actitud ante una teoría no tiene en cuenta su significación
como un factor de crecimiento mental. Insisto sobre esto porque para el analista es esencial reconocer
esta cualidad del enunciado. El hecho de que un enunciado y toda teoría científica pueda tener su
correspondencia en una realización en el dominio de la realidad psíquica, es ignorado por el investigador
de las ciencias naturales porque él busca su aproximación en el mundo de las realizaciones físicas, y
porque teme y no le gusta, con distintos grados de intensidad, la existencia de una realización que se
aproxime dentro del dominio de la realidad psíquica. Esto era, con reservas, cierto en el caso de mi
paciente.
El enunciado de mi paciente, su relato del episodio y su despliegue de sentimientos al respecto,
requirieron una interpretación de mi parte. Brevemente, una parte de la interpretación fue que él creía que
era una flatulencia. Intenté que quedara claro que sus asociaciones indicaban la presencia de una fantasía
de que él era una flatulencia. Hasta donde yo podría decir, había dos obstáculos principales que impedían
que él entendiera esto: el primero era que implicaba el reconocimiento de un dominio al cual le temía; y el
segundo era que si él reconocía la realización (la fantasía) como una realización que se correspondía con
su enunciado, entonces otras personas, incluyéndome a mí, lo habrían considerarlo loco.
Obviamente que esto tiene sustancia, porque para un observador externo si él hubiera aceptado
que el enunciado no espera que la realidad externa provea de una realización que se le aproxime, hubiera

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concluido en que la explicación para el enunciado del paciente era que el paciente estaba loco. Dejando
de lado estos obstáculos, surge otro problema.
Si el enunciado de que el paciente es una flatulencia tiene como realización a la fantasía de que
él es una flatulencia, aparece una construcción lógica con la forma de un razonamiento circular. Es similar
a otro razonamiento típico en él: surgía que estaba enojado porque estaba deprimido. Por qué estaba
deprimido? Obviamente (era su opinión) porque estaba enojado. Y así sucesivamente. Por lo que me
referiré primero al razonamiento circular antes de tomar detalles más profundos de este episodio.
A través de las numerosas experiencias de razonamiento circular que tuve, estoy convencido de
que no hay mucho que objetar a su lógica, la cual involucra la aceptación de una teoría de causalidad, ya
que probablemente todo razonamiento lógico sea esencialmente circular. Desde el momento en que estoy
dispuesto a creer esto aún de los ejemplos clásicos de indagación lógica, siento que los fracasos de los
razonamientos circulares (tal como los de mi paciente) para conducir a cualquier tipo de desarrollo, deben
buscarse en algún otro aspecto que no sea su circularidad. Decidí que las dificultades que surgen
dependen (para extender el uso del círculo como modelo) de su diámetro. Si el argumento circular tiene
un diámetro lo suficientemente amplio, su carácter circular no es detectado y se pueden, en mi opinión y
tal como entiendo la curvatura del espacio, alcanzar descubrimientos provechosos . Pero la curvatura en
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el espacio, tal como yo la puedo entender, me provee de un modelo para la postulación de la existencia
de un razonamiento circular de un diámetro tan amplio que pueda conducir al desarrollo del pensamiento
y la personalidad. A la inversa, puede reducirse el diámetro en forma tal que el círculo desaparezca y sólo
quede un punto . De manera similar con el razonamiento circular. Reformulando esto en el caso de mi
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paciente, el razonamiento circular termina en el punto (puede no ser frívolo decir “en el punto del
argumento”) de que él es una flatulencia.
Trataré de aclarar este enunciado volviendo al paciente y dando más detalles acerca de lo que
ocurre cuando el razonamiento no es reducido de esta manera.
En mi trabajo sobre el pensar presentado en el Congreso de Edimburgo señalé la relación entre
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un “pensamiento” y un “no-pecho”. El pensamiento debe su génesis a la ausencia del objeto. Por falta de
tiempo no puedo entrar a considerar ahora la influencia que esto tiene en la naturaleza negativa de una
definición, pero debo señalar que el enunciado, en tanto elemento que liga a una conjunción constante,
implica al mismo tiempo que la conjunción constante no es ninguna de las conjunciones constantes que
ya habían sido ligadas.
En algunos casos, el no-pecho está indicado, por decirlo así, geométricamente. Es decir: el
equivalente matemático de un pensamiento es un punto, algo que marca el lugar donde está el pecho. De
manera similar, es una línea la que marca el lugar donde estaba el pene, ahora el lugar de un no-pene . Los
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sucesivos ataques al pecho, al no-pecho, al pensamiento (el lugar en el que estaba el pecho) están
repetidos en la más compleja combinación de pensamientos lógicamente combinados para formar un
razonamiento. Asistimos así al proceso de reducción del fructífero razonamiento circular que lleva al

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Bion está usando llamando la atención sobre fenómenos a gran escala usando un modelo de fuerte
pregnancia visual y apoyo en los modelos físicos relativistas. Así como no es posible detectar la curvatura
de la tierra por la información traída hasta nosotros a través de los sentidos, si la curvatura (en proporción
al diámetro) de un razonamiento circular fuera lo suficientemente grande como para no ser detectada por
nuestro aparato mental, el mismo podría llevar a descubrimientos. Este diámetro es el de la función de
integración y desintegración Ps-D.
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Este es el caso del Fanatismo tal como lo propuso Darío Sor y MR Senet en el libro homónimo
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Incluido en Volviendo a Pensar
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Como ya vimos, y al igual que muchas de las ideas acá presentadas, ésta esta extensamente desarrollada
en Transformaciones

Versión privada traducida por Leandro Stitzman ®


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crecimiento, el cual a través de las sucesivas disminuciones de su diámetro se va convirtiendo en el


razonamiento circular estéril hasta que su diámetro queda tan reducido que el círculo desaparece y sólo
queda en su lugar un punto.
Representa el enunciado “razonamiento circular” algo más que un elemento que puede ser
categorizado en un compartimento de la hilera C? De la respuesta a esto, depende la utilidad de ampliar
el modelo hasta incluir las ideas de diámetro. Como no estoy escribiendo un trabajo clínico, debo limitar el
material clínico a ilustraciones. Es por esto que prefiero que el lector no les conceda mayor importancia,
tomándolos como modelos, como parte de mi pensar; sin embargo espero que este pensar privado sirva
para la comunicación pública.
Una semana o diez días pasaron luego de que el episodio del accidente fuera producido en
análisis. El tiempo fue llenado con varias interpretaciones, incluyendo intentos de llamar su atención sobre
el argumento circular. No dije que era uno de diámetro pequeño pero tenía esto en mente. Pude también
señalarle su temor ante cualquier interpretación que desviara su atención hacia el hecho de que tenía dos
juicios distintos sobre los mismos hechos. Las interpretaciones no eran nuevas pero parecieron provocar
una respuesta en él. Sus enunciados significaron siendo más notables por su distancia de cualquier punto
(deseo que el lector comprenda que es una frase libre), que por cualquier intento de enfrentarse con el
punto. O (y ahora empleo mi modelo) el estaba enredado en un razonamiento circular cuyo diámetro estaba
determinado por la necesidad de no decir nada que pudiera acercarlo al centro del círculo.
Luego, sin volverse a referir al episodio después de haberlo mencionado por primera vez, dijo
que el conductor le había dicho que era un maldito idiota. Ahora me siento mejor, dijo. Consideré que eso
significaba que su progreso circular lo había traído al punto del círculo opuesto al enunciado acerca de
que el coche había chocado con él. Al menos en tiempo el razonamiento era un círculo de diámetro
medible. Pero durante el período del razonamiento circular, tuvimos la oportunidad de tener varias
interpretaciones incluyendo la de que él se sentía como si fuera una flatulencia. Pero lo que dije es que él
sentía que el accidente del coche era una relación sexual entre la flatulencia, y el coche y su conductor.
Dijo que se sentía mejor y agregó que sentía que se estaba volviendo loco.
El punto que me interesa ilustrar es que el razonamiento circular de diámetro pequeño, aunque
excluye la correspondencia o la correlación entre dos enunciados y es, por lo tanto, estéril, es preferible al
razonamiento circular de diámetro no muy ancho debido al riesgo de una correspondencia ente dos ideas
que es acompañado por un sentimiento de locura. Está implícita en esto la posibilidad de que deba haber
una distancia entre los enunciados correlativos si se quiere alcanzar y lograr significado. Si se teme “la
locura”, se soslaya la operación que conduce al significado. Por lo tanto, el argumento circular debe ser
de diámetro pequeño para excluir la conjunción de significado y el sentimiento de locura.
Mediante mi ilustración intenté indicar brevemente el valor de considerar los fenómenos del
psicoanálisis como enunciados (=transformaciones) que pueden ser evaluados refiriéndolos a las
categorías de la Tabla. Mi opinión es que de esta manera aumenta la precisión de las observaciones, lo
que les permite quedar más cerca de la teoría psicoanalítica. De esta forma la brecha que existe entre los
eventos que tienen lugar en un psicoanálisis y su interpretación se vuelve más fácil de salvar.
Para terminar, me referiré brevemente al juego psicoanalítico. Supongamos que al revisar el
trabajo de un día, el analista se encuentra satisfecho con las interpretaciones que hizo y piensa que éstas
se ajustan con un grado razonable de corrección a las necesidades del material. Puede entonces comparar
las categorías a las que ha asignado los enunciados de los pacientes con las categorías a las que asignaría

Versión privada traducida por Leandro Stitzman ®


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sus interpretaciones. A partir de aquí, puede pasar a considerar la naturaleza de la relación entre el material
y la interpretación.
Pero puede también asignar en forma arbitraria, ya sea a las interpretaciones o a los enunciados
del paciente, a una categoría diferente e intentar plantearse las implicancias de la categorización arbitraria.
Por ejemplo, puede ubicar una interpretación que piensa era correcta, en una hilera de la columna 2 (por
decir, D2) y luego preguntarse qué es lo que la interpretación estaría excluyendo si fuese correcta. El
analista puede plantearse ejercicios similares a este, no como una simple prueba a su ingenio, sino como
un método de ejercitar y desarrollar su capacidad intuitiva.

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